miércoles, 20 de noviembre de 2013

El techo de cristal: también en la ciencia, también en Pediatría


Nada debe ser casualidad, hasta las coincidencias repetidas. No tenía interiorizado el concepto TECHO DE CRISTAL en los estudios de género. Y en poco más de 24 hs lo he podido oir en dos conferencias de muy distinto corte (Universidad de Alicante y Ateneo de Alicante)... y ver cómo este pasado fin de semana El Mundo le dedicaba un especial a las 25 directivas españolas que han roto ese techo de cristal. 

Se denomina techo de cristal a la limitación velada del ascenso laboral de las mujeres al interior de las organizaciones. Se trata de un techo que limita sus carreras profesionales, difícil de traspasar y que les impide seguir avanzando. Es invisible porque no existen leyes o dispositivos sociales establecidos y oficiales que impongan una limitación explícita en la carrera laboral a las mujeres. 

A pesar de ocupar las mujeres hoy día mejores puestos y mayores oportunidades laborales, la condición de la mujer aún continúa limitada bajo la existencia de ciertos parámetros. El de techo de cristal impide a las mujeres pasar a un nivel mayor y tiene que ver con fenómenos de las mismas empresas y con la repartición del poder. Las mujeres ascienden hasta cierto nivel, pero los directivos generales, jefes de servicio, catedráticos de universidad suelen ser hombres y esto tiene varias causas
1) Que la propia empresa no les da responsabilidades mayores con el pretexto de ser más emocionales, o porque tienen hijos y anteponen la familia o el matrimonio o el hogar al trabajo. 
2) Que la propia mujer vive con culpa porque descuida áreas que al hombre no le significan problemas como si sus hijos se sienten abandonados (aunque tenga quien le resuelva el asunto como niñeras), como la carga de no contribuir a la estabilidad emocional de los hijos, o descuidar la pareja o, incluso, que pueda tener mayor sueldo que el marido, preocupaciones que nunca pasan por los hombres. 

El famoso techo de cristal también afecta a la ciencia. Por ejemplo:

- Los Premios Nacionales de Investigación de España que, en realidad, son 10 (aunque cada año se otorgan sólo cinco de ellos, alternando con el año siguiente) son unos premios otorgados por el Ministerio de Educación y Ciencia de España. En la última década, de 50 premiados, sólo lo han recibido cuatro mujeres: María Antonia Blasco en Biología, María Vallet en Ingeniería, MªÁngeles Durán en Derecho, Ciencias Económicas y Sociales y Aurora Egido en Humanidades.

- Los Premios Príncipe de Asturias de Ciencia y Tecnología se conceden desde el año 1981. En estos 32 años se han entregado también un total de 50 premios y sólo lo han recibido dos mujeres: Jane Goodall en el año 2003 y Linda Watkins en el año 2011 (en este caso compartido con David Julius y Baruch Minke como referentes mundiales de la Neurobiología sensorial). 

- En la Universidad española sólo el 13,7% de las cátedras universitarias están ocupadas por mujeres y el 17% de las plazas de profesores de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). 

-¿Y qué decir de Ginecología y Obstetricia y Pediatría, dos de las especialidades con mayor tasas de femenización en sus plantillas (y cada vez más en la elección de los residentes, tal como hemos comentado)? Hasta hace 2 años los datos anunciaban de que no había una sola catedrática en estas dos especialidades.

Y también a otras facetas. Ayer fue concedido el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes a la mexicana Elena Poniatowska y con ello se convierte así en la cuarta mujer que entra en el palmarés (después de Dulce María Loynaz, María Zambrano y Ana María Matute), palmarés que ha sido concedido a 35 hombres en este intervalo (desde su inicio en 1976 hasta la actualidad).

El concepto del techo de cristal es que la mujer ve el cielo y casi lo alcanza, pero no lo puede tocar, porque hay un techo que se lo impide; se está a un paso, pero no se llega. Porque ese techo (de cristal para las mujeres, de cemento para muchas personas) se rompa y con ello se rompa la injusticia, la incoherencia y la mediocridad... sin género y sin pausa. Este es un deseo para todos.

Y este es un deseo especialmente sensible en Pediatría, una especialidad donde disfrutamos con orgullo de un alto grado de feminización, y en donde la feminización no es un problema.

2 comentarios:

María Jesús Esparza dijo...

Gracias Javier, por tu elegancia con la palabra y por tu apoyo.

Teresa Bau dijo...

Gracias por poner en palabras esta discriminación que afecta a la mayoría de mujeres, sea en la profesión que sea. Un saludo.