lunes, 8 de agosto de 2022

En busca de la certificación de calidad de los servicios clínicos sanitarios

 

La gestión se puede definir como el conjunto de procedimientos y acciones que se llevan a cabo para lograr un determinado objetivo. Por tanto, gestionar es un ejercicio de anticipación para evitar en los posible la improvisación. Phil Crosby, el padre de la Teoría Gerencial y de las prácticas de la gestión de calidad, decía: "Las cosas buenas suceden solamente si se planean, las cosas malas suceden solas". A partir de ahí es más fácil entender la importancia de la GESTIÓN SANITARIA y en sus tres dimensiones: macrogestión (política sanitaria), mesogestión (centros sanitarios) y microgestión (gestión clínica de los profesionales de la salud). Y todos son importantes. 

Los principios de la gestión clínica son: homogeneización de la práctica clínica, autonomía y responsabilidad, trabajo en equipos polivalentes y compromiso con la calidad asistencial. El Plan de Calidad del Sistema Nacional de Salud pretende dar respuesta al fomento de la excelencia clínica que permita una atención sanitaria más personalizada y centrada en las necesidades del paciente. Porque la excelencia (obtener lo mejor dentro de lo posible en cada momento y lugar) lucha frente a la mediocridad (incapacidad de realizar actividades de manera satisfactoria). Porque la excelencia, como nos dijo el filósofo e historiador Will Durant, no es una meta sino una actitud: "Somos lo que hacemos repeditamente: la excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito".

La pregunta a cómo podemos combinar gestión y calidad, viene respondida en tres niveles:
- A través de las acreditaciones: somete a juicio actividades de evaluación de una empresa para emitir evaluaciones avaladas y reconocimiento de sus competencias para emitir dichas evaluaciones.
- A través de las certificaciones: somete a juicio actividades de una empresa o conocimientos de una persona para emitir procesos de producción, sistemas de gestión o conocimientos avalados por una norma.
- A través de los sistemas de gestión de calidad: pautas y herramientas para estructurar, organizar, controlar y mejorar las actividades de una organización o servicio, en base a unos requisitos para alcanzar unos objetivos. 

Según esto, la acreditación "acredita" competencias y la certificación "certifica" su cumplimiento. La certificación de calidad es un distintivo de garantía y prestigio que indica el cumplimiento de una norma y es el resultado de una evaluación externa independiente. 

¿Cómo se implanta un sistema de gestión de calidad?
A través de los recursos (humanos, económicos, de infraestructura y equipos, de conocimientos y experiencia) se dibujan procesos de trabajo eficaces y eficientes que cumplan unas políticas y normas de calidad en el trabajo para alcanzar los objetivos de calidad. 

Se reconocen diferentes sistemas de gestión de la calidad (SGC) y certificaciones: EFQM, UNE, ISO 9001, etc.  La mayoría de los diferentes SGC, pero principalmente ISO, se basan en el principio PDCA (Plan-Do-Check-Act) para implementar la mejora continua. 

Obtener una certificación ISO para una entidad sanitaria (sea un centro o un servicio) es una tarea compleja y de todos, que implica ponerlo en marcha, evaluarlo y certificarlo (y recertificarlo cada ciertos años). Y en el mapa de procesos hay que definir claramente los procesos estratégicos, los procesos clave y los procesos de apoyo, por lo que es un camino complejo y no exento de obstáculos. Pero al menos hay 5 razones por las que vale la pena intentar conseguir un certificado de calidad para un servicio sanitario:
- Permite reorganizar y documentar el sistema y sus procesos
- Consigue la participación e implicación del equipo
- Es un reconocimiento de los pacientes por saberse atendidos en un servicio sometido a una evaluación de calidad
- Implica una satisfacción el haber superado el nivel de exigencia requerido para cumplir con los estándares de calidad de la norma
- Se convierte en un compromiso de calidad en la asistencia sanitaria.

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