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miércoles, 30 de junio de 2021

Actualizaciones de EvidenceUpdates en Neonatología (XIX): primer semestre 2021

 

Un semestre más - y llevamos 19 ediciones - retornamos con las actualizaciones de EvidenceUpdates en Neonatología, en esta ocasión con el primer semestre del 2021, tanto para revistas biomédicas como en Colaboración Cochrane. Seguimos con bastante información respecto al virus SAS-CoV-2 y su enfermedad asociada en el periodo peri-neonatal.

Como es habitual, seleccionamos aquellas revisiones sistemáticas con una puntuación > 5 en las áreas de interés de EvidenceUpdates: 













lunes, 28 de junio de 2021

SARS-CoV-2: variantes de preocupación y variantes de interés


Para los virus la mutación es parte natural de su ciclo de vida. También para el virus SARS-Cov-2. Cuando éste infecta a una célula, se replica generando copias, copias que a veces pueden no ser fieles al original y presentar alguna variante. Aún así, la capacidad de mutabilidad del SARS-CoV-2 es mucho menor que el del virus de la gripe o el VIH. 

Todos los virus cambian con el paso del tiempo, y también lo hace el SARS-CoV-2, el virus causante de la COVID-19. La mayoría de los cambios tienen escaso o nulo efecto sobre las propiedades del virus. Sin embargo, algunos cambios pueden influir sobre algunas de ellas, como por ejemplo su facilidad de propagación, la gravedad de la enfermedad asociada o la eficacia de las vacunas, los medicamentos para el tratamiento, los medios de diagnóstico u otras medidas de salud pública y social. En total, las variantes del coronavirus en circulación tienen unas 25-30 mutaciones de media que se han generado en cuestión de 14 meses. Y de las once variantes de SARS-CoV-2 identificadas, la Organización Mundial de la Salud las divide en dos tipos. 

a) Variantes consideras "de preocupación" (VOC): aquellas a las que se les asocia uno o más de los siguientes cambios en tanto que afecten de forma significativa a la salud pública a nivel global: 1) hay un aumento de la transmisibilidad; 2) hay un aumento de la virulencia - la capacidad del virus de causar daño a su hospedador - o hay un cambio en la presentación clínica de la enfermedad; 3) hay una disminución de la efectividad de las medidas sociales y de salud pública o de los medios de diagnóstico, las vacunas y los tratamientos disponibles. 

Están en esta categoría las identificadas por primera vez en Reino Unido, Sudáfrica, Brasil  e India: 
- Reino Unido-diciembre 2020. Variante B.1.1.7 (conocida como variante alfa por la OMS) 
- Sudáfrica-diciembre 2020. Variante B.1.351 (conocida como variante beta por la OMS) 
- Japón/Brasil-diciembre 2020. Variante P1 (conocida como variante gamma por la OMS) 
- India-diciembre 2020- Variante B.1.617.2 (conocida como variante delta por la OMS) 

Estos linajes presentan mutaciones en el gen de la proteína Spike (S), lo que influye en cómo entra el virus en las células a través de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) y puesto que el dominio de unión al receptor (RBD) de la proteína S es el objetivo principal de los anticuerpos neutralizantes y que todas las vacunas aprobadas expresan esa proteína del virus, las mutaciones en S y en su RBD pueden potencialmente poner en aprietos la efectividad de la vacuna y favorecer las transmisibilidad del virus. Ahora bien, por ahora ninguna de ellas parece que sean un problema para las vacunas, tal como demuestran las primeras publicaciones de NEJM o The Lancet. 

b) Variantes consideradas "de interés” (VOI): cuando su genoma presenta mutaciones en comparación al virus de referencia y cuando ha sido identificada como causa de transmisión comunitaria o ha sido detectada en varios países. 

Están en esta categoría las identificadas las siguientes localizaciones
- California-diciembre 2020. Variantes B.1.427 y B.1.429 (conocida como variante epsilon) 
- Brasil-abril 2020. Variante P2 (conocida como variante zeta) 
- Reino Unido/Nigeria-diciembre 2020. Variante B.1.525 (conocida como variante eta) 
- Filipinas. Variante P3 (conocida como variante theta) 
- Nueva York-octubre 2020. Variante B.1.526.1 (conocida como variante iota) 
- India-diciembre 2020. Variante B.1.617.1 (conocida como variante kappa) 
- Perú-agosto 2020. Variante c 37 (conocida como variante lambda) 

Todas estas variantes han ido copando titulares. La primera fue la variante británica (B.1.1.7) y la última es la variante india con un linaje B.1.617 de tres cabezas (B.1.617.1, B.1.617.2 y B.1.617.3) con variedad genética y diferente distribución geográfica, y de preocupación la B.1.617.2. 

Pero esto no acaba aquí. La OMS y sus redes internacionales de expertos llevan a cabo un seguimiento de los cambios que experimenta el virus para que, en caso de que se detecten mutaciones de importancia, se pueda informar a los países y a la población sobre las modificaciones que se deban introducir en la respuesta para reaccionar ante la variante y prevenir su propagación. Se han establecido una serie de sistemas de ámbito mundial, cuya eficacia se está fortaleciendo actualmente, para detectar «señales» de posibles VOI o VOC y evaluarlas en función del riesgo que supongan para la salud pública mundial. Las autoridades nacionales pueden optar por designar otras VOI o VOC a escala local.

sábado, 26 de junio de 2021

Cine y Pediatría (598) “Mi chica”, un coming-of-age entre la muerte y la vida



Un director, una joven actriz y una canción se dieron cita a principios de la década de los 90 para regalarnos una peculiar “coming of age” en dos partes, un éxito en la primera película, la segunda menos recordada. El director es Howard Zieff, la actriz Anna Chlumsky (en su primer papel protagonista a los 11 años) y la mítica canción del grupo The Temptations, con título homónimo a las películas y que sirve de colofón final de ambas historias, la de la niña y luego adolescente Veda. Las películas son Mi chica (1991) y Mi chica 2 (1994). 

Mi chica nos presenta a Vada Sultenfuss (Anna Chlumsky), una preciosa niña de 11 años, cuya personalidad hipocondríaca y obsesionada con la muerte ya apreciamos en la primera escena: “Nací con ictericia. Una vez me senté en la taza del váter de una gasolinera y cogí almorranas. He aprendido a vivir con un hueso de pollo en la garganta desde hace tres años. Así que sabía que papá se agobiaría cuando supiera mi última enfermedad. Papá, no quiero preocuparte. Pero mi pecho izquierdo está creciendo mucho más rápido que el derecho. Eso solo puede significar una cosa: cáncer. Me estoy muriendo”

Nos encontramos en un caluroso verano de 1972 en Madison, Pensilvania. Y vamos descubriendo que Vada quedó huerfana de madre al nacimiento y que su padre (Dan Aykroyd) está más ocupado en atender la funeraria familiar que en criar a su propia hija única. En esa casa tan peculiar llena de féretros (que Vada enseña por dinero a los chicos del barrio) también convive con una peculiar abuela (que prefiere cantar a hablar), y a donde un día llega a trabajar Shelly (Jamie Lee Curtis), una joven tanatopráctica con su gran autocaravana. Fuera de casa, las vacaciones de verano de Vada transcurren entre las andanzas con su amigo Thomas (Macaulay Culkin), un curso de escritura creativa que da un profesor del que está enamorada (y con el que piensa que se casará) y sus continuas visitas al médico, allí donde acude con sus continuas enfermedades inventadas. Y aunque el doctor le dice con ternura “Estás perfectamente sana. Vada, tienes que poner fin a esto. No te pasa absolutamente nada malo”, ella le responde: “Tendré que pedir una segunda opinión…Toda la profesión médica es una farsa”

