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miércoles, 31 de marzo de 2021

European Resuscitation Council Guidelines 2021: Pediatric Life Support


The European Resuscitation Council (ERC) es el Consejo Interdisciplinario Europeo de Medicina de Reanimación y Atención Médica de Emergencia, que fue establecido en 1989 y cuyo objetivo es "preservar la vida humana poniendo a disposición de todos la reanimación cardiopulmonar de alta calidad". 

Sus guías de práctica clínica (guidelines) son esperadas cada año con gran interés. Y acaban de aparecer las correspondientes al año 2021. Aquí os dejamos los enlaces a los principales documentos: 

Pero los que más nos interesan como pediatras es el documento: 

Son 61 páginas de un documento que cabe leer y revisar con detenimiento para conocer los fundamentos actualizados de la reanimación cardiopulmonar pediátrica (de 0 a 18 años, exceptuando recién nacidos en el momento del parto). Pero en el cabe destacar los 5 mensajes clave de este nuevo documento y que vienen expuestos en esta tabla


Y este documento complementa el publicado recientemente en el blog sobre "Reanimación cardiopulmonar pediátrica en tiempos de la COVID-19"

lunes, 29 de marzo de 2021

El regreso a las escuelas durante la pandemia COVID-19: ya más respuestas que dudas


He podido participar en los últimos meses en cuatro eventos con sociedades pediátricas de México con el tema que relaciona escuelas, infancia y pandemia COVID-19: en septiembre 2020 con el Colegio de Pediatría de Yucatán A.C., en octubre 2020 con el Colegio de Pediatría de Guanajuato y CIBERPEDS y también con el Colegio de Pediatría de Puebla; y este marzo de 2021 acabamos de volver a participar en el Colegio de Pediatría de Guanajuato con el tema “REGRESO A LAS ESCUELAS DURANTE LA PANDEMIA COVID-19”

Mientras las tres primeras ponencias exponían los protocolos de actuación del Ministerio de Sanidad y del Ministerio de Educación en España, aún con más preguntas que respuestas, esta última exposición, tras medio año de una feliz experiencia al respecto, podemos dar más respuestas que preguntas. Porque los datos objetivos que ya podemos exponer sobre la transmisión de la infección por SARS-CoV-2 en la infancia en las escuelas, así como el impacto de la enfermedad COVID-19 en la infancia y adolescencia, en el profesorado y en la sociedad, nos permiten tomar una clara posición hacia un derecho irrenunciable: que la vuelta a una escuela segura, saludable y sostenible es posible. Y no solo es posible, es necesaria y es una obligación que todos los políticos, gestores, educadores y sanitarios (con los pediatras a la cabeza) deben defender. 

Se realizó en septiembre de 2020 un esfuerzo importante en el desarrollo de los protocolos (y en sus varias actualizaciones posteriores) de actuación desde el Ministerio de Educación (y sus consejerías) y desde el Ministerio de Salud (y sus consejerías), bajo dos premisas esenciales: 
 1) Reconocer la importancia de la escolarización en la infancia, con repercusiones positivas en las esferas educativas, emocionales y sociales. Y estos efectos beneficiosos de la escolarización son especialmente apreciables en la población infantojuvenil más vulnerable (y/o con patología crónica y compleja) y en aquellos con necesidades de educación especial. 
 2) Aplicar lo aprendido de la transmisión del virus SARS-CoV-2 en la infancia durante estos meses previos. Y vamos conociendo algunos hechos ya no cuestionables: a) los niños, y especialmente los menores de 10 años, no contribuyen significativamente a la dinámica de la epidemia de SARS-CoV-2; b) la tasa de ataque secundario de los niños es muy baja y la agrupación de casos iniciados por un caso pediátrico son raros; c) los datos epidemiológicos sugieren que un niño expuesto a un caso infeccioso tiene menos probabilidades de infectarse que un adulto; d) los niños infectados tienen más probabilidades de estar asintomáticos o con sintomatología leve y la hospitalización de formas graves es rara. 

Porque en este tema hacen falta muchas razones y pocas pasiones, combinar la ciencia con la conciencia, así como la Medicina Apropiada, entendiendo como tal la suma de lo mejor de la Medicina basada en la evidencia (MBE, que son las pruebas científicas) con lo mejor de la Evidencia basada en la medicina (EBM, que es la experiencia clínica) que indican estos datos en España desde que comenzó la pandemia, hace más de un año ya: 

- Según los datos del Ministerio de Sanidad de España (a fecha 17/03/3021) en España se contabilizan casi 3 millones de casos de enfermedad COVID-19: ingresados 216.133 (7,5% del total), 19.583 en UCI (0,7% del total) y fallecidos 43.285 (1,5% del total) 

- Las estadísticas en menores de 15 años son las siguientes: 
a) Respecto al número de casos: 375.759 (12,6% del total), distribuidos 1,2% en < 2 años, 1,9% entre 2-4 años y 9,5% entre 5-14 años 
b) Respecto al número de hospitalizaciones: 2.392 (1,1% del total), distribuidos en < 2 años el 2,5%, entre 2-4 años el 0,6% y entre 5-14 años el 0,4% 
c) Respecto al número de ingresos en UCIP: 114 (0,5% del total) 
d) Respecto al número de fallecidos: 6 (0,13%0 del total) 

- El contagio ocurre principalmente en el domicilio, seguido del entorno social. El entorno escolar es el ámbito de exposición menos frecuente: solo es responsable del 1,9% de todos los casos de COVID-19) 
- Gracias al esfuerzo de toda la comunidad educativa, los centros han podido mantenerse abiertos en España desde que se abrieron en septiembre y la situación ha sido de normalidad, teniendo en cuenta la pandemia que estamos padeciendo (incluido en la terrible tercera ola). Y consta lo siguiente: 
a) Desde que comenzó el curso, el 98% de las aulas ha estado funcionando con normalidad, puesto que en ningún momento se ha superado el 2% de aulas confinadas, según la información aportada por las Comunidades Autónomas 
b) Los últimos datos disponibles, de 9/03/2021 indican que estaba confinado apenas el 0,5% del total de los grupos, confirmando la tendencia a la baja 

Y estos datos son consistentes en los muchos países donde se ha analizado. Y todo esto sin vacunación. Porque la vacunación de la COVID-19 comenzó en España el 27 de diciembre de 2020, y estos tres meses solo se ha vacunado el 4-5% de la población (sabido es que el ritmo es en la mayoría de los países más lenta de lo previsto y deseable), por lo que la vacunación ni es, ni debe ser condición para la vuelta a las escuelas. La vacunación del mayor número de personas (y especialmente llegar a un porcentaje que permita una inmunidad colectiva) será buena para todo y para todos, también para las escuelas, pero se ha demostrado que se pueden (y se deben) abrir sin esperar a ello. 

Los pediatras somos valedores esenciales de la salud en la infancia y adolescencia. Y la salud incluye los aspectos de bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedad. Y estos se integran perfectamente en la interrelación pandemia por coronavirus, escuelas y protocolos de actuación. 

Si tuviera que destacar un proceso organizativo clave en España durante este año de pandemia destacaría la vuelta a la escuela segura, saludable y sostenible. El cierre proactivo de los centros educativos como medida para controlar la transmisión ha demostrado ser poco efectiva de manera aislada y tener un impacto negativo a nivel de desarrollo y educación de la población en etapa de aprendizaje. Y de esto, puedo asegurar que ningún pediatra en España tiene la menor duda ahora, tras la positiva experiencia vivida: cuando en la terrible tercera ola de enero y febrero todo estaba cerrada, las escuelas permanecieron abiertas en su totalidad con total seguridad para la infancia, el profesorado y se ha conseguido un perfecto control de la misma con el resto de medidas. Porque los niños son los últimos responsables de la COVID-19 y deben ser las últimas víctimas. Y porque la infancia es un ejemplo de bien hacer y cumplimiento de las normas: un ejemplo para los adultos. 

Y lo que nunca, nunca, debiéramos admitir es que se permitan abrir restaurantes, gimnasios y cines, mientras se mantienen cerradas las escuelas. Si admitimos eso como pediatras, somos parte de la injusticia, incoherencia y mediocridad de las medidas adoptadas por los políticos de turno. 

Y vale recordar una frase de cine de la maravillosa película canadiense Profesor Lazhar (Philippe Falardeau, 2011): “Un aula es un lugar para la amistad, el trabajo y la cortesía. Un lugar lleno de vida al que le dedicas tu vida y en el que te dan su vida“. Y las aulas, aún en estos distópicos momentos de pandemia, siguen llenas de vida. No de muerte, ni de infección ni de pandemia. 

