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lunes, 30 de agosto de 2021

La vacunación frente a la COVID en el mundo, preguntas y respuestas

 

El camino hacia la inmunidad global frente al coronavirus continúa: cerca de 2.600 millones de personas -el 33 % de la población- ya están vacunadas con al menos una dosis a finales de agosto de 2021. Pero con una gran desigualdad por continentes y países. 

El cómputo mundial de dosis administradas supera los 5.100 millones de inyecciones, con una media de dosis diarias administradas que ahora se sitúa en torno a los 36 millones. La cifra de personas con pauta completa, que en España -como en otros muchos países- sufrió una ralentización debido a los problemas con el suministro en el primer trimestre del año, se refiere a las personas que han recibido las dosis necesarias para completar el ciclo de vacunación: en las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca, ese ciclo es de dos dosis; en la vacuna de Janssen de 1 dosis, por citar las más habituales. 

La vacunación está especialmente extendida en la Unión Europea, donde el 64 % población ya cuenta con al menos una dosis. Le sigue América del Norte, donde la primera dosis alcanzó a la mitad de la población a comienzos de agosto. Latinoamérica cuenta ya con esa cifra, y Asia tiene a un tercio de su población con al menos una dosis desde finales de agosto. Mientras tanto, África todavía no ha podido vacunar ni siquiera al 5 % de su población (según las cifras de los países que aportan datos). 

La geografía y la renta dividen el mundo, de forma que solo dos países dentro del grupo de renta media-baja, Mongolia y Bután, han conseguido vacunar a más de la mitad de su población. Pero hoy, ocho meses de campaña de vacunación después, en muchos países de renta baja la proporción de población vacunada es cercana a 0. La brecha continúa, y ni el coronavirus – que le ha dado la vuelta al planeta y ha convertido en distópica nuestra vida – ha conseguido vencer esa continua y permanente brecha de injusto desequilibrio mundial. Los expertos lo repiten: para terminar con esta pandemia es necesario que la inmunidad frente al virus se extienda ampliamente por todo el mundo. El desafío ahora es que las distintas inyecciones que se han conseguido desarrollar en menos de un año se administren de manera global. 

La situación en España actualmente es que la vacunación completa la han recibido el 68,41% (32.459.380 personas) de la población, y han recibido al menos una dosis el 76,37% (36.237.517 personas). Pero esta situación en España no es equiparable a otros países. 

Con este panorama, os dejamos un nuevo documento acerca preguntas frecuentes sobre las vacunas contra la COVID-19. Porque en este tema no debe quedar ninguna duda y todo debe ser claro y transparente para vencer las leyendas negras sobre las vacunas que puedan extender negacionistas y antivacunas. Ahora bien, queda una pregunta sin respuesta: ¿para cuándo la equidad de vacunación en países? La respuesta es tan difícil y complicada como intentar responder a ¿cuándo la equidad en el mundo?

sábado, 28 de agosto de 2021

Cine y Pediatría (607). “Nunca, casi nunca, a veces, siempre”, crónica del aborto de una adolescente

 

El aborto ha sido ya un tema que, inevitablemente, ha tenido cabida en Cine y Pediatría. Y ello con dos entradas monográficas en los albores de nuestro proyecto: 4 meses, 3 semanas, 2 días, la cuenta atrás para un problema de todos: el aborto  y Si las paredes hablaran, cuando el aborto se plantea como una solución ante la adolescente embarazada.  Más un buen número de películas donde el aborto es un tema presente, pero quizás no protagonista. Por ello, nuestra película de hoy tiene un valor esencial. 

Hoy hablamos de la película estadounidense con un título tan original como Nunca, casi nunca, a veces, siempre (Eliza Hittman, 2020), donde se nos narra – de forma tan aparentemente simple como contundente - el proceso emocional (y, por supuesto, también físico) que debe sufrir una chica de 17 años desde que sospecha que está embarazada hasta que decide tomar una decisión en solitario de incalculable impacto. El cometido no era fácil, Y esta película independiente multipremiada (entre ellos el Gran Premio del Jurado en Berlín y el Premio Especial del Jurado en Sundance) a buen seguro que lo consigue. 

Autumn (Sidney Flanigan), una apática y taciturna adolescente, vive en un pequeño pueblo de Pensilvania, en una familia con una madre más comprensiva con ella que el padrastro (papel esporádico para Ryan Eggold, el Dr. Max Goodwin, el director médico de la serie New Amsterdam) y con dos hermanas pequeñas. Trabaja como cajera en un supermercado rural junto con su prima Skylar (Talia Ryder), su única cómplice para sobrellevar un embarazo accidental y las posibilidades que busca para poder realizar un aborto en Nueva York, embarcándose en una aventura con más interrogantes que respuestas. 

Todo empieza con una prueba rápida de embarazo y su pregunta: “Si es positivo, ¿hay manera de que sea negativo?”. Pero la respuesta es clara: “No. Un positivo siempre es positivo”, para una prueba que está claro que ahora no es nada positiva en la vida de nuestra protagonista. Y por ello consulta a los Servicios de Adopción y Maternidad, a la vez que realiza su primera revisión ginecológica, con esas palabras de ánimo de la ecografista al referirse a los latidos cardiacos de su bebé: “Y esto es el sonido más mágico que jamás escucharás”. La inesperada maternidad en su adolescencia le hace buscar alternativas. Alternativas donde el aborto aparece en primer término, pese a que le ofrecen la alternativa de la adopción y ese vídeo que le muestra con crudeza de cómo todo aborto es un acto de violencia frente al feto. Pero Autumn busca en internet las posibilidades del aborto autoinducido, como la ingestión de elevadas cantidades de vitamina C, aplicándose luego violentos golpes en su abdomen hasta provocarse hematomas. 

Y así se desarrolla esta película de cine independiente, un cine sencillo, honesto, reflexivo, que muestra una realidad sin la poesía de su título. Una historia en que nada se cuenta de cómo ocurrió (se intuye en un diálogo clave), solo lo que va a acontecer en un breve espacio de días. Porque Autumn y su prima Skylar reúnen algo de dinero y se embarcan en un autobús rumbo a Nueva York. Con la dirección de una clínica apuntada en un papel y sin un lugar en el que pasar la noche, las dos chicas se adentran en una ciudad que desconocen, merodeando por esa urbe que no duerme. Por la mañana llegan a la clínica, donde un grupo de antiabortistas se manifiestan con diferentes eslóganes y también con la imagen de la Virgen de Guadalupe. Al entrar, lo primero a solucionar es la parte financiera, cómo no, estamos en Estados Unidos. A continuación, llega la consejera, quien le aconseja que, al estar de 18 semanas de gestación, el proceso debe durar dos días. Y en ese momento se desarrolla una de las escenas clave de este film, esa peculiar y detallada anamnesis: “Quiero pasar unos minutos hablando contigo. Te haré algunas preguntas. Pueden ser muy personales. Y todo lo que tienes que responder es nunca, casi nunca, a veces, siempre. Es algo así como unas preguntas de selección múltiple, pero no es un examen”. Realmente una escena muy intensa cada vez que la consejera repite las opciones en cada delicada pregunta sobre sus relaciones personales y sexuales, con esa imagen fija de Autumn que nos refleja sus distintas emociones. Este es el diálogo clave donde intuimos algo de lo que ocurrió para llegar a esta situación y que nunca se mostró ni mostrará. Y continúa la voz conciliadora en segundo plano de la consejera, ahora explicándole todo el procedimiento a seguir para practicar el aborto. 