Pero dos acontecimientos cambiarán la tranquilidad estival de nuestra protagonista, más allá de la llegada de su menarquía: “No es justo. A los chicos no les ocurre nada”. Por un lado, su hiperalérgico amigo Thomas, con quien experimenta su primer beso y al que le dice aquello de “Solo me rodeo de gente a la que encuentro intelectualmente inteligente”, sufre una grave experiencia con un colmena de abejas; por otro, su padre comienza a enamorarse de la nueva tanatopráctica y la celotipia de Vada aumenta (y con ello, sus supuestas enfermedades que siempre intentaron ser un motivo para llamar la atención del padre casi ausente). Dos experiencias para el aprendizaje, entre la vida y la muerte, entre ganar y perder, entre los peculiares pensamiento en off de esa joven adolescente que camina por la vida y sus consecuencias. Y al final, tras leer el poema dedicado a Thomas, nos confiesa que ya se tragó el hueso de pollo, mientras pedalea con otra amiga y suena la canción “My Girl” de The Temptations. Y los espectadores seguimos recordando su frase: “¿Dónde están sus gafas? No puede ver sin sus gafas”

Mi chica fue un gran éxito en su día, una comedia dramática que hablaba abiertamente sobre la muerte, el pasado y la pérdida a través de los expresivos ojos azules de una preciosa niña de cabello rubio que intentaba buscar su lugar en el mundo y entender el valor de la familia, la amistad y el primer amor. Y tres años después Zieff rodó una secuela, Mi chica 2, en la que conocimos a una Vada algo más madura y curiosa por su pasado familiar. 

Seguimos en Madison, Pensylvania, ahora en el año 1974, donde Richard Nixon sigue siendo presidente. Vada es ya una adolescente acostumbrada a su nueva familia (con un hermano en camino) y ya acostumbrada a ayudar en la funeraria de su padre, superado el temor a la muerte. Pero continúan sus peculiares pensamientos en off: “Yo creo que a partir de ahora solo le pediré a mi padre consejos para embalsamar”. Aficionada a la escritura, busca por ese medio el recuerdo de su madre, a quien no conoció. Y el círculo se cierra con el nacimiento de su nuevo hermano. Y el nacimiento de una nueva vida rompe su obsesión por la muerte. Mientras vuelve a sonar “My Girl”. 

Son estas dos películas puro cine familiar que puede enternecer, en especial, al público más sensible. Un “coming of age” entre la vida y la muerte alrededor de nuestra protagonista, donde finalmente gana la vida y lo hace con el “leitmotiv” musical homónimo, puro Motown Sound de la década de los sesenta. Y una oportunidad para reflexionar sobre el duro precio de ser niño prodigio en Hollywood. De ello, ya hemos hablado al menos en dos entradas de Cine y Pediatría (74 y75), pero hoy lo concentramos en sus dos jóvenes protagonistas: Macaulay Culkin y Anna Chlumsky. 

Macaulay Culkin batió, tres años después de Mi chica, el récord de actor infantil mejor pagado por la película Niño rico (Donald Petrie, 1994), que añadió 10 millones de dólares a su ya holgada situación económica. Pero a partir de ahí los problemas con su padre - quien, además de a Macaulay forzó a trabajar a dos de sus hermanos, Rory y Kieran - comenzaron a acaparar más portadas que sus películas, sobre todo cuando un juez le dio la razón a la petición de bloquear el acceso de sus padres a sus cuentas, y el que fuese niño bonito de Hollywood cayó en una espiral de depresión y consumo de drogas de la que le ha costado décadas salir. Y aunque la vida de Anna Chlumsky no ha sido tan dura, la actriz fue, tras Mi chica y su secuela, cruelmente repudiada de Hollywood y el carpetazo final a su carrera como actriz lo dio al ser rechazada para rodar Parque Jurásico. A partir de ahí compaginó pequeños papeles en película de televisión y alguna serie de poco calado. Porque Anna Chlumsky se comió la pantalla interpretando a Vara en Mi chica, pero poco tiempo después la pantalla se la comió a ella. Un ejemplo más de que el espacio entre la vida y la muerte (laboral) en Hollywood es mínimo.

 

miércoles, 23 de junio de 2021

Aproximación a la terapia CAR T


1. Definición. 

La terapia CAR T (Chimeric Antigen Receptor T-Cell o receptor de antígeno quimérico de células T) es una nueva aproximación para la cura del cáncer que utiliza el sistema inmunológico del propio paciente. Se basa en el principio de que ciertas células del sistema inmunológico, denominadas células T o linfocitos T, son capaces de identificar células anormales (como las células de cáncer) y destruirlas antes de que se multipliquen y causen la enfermedad. Según ello, la terapia CAR T toma células T de la sangre y les inserta un nuevo gen para facilitarles la tarea de combatir el cáncer: a estas nuevas células se las denomina células CAR T. El procedimiento crea millones de estas células CAR T y las infunde al cuerpo del paciente para combatir el cáncer. 

2. Tipos de terapia CAR T 

Actualmente, cuatro terapias CAR T han sido aprobadas por el FDA (US Food and Drug Administration) para el tratamiento de pacientes que sufren ciertas enfermedades: 
- Kymriah® (tisagenlecleucel) para niños y adultos jóvenes (hasta la edad de 25 años) con leucemia linfoblástica aguda de células B, adultos con linfoma difuso de células B grandes, adultos con linfoma folicular transformado. 
- Yescarta® (axicabtagene ciloleucel) para adultos con linfoma difuso de células B grandes, linfoma primario del mediastino de Células B grandes, linfoma de células B de alto grado, linfoma folicular refractario 
- Tecartus® (brexucabtagene ciloleucel) para adultos con linfoma de células de manto 
- Breyanzi® (lisocabtagene maraleucel ) para adultos adultos con linfoma de células B grandes. 

Aún se encuentra en investigación determinar si la terapia CAR T puede ayudar a pacientes con otros tipos de cáncer, como el mieloma múltiple, otros tipos de leucemia o linfoma, e incluso pacientes con algunos tumores sólidos. 

3. Fases de la terapia CART T 

La terapia CAR T consta de los siguientes ocho pasos: 1) Aféresis: recolectar las células T por leucaféresis; 2) Reprogramación celular: convertir las células T en células CAR T en un laboratorio especializado; 3) Expansión: lograr la reproducción de cientos de millones de células CAR T en el laboratorio; 4) Preparación del paciente: preparación del organismo para recibir las células CAR T, generalmente con quimioterapia; 5) Infusión: infusión de las células T en el organismo; 6) Ataque de las células: las células CART ataca las células cancerosas y empieza la erradicación de las mismas; 7) Monitorización: entre un 30 y un 40% de los pacientes tratados pueden padecer efectos adversos y en algunos casos son graves; 8) Seguimiento y resultados: que comienza después del momento de infusión de las células CAR T. 