Ojalá los datos objetivos que he intentado transmitir de la experiencia tan positiva en España sirva a los queridos pediatras mexicanos para liderar un cambio: se trata de la salud física, mental y social de la infancia y adolescencia, nuestra razón de ser. Y porque ahora mismo hay un S.O.S. de UNICEF, pues 170 millones de niños en el mundo llevan un año sin acudir a la escuela: son 14 países, de los cuales 9 corresponden a América Latina y Caribe. 

Abajo os dejamos la ponencia y en este enlace, el panel en el que participé a través de Facebook Live con los doctores mexicanos, Alejandro Macías Hernando, Fortino Solórzano Santos, con la moderación del Dr. Javier Castellanos Martínez.



  https://www.facebook.com/102238801938626/videos/903188183778459/

sábado, 27 de marzo de 2021

Cine y Pediatría (585). Pequeños gigantes… que se llaman por su nombre

 

La temática gay en la adolescencia se ha visto reflejada en Cine y Pediatría ya en películas de diferentes latitudes: la canadiense C.R.A.Z.Y. (Jean-Marc Vallée, 2005), la española A escondidas (Mikel Rueda, 2014), la rusa Children 404 (Askold Kurov , Pavel Loparev, 2014), la francesa Cuando tienes 17 años (André Téchiné, 2016), la islandesa Hearstone: Corazones de piedra (Gudmundur Arnar Gudmudsson, 2016), la estadounidense Con Amor, Simón (Greg Berlanti, 2018). Y hoy se suman dos más, dos películas de cine independiente que conservan su título original en las pantallas de nuestro país: la italiana Call Me by Your Name y la canadiense Giant Little Ones. Dos películas de iniciación con la orientación sexual como bandera y con críticas diversas entre la ética y la estética, pero, sin duda, dos películas desde el respeto al tema tratado. 

Call Me by Your Name (Luca Guadagnino, 2017) es la adaptación cinematográfica de la novela homónima del estadounidense André Aciman, publicada en el año 2007 y que narra un romance entre un joven italiano y judío de 17 años, Elio, y un estudiante estadounidense y judío de veinticuatro años, Oliver. Las incontables críticas positivas llevaron a esta novela a ganar el premio literario Lambda, el mayor certamen de ficción LGBTIQ. Y la película es fiel a la novela, y se ambienta en el verano de 1983 en algún lugar del norte de Italia (grabada en la provincia de Cremona) donde Oliver (Armie Hammer) llega a la casa de la campiña como ayudante del padre de Elio, un profesor de arqueología. 

La película nos traslada, en un largo metraje de 130 minutos, al brillo y la pereza del verano, entre los baños del río y los paseos en bicicleta, acompañados del sonido del agua, las chicharras y las campanas de la iglesia, tiempo de canciones de transistor y de frutas del tiempo, con sus amaneceres y atardeceres, con el calor externo e interno de un verano que trastornó los sentimientos de Elio (Timothée Chalamet, fantástico en su papel). Porque finalmente Oliver ocupa durante su estancia la habitación de Elio, y con el paso de los días acaba ocupando unas pulsiones que sobrepasan la amistad, sensualidad entre bañadores, donde nuestro adolescente se debate entre el flirteo con Marzia, una amiga francesa, y la progresiva obsesión por Oliver. Y aunque éste intenta evitar caer en la seducción en sus paseos al campo con Elio (“Vámonos…Me conozco. Y hemos sido buenos. No hemos hecho nada de lo que avergonzarnos, y eso es bueno”), finalmente surge una especial relación con el roce de manos, de pies, de labios y de miradas, y ese especial respeto de la cámara a la pasión de los cuerpos. Y la declaración de Oliver: “Llámame por tu nombre y yo te llamaré por el mío”. 

Pero todo verano llega a su fin. Y también esos especiales amores que cambian una vida. Por fortuna, Elio tiene una familia particularmente comprensible y basta entender la dimensión de estas palabras que le regala su padre: “El modo de vivir tu vida solo depende de ti. Recuérdalo. El corazón y el cuerpo solo se nos concede una vez. Y, antes de que te des cuenta, tienes el corazón desgastado. Respecto al cuerpo, llega un momento en que nadie se fija en él, y aún menos quieren acercarse a él. Ahora mismo hay sufrimiento. Dolor. No aniquiles con él el placer que has sentido”. Y con el invierno llega una llamada de teléfono de Oliver. Y ese final con un primer plano mantenido de Elio frente a la chimenea, mientras sus padres preparan al fondo la mesa para la celebración del Janucá, la fiesta de las luces hebrea, y suena la canción “Visions of Gideon” de Sufjan Stevens. 

Es cierto que Call Me by Your Name nos cuenta algo ya conocido como es el despertar sexual de la adolescencia, en este caso un amor homosexual. Pero su importancia reside en la forma de contarlo, con más lirismo y respeto del habitual, lo que para muchos ha resultado una absoluta delicia que mantiene hipnotizado al espectador, aunque para otros haya pecado de un excesivo metraje sin excesivas novedades. Lo que nadie duda es que si es una película de temática gay que no juzga y nos deja una sensación de bienestar similar a esas brisas inesperadas en una volcánica tarde de verano. Algunos la sitúan como una de las mejores películas románticas de los últimos años y buena prueba de ello fueron sus cuatro candidaturas a los Oscar, incluyendo Mejor película, actor principal, canción original y guion adaptado (que fue el Oscar que consiguió por la labor de James Ivory, conocido director de películas como Una habitación con vistas, Regreso a Howards End o Lo que queda del día). Una película que cabe disfrutar, como siempre, en su versión original, pues el inglés, el italiano y el francés fluye entre nuestros protagonistas para llamarse por su nombre en el misterio del amor. 

Giant Little Ones (Keith Behrman, 2018) es una película menor con un valor mayor al de su limitada popularidad. Franky (Josh Wiggins) y Ballas (Darren Mann) son buenos amigos desde la infancia, pero tras una noche de excesos en la fiesta del 17 cumpleaños de Franky, tienen un inesperado encuentro que altera gravemente su amistad, sus vidas y a sus familias. Ninguno de ellos se considera homosexual, pero Ballas, incitado por su novia, expande la historia de que fue Franky el que le acosó aquella noche. Marginado por sus compañeros, Franky se refugia en la amistad de la hostil Natasha (Taylor Hickson), la hermana menor de Ballas, de quién rápidamente se enamora. Pero Ballas le dice a su hermana: “Creo que solo te está usando para demostrar que es hetero”

Y mientras Frankie se enfrenta, durante esa etapa de descubrimiento que es la adolescencia, a una ambigüedad sexual llena de dudas, encuentra en su camino de aceptación a dos personajes especiales: una amiga y su padre. Porque la mejor amiga de Franky, Mouse (Niamh Wilson), es una chica tomboy empeñada en conocer todo sobre los penes, y se nos muestra como una brisa de aire fresco en su vida. Mientras que su padre (Kyle MacLahlan), quien se divorció de su madre (Maria Bello) tras descubrir su homosexualidad bien entrado el matrimonio, ha tenido una relación difícil con su hijo, pero acaba por comprenderle, sobre todo cuando su hijo le dice: “No quiero cometer los mismos errores que tú”

Y Giant Little Ones nos regala esa sonrisa final de Franky mientras pedalea por la noche y lanza bengalas al cielo, un misterioso final que es todo un interrogante abierto a cualquier posibilidad. Porque esta película es una sorprendente declaración de principios que deberían regir nuestra forma de relacionarnos con las demás personas y con un objetivo: buscar la felicidad con el respeto a todas las diferencias. Y más si de amor se trata. 

Y de eso se trata. De respeto y de amor en la orientación sexual de cada persona. Porque los adolescentes siempre son pequeños gigantes… y puede que se llamen por su nombre. Y estas dos películas nos lo recuerdan. Y sus dos finales nos dejan preguntas y sentimientos por responder.

 

miércoles, 24 de marzo de 2021

Reanimación cardiopulmonar pediátrica en tiempos de la COVID-19


En el escenario actual de pandemia COVID-19 han cambiado muchas cosas en todos los aspectos. También en la sanidad y, entre ellas, la práctica de la reanimación cardiopulmonar (RCP) requiere modificaciones en los protocolos y cabe tomar una serie de medidas de seguridad y precauciones para evitar el riesgo de infección. La adaptación de las recomendaciones tendrá el objetivo de que la víctima reciba la mejor atención sin comprometer la seguridad del reanimador. 