Y mientras pasan el proceso y esos dos días, Autumn y Skylar, sin dinero para pagarse un hotel – porque todo se ha invertido en el pago al a clínica -, transitan en las salas de los metros y autobuses de Nueva York, en la bolera, en los baños públicos, en el karaoke,… Y tras la larga segunda noche, con el segundo día de la intervención médica finaliza el proceso. Y a la pregunta de su prima de cómo fue todo, su escueta respuesta: “Ha sido una especia de lo que sea… Solo fue incómodo”

Impresiona la austeridad interpretativa de Sidney Flanigan para entender el estado de la mente, el alma y el cuerpo de una adolescente que toma esta decisión sola, aquí con la única compañía de una prima de su misma edad. Y un final tan simple (y contundente) como toda la película: Autumn apoya la cabeza en el cristal del autobús de regreso y cierra los ojos. Y con los créditos finales suena la canción “Staring in a Mountain” de Sharon Van Etten (que no es otra que la actriz que protagoniza a la madre). 

Nunca, casi nunca, a veces, siempre es una película tan inolvidable como su título. Porque nunca o casi nunca el embarazo no deseado de una adolescente y la decisión de abortar ha sido descrito con tal sencilla crudeza; porque a veces (o más bien siempre) se aprecia este cine que describe sin tomar partido, que deja en el aire tantas preguntas y dudas como queramos hacernos sobre esta crónica del aborto de una adolescente.

 

miércoles, 25 de agosto de 2021

Las vacunas cumplen y cabe evitar bulos

 

"Las vacunas cumplen" es una campaña divulgativa impulsada por la Asociación Española de Pediatría (AEP) con el fin de aportar información fiable sobre la necesidad de mantener las coberturas vacunales en la población infantil como primera línea de defensa frente a las enfermedades infecciosas.

Desde abril de 2021 son varias las estrategias y canales que ha llevado a cabo la AEP para el objetivo de demostrar la bondad de las vacunas, el producto sanitario más importante creado nunca, destacando los siguientes aspectos: 
- Protección. Las vacunas nos protegen de enfermedades peligrosas. Muchas de ellas son ahora poco frecuentes gracias al mantenimiento de las vacunaciones en toda la población. 
- Seguridad. Son medicamentos muy seguros, sometidos a estudios estrictos antes de comercializarse y siendo vigilados después de su comercialización para detectar posibles efectos adversos. Se administran por profesionales sanitarios y los efectos secundarios son leves. 
- Solidaridad. Cuando nos vacunamos nos protegemos a nosotros mismos y a aquellos que no pueden y están más expuestos. De esta manera, creamos una barrera de personas inmunes que impide la circulación de los agentes infecciosos. 
- Responsabilidad. Preservar la salud pública es una tarea colectiva. Evitar la emergencia de brotes o epidemias de patologías hasta ahora controladas es labor de todos. 

Para combatir los bulos se ha colaborado con la entidad Maldita Ciencia, de la que hemos hablado recientemente en el blog, y se ha creado un decálogo para ello, destacando lo siguiente: 
- Infórmate bien. En caso de que tengas dudas, busca información, pero asegúrate de acudir a fuentes fiables. 
- Corre la voz. Mantener la salud pública significa mantener los niveles de vacunación. Corre la voz recomendando información fiable sobre las vacunas. 
- Frena los bulos. La desinformación se comporta como un virus y podemos colaborar en su extensión difundiendo mensajes falsos: si detectas uno, no lo compartas y, en caso de duda, envíalo a una organización de verificación maldita.es o al Comité Asesor de Vacunas de la AEP. ¡Te vamos a responder! 
- Sé responsable. Si dejamos de vacunarnos, estaremos indefensos frente a enfermedades graves, pudiendo aparecer brotes o epidemias de patologías hasta ahora controladas. 

Os dejamos abajo la infografía de este decálogo de 10 claves para que no te la cuelen con bulos sobre las vacunas. 

Y en las últimas semanas la AEP ha difundido los grandes "hits" de bulos sobre las vacunas: 
- En el número 1. Las vacunas causan autismo. Por supuesto, es falso, ninguna vacuna puede provocar esta entidad. Se demostró que el autor que provocó esta situación falseó datos y recibió dinero por difundirlo. 
- En el número 2. Las vacunas provocan efectos adversos muy graves, algo que solo ocurre en ocasiones extremadamente raras. Los efectos secundarios más frecuentes de las vacunas son dolor local, hinchazón, enrojecimiento de la piel y, ocasionalmente, fiebre. 
- En el número 3. Las vacunas causan otras enfermedades, ¡algo que nunca se ha demostrado! Tras múltiples estudios no se ha demostrado ninguna relación entre vacunas y otras enfermedades. 
- En el número 4. Las vacunas son innecesarias para enfermedades ya erradicadas. Es verdad que muchas están casi desaparecidas gracias a la vacunación, ¡pero no podemos bajar la guardia! 
- En el número 5. Las vacunas son demasiadas para los niños tan pequeños. Lo cierto es que se les ponen con esas edades porque su sistema inmunitario aún está inmaduro y el riesgo de enfermar es mayor. 
- En el número 6. Las vacunas llevan ingredientes perjudiciales para la salud, algo que nunca se ha demostrado ni con el timerosal, formaldehído o aluminio. 
- En el número 7. Mensaje final para recelosos: el pero "efecto adverso" de las vacunas es no recibirlas. Salvan 3 millones de vidas cada año.

Lo cierto es que los bulos no ayudan a nadie, ni en este campo ni en cualquier otro. Sin embargo los bulos sobre vacunas se han difundido durante años por redes sociales y por el boca a boca, y se reactivan cada vez que aparece una nueva vacuna. Siempre es así. Por ello es momento que las sociedades científicas bajen del atril y hagan campañas con ciencia, conciencia y responsabilidad también en redes sociales, allí donde más se informa la población general. Y por ello esta campaña de la AEP me parece apropiada.

lunes, 23 de agosto de 2021

Tabaco, adolescencia y cine: una visión y revisión desde Cine y Pediatría

 

Hace 4 meses publicamos en Revista de Pediatría de Atención Primaria el artículo "Cine y tabaco, el comienzo de una polémica amistad en el adolescente". En dicho artículo planteábamos la denuncia de que el triángulo formado por tabaquismo, adolescencia y cine desarrolla una peligrosa amistad, una “violencia tabáquica” sobre la que no podemos desviar nuestra atención como pediatras. Las relaciones económicas entre la industria tabaquera y la industria cinematográfica permiten un marketing encubierto, complejo, omnipresente, difícil de evidenciar y más de denunciar, con modalidades como la publicidad por emplazamiento y el posicionamiento de marca. 

Y en el pasado XLVI Congreso Nacional de Pediatría Dominicana, celebrado en Santo Domingo del 21 al 24 de julio, pude desarrollar la ponencia con un título similar, y que constaba de seis partes: 

I.     APRENDER A FUMAR con las películas 
II.   Un MAKING OF con tres protagonistas y unas amistades peligrosas 
III.  La HISTORIA (de amor y odio) del CIGARRILLO en la gran pantalla 
IV.  PELÍCULAS SIN TABACO, de la evidencia a la acción 
V.   Más allá y acá del cine: las SERIES de televisión 
VI. En busca del DOCUMENTO DE COMPROMISO 

 Abajo os dejamos la ponencia. Ponencia que finaliza con el Documento de compromiso para mejorar el control del tabaquismo en medios audiovisuales que desarrollamos tras la celebración en 2019 del II Congreso Nacional de Tabaquismo en Pediatría. 

Creo que es misión de todos que la triada cine, adolescencia y tabaco no sea el principio de una buena amistad.

sábado, 21 de agosto de 2021

Cine y Pediatría (606). Cine quinqui (y III): Otros directores, otras películas

 

En las dos semanas anteriores hemos revisado las películas clave de los dos directores más icónicos del cine quinqui, ese subgénero tan típicamente español: José Antonio de la Loma, quien lo inició, y Eloy de la Iglesia, quien lo consolidó. Pero cabe considerar otros directores y otras filmografías, que podemos clasificar en dos momentos: a) películas de la época típica del cine quinqui (década de los 70 y 80); b) películas de la época neoquinqui (a partir de la década de los 90). Son muchas las películas que podrían tener esta consideración, pero recordaremos las más relevantes. 

a) Películas en la década de los 70 y 80 
- ¿Y ahora qué, señor fiscal? (León Klimovsky, 1977). Este director argentino emigrado a España nos dejó esta complicada relación de José (Valentín Trujillo), un joven que vive en un barrio obrero, y Paloma (Leticia Perdigón), una chica de buena familia, complicada por un embarazo no deseado y un robo complicado. 

