sábado, 27 de julio de 2024

Cine y Pediatría (760). “La mesita del comedor”, no apta para padres primerizos

 

Hoy comentamos una película que es una comedia negra española que pasó desapercibida en cartelera tras su estreno, pero que ha tenido una segunda vida en las plataformas después que Stephen King, el maestro del terror, la recomendara como “horrible y tremendamente divertida”. Hablamos de La mesita del comedor (Caye Casas, 2022), película que se ha convertido en un fenómeno de culto inmediato. Y no es casualidad que esta obra siga la estela de su director, amante de la comedia negra y de temas macabros y escatológicos: comenzó codirigiendo con Albert Pintó varios cortos, entre ellos Nada S.A. (2014) y RIP (2017), así como el largometraje Matar a Dios (2017), en los que se repiten los actores, entre ellos Itziar Castro, Eduardo Antuña, David Pareja, Josep María Riera o Emilio Gavira. Y la mayoría de ellos también protagonizan La mesita del comedor. 

En la primera escena compartimos los dolores de parto de una mujer dando a luz, y con el llanto del bebé se difumina la imagen. Una curiosa manera de presentarnos a nuestro particular protagonista. En la siguiente escena vemos a una pareja con el bebé en brazos que están comprando una mesita para el comedor. Los personajes de Casas son extremos y recalcitrantes, también aquí: María (Estefanía de los Santos) es una madre añosa que se ha sometido a un tratamiento de infertilidad y se nos muestra como una mujer controladora, déspota y castradora, y Jesús (David Pareja) como un hombre sin carácter, sumiso e infantil. La pareja no se encuentra en su mejor momento y no mejora cuando Jesús decide comprar, a pesar de la negativa de su mujer, una mesita de comedor extravagante que, según el vendedor (Eduardo Artuña), “les va a cambiar la vida a mejor y les va a portar felicidad al hogar”. En ese momento conocemos que han puesto al niño el nombre de Cayetano, igual que el del vendedor, otro ser muy peculiar. Y tras esta larga escena en que se efectúa la venta, es cuando aparecen los originales títulos de crédito de la película. 

Ya en casa, Jesús intenta montar la mesa, pero le falta un tornillo. María no quiere saber nada y se sale a comprar. Las conversaciones entre Jesús y María son frescas y naturales como la vida misma. Y así el padre comenta, ante el llanto insistente del niño y antes de que acaezca la tragedia (que no vemos, pero intuimos): “Que le han puesto un nombre muy feo y por eso llora”. Y cuando el bebé deja de llorar es cuando el espectador comienza a sufrir, con esa extraña empatía que adoptamos con Jesús, dispuesto a ocultar lo sucedido cuando llega su cuñado a cenar con su joven pareja vegana o cuando es acosado por la vecina adolescente de 13 años. Porque todos los personajes son una sorpresa, como el guion, y no es de extrañar que tengan que declarar: “Estamos muy raros con esto de ser padres”. Porque el espectador sabe lo que ha ocurrido, pero la tensión se mantiene de principio a fin y nos vovlemos empáticos con Jesús. Y ahora entendemos algo mejor por qué este recién nacido, por nombre Cayetano, ha enamorado a Stephen King. Con tan poco, tanto… una mirada grotesca de la cotidianidad. Película no apta para padres primerizos, pensamos, mientras suena al final la canción rock “La mesita del comedor”, cuya autora es la cantante y compositora extremeña, Bambikina. 

Porque en ese mismo año 2022 el cine español ha abordado las preocupaciones de la maternidad desde el naturalismo, como ya hemos visto en Cinco lobitos (Alauda Ruiz de Azúa, 2022) y en La maternal (Pilar Palomero, 2022), pero ahora Caye Casas se ha aproximado a la paternidad desde el terror, desde el peor de los escenarios. Porque la premisa de partida es a la vez tan sencilla e ingeniosa como posible. Y por posible es terrorífica. Aviso a navegantes…   

Cine de terror con un niño, en este caso un recién nacido al que apenas vemos. Bastante diferente a lo ya conocido, y hay buena muestra en la historia del cine de ese terror con niños con títulos clásicos como El exorcista (William Friedkin, 1973), La profecía (Richard Donner, 1976), Los chicos del maíz (Fritz Kiersch, 1984) o El pueblo de los malditos (John Carpenter, 1995), entre otros muchos. Pero también en Cine y Pediatría hemos recordado algunas películas españolas bajo este contexto, como ¿Quién puede matar a un niño? (Narciso Ibáñez Serrador, 1976), Alas de mariposa (Juanma Bajo Ulloa, 1991), Los otros (Alejandro Amenábar, 2001) o El orfanato (J.A. Bayona, 2007). Pero La mesita del comedor es otra cosa, porque no hay nada paranormal. Si no que todo es muy cotidiano, como esa mesita de comedor que todos tenemos en casa.

