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lunes, 14 de julio de 2014

Dime qué índice h tienes, y te diré quién eres...


El factor de impacto (FI), definido por Eugene Garfield en los años 50, es probablemente el indicador bibliométrico más conocido. Conocemos bien las luces y, sobre todo, las sombras del FI, con muchas iimitaciones para medir la ciencia y a los científicos, de ahí la necesidad de alternativas. Algunos indicadores de aparición más reciente que se utilizan también para poner en valor las publicaciones biomédicas han intentado solventar este hándicap. Así, tanto el Eigenfactor promovido por el propio ISI Web of Knowledge, como el Scimago Journal Rank promovido por Elsevier o el índice h-5 utilizado por Google Schoolar tienen en cuenta para sus respectivos cálculos un valor diferencial de la citación en función de la revista en la cual dicha citación se produce. 

El FI es el indicador bibliométrico más usado, pero también del que más abuso y mal uso se ha hecho. Para solucionar este mal uso del FI, se han propuesto diversos indicadores que aproximen la visibilidad y repercusión de cada investigador en concreto. Uno de los más utilizados es el índice h o de Hirsch, pues fue descrito por Jorge Hirsch en 2005. 
Un científico tiene índice h si, entre todos sus trabajos, tiene h que reciben al menos h citas cada uno. Es decir, alguien que tenga un índice h de 16 significa que tiene al menos 16 artículos que han sido citados al menos 16 veces. 

El índice h de un científico crece progresivamente con el tiempo de vida del investigador. También es un índice que se puede aplicar a revistas científicas, tal como comentamos con las revistas pediátricas españolas. Pero como todo indicador, aunque mejora algunos aspectos, no está exento de limitaciones. 

Así que siguiendo con el título aplicada a una entrada previa de este blog respecto a los cuartiles, ojo con el dime qué índice h tienes, y te diré quién eres. He aquí las principales limitaciones: 
- El índice h tiende a penalizar a los autores que priman la calidad frente a la cantidad. 
- El índice h tiende a favorecer a los científicos con carreras más dilatadas, perjudica a los más noveles por el bajo número de publicaciones y presenta problemas para discriminar entre investigadores situados en niveles intermedios. 
- El índice h no permite comparar investigadores de áreas diferentes debido a los diferentes hábitos de publicación y de citación en cada campo. 
- El índice h no valora las citas de un documento, no tiene en cuenta si éstas son para ensalzar o para criticar el artículo. 
- El índice h no tiene en cuenta la calidad de las revistas de publicación. 
- El índice h no tine en cuenta la calidad de las revistas citantes. 
- El índice h está sujeto a los mismos riesgos y limitaciones referentes a la autocitación que comentábamos para el FI. 
- El índice h tiene también limitaciones técnicas: problemas de homonimia, variantes de firmas, errores tipográficos y falta de normalización. 
- El índice h de un investigador puede variar según la base de datos utilizada para su cálculo: WoS, Scopus o Google Schoolar. 

Así pues, ya conocemos los dos indicadores bibliométricos quizás más utilizados y aceptados (el FI y el índice h), pero también conocemos sus limitaciones. Por eso, quizás sea bueno poner en entredicho, una vez más, el dime qué...tienes, y te diré quién eres.

A continuación, compartimos el reciente artículo publicado por el grupo EC3: Evaluación de la Ciencia y de la Comunicación Científica de la Universidad de Granada y que nos muestra el índice h de las revistas científicas españolas según Google Scholar Metrics (2009-2013).



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