- Juventud drogada (José Truchado, 1977). Un actor devenido en director nos deja la historia de una banda de delincuentes que se dedican al robo y al tráfico de heroína y cocaína. 

- Los violadores del amanecer (Ignacio F. Iquino, 1978). Este prolífico e irregular director de la Transición también incurrió en este género, con la provocadora filmación de esta banda de delincuentes formada por cuatro chicos y una embarazada que se dedican a secuestrar jovencitas para después violarlas. 

- Chocolate (Gil Carretero, 1980). Destacada película del cine quinqui en esta historia de “bajarse al moro” que tantas veces fue retratada en el cine español de los ochenta, con la historia de "El Muertes" (Ángel Alcázar), "El Jato" (Manuel de Benito) y su novia, Magda (Paloma Gil). 

- La patria del Rata (Francisco Lara Polop, 1980). José Moya Merino. álias “El Rata” (Danilo Mattei) , condenado a veinte años de cárcel por un atentado terrorista en el que murieron dos policías, sale de Carabanchel gracias a una amnistía. El desempleo y la falta de apoyos arrastran de nuevo al mundo de los atracos y del crimen a “El Rata”. 

- Maravillas (Manuel Gutiérrez Aragón, 1980) se ha clasificado en este subgénero, pero esta historia de iniciación de nuestra protagonista es mucho más, aunque es cierto que dos de los personajes que se cruzan en la vida de la adolescente Maravillas (Cristina Marcos) son dos pequeños delincuentes interpretados por actores típicos del cine quinqui, como son Quique San Francisco y “El Pirri”.  

- Deprisa, deprisa (Carlos Saura, 1981). Un viaje lisérgico al extrarradio de Madrid de los años 80 y a la delincuencia juvenil de aquella época de la Transición alrededor de una banda que buscan salida en el dinero fácil y en las drogas. La historia de dos novios, Ángela (Berta Socuéllamos) y Pablo (José Antonio Valdelomar), y dos amigos, “El Sebas” (José Antonio Hervás) y “El Meca” (Jesús Arias), cuatro actores para los cuales fue su primer y única película, y en el que el destino real no les deparó mejor final que el destino cinematográfico de esta historia. Una historia de robos de coches para realizar atracos (coches que son quemados ante la cara de éxtasis de “El Meca”), de una juventud enganchada a los porros y la heroína cuando los Seat campeaban por España y los billetes de 1000 pesetas nos mostraban la cara de Hernán Cortés y los de 5000 pesetas la cara de Cristóbal Colón. Esta película peculiar en la filmografía del gran Carlos Saura contó con una destacada B.S.O., con canciones muy propias de este género, como “Caramba, carambita” de Los Marismeños, “Un cuento para mi niño” de Lole y Manuel o “Ay que dolor” o “Me quedo contigo” de Los Chunguitos (la primera en los créditos iniciales, la segunda en el trágico final). 

- De tripas corazón (Julio Sánchez Valdés, 1984). La particular relación entre Jaime (Juan Diego), abogado de oficio, que consigue la libertad del joven delincuente "El Chirlo" (José Luis Fenández Eguía, “El Pirri”) y Rocío (Patricia Adriani), una modelo de 25 años. 

- La reina del mate (Fermin Cabal, 1985). La vida de Rafa (Antonio Resines), un joven cartero de barrio obrero, cambia radicalmente cuando conoce a la fascinante Cristina, La Reina del Mate (Amparo Muñoz), y ésta le sumerge en un mundo drogas y dinero fácil. 

- 27 horas (Montxo Armendáriz, 1986). Un director por antonomasia de Cine y Pediatría como es Montxo Armendáriz realizó también una incursión en la crónica más negra de la juventud de los años 80, con la heroína y la desesperación como temas centrales, en esta cuenta atrás en la capital donostiarra.  

- El Lute: camina o revienta (Vicente Aranda, 1987) y El Lute II: mañana seré libre (Vicente Aranda, 1988). La historia del salmantino Eleuterio Sánchez, “El Lute” (Imanol Arias), nacido en una familia merchera, se convirtió en un famoso delincuente de la época franquista y formó parte de nuestro manipulado temor social. Sus culpas fueron robar unas gallinas acuciado por el hambre (con seis meses de cárcel) y robar una joyería (condenado a pena de muerte y luego conmutada a cadena perpetua), por lo que sus fugas y persecuciones formaron parte de su leyenda. Hoy es un apreciado abogado y escritor español. 

- Matar al Nani (Roberto Bodegas, 1988). Película con carácter histórico, cuyo protagonista es Santiago Corella Ruiz, alias “El Nani”, conocido delincuente español de la década de los 80 que adquirió cierta fama a partir de su desaparición, en lo que todo parece indicar que fue una historia de corrupción policial con el interrogante de si sigue vivo o muerto. Porque al final del gobierno de la UCD, algunos policías al mando del comisario Manuel Soto y con la colaboración del joyero Molero, montan un grupo de atracadores de joyerías, entre los que se encuentra “El Nani”. Tras el triunfo del PSOE en 1982, el nuevo Ministro del Interior se opone a que se sigan cometiendo más robos y “El Nani” (interpretado por el francés Frédéric Deban,) y uno de sus compañeros cargan con las responsabilidades y al parecer mueren durante el interrogatorio en la Dirección General de Seguridad de Puerta del Sol, hecho nunca admitido por las autoridades. Lola, la mujer de “El Nani” y su hijo pequeño, nunca recibieron una explicación de su muerte o desaparición. Este caso en plena época quinqui sirvió para destapar una mafia policial que campaba a sus anchas en los primeros años de la democracia y que acabaría en el banquillo y condenada. 

b) Películas en la década de los 90 
- Historias del Kronen (Montxo Armendariz, 1995). Regresa el director vasco para adentrarse en esa generación X en el Madrid de la segunda mitad de los 90, con retazos de una juventud desobediente hacia cualquier figura de autoridad, y que asociaba consumo desaforado de drogas, promiscuidad sexual y afición a los actos delictivos. Allí donde Carlos (Juan Diego Botto), Roberto (Jordi Molla), Pedro (Aitor Merino), Manolo (Armando del Río) y Amalia (Nuria Prims) forman una pandilla que vive de noche y duerme de día.  

- Barrio (Fernando León de Aranoa, 1998). Es difícil clasificar esta película como cine quinqui, pero es difícil olvidarse de ella y no recordar este prodigio de guion y dirección, en el peculiar verano en un barrio de Madrid de los quinceañeros Manu (Eloi Yebra), Rai (Críspulo Cabezas) y Javi (Timy). Según Fernando León de Aranoa, los tres protagonistas representan las tres almas de Platón: Manu la racional, Rai la instintiva y Javi la emocional. 

- Báilame el agua (Josecho San Mateo, 2000). Marginal película romántica entre David (Unax Ugalde), un joven sin hogar, y María (Pilar López de Ayala), y la caída en una espiral de drogas, prostitución, mafia y marginación. 

- 7 vírgenes (Alberto Rodríguez, 2005). Las vivencias de Tano (Juan José Ballesta) y Richi (Jesús Carroza), dos “perros callejeros” adolescentes en la periferia marginal de Sevilla, esa frágiles vidas rotas de las que hay a cientos en las ciudades y que no deberían pasarnos desapercibidas.  

- Volando voy (Miguel Albaladejo, 2006). Narra la historia de finales de los 70 donde Juan Carlos Delgado, alias "El Pera" (Borja Navas), es un niño de Getafe, localidad del sur de Madrid, quien con solo 7 años ya sabía conducir y robar coches y con 10 ya era todo un delincuente, quien con su banda de amigos son portada de todos los periódicos y conmocionan a la sociedad. Una de las pocas historias quinqui con final feliz, pues en la actualidad nuestro protagonista se ha convertido en periodista de motor, probador oficial de nuevos modelos de coches y monitor de conducción de riesgo de la Guardia Civil. 