La terapia CAR T suele precisar de 4 a 8 semanas desde el momento de la recolección de las células T hasta el seguimiento. En el seguimiento post terapia CAR T cabe advertir que aparecerá cansancio, pérdida de apetito, somnolencia, confusión y problemas temporales de coordinación y memoria. Y cabe tener en cuenta los principales efectos secundarios de la terapia CAR T: el síndrome de liberación de citoquinas y neurotoxicidad. 

4. Objetivos de la terapia CART T 

Aunque nadie pueda predecir con certeza si la terapia CAR T lo curará del cáncer, ciertamente ha ayudado a muchos pacientes. Y por ello, en la terapia CAR T caben distintas posibilidades, de más a menos: puede llevar el cáncer a un estado de remisión total por muchos meses o años, dejarlo en un estado de remisión por un corto período de tiempo antes que la enfermedad regrese, dejarlo en estado de remisión parcial o, también, no lograr para nada un estado de remisión. De hecho, en algunos casos la terapia CAR T puede ser usada como un “puente” hacia otros tratamientos, como un trasplante de células madre, para reducir la cantidad de la enfermedad en su organismo. 

5. Centros que aplican terapia CART T en España 

Según el Ministerio de Sanidad, estos son los centros actuales: Complejo Asistencial de Salamanca, Hospital Clinic de Barcelona, Hospital Clínico Universitario de Valencia, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Hospital Universitario Gregorio Marañón, Hospital Universitario i Politècnic La Fe, Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona, Hospital del Niño Jesús de Madrid, Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona, ICO Hospital Duran i Reynals en Hospitalet de Llobregat, ICO Hospital Germans Trias i Pujol en Badalona, Hospital Universitario La Paz en Madrid. Y con carácter excepcional el Hospital Universitario de Gran Canaria Dr Negrín. 

6. Experiencia terapia CART T en Pediatría en España 

El CAR-T 19 es un tratamiento basado en la utilización de las propias células del paciente para destruir las células leucémicas. Se trata de un nuevo paradigma de terapia que permite la personalización del tratamiento contra la leucemia linfoblástica aguda (LLA), el tipo de cáncer más común entre los niños que afecta a 4 por cada 100.000 en nuestro país. 

La terapia de células CAR-T, tal como hemos descrito previamente, consiste en extraer linfocitos T del paciente mediante aféresis; estos son modificados posteriormente para que reconozcan y ataquen las células tumorales, y se vuelven a transferir al cuerpo del paciente para que, tras ser reprogramados, puedan reconocer, atacar y destruir las células cancerosas. En las leucemias se producen por una alteración o malignización de los linfocitos B, tienen en común que expresan una proteína o antígeno en su superficie llamada CD-19. Cuando se produce un cáncer, los linfocitos no pueden reconocer el antígeno y, por tanto, no pueden atacar ni frenar la replicación de células cancerosas. Gracias a la ingeniería genética es posible reprogramar los linfocitos e introducir información génica para que estas células expresen en su superficie el receptor quimérico o CAR-T que reconocerá al antígeno tumoral (CD19), lo reconocerá y destruirá las células malignas. 

Actualmente esta terapia está indicada para pacientes pediátricos y adultos jóvenes de hasta 25 años con leucemia linfoblástica aguda (LLA) de células B refractaria que tienen mal pronóstico. El tratamiento CAR-T 19 está indicado para los pacientes de leucemia que han sufrido al menos una recaída tras un trasplante o una segunda o tercera recaída con otras terapias. Se trata, generalmente, de pacientes que no responden al tratamiento y que no tienen opciones curativas con los tratamientos convencionales (quimioterapia y trasplante de médula ósea). 

Porque el futuro es ya presente…, aunque reste mucho por avanzar.

lunes, 21 de junio de 2021

Recursos para la formación e información en Pediatría


Durante siete años, de los años 2013 a 2019, un conjunto de investigadores multidisciplinar (de la Unidad de Información e investigación social y sanitaria (UISYS) de la Universidad de Valencia-CSIC, el Departamento de Historia de la Ciencia y Documentación de la Universidad de Valencia y el Departamento de Pediatría de la Universidad Miguel Hernández) pudimos colaborar con la revista Acta Pediátrica Española en una sección que titulamos como "Formación e información en Pediatría". 

Durante este periodo de tiempo desarrollamos tres áreas temáticas: 

1) FUENTES DE INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA: 26 capítulos. 
Una exhaustiva revisión de las bases de datos bibliográficas (internacionales y nacionales), gestores de referencias bibliográficas, y buscadores y repositorios en relación con los diferentes recurso de la Medicina basada en la evidencia. 

2) COMUNICACIÓN CIENTÍFICA: 38 capítulos. 
De esta colección se han publicado dos libros. La primera mitad de capítulos se recopilaron en el año 2017 en el libro titulado "Claves para sobrevivir a la publicación biomédica. Cómo elaborar una comunicación a un congreso y publicar un artículo científico" (con el apoyo de Nutribén Nutrición). La segunda mitad de capítulos se recopilaron en el año 2019 en el libro “Recursos para convivir con la e-Pediatría en el siglo XXI. Estrategias de comunicación para destacar en un mundo hiperconectado” (con el apoyo de GSK) .

3) BIBLIOMETRÍA Y CIENCIOMETRÍA: 16 capítulos. 
Un recorrido por los distintos tipos de indicadores (de producción, de impacto, de colaboración) y de bases de datos y repositorios (Web os Science, Journal Citation Reports, Scopus, Scimago), así como otros indicadores útiles (métricas alternativas y cibermetría). Una bonita experiencia de compartir conocimientos y aprender en el camino. 

Toda esta ingente información la podéis obtener de forma libre desde la web de nuestro Servicio de Pediatría, que os invitamos a visitar. En la sección de INVESTIGACIÓN y apartado de Programas de investigación, podemos revisar cada uno de ellos en estos enlaces: 
4) Y también un apartado de OTROS, con información de interés. 

Confiamos que sea de vuestra utilidad.

sábado, 19 de junio de 2021

Cine y Pediatría (597) “Verano del 84”, porque hay veranos y veranos


Los asesinos clandestinos han sido durante mucho tiempo una espeluznante obsesión tanto para los directores de cine como para los cinéfilos. Películas a lo largo de la historia de distinto calado, calidad, algunas de ficción y otras, realidad. Un breve recuerdo cinéfilo a las mejores películas con esta temática que comienza con M, el vampiro de Düsseldorf (Fritz Lang, 1931), considerada la primera película de asesinos en serie y un clásico del género, donde se narra la frenética persecución de un asesino de niños en las calles de Berlín. Si bien, otro clásico director realizó un mediometraje antes, por título El enemigo de las rubias (Alfred Hitchcock, 1927) y en donde nos regalaba el primero de sus habituales cameos. Y es precisamente otra obra de este director la que continúa cronológicamente este recuerdo de clásicos, como fue la icónica Psicosis (Alfred Hitchcock,1960), inspirada en la historia de Ed Gein, un asesino y ladrón de tumbas, que inspiró el personaje de Norman Bates, su madre y su motel asesino. 

