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jueves, 18 de diciembre de 2014

¿Demasiada medicina...?


Hace casi dos años publicamos un post con el título "Desmedicalizar a la población. Una necesidad urgente" que era el título de un Boletín de Información Farmacoterapéutica de la Comunitat Valenciana del año 2012. 
Un documento de obligada lectura para todas las personas sensibles sobre aquello de debemos desarrollar un modelo de medicina cercana, científica y humana,que intente ofrecer la máxima calidad, con la mínima cantidad de intervenciones y en el lugar más cercano al paciente. 

El decálogo para desmedicalizar comentado sigue vigente: 
1) Tener presente que más no siempre es mejor y que es más fácil iniciar un tratamiento que suspenderlo. 
2) Disponer de guías de práctica clínica menos rígidas e intervencionistas. 
3) Luchar contras la desidia y las inercias terapéuticas. Revisar, revisar y revisar. 
4) Entender todo encuentro clínico como una oportunidad para la valorar la adecuación de las prescripciones. 
5) Tener un conocimiento adecuado acerca de los medicamentos, de los pacientes y de su contexto. 
6) Reconocer la necesidad de desprescribir cuando los medicamentos son más perjudiciales que beneficiosos, ante reacciones adversas, falta de indicación o ausencia de respuesta, ante cambios de objetivos terapéuticos o cuando la expectativa de vida es menor que el tiempo necesario para obtener los beneficios de un determinado fármaco. 
7) Fomentar la coordinación entre los distintos niveles asistenciales y parte implicadas en el proceso de prescripción-dispensación de medicamentos. 
8) Potenciar una relación médico-paciente terapéutica, de confianza, basada en la comunicación y en decisiones compartidas. 
9) Desmedicalizar la vida cotidiana. 
10)Y estar muy atento a la aparición de las enfermedades inventadas (diseases mongering) y a la medicina basada en el marketing. 

Y es ahora, cuando en la revista FAMIPED, la Dra. Carmen Martínez, Coordinadora del Comité de Bioética de la AEP, nos regala este artículo de opinión, con el título del post de hoy. Sólo tomo un párrafo como ejemplo y que ello sirva para leer todo el artículo: 
"Se recurre demasiadas veces a la medicina, y se consulta demasiado pronto con el pediatra, antes de buscar soluciones a síntomas leves como las rabietas, antes de implantar la disciplina necesaria para una adecuada alimentación contra la obesidad, los malos hábitos de sueño o el estreñimiento. Se pide lo imposible e inadecuado: que el hijo no esté triste cuando se separan los padres o cuando hay una pérdida familiar, que se trate a un niño por su timidez… Existe una excesiva ansiedad ante las pequeñas imperfecciones como esa mancha o “antojo” que se va a quitar sola y sin tratar, la picadura de mosquito que molesta o el carraspeo de un leve catarro. Podríamos poner mil ejemplos de búsqueda de un diagnóstico o una solución médica para problemas de la vida normal". 

Ni que decir tiene el honor de haber podido ser coautor con Carmen y con otras compañeras del Comité de Bioética de un reciente artículo en Anales de Pediatría, del que hemos hablado en el blog: "Prevención cuaternaria. La contención como imperativo ético". 

Los mensajes se repiten... y conviene no desoirlos. Pues entre todos podemos (y debemos) desmedicalizar la vida.

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