- El idioma imposible (Rodrigo Rodero, 2010). Regreso a una Barcelona canalla y sombría que poco tiene que ver con la ciudad postolímpica soñada. La relación en el Barrio Chino de Barcelona entre Fernando (Andrés Gertrudix), quien se busca la vida traficando con anfetaminas, y la dulce adolescente Elsa (Irene Escolar), que se convertirá en su mayor adicción. 

- Ärtico (Gabriel Velázquez, 2014). La historia de cuatro jóvenes salmantinos, Simón (Juanlu Sevillano), Lucía (Lucía Martínez), Debi (Deborah Borges) y Jota (Victor García), veinteañeros sin futuro en la España profunda de la crisis que nos acerca a la adolescencia, la soledad y la familia. Una película que parte de la admiración de su director por el cine quinqui y que se traduce en un largometraje poderoso que no esquiva la actualidad (embarazos no deseados, el paro juvenil, la violencia contra las mujeres, las drogas). 

- Barcelona 92 (Ferrán Ureña, 2015). Una pelea en el barrio barcelonés de Gracia termina con diversos heridos por arma blanca. Tras una aparente normalidad, ese suceso hace que diversas vidas se entrecrucen en el verano e invierno de 1992, el año de las Olimpiadas. Retrato del movimiento contracultural que se vivió a finales de los 80 y principios de los 90 en Barcelona, donde se narran hechos históricos y las situaciones de violencia entre Boixos Nois y Brigadas Blanquiazules. 

- Criando ratas (Carlos Salado, 2016). La película neoquinqui más reciente se ha grabado gracias al micromecenazgo y cuenta con la música de El Coleta, rapero de Moratalaz. Narra las andanzas del delincuente juvenil “El Cristo” (Ramón Guerrero) y sus sucesivos errores, mientras se nos muestra de forma paralela el comienzo de la carrera delictiva de tres chavales. Todos ellos sufrirán las consecuencias del estilo de vida elegido y comprenderán cuál es el precio a pagar. 

Y con esta revisión del cine quinqui y neoquinqui más allá de sus dos directores fetiche (José Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia) finalizamos estas tres entradas de Cine y Pediatría dedicadas a un género y un tiempo muy particular de aquella España de mi juventud… y de la de muchos.

 

miércoles, 18 de agosto de 2021

Tratamiento del derrame paraneumónico y empiema en edad pediátrica: en busca del menos es más

 

No es nuevo que uno de los problemas fundamentales del tratamiento del derrame paraneumónico y empiema en la edad pediátrica es escoger entre las diversas modalidades terapéuticas disponibles es la ausencia de estudios comparativos entre ellas. Algunos autores son más conservadores y solo recomiendan tratamiento antibiótico en todos los derrames paraneumónicos, argumentando que incluso los derrames muy purulentos y con tabicaciones pueden resolverse sin drenaje. Pero para la mayoría de los autores el tubo pleural se plantea en el derrame pleural en fase exudativa, y el desbridamiento quirúrgico parece necesario en la fase organizativa. Es en la fase fibropurulenta en donde existe la mayor controversia en la literatura en lo relativo a su manejo: mientras algunos autores defienden la combinación de antibióticos con drenaje mediante tubo pleural ± fibrinolíticos, otros autores consideran recomendable el abordaje quirúrgico precoz mediante desbridamiento por medio de torascocopia o decorticación por toracotomía. 

Hay distintos acercamientos al tratamiento, y la propuesta de clasificación hecha por Ligth constituye una de las mejores aproximaciones al tratamiento de estos pacientes, tanto en la categorización del derrame paraneumónico (en 7 clases) como en la propuesta de protocolo de tratamiento (antibióticos, drenaje, fibrinolíticos, toracoscopia o decortización). 

Por ello, el estudio liderado desde nuestra sección de Neumología Pediátrica, con la colaboración de otros ocho hospitales de la provincia de Alicante, en el que se revisan todos los derrames paraneumónicos ocurridos durante nueve años (318), extrae dos conclusiones de interés: 1) que el tamaño del derrame paraneumónico está fuertemente correlacionado con su gravedad y con el tiempo de estancia hospitalaria; 2) que la mayoría de los pacientes pueden tratarse solo con antibióticos (con una importante reducción del drenaje pleural y otros tratamientos). 

Os dejamos el enlace al artículo recientemente publicado en la revista Frontiers in Pediatrics: "Population-Based Cohort of Children With Parapneumonic Effusion and Empyema Managed With Low Rates of Pleural Drainage". Lógicamente este estudio observacional, que plantea de nuevo – con amplia y duradera experiencia – un manejo más conservador del derrame paraneumónico y empiema, debe ser contrastado con un estudio experimental. Pero reabre el camino al Menos es más, movimiento bien conocido en este siglo XXI y que, junto con el de Elegir sabiamente, forman parte de este entorno conocido como Medicina Apropiada (y que complemente el de la Medicina Basada en la Evidencia). 

lunes, 16 de agosto de 2021

El Juramento Hipocrático y sus variantes

 

El Juramento Hipocrático es un texto ético que recoge las obligaciones morales de los médicos para con sus pacientes, con el objetivo de orientarlos en su labor profesional. Es una tradición que se conserva en muchas universidades del mundo y sirve como rito de iniciación para que los médicos tomen conciencia de su papel a la hora de servir a la sociedad. 

Este texto tiene su origen en la antigua Grecia y es la primera forma de ética en el campo de la medicina . Se calcula que se escribió entre los siglos V y III a.C. Su nombre se debe al médico griego Hipócrates (460-370 d.C.), considerado el padre de la medicina occidental. Hipócrates fundó su propia escuela de medicina, que destacaba por su profesionalidad y disciplina. Según su método, había que anotar todos los descubrimientos y métodos de manera objetiva para poder adquirir conocimiento y compartirlo con otros médicos. Los Tratados Hipocráticos son una recopilación de textos de más de mil páginas sobre cuestiones médicas, aunque los expertos consideran que estos escritos fueron redactados por los discípulos de Hipócrates y no por el propio médico. 

La tradición dice que escribió el texto del Juramento para enseñar a sus discípulos a comprometerse con la profesión. Con los años, el texto se ha ido actualizando para adaptarlo a las necesidades de la sociedad actual. Actualmente hay varias versiones y, dependiendo del país y de la universidad, se recita una u otra. 

Recientemente pude revisar el libro del año 2020 “Manual de gestión emocional para médicos y profesionales de la salud. Transformar la vulnerabilidad en recurso”, cuya autora es Belén Jiménez Gómez. Y en el texto se recogen varios de estos “juramentos”, que bien vale recordar. 

1. Juramento Hipocrático clásico 

Juro por Apolo médico, por Asclepio, Higía y Panacea, por todos los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso: 
Venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte, compartir con él mis bienes y asistirles en sus necesidades; considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis hijos y a los hijos de mis maestros, y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento, según costumbre, pero a nadie más. 
En cuanto pueda y sepa, usaré las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia. 
Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura. 
No tallaré cálculos sino que dejaré esto a los cirujanos especialistas. 
En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda injusticia voluntaria y de toda corrupción, principalmente de toda relación vergonzosa con mujeres y muchachos, ya sean libres o esclavos. 
Todo lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que supiere acerca de la vida de alguien, si es cosa que no debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré con secreto inviolable. 
Si el juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota posterioridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo contrario. 

2. Convención Ginebra 1948 

En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad. 
Conservaré a mis maestros el respeto y el reconocimiento del que son acreedores. 
Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones. 
Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí. 
Mantendré, en todas las medidas de mi medio, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica. Mis colegas serán mis hermanos. 
No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, partido o clase. 
Tendré absoluto respeto por la vida humana. 
Aun bajo amenazas, no admitiré utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad. 
Hago estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor. 