Pero cabe citar otros títulos, como los siguientes: El estrangulador de Rillington Place (Richard Fleischer, 1971), basada en la necrófila historia real del londinense Reginald Christie durante los años 50; Frenesí (Alfred Hitchcock, 1972), la penúltima película del genio que supuso una verdadera hazaña, recapturando el tono de sus thrillers conspirativos de los años 40; Malas tierras (Terrence Malick,1973), basada en la historia real de Charles Starkweather y Caril Ann Fugate, amantes adolescentes cuyo asesinato en 1958 en las llanuras de Nebraska acaparó los titulares de prensa en Estados Unidos y que la convierte en una de las mejores obras del peculiar genio llamado Terence Malick; La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974), donde resultad difícil olvidar a ese gigante armado con una sierra mecánica de nombre Leatherface y su persecución a un grupo de adolescentes; Halloween (John Carpenter, 1978), una de las películas esenciales de terror, que hace olvidar a sus secuelas y precuelas, con un mítico asesino Michael Myers y una de las mejores bandas sonoras de la historia del cine; Pesadilla en Elm Street (Wes Craven,1984), quien afiló la cuchilla con su explosiva mezcla de adolescencia suburbana, fantasía, sangre y terror en la figura de Freddy Krueger; Henry: retrato de un asesino (John McNaughton, 1986), considerada tan depravada que se le dio una calificación de 'X' y desde entonces se ha ganado el estatus de película de culto por su visceral retrato del verídico Henry Lee Lucas, un asesino con problemas con su madre, que confesó haber matado hasta 300 personas; El silencio de los corderos (Jonathan Demme,1991), ese tour de force entre la detective Clarice y el Dr. Hannibal Lecter, el monstruo amante de la carne fresca; Seven (David Fincher, 1995) y ese ostentoso asesino que reproduce en sus víctimas los siete pecados capitales; American Psycho (Mary Harron, 2000), retrato del desalmado financiero de Wall Street, Patrick Bateman; Monster (Patty Jenkins, 2003), sobre la verdadera historia de Aileen Wuornos, una mujer cuyos desesperados intentos de prostitución en la carretera conducen a actos mucho más siniestros e irreversibles; Zodiac (David Fincher, 2007), basado en una de las persecuciones de un asesino más famosas de la historia de los Estados Unidos; Los asesinos de Snowtown (Justin Kurzel, 2011), donde un adolescente en busca de su identidad acaba siendo arrastrado por su padrastro a un mundo de fanatismo y violencia; Prevenge (Alice Lowe, 2016), en lo que es una de las pocas películas sobre asesinos en serie escrita y dirigida por una mujer, donde una lunática mujer embarazada de varios meses escucha la voz de su hijo no nato, quien le da instrucciones asesinas. 

Pero fue la década de los 80 la mejor etapa de la historia en lo que se refiere al cine de terror. Una década dorada en muchos sentidos con aquellos veranos interminables de nuestra adolescencia, pero donde se incrustaban las historias norteamericanas de desaparecidos de los que quedaba como testigo su cara estampada en cartones de leche, de asesinos en serie y familias que se rompían. Y como homenaje a ello, se ha estrenado recientemente la película canadiense Verano del 84 (Anouk Whissell, François Simard, Yoann-Karl Whissell, 2018), una mezcla de cine de suspense, “coming of age” y toque de terror final. 

Porque bajo las siglas RKSS (Roadkill Superstar) se esconden estos tres directores (Anouk Whissell, François Simard, y Yoann-Karl Whissell) especializados en presentar sus pocas películas en el Festival de Sitges, lo que ya nos marca su temática. Estos nos lleva en esta película de hoy al pequeño pueblo de Ipswich (estado de Oregón), donde, en el verano de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, compartimos las vivencias de cuatro adolescentes de 15 años: Davey (Graham Verchere), cuya afición es investigar sobre cualquier tipo de teoría conspirativa y extraña historia que encuentre en los periódicos, y sus tres prototípicos amigos con acné rebelde en la cara e inquietud sexual en el cerebro. Cuando Davey conoce la noticia de que un asesino en serie ha secuestrado y asesinado ya a 15 niños entre 12 y 16 años en la comarca, Davey comienza a sospechar de su vecino Wayne Mackey (Rich Sommer), a priori un policía ejemplar que vive solo y cuya actitud hace sospechar a nuestro protagonista que sea dicho psicópata, por lo que junto a sus amigos iniciará una serie de investigaciones para atraparlo. Y convence a sus amigos de ir en búsqueda del asesino de Cape May: "La Operación Destrucción comienza ahora". 

Se mezclan teorías de conspiración, leyendas urbanas, la imaginación de unos adolescentes y la cruda realidad. Una película que se ha relacionado con la serie de Netflix, Stranger Things, por la coincidencia de adolescentes en busca de solucionar casos no resueltos, y que en Verano del 84 nos depara un giro radical en el tercio final de la película y que lleva a que su protagonista nos diga como colofón: "Incluso los asesinos en serie viven al lado de alguien". Y cabe destacar en esta película su buena mano a la hora de construir tensión, y de pillarnos con el pie cambiado tanto mientras se adentra en terrenos oscuros como al alcanzar su impactante clímax. Y, por ello, lo que solo parecía ser un mero elogio de la nostalgia a los veranos adolescentes logra funcionar eficazmente como exploración de las zonas oscuras que a menudo esquivamos al mirar atrás. Por tanto, rompe un poco el esquema de ese grupo de amigos que transitan en los sus veranos de aprendizaje, como fueron Cuenta conmigo (Rob Reiner, 1986) y The Kings of Summer (Jordan Vogt-Roberts, 2013).  

Y es así como, en los albores de un nuevo verano, recordamos este Verano del 84 canadiense, que nada tiene que ver con aquel Verano del 42 (Robert Mulligan, 1971) estadounidense, una película tan inolvidable como su banda sonora, o aquel Verano 1993 (Carla Simón, 2017) español, ese poema fílmico sobre la infancia de obligada prescripción. Porque hay veranos y veranos, y todos hay que vivirlos y revivirlos. Aunque prefiero el amor al terror... Y hay hechos que hacen que no siempre aquellos fueran unos maravillosos años. 

 

miércoles, 16 de junio de 2021

Libro Cine y Pediatría 10, cuando el color lo pone el cine en blanco y negro

 

Un año más, y un nuevo libro del proyecto "Cine y Pediatría" llega a las librerías (y a Amazon). Parece que fue ayer… y hemos llegado al décimo libro. Y a dobles dígitos. Un número 10 relacionado con el liderazgo, la confianza e independencia. Y sin ninguno de esos tres valores esto hubiera sido posible. Porque en el momento en que el mundo se ha parado y todo ha cambiado por una terrible pandemia que ya llega a un año y medio de recorrido, Cine y Pediatría ha seguido adelante y todo continúa igual, con la misma ilusión - o más – que el primer día. 

Y es así como se desgranan las celebraciones: 
- En el año 2012, publicamos Un sueño hecho realidad: el libro "Cine y Pediatría 1"
- En el año 2018, Libro "Cine y Pediatría 7", la adolescencia de un proyecto.
- En el año 2019, Libro "Cine y Pediatría 8", cuando lo "raro" se hizo extraordinario.
- En el año 2020, Libro "Cine y Pediatría 9"...y los guiones que quedan por escribir.

