lunes, 29 de diciembre de 2014

Efecto Rosenthal para regalar en Navidad… y en cada día del año


Uno puede presumir de pocas cosas en la vida (salvo que uno no sepa leer lo que significa fluir por la misma), pero hay dos bastante comunes para todos: la familia (especialmente los hijos, ese puente entre el ayer, el hoy y el mañana) y los amigos (esas personas "milagro", ángeles con una sola ala que llegan a nuestra vida cuando menos te lo esperas y como un regalo). Gracias a Dios, de ambos temas voy bien servido y saber leerlo me hace sentir feliz.

Uno de estos amigos que te hacen mejores es el Prof. Jaime Merino, Catedrático de Medicina Interna de la Universidad Miguel Hernández, médico, profesor y mil cosas más (como le gusta definirse). Desde hace un tiempo escribe una sección los domingos en Diario Información, bajo el título de “Área de descanso”. Hace un tiempo destaqué una de estas secciones en el blog, con el título de "La motivación en la vida, la motivación en el trabajo". Hoy destacamos la del pasado domingo, que él tituló como “Conocer la realidad y fijar metas realistas ayuda a ser feliz”. Y cuenta verdades como éstas…

“Los prejuicios nos engañan sobre la realidad. Acéptelo, y eso vale para las personas, las cosas o las circunstancias. Si está convencido que una ciudad es muy sucia, siempre que vaya a ella encontrará razones para reafirmarse en su idea. Si actúa pensando respecto a alguien: contigo no hay nada que hacer, no le quepa duda que con él nunca lo habrá. Si es persona no le gusta, la mirará peor, y la sentencia. La actuación de ser al revés: busque algo bueno en ella. Si le gusta interactuará de forma positiva con ella, le dará un feed back adecuado, y al final mejorará. 
¿Conoce qué es el efecto Rosenthal? Es un hallazgo basada en un experimento de un profesor americano. Define que actuar en positivo con los demás le ayuda a mejorar. Ese profesor, tras realizar unos exámenes en su clase hizo saber a todos quiénes eran los tres mejores alumnos (y lo hizo sin haber corregido los exámenes). Esos tres estudiantes, estimulados por lo dicho, y con la ayuda y/o la estima o buena valoración supuesta de los profesores del curso siguiente (que habían conocido esa información) se esforzaron y los demás les estimularon, lo que favoreció que este año si fueran realmente los mejores. La realidad es que cuando corrió los exámenes esos tres alumnos eran de la media. Este efecto se conoce como efecto Rosenthal. Y básicamente supone que actuar con alguien tratándole mejor de lo que es, le ayuda a ser mejor. Y donde quiero llegar es a que no etiquete en negativo. No haga el Rosenthal al revés…."

Decía Goethe: “Si tratas a un hombre como es, siempre será igual. Trátalo como debería ser y crecerá”. Cuanto más desarrolle su potencial más crecerá como persona, y cuanto más confías en él, más crece. Con frecuencia las metas son desafíos. Pero dice Edwin Lodge que "el desafío es clave para la satisfacción”.

Sin duda, pienso que en cada aspecto de la vida (y, sin duda, en el trabajo) hay que practicar el efecto Rosenthal.
Regalemos efecto Rosenthal en Navidad y en cada día del año… Como nos regala la vista estas preciosos fotografías (casi pinturas) del ruso Eduard Gordeev.

7 comentarios:

miguel dijo...

Menudo lujo que en el mismo post aparezcais Jaime Merino y tu, dos personas con las que he tenido la suerte de trabajar cerquita del mar. Y lo mejor de todo, con la oportunidad de seguir aprendiendo de vosotros día a día.

Hay dos efectos que considero esenciales para la mejora personal: el Rosenthal (con los demás) y el Wallenda (con uno mismo). El gran Chema Cepeda habla en este post del último efecto:
http://www.elefectopigmalion.com/abraza-el-fallo-y-evita-el-factor-wallenda/

El estímulo es necesario para mejorar y crecer, sin ese estímulo lo único que hacemos es desmotivar.

Gracias Javier. Un abrazo enorme
Miguel Angel

Javier González de Dios dijo...

Sea efecto Rosentahl o Wallenda, sea en Alicante o en Toledo, lo cierto es que la luz tiene que vencer a la sombra (también en la gestión de organizaciones). Somos muchos (y más) los que pensamos así...
Un abrazo (y otro a El Greco, si le ves por ahí).

Lola Alonso dijo...

Magnífico artículo y muy didáctico.
Es un honor poder leer y aprender de todo lo que compartes, con una sensibilidad exquisita, con toda claridad y con tanta convicción, que haces muy fácil las ganas de aprender, de pensar, de trabajar y llevarlo a la práctica en todos los campos de nuestra vida. Y lo haces muy ameno con tus conocimientos y saber hacer como escritor, enlazando literatura, arte, autores y mil temas más.
Gracias por tus palabras y generosidad.
Un gran abrazo.

mmn dijo...

Todo el mundo tiene algo sin desarrollar e incluso, a veces como muy bien sabéis, molesta que se destaque, por lo que hay gente que esconde sus cualidades para pasar desapercibido y no recibir ataques.
Besos a los dos

Unknown dijo...

Pues sin ningún tipo de prejuicio me voy a regalar el efecto Rosenthal.........¿sabes Javier que conocía "Rosenthal" por ser un tipo de vajillas "excelentes"....Quizás proceda de ahí el efecto Rosenthal

Unknown dijo...

Acabo de descubrir, navegando por estos blogs, una palabra nueva mágica y preciosa, de la mano de Chema Cepeda: "Serendipia": descubrimiento o hallazgo genial e inesperado, que no es fruto del azar (y que nos ayudará a crecer, añado yo).
Persigamos todos nuestra serendipia!!
(una pena que no lleve "k", Carmen sabe por qué lo digo)

Javier González de Dios dijo...

Hace 13 años, John Cusack y Kate Beckinsale vivieron una aventura serendipitiosa en una película con ese título, bajo la batuta de Peter Chelson y, curiosamente, también en Navidad... :-)