3. Juramento modificado por Louis Lasagna, 1964 

Prometo cumplir, en la medida de mis capacidades y de mi juicio, este pacto. 
Respetaré los logros científicos que con tanto esfuerzo han conseguido los médicos sobre cuyos pasos camino, y compartiré gustoso ese conocimiento con aquellos que vengan detrás. 
Aplicaré todas las medidas necesarias para el beneficio del enfermo, buscando el equilibrio entre las trampas del sobretratamiento y del nihilismo terapéutico. 
Recordaré que la medicina no solo es ciencia, sino también arte, y que la calidez humana, la compasión y la comprensión pueden ser más valiosas que el bisturí del cirujano o el medicamento del químico. 
No me avergonzaré de decir «no lo sé», ni dudaré en consultar a mis colegas de profesión cuando sean necesarias las habilidades de otro para la recuperación del paciente. 
Respetaré la privacidad de mis pacientes, pues no me confían sus problemas para que yo los desvele. Debo tener especial cuidado en los asuntos sobre la vida y la muerte. Si tengo la oportunidad de salvar una vida, me sentiré agradecido. Pero es también posible que esté en mi mano el poder de tomar una vida; debo enfrentarme a esta enorme responsabilidad con gran humildad y conciencia de mi propia fragilidad. Por encima de todo, no debo jugar a ser Dios. 
Recordaré que no trato una gráfica de fiebre o un crecimiento canceroso, sino a un ser humano enfermo cuya enfermedad puede afectar a su familia y a su estabilidad económica. Si voy a cuidar de manera adecuada a los enfermos, mi responsabilidad incluye estos problemas relacionados. Intentaré prevenir la enfermedad siempre que pueda, pues la prevención es preferible a la curación. 
Recordaré que soy un miembro de la sociedad con obligaciones especiales hacia mis congéneres, los sanos de cuerpo y mente así como los enfermos. 
Si no violo este juramento, pueda yo disfrutar de la vida y del arte, ser respetado mientras viva y recordado con afecto después. Actúe yo siempre para conservar las mejores tradiciones de mi profesión, y ojalá pueda experimentar la dicha de curar a aquellos que busque mi ayuda. 

4. Versión adoptada por la 2ª Asamblea General de la AMM 
Ginebra, Suiza, Septiembre 1948 y enmendada por la 22ª Asamblea Médica Mundial Sydney, Australia, Agosto 1968 y la 35ª Asamblea Médica Mundial Venecia, Italia, octubre 1983 y la 46ª Asamblea General de la AMM Estocolmo, Suecia, Septiembre 1994 y revisada en su redacción por la 170ª Sesión del Consejo Divonne-les-Bains, Francia, Mayo 2005 y por la 173ª Sesión del Consejo, Divonne-les-Bains, Francia, Mayo 2006 y enmendada por la 68ª Asamblea General de la AMM, Chicago, Estados Unidos, Octubre 2017 

COMO MIEMBRO DE LA PROFESIÓN MÉDICA: 

PROMETO SOLEMNEMENTE dedicar mi vida al servicio de la humanidad; 
VELAR ante todo por la salud y el bienestar de mis pacientes; 
RESPETAR la autonomía y la dignidad de mis pacientes; 
VELAR con el máximo respeto por la vida humana; 
NO PERMITIR que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mis pacientes; 
GUARDAR Y RESPETAR los secretos que se me hayan confiado, incluso después del fallecimiento de mis pacientes; 
EJERCER mi profesión con conciencia y dignidad, conforme a la buena práctica médica; 
PROMOVER el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica; 
OTORGAR a mis maestros, colegas y estudiantes el respeto y la gratitud que merecen; 
COMPARTIR mis conocimientos médicos en beneficio del paciente y del avance de la salud; 
CUIDAR mi propia salud, bienestar y capacidades para prestar una atención médica del más alto nivel; 
NO EMPLEAR mis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, ni siquiera bajo amenaza; 
HAGO ESTA PROMESA solemne y libremente, empeñando mi palabra de honor. 

Y esto entronca con una de las últimas entradas de Cine y Pediatría, titulada como “Juramento hipocrático, primero no dañar”. 

sábado, 14 de agosto de 2021

Cine y Pediatría (605). Cine quinqui (II): Eloy de la Iglesia

 

En nuestro post previo hablamos del director que inició el cine quinqui, el barcelonés José Antonio de la Loma. Y hoy centramos nuestra atención en el director que consolidó este género: el director guipuzcoano Eloy de la Iglesia, quien para algunos ha sido definido como “el Pasolini” español, y ello por su estilo naturalista, directo y tendente a mostrar realidades sociales y temas incómodos, así como por su tendencia comunista y homosexual, lo que le provocó amplias disputas con la censura cinematográfica de la época. 

Y dentro de su filmografía, que abarca un total de 22 películas dirigidas durante casi cuatro décadas, tuvo un lugar especial sus películas alrededor del cine quinqui, donde destacamos cinco obras (con su habitual guionista, Gonzalo Goicoechea): Navajeros (1980), Colegas (1982), El pico (1983), El pico 2 (1984) y La estanquera de Vallecas (1987). Y a estas películas dedicamos nuestro capítulo de hoy, así como a sus actores fetiche que se fueron repitiendo en su filmografía: destaca José Luis Manzano, “El Jaro”, pero también José Luis Fernández Eguía, “El Pirri”, o Quique San Francisco. 

Navajeros (1980) comienza con una advertencia (“Esta historia está basada en hechos reales, aunque son imaginarios todos los personajes que en ella aparecen”) y una frase del pensador chino del siglo V a.C., Ten-Si: “Los hombres no se hacen criminales porque lo quieran, sino que se ven conducidos hacia el delito por la miseria y la necesidad”. A continuación, una vista exterior e interior de la famosa cárcel de Carabanchel en Madrid y esta voz en off: “Ante de que José Manuel Gómez Perales, alias “El Jaro”, cumpliera los 16 años, figuraban en su ficha policial los siguientes hechos delictivos: 500 tirones, 400 asaltos a garajes, 50 robos a comercios y más de 80 atracos a transeúntes. Se fugó 29 veces del reformatorio y fue herido en tres ocasiones por enfrentamientos con las fuerzas del Orden Público”. Allí donde un periodista interpretado por José Sacristán desea realizar un reportaje de la delincuencia juvenil, especialmente establecida en los barrios marginales de las grandes ciudades. Ese submundo de delincuencia, drogas y chaperos, adolescentes con 15 o menos años que se escapan continuamente de los reformatorios, mientras les espera la cárcel o un peor final. Una vida que transcurre demasiado rápido para ellos entre policías, jueces, guardias civiles, jueces, asistentes sociales y psicólogos, entre caballos, prostitutas y proxenetas. Y alrededor de “El Jaro” y su banda aparecen tres personajes clave: la maternal prostituta de origen mexicano (Isela Vega), el periodista (José Sacristán) y la adolescente drogadicta (Verónica Castro). Pero ninguno de los tres consigue cambiar su triste destino. Y finaliza la película con el llanto de un recién nacido bajo los efectos de una reanimación neonatal superficial. Y así Navajeros aparece como la historia real sobre el mundo de la delincuencia juvenil, las drogas, la prostitución y la marginalidad, un retrato buñuelesco que nos remite a Los olvidados (Luis Buñuel, 1950).  

Colegas (1982) comienza con un videojuego arcaico que nos transporta a un barrio periférico del Madrid de los años 80. Cabe poner atención al trío de protagonistas, los hermanos Antonio y Rosario (interpretados por los hermanos Flores), y el novio de Rosario, interpretado de nuevo por José Luis Manzano, en esta historia que plantea el tema del tráfico de bebés con escenas de un costumbrismo tan feroz que llegan a asustar: baste recordar la escena de la habitación donde duermen los tres hermanos de José. Y ello con una estética de la época que incluye el papel pintando, los posters de Bruce Lee, el hule en la mesa de la cocina, los cigarrillos Winston o la llegada del Predictor. Una estética que se conjuga para mostrar la imagen descarnada del paro y drogadicción juvenil (incluso bajando al Moro), de la homosexualidad y delincuencia, del aborto y tráfico de bebés. Y finaliza con la canción del propio Antonio Flores: “Me levanté esta mañana con muchas ganas de salir de aquí…”. 