Teniendo en cuenta el desafío que plantea la atención a la infancia con infección por COVID-19 y los riesgos, tanto para el paciente como los profesionales sanitarios, el Grupo Español de Reanimación Cardiopulmonar Pediátrica y Neonatal (RCPPyN) ha considerado necesario adaptar las guías actuales de RCP avanzada, en caso de que un niño sufra una parada cardiorrespiratoria (PCR). 

En principio, ante la valoración intrahospitalaria de un paciente con infección sospechada o confirmada por COVID-19 cabe cambiar el clásico protocolo ABCDE por el D-ABCDE, donde no cabe olvidar la D de “danger” en relación con la inicial protección ante la exposición y el análisis del entorno. 


En caso de PCR, el número de reanimadores se limitará a un máximo de cuatro personas. La distribución de reanimadores recomendada es: 
- Líder: coordinación y supervisión de EPI. 
- Líder + reanimador 2: vía aérea y ventilación. 
- Reanimador 3: compresiones torácicas. 
- Reanimador 4: administración de fármacos y líquidos y registro de eventos. 

En el documento adjunto se puede consultar la propuesta de adaptación de las recomendaciones de RCP pediátrica avanzada a la infección por coronavirus del Grupo Español de RCPPyN.
 

lunes, 22 de marzo de 2021

El panorama de la pandemia COVID-19 en España previo a la cuarta ola


Cuando apenas estamos disfrutando de unos días o semanas de relativo control de la tercera ola de la pandemia por COVID-19 en España, ya estamos esperando la cuarta ola en breve. Los datos así lo muestran. En Europa, llevamos varias semanas observando cómo los casos han repuntado, lo que hace indicar que tarde o temprano ese incremento puede llegar a nuestro país. Además, la incidencia acumulada a 14 días por 100.000 habitantes se ha estancado en la última semana, estando en torno a 130 todos los días. Esto hace prever que la tendencia a la baja ha finalizado y el próximo cambio en la curva será hacia arriba. Pero hay otro indicador que hace pensar que la cuarta ola está próxima: y es que en 22 provincias españolas los casos han subido en la última semana. Y con la Semana Santa a la vista…. 

Hace un año, con el inicio de la primavera 2020, nos enfrentamos a uno de los confinamientos más severos del mundo. Hoy, con el inicio de la primavera 2021, se nos plantean las dudas con el devenir de la pandemia ante la marcha de los lentos programas de vacunación y el acelerado camino de las nuevas variantes del coronavirus. 

A) Vacunación frente a la COVID-19 

Actualmente han recibido las dos dosis de vacuna un 4% del total de la población española, y eso tras más de tres meses de programa de vacunación. Al comienzo de esta estrategia desde el Ministerio de Sanidad se declaró que en el mes de julio un 70% de la población española estaría vacunada, asegurando un porcentaje que permitiera hablar de protección colectiva y quizás salvar el verano, la época clave del turismo y de la economía española. Cuando esta declaración la hizo el Sr. Illa cabía pensar que, en base a su trayectoria de no dar una en el clavo, esto no se iba a cumplir. Pero lo que no pensamos es que estaríamos a años luz de su nula y mal asesorada gestión en sanidad. 

Y está claro que el problema principal no son las ganas, sino el desabastecimiento por parte de los laboratorios. Algo que es general, pero que no hace que la política de vacunación sea igual ni por países ni por comunidades autónomas de España. Así, a fecha de 18 de marzo de 2021, Israel se posicionaba como el país con una mayor cobertura de vacunación contra la COVID-19, con más de 111 dosis administradas por cada 100 habitantes; le siguen Emiratos Árabes Unidos y Chile con 70,6 y 42,5 respectivamente. España cuenta con 12,7 dosis por cada 100 personas, aunque con algunas variaciones regionales: por comunidad autónoma, la tasa de vacunación contra el coronavirus alcanza las 17,4 dosis en Asturias, mientas que la de Baleares rondaba las 9,7 dosis. 

Y si éramos pocos, va y aparecen las inevitables alarmas de eventos adversos (porque todos los fármacos - y entre ellos las vacunas - van asociadas a eventos adversos, si bien mayoritariamente leves y transitorios). En la última semana nos hemos enfrentado a las noticias alrededor de la vacuna de AstraZeneca: la notificación de casos de trombosis de senos venosos cerebrales, con la particularidad de ir asociadas a una disminución del número de plaquetas en sangre, lo que sugeriría una activación anormal del sistema de la coagulación. El Ministerio de Sanidad y todas las organizaciones sanitarias están informando con absoluto rigor, rapidez y transparencia de los acontecimientos: 
- 16 de marzo: Información de interés en relación con los últimos eventos sobre la vacunación frente al SARS-CoV-2 con vacuna AstraZeneca (tanto información para profesionales como para población general) 

Tras la evaluación de los datos disponibles sobre los casos notificados de tromboembolismo tras la vacunación con la vacuna frente a COVID-19 de AstraZeneca (revisando 7 casos de coagulación intravascular diseminada y 18 de trombosis de senos venosos centrales notificados sobre un total de 20 millones de personas vacunadas en Europa), se han establecido las siguientes conclusiones: 
- Los beneficios de vacunarse con esta vacuna, en la situación actual de pandemia, son superiores a sus posibles riesgos. 
- La vacuna frente a COVID-19 de AstraZeneca no supone un aumento del riesgo global de efectos trombóticos o formación de coágulos en sangre. No obstante, existe una posibilidad muy baja de que se formen pequeños coágulos en diversos vasos sanguíneos que podría producir la denominada coagulación intravascular diseminada (CID) o bien en algunas venas cerebrales. Los casos notificados hasta ahora son muy reducidos respecto al número de personas vacunadas y se han presentado en personas que habían recibido esta vacuna recientemente (en los 14 días anteriores). 
- Los síntomas sobre los que debe de estar alerta y buscar atención médica si se presentan incluyen: dificultad para respirar; dolor en el pecho; hinchazón o dolor en un brazo o una pierna; dolor de cabeza intenso y persistente o que empeora más de 3 días después de la vacunación; visión borrosa o doble; múltiples hematomas pequeños, manchas rojizas o violáceas en la piel. 
- No se han identificado problemas con lotes específicos de la vacuna. 

Según esto, España seguirá administrando la vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca después de la conclusión de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y será a partir del miércoles 24 de marzo

B) Nuevas variantes de coronavirus 

En este momento, hay tres nuevas variantes del virus SARS-CoV-2 que generan preocupación. Estas variantes parecen propagarse con más facilidad y rapidez entre las personas, y provocar más infecciones por el virus de la COVID-19. Estas variantes incluyen: 
- Una variante identificada en el Reino Unido. Esta variante de COVID-19 (B.1.1.7) tiene 23 mutaciones. Varias de estas mutaciones están en la proteína S de la espícula que el virus usa para adherirse a la superficie de las células humanas. Esta variante podría asociarse a un aumento en el riesgo de muerte en comparación con otras variantes, pero se necesitan más investigaciones. 
- Una variante identificada en Sudáfrica. Esta variante (B.1.351) tiene múltiples mutaciones de la proteína S. No hay pruebas de que esta variante provoque una enfermedad más grave a causa de la COVID-19. 
- Una variante identificada en Brasil. Esta variante (P.1) tiene 17 mutaciones, incluidas tres en la proteína S. Algunas pruebas indican que esta variante puede ser menos vulnerable a los anticuerpos generados por una infección por COVID-19 anterior o a una vacuna contra la COVID-19. 
- Es posible que se sigan identificando otras variantes, como la descrita en Uganda, Nigeria o California. 

Las investigaciones tempranas todavía pendientes de finalización indican que las vacunas contra la COVID-19 de Pfizer-BioNTech y Moderna pueden ofrecer protección contra las variantes identificadas en el Reino Unido y Sudáfrica. Los fabricantes de vacunas también están intentando crear vacunas de refuerzo para mejorar la protección contra las variantes. 

La que en estos momentos circula de forma preferente en España es la variante británica. Según una estimación de Sanidad a partir de los resultados de laboratorio, existen grandes diferencias entre regiones y zonas de nuestro país. Entre las comunidades autónomas, destacan Asturias (97%) Cataluña (85%), Cantabria (83%), Navarra (78%), Murcia (77%), País Vasco (77%), Baleares (76%) y Andalucía (62%). En nuestra provincia de Alicante la cifra se sitúa en un 30%, si bien era de un 6% tan solo hace dos meses. 

