miércoles, 29 de agosto de 2018

El amarillismo periodístico (y 2): el hoy de Redacción Médica y otros


Podemos leer en Wikipedia la definición de prensa amarilla: “Es un tipo de periodismo que presenta noticias con titulares llamativos, escandalosos o exagerados para tratar de aumentar sus ventas, aunque por lo general estas noticias no cuenten con ninguna evidencia (o escasas) y sin una investigación bien definida”. 

El término se originó durante la “batalla periodística” entre el diario New York World de Joseph Pulitzer y el New York Journal de William Randolph Hearts y que ocurrió entre 1895 y 1898, tal como explicamos en el post previo. Fue el periódico New York Press el que acuño el término “amarillismo periodístico” para definir el trabajo de los personajes previos y a ello contribuyó el éxito del personaje The Yellow Kid en ambos diarios. Este mismo diario elaboró en 1989 el artículo “We called then Yellow because they are yellow” (el título es un juego de palabras, pues “yellow” en inglés significa tanto amarillo como cruel y cobarde). 

Ejemplos de prensa amarilla existe en todos los países y en todos los entornos. Y se ha extendido a otros medios de comunicación, con la televisión como paradigma. En ocasiones hay una comunión entre los que emiten el mensaje y los que lo reciben, con sintonía en algunos factores como: 1) el gusto por el entretenimiento extremo por encima de la veracidad; 2) el gusto por los enfoques transgresores, sin reparar en aspectos éticos, morales o de valores; 3) la preferencia por las narrativas de acción en desmedro de una actitud más analítica. 

Y así es como hasta los estudiantes de periodismo han estudiado, de forma simplista pero real, las dos categorías de periódicos: el serio y el amarillista (aunque hoy los límites hasta son más difíciles de determinar) 
- El periodismo serio se caracteriza por la calidad de sus informaciones y de sus textos, que se publicaban cuando tenían detrás de sí al menos dos fuentes contrastadas, y que persiguen informar al lector a través de la razón. Ejemplos son The New York Times, The Washington Post, Frankfurter Allgemeine, Le Monde, El País, El Mundo, etc. 
- El periodismo amarillista se caracteriza por buscar el sentimiento del lector, del que se busca una reacción inmediata, bien a través de los titulares o de los temas (las polémicas son un gran lugar de encuentro), sin que la constatación de que el rigor de la noticia sea clave. Ejemplos son The Sun, Der Bild, o extinta prensa de sucesos (El Caso) o revistas del corazón. 

Lo que más molesta es que este tipo de dicotomía se plantee también entre el periodismo especializado y, en concreto, en el periodismo sanitario. He tenido la oportunidad de colaborar y formar parte de noticias de prestigiosos rotativos como Diario Médico, Gaceta Sanitaria, Diario Farmacéutico, por citar algunos. Pero una reciente experiencia con el rotativo Redacción Médica me lleva a expresar los hechos, los valores y los deberes de esta vivencia que, desgraciadamente, afecta a más profesionales que al que esto suscribe. 

El 3 de noviembre aparece una noticia en Redacción Médica con este titular, “La AEP se disculpa tras 'meterse en un jardín' con la educación en Cataluña”, y en el que hay una mención expresa a mi persona (con nombre y apellidos), sin que en ningún momento el periodista contactara conmigo para contrastar los hechos en relación con un post personal publicado el día previo en el blog Pediatría basada en pruebas por título “El oxímoron de la educación en las escuelas en catalán”, un post, como todos los que realizo, basado en pruebas (cual es el título del blog, pues las evidencias me acompañan en mi carrera profesional y muchos otros matices, pero esa no es la cuestión), y que recibió algún insulto sectario -pocos y maleducados- de un pequeño número de pediatras desde Cataluña con una diferente visión de una realidad que conozco bien, pero que salvo los insultos no contrastaron con otras pruebas que desmintieran lo allí expresado.

Parece ser que la polémica en Twitter agudiza el sentido de algún periodista de este diario (luego comentaremos que hay toda una sección dedicada a ello), por lo que sacaron la noticia previa en busca de urgar en la herida (y si es posible remover la suciedad) y con una serie de errores como son: 
- La AEP no tuvo nada que ver con el contenido, pues el contenido apareció en el blog Pediatría basada en pruebas y en su cabecera indica: "Blog personal, no ligado a ninguna Sociedad científica profesional". Hay muchos "retuits" y "compartir" que pueden aparecer en determinados foros y no tener nada que ver con ellos, salvo que alguien quiera sacar las cosas de quicio.
- En el final del artículo se indica "su autor es Javier González de Dios, especialista del Hospital General de Alicante y coeditor de la revista Evidencias en Pediatría. Hasta el momento, no se ha manifestado sobre la conveniencia o no de su polémico artículo" tiene un error craso, pues hace ya 5 años que no soy coeditor de la revista Evidencias en Pediatría (relación que, como explico adelante, no tiene ningún sentido).
- Y sobre la conveniencia de mi artículo, solo puedo reafirmarme, como lo hice en mi segundo post y como lo hago día a día ante los secesionistas y ante cualquier forma de maltrato infantil (también respecto a la educación programada): ellos, unos pocos pediatras -pocos, muy pocos y ruidosos - quisieron implicar a la AEP en esto y matar al mensajero. Aquí mi post aclaratorio bajo el título “La diferencia entre un blog personal y la opinión de un sociedad científica”.