Queda lejano aquel sábado del mes de enero del año 2010 donde se publicó el primer post de esta serie. Y ya son 520 los post publicados y volcados en sendos capítulos de libro. Y continua, con más fuerza si cabe, el objetivo del proyecto Cine y Pediatría de prescribir películas y apoyar los temas de humanización en nuestra práctica clínica (como pediatras o sanitarios) y en otros entornos (centros educativos o en las propias familias). Películas con valores y con valor añadido que este año han inaugurado o clausurado diferentes eventos científicos a nivel nacional (Sociedad Valenciana de Neuropediatría, Curso de Verano de la Universidad de Almería, Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia) e internacional (XXI Congreso Chileno de Medicina Familiar, XIII Jornada Nacional de Pediatría Dominicana, Conversatorio con Sociedad Chilena de Pediatría, XXXI Congreso Nacional de Pediatría de El Salvador, XVII Congreso Internacional de Pediatría de Mérida/Yucatán).


Y con todo el color del número 10, considero un momento propicio para recordar el cine en blanco y negro desde Cine y Pediatría. Un cine que llega depurado por el paso del tiempo, las crónicas de los críticos, el amor del público y la fuerza expresiva de un tiempo que quizás no fue mejor... tampoco para la infancia. 


Un cine con bouquet que reposa en las mejores bodegas de la memoria del séptimo arte. Y he aquí una buena representación de las ya publicadas en Cine y Pediatría: El chico (Charles Chaplin, 1921), El doctor Arrowsmith (John Ford, 1931), La parada de los monstruos (Tod Browning, 1932), Cero en conducta (Jean Vigo, 1933), ¡Qué bello es vivir! (Frank Capra, 1946), Alemania, año cero (Roberto Rossellini, 1948), Ladrón de bicicletas (Vittorio De Sica, 1948), Los olvidados (Luis Buñuel, 1950), Juegos prohibidos (René Clément, 1952), Marcelino, pan y vino (Ladislao Vajda, 1954), La noche del cazador (Charles Laughton, 1959),  El cebo (Ladislao Vajda, 1958), Los chicos (Marco Ferreri, 1959), Los cuatrocientos golpes (François Truffaut, 1959),  Los golfos (Carlos Saura, 1959), Matar a un ruiseñor (Robert Mulligan, 1962), La gran familia (Fernando Palacios, Rafael J. Salvia, 1962), La guerra de los botones (Yves Robert, 1962), Lolita (Stanley Kubrick, 1962), La infancia de Iván (Andrei Tarkovsky, 1962), Del rosa… al amarillo (Manuel Summers, 1963), El señor de las moscas (Peter Brook, 1963), Crónica de un niño solo (Leonardo Favio, 1965), El niño y el muro (Ismael Rodríguez, 1965), Mouchette (Robert Bresson, 1967), También los enanos empezaron pequeños (Werner Herzog, 1970), El hombre elefante (David Lynch, 1980), American History X (Tony Kaye, 1998), Persépolis (Marjane Satrapi, Vincent Paronnaud, 2007), La cinta blanca (Michael Haneke, 2009), Güeros (Alonso Ruizpalacios, 2014), Roma (Alfonso Cuarón, 2018). 


Y con el recuerdo de este maravilloso cine en blanco y negro que colorea nuestro proyecto, hoy inauguramos Cine y Pediatría 10. Y, como todos los anteriores libros, viene acompañado de tres prólogos, dedicados al Cine, a la Pediatría y a la Docencia. Tres prólogos cuyos autores hacen que crezca el proyecto de Cine y Pediatría para que sea un proyecto de diez: 

El Prólogo desde el punto de vista de la Pediatría es un regalo que procede de la ética y el compromiso profesional de la Dra. Isolina Riaño, pediatra asturiana conocida y reconocida. Una amiga vinculada con numerosos proyectos en la Asociación Española de Pediatría, pero con dos que la definen como profesional y como persona: el Comité de Bioética y el Grupo de Cooperación Internacional. Lo que se dice un ser humano “de cine”. Y su prólogo, escrito desde el corazón, es fiel reflejo de esto que digo: “El cine, herramienta para el cultivo de la empatía y la compasión como pediatras y para vivir con ilusión”.

El Prólogo desde el punto de vista del Cine lleva la firma de Raül Mercadal, periodista y editor de las revistas Comunicación y Pedagogía y Making Of-Cuadernos de Cine y Educación. Y es que desde Making Of se plantea el valor del cine como una herramienta esencial para la docencia y, por tanto, comparte uno de los objetivos clave de Cine y Pediatría, que como ya conocéis es “una oportunidad para la docencia y humanización en nuestra práctica clínica”. Y mi colaboración desde hace tiempo en esta revista convierte ahora su prólogo en un camino común para ambos proyectos. Su prólogo, bajo el título de “Sentir el cine”, plantea que es imperativo educar la mirada del espectador para saber discernir el mensaje en el cine, "sentir" en el sentido más amplio del término.  

El Prólogo desde el punto de vista de la Docencia es un regalo de dos “amics” del alma, dos profesores e investigadores vinculados a la Universitat de València: Adolfo Alonso y Rafael Aleixandre. Nos conocimos hace 15 años y en aquel entonces la inquietud común hizo, como ellos explican al inicio del prólogo, que iniciáramos proyectos de investigación alrededor de la cienciometría. Su prólogo, bajo el título de “De la cienciometría a la cinemetría, todo es docencia”, es un texto magnífico en forma y fondo, en contenido y continente, en sentido y sensibilidad. 


Y así de bien llegamos a Cine y Pediatría 10. Ya con dobles dígitos y con doble ilusión por seguir adelante combinando arte (cine) y ciencia (pediatría), emociones y reflexiones a través de la observación narrativa de películas argumentales sobre la infancia y adolescencia que puedan ser prescritas para mejorar nuestra formación humanística como profesionales sanitarios. En blanco y negro… y en color. 

Los libros disponibles a la venta en Lúa Ediciones 3.0 y en Amazon. 

Y os dejamos el vídeo de presentación.


lunes, 14 de junio de 2021

Monografías FAPap, buen recurso docente


FAPap (Formación Activa en Pediatría de Atención Primaria) es el plan de formación continuada de la AEPap, presente desde el año 2010, y dirigida por dos pediatras y amigas de la categoría de Carmen García Rebollar y Carmen Villaizán Pérez.  Tiene como objetivo fundamental proporcionar a los pediatras, a los residentes de Pediatría y a los profesionales implicados en la atención a la población infantil, una herramienta de formación basada en el programa de pediatría de Atención Primaria. 

La plataforma FAPap ofrece tres herramientas formativas: 
- FAPap, revista de formación continuada: una publicación trimestral de artículos eminentemente prácticos. 
- FAPap monográficos: volúmenes recopilatorios de los artículos de una determinada área competencial, publicados previamente en FAPap. 
- El programa de formación. 