Está claro que identificar las variantes del coronavirus y conocer su genética afecta directamente a la toma de decisiones en Salud Pública. También sirve para que los laboratorios sean capaces de ajustar las vacunas para que respondan mejor a las mutaciones del virus. Ahora España está cerca de secuenciar algo más del 5% de muestras, y si se tienen en cuenta todo lo analizado durante la pandemia, España es el tercer país de la Unión Europea y el noveno del mundo que más contribuye a la secuenciación del virus, según datos del proyecto GISAID. Solo Dinamarca y los Países Bajos superan la aportación de España en el entorno europeo, mientras que el Reino Unido y Estados Unidos lideran el ranking a escala global. Ahora bien, España no supera el 1 % de muestras secuenciadas en proporción al número acumulado de casos durante la pandemia. Teniendo en cuenta este criterio, nuestro país desciende hasta el duodécimo puesto de la Unión Europea y el 54º del mundo. Por tanto, debemos seguir mejorando. 

Y este es el panorama de España ante la inminente cuarta ola: lentitud en los programas de vacunación y celeridad de aparición de las nuevas variantes del coronavirus. Esto no augura un camino prometedor… Así que más vale no bajar la guardia ni un ápice.

sábado, 20 de marzo de 2021

Cine y Pediatría (584). “En busca de Bobby Fischer”, jaque mate a la inocencia


Un libro, una miniserie y una actriz nos han enrocado de nuevo en ese milenario juego que es el ajedrez. La novela de Walter Tevis del año 1983, “The Queen´s Gambit”, ha servido de guión para la serie de la que todo el mundo habla, Gambito de Dama, la miniserie más famosa (y premiada) del año 2020 en la plataforma Netflix (galardones compartidos con la serie The Crown). Y ello para honra de Anya Taylor-Joy, esta joven actriz de sangre británica, argentina, española y zimbabuense , quien se come la pantalla con su camaleónica belleza, sus dotes interpretativas y una personalidad que invita al misterio en el papel la genial ajedrecista Beth Harmon, un personaje ficticio que parece muy real. 

Se dice que el poema épico persa Shahnameh (“Libro de los reyes”) es la primera mención conocida del origen del ajedrez, a través de una historia o leyenda del poeta indio Fedrousí, y que tiene su origen en el juego denominado como chaturanga, cuyo nombre significa “cuatro divisiones” en referencia a las cuatro piezas que simbolizan las unidades del ejército indio. Estas son las más antiguas del juego y corresponden a los actuales peones (para la infantería), caballos (caballería), alfiles (elefantes) y torres (carros) de la versión moderna del juego. Pero lo cierto es que el ajedrez es solo el integrante más internacional de una vasta familia de juegos similares entre los que se incluyen el shogi japonés, el xiangqi chino o el makruk tailandés. La razón de esta gran diversidad se puede atribuir en parte a las grandes rutas comerciales euroasiáticas (principalmente la Ruta de la Seda) y en parte a los imperios musulmanes de la Edad Media. 

Los registros históricos demuestran que el ajedrez era ya un pasatiempo internacional a mediados de la Edad Media. Es a finales del siglo XV cuando el ajedrez se volvió especialmente popular en Europa y cabe trasladarse al año 1834 para tener conocimiento del primer campeonato internacional conocido entre el británico Alexander McDonnel y el francés Louis-Charles de la Bourdonnais, que se erigió en el primer campeón del mundo de ajedrez, aunque fuera todavía un título no oficial. Le sucedió el británico Howard Staunton, que tuvo un papel muy importante a la hora de estandarizar las piezas y reglas del juego y promocionar el ajedrez a nivel internacional. Todo ello ayudó a homogeneizar el juego y a dar un carácter oficial los campeonatos y federaciones de ajedrez en la segunda mitad del siglo XIX. 

La llegada de las dos guerras mundiales y posteriormente de la Guerra Fría dio otra vuelta de tuerca al juego y lo convirtió no solo en un deporte intelectual, sino en una batalla política. Las décadas de los años 50 y 60 vieron un dominio absoluto de los jugadores de la URSS: entre 1951 y 1969, todos los campeones mundiales fueron ciudadanos soviéticos y se llegaron a organizar dos torneos cuyo nombre era “La Unión Soviética contra el resto del mundo”, en las que esta se enfrentó a un equipo de jugadores internacionales y ganó en ambas ocasiones. 

Y es así como en los 7 capítulos de Gambito de Dama acompañamos a Beth Harmon al recuerdo de los grandes campeones, como José Raúl Capablanca (apodado “el Mozart del ajedrez” desde su Cuba natal), Mijail Tal, Tigran Petrosian, Anatoli Karpov (y sus duelos emblemáticos con Garri Casparov), Bobby Fischer (quien llegara a vencer en el “encuentro del siglo” a Boris Spassky), o los más recientes, como el búlgaro Vaselin Topalov, el indio Viswanathan Anand o el actual, el noruego Magnus Carlsen. 

Pero antes de esta mítica serie, hubo una película que reflejó la historia real de del neoyorquino Joshua Waitzkin, niño prodigio del ajedrez (y luego de las artes marciales) que padeció lo que es criarse con un don extraordinario. Porque el destino del niño prodigio asusta y más si este niño tímido quería remedar a su ídolo – y el de tantos americanos – que no era otro que Bobby Fischer. La película es conocida como En busca de Bobby Fischer (Steven Zaillin, 1993) y está basada en el libro “Searching for Bobby Fischer”, libro escrito por su padre, Fred Waitzkin

La película comienza con la voz de nuestro niño protagonista remedando la pasada historia de su ídolo: “… Si ganaba, sería el primer campeón del mundo estadounidense. Si perdía, sería un desgraciado más de Brooklyn. En la jugada número 40 de la vigésimo primera partida, contraatacó el alfil al rey 6 de Spassky con un peón a torre 4. Y lo derrotó. A su vuelta era un héroe estadounidense. Presumió ante el mundo de que derrotaría a los rusos, y lo logró. Ahora podría exigir tanto dinero como los mejores boxeadores. Fue invitado a cenar con jefes de estado y con reyes. Después, Bobby Fischer hizo la jugada más original e inesperada de todas. Desapareció”. 

De niño, aprendió de los ajedrecistas de Washington Square, especialistas callejeros, sin otra formación que la picaresca ni más recursos que su inteligencia natural. Al descubrir el don del pequeño Josh Waitzkin (primer papel de Max Pomeranc), se plantea el temprano debate entre su padre Fred (Joe Mantegna), quien le estimula su talento y le busca la mejor formación posible, y su madre Bonnie (Joan Allen) que desea que tenga un niñez normal, y sus consejos hablan por ella: “Tienes un gran corazón. Y es lo más importante de este mundo”. 

El encuentro con el profesor y entrenador Bruce Pandolfini (Ben Kingsley) y sus peculiares métodos de enseñanza, marcan un antes y un después para todos: “Pretender que un niño quiera ganar y no prepararlo bien, es un error”. Y el padre viaja con su hijo por el país de campeonato en campeonato: “Mi hijo tiene un don”. Pero los problemas comienzan a aparecer, tanto en el colegio (donde los profesores se preocupan de que el ajedrez roba espacio al estudio) como en el propio Josh, quien a los 7 años ya vive inmerso en una responsabilidad que no corresponde, y en el miedo de decepcionar a su padre, a quien llega a decir: “Quizás sea mejor no ser el mejor. Así puedes perder y no pasa nada”. 

Porque el daño está asegurado cuando un niño es sometido a un exceso de responsabilidad y competitividad. Y es la madre la que percibe mejor todo esto y acaba enfrentándose tanto al entrenador como a su marido, a quien le dice: “Josh no tiene miedo a perder. Tiene miedo a perder tu cariño… Sé que te ha decepcionado. Sabe que lo consideras débil. Pero no lo es. Es noble. Y si tú o Bruce o cualquier otro trata de echárselo a la cara, juro por Dios que me lo llevaré”. Y porque, como bien reflexiona el entrenador de otro niño ajedrecista: “Sabes que por más cosas que le enseñes a un niño, al final son lo que son”. Y así es, son niños. Y ese es su gran valor. 

Y el valor aumenta cuando es una historia real. Y eso lo confirmamos con el colofón de la película, estrenada cuando él tenía 17 años: “Joshua Waitzkin todavía juega al ajedrez. Hoy es el jugador menor de 18 años con mayor puntuación en los Estados Unidos. También juega al béisbol, baloncesto, fútbol y fútbol americano, y en verano sale a pescar. En septiembre de 1992, Bobby Fischer salió de su reclusión para desafiar a su rival, Boris Spassky. Después de ganarle, volvió a desaparecer”. 

