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jueves, 1 de mayo de 2014

La atención primaria como cadena de montaje



Vía twitter llego hasta esta carta de un colega pediatra de atención primaria de la Comunidad Autónoma de Madrid, que ha dejado su puesto de trabajo al tener que ver, por "ordeno y mando", un niño cada 5 minutos... y revisiones de un máximo de 10 minutos. La carta se titula: "Cuando al sistema solo le importan los números. Carta de un pediatra que renuncia a su plaza por no poder trabajar con un minimo de calidad con sus pacientes".

La carta no tiene desperdicio y al describir su situación personal ésta es sin duda representativa de las condiciones en que tienen que trabajar muchos pediatras y médicos de familia de todo el estado. Porque aunque cada autonomía tenga su "minisistema nacional de salud" propio... lo cierto es que éstos se parecen todos en sus defectos. Y la sobresaturación de las consultas es un de ellos.

Tener que visitar obligatoriamente a un mínimo de 50 niños, con un tiempo máximo asignado de 5 minutos, es simplemente una medida demencial e inhumana. Ningún profesional sanitario puede ni debe trabajar en semejantes condiciones. En palabras textuales de nuestro compañero: "La agenda de pediatría dispone de 50 huecos para consultas médicas: Cada 5 minutos para consultas a demanda y con 4 pares de huecos de 10 minutos para consultas concertadas y revisiones del niño sano, a los que se añaden los pacientes sin cita que lo soliciten".  Este es, sin duda, el camino más corto hacia el burn out y también el camino más corto para cometer algún error diagnóstico que tanto el profesional como el niño y sus padres pueden lamentar más tarde.

Una consulta de pediatría (o de medicina de familia) de atención primaria debe ser un lugar de encuentro entre el profesional y el paciente y su familia. Un lugar en el que se deberían dar las condiciones óptimas para no ya "visitar" al niño sino también para interesarse por otros aspectos de su salud y de sus circunstancias familiares, datos que son preciosos para poder seguir atendiendo a ese niño en el futuro con calidad y profesionalidad.

Y dar 10 minutos para realizar una revisión es, simplemente, un disparate, una broma de mal gusto y una fuente de frustración para todos, pediatra y el niño y su familia. No puede hacerse una revisión como Dios manda en ese tiempo. Ni puede ni debe hacerse.

Este compañero pediatra de Madrid refiere en su carta que dimite, que deja ese centro.Se trata de una decisión valiente... Es muy probable que no vuelva a ser contratado por el servicio de salud de su comunidad autónoma al ser catalogado como conflictivo. Desde este blog solo podemos solidarizarnos con él, lamentar que haya tenido que tomar esa decisión... y, por supuesto, que encuentre otro lugar, otro centro en el que se priorice la atención a las personas, la calidad en vez de la cantidad. ¿Quedan centros así? Me temo que cada vez menos...

2 comentarios:

  1. Lamentable la situación.
    En Colombia, las condiciones no son muy diferentes, un sistema de salud dirigido por EPS (Empresas Promotoras de Salud) que son intermediarios (con jugosas ganancias) que limitan cada vez más al profesional de la salud, dando además de todo, pagos ridículamente bajos.
    Se piensa sólo en números y en dinero (que va al bolsillo de estas empresas) y no en el paciente (ni en el equipo de salud).

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  2. Sin cuestionar en absoluto al compañero dimisionario, me gustaría hacer una llamada a la autocrítica.
    ¿Todos los problemas en relación a la saturación de las consultas son achacables a factores externos? ¿Los médicos lo hacemos todo a la perfección en cuanto a la gestión de la consulta? ¿Por qué en el mismo centro, con población similar y con cupos de similar tamaño unas consultas están más saturadas que otras?
    Quizás ha llegado el momento de mirarnos el ombligo y reflexionar sobre nuestra práctica, sobre a que actividades dedicamso nuestro tiempo y al valor de las mismas. A este respecto, recomiendo el interesante libro "La renovación de la atención primaria desde la consulta", de varios autores coordinado por Gervas y Casajuana. Imprescindible para pediatras de Ap y Medicos de Familia.

    Enrique Píriz,
    Médico de Familia

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