Hoy queremos destacar FAPap monográficos, publicación a cuyos contenidos se podrá acceder previo registro en la web. Cada monográfico está coordinado por un grupo de trabajo de la AEPap relacionado con el área competencial. Este grupo se encarga de revisar y actualizar, de acuerdo con los autores, el contenido de cada uno de los artículos. 

Los monográficos FAPap tienen una orientación eminentemente práctica. Van acompañados de unos objetivos docentes generales y específicos, en formato html y pdf, así como material adicional: presentaciones, material adicional, ejercicios online y ampliaciones bibliográficas Es necesario suscribirse si desea descargarse el material en formato pdf, acceder a la prueba de evaluación y conseguir los créditos de formación. 

Hemos tenido la oportunidad de participar en uno de sus últimos monográficos, bajo el título de INVESTIGACIÓN EN PEDIATRÍA y cuyo temario y contenido viene expuesto en este enlace. Sirva como ejemplo este capítulo de los 10 capítulos del monográfico, por título “Valoración crítica de artículos científicos. Parte 2: Revisiones sistemáticas y metaanálisis”. 

Vale la pena conocer y utilizar FAPap y sus monográficos.

sábado, 12 de junio de 2021

Cine y Pediatría (596). “Jean François y el sentido de la vida” entre Camus, Sísifo y el Café de Flore

 

París está repleto de lugares míticos, desde iglesias y palacios, hasta cafeterías. Y hoy vienen al recuerdo dos de sus cafés más famosos, situados en el emblemático Boulevard Saint Germain y a pocos pasos de la iglesia más antigua de París, la Iglesia de Saint Germain des Pres. Estos cafés son Les deux Magots y el Café de Flore, similares pero tan diferentes, incluso en su posicionamiento político, el primero más de izquierdas y el segundo más de derechas. 

El Café de Flore apareció a principios de la Tercera República, en los albores del siglo XIX y el devenir de la historia le ha deparado permanecer como un establecimiento vinculado al arte y a la filosofía de la vida, con el surrealismo y el existencialismo como bandera. El surrealismo surgió en este entorno en los albores del fin de la Primera Guerra Mundial cuando el poeta y escritor francés Guillaume Apollinaire tomó posesión del lugar e invitó a sus amigos André Breton, Paul Réverdy, Louis Aragon y Paul Eluard. Y algo similar ocurrió con el existencialismo durante el periodo más incipiente de mitad del siglo XX, pues Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Albert Camus y otros solían encontrarse con regularidad en sus mesas, en un París revolucionado y rebelde. Pero también fue un entorno frecuentado por otros artistas como Modigliani, Picasso y Soutine. Y allí permanece esta cafetería decorada en Art Decó, con sus muebles y espejos de caoba y sus asientos de color rojo. 

Pues bien, este Café de Flore se constituye en un especial “macguffin” en esta especial “coming of age” de un adolescente alrededor de su particular “road movie” en busca de Albert Camus y que viene acompañado de un exquisito “leitmotiv” musical. Cuatro anglicismos para esta ópera prima del cineasta catalán Sergi Portabella en el año 2018, por título Jean François y el sentido de la vida, una película co-producida por Filmin. Una película narrada en ocho partes (Francesc, Jean François, Jean François y Lluna, El deseo, Las mentiras, La muerte de Camus, El absurdo y El mito de Sísifo) y con una sorprendente banda sonora del joven compositor Gerard Pastor, una música con remembranzas barrocas y cuya sorprendente elección funciona bien, tanto para enhebrar la alocada historia, como para empatizar con nuestro particular protagonista. 

La película nos presenta a Francesc Rubió (Max Megías), un adolescente de 13 años con ambliopía (no muy constante en la aplicación de su parche oclusivo en el ojo izquierdo), un alumno sometido a acoso escolar (“bullying”, otro dichoso anglicismo más), hijo único sin referencia de figura paterna en su hogar. Un día, mientras huye de un acosador en el colegio, encuentra en un lavabo el libro “El mito de Sísifo”, una de las novelas emblemáticas del filósofo Camus, allí donde discute la cuestión del suicidio y el valor de la vida, presentando el mito de Sísifo como metáfora del esfuerzo inútil e incesante del hombre. Y es con esa lectura, cuando decide convertirse en existencialista, se sube el cuello de la chaqueta como Camus y se hace llamar Jean-François, mientras digiere el mensaje de la novela: “No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale la pena o no vale la pena vivirla es responder a la cuestión fundamental de la filosofía… Quien toma conciencia de lo absurdo queda ligado a ello para siempre. Un hombre sin esperanza y consciente de ello… Los dioses habían condenado a Sísifo a subir sin cesar una roca hasta la cima de la montaña desde donde la roca volvía a caer por su propio peso. Habían pensado, con algún fundamento, la misma lucha para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a Sísifo feliz”

En una de las sesiones de Francesc con su psicólogo, éste le dice que Camus y los existencialistas se reunían en el Café de Flore. Es entonces cuando el joven decide huir de su casa y viajar a París para conocer a Camus, y en el inicio de esta aventura conoce a Lluna (Claudia Vega, la protagonista infantil de Eva, otra peculiar ópera prima), una adolescente de17 años que vive el presente y que le acompañará en su aventura con una única condición: parar por el camino para reencontrarse con el chico francés con el que tuvo una historia el verano pasado. Juntos emprenden un viaje para, con Camus o sin él, descubrir cuál es el sentido de la vida o, cuanto menos, el sentido de sus vidas.  

Al llegar a su destino, el Café de Flore, descubren que Camus había muerto hace más de medio siglo. Francesc/Jean François no consiguió su objetivo, pero en el camino vivió algunas experiencias, algún aprendizaje, si bien con una persistente sensación de querer llamar la atención, incluso con un intento de suicidio. Y Francesc siente no haberse encontrado cara a cara con Camus para decirle que se equivoca porque “dice que el suicidio es un acto cobarde, pero hay que ser valiente para hacerlo”. Para entonces ya ha regresado a su vida de nuevo, y descubre un nuevo libro en el lavabo del colegio, ahora “El castillo” de Franz Kafka, que le impondrá un nuevo reto para el camino de incorporarse a la vida adulta: “Esta noche cerrada cuando K llegó, una densa capa de niebla cubría el pueblo". Y es entonces cuando escribe de nuevo su carta de amor… 

Una película atípica con una partitura atípica. La búsqueda del sentido de la vida de dos adolescentes entre Camus, Sísifo y Café de Flore. Un nuevo viaje a la adolescencia y, de nuevo, como en nuestra película de la semana pasada, Yo, adolescente (Lucas Santa Ana, 2019), el suicidio ronda alrededor de esta edad. No es lo común, pero tampoco la excepción. Y deberemos estar atentos, porque es puro existencialismo. Y cabe preguntarse por el sentido de la vida y, en concreto, el sentido de cada adolescencia.

 

miércoles, 9 de junio de 2021

El cine y la adolescencia

 

"Los buenos hábitos formados en la juventud marcan toda la diferencia". Aristóteles 
"La adolescencia es una edad de tránsito. Y debe acabar produciendo unos adultos autónomos, responsables y altruistas”. Josep Cornellá 
"La adolescencia es como un segundo parto. En el primero nace un niño y en el segundo, un hombre y o una mujer. Y siempre es doloroso". François Truffaut 

Con estos tres pensamientos que describen esta apasionante edad que es la adolescencia, iniciamos la conferencia de clausura del XXV Congreso de la Sociedad Española de Medicina del Adolescente (SEMA) que tuvo lugar en Pamplona el pasado 28 de mayo de 2021. 

