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martes, 15 de diciembre de 2015

La azitromicina, de campaña electoral



En los últimos meses estamos asistiendo a la publicación de diversos artículos sobre la presunta eficacia de la azitromicina para los cuadros más diversos. Destacan entre ellos la displasia broncopulmonar y la bronquiolitis aguda, enfermedad esta última que se presta al ensayo de todo tipo de tratamientos... todos ellos de demostrada ineficacia.

Desde "Evidencias en Pediatría" se han hecho diversos artículos valorados críticamente intentando poner las cosas en su sitio. Respecto a la presunta eficacia de este macrólido para disminuir la incidencia de displasia broncopulmonar se hizo un AVC y un comentario asociado. Y sobre su presunto efecto preventivo para los episodios de sibilancias recurrentes post-bronquiolitis, basado ¡en un estudio piloto! se repitió la misma jugada. Aquí está el AVC y su comentario asociado.

El caso es que la campaña - realmente parece una campaña - para buscar nuevas indicaciones para la azitromicina, más allá de su efecto antimicrobiano, no cesa. Recientemente se ha publicado en JAMA un ensayo clínico sobre - nuevamente - el efecto de la azitromicina administrada precozmente para la "prevención enfermedades respiratorias graves de vías bajas en niños en edad preescolar con historia previas de dichas enfermedades". Revista respetable - nada menos que JAMA - pero de nuevo es necesario leer detenidamente el artículo. Así, en la web RESPIRAR, del Grupo de Vías Respiratorias de la AEPap, podemos leer un acertado comentario crítico de Eduardo Ortega, codirector de "Evidencias en Pediatría", que transcribo tal cual:

"En resumen, un artículo con conclusiones débiles, que no cambiaría nuestra práctica habitual. Podría ser que a un subgrupo muy seleccionado de pacientes les fuera de utilidad, pero falta definirlos bien quiénes serían, y hoy por hoy no lo están. La metodología está bien hecha, buena aleatorización y el tto estadístico es correcto. Sin embargo los intervalos de confianza para la disminución del riesgo de infección grave del grupo de tratamiento respecto al grupo placebo son muy amplios. Para prevención de futuras infecciones de repetición graves (RTI) los NNTs van disminuyendo paulatinamente (NNT: para 1 RTI, 33; para 2 RTIs, 14; para 3 RTIs, 10; para 4 RTIs, 7. Como reconocen los autores es posible que esta disminución del los NNT en infecciones de repetición pudiera ser debida a la selección de pacientes con alguna respuesta y formarían un subgrupo aparte (que probablemente estén reinfectados por gérmenes sensibles a azitromicina), que en principio no se podrían seleccionar. No es recomendable realizar cambios en nuestra práctica habitual según este artículo". Yo añadiría que es conveniente ise al final del ensayo clínico y leer la declaración de conflictos de intereses de los autores del estudio.

¿Qué podemos hacer los pediatras ante la publicación de estos estudios? Nunca insistiremos lo suficiente en la necesidad de adquirir herramientas de lectura crítica para que no intenten darnos gato por liebre. Ante la publicación de espectaculares estudios en revistas de presunto prestigio, no debemos dejarnos deslumbrar por lo que leemos... sino irnos a las secciones de "material y métodos" y "resultados". Y saberlas interpretar. Podemos asistir, respecto a la azitromicina, al mismo resultado que en su día se obtuvo con montelukast: que se produzca una prescripción exagerada del fármaco en cuestión cuando su eficacia no ha sido probada o - peor aún- cuando lo que ha sido demostrada es su ineficacia.

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