El Pico (1983), la relación entre Paco (José Luis Manzano), hijo de un comandante de la Guardia Civil destinado en Bilbao, y Urko (Javier García), hijo de uno de los líderes abertzales independentistas, amigos que se acaban de enganchar a la heroína, esa droga que en aquella década de los 80 causó estragos entre los jóvenes españoles y provocó un inusitado aumento de la criminalidad. Y así se expresan al hablar de la heroína o “caballo”: “Como esto no hay nada, tío, ni el chocolate, ni las anfetas ni los tripis, nada… Te da la paz. Sí, la paz, fíjate que chorrada, esa paz de la que tanto hablan la encuentras de repente así, esnifando un poco de polvo. Y te sientes tranquilo, tranquilo”. Y se suceden escenas muy duras, como el de esa madre embarazada que no puede desengancharse y su recién nacido con síndrome de abstinencia al que la madre calma untando el chupete con “caballo”, como el de ese hijo que roba a su madre moribunda los opiáceos que utiliza como analgésicos, como ese padre que encubre a su hijo del asesinato de un matrimonio de traficantes, o como el de ese amigo Urko que fallece por sobredosis. 

El Pico 2 (1984) funciona como una secuela de la anterior, donde ahora se trasladan a Madrid, con la madre de Paco fallecida unos meses antes, y se van a vivir a casa de la abuela (Rafaela Aparicio) y su criada (Gracita Morales), dos actrices clásicas de aquel cine español. Y ahora su padre Guardia Civil cambia de actor (José Manuel Cervino en la primera parte, Fernando Guillén en ésta), un padre que sigue encubriendo a su hijo y le ayuda a pasar la deshabituación a la heroína. 

La estanquera de Vallecas (1987), que funciona como la explicación del síndrome de Estocolmo a la española, a ritmo de chotis y pasodoble, una comedia negra dentro del cine quinqui. Comienza la película con la canción homónima de Patxi Andión y su “… eso es Vallecas”. Y nos narra el peculiar atraco a un estanco de este barrio madrileño de Leandro (José Luis Gómez), un albañil en paro, y su amigo Tocho (José Luis Manzano, de nuevo), allí donde la señora Justa (Emma Penella) y su sobrina (Maribel Verdú) no se lo van a poner fácil. La explicación de los atracadores es muy simbólica: “Si no somos profesionales, pero robamos porque hay que papear. Dos años ya sin el paro y con el curro que hay, ¿tú cómo lo ves? Y, además, que la vida está muy mal repartida”. O la conversación entre atracadores y atracados: “Es que España es muy bonita” y la respuesta, “Según se mire… Seguro que si hubiera dos, nos iríamos a la otra”

Estos son las cinco películas características del cine quinqui en la filmografía de Eloy de la Iglesia, como ejemplo de compromiso con la realidad inmediata frente al conformista panorama de la mayoría del cine de su tiempo.

 

miércoles, 11 de agosto de 2021

The Conversation y Maldita Ciencia


Entre las instituciones presentes en la pasada XV Jornada MEDES (MEDicina en ESpañol), bajo el título de “La circulación del conocimiento en español”, se encontraban representantes de dos instituciones relativamente nuevas y de interés en el panorama actual de la información científica: The Conversation y Maldita Ciencia. Y vale la pena conocer su función. 

The Conversation 

The Conversation es una plataforma de divulgación del conocimiento académico y científico creada en Australia en 2011, y que cuenta ya con ediciones en Reino Unido, EE.UU., África, Francia, Canadá e Indonesia y, desde hace dos años, también en España. Su misión es promover una conversación permanente entre los que saben y los que quieren saber, entre expertos que solo escriben sobre temas relacionados con su especialidad y una comunidad de lectores que reclama contenidos de calidad en muy diversos temas, principalmente científicos. Un proyecto para mejorar la conversación ciudadana en España y el mundo, una exigencia moral para los periodistas, un tanto descuidada en los últimos años, tal vez por contagio del ruido ensordecedor de las redes sociales y con una ciencia maltratada por las fake news y el amarillismo periodístico, dos cánceres que asolan la formación, la información y la convivencia. 

Porque el objetivo de The Conversation es promover un diálogo entre quienes saben y quienes quieren saber, alejados de las falsas noticias y del ruido generado por las redes sociales, y que pretende adaptar el lenguaje académico al estilo divulgativo de la publicación. Su misión es ayudar a entender la actualidad nacional y global a través de artículos firmados por los mejores divulgadores, que se incorporarán a una red de autores que cuenta ya con 68.000 expertos pertenecientes a 2.100 instituciones académicas y científicas de todo el mundo como las universidades de Oxford, Cambridge, California, Boston, Michigan, Sorbona. Y en el caso de España, de las mejores instituciones científicas y académicas españolas. 

En las ediciones ya disponibles más de 10 millones de personas se informan habitualmente a través de theconversation.com y otros 35 millones leen sus contenidos en medios como Le Monde, The Washington Post, The Guardian, Newsweek, Slate, Time o El País, que publican habitualmente sus artículos, cuyo acceso es libre y gratuito. Para difundirlos sólo es preciso, además de respetar la integridad del contenido y citar a la plataforma, al autor y a la institución a la que está vinculado, un modelo abierto, transparente y responsable. 

Maldita Ciencia

Maldita Ciencia es un proyecto que habla de un sinfín más de temas desde una perspectiva científica e informada, evitando que nos cuelen bulos y errores, contando el origen y la profundidad de los temas que tratan con un enfoque sencillo y diferente. Y con argumentos científicos intentan convencer de que la homeopatía, las terapias alternativas o el reiki (tres ejemplos de una larga lista) no tienen una base científica, y lo realiza desde el rigor, basándonos en la evidencia científica. Desde Maldita ciencia creen que hay muchas cosas opinables, pero la ciencia sólo es discutible con argumentos científicamente probados.  

Por tanto, el objetivo de Maldita Ciencia, nacido en el año 2019, es intentar verificar y desmontar cualquier tipo de desinformación y propone una tipología de análisis para los bulos. 

Dos recursos informativos de interés para intentar preservar a la ciencia de la desinformación y peligros que provoca el periodismo científico, el amarillismo periodístico, los bulos y las falsa noticias (fake news). Muy importantes recursos, junto con muchos otros.

lunes, 9 de agosto de 2021

Actualización de la propuesta de la AEP en relación a la apertura gradual de las áreas de educación infanto-juvenil


Desde el inicio de la pandemia COVID-19 son varias las entradas en este blog hablando del tema sobre infección por coronavirus y regreso a las escuelas en España. Contenidos que proceden de sendas ponencias realizadas en diferentes congresos y reuniones en varios estados de México, allí donde el regreso a las escuelas sigue siendo una lejana normalidad. Revisar estos post de noviembre de 2020 y marzo de 2021.  

Y hoy regresamos recordando el documento que la Asociación Española de Pediatría (AEP) compartió en mayo de 2021 y que es una actualización de documentos previos (y que será actualizada a medida que surjan nuevas y mejores pruebas científicas al respecto). Con la experiencia adquirida en el curso 2020-21, que según un informe de la OCDE, “España ha sido de los escasos países europeos que han mantenido los centros escolares abiertos de forma ininterrumpida desde septiembre, con el beneficio que eso supone para los niños a nivel físico, social, mental y educativo”, cabe decir que la organización de este tema ha sido un modelo de éxito y nos hemos convertido en un modelo a seguir para el resto de países. 