No es la primera vez que en Cine y Pediatría tratamos la polémica que surge alrededor de los niños prodigio, y la polémica de respetar su infancia y cultivar su don extraordinario. Y el ajedrez es un claro ejemplo, y sirvan algunos ejemplos de jugadores que se convirtieron en Grandes Maestros antes de que cumplieran 15 años: el ucraniano Serguéi Kariakin (quien ostenta el récord al conseguirlo a los 12 años y 7 meses), el indio Rameshbabu Praggnanandhaa, el noruego Magnus Carlsen, el chino Wei Yi, el estadounidense Samuel Sevian, el húngaro Richard Rapport, el filipino Wesley So, el francés Etienne Bacrot o el peruano Jorge Cori, entre otros muchos. Es importante que en este camino no se dé jaque mate a la inocencia de sus infancias. 

Y para cerrar el círculo cabe comentar que la actriz Anya Taylor-Joy nunca había jugado al ajedrez; tuvo que pasar muchas horas practicando la manera profesional de mover las piezas con el excampeón del mundo Gari Kaspárov y el afamado entrenador estadounidense Bruce Pandolfini, contratados para asesorar en el rodaje de la película. Y así es como ficción y realidad se entrecruzan en el tablero de ajedrez.

 

miércoles, 17 de marzo de 2021

Reivindicación del pensamiento científico: lecciones de una pandemia

En el mes de diciembre de 2020 la decana Revista de Occidente publicó un número monográfico bajo el título de “El año de la pandemia. Ciencia, medicina y humanismo”. Un número patrocinado por Fundación Lilly, una fundación muy vinculada hacia la humanización de la medicina y la ciencia en español. Como miembro del Comité Técnico de Fundación Lilly recibí un ejemplar de este monográfico de 11 artículos que analizan la pandemia COVID-19 desde perspectivas muy singulares, todos ellos firmados por relevantes autores en la materia.

Pero llamó mi especial atención el artículo firmado por mi buen amigo, José Antonio Sacristán, director de Fundación Lilly: “Reivindicación del pensamiento científico”. Un artículo que conviene disfrutar de principio a fin en este enlace de ResearchGate, pero que me he tomado la libertad de sintetizar algunas de sus ideas clave. 

La pandemia COVID-19 nos cogió por sorpresas y ha cambiado el mundo. Y esta pandemia ha evidenciado que nuestra época está viviendo un avance espectacular de la ciencia, pero un claro retroceso del pensamiento científico. Esto puede parecer una contradicción, pero se trata de dos conceptos diferentes: la ciencia es aquello a lo que se dedican los científicos, mientras el pensamiento científico es una cualidad que, aunque necesaria para el avance de la ciencia y presente en los científicos, también impregna, en mayor o menor medida, a la sociedad. 

Y así es como la CIENCIA ha avanzado como nunca, dada la emergencia de la pandemia. En pocos meses se iniciaron cientos de ensayos clínicos con decenas de nuevos fármacos y en un tiempo récord se han desarrollado las fases de desarrollo de diversas vacunas frente al SARS-CoV-2 y actualmente aplicando en el buscador de PubMed el término “COVID-19” aparecen cerca de 120.000 artículos. 

Pero nuestro PENSAMIENTO CIENTÍFICO no ha estado a la altura. Hemos asistido a un exceso e intoxicación de información (denominado como “infodemia”), a la publicación continua de noticias falsas (“fake news”), de exageraciones absurdas, de teorías conspiranoicas, de informaciones sesgadas, que, sorprendentemente se han asumido con total credulidad por muchos ciudadanos. Y detrás de estas falsas noticias, que se propagan por las redes sociales, casi siempre hay intereses de algún tipo (políticos, económicos, etc.). 

La credulidad frente a lo irracional y la asombrosa rapidez con que se han extendido los bulos son los indicios de nuestra exposición (recurrente) al pensamiento mágico. Pues, aunque el paso del mito al logos se inició con los filósofos presocráticos (Tales, Pitágoras, Heráclito o Parménides), llevamos más de 25 siglos transitando por ese estrecho camino que separa la razón del mito, el pensamiento científico del pensamiento mágico. Porque el camino del mito a la razón es de doble sentido. La historia demuestra que, de cuando en cuando, retorna el pensamiento mágico y destruye una parte del edificio que tanto tiempo se tardó en construir. 

Es inevitable que el resurgimiento del pensamiento mágico que ha ocurrido durante esta pandemia nos haga pensar en la vulnerabilidad de nuestra sociedad ante otros virus potencialmente más dañinos que el SARS-CoV-2: porque los totalitarismos, fundamentalismos o populismos, son virus que comparten características con el coronavirus. Tienen alta capacidad de contagio, dejan múltiples secuelas, las personas asintomáticas los transmiten con facilidad, la respuesta inmune es limitada, y contamos con escasas intervenciones eficaces para prevenirlos o tratarlos. Se trata de virus muy difíciles de vencer. 

La estructura del relato mítico siempre es la misma: a) en una etapa anterior, el hombre vivía feliz en un paraíso imaginario; b) hubo alguien (un culpable) que sacó al colectivo de su paraíso, lo que le obliga a vivir actualmente en unas condiciones miserables y; c) hay un salvador que promete eliminar al culpable y el retorno al edén. Las características del paraíso perdido y del culpable varían en función de la ideología de los constructores del mito. 

A partir de esa estructura de relato, no resulta difícil identificar las estrategias que se utilizan. Y el catastrofismo es su estrategia habitual para ganar adeptos: tras los mensajes apocalípticos y el anuncio de la ruina del sistema, siempre hay líderes visionarios y autoritarios que se creen en posesión de la verdad, de la única verdad posible. La mentalidad anticientífica se refleja también en su intolerancia y falta de pluralismo. En su lógica no hay cabida para la discrepancia. 

Y de ahí la importancia de cuidar el pensamiento científico. Porque a diferencia del mesiánico rígido, seguro de su verdad, el hombre de ciencia ansía a conocer el mundo, acercarse a la verdad. Porque para el científico, los errores son oportunidades de aprendizaje: por ello, convive bien con la duda y cultiva un sano escepticismo. Por ello, conviene cultivar un sano pensamiento científico. Y de todas las posibles medidas que pueden ayudar a fortalecer el pensamiento científico, hay tres que quizás sean más efectivas: la existencia de referentes, el fenómeno de la cultura científica y la educación de los más jóvenes. 

Por tanto, concluye el autor, que es preciso reivindicar el pensamiento científico porque fomenta la honestidad, la humildad, la libertad, el esfuerzo, la tolerancia y la duda, algunos de los mejores antídotos contra el mito. 

Y yo concluyo, que de todos estos valores vamos a necesitar con intensidad para superar lo que resta por superar de esta cruel pandemia. Porque vamos a vivir momentos sanitarios, políticos, económicos y sociales muy complicados. Y más vale desterrar mitos, bulos y teorías conspiranoicas, arrimar el hombro y salir adelante con ciencia y con conciencia. 

lunes, 15 de marzo de 2021

Reunión Nacional de Gestión Pediátrica


Este fin de semana tuvo lugar la 3ª Reunión Nacional de GESTIÓN PEDIÁTRICA. Una reunión que habitualmente reunía en la bella ciudad de Santander a unos 30 Jefes de Servicio de Pediatría de España, pero que en esta ocasión hemos vivido de forma virtual. 

Una reunión tan especial como necesaria. Este año dedicada a la gestión pediátrica de la pandemia COVID-19, con dos mesas redondas y una conferencia de clausura: 
- Mesa 1. Influencia de la pandemia Covid en la gestión pediátrica. 
- Mesa 2. Perspectivas y retos de la atención pediátrica más allá del Covid. 
- Conferencia de Clausura: Gestión de la incertidumbre. 

Algunas reseñas de interés a las intervenciones de los diferentes ponentes: 

1. Todos conocemos el Triángulo de evaluación pediátrica (TEP), que una herramienta rápida y tremendamente útil para la valoración inicial del paciente pediátrico en el triage, y que se compone de tres lados: la apariencia del paciente, su trabajo respiratorio y su circulación cutánea. Pues resulta atractivo hablar en estos momentos en gestión de la COVID-19 del Triángulo de evaluación pandémica (TEP), constituido por tres componentes esenciales y complementarios: excelencia (calidad asistencial), seguridad y humanización. 

