miércoles, 29 de marzo de 2023

Tasas de abandono de la formación MIR por especialidad médica

 

Según los datos recientemente publicados por Diario Médico, la la tasa media de abandono de los Médicos Internos Residentes (MIR) en el Sistema Nacional de Salud durante el periodo 2016-2021 ha sido del 6,3%. Es decir, uno de cada 15 especialistas en formación no la terminan, lo que es un factor a tener en cuenta también a la hora de gestionar la necesidad de médicos especialistas. De hecho, se comenta que en cada especialidad tiene una repercusión diferente, pue en los próximos cinco años podrían faltar 1500 facultativos en Medicina de Familia, mientras que Oncología Médica podría tener un superávit de 600 respecto a los profesionales que se jubilarían. 

Estas son las diez primeras especialidades en tasa de abandono de los MIR: 
- Farmacología Clínica: un 30,8% de abandono. 
- Medicina del Trabajo: 25,8%. 
- Medicina Preventiva y Salud Pública: 23,2%. 
- Inmunología: 14,7%. 
- Alergología: 14,5%. 
- Anatomía Patológica: 13%. 
- Geriatría: 12%. 
- Microbiología y Parasitología: 11,6%. 
- Medicina Familiar y Comunitaria: 10,3%. 
- Neurofisiología Clínica: 9,9%. 

De las 44 especialidades MIR consideradas, Pediatría ocupa el antepenúltimo lugar de abandonos con un 1,7%, solo por detrás de Aparato Digestivo (con 1,3%) y Dermatología (con 0,8%). 

Son muchos los datos que se conocen sobre la formación MIR, siendo este también un dato relevante.

lunes, 27 de marzo de 2023

Curso de Continuum "Ra­dio­lo­gía Pe­diá­­tri­ca. Fun­da­men­tos teó­ri­cos del diag­nós­ti­co por ima­gen en Pe­dia­tría. 2023")

 

Comienza la tercera edición del curso on-line en la plataforma Continuum: "Ra­dio­lo­gía Pe­diá­­tri­ca. Fun­da­men­tos teó­ri­cos del diag­nós­ti­co por ima­gen. 2023", un curso realizado por miembros de la Sociedad Española de Radiología Pediátrica, y ello tras la buena acogida de sus ediciones en los años 2015 y 2017. 

Este curso está orientado a pediatras, tanto de atención primaria como de atención especializada, y tiene como objetivo proporcionar al alumno los conocimientos y habilidades necesarios para indicar las técnicas de diagnóstico por imagen utilizadas frecuentemente en la práctica pediátrica. En las diferentes unidades docentes, trataremos de que el alumno adquiera los siguientes conocimientos, habilidades y actitudes, y estos son los objetivos
- Conocer las técnicas de imagen pediátricas y sus principales ventajas e inconvenientes. 
- Revisar los algoritmos diagnósticos básicos empleado en la práctica clínica pediátrica y como elegir la técnica de imagen más idónea. 
- Conocer los contrastes empleados en radiología pediátrica. 
- Identificar los hallazgos radiológicos básicos de determinadas patologías graves. 

El curso está dividido en seis unidades docentes, que tienen una duración de una semana cada una, para las que se facilitará material on-line, artículos relevantes, enlaces de la biblioteca de Continuum y preguntas tipo test acerca de los puntos más relevantes. El tutor responsable de cada unidad didáctica estará disponible on-line durante la semana en que se imparte su tema. Al finalizar cada unidad se realizará un examen tipo test y para realizarlo es necesario haber completado cada una de las unidades docentes. 

Este es el título de las seis interesantes unidades docentes: 
- Técnicas de diagnóstico por imagen en pediatría: ¿cuándo usar cada una? 
- Radiografía de tórax: indicaciones, diagnóstico y casos prácticos 
- Ecografía pediátrica: indicaciones y casos prácticos 
- Resonancia Magnética: lo que el pediatra precisa saber 
- Neuroimagen pediátrica 
- Patología musculoesquelética pediátrica: técnicas de imagen. 

El curso estará en activo desde el 23 de marzo de 2023 hasta el 18 de mayo 2013 y es un curso acreditado para cualquier profesional sanitario interesado en la formación en Radiología Pediátrica.

Toda la información necesaria (y la inscripción al curso) en la web de Continuum. Os esperamos.

sábado, 25 de marzo de 2023

Cine y Pediatría (689) “E.T. el extraterrestre”, la fábula de la ciencia ficción regresa a “mi caaasa”

 

Los últimos Premios de la Academia de Hollywood han dejado en su 95ª edición han dejado tres películas triunfadoras y tres perdedoras. Las que se han alzado con más premios han sido La ballena (Darren Aronofsky, 2022) con tres nominaciones y dos Óscar (mejor actor y maquillaje), Sin novedad en el frente (Edward Berger, 2022) con nueve nominaciones y cuatro Óscar (mejor película internacional, mejor fotografía, banda sonora y diseño de producción) y Todo a la vez en todas partes (Daniel Kwan y Daniel Scheinert, 2022) con 11 nominaciones y siete Óscar (mejor película, director, actriz, actor de reparto, actriz de reparto, guion original y montaje). Y las grandes perdedoras, que se han ido de vació han sido Almas en pena de Inisherin (Martin McDonagh, 2022), con 11 nominaciones, Elvis (Baz Luhrmann, 2022) con ocho nominaciones y Los Fabelman (Steven Spielberg, 2022) con siete nominaciones. Y cabe decir que la gran triunfadora, la cinta de “los Daniels”, ha generado gran controversia, con posiciones muy opuestas y extremas en las opiniones de crítica y, sobre todo, de público, donde hay comentarios muy positivos y más comentarios muy negativos, que para muchos ha hecho pensar que en los Óscar se ha llegado a un punto en que todo a la vez en todas partes... cuecen habas y en la mía a calderadas. 

Y hoy queremos revisar la trayectoria en los Premios Óscar del Rey Midas del séptimo arte, como se ha conocido a Steven Spielberg, y cuyos varapalos en este ámbito ya han sido frecuentes. Personalmente ha recibido un total de 18 nominaciones a los Óscar, bien como mejor película (en 11 ocasiones, y lo consiguió solo con la película de 1993, La lista de Schlinder) o como mejor director (en 7 ocasiones, y lo consiguió por La lista de Schlinder y por la película de 1999, Salvar al soldado Ryan). A estos se sumó en 1987 el Premio en Memoria de Irving Thalberg, destinado a premiar a personajes especialmente significantes en el mundo de la producción cinematográfica, y es que el Rey Midas logró que tres de sus películas fueran verdaderos fenómenos de masas y en su momento las de mayor recaudación: Tiburón (1975), E.T., el extraterrestre (1982) y Parque Jurásico (1993). Y globalmente, el director con mayor recaudación de la historia. 

Pero aparte de todos estos datos conocidos de Spielberg, hoy le recordamos en Cine y Pediatría por su valor como cineasta que ha realizado un esfuerzo consciente y constante por encontrar la mirada infantil en sus historias. Una mirada infantil en la que el abandono del progenitor es una constante, y así lo recordamos en Hook, el capitán Garfio (1991), Atrápame si puedes (2002), La guerra de los mundos (2002) o la saga Indiana Jones. Pero donde más nítidamente adoptó la perspectiva del niño que intenta comprender el pequeño mundo que se desmorona a su alrededor es en dos películas asociadas a la ciencia ficción: E.T., el extraterrestre, con el niño Elliot (Henry Thomas), sus hermanos y amigos, y A.I, Inteligencia artificial (2001),  con el niño-robot David (Haley Joel Osment). 

Y hoy volvemos la mirada a E.T., el extraterrestre, uno de los títulos más tiernos y conmovedores de la historia del cine. Una entrañable historia de amistad entre un niño y un extraterrestre en, posiblemente, la película más personal de su director y que marcó por completo a toda una generación. El título de ciencia ficción familiar por antonomasia, un éxito de crítica y público, en este caso multipremiada, aunque en el camino de los Óscar se topó con Gandhi (Richard Attenborough, 1982), por lo que de sus nueve nominaciones consiguió solo cuatro: mejor banda sonora (para el gran John Williams, un habitual en las películas de Spielberg), sonido, edición de sonido y efectos visuales. 

Porque cinco años después de la exitosa Encuentros en la tercera fase (1977), Spielberg decidió retomar la temática del contacto con alienígenas. Se centro para ello en una historia de carácter mesiánico, con guion escrito por Melissa Mathison (la entonces esposa de Harrison Ford) lleno de emotividad. Un pequeño ser de otro planeta se queda abandonado en la Tierra cuando su nave, al emprender el regreso, se olvida de él. Está completamente solo y tiene miedo, pero se hará amigo de Elliot, quien lo esconde en su casa junto a sus hermanos, la pequeña Gertie (Drew Barrimore) y Michael (Robert McNaughton). El pequeño y sus hermanos intentan encontrar la forma de que el pequeño extraterrestre regrese a su planeta antes de que lo encuentren los científicos y la policía. 

Llamativa es esa potencial alegoría cristiana de la figura redentora de E.T. en su muerte, resurrección y ascenso a los cielos que certifica la salvación del ser humano, allí donde la pequeña Gertie se pregunta “¿Podemos desear que vuelva?”. Y Elliot le dice entre lágrimas “Creeré en ti toda mi vida. Cada día. E.T., te quiero”, palabra que obra el milagro y que se refleja en el renacer de las flores, la música (verdadero leitmotiv) y su corazón iluminado, y su frase mítica: “E.T. teléfono mi casa”.  Y una curiosidad: la voz de E.T. en la versión original de la película fue prestada por la actriz Debra Winger, que, sin embargo, no aparece en los títulos de crédito.

E.T., el extraterrestre marcaría inevitablemente el camino que iba a seguir el cine familiar en la década de los 80, como La historia interminable (Wolfgang Petersen, 1984), Los cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984), Gremlins (Joe Dante, 1984), Karate Kid, el momento de la verdad (John G. Avildsen, 1984), Un, dos, tres… Splash (Ron Howard, 1984), Los Goonies (Richard Lester, 1985), Teen Wolf (De pelo en pecho) (Rod Daniel, 1985), Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985), Cuenta conmigo (Rob Reiner, 1986), La princesa prometida (Rob Reiner, 1987), Aventuras en la gran ciudad (Chris Columbus, 1987), Big (Penny Marshall, 1988), Willow (Ron Howard, 1988), Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988) o Mira quién habla (Amy Heckerling, 1989) .   

Dos películas con toques de ciencia ficción y 40 años de diferencia: en el año 1982 el verso de Spielberg en E.T., el extraterrestre y en el año 2022 el metaverso de los Daniels en Todo a la vez en todas partes. Cada uno que elija su preferida, que para eso se hicieron los colores, los gustos y las películas. Personalmente no tengo duda y por ello mi homenaje a esta fábula de la ciencia ficción que regresa a “mi caaasa” y que nos habla de la amistad, la familia, el sentimiento de pérdida y la mirada sin prejuicios de los niños que, a veces, los adultos desearían tener y han perdido.

 

miércoles, 22 de marzo de 2023

Pediatría Integral, más de un cuarto de siglo en la formación pediátrica continuada

 

La revista Pediatría Integral es el órgano de expresión de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (SEPEAP) que ha superado ya sus bodas de plata desde que se inició su camino, una revista que ha mantenido su revisión y renovación tal como expone su editora en una reciente editorial

Es Pediatría Integral una revisa con vocación en la formación pediátrica continuada, una puesta al día para mejorar nuestras competencias. en las tres grandes dimensiones: saber (conocimientos), saber hacer (habilidades) y saber ser (actitudes). Porque todo profesional que acaba su especialización debe continuar su formación a lo largo de su ejercicio profesional para mantenerse actualizado y esto es clave desde la atención primaria en Pediatría, verdadera puerta de entrada a la sanidad y donde es clave la coordinación atención primaria-especialidades. Y Pediatría Integral es un buen foro común. 

En este enlace de la web de la revista se pueden descargar en PDF todos los números de la revista desde el año 2011, artículos con un formato atractivo, de fácil lectura y muy docente. Son números monográficos sobre las diferentes especialidades pediátricas y con un enfoque práctico para los médicos que también trabajan en entornos extrahospitalarios. Sirva como ejemplo el último número, correspondiente a enero-febrero 2023 y que es un nomonográfico sobre Oftalmolotía Pediátrica

La revista tiene bastantes recursos, como la búsqueda por temas, así como los cuestionarios de cara a la acreditación (si bien, algunos de estos recursos precisan el ser socios de la SEPEAP). 

Gracias a las SEPEAP y Pediatría Integral por este apoyo a la formación pediátrica continuada.

lunes, 20 de marzo de 2023

Nuevo número de Evidencias en Pediatría: marzo 2023


Un nuevo trimestre y un nuevo número trimestral de la revista Evidencias en Pediatría ha llegado: ciencia con calidad y conciencia. 

El número libre en todos sus contenidos pueden ser consultados en este enlace, pero os dejamos los temas tratados. 

Editorial: 

Oxígeno de alto flujo en bronquiolitis. ¿Y si al final resulta que no? 

Artículos Valorados Críticamente: 

Dulaglutida podría ser una alternativa de tratamiento segura y eficaz en adolescentes con diabetes mellitus tipo 2 

Los antibióticos parecen reducir la inmunogenicidad humoral inducida en menores de 2 años 

El aislamiento de los recién nacidos en la pandemia de COVID-19 parece haber afectado su desarrollo social 

¿Es la oxigenoterapia de alto flujo no inferior a la presión positiva continua de la vía área? 

Propuesta de escala para estratificar el riesgo de presentar enfermedad invasiva por virus herpes simple en menores de 2 meses 

La administración prolongada oral de probióticos podría disminuir la frecuencia de infecciones respiratorias de vías superiores 

La presencia de factores de riesgo cardiovascular en los niños aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares en los adultos 

¿Y si los probióticos fueran útiles en la esteatosis hepática no alcohólica? 

Fundamentos de Medicina Basada en la Evidencia: 

Pruebas para muestras relacionadas. Variables cualitativas

sábado, 18 de marzo de 2023

Cine y Pediatría (688) “El soplo al corazón”, de la fiebre reumática a la fiebre del incesto


El término incesto proviene del latín incestus, que significa “no casto”, y consiste en las relaciones o encuentros sexuales entre individuos cuya línea de consanguineidad es muy cercana, tal como las relaciones entre madres o padres con sus hijos, encuentros íntimos entre hermanos, y otras. Por lo general, la mayoría de los grupos sociales, a nivel histórico y cultural, han prohibido las relaciones incestuosas y han incentivado a las personas a formar relaciones con otras personas que no pertenezcan al mismo núcleo familiar. Sin embargo, ningún tema escapa de las pantallas del cine, y este tema tampoco lo ha sido, y recordamos algunas películas que ya hemos tratado en Cine y Pediatría: Lolita (Stanley Kubrick, 1962), La luna (Bernardo Bertolucci, 1979), La zona oscura (Tim Roth, 1999), Inocencia interrumpida (James Mangold, 1999), Soñadores (Bernardo Bertolucci, 2003), Precious (Lee Daniels, 2009), Canino (Yorgos Lanthimos, 2009), No tengas miedo (Montxo Armendáriz, 2011) o Reina de corazones (May el-Toukhy, 2019). Y dado que la semana pasada hablamos de Louis Malle, hoy regresamos con una obra emblemática suya y parcialmente autobiográfica: El soplo al corazón (1971), una concesión a sus recuerdos de adolescencia, donde una parte de la trama nos aboca a una relación incestuosa, consciente y aceptada de madre e hijo, pero en una película que es mucho más (aunque este fuera el punto más controvertido en aquel tiempo para esta obra).

El título de la película se entiende a mitad de metraje, cuando un doctor amigo de la familia realiza el siguiente diagnóstico al adolescente Laurent (Benoît Ferreux), de 14 años: “Solo puedo confirmar su diagnóstico: insuficiencia aórtica reumática provocada por un comienzo de escarlatina, con hipertrofia y dilatación del ventrículo izquierdo. Es lo que vulgarmente se conoce como un soplo al corazón”. Y es lo que científicamente definimos como fiebre reumática, diagnóstico tan habitual a mitad del siglo XX, cuando ocurre la historia y también aquel tratamiento encomendado a base de reposo, bolsas de hielo en el corazón y salicilatos. Y a partir de ahí, Laurent vive como un rey en su cama, agasajado por todos, pero especialmente con su madre, con quien acaba pasando un tiempo en un balneario para acelerar su mejoría. 

Pero antes de ese diagnóstico, hay un interesante prolegómeno que nos permite situar la historia en la primavera de 1954, en la ciudad francesa de Dijon. En esa primera mitad de metraje se nos adentra en la familia de Laurent (un padre ginecólogo distante, dos hermanos mayores y Clara – Lea Massari -, esa madre joven y bella de origen italiano, amorosa con todos, pero especialmente con el benjamín de la familia, al que llaman Renzino, y bien rodeados de personal de servicio), en su colegio (un colegio de bien regentado por una orden religiosa, donde se atisba el difícil equilibrio entre la educación, la religión y algún conato de pederastia que tanta huella deja) y en sus amigos y aficiones de adolescente (los primeros escarceos con el tabaco, el alcohol o el sexo). Y aunque el padre dice de Laurent aquello de “Este niño es tonto. No sé a quién habrá salido”, lo cierto es que es un chico con inquietudes, desde el hacer de monaguillo en el colegio, a sus lecturas (“Le Mythe de Sisyphe” de Albert Camus, “El principito” de Antoine de Saint-Exupéry, “J'irai cracher sur vos tombes” de Boris Vian, pero también obras de Marcel Proust o cuentos de Tintín) o inquietudes musicales (especialmente su amor por el jazz, con Charlie Parker y Dizzie Gillespie a la cabeza, siendo su música parte esencial de la B.S.O.de la película, como ya utilizara la música Miles Davis en su ópera prima del año 1957, Ascensor para el cadalso). 

Una historia donde aquel año de 1954 queda perfectamente contextualizado en detalles, como el conflicto de la Guerra de Indochina (ese año daba comienzo el proceso de independencia de los países de esa región, Camboya, Laos y Vietnam) que supuso una herida para la moral francesa, el estreno de La condesa descalza (Joseph L. Mankiewicz, 1954) con el brillo de Ava Gardner, la publicación por Pauline Réage (seudónimo de Dominique Aury) de la controvertida obra “Histoire d´O” o el primer Premio de la montaña para Federico Martin Bahamontes en el Tour de Francia. 

Y con esta profunda contextualización del hijo/Laurent y su madre/Clara, se nos traslada a la segunda parte de la historia, aquella que transcurre en el balneario, donde su vida cambia de lugar y contexto, donde tienen todo el tiempo para ellos, y donde Clara sigue cuidando y queriendo a Laurent. Y donde aquella noche de la fiesta nacional francesa, un 14 de julio, ocurre algo (tratado con pudor de cámara) que será el secreto de ambos. Una relación ambigua, pero no enfermiza, sino dotada de indudable ternura: ese adolescente está enamorado de su madre - Edipo a la carga -, de la primera mujer que lo vio y lo consintió. Y resuenan las palabras de Clara: “No lo repetiremos nunca más, pero no te avergüences de ello cuando lo recuerdes. Recuérdalo con ternura”

Porque como nos confiesa el propio director, El soplo al corazón fue escrito como en trance en una semana. Como le pasara en su película Adiós, muchachos (1987), aquí también el material toma prestado parte de su vida – la mencionada dolencia cardíaca y su recuperación en unas termales, su pasión por el jazz, su afición por el Tour de Francia, la situación económica privilegiada, la fascinación con el suicidio como tema de estudio, la tendencia alcohólica de su hermano mayor, la broma familiar con un cuadro falso de Corot, la iniciación sexual promovida por sus hermanos –, pero obviamente en el aspecto más polémico de este filme, el de la situación incestuosa, Malle tomó las licencias artísticas que quiso para describir y extremar la relación materno-filial. Por supuesto que El soplo al corazón despertó gran curiosidad y polémica tanto en Europa como en América. Hubo voces en contra suya (en España fue prohibida), pero buena parte de las opiniones estuvieron a favor de la mirada, desprovista de morbo y patología, de Malle. Fue incluso nominada al premio Óscar a mejor guion original. 

Porque, aunque lo de Laurent al fin de cuentas fueron unas extrasístoles de adolescente que amaba el jazz, nada más, pero en la historia del cine ha quedado como un viaje de la fiebre reumática a la fiebre del incesto. 

 

miércoles, 15 de marzo de 2023

Epónimos en Medicina: argumentos a favor y en contra


Los epónimos son muy frecuentes en ciencias de la salud y una parte fundamental del lenguaje y de la cultura histórica de los médicos, ya que numerosas personas han dado nombre a enfermedades, síndromes y signos, partes anatómicas, procesos fisiológicos y patológicos. A pesar de ser términos etimológicamente vacíos, están ampliamente arraigados en la educación médica y en historia de la medicina, de manera que sería muy difícil prescindir de ellos, o incluso, como proponen algunos, erradicarlos. En la actualidad, no es frecuente que surjan nuevos epónimos médicos, ya que todos los desarrollos importantes de la medicina son fruto del trabajo en equipo y, por ello, es difícil bautizarlos con nombres que incluyan a todas las personas involucradas. 

Continúa el debate científico en la literatura médica con argumentos a favor y en contra de su uso, tal como revisamos en este artículo de la serie Comunicación científica y que os aconsejamos revisar en toda su extensión. 

El mayor número de epónimos proceden de finales del siglo XIX y principios del XX, cuando los idiomas científicos predominantes eran el inglés y el alemán. Desde el siglo pasado, el nombramiento de nuevos hallazgos con epónimos se empezó a dejar de lado y los términos pasaron a ser más descriptivos, denominando a los nuevos hallazgos con nombres de objetos naturales que permitieran hacer una asociación directa con la enfermedad, técnica, estructura anatómica, etc. 

A) Argumentos a favor del uso de epónimos 

1. Uno de los argumentos más fuertes tiene que ver con que el uso de epónimos supone un respeto a la tradición y a la historia, ya que reconocen el descubrimiento y al descubridor. 

2. Los epónimos son parte integrante del lenguaje médico aprendido, pues fuimos educados, tanto en la etapa de grado como en la de postgrado, con el aprendizaje de los epónimos. 

3. Una vez aceptados universalmente, son signos lingüísticos unívocos que facilitan la comprensión de muchos términos sin necesidad de explicar su concepto, facilitando la comunicación. Aportan precisión al lenguaje pues evitan, en algunos casos, las largas letanías de síntomas encadenados con los que se denominan algunas enfermedades y que resultan poco prácticas por ser excesivamente prolijas. Un ejemplo es la “tetralogía de Fallot”, que es mucho más fácil de decir que “enfermedad cardiaca congénita cianótica por defecto septal ventricular, estenosis pulmonar, hipertrofia ventricular derecha y dextroposición aórtica”. 

B) Argumentos en contra del uso de epónimos 

1. Los epónimos son denominaciones etimológicamente vacías. Las denominaciones de las enfermedades deberían ser descriptivas, indicando los principales síntomas y signos con los que se manifiestan. Por ejemplo, "herniación de las amígdalas del cerebelo" se entiende mejor que su epónimo "malformación de Arnold-Chiari". 

2. Los epónimos son a menudo criticados por su falta de exactitud histórica, prestando por ello un tributo inmerecido a quienes no fueron los verdaderos descubridores. La historia de la medicina está llena de ejemplos de personas que describieron una enfermedad mucho antes de la persona a la que finalmente se le adjudicó el descubrimiento. 

3. Los epónimos están sometidos a procesos de homonimia, polisemia y sinonimia La polisemia es el significado múltiple de una palabra, como el “signo de Babinski”, que designa, al menos, cinco fenómenos distintos de la exploración neurológica. La homonimia consiste en la identidad fónica (homofonía) y gráfica (homografía) de dos palabras con significados diferentes producida por la evolución coincidente de dos palabras que tienen significados distintos; por ejemplo el epónimo “Pick”, que puede referirse a la enfermedad de Pick (en honor al psiquiatra checo Arnold Pick), la pericarditis de Pick (cuyo nombre se debe al médico checo-austríaco Friedel Pick) y la célula de Pick (en honor al patólogo alemán Ludwig Pick). 

4. Su utilización constituye un abuso del culto a la personalidad y, en determinados casos, perpetúan nombres de individuos vanidosos que accidentalmente y con poco merecimiento intervinieron en la descripción de una enfermedad o proceso. Un caso especial son las atrocidades cometidas por los médicos nazis. 

5. No siempre existe unanimidad sobre el descubridor de la enfermedad, como lo demuestra el hecho de que existan epónimos compuestos por varios nombres o enfermedades para las que se emplean varios epónimos diferentes, lo que puede apreciarse fácilmente consultando alguno de los diccionarios de epónimos publicados. Un buen ejemplo de esto es la enfermedad de Jakob-Creutzfeldt, que también puede llamarse enfermedad de Creutzfeldt-Jakob19. 

6. El nombre propio también puede ser engañoso o confuso. Por ejemplo, "quiste de Baker" no tiene nada que ver con el quiste de los panaderos (baker en inglés), sino que es un quiste lleno de líquido que se produce detrás de la rodilla en las personas con artritis, nombrado por el cirujano inglés William Morrant Baker. 

7. Existen epónimos que se definen con otros epónimos. Por ejemplo, el síndrome de Dandy-Walker se define como “atresia del agujero de Magendie”; a su vez, “agujero de Magendie” se define como “orificio central ubicado entre los dos agujeros de Luschka”, que están situados en los ángulos laterales del ventrículo y dan paso a vasos sanguíneos de la piamadre que, entrando en la cavidad ventricular, se arborizan, constituyendo los plexos coroides. 

Así pues, los epónimos están ampliamente arraigados en la historia de la medicina, la educación y el lenguaje médico. A pesar del debate científico existente en la literatura médica a favor o en contra de su uso, su erradicación, aunque fuera deseable, requeriría un esfuerzo extraordinario y supondría realizar una purga de proporciones colosales. Existe una propuesta para que las enfermedades, las estructuras y los fenómenos fisiológicos o patológicos se denominen de acuerdo con sus características descriptivas como el color (por ejemplo, “el núcleo rojo” y “la sustancia negra” del mesencéfalo), su similitud morfológica con un objeto natural (“hipocampo”, estructura cerebral descrita por el anatomista del siglo XVI Giulio Cesare Aranzio, que advirtió una gran semejanza con la forma del caballito de mar o hipocampo), localización (“corteza cerebral”), etc., que utilizar epónimos; sin embargo, los epónimos pueden ser útiles para nombrar condiciones médicas multisintomáticas o procedimientos quirúrgicos complejos que no pueden condensarse de forma conveniente y razonable en uno o varios términos. 

Algunos epónimos tienden a ser reemplazados en la literatura, como enfermedad de Hirschsprung, que está siendo sustituida por megacolon agangliónico o aganglionosis; enfermedad de Pompe, sustituida por glucogenosis II; enfermedad de Christmas, sustituida por hemofilia B; enfermedad o mal de Pott, sustituida por espondilitis tuberculosa o tuberculosis vertebral; síndrome de Edwars, al que se prefiere trisomía 18; tumor de Wilms, para el que se propone nefroblastoma. 

Lo razonable parece ser mantener los epónimos clásicos que han perdurado en el tiempo, sea porque tienen mayor importancia clínica, mayor sensibilidad, especificidad y significación diagnóstica, o por su mayor importancia histórica.

lunes, 13 de marzo de 2023

Libro de Continuum "Patología neurológica"


En agosto de 2020 presentamos el primer de Casos Clínicos Interactivos de la plataforma Continuum, bajo el título de “Urgencias y estabilización inicial”. Y hoy tenemos la satisfacción de compartir el segundo libro temático de esta interesante sección de la plataforma de formación continuada on line de la AEP, en este caso bajo el título de "PATOLOGÍA NEUROLÓGICA"

De nuevo, un libro que es producto de un trabajo de equipo, desde todo el Equipo de Continuum a la edición de Lúa Ediciones 3.0, pero con el especial agradecimiento a cada uno de los autores (adjuntos y residentes de Pediatría en su mayoría) que han elaborado cada uno de estos capítulos con las imágenes y la experiencia de su práctica clínica. Tal como describimos en la web: "En este nuevo libro de casos clínicos de Continuum se presenta un diverso y amplio espectro de patología neuropediátrica (ninguna entidad patológica repetida), desde el periodo neonatal a la adolescencia. El libro persigue contribuir a mejorar la formación en el abordaje de enfermedades neurológicas del niño, y para ello nos presenta trece casos clínicos abordados de forma sistemática, desde su presentación, en su ámbito pertinente (hospital, consulta o cuarto de urgencias), hasta su desenlace". 

El libro está ubicado en la Biblioteca de Continuum, desde donde podéis acceder, pero también lo podéis realizar desde la señal de “novedad” de la propia sección de Casos Clínicos Interactivos. 

Un libro de 125 páginas donde se analizan en profundidad 13 casos clínicos interactivos sobre diferentes patologías neurológicas, con un formato docente muy atractivo. Un libro que cuenta con un prólogo a cargo del Dr. Alfredo García-Alix, gran experto en neurología neonatal a nivel internacional (amén de un gran amigo) y la introducción de los dos compañeros responsables de esta sección, los Dres. José María Garrido Pedraz y el Dr. Alberto García Salido. 

El libro es de acceso gratuito a todos los socios de la AEP. Para aquellos que no sean socios de la AEP, el libro tiene un precio de descarga.

Es una gran satisfacción para todo el equipo que hemos formado parte del equipo de Continuum desde hace una década. Y a buen seguro también, una alegría para todos los pediatras que conformamos la AEP.

sábado, 11 de marzo de 2023

Cine y Pediatría (687) “Zazie en el metro”, la rebeldía desde la infancia


Con motivo de la publicación de nuestro libro colectivo “Lo que nunca volverá: la infancia en el cine” (Ed. Applehead Team Creaciones, 2022) y su presentación a lo largo del país, recientemente realizamos esta presentación en la Filmoteca IVF de Valencia. Mi experiencia de esta presentación ha sido doblemente positiva: por un lugar, saber que los 11 libros ya publicados de Cine y Pediatría forman parte ya de la biblioteca de esta filmoteca; y por otro, el que alrededor de este nuevo libro se ha programado un ciclo compuesto por ocho películas reseñadas en la publicación. Son sin duda algunos de los títulos que, desde diferentes épocas y estilos, mejor han sabido aproximarse al universo infantil: Los olvidados (Luis Buñuel, 1950), La noche del cazador (Charles Laughton, 1955), Los cuatrocientos golpes (François Truffaut, 1959), Zazie en el metro (Louis Malle, 1960), Viento en las velas (Alexander Mackendrick, 1965), E.T. el extraterrestre (Steven Spielberg, 1982), La vida de Calabacín (Claude Barras, 2016) y Verano 1993 (Carla Simón, 2017). Actrices y actores infantiles que nunca interpretan del todo, que conservan una frescura y una verdad que “nunca volverá” pero que las películas, por suerte, logran embalsamar para que, desde la butaca del cine, podamos ser niñas y niños de nuevo. Cinco de estos títulos ya forman parte de la familia de Cine y Pediatría y los otros tres lo serán en breve.     

Y hoy lo hacemos con Zazie en el metro (Louis Malle, 1960), guion adaptado de la novela publicada en 1959 por Raymond Queneau, "Zazie dans le Métro", y que supuso su revelación para el gran público; ese mismo año Olivier Hussenot realizó una adaptación teatral y una año después el director Louis Malle su adaptación cinematográfica. Era el segundo largometraje del director francés, tras su impactante Ascensor para el cadalso (1957) con Jeanne Moreau, en la que mostraba su pasión por el jazz, usando una banda musical original de Miles Davis. Con Zazie en el metro cambia totalmente de registro y nos acerca a su peculiar visión de la infancia en contraste con los adultos, una arriesgada versión de la novela de Queneau dónde el uso del montaje y la ruptura de los conceptos espacio/tiempo construyen una comedia mágica que homenajea al cine de Tati, al slapstick, al cine mudo cómico y a la cultura pop de aquel entonces

Porque en sus 30 películas, divididas en tres periodos, al menos cuatro películas de Louis Malle tienen a la infancia y adolescencia como protagonistas: a) de su primera etapa en Francia (1955-1977) destaca esta película y El soplo al corazón (1971); b) de su etapa en Estados Unidos (1978-1986) señalamos La pequeña (1978); c) y de su segunda etapa en Francia (1987-1994) ya hemos hablado con anterioridad de Adiós, muchachos (1987), en lo que es un canto a la amistad entre las paredes de un internado durante la ocupación alemana de Francia en la Segunda Guerra Mundial.  

Es Zazie en el metro una película muy diferencial, con una hechura que adelantó en cuatro décadas el mundo onírico y colorido del París de Amélie (Jean-Pierre Jeunet, 2001), repleto de esos peculiares vecinos del barrio. Pero entre los que destacan tres personajes: Zazie (debutante Catherine Demongeot), la deslenguada, pícara y desafiante niña de 9 años; su particular tío Gabriel (Philippe Noiret, inolvidable Alfredo en Cinema Paradiso - Giuseppe Tornatore, 1988 -), quien actúa disfrazado de bailarina española y usa colonia de mal olor, y que convive con la bella y servil Albertine (Carla Marlier); y, en tercer lugar, la propia ciudad de París (con ese recorrido por el Panteón, la Madeleine, Los Inválidos, la Santa Capilla, la Plaza Vendome, el Trocadero y, sobre todo, la Torre Eiffel, donde se concentran escenas muy particulares). Y, curiosamente, no lo es el metro, a donde nuestra protagonista quiere viajar, pero que está cerrado por huelga; y eso provoca el enfado en Zazie, por mucho que su tío le muestre la belleza de la Ciudad de la Luz: “Me la suda (traducción del original “Mon cul!” que repite continuamente). Lo único que me interesaba era ir en metro”

Y es que una de las aproximaciones narrativas más habituales alrededor de la infancia consiste en mostrarla en contrate con la vida de los adultos. Y en nuestra película de hoy hay una niña inconformista que le confiesa a su tío que de mayor quiere ser maestra “¡para fastidiar a los niños!, a los que tendrán mi edad dentro de diez, veinte, cien o mil años, siempre habrá niños a los que fastidiar”; y añade más motivos: “¡Seré mala! ¡Lamerán el suelo, se tragarán el borrador, les clavaré el compás en el culo y les daré patadas con mis botas de invierno, con espuelas para destrozarles el trasero!”. Pero también hay un adulto Gabriel que en realidad sigue siendo un niño, como les ocurre a otros adultos que aparecen en la historia. Y es que la infancia se rebela tanto en Zazie como en los adultos, cada uno a su manera. 

Y se entrecruzan las historias de forma más alocada cada vez, en un alarde entre delirante, surrealista y excesivo que no deja indiferente, aderezado con la música de Fiorenzo Carpi (conocido principalmente en el séptimo arte por el tema de "Pinocchio"). Y tras combatir con todos los adultos con los que se cruza, al llegar la noche Zazie se queda dormida mientras ocurre ese clímax de batalla campal en el bar, momento en que entiendes que los espectadores (y la crítica) la conviertan en una película que puedes amar o detestar, porque no es una obra que se pueda definir con una sola palabra. 

Y toda la historia ocurre en un día, el tiempo que la madre de Zazie se lo deja a su hermano para poder estar con su amante. Y en la última escena, cuando la madre le pregunta a la mañana siguiente qué ha hecho durante su visita, su respuesta es lapidaria: “Hacerme mayor”. Y las mismas vías de tren con las que comenzaba la historia, son las que nos despiden de este particular París, de esta peculiar historia en la que se monta un circo y de Zazie.

 

miércoles, 8 de marzo de 2023

Aproximación a la enfermedad por virus de Marburgo


No hay duda de que la Covid-19 ha dejado secuelas en la sociedad. Una de ellas es que nada más ver en los medios la palabra "virus" reaparezca el miedo de una nueva pandemia. Así ha ocurrido tras el brote del virus de Marburgo, similar en gravedad al virus del Ébola, que Guinea Ecuatorial declaró el pasado 13 de febrero. Y dadas las relaciones de España con Guinea Ecuatorial ya se han abierto las alertas y notificaciones al respecto. 

En este enlace os dejamos el protocolo de actuación que acaba de emitir el Ministerio de Sanidad en relación con el PROTOCOLO DE ACTUACIÓN PARA LA DETECCIÓN PRECOZ Y MANEJO DE CASOS DE ENFERMEDAD POR VIRUS MARBURGO. Y sobre el que cabe conocer algunos datos de interés. 

¿Cuál es su origen? 
Aunque el virus de Marburgo haya saltado a la actualidad en estos días, lo cierto es que su origen se remonta a mediados del siglo pasado. Así, la primera vez que se identificó la enfermedad por el virus de Marburgo fue en 1967, cuando se registraron simultáneamente brotes en Belgrado (Serbia) y en Frankfurt y Marburgo (Alemania), de ahí el nombre de este virus. 
Estos brotes se asociaron al trabajo en laboratorios con monos verdes africanos (Cercopithecus Aethiops) que se habían importado de Uganda. En este país también se han sucedido brotes de esta enfermedad. De hecho, en 2008 se notificaron dos casos en viajeros que habían visitado una cueva habitada por colonias de murciélagos rousettus en Uganda. 

¿Cómo se transmite? 
La infección humana se produce precisamente cuando se realiza una estancia prolongada en minas o cuevas habitadas por esta especie de murciélagos. Por su parte, la transmisión entre personas ocurre por contacto directo de la piel lesionada, las mucosas con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas. La transmisión también puede darse a través de materiales contaminados con dichos líquidos, como demuestran los casos de transmisión al personal sanitario que atiende a pacientes con virus de Marburgo y que no han tomado las debidas precauciones de control de las infecciones. 
El tipo de material a través del cual se produce el contagio puede influir en el grado de letalidad de la enfermedad; por ejemplo, el contagio por materiales de inyección contaminados se asocia a una mayor gravedad de la enfermedad, a un agravamiento más rápido y a una posible mayor tasa de letalidad. 

¿Qué relación tiene con el virus del Ébola? 
El virus de Marburgo está ligado por lazos familiares al virus del Ébola (filovirus), una enfermedad de la que —pese a la alarma causada— tan sólo se registró un caso confirmado en España. La vinculación de ambas enfermedades también se percibe en las muertes que pueden provocar, ya que tanto el virus del Ébola como el virus de Marburgo tienen un alto nivel de letalidad (ambos alrededor de un 50%, pero en el caso de Marburgo ha oscilado entre el 24% y el 88%, en función de la cepa vírica y del tratamiento de los casos). Aun así, la OMS advirtió ya de que "sin una acción inmediata y decisiva, Marburgo puede salirse de control fácilmente", pues su infectividad persiste mientras el virus continúe en la sangre. 
 Desde que se detectara por primera vez hace casi 60 años, los principales brotes de enfermedad por el virus de Marburgo han acabado con la vida de 478 personas y han contagiado a un total de 590; lo cual representa un 81% de tasa de letalidad. Sin embargo, las estimaciones apuntan a que esta enfermedad ha causado la muerte de más de 3.500 personas en África. El brote registrado que más defunciones causó se produjo en Angola en 2005, con un total de 329 fallecidos. 

¿Cuáles son los síntomas? 
El período de tiempo entre la infección y la aparición de los síntomas resulta bastante amplio, pues va desde los dos a los 21 días. Afortunadamente, durante el tiempo de incubación el virus de Marburgo no es contagioso, pero si que la enfermedad produce un gran malestar al comienzo de la misma, con fiebre elevada, cefalea intensa y frecuentes dolores musculares. Al tercer día de incubación, los síntomas pueden traducirse en una diarrea acuosa intensa, dolor y cólicos abdominales, náuseas y vómitos, y también en esta fase aparecen manifestaciones hemorrágicas graves (que suele ser una de las causas de muerte). 

¿Cómo se diagnostica? 
Pese a que los síntomas se pueden detectar a los pocos días del contagio, lo cierto es que su diagnóstico resulta más complicado. Esto se debe al parecido clínico del virus de Marburgo con otras enfermedades infecciosas como el paludismo, la fiebre tifoidea, la shigelosis, la meningitis y otras fiebres hemorrágicas víricas. Uno de los métodos de diagnóstico son las pruebas de detección de antígenos, que se suma a la de inmunoadsorción enzimática (ELISA) y la de seroneutralización. En todas ellas el manejo de las muestras debe ser extremadamente cuidadoso, pues existe un riesgo muy alto de exposición a la enfermedad. 

¿Cómo se previene el contagio? 
La OMS señala que se debe evitar el contacto físico estrecho con pacientes infectados por el virus. Para aquellas personas que se encarguen del cuidado de los pacientes, se recomienda llevar guantes y otras prendas de protección personal adecuadas, así como lavarse las manos con regularidad. Pese a que el seguimiento de la enfermedad tiene una duración de unos 21 días, la OMS recomienda que los varones infectados con el virus apliquen medidas protectoras durante las relaciones sexuales, al menos durante los próximos 12 meses posteriores al inicio de los síntomas. 

¿Existe una vacuna? 
No existe vacuna ni ningún tratamiento autorizado para la enfermedad por el virus de Marburgo, pero se han empezado a posibilidad de facilitar el acceso a tratamientos experimentales en el marco de un ensayo clínico. Aunque, como recuerdan desde la OMS, la última decisión correrá a cargo de las autoridades nacionales y los investigadores de Guinea Ecuatorial.

Siete preguntas para aproximarnos al conocimiento de la enfermedad por virus de Marburgo.

lunes, 6 de marzo de 2023

Simulación en los servicios de Urgencias de Pediatría


La simulación clínica, entendida como la participación en una simulación en un entorno de seguridad psicológica, seguida de una retroalimentación efectiva, en base unos objetivos derivados de una evaluación de necesidades adecuada y realizada en el área de trabajo habitual, es capaz de mejorar la competencias técnicas y no técnicas de los profesionales sanitarios

Y un entorno donde estas competencias deben estar continuamente vivas y actualizadas es el de los servicios de emergencias, en nuestro caso las Urgencias de Pediatría. 

La revista Emergencias Pediátricas, que acaba de cumplir su primer año, nos regala varios artículos de interés, pero uno que revisa este tema de la simulación en los servicios de Emergencias en profundidad. Os dejo el enlace a este número de la revista, en donde podéis encontrar este interesante artículo. Un artículo donde se revisan estos aspectos: 
- La simulación clínica permite crear un escenario que replica un entorno real.  - La simulación clínica tiene en cuenta cómo aprendemos los adultos (andragogia) y permite abarcar las tres dimensiones del aprendizaje: el cognitivo (que se refiere a las habilidades mentales o conocimiento), el psicomotor (que se refiere a habilidades manuales) y el afectivo (que se refiere a elementos actitudinales). 
- La simulación tiene en cuenta las necesidades de los alumnos y plantea objetivos SMART: acrónimo en inglés de sensible, medible, alcanzable, relevante y oportuno. 
- La simulación es una metodología que puede adaptarse a los objetivos de aprendizaje y a los participantes. 
- La simulación médica se realiza en un entorno seguro para los pacientes, pero también para los pacientes. 
- La simulación tiene otros papeles además de entrenar personas. Vale la pena revisar el artículo en toda su dimensión. 

Y en donde se analizan aspectos como los ingredientes para una simulación de alta calidad: 
1. Tener en cuenta como es el aprendizaje del adulto y abarcar las tres dimensiones del aprendizaje. 
2. Plantear unos objetivos de aprendizaje específicos, medibles, alcanzables y relevantes que tengan en cuenta las necesidades de los alumnos. 
3. Utilizar la metodología de simulación adecuada en base a los objetivos de aprendizaje y a la experiencia de los alumnos. 
4. Diseñar los escenarios de simulación teniendo en cuenta el realismo físico, conceptual y emocional. 
5. Establecer medidas para crear y mantener un entorno de seguridad psicológica antes y durante el desarrollo de la simulación. 
6. Realizar una retroalimentación tras el escenario utilizando una metodología que tenga en cuenta los objetivos de aprendizaje y la experiencia de los alumnos. 
7. Evaluar las actividades de simulación teniendo en cuenta no solamente la satisfacción tras su realización. 

sábado, 4 de marzo de 2023

Cine y Pediatría (686) “Lunana: un yak en la escuela” o la Felicidad Interior Bruta


La primera película de Bután en ser nominada al Óscar a mejor película internacional es una reciente ópera prima llena de sentido, sensibilidad y simplicidad, con un título tan peculiar como Lunana: un yak en la escuela (Pawo Choyning Dorji, 2019). Una película que nos introduce a una filmografía casi desconocida, la de este pequeño país en el Himalaya con frontera entre dos gigantes como China e India, y que tiene una población total inferior a los 800.000 habitantes. En Cine y Pediatría solo recordamos una película de esto lares, La copa (Khyentse Norbu, 1999), alrededor de dos niños que inician la vida monástica budista al pie del Himalaya, en donde el misticismo se mezcla con su pasión por el fútbol (con la Copa del Mundo de fútbol de Francia 1998 de fondo), en una historia basada en hechos reales.  

Es Lunana: un yak en la escuela una historia alrededor de la educación, la infancia y los valores de la vida que nos hace recordar a la película francesa Camino a la escuela (Pascal Plisson, 2013) y la película china Ni uno menos (Zhang Yimou, 1999), pero rodada en uno de los colegios más remotos del mundo, a 5500 metros de altura, donde el equipo tuvo que filmarla usando baterías solares recargables, así como transportar allí los alimentos no perecederos o leñas en mulas hasta un valle que precisaba de ocho jornadas de camino con mulas de carga.   

Ugyen (Sherab Dorji) es un joven profesor en Bután muy desmotivado y que no quiere ser funcionario del gobierno, sino que su sueños es viajar a Australia para abrirse camino como cantante. Pero aún le queda un año de contrato y sus superiores le envían a la escuela más remota del mundo, una aldea glacial del Himalaya llamada Lunana: “No solo es la escuela más aislada de Bután, es probable que sea la más aislada del mundo”. Y la directora le explica: “Porque la búsqueda de la Felicidad Interior Bruta por parte del Gobierno exige que todos los niños reciban una educación, ya sea en la ciudad o en los pueblos más remotos”

Y, sí, hemos dicho bien: Felicidad Interior Bruta (que no Producto Interior Bruto, PIB, que es lo que más se nos asemeja), también conocido como Felicidad Nacional Bruta. Y es que hemos aprendido que existe, y el término de Felicidad Interior Bruta (FIB) fue propuesto por Jigme Singye Wangchuck, rey de Bután, en 1972, como respuesta a las críticas de la constante pobreza económica de su país. Este concepto se aplicaba a las peculiaridades de la economía de Bután, cuya cultura estaba basada principalmente en el budismo, y se convertía en un indicador que mide la calidad de vida en términos más holísticos y psicológicos que el PIB. Y los cuatro pilares de la FIB son: la promoción del desarrollo socioeconómico sostenible e igualitario, la preservación y promoción de valores culturales, la conservación del medio ambiente y el establecimiento de un buen gobierno. 

Pues tras este receso a un concepto poco conocido - como poco conocido es Bután – y, aunque nuestro protagonista aduce problemas de altitud para no acudir a ese poblado como maestro, la directora le recuerda con clarividencia que lo suyo no es un problema de altitud sino de actitud. Así que Ugyen inicia un largo viaje a su destino, primero en autobús desde la capital, Timbu, donde vive, hasta Gasa; pero desde allí, le acompañan a un viaje ascendente de varios días por las cordilleras, atravesando paisajes increíbles en esa primavera que despunta. 

Tras un agotador viaje, llega a su destino donde todo el pequeño poblado ha salido a recibirle, y el jefe le explica: “Usted es nuestro maestro. Tengo la esperanza de que dé a estos niños la educación necesaria para que se conviertan en algo más que simples pastores de yaks y recolectores de cordyceps” (aclarando que el cordyceps es una hierba medicinal conocida como hongo de la oruga china). Y al llegar se encuentra en un lugar donde no hay electricidad ni calefacción, en una escuela sin pizarra y con los pocos libros que dejó el viejo maestro anterior. Aún así, la presentación es muy especial: “Esta es nuestra escuela. No tenemos mucho. Pero los niños tienen mucha ilusión por aprender y están entusiasmados por su llegada”. 

Pese a la cálida bienvenida a su nuevo maestro, ante lo que ve aún está más convencido de abandonar y marcharse cuanto antes a la ciudad. Pero no tarda en ser conquistado por la sencillez, bondad, respeto y ganas de aprender de los pequeños y sus familias, con esa maravillosa delegada de clase, la pequeña Pem Zam (que se interpreta a sí misma), cuyo brillo en los ojos y sonrisa resulta difícil de olvidar. Comienza con desazón dándoles clase, pero no tarda en quedar atrapado por estos alumnos: “De mayor quiero ser maestro como usted. Quiero ser maestro porque los maestros tocan el futuro”

Y por ello decide quedarse y trabajar por sus alumnos y la escuela. Conoce a la joven Saldon (Kelden Lhamo Gurung), a quien le gusta cantar como agradecimiento a la vida, en especial esa canción que es un canto entre un pastor y su yak, ese animal clave para la vida en esos lares, fuente también de ese estiércol seco que les sirve para iniciar el fuego en los hogares. Y Saldon le regala el yak más antiguo, quien empieza a vivir en la escuela y comparte las clases con los alumnos. La implicación de Ugyen se demuestra en actos como arrancar el papel de sus ventanas para que los niños puedan escribir o en las canciones que comparten en la escuela, con letras tan bellas como “A un corazón puro, limpio y humilde, le sigue la felicidad como una sombra”. 

Con la inminente llegada del invierno, y ante el aislamiento por las nieves y hielo en que quedará la aldea durante meses, le invitan a regresar a la ciudad, con la esperanza de que pueda regresar a la escuela la próxima primavera. Le despiden con mayor respeto que en su llegada, y a todos afecta su partida; la carta de despedida de Pem Zam en nombre de todos sus compañeros, es un colofón increíble. 

Una película con la emoción a flor de piel a miles de metros de altura. Y cuando Ugyen está tocando en un pub de Sidney recuerda sus palabras de despedida: “La primavera traerá un nuevo maestro”. Porque Lunana: un yak en la escuela es un documento antropológico y una alabanza a la pureza del corazón en esas tierras puras e incontaminadas donde la nieve permanece todo el año. Es una apuesta segura a la Felicidad Interior Bruta… que tanto necesitamos.

 

miércoles, 1 de marzo de 2023

Recursos útiles de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (SEUP)

 

No es la primera vez que hablamos de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (SEUP) en este blog, una sociedad vital, activa y proactiva. Ya hemos señalado alguno de sus útiles recursos recientemente, como el nacimiento de la revista Emergencias Pediátricas, TOXEUP, la guía rápida para las intoxicaciones pediátricas o las Recomendaciones de no hacer de los grupos de trabajo de la SEUP. 

Hoy regresamos para enlazar con recursos presentes en la web en relación con información para profesionales y usuarios sobre la mejor atención a la demanda de urgencias pediátricas, en busca de la mejor práctica clínica y el uso racional de los recursos, sabiendo que existe un exceso de las urgencias (de ahí el cartel inicial de este post, donde se intenta redirigir algunos motivos de consulta al pediatra habitual de atención primaria y evitar la saturación de los servicios de urgencia con patología no grave ni urgente).

Entre estos recursos anunciados están los siguientes (y enlazamos con su URL correspondiente): 



- Hojas informativas para pacientes, muchas de las cuales están traducidas a otros idiomas (árabe, chino, rumano y ruso). 

- Y también webs recomendadas para padres, destacando EnFamilia.

Recursos en busca de la excelencia clínica y una mejor gestión de la demanda.