La revisión meticulosa de los datos en las escuelas ha demostrado una serie de datos que son lecciones aprendidas para el futuro: 
- La implementación de las medidas de prevención ha sido ejemplar, por niños y familias, su seguimiento muy alto, y el compromiso y cumplimiento de los profesionales en las escuelas ha sido encomiable. 
- Los alumnos - incluidos los más pequeños - han tolerado bien el uso continuado de mascarilla y otras medidas de prevención, sin duda, porque se les ha hecho partícipes. 
- Los brotes originados en las escuelas han sido escasos, y los eventos de “superpropagación” entre niños extraordinariamente infrecuentes. 
- Durante el año escolar 2020-21, la media habitual de grupos burbuja confinados en cualquier semana no ha superado por norma general el 1-2%. 
- El porcentaje de alumnos o de docentes infectados en cualquier semana, considerando el total de alumnos o maestros, no ha superado tampoco el 1%, estando cercano al 0.5% la mayor parte del tiempo. 
- La R*; es decir “el número de reproducción calculado para la escuela”, ha sido cercano a 0.3 en los alumnos de primaria y alrededor del doble (~0.6) en los de secundaria, confirmando la menor infecciosidad de los niños en general, y el ligero mayor potencial infeccioso de adolescentes frente a los niños pequeños. 
- Se ha podido demostrar que la mayoría de las infecciones detectadas en las escuelas provenían del entorno domiciliar de los alumnos, y no tanto de transmisión en la propia escuela. 
- Las estrategias de trazabilidad y aislamiento dentro de los grupos burbuja han funcionado de forma ágil, y han permitido poder dirigir las restricciones a los grupos burbuja afectados, no teniendo que aislar la totalidad de la escuela. 
- Muy pocas escuelas han tenido que cerrar completamente por sospecha de transmisión intra-escuela. 
- Mantener las escuelas abiertas no ha amplificado en ningún momento la transmisión comunitaria, ni siquiera durante el pico de transmisión observado en la tercera ola (enero 2021). 

Según estas grandes y positivas enseñanzas, el documento adjunto sirve de guía para afrontar el próximo curso escolar 2021-22. Vaya por delante este trabajo bien hecho durante el pasado curso escolar (gracias a la implicación de docentes, sanitarios, familias y la propia sociedad) y que seguro que será el prolegómeno de una buena organización para el curso que viene, y donde el tema de la vacunación seguro que implicará futuras nuevas recomendaciones.

sábado, 7 de agosto de 2021

Cine y Pediatría (604). Cine quinqui (I): José Antonio de la Loma

 

En la década de los 60 y 70 en España se produjo una amplia emigración del campo a la ciudad y, como consecuencia, se crearon muchos barrios periféricos que fueron núcleos de pobreza y marginalidad. Junto con el paro juvenil y la llegada de la heroína se creó un caldo de cultivo perfecto para el auge de la delincuencia, incluyendo aquí a niños y adolescentes. Una generación maldita que pasaría a la historia en aquella época de emigración, miseria y posterior transición. Y alrededor de este contexto histórico de nuestro país nació el cine quinqui, ese género cinematográfico que narra las vivencias y las aventuras de jóvenes delincuentes de estrato social muy bajo y que han alcanzado la fama por los delitos cometidos. Decir que el término quinqui deriva de la palabra quincallería, que significa trabajar con metales baratos. 

El cine quinqui se hizo muy popular en España a finales de la década de 1970 y tuvo una década de recorrido, cuando alcanzó su máximo esplendor debido a la gran inseguridad ciudadana que vivía el país en aquella época, por lo que se rodaron numerosas películas y sagas, una gran mayoría a cargo de dos directores: José Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia. Y de ambos hablaremos en Cine y Pediatría. Y hoy dedicamos este post a José Antonio de la Loma, quien se considera el padre de este género con su película Perros callejeros (1977), y donde introduce elementos de denuncia social dirigiendo los dardos a las instancias oficiales, a las leyes y a los pocos recursos económicos invertidos en la protección de menores y ayudar a su reinserción. Películas donde es difícil separar a los actores de sus protagonistas en la vida real, como fueron "El Torete", "El Vaquilla" o "El Jaro", y cuyo recorrido en la vida no fue mejor que el de sus personajes en la ficción: Ángel Fernández Francos ("El Torete") murió a los 31 años por el sida, Juan José Moreno Cuenca ("El Vaquilla") murió a los 42 años víctima de cirrosis, José Luis Manzano ("El Jaro)" falleció a los 29 años por una sobredosis de heroína y otras drogas. Estos directores fueron criticados por recurrir a estos actores no profesionales (los dos primeros unidos a José Antonio de la Loma, el tercero a Eloy de la Iglesia) con un cierto sentido de reinserción social (lo cual no consiguieron), pero al menos es justo decir que daban un punto de veracidad. 

Perros callejeros comienza con esta simbólica voz en off, mientras se nos muestra Barcelona: “Esto es lo que suele llamarse una gran ciudad. Tiene sus anchas avenidas, sus casas señoriales, sus míticos monumentos y sus problemas. Uno de esos problemas es el de la delincuencia juvenil y, dentro de ella, un reducido grupo de menores – entre los 12 y 16 años – lanzados a una vertiginosa carrera de delitos hasta hace poco exclusivos de los malhechores más veteranos. Miles de coches robados y estrellados, asaltos a tiendas, robos de armas, atracos a parkings, gasolineras, incluso a bancos”. Nos cuenta la historia de Ángel Fernández Franco, un joven delincuente del barrio de La Mina de Barcelona, que en realidad respondía al seudónimo de "El trompetilla", pero que fue rebautizado como "El Torete" para la película. Aunque lo cierto es que interpretaba el personaje de otro delincuente, Juan José Moreno Cuenca, "El Vaquilla", que en aquel momento estaba en la cárcel. 

El éxito de esta película implicó la filmación de Perros callejeros II: Busca y captura (1979), donde se mantienen las persecuciones de "El Torete" por Barcelona y alrededores, con la estética setentera, su particular música y formas de vestir, las discotecas y coches de la época, las escenas de destape (valientes para la época, quizás por razones de guión), algunas desagradables escena violentas y la cárcel Modelo de Barcelona. “Es que si no roba, no es feliz”, llegan a decir de un quinqui. La saga finalizaría con Perros callejeros III: Los últimos golpes de El Torete (1980), una parte fallida y prescindible, pues en realidad "El Torete" tuvo que resucitar para ello, pues éste ya había fallecido en la segunda parte. Y tal fue la moda, que también una versión femenina con Perras callejeras (1985), cuya protagonista, Sonia Martínez, una presentadora de programas infantiles, la cual no siguió mejor estela que sus compañeros actores del cine quinqui, pues falleció a los 30 años por los problemas derivados del sida. 

La otra película relevante de la filmografía de José Antonio de la Loma fue Yo, El Vaquilla (1985), que narra la historia de Juan José Moreno Cuenca - que finalmente pudo interpretarse a sí mismo -, quien con 23 años se encuentra preso en el penal Ocaña 1 de Toledo. Y así comienza la película: “Soy Juan José Moreno Cuenca, aunque todos me llaman Vaca o Vaquilla. Ya lo ven, nací a este otro lado de la sociedad y nunca pude, o nunca supe, pasar al otro. Ahora me he propuesto hacerlo y sé que no será fácil. Mi mayor enemigo fue esa fama que me fue envolviendo desde niño hasta atarme de pies y manos. Hoy me piden que cuente mi vida. De acuerdo, puede ser una oportunidad. Para mí, quizás acaba por conocerme; para ustedes, tal vez empiecen a comprender quién diablos es ese sujeto del que tanto hablan sin saber por qué”. No era justo que "El Vaquilla" se hiciera tan famoso en el cine interpretado por otra persona, por lo que José Antonio de la Loma quiso contar con él para que interpretara su propia vida. Efectivamente sus dotes interpretativas dejaban mucho que desear y la película no tuvo el mismo tirón que Perros Callejeros. De hecho, su papel en la historia lo interpretó Raúl García Losada y, además, contaron en la película con Ángel Fernández Franco, "El Torete", que en su día hizo de "El Vaquilla". Un lío de personajes, vamos. 

Finalizó nuestro director su recorrido por el cine quinqui con la película Tres días de libertad (1995), donde se nos narra ese permiso de tres días de un conocido delincuente, Juan “El Gato”, con una larga condena por cumplir. 