2. En toda gestión, pero esencial en esta pandemia, es la coordinación y complementariedad de los tres niveles de gestión: 
- La Macrogestión que las autoridades sanitarias establecen en las políticas sanitarias. 
- La Mesogestión de los directivos de las instituciones sanitarias. 
- La Microgestión de todos los profesionales sanitarias que derive en una gestión clínica eficiente y segura. 

3. De forma retrospectiva, después de un año de pandemia por coronavirus se podría realizar un análisis DAFO de nuestra experiencia en Pediatría, con estos componentes: 
- Debilidades: inexperiencia. 
- Amenazas: nuevas olas pandémicas. 
- Fortalezas: los profesionales sanitarios en todos los ámbitos. 
- Oportunidades: trabajo en equipo, nuevas modalidades de atención pediátrica. 

4. En Pediatría vale la pena profundizar en mejorar los tres niveles de recursos, tras detectar las potenciales limitaciones (que la propia pandemia los ha hecho más visibles): 
- A nivel de los recursos humanos: plantillas reducidas y con escasa plasticidad, lentitud de cambios, limitaciones del marco legal para consolidar plantillas (oposiciones, traslados, contrataciones,…). 
- A nivel de los recursos materiales: escasas inversiones en ampliaciones de espacio y reformas, limitada renovación tecnológica (monitores, respiradores, ecógrafos, endoscopios,…). 
- A nivel de los recursos organizativos, se debe orientar hacia el trabajo en equipo y en red, con transversalidad (con otras unidades, servicios y categorías profesionales) y orientado a una atención centrada en la familia, siendo clave la ambulatorización de procesos (consultas externas de alta resolución, hospitales de día, hospitalización a domicilio). 

5. Las medidas sanitarias adoptadas frente a la pandemia COVID-19 implican que se pueda afectar algunos derechos fundamentales; estos son algunos ejemplos: 
- Telemedicina y comunicación de datos: derecho a la protección de la salud y derecho a la confidencialidad. 
- Priorización y triage de pacientes: derecho a la vida. 
- Restricciones intrahospitalarias (visitas, acompañamientos): derecho a la dignidad. 
- Control de información: libertad de expresión. 
- Aislamiento domiciliario / cuarentena: libertad de circulación. 
- Prohibición de movilidad interterritorial / acordonamiento: libertad de circulación. 

Experiencias y reflexiones desde la micro y la mesogestión, tan necesarias para una mejor macrogestión. Un buen marco para realizar nuestro particular DAFO (debilidades-amenazas-fortalezas-oportunidades) y CAME (corregir-aforntar-mantener-explotar). En la conferencia inaugural de este curso académico en la Sociedad Valenciana de Pediatría tuve la oportunidad de hablar de este tema en la ponencia titulada “PANDEMIA por SARS-CoV-2 en Pediatría: GESTIONAR con ciencia y con conciencia”.  

Los organizadores, jefes de servicio y gestores del Hospital Marqués de Valdecilla nos invitan en noviembre 2021 a la 4ª reunión, que todos esperamos que sea presencial. Porque el contacto personal tiene un plus que lo virtual no lo complementa…

sábado, 13 de marzo de 2021

Cine y Pediatría (583). “Las niñas” musitan confundidos secretos

 

Y justo en el año que todo parecía más difícil para el cine, acabamos de disfrutar de la 35 Gala de los Goya que para muchos pasará como una de las de más grato recuerdo: en el escenario, entregando los premios, directores, actores y actrices consagrados; en la distancia, recibiendo el premio virtual, directores, actores y actrices por descubrir. Y con un protagonismo esencial de las mujeres - magnífico en una gala que tuvo lugar dos días antes del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer - desde las directoras de las dos películas más premiadas (Las niñas y Akelarre) hasta ese hito de la boliviana Daniela Cajías en ser la primera mujer en conseguir el Goya a Mejor fotografía, sin olvidar el Premio de Honor de Ángela Molina o la música en directo de cuatro mujeres en el escenario (Nathy Peluso, Vanesa Martin, Aitana y Diana Navarro). Pero sin duda, el gran triunfador fue Antonio Banderas (y su ya inseparable colaboradora María Casado), pues ellos fueron los directores, guionistas y presentadores de esta gala repleta de sobriedad, elegancia y agilidad, y donde nuestro malagueño internacional fue nuestro embajador en el séptimo arte por el mundo, especialmente abriendo la puerta a decenas de consagradas estrellas de Hollywood y otras filmografías para desear lo mejor al cine español. En conclusión, una gala meditada y respetuosa a la altura de un año complicado por la pandemia que todo lo paró. Pero que no logró parar el buen cine en español. 

El premio más codiciado de todo festival de cine es el de Mejor película, también en los Premios Goya. Un galardón que ha viajado en su primera edición de El viaje a ninguna parte (Fernando Fernán Gómez, 1986) a la última, con Las niñas (Pilar Palomero, 2020). En este recorrido las películas que han obtenido mayor número de premios Goya son: Mar adentro (Alejandro Amenábar, 2004) con 14 estatuillas (de 15 candidaturas), ¡Ay, Carmela! (Carlos Saura, 1990) con 13 estatuillas (de 15 candidaturas), Blancanieves (Pablo Berger, 2012) con 10 estatuillas (de 18 candidaturas) y La isla mínima (Alberto Rodríguez, 2014), con 10 estatuillas (de 17 candidaturas). Y los directores que más veces han obtenido el premio Goya a la Mejor película son Pedro Almodóvar (con 4 galardones) y Alejandro Amenábar (con 3 galardones). 

Y algunas de estas películas galardonadas con este premio de Mejor película del cine español forman parte ya de la familia de Cine y Pediatría: El Bola (Achero Mañas 2000),  Los otros (Alejandro Amenábar, 2001),  Camino (Javier Fesser, 2008)  Pan negro (Agustí Villaronga, 2010),  Vivir es fácil con los ojos cerrados (David Trueba, 2013),  La isla mínima (Alberto Rodríguez, 2014).  Y también hemos incluid ya otras películas que consiguieron el premio a Mejor director novel: Alas de mariposa (Juan Bajo Ulloa, 1991),  Familia (Fernando León de Aranoa, 1997),  Eva (Kike Maillo, 2011),  A cambio de nada (Daniel Guzmán, 2011),  Verano 1993 (Carla Simón, 2017) y  Carmen y Lola (Arantxa Etxebarría, 2018). 

Y hoy todos estos recuerdos se conjugan, porque nos reúne una obra que ha conseguido ser la Mejor película y la Mejor dirección novel, sin duda la gran triunfadora de los últimos Premios de la Academia: Las niñas (Pilar Palomero, 2020). Esta película obtuvo 9 nominaciones, de los que consiguió cuatro premios: los dos referidos, y también el de Mejor guión original y Mejor dirección de fotografía, para la antes referida Daniela Cajías. De nuevo, y ya van cuatro años seguidos, la mejor dirección novel se declina en femenino, como lo fueron en los años previos con La hija de un ladrón (Belén Funes, 2019), Carmen y Lola (Arantxa Etxebarría, 2018) y Verano 1993 (Carla Simón, 2017). Cuatro películas tan frescas como necesarias, que nos dan confianza en la vitalidad del cine de España, ya rompiendo el techo de cristal. 

Las niñas nos traslada al año 1992 en la ciudad de Zaragoza (lugar de nacimiento de la directora), aquel mítico año en el que España quiso enseñarle al mundo su madurez y su cosmopolitismo con la organización de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla. Y al ver esta película con tintes semiautobiográficos tenemos la sensación de que estos 30 años que han pasado desde entonces parecen mucho más lejanos que lo que quizás queríamos recordar. Y allí conocemos a Celia (Andrea Fandos), una niña de 11 años introvertida, alumna de colegio escolapio de monjas e hija de una madre joven (Natalia de Molina, esta actriz que ya nos sorprendió en Vivir es fácil con los ojos cerrados – David Trueba, 2013 – y Techo y comida – Juan Miguel del Castillo, 2015 -) que apenas está en casa, porque una madre viuda debe trabajar el doble para sacar a su familia adelante.   