El tema expuesto fue "EL CINE Y LA ADOLESCENCIA", de la reivindicación a la oportunidad. Porque reivindicaremos una vez más la adolescencia como género cinematográfico, pues son centenares las películas al respecto que se pueden prescribir en la familia, centros educativos, pediatras y al propio adolescente para mejorar la comunicación y educación. Séptimo arte para una apasionante edad. 

Porque la adolescencia es una etapa fundamental en el desarrollo biológico y psicosocial de una persona. Una etapa justa y necesaria para el crecimiento donde todo recurso que pueda mejorar la comunicación y educación de los adolescentes será bienvenida. Y entre esos recursos tiene un lugar destacado el cine, pues ver películas es un entretenimiento apreciado por los adolescentes y que forma parte de nuestra sociedad. Y como pediatras, que atendemos a la salud orgánica, emocional y social de la infancia y adolescencia, proponemos prescribir películas que ayuden a comprender la adolescencia y al adolescente dentro de sus ámbitos habituales (familias, amigos, centros educativos y sociedad). 

La "prescripción" de películas puede orientarse a los adolescentes “en tierra de nadie” a través de sus historias “de cine”, sabiendo que no solo consiste en prescribir, sino en prescribir bien a nuestros hijos adolescentes, a nuestros alumnos adolescentes, a nuestros pacientes adolescentes. 

Os animamos a revisar y profundizar en ellas, obras de todas las filmografías, como Los olvidados (Luis Buñuel, 1950. España), Los cuatrocientos golpes (François Truffaut, 1959. Francia), Mouchette (Robert Bresson, 1967. Francia), Kids (Larry Clark, 1995. Estados Unidos), Fucking Amal (Lukas Moodysson, 1998. Suecia), Barrio (Fernando León de Aranoa, 1998. España), Rosetta (Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne, 1999. Bélgica), Felices dieciséis (Ken Loach, 2002. Reino Unido), Ciudad de Dios (Fernando Meirelles, 2002. Brasil), El Polaquito (Juan Carlos Desanzo, 2003. Argentina), Nápola (Dennis Gansel, 2004. Alemania), Machuca (Andrés Wood, 2004. Chile), C.R.A.Z.Y. (Jean-Marc Vallée, 2005. Canadá), El año que mis padres se fueron de vacaciones (Cao Hamburger, 2006. Brasil), Libero (Kim Rossi Stuart, 2006. Italia), LOL (Lisa Azuelos, 2007. Francia), Submarine (Richard Ayoade, 2010. Reino Unido), Los niños salvajes (Patricia Ferreira, 2011. España), Tilt (Viktor Chouchkov, 2011. Bulgaria), Las ventajas de ser un marginado (Stephen Chobsky, 2012. Estados Unidos), Klip (Maja Milos, 2012. Serbia), Sister (Ursula Meier, 2012. Suiza), Dollhouse (Kisten Sheridan, 2012. Irlanda), Después de Lucía (Michel Franco, 2012. México), Vivir es fácil con los ojos cerrados (David Trueba, 2012. España), La vida de Adèle (Abdallatif Kechiche, 2013. Francia), Sparrows (Rúna Rúnarsson, 2015. Islandia), Cuando tienes 17 años (André Téchiné, 2016. Francia), Park (Sofía Exarchou, 2016. Grecia), El viaje de Nisha (Iram Haq, 2017. Noruega), El libro secreto de Henry (Colin Trevorrow, 2017. Estados Unidos) etc. Y centenares de películas. 

Prescribir películas argumentales y revisarlas a través de una observación narrativa. 


lunes, 7 de junio de 2021

Libro 60 Casos clínicos de Neurología Neonatal

 

FUNDACIÓN NeNe (Neurología Neonatal) es una organización sin ánimo de lucro cuyo principal objetivo es la formación, investigación y divulgación de los problemas neurológicos de los recién nacidos que quiere convertirse en punto de encuentro entre profesionales de la medicina, las familias y la sociedad. Esta fundación nació en el año 2015 y fue presentada en este blog, siendo varias las noticas que ha generado, dada su vitalidad en cursos y proyectos. 

Uno de sus últimos proyectos es el libro de 60 Casos Clínicos de Neurología Neonatal, a partir de casos reales vividos por diferentes miembros de la Fundación NeNe y otros colaboradores en sus diferentes centros hospitalarios. Un libro liderado por los Dres. Gemma Arca, Juan Arnáez y Alfredo García-Alix. 

En el libro se ofrecen 60 casos clínicos con multirespuesta, que abarcan desde síndromes neurocutáneos a patología neurológica del recién nacido prematuro y a término, así como la interpretación de diferentes pruebas complementarias. Cada CASO CLÍNICO tiene los siguientes apartados: descripción del caso clínico (con imágenes), ¿cuál es su diagnóstico?, diagnostico (exposición de la respuesta correcta y enseñanzas asociadas), puntos clave y bibliografía. 

Como dicen los autores, este libro viene a apoyar que los avances en neuromonitorización en la unidades de cuidados intensivos neonatales mediante dispositivos como la espectroscopia cercana al infrarrojo, el electroencefalograma integrado por amplitud, las ecografías cerebrales con eco-Doppler e imágenes en 3D, y la RM cerebral junto con una evaluación neurológica estructurada y la interpretación de los movimientos del recién nacido así como un detallado examen dismorfológico, obligan al neonatólogo a subespecializarse en esta área. 

Desde la propia Fundación NeNe nos presentan el modelo de un capítulo, que podéis revisar en este enlace. 

sábado, 5 de junio de 2021

Cine y Pediatría (595) “Yo, adolescente”… la depresión y mis consecuencias


La semana pasada clausuré el XXV Congreso de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA), celebrado en Pamplona. Y lo hice con el tema “El cine y la adolescencia, desde la reivindicación a la oportunidad". Porque reivindicamos la adolescencia como género cinematográfico, pues son centenares las películas al respecto que se pueden prescribir en la familia, centros educativos, pediatras y al propio adolescente como una oportunidad para mejorar la comunicación y educación. Son varios los artículos que hemos publicado al respecto, tanto en Revista de Pediatría de Atención Primaria como en Making Of (parte 1 y parte 2).   

Películas de todas las épocas y todos los países. Y hoy acude un título más, la reciente película argentina Yo, adolescente (Lucas Santa Ana, 2019), un título bien significativo. Una película basada en un diario fotolog donde Nicolás Zamorano “Zabo” narraba sus historias de adolescente; más tarde, este blog se convirtió en libro, para acabar llegando a la pantalla de la mano de Netflix. Una historia que abarca en sucesivas fechas desde el 30 de diciembre de 2004, cuando Zabo aún tiene 15 años, y hasta que cumple los 17 años. Una historia que tiene lugar en el Parque Chacabuco de la ciudad de Buenos Aires en el periodo conocido como post-Cromañón. Y está claro que no estamos hablando de una etapa prehistórica…, porque a buen seguro que Buenos Aires y Argentina no olvidan esa fecha.

