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martes, 29 de junio de 2010

Repositorios: un "palabro" con un gran mensaje. Piensa en verde !!!


Que le vamos a hacer: no me gusta el término repositorio. Pero si su mensaje...

Un repositorio, depósito o archivo es un sitio centralizado donde se almacena y mantiene información digital, habitualmente bases de datos o archivos informáticos. El origen de la palabra española repositorio deriva del latín repositorium, que significaba armario, alacena. Este término es recogido en el Diccionario de la Real Academia (DRAE) como "lugar donde se guarda algo".

Los pilares en los que se apoya el movimiento de Open Access (OA) son, por un lado, las revistas científicas que responden a la definición total o parcial de OA y, por otro, el depósito o archivo de trabajos de investigación en repositorios temáticos o institucionales. Estas dos vías se conocen como “the gold –las revistas- and green –los repositorios- roads to Open Acces”

Los repositorios surgen de la comunidad e-print, preocupada por maximizar la difusión y el impacto de los trabajos científicos (pre- o post-prints) depositados en los mismos. Históricamente, el de mayor prestigio y uno de los primeros, fue el repositorio XXX (Los Alamos National Laboratory), actualmente arXiv, dedicado a la física de altas energías, computación y ciencias no lineales, creado por Paul Ginsparg en 1991. Otros repositorios temáticos de prestigio son RePEc en el área de la economía, CogPrints en psicología y e-LIS en temas de documentación y biblioteconomía. En cuanto a repositorios institucionales, son más de 300 los registrados en OAI, que propugna la creación de repositorios abiertos que contengan al menos los metadatos de los recursos que albergan y que ayuden a su recuperación a través de un protocolo (OAI-PMH, Protocol fo Metadata Harvesting).

El autoarchivo o depósito de estos trabajos en repositorios institucionales (vía verde) está cada vez más presente entre las actividades de la comunidad científica. En el entorno biomédico esto es más necesario, por la repercusión que puede tener en la salud de las personas que los profesionales dispongan o no de la mejor evidencia científica. Para que esto sea posible, los autores deben conocer qué es y cómo funciona un repositorio y deben saber manejar herramientas fáciles como Sherpa/RoMEO (gestionado por la Universidad de Nottingham) o DULCINEA (paralelismo hispánico de la anterior) para averiguar qué derechos retienen como autores y si éstos les permiten llevar a la práctica el autoarchivo. PubMed Central y sus homólogos británico y canadiense son los principales repositorios temáticos del ámbito biomédico. En nuestro país no existe ninguno de naturaleza similar; sin embargo, la mayoría de las universidades y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas disponen de un repositorio institucional en funcionamiento.

Quien quiera conocer más sobre esta "vía verde" del autoarchivo del conocimiento, que lea con detenimiento el reciente artículo de MF Abad-García y cols. Habrá que empezar a pensar en verde (y no me refiero a una cerveza o a Shrek :-).

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