El mundo preadolescente de Clara tiene al colegio como epicentro, con su uniforme casi perenne, entre sus profesoras (esas monjas que enseñan matemáticas o costura, esa maestra de gimnasia con obesidad que no se mueve) y sus compañeras (Cristina, Clara, o Brisa, recién llegada de Barcelona), conviviendo con una educación aún a la antigua usanza con la efervescencia de una capital de provincia de donde surgieron grupos como Héroes del Silencio o Niños del Brasil. Y entre sus canciones, de “Héroes de leyenda” a “Viernes”, pasando por “Apuesta por el rock & roll” y por el “Because the Night” de Patti Smith Group, estas niñas experimentan las primeras caladas y sus primeros tragos de alcohol con las alumnas mayores del colegio, comienzan a pintarse los labios o a utilizar tops, ojean el Interviu e intentan descubrir el uso de un condón mientras se debaten sobre cuestiones más trascendentales, con pocas respuestas. Así, cuando Clara le pregunta a su madre: “¿Cómo se sabe que existe Dios”, ella le responde: “Porque sí”

Y en el colegio vale la pena destacar la escena de la revisión escolar (con especial dedicación a la columna vertebral, aunque sin test de Adams), o la fila de todas las niñas acudiendo al confesionario, o esas tardes viendo películas religiosas, con ese icono que fue (y sigue siendo) Marcelino, pan y vino. O esta redacción que declama una monja maestra: “Tema 6. La sexualidad al servicio del amor. La sexualidad forma parte del plan de Dios. El encuentro entre el hombre y la mujer se realiza de forma plena en el matrimonio. Dios dijo, no es bueno que el hombre esté solo. Y entonces crea a la mujer”. Y con ese panorama llega el momento que Clara deje atrás su caja de muñecas para adentrarse en ese mundo de la adolescencia, y lo hace demasiado sola, con la única compañía de una madre absorbida por las obligaciones del trabajo que necesita para salir adelante.  

Y en ese entorno, y entre lo que las compañeras dicen y lo que ella descubre en el Libro de familia, intenta descubrir una verdad que su madre siempre le ha ocultado. Y por ello, Clara le dice enfadada: “Eres una mentirosa”. Y en la iglesia le pregunta al confesor: “Padre, ¿por qué es pecado tener hijos sin estar casada?”

Y todo esto lo cuenta Pilar Palomero con destreza y novedad, con la humildad de lo sencillo, sin artificios: desde la elección de un formato de imagen 4/3 tan poco habitual, pero que sirve como nexo con los códigos de entonces, al uso de un sonido tenue, con conversaciones que se musitan (y que cuesta seguir en ocasiones). Una película que emociona en la simplicidad para mostrarnos a toda esa generación de las hijas de EGB. Una pequeña joya que dará mucho que hablar – y más tras los éxitos conseguidos - entre los futuros nuevos realizadores que verán en Las niñas un referente a seguir, como ya lo vimos con la frescura de Verano 1993 o Carmen y Lola. Y baste ese final, con nuestra Celia musitando esa canción del coro que no le dejaban cantar. Un final catártico que cierra el círculo de forma inteligente, con nuestra protagonista encontrando al fin su voz.…y su mirada, una mirada que recordamos hace años con Ana Torrent.

 

miércoles, 10 de marzo de 2021

La salud infantil en la edad escolar en la Comunidad Valenciana

 

El Programa de Salud Infantil de la Comunitat Valenciana tiene carácter de atención integral, incluyendo exámenes de salud en edades clave realizados por el equipo pediátrico que atiende al niño habitualmente en el centro de salud, en la modalidad de atención programada. Los resultados se registran en la Hoja de Seguimiento Infantil de la historia pediátrica informatizada (SIA) y nos permiten conocer el estado de salud de los niños y niñas atendidos en el sistema sanitario público, en diferentes etapas de la infancia. 

Las coberturas alcanzadas de cumplimentación de la Hoja de Seguimiento Infantil en las edades de acceso a niveles de escolaridad obligatoria reflejan la amplia consolidación de la realización de exámenes de salud infantil para el seguimiento del proceso de crecimiento y maduración en la infancia: Educación Primaria (79,66%), Educación Secundaria Obligatoria -ESO- (89,45%), que descienden al 63,19% en la edad de acceso a Bachillerato y ciclos formativos de Formación Profesional. Estos datos se reflejan en el Informe de Salud del Escolar (ISE). 

Adjuntamos los resultados del Programa de Salud Infantil de la Comunitat Valenciana del año 2018 (cuyos resultados se acaban de publicar analizados en el documento adjunto) y cuyo informe es clave para conocer los resultados de la situación de salud en los niños y niñas en edad escolar atendidos en el sistema sanitario público de la Comunitat Valenciana. 

Este informe presenta la información sobre la situación de salud de los niños/as de 3 años (23.857 ISE), 6 años (40.267 ISE), 12 años (50.070 ISE) y 14 años (30.998 ISE) de edad de la Comunitat Valenciana, obtenida a partir del análisis de la información del apartado de la Hoja de Seguimiento Infantil de la historia pediátrica informatizada (SIA).

He aquí algunos de los resultados más interesantes: 

- A nivel de SOBREPESO / OBESIDAD. 
Casi una cuarta parte de los niños/as examinados (23,2%) presenta exceso de peso ya a los 3 años de edad, cifra que aumenta a los 6 años (25%) y sigue aumentando hasta los 12 años de edad, donde se alcanza la máxima prevalencia (33,9%) para descender un poco a los 14 años (28,7%). Por sexos, se conserva este patrón de curva ascendente hasta los 12 años y luego ligeramente descendente, siendo la curva más aplanada en niñas. 
El sobrepeso es mayor en las niñas que en los niños a los 3 años de edad (25% vs 21,5%) y a los 6 años (15,6% vs 13,2%), siendo esta diferencia estadísticamente significativa en ambas edades. A los 12 años ya es menor en niñas (18,5%) que en niños (20,2%). La obesidad en todas las edades es inferior en las niñas respecto a los niños, especialmente a los 6 y a los 12 años (8,8% vs 12,3% y 12,3% vs 16,7% respectivamente). 
Las cifras en sobrepeso y obesidad observadas en 2018 son inferiores a las observadas en 2009-2010 por este mismo tipo de informe. Las cifras en sobrepeso y obesidad a los 6 años de edad observadas en 2018 en la Comunitat Valenciana son inferiores a las obtenidas para dicha edad en España (Estudio ALADINO, 2019). 

- A nivel de ALTERACIONES VISUALES. 
El porcentaje de niños/as con alteraciones visuales aumenta con la edad, desde el 2,3% a los 3 años hasta el 27,2% a los 14 años de edad. 

- A nivel de SALUD BUCODENTAL. 
El porcentaje de escolares con alteración en salud bucodental va aumentando desde los 3 hasta los 12 años, y se estabiliza posteriormente en torno al 16%, siendo notable el aumento de las alteraciones de los 3 a los 6 años. Estas cifras son notablemente inferiores a la prevalencia de caries observada en 2018 en el Estudio de Salud Bucodental Infantil de la Comunitat Valenciana: 40,5% a los 6 años y 32,6% a los 12 años. 
Por tanto, se detecta solamente un poco más de un tercio de la patología de caries dental a los 6 años y la mitad de la patología existente de caries dental a los 12 años en los exámenes de salud infantil. Es importante intensificar la labor de formación y sensibilización de los equipos pediátricos de atención primaria por parte de sus equipos odontológicos (mediante sesiones clínicas, etc.) para mejorar la detección y la derivación de niños/as con problemas bucodentales a las consultas de odontología. 

- A nivel de COBERTURA VACUNAL. 
Las coberturas de vacunación en la infancia se encuentran por encima del 95 %, descendiendo en la adolescencia. 

Todos estos aspectos – y otros muchos – se analizan en profundidad en las 90 páginas del informe. Y de su análisis, cabe reflexionar y valorar los puntos a mejorar en la prevención y promoción de la salud en la infancia.

lunes, 8 de marzo de 2021

100 años de Enfermedades Raras del Metabolismo: ¿qué hemos aprendido?


Hace 5 meses comentamos en este blog el interés del libro "Entendiendo las metabolopatías. Una guía sencilla con ejemplos", con autoría del Dr. Isidro Vitoria Miñana, responsable de la Unidad de Nutrición y Metabolopatías del Hospital La Fe (Valencia).  Complementario a este libro hoy compartimos la sesión que el pasado 2 de marzo, como conmemoración del Día de las Enfermedades Raras, se emitió desde la Ciutat de les Arts i les Ciències de Valencia en formato virtual, bajo el título de “100 años de Enfermedades Raras del Metabolismo ¿Qué hemos aprendido?”. 