Porque la tragedia de Cromañón fue un incendio producido la noche del 30 de diciembre de 2004 en República Cromañón, establecimiento ubicado en el barrio de Once de la ciudad de Buenos Aires, durante un recital de la banda de rock Callejeros. Este incendio provocó la peor tragedia mundial en la historia de la música de rock y una de las mayores tragedias no naturales en Argentina, dejando un saldo de 194 muertos y al menos 1432 heridos. Esta tragedia causó importantes cambios políticos y culturales en el periodo post-Cromañón: en lo político, hubo destituciones desde distintos estamentos, y desde lo cultural se revisaron el estado de las discotecas y otros locales, lo que resultó en la clausura de una gran cantidad de ellos. 

Nuestra película empieza la noche de esa tragedia. “Zabo” (interpretado por Renato Quattordio) ha acudido con un amigo a un concierto en otra sala de fiestas y se entera del suceso por una llamada de su madre que, angustiada, le pregunta dónde está. Una semana más tarde “Zabo” se entera de que su mejor amigo Pol se suicidó el día después de la tragedia de Cromañón. Ese fue el peor comienzo de un año para él (y para muchos argentinos) y Zabo decide descargar sus problemas de típico adolescente, su despertar sexual (con un peculiar bisexualidad) y el trauma provocado por la muerte de Pol en un fotolog llamado “Yo, adolescente“. Y así comienza: “Quiero documentar todo lo que pienso, siento y observo. Voy a escribir por si alguien se siente identificado con lo que digo, sepa que no está solo en esto. Aunque debiera aceptar que el que busca no sentirse tan solo soy yo”

Y a lo largo de un año y medio, marcado por fechas concretas (5 de febrero del 2005, 22 de julio del 2005, 31 de diciembre de 2005, 30 de enero del 2006… y seis meses después), vamos conociendo a sus amigos (Pol, Lucho, Camila, Checho, Tomás, María, Ramiro, Tina), esos adolescentes que él se autodefine como “somos la urgencia en carne viva, no pensamos demasiado en el mañana”. Y debido al cierre de las discotecas por las autoridades, crean un lugar alternativo para sus fiestas en un solar abandonado, donde el alcohol, el tabaco y otras drogas se mezclan con sus iniciales relaciones de pareja. Zabo realiza un listado de su chica ideal, pero a todas les falta algo y es cuando se dice a sí mismo “mi chica ideal no puede ser un chico”. Y se debate con sus sucesivos fracasos amorosos con Pol, con María, con Tomás, con Ramiro y con Tina, incluyendo el embarazo de esta última. 

Y Zabo les expresa en ocasiones que va a morir pronto, mientras sigue escribiendo su blog. Y en el primer aniversario del Cromañón escribe: “Se cumple un año de la muerte de Pol. Todos estábamos más grandes, más fuertes, con menos inocencia”. Y un amigo le dice preocupado: “¿Estás enfadado con la vida?...Ten cuidado entonces. Si te metes con la vida, te haces amigo de la muerte”. Y es en el día de su 17 cumpleaños cuando brindan con el “celebramos el estar vivos, el ser jóvenes”; pero recibe mensajes de todos, menos de sus amigos amantes, y por ello escribe en su bitácora: “Posdata. Váyanse todos a la reconcha de su madre”. Y en ese momento desempolva los recuerdos de Pol y lee sus consejos escritos, mientras aparecen las lágrimas: “Tenés mucha gente que te quiere, a la que le importás aunque vos creas que no. A veces la tristeza es tan profunda que eso no se llega a valorar”

Y al final – quizás un final que nos estalla en la cara -, un gran lapsus de seis meses después descubrimos que no superó la tristeza de su depresión. Y su suicido hizo que los padres descubrieran a su hijo en los pensamientos de su blog, y con ello comprenden que otros adolescentes pueden estar pasando lo que su hijo. Y esa imagen del ordenador con el texto: “Y ahora le pregunto yo a vos, que estás al otro lado: ¿cómo estás?”. Porque aunque no se menciona hasta muy el final, el tema principal con el que lidia nuestro adolescente es la depresión. Un mal que asola nuestro mundo y que puede ser más grave de lo que pensamos en un adolescente, pues se puede dar un cóctel del que no todos logran salir (baja autoestima, falta de comunicación, frustración, apatía, no aceptación por sus iguales, desorientación sexual, etc.). 

Porque a medida que se atraviesan las turbulentas transiciones de la adolescencia (físicas, psicológicas, emocionales, hormonales, sexuales, sociales, intelectuales), la presión y los problemas que enfrentan pueden ser abrumadores, y pueden aflorar distintos problemas. También la depresión. Y hay que estar atento a los signos de alarma, siendo clave que los padres (y también profesores) estén vigilantes a los cambios de conducta de sus hijos e hijas adolescentes, donde es fundamental una comunicación constante, abierta y honesta

Y de ello nos hace reflexionar Yo, adolescente. Una película que comienza con una tragedia colectiva y finaliza con una tragedia particular.

 

miércoles, 2 de junio de 2021

Adolescere, la revista de formación de la SEMA


Es la adolescencia un periodo de desarrollo en la vida apasionante, lleno de múltiples cambios (físicos, psíquicos, sexuales, sociológicos y de toda índole). Pero a nivel sanitario puede llegar a ser “una tierra de nadie”, demasiados jóvenes para ser adultos, demasiado mayores para ser niños. Una etapa donde no debiera caber duda de que precisa un enfoque multidisciplinar, y en donde tiene un valor fundamental una de las sociedades científicas de la Asociación Española de Pediatría: la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA). Y eso cabe no olvidarlo, antes de entrar en polémicas de quién debe cuidar y atender la adolescencia, si la pediatría o la medicina de familia. Todos son válidos e importantes, pero solo unos tienen una sociedad específica. 

Y esta sociedad nació en el lejano año 1987, cuando el Dr. Blas Taracena del Piñal logró que cristalizaran en una sociedad científica los anhelos de tantos pediatras que no se conformaban en recortar su actividad asistencial cuando a los pacientes les llegaba el momento de la pubertad. Él fue el primer presidente, al que continuaron la Dra. Pilar Brañas, el Dr. Josep Cornellá, el Dr. Germán Castellano y la Dra. Mª Inés Hidalgo. Y en ese camino la docencia y formación ha venido de la mano de sus congresos y cursos de actualización, de su libro Medicina de la Adolescencia y de su revista Adolescere. Y precisamente vale la pena conocer este último recurso. 

Adolescere es una revista de formación continuada fundada en 2013. En ella se incluyen todos los aspectos relacionados con los problemas y necesidades de salud del adolescente y se constituye en el órgano de expresión de la SEMA. Adolescere “on line” es de acceso libre, para facilitar una difusión más amplia del conocimiento, tanto a nivel nacional como internacional, y se puede obtener la revista completa y los artículos individuales en PDF. 

Conviene conocer esta revista a través de este enlace, donde se pueden revisar todos los números publicados. Y donde cabe animar a su publicación con temas de interés. 

Y en este enlace podemos revisar el último número completo, un monográfico dedicada a los problemas gastroenterológicas en la adolescencia