miércoles, 16 de febrero de 2022

Febrero, mes del cáncer infantil... y quizás un mes de cine



El cáncer es una enfermedad que se presenta por la alteración que sufren las células, en algún lugar del organismo. Las células enfermas al crecer sin control, adquieren tamaños y formas anormales, destruyendo las células sanas e invadiendo otros órganos y tejidos. Si esta enfermedad es importante siempre, lo es aún más en la infancia y adolescencia. 

El cáncer en Pediatría aparece con mayor frecuencia en el primer y cuarto año de vida y afecta a más niños que a niñas. Considerando todos los grupos de edad, los cánceres más frecuentes en la infancia y adolescencia son la leucemia, el linfoma y los tumores del sistema nervioso central. El CÁNCER en la infancia y adolescencia es algo más que cifras, pero estas son impactantes
- Segunda causa de mortalidad entre 1 y 14 años, solo superado por los accidentes
- En el mundo cada año más de 160.000 niños se diagnostican de cáncer
En España hay 1.000 nuevos casos de cáncer entre 0 y 14 años y 500 entre 15 y 19 años
Tasas globales de curación a los 5 años > 75% (aunque muy variable según el tumor)

El cáncer pediátrico tiene un gran impacto social, psicológico, emocional y físico en los niños, sus familias y la sociedad.  Los principales elementos para mejorar la supervivencia en estos niños son el diagnóstico oportuno, acceso al tratamiento especializado y disminución de las secuelas a largo plazo. Y por ello, son muchos los motivos para la esperanza en este campo. Y es bueno recordarlo en un día como ayer, 15 de febrero, cuando celebramos el Día Internacional del Cáncer en Pediatría. Y cuando febrero se convierte en el mes del cáncer infantil. 

Y por eso ayer nos sumamos desde nuestro Servicio de Pediatría al #PañueloChallenge que ha lanzado a nivel nacional Fundación Aladina en homenaje a este día y la foto que inicia este post es el apoyo desde el Hospital de Día de Oncología Pediátrica y nuestra Unidad Pedagógica Hospitalaria.

En mi papel como pediatra con tres décadas y media de experiencia y sumando mi afición al valor docente del cine a través del proyecto Cine y Pediatría nacido en el año 2010, hace tiempo que publique la mirada que el cine ha realizado al cáncer en dos artículos, bajo el título de "La mirada del cine al cáncer".

La mirada del cine al cáncer (I): arte, ciencia y conciencia. 
Se revisan 41 películas significativas alrededor del cáncer en adultos, con distinta representatividad de la enfermedad oncológica: películas "puntuales" (8 títulos), "argumentales" (22) o "relevantes” (11 películas). 

En ellas, el cine puede ayudar a los profesionales de la salud que trabajan alrededor del cáncer, a los pacientes, a la familia y a la sociedad. Porque el cine es una oportunidad para hablar con arte, ciencia y conciencia de la enfermedad oncológica y, sobre todo, de los pacientes con cáncer y su entorno. Una oportunidad para mejorar la relación profesional-paciente, para mejorar la humanización y para abrir el debate bioético.
El cáncer infantil llevado a la gran pantalla se puede clasificar en dos grandes grupos: 1) la leucemia es, con gran diferencia, el principal protagonista entre las enfermedades oncológicas en el cine; 2) el otro grupo es un cajón de sastre en el que podemos incluir el resto de enfermedades oncológicas de la infancia y adolescencia. 

De la recopilación realizada, destacamos 10 títulos, por ser películas que atesoran valores y que pueden ayudar a mejorar la relación médico-paciente: y de ellas, hemos considerado cinco títulos como imprescindibles (Camino, Cartas a Dios, Cartas al Cielo, Declaración de guerra y Surviving Amina) y cinco títulos como adecuados (El llanto de la mariposa, La decisión de Anne, Maktub, Planta 4ª y Vivir para siempre). En una patología tan sensible para pacientes, familiares y profesionales sanitarios como es el cáncer en la infancia y adolescencia, no solo hay que prescribir sofisticadas pruebas diagnósticas y modernos tratamientos, sino también películas (antiguas y modernas), que ayudan a comprender la enfermedad, a mejorar el duelo, a humanizar la atención y a mejorar la relación entre profesionales sanitarios y pacientes. 

Pero hay muchas más que siempre podemos incluir a esta lista imperfecta e inconclusa: Alabama Monroe (Felix Van Groeningen, 2012), Bajo la misma estrella (Josh Boone, 2014), Yo, él y Raquel (Alfonso Gómez-Rejón, 2015), Soy Unoentrecienmil (Penélope Cruz, 2016),  Lo que de verdad importa (Paco Arango, 2017), etc.

Abajo os dejamos el PDF de ambos artículos. Y os proponemos en este mes de febrero (y el resto del año) el reto de "prescribir" películas, sabiendo que prescribir es un acto muy serio que debemos hacer con ciencia y conciencia y teniendo muy en cuenta el mejor momento para cada uno de sus posibles espectadores (estudiantes, residentes en formación, profesionales sanitarios, pero también familias o, incluso en ocasiones, los propios pacientes).

 

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