     

miércoles, 24 de julio de 2024

Terapia cinematográfica (7). Prescribir películas para entender el trastorno del espectro autista

 

En nuestra previa entrega de esta serie de Terapia cinematográfica de la revista Pediatría Integral nos enfocamos en prescribir películas para entender los trastornos del neurodesarrollo, grupo heterogéneo de entidades que se manifiestan en periodos tempranos de la niñez y que impactan significativamente en el funcionamiento personal, social y académico. Y, dentro de todos los trastornos del neurodesarrollo, el autismo adquiere una especial importancia, tanto por lo mucho que se conoce como por las preguntas que aún genera y las respuestas pendientes de contestar. Una entidad sobre la que se conoce mucho y, posiblemente, se desconoce mucho más. 

El autismo se presenta de manera diferente en cada persona, pero todas comparten, con mayor o menor intensidad, dificultades en el desarrollo de las habilidades sociales y comunicativas y presentan un comportamiento inflexible y con intereses repetitivos. De ahí la definición de trastorno del espectro autista (TEA). En realidad, tener autismo implica una forma diferente de procesar la información y de comprender el mundo que nos rodea y esto se traduce en una serie de capacidades que presentan las personas con esta condición: meticulosidad y atención por los detalles; sinceridad y honestidad; conocimiento exhaustivo sobre temas muy específicos de su interés; buenas competencias en tareas rutinarias, mecánicas y repetitivas; procesamiento lógico de la información; respeto y cumplimiento de las reglas establecidas. 

En este artículo realizamos un pequeño viaje por diferentes protagonistas con TEA, bien como síndrome de Asperger, síndrome de Kant u otras variedades de este amplio espectro de personas con características relativamente comunes y capacidades diferentes. Todas ellas son historias extraordinarias que saltan a la gran pantalla para devolvernos diferentes visiones de la realidad sanitaria, personal, familiar y social del mundo de estas entidades, donde se mezcla realidad y, en ocasiones, mitos. Que el cine sea un entorno de debate para cada día poder conocer un poco más y mejor a este espectro de personas diversas, distintas y excepcionales que se agrupan bajo el término de TEA. Y hoy proponemos un recordatorio del TEA a través de 7 películas argumentales. Estas películas son, por orden cronológico de estreno: 

- Ángeles sin paraíso (A Child is Waiting, John Cassavetes, 1963), para debatir sobre la enseñanza a menores con diversidad funcional. 

- Mater amatísima (José Antonio Salgot, 1980), para reconocer lo que puede suponer la simbiosis de una madre con el autismo de su hijo. 

- Ben X (Nick Balthazar, 2007), para no olvidar el auge del acoso escolar en alumnos con trastorno del espectro autista. 

- Mary and Max (Adam Elliot, 2009), para entender el mundo de las personas con síndrome de Asperger. 

- María y yo (Félix Fernández de Castro, 2010), para reivindicar en primera persona el valor de la diferencia, y de esta diferencia en las personas con autismo. 

- La sonrisa verdadera (Juan Rayo, 2015), para empaparse del valor de los cuidadores de estas personas con autismo, principalmente la familia. 

- Especiales (Hors nome, Olivier Nakache y Eric Toledano, 2019) , para reconocer la problemática social frente al autismo grave. 

Siete películas argumentales desde el séptimo arte para adentrarnos con sentido y sensibilidad, con ciencia y conciencia, en el mundo de las personas con TEA, y donde deseamos que cada vez se refleje más su realidad y menos otros mitos. 