Y esta es la filmografía esencial de José Antonio de la Loma, el director barcelonés con el que se inició esta peculiar género genuinamente español, conocido como cine quinqui. Porque “lo quinqui” se puso hasta de moda y también se convertiría en casi un género musical, con canciones de grupos como Los Chichos o Los Chunguitos, de forma que algunas canciones formarían parte (y leitmotiv) de bandas sonoras de estas películas.

 

miércoles, 4 de agosto de 2021

Historias de adolescentes “de cine”

 

La adolescencia es una etapa fundamental en el desarrollo biológico y psicosocial de toda persona. Y como pediatras, que atendemos a la salud orgánica, emocional y social de la infancia y adolescencia, proponemos prescribir películas que ayuden a comprender la adolescencia y al adolescente dentro de sus ámbitos habituales (familias, amigos, centros educativos y sociedad). 

La "prescripción" de películas puede orientarse a los adolescentes a través de sus historias “de cine”, sabiendo que no solo consiste en prescribir, sino en prescribir bien a nuestros hijos adolescentes, a nuestros alumnos adolescentes, a nuestros pacientes adolescentes. Prescribir películas argumentales y revisarlas a través de una observación narrativa. 

En este blog ya son tres las referencias a esta especial relación entre cine y adolescencia, haciendo referencia a la utilidad del séptimo arte para abordar - con ciencia y conciencia, con emociones y reflexiones - esta especial etapa de la vida que el gran François Truffaut definió así: "La adolescencia es como un segundo parto. En el primero nace un niño y en el segundo, un hombre y o una mujer. Y siempre es doloroso". Estos post los titulamos así: 

En esta última compartíamos la conferencia de clausura del XXV Congreso de la Sociedad Española de Medicina del Adolescente (SEMA) que tuvo lugar en Pamplona el pasado 28 de mayo de 2021. Y como resultado de esa conferencia y congreso, se acaba de publicar en la revista Adolescere (revista científica de la SEMA) el artículo adjunto, donde “prescribimos” 101 historias de adolescentes, 101 historias “de cine” en 101 películas. 

Porque hay tantas películas con la adolescencia como protagonista que en este artículo “prescribimos” 101 películas como número simbólico para describir el ingente número de las mismas. Y hemos dividido estas películas en cuatro tramos temporales, sin otro valor que el de contextualizar cada film: a) Adolescencias en transición del blanco y negro al color; b) Adolescencias que despiden el siglo XX; c) Adolescencias que dan la bienvenida al siglo XXI; y d) Adolescencias de nuestra última década. 

Y es por ello que reivindicamos la adolescencia como un género cinematográfico. Y de esa reivindicación surge la oportunidad de ver el cine como una oportunidad para la docencia y la humanización en la práctica clínica. Porque algo así es el proyecto Cine y Pediatría, donde tras 10 libros publicados (con el 11 ya escrito y el 12 en marcha) aparecerán muchas más historias de adolescentes “de cine”.

lunes, 2 de agosto de 2021

Diez puntos (de amor) y un colofón (desesperado) de buenas prácticas clínicas en la publicación científica

 

El pasado 12 de julio se celebró la XV Jornada MEDES (MEDicina en ESpañol) alrededor de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense y bajo el título de “La circulación del conocimiento en español”. Tras el paréntesis del año pasado en que no se celebró esta jornada como consecuencia de la pandemia COVID-19, pudimos regresar al encuentro personal tan deseado de “ciencia, medicina y humanismo” que es emblema de Fundación Lilly, y al que sumamos el “sentido, sensibilidad y amistad” que esta reunión única en España. 

El encuentro contó con ponentes de calado que volcaron su experiencia desde instituciones tan prestigiosas como el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, la Biblioteca Nacional de Ciencias de la Salud, SciELO España, Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), y se contó con científicos investigadores y docentes, periodistas y divulgadores, blogueros e "influencers", traductores médico-sanitarios y terminólogos, y un largo etcétera de profesionales alrededor de la publicación biomédica. Y la jornada intensiva se desarrolló a través de tres mesas redondas o conversaciones: 
- Conversación 1. “La publicación científica hoy” 
- Conversación 2. “Divulgación y comunicación de la ciencia”
- Conversación 3. “Traducción y circulación del conocimiento entre lenguas”. 

Tuve la oportunidad de participar como ponente en la primera conversación, con la particularidad de ser el único ponente clínico de estas jornadas. Y era evidente que convenía que se tuviera una visión del estado de la publicación biomédica desde el “campo de batalla” del día a día de un hospital, centro de salud u otra institución sanitaria, allí donde la investigación (prolegómeno de la publicación científica) se realiza después de la prioritaria labor asistencial (ingresos, consultas externas, guardias, etc.) y de la cada vez más solicitada labor docente. Porque los clínicos sanitarios no tienen tiempo protegido para la investigación, tampoco becarios, y se investiga (y publica) robándole horas al día, al sueño y a la familia. Esta situación lleva enunciándose hace mucho tiempo, para que la ponderación de nuestro factor de impacto, índice H o cuartiles no se equipare a los investigadores básicos a la hora de optar puestos académicos o ayudas institucionales. Pero con escaso o nulo éxito…y conviene realizar un análisis DAFO con urgencia. 

Por ello, permitirme esbozar, cuál alter ego de Pablo Neruda, un resumen de las ideas de un clínico firmemente defensor de la docencia y la investigación en diez puntos (de amor) y un colofón (desesperado) de buenas prácticas clínicas en la publicación científica 

1.- El camino de la publicación científica es un camino de aprendizaje: antes, ahora y siempre. 

2.- A publicar se aprende publicando, como a intubar se aprende intubando. 

3.- El camino de la publicación científica va de menos a más. Por lo tanto, la publicación de notas clínicas precede (y debe preceder) a los originales, y las casuísticas preceden (y deben preceder) a los ensayos clínicos. 

4.- Es cierto que hay que publicar mejor, lo que no necesariamente tiene que ir asociado a publicar menos (aunque, generalmente, menos es más). 

5.- El camino de la publicación científica de calidad en inglés es más que razonable que vaya precedido de la publicación científica de calidad en español. 

6.- Para publicar en español es preciso que sobrevivan un mínimo de revistas biomédicas de calidad en español en cada especialidad: todos lo celebraremos…, antes de que sea demasiado tarde. 

7.- Los métodos de evaluación de la calidad de los investigadores (para la universidad o fondos de investigación) debe buscar alternativas para respetar la publicación en español. Porque de no hacerlo, construiremos el camino perfecto para morir de éxito (y no está el horno para bollos en el ánimo de los profesionales en los hospitales y universidades). 

8.- Los residentes en formación (y quizás todos) deben aprender (y debemos enseñarles) que por delante del impacto (de una revista) está la calidad (científica) y la importancia (clínica) de la investigación que se aborda. 

9.- Son conocidas las dos enfermedades asociadas al factor de impacto: la “impactolatría” (muy unida a los sexenios) y la “impactofobia” (muy unida a los bajos perfiles). Pero es tal el desapego a este tinglado (si Eugene Garfield levantara la cabeza…) por parte de los residentes y adjuntos millennials, que ha aparecido el “impacto¿qué?”. 

10.- Los clínicos somos clave para la investigación biomédica, pero cabe no olvidar que investigar en este ámbito es bastante más complicado que hacerlo en el ámbito de los básicos. Estamos afónicos de solicitar distintos métodos de evaluación y valoración. 

Y un colofón desesperado.- Si ANECA sigue haciendo oídos sordos al punto 10, cada vez se hará más patente la frustración y desánimo ya presentes en hospitales y otras instituciones asistenciales, y los departamentos universitarios (y, por ende, los estudiantes) lo acabarán pagando caro. Aviso a navegantes… 

Gracias a Pablo Neruda. Y a vosotros por atender a esta lectura. 

En este vídeo se puede revisar la Jornada MEDES 2021 al completo.