martes, 5 de febrero de 2013

"Nunca escribas de lo que no entiendas"






Me gusta leer la prensa. Quiero estar enterado de lo que sucede en mi ciudad, en mi país, en todo el planeta. La profesión de periodista merece todo mi reconocimiento y admiración...

... lo que no es óbice para que de vez en cuando, y muy especialmente en lo cuanto a temas relacionados con la salud se refiere, no me quede espantado de cómo se hace llegar determinada información a la población general. Ya vivimos, en tiempos de la famosa gripe A que nos parecen tan lejanos, cómo la forma de dar las noticias podía crear una innecesaria alarma social. De ello escribimos muchísimo, "en aquellos tiempos", en este blog. 

En el diario "El Mundo" se ha publicado un artículo sobre la necesidad del máximo rigor cuando de transmitir información sobre temas relacionados con la salud se trata. Bajo el nombre "Nunca escribas de lo que no entiendas", que he adoptado para titular esta entrada, el autor se hace eco de una noticia que ha corrido como la pólvora en los últimos días: el "descubrimiento" de una vacuna contra el Alzheimer. 

Dicha noticia se propagó por prensa escrita, radio y televisión  sin freno alguno y sin atender a los detalles: se trataba de un experimento realizado en doce ratones... La mitad recibió la intervención y la otra mitad constituían el grupo control. Querer inferir de un experimento tan limitado posibles tratamientos para esta gravísima enfermedad que afecta a tantos millones de personas en todo el planeta es una locura. Y proporcionar altavoces sin autocrítica a esta noticia es una irresponsabilidad ya que se hacen concebir falsas esperanzas a muchas personas.

En el blog de "El Mundo" donde se critica esta forma de hacer periodismo médico se habla de la necesidad de que, en el mundo del periodismo, como en otras profesiones, "se necesitan especialistas bien formados". Vamos, una especia de MIR periodístico. Totalmente de acuerdo.

Afortunadamente, muchos medios de comunicación tienen sus propios mecanismos de autorregulación. Uno de ellos es el "Defensor del lector"., y ya pusimos un ejemplo en este blog ("Recuperando (parte de) la fe perdida en el periodismo médico"). Pero es un mecanismo insuficiente, al requerir en primer lugar, que un lector se de cuenta de un error y, en segundo lugar, de que tenga las ganas de hacérselo saber al medio en cuestión. ¿Cuantas veces leemos noticias que nos parecen poco fiables y no se lo hacemos saber al diario en cuestión? La mayoría.

Ojalá reflexiones como las quedesde las páginas de salud del diario "El Mundo" se traduzcan en acciones quemejoren la calidad de la información sanitaria en los medios de comunicación general... empezando por el propio "El Mundo", que como otros periódicos contribuyó a propagar la noticia, como se le recuerda al autor del blog de este periódico en los comentarios al pie de su entrada


1 comentario:

Unknown dijo...

Buenos días, Cristóbal. Yo soy uno de los periodistas que entró al trapo, como se puede comprobar en el blog de mi programa: http://www.elblogdegestionasalud.blogspot.com.es/.

Creo que este fenómeno se explica por la presión del cierre, análoga a la presión asistencial que sufrís los médicos; la presión que ejercen las expectativas de un ensayo sobre una enfermedad de alcance; y la presión de la competencia ("si lo van a dar todos...").

Respecto a las razones dos y tres, en este caso ayudó -y mucho- que se organizó una presentación a los medios en toda regla, avalada por una publicación en una revista internacional. En ninguna de las críticas formuladas por médicos -e incluyo entre ellas la de José Luis de la Serna, que da pie a esta entrada- he visto una censura a Ramón Cacabelos por este motivo. Os centráis en el mensajero sin un reproche a la fuente.

Por otra parte, hacer demasiado hincapié en la especialización del periodista es ignorar la realidad de una profesión que se forma fundamentalmente con la práctica supervisada, igual que ocurre con los residentes en Medicina. Lo que principalmente falló aquí, en el lado de los medios, fue la supervisión. José Luis de la Serna tiene, tal vez, más que reprocharse a sí mismo -por cómo Crónica cubrió el asunto- que a sus colegas jóvenes de otros medios. Al fin y al cabo, creo que sigue siendo subdirector del periódico. En mi caso fallé yo, que dirijo y presento Gestiona Salud sin nadie por encima.

Un cordial saludo

Carlos