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lunes, 17 de agosto de 2020

Libro de Continuum: "Imágenes en patologías infecciosas"

 

Continuum sigue dando sus frutos. En los albores de cumplir nuestros 7 años de vida como plataforma de formación virtual de la Asociación Española de Pediatría (AEP) hoy anunciamos un avance más: la edición de los primeros libros electrónicos de Continuum, correspondientes a dos de sus secciones, Imagen de la Semana y Casos Clínicos Interactivos. 

Hoy presentamos el libro de Imagen de la Semana, que bajo el título de “IMÁGENES EN PATOLOGÍAS INFECCIOSAS” recoge en 175 páginas aquellas 50 imágenes ya publicadas en Continuum que tienen relación con este tema. Un libro que es producto de un trabajo de equipo, desde todo el Equipo de Continuum a la edición de Lúa Ediciones 3.0, pero con el especial agradecimiento a cada uno de los autores (adjuntos y residentes de Pediatría en su mayoría) que han elaborado cada uno de estos capítulos con las imágenes y la experiencia de su práctica clínica. 

El libro está ubicado en la Biblioteca de Continuum, desde donde podéis acceder, pero también lo podéis realizar desde la señal de “novedad” de la propia sección de Imagen de la Semana

El libro es de acceso gratuito a todos los socios de la AEP. Para aquellos que no sean socios de la AEP, el libro tiene un precio de descarga. 

El prólogo de este libro corre a cargo de la Dra. María José Mellado, como presidenta de la AEP y ella dibuja el camino hasta llegar aquí, cuando nos dice: “El ideólogo de Continuum, la plataforma de formación de la Asociación Española de Pediatría (AEP), el profesor Serafín Málaga, posiblemente ya se imaginó, conociendo su capacidad organizadora y visión de futuro, el recorrido y utilidad extraordinaria que tendría esta herramienta dirigida a la recertificación periódica de las competencias adquiridas durante la formación MIR y a la actualización continuada de todos los profesionales de la Pediatría, ofreciendo esta alternativa online a las actividades presenciales que se lanzó en septiembre de 2013. Pero la puesta en escena de la multidisciplina metodológica formativa que dispone actualmente la plataforma sin duda se debe a los dos magos coordinadores: el doctor Javier González de Dios y el doctor Francisco Hijano Bandera, que, al frente de un talentoso y dedicado equipo editorial apoyado en la excelencia de las especialidades pediátricas, los grupos de trabajo y los comités de la AEP, han implementado y desarrollado las áreas de conocimiento y las competencias específicas que se abordan entre todas las modalidades de aprendizaje de la plataforma”.

Y la Introducción, del coordinador de la sección de Imágenes de la Semana, el Dr. Manuel Praena, habla en extensión del por qué el interés de este libro:

“La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y cumple funciones variadas, como la de protección frente a las potenciales agresiones del medio exterior; la de sensibilidad para distinguir frío, calor, presión y tacto al contacto con los objetos; la de regulación de la temperatura corporal, la participación en la excreción y absorción de sustancias y en la síntesis de vitamina D. 

La piel está constituida por dos capas: la epidermis, que es muy fina y contiene hasta cinco estratos en continua renovación, y la dermis, más gruesa, donde asientan estructuras vasculares y los anexos cutáneos que son de dos tipos: córneos (pelos y uñas) y glandulares (glándulas sebáceas y sudoríparas). Cuenta también con vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas. La capa inferior a la dermis es el tejido celular subcutáneo o hipodermis y está perfectamente intercomunicada con ella. 

Al ser un órgano exterior, permite distinguir a simple vista manifestaciones producidas por enfermedades de la propia piel o de otras enfermedades sistémicas. Cuando un paciente consulta, es obligado realizar una inspección de la piel que, en muchas ocasiones, proporciona pistas importantes para llegar al diagnóstico, si no el diagnóstico mismo. 

La piel puede mostrar una serie de lesiones que se clasifican en elementales primarias (lesiones elementales en sí mismas) y secundarias (aquellas que surgen de la evolución de otro proceso). Las lesiones primarias comprenden aquellas de contenido sólido, que pueden ser planas (máculas, manchas de tipo eritematoso o purpúrico) o palpables (pápulas, placas, habones y nódulos). Las lesiones de contenido líquido seroso o hemático, según su tamaño, se denominan vesículas, ampollas o flictenas. Si el contenido es purulento, se les denomina pústulas. 

Las lesiones elementales secundarias son consecuencia de la evolución de otro proceso. Pueden ser transitorias o permanentes. Las transitorias, si se desprenden por sí mismas, se denominan escamas, pero si no se desprenden y son secreciones secas son costras. Si no se desprenden y son tejido desvitalizado de coloración amarillenta se llaman esfacelos y si son de aspecto negruzco se las denomina escaras. 

Hay que integrar en la patología de la piel la de sus anexos o faneras (piel y uñas), que también tienen sus propias particularidades. 

Las enfermedades infecciosas que afectan a la piel son muy variadas, abarcan virus, bacterias, hongos y parásitos y pueden manifestarse de varias maneras: como asiento único de la infección, como parte de la afectación sistémica de la infección o como expresión de una reacción antígeno anticuerpo que se ha originado tras una afección sistémica pura. 

Las enfermedades exantemáticas de la infancia constituyen el paradigma de la inspección de la piel, que, junto a otros datos clínicos, convenientemente analizados, conducen al diagnóstico. A veces las lesiones que se producen son patognomónicas de un agente infeccioso, como el eritema anular migratorio en la enfermedad de Lyme y, en otras ocasiones, varios agentes producen las mismas o muy parecidas lesiones y la distribución de las lesiones orienta a su etiología. 

En ocasiones un exantema no es de origen infeccioso, pero depende de un mecanismo tóxico o inmunológico secundario, proveniente de una infección a distancia, como en la escarlatina o la psoriasis guttata, ambas relacionadas con una infección estreptocócica, que se puede sospechar con el resto de la exploración o mediante una anamnesis dirigida. 

Hay veces que para llegar al diagnóstico se precisa una biopsia que aclare la naturaleza de la lesión, como en la leishmaniosis cutánea secundaria a la picadura del mosquito Phlebotomus. 

La evolución de la enfermedad también puede ser seguida a través de la evolución de las lesiones del paciente, por ejemplo, el eritema nodoso, relacionado con la enfermedad estreptocócica o tuberculosa (entre otras de tipo autoinmune). 

Esta introducción solo pretende ser un pequeño botón de muestra de las numerosas situaciones que se pueden dar en la práctica clínica de los profesionales que atienden pacientes y que, con escasa utilización de medios diagnósticos, pueden llevar a un diagnóstico rápido que puede ser confirmado con exámenes complementarios bien seleccionados por la orientación diagnóstica. Esto contribuye a mejorar la seguridad del paciente y puede ayudar para tener en cuenta medidas de aislamiento y evitar la diseminación a otras personas susceptibles. 

Este libro no sería posible sin la participación entusiasta de muchos autores procedentes centros de salud y hospitales que han compartido su experiencia, conocimientos y tiempo empleado en la publicación de sus capítulos respectivos, con todos los internautas que han visitado la sección de la Imagen de la Semana de Continuum. Estos últimos han contribuido a que esta sección sea cada vez más valorada”. 

Esperemos que sea de vuestro interés esta recopilación de imágenes que ya han demostrado su utilidad para la clínica durante la andadura de la plataforma. 

¡Bienvenidos al primero de otros muchos libros electrónicos de Continuum!

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