Un formato sencillo para un tema complejo, una forma agradable para entender las metabolopatías, incluyendo las vías metabólicas, las consecuencias del déficit enzimático, la genética o las pautas de tratamiento, pero también su historia. Con historia e historias, algunas de cine… 

En esta conferencia se abordan tanto las entidades más frecuentes de los errores innatos del metabolismo intermediario (fenilcetonuria, acidemia glutárica tipo I, trastornos del ciclo de la urea, galactosemia,…) como de los errores innatos del metabolismo de organelas celulares (adreunoleucodistrofia, mucopolisacaridosis,...). 

Os dejamos abajo la conferencia completa. 

Y también os dejamos tres historias de cine que el propio autor tiene la deferencia de citar en su ponencia: 
- La adrenoleucodistrofia en El aceite de la vida (George Miller, 1992)  
- La mucopolisacaridosis tipo IV (síndrome de Morquio) en El inolvidable Simon Birch (Mark Steven Johnson, 1998)  
- La glucogenosis tipo II (enfermedad de Pompe) en Medidas extraordinarias (Tom Vaughan, 2009).

Nos quedamos con tres ideas esenciales de la ponencia: 
1) Dar a conocer las metabolopatías como enfermedades raras, porque solo lo conocido deja de ser raro. 
2) Ofrecer apuntes históricos sobre las metabolopatías, porque solo avanzamos si conocemos nuestro pasado. 
3) Reconocer que detrás de una enfermedad rara hay una persona normal, y detrás de cada persona hay una familia.

 

sábado, 6 de marzo de 2021

Cine y Pediatría (582). Comprometidos “Hasta los huesos” frente a los trastornos de la conducta alimentaria

 

Las personas con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se caracterizan por tener hábitos de alimentación irregulares y una preocupación excesiva hacia la forma y el peso corporal, lo que termina por provocar daños en su salud física y en el funcionamiento psicosocial. La adolescencia y el inicio de la edad adulta son etapas donde estos desórdenes acaecen con mayor frecuencia, y afectando más al sexo femenino. En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su quinta versión (DSM-V) se recogen los siguientes: pica, trastorno por rumiación, trastorno por evitación/restricción de alimentos, anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracones y otros trastornos alimentarios o de la ingestión de alimentos especificado o no especificado. Los trastornos alimenticios más comunes son el de atracones, la bulimia y anorexia nerviosa. 

Los TCA es una realidad que hemos visto en documentales o leído en libros, pero que es infrecuente ver reflejado en el séptimo arte. Y entre ellas es la anorexia nerviosa la entidad más referida, y recordamos algunas películas para la televisión, como Una hija casi perfecta (Sam O'Steen, 1981), Por el bien de Nancy (Paul Schneider, 1994), Secreto compartido (Katt Shea, 2000), Ser gorda como yo (Douglas Barr, 2007), Hambre al límite (Tara Miele, 2014), o algún documental como Miedo a comer (Lauren Greenfield, 2006). En la gran pantalla hemos encontrado algún personaje con trastornos alimentarios, como el interpretado por Brittany Murphy en Inocencia interrumpida (James Mangold, 1999) o la anorexia asociada a la perfección de la bailarina clásica interpretada por Natalie Portman en Cisne negro (Darren Aronofsky, 2010). Sin embargo, hoy hablamos de un largometraje que no deja indiferente alrededor de los TCA y, especialmente, de la anorexia nerviosa de su protagonista: Hasta los huesos (Marti Noxon, 2017). 

Una película que comienza sin concesiones, al expresar en pantalla: “En la creación de esta película han participado personas que han sufrido trastornos alimenticios y contiene representaciones realistas que podrían herir la sensibilidad del espectador”. La historia de Ellen (Lily Collins), una joven de 20 años con anorexia que empieza un tratamiento poco convencional en un centro donde crea lazos con otros internos que también sufren trastornos alimentarios. Y en donde la joven actriz Lily Collins (hija del cantante Phil Collins, el que fuera líder del grupo Genesis) se puso en la piel (y los huesos) de un difícil papel, en el que tuvo que perder una gran cantidad de peso, obligándole a recordar lo que ella misma padeció cuando sufrió ese trastorno, pero ahora lo hizo con el asesoramiento de una nutricionistas que le ayudó a perder peso de forma segura durante su preparación y, también, para volver a recuperarlo una vez finalizado el rodaje. 

Los padres de Ellen se separaron cuando ella tenía 13 años. Su madre (Lily Taylor) se fue a vivir con otra mujer y la catalogaron de lesbiana bipolar. Su padre (que nunca aparece en la película) se casó con Susan (Carrie Preston) y convive con su hermanastra Kelly (Liana Liberato), de similar edad, y que son las dos personas que le apoyan. Kelly sufre al verla contar las calorías de cada plato a los que se enfrenta y le dice: “Eres como un Asperger de las calorías”. Susan también sufre: “Madre mía, no podemos pasar por esto otra vez. Yo no puedo más”. Y Ellen les dice: “Lo tengo todo bajo control. No va a pasar nada”

Y, finalmente, piden apoyo al Dr. William Beckam (Keanu Reeves) quien es sincero en su primera entrevista: “Hablo todos los días con jóvenes como tú. Así que sí, por lo general, sois todos unos mentirosos. No estás delgada, más bien das miedo. Y me da que esto te gusta. Pero, como sigas así, un día no volverás a despertarte. Y no pienso tratarte si no te interesa seguir con vida… Si quieres que te ayude, tendrás que aceptar algunas cosas”. Y decide ingresar en una casa sanatorio con cinco chicas con diferentes TCA (desde Pearl, anoréxica portadora de sonda nasogástrica, hasta Kendra, bulímica con obesidad mórbida, desde las jóvenes Anna y Tracy a la más madura Megan, milagrosamente embarazada) y un chico, Luke (Alex Sharp), bailarín clásico apartado de su sueño por una lesión de rodilla. Luke tiene un sentimiento especial por Ellen, posiblemente aumentado por conocer los dibujos publicados por ella en la red social Tumbrl sobre su visión de la anorexia. 

Y transcurre la relación entre ellos y con su terapia. Y destacan algunas escenas: como la terapia familiar que el Dr. Beckam realiza con Ellen (quien decide ahora llamarse Eli), sus tres madres y Kelly, la única que expresa cariño verdadero: “Si te mueres, te mato”; o la escena bajo la lluvia artificial del museo mientras suena la canción “Water” de Jack Garratt, y todos ellos se calan simbólicamente hasta los huesos para intentar recuperar la ilusión por vivir; la angustia de ver el deterioro de nuestra protagonista que cada vez come menos y hace más ejercicio (incluido las flexiones a media noche); o la escena simbólica en que su madre la acurruca y le da un biberón como a un lactante, mientras le dice entre lágrimas: “Si lo que quieres es morir, lo acepto. Pero no puedo seguir enfrentándome a ti”

Y cuando la desesperación acucia a Ellen/Eli, el doctor le dice, sin convencerla: “Deja de esperar que la vida sea fácil. Deja de esperar que alguien te salve. No necesitas que alguien más te mienta. No todo tiene sentido en esta vida. Pero tú eres fuerte. Y, si te enfrentas a la dura realidad, podrás vivir una vida increíble”. Y tras el sueño de Ellen/Eli, mientras ve desde un árbol su cuerpo desnudo, su expresión aliviada: “No estoy muerta. Me pondré bien”

Porque es Hasta los huesos una lección sin concesiones sobre los TCA, pero especialmente sobre la anorexia nerviosa de nuestra protagonista. Y en esta película somos espectadores de cómo las personas que sufren de anorexia están obsesionadas con estar delgadas, no quieren comer, crean rituales en las comidas y tienen miedo de subir de peso, se preocupan por cuántas calorías ingieren, pueden tomar píldoras de dieta, laxantes o diuréticos para perder peso, y es probable que hagan demasiado ejercicio. Y cómo entendemos que los riesgos sobre la salud son patentes: debilidad, piel y cabellos resecos, problemas estomacales, alteraciones menstruales, alteraciones psicológicas y del comportamiento, riesgo de osteoporosis, de problemas renales y cardíacos, y, en casos graves, riesgo de muerte. 

Hasta los huesos es una típica producción de Netflix, sin alardes cinematográficos (y con algunos estereotipos que hubieran sido prescindibles, como la prototípica historia de amor entre adolescentes) pero efectiva y con afán de denuncia y generar resonancia en los espectadores. Y eso lo consigue. Y puede conseguir llegarnos hasta los huesos, especialmente para aquel que no conozca la profundidad de los TCA en la adolescencia, cuando la comida se convierte en el enemigo.