 

lunes, 22 de julio de 2024

XVIII Jornada MEDES: La segunda revolución digital de la comunicación científica

 

Como todos los años a mediados de julio, tengo la fortuna de acudir, como miembro del Consejo Asesor de MEDES (MEDicina en ESpañol), a las Jornada MEDES que se organizan cada año en el marco de los Cursos de Verano de El Escorial-Universidad Complutense de Madrid, una jornada alrededor de la ciencia, la docencia y la investigación médica, donde se prima el uso y la divulgación del español como medio de comunicación científico. Unas jornadas únicas que este año 2024 ha llegado a su XVIII edición, con un título tan actual como "La segunda revolución digital de la comunicación científica. Desafíos para la medicina en español"

Su contenido íntegro está volcado en el vídeo adjunto que compartimos debajo, pero cuya esencia viene recogida en el mismo programa y que vale la pena resumir para su mejor conocimiento y divulgación de un tema tan relevante en la actualidad. Dar las gracias a Fundación Lilly por este impulso continuo a las jornadas, y este año a sus organizadores, Elea Giménez (Directora del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC), Pilar Rico (Jefa de la Unidad de Acceso Abierto, Repositorios y Revistas. FECYT) y José Antonio Sacristán (Director de la Fundación Lilly). 

El sistema tradicional de comunicación académica surgió para apoyar la difusión del conocimiento a través de la autoría y la lectura humanas. Este modo avanza hacia un cambio de paradigma en el que la comunicación máquina a máquina y la inteligencia artificial juegan un papel cada vez más relevante. Originalmente, la publicación de resultados de investigación se caracterizaba por su edición en papel y su distribución física.  A finales del siglo XX, con el advenimiento de la era digital, se fue imponiendo de manera progresiva el formato electrónico. Esta primera gran transición transformó radicalmente los modelos de negocio de las editoriales y las vías de acceso a sus contenidos, aunque mantuvo intactos los procesos de escritura y lectura, así como la estructura básica de los artículos, revistas y libros. 

Hoy en día nos enfrentamos a la segunda gran revolución digital en la comunicación académica que se caracteriza por el surgimiento de nuevas herramientas, como las tecnologías de procesamiento del lenguaje natural y la inteligencia artificial (IA) que están haciendo posible que las máquinas asuman un rol cada vez más destacado en la redacción de trabajos, el procesamiento de datos y la revisión de artículos. Sin embargo, estos desarrollos también plantean grandes interrogantes a nuestra comunidad, tles como la asimetría entre el uso del lenguaje humano y el lenguaje máquina, por ejemplo, así como las consideraciones éticas sobre la validez y la integridad de la información producida. 

Porque en estos momentos de IA y ChatGPT, entre otros muchas herramientas, surgen preguntas como: ¿se puede escribir un artículo científico con IA? ¿Debemos prohibir que las máquinas aprendan? ¿Deberían ser de dominio público los códigos fuente de los programas de IA? ¿Van a sustituir a los médicos en algunos ámbitos? ¿Podemos fiarnos de las respuestas que ofrecen? ¿Cómo se solventa la propiedad intelectual? 

Algunos expertos califican esta segunda revolución digital de «utopía distópica»; otros dicen que, si no la detenemos, acabará con la humanidad; para la mayoría tranquila no es más que una herramienta que nos librará de tareas tediosas; algunos piensan que alumbrará un mundo feliz de descubrimientos y avances; y muchos, ajenos a su desarrollo y aplicaciones, presencian indiferentes unas tecnologías que no acaban de entender. 

Y estos contenidos se volcaron en una conferencia inaugural (“El español de la ciencia y la inteligencia artificial”, a cargo de Asunción Gómez-Pérez) y tres sesiones, cada una con un moderador y dos o tres ponentes y varias preguntas a responder durante su desarrollo: 

Sesión 1. Inteligencia artificial en la producción y comunicación de la ciencia 

Sesión 2. El lenguaje de las máquinas como bien común: software libre para democratizar el acceso universal a la ciencia 

Sesión 3. Humanizando la comunicación médico-paciente a través de la tecnología y el arte: lenguaje claro, infografía y medicina gráfica. 

Para profundizar en los contenidos de cada sesión os aconsejamos revisar el vídeo y el resumen que desde Diario Médico nos regala José Ramón Zárate en dos partes: parte 1 y parte 2.   



Una jornada, además, donde se entregaron los Premios MEDES y en donde Cine y Pediatría 12 estuvo muy presente, gracias también al apoyo de Fundación Lilly.