Han pasado nueve meses de estos hechos y he podido analizar reposadamente la tendencia amarillista de este periódico sanitario en publicar los “zascas” que tanto gustan en los patios de vecinos y tan poco en la información de un medio científico. Los hay para todos los gustos, pero con una sistemática similar: les gusta los entrecomillados en el titular o texto con un lenguaje de andar por casa (en la noticia que me implica, lo de “meterse en un jardín” es muy poco respetable para mi persona y para la AEP), se fundamenta en las polémicas alrededor de Twitter y otras redes sociales (copiando frases y fotos en muchas ocasiones) y es posible que los aludidos nunca sean consultados sobre la conveniencia (o veracidad) de lo expuesto.

Expongo algunos ejemplos, que hay para todos los gustos: 
- Twitter explota con la opinión de un ginecólogo sobre los partos en casa.
- Dura muestra de machismo en la sanidad: "Este coñito está perfectamente”.
- Los pediatras 'ponen en su sitio' a un conocido 'influencer antivacunas'.
- Un pediatra desmonta la última chorrada de moda para que los bebés duerman.
- #EnPijamaAcurrar, la respuesta enfermera contra los disfraces sexistas. 
- Polémica por una receta con sello oficial que prescribe homeopatía.

Pero sobre esta polémica la propia Asociación Española de Pediatría (AEP), que en seguida se desligó de mi post (pues nada tenía que ver, lógicamente), tampoco sale bien parada y sirvan estos tres enlaces de muestra:
- Dura polémica: Pediatría "no ha pedido perdón" por "matar" a miles de niños.
- La AEP avala un manual que defiende las pseudoterapias.
- Jaleo por vincular vacunas y galletas Dinosaurus con ‘sobornos’ y Pediatría.

Y hay todas las que queráis, pues la mayoría de ellas vienen de una sección que llaman “Vírico” y que se puede seguir en Facebook o en Twitter, y si os dais una vuelta veréis que dejan a a la altura del betún a Pulitzer y Hearst (es lo que tienen las nuevas tecnologías…). 

Reposado mi malestar en aquel noviembre de 2017 y revisado la trayectoria de este diario, me puse con contacto con ellos hace un mes, pues en el Código Deontológico de la revista indica (en su versión Ecuador, pues no he encontrado lo anterior en su versión España): “j) Cuando se hubiere cometido un error, SANITARIA2000 ECUADOR S.A. deberá reconocerlo y ofrecer a sus lectores la redacción adecuada y sus disculpas. Cuando se reciban solicitudes de aclaración, rectificación o réplica, se debe verificar si el reclamo tiene razón de ser y si la respuesta es positiva debe atenderse cuanto antes lo solicitado”. 

Mi réplica tuvo lugar en junio de este año por correo electrónico a la revista y la respuesta de su Director de publicaciones fue que “nuevas formas de comunicación, como blogs, redes sociales y otros medios 'nuevos', que a nuestro juicio reflejan la realidad de manera tan fidedigna como otras vías tradicionales que conocíamos hasta ahora, y creemos que en muchas ocasiones no requieren de un 'recontacto' con la fuente para corroborar lo allí vertido por los propios protagonistas del sector sanitario”.

Estos son los hechos acaecidos contra mi persona (y otras) en este medio de comunicación sanitario. Estos son sus valores del periodismo y mis valores como profesional y ciudadano: bien diferentes. Nadie pone en juicio la libertad de prensa, mientras no se vulnere el respeto a las personas. Recordemos que tradicionalmente se dice que "por la boca muere el pez" (uso ahora también el famoso entrecomillado), pero hoy podemos morir por el tweet mal digerido. Y si no, que se lo digan a algunos políticos o personajes públicos…

Y cada uno sabrá sus deberes. Los míos ya están en camino… y es denunciar este tipo de prensa, que a nadie beneficia. Porque además es cuestión de tiempo que tu nombre (amigo lector) también aparezca y sin tu permiso ni constatación de veracidad. Porque ya se definió hace 120 años: “We called then Yellow because they are yellow”. Y no hay nada nuevo sobre la faz de la tierra: “Piensen en un buen titular que yo fabrico la noticia” Hearst/Pulitzer

Está claro que entre unos y otros me van a hacer coger manía a un color que estimaba: el amarillo.

No hay comentarios: