sábado, 27 de abril de 2024

Cine y Pediatría (747) “Beautiful Beings”, una pesadilla de adolescencia


Islandia es un país especial que no deja indiferente. Un país de contrastes, entre el hielo y el fuego. Pero Islandia es mucho más que un paisaje sobrenatural. También atesora una cultura con identidad propia única en el mundo, con una alfabetización del 99,9 % de la población y el país que compra más libros per cápita del mundo. Y no solo leen, también escriben: no hay país que atesore tantos novelistas por habitante. Y dentro de las manifestaciones culturales, es la música una de la más arraigada en Islandia, conservando las tradiciones de la música folklórica, unido al pop y a la música electrónica, una música original y distinta, como los propios islandeses (y baste recordar nombres como Bjork, Sigur Ros o Of Monsters and Men). Pero otra manifestación que va abriéndose camino es el cine, un cine islandés dentro del emergente cine escandinavo. 

Pero el cine de Islandia que llega fuera de sus fronteras, también es cine de hielo y fuego. Y baste recordar las tres películas que ya forman parte de Cine y Pediatría, tres "coming of age" que son un retrato íntimo de esta volcánica etapa de tránsito, un viaje iniciático filmado con implacable, austero y en ocasiones helado temple: Sparrows-Gorriones (Rúnar Rúnarsson, 2015), Heartstone, corazones de piedra (Guðmundur Arnar Guðmundsson. 2016) y Déjame caer (Baldvin Zophoníasson, 2018). 

Tres historias que vienen a ser el réquiem por el sueño islandés de esos adolescentes enfrentados a familias desestructuradas, a sus pulsiones sexuales y a las toxicomanías. Y hoy regresa otro "coming of" age, la de cuatro adolescentes de 15 años que viven su particular pesadilla en la película titulada Beautiful Beings (Guðmundur Arnar Guðmundsson. 2022). Y es que este director, tras su ópera prima Heartstone, corazones de piedra, regresa a esta etapa de la vida en una película cuyo título original en islandés (Berdreymi) significa pesadilla. 

Inicialmente conocemos a Balli (Áskell Einar Pálmason), quien vive en un hogar marginal, sucio y desordenado como su familia (su padre murió, su padrastro está preso y su madre le deja solo durante días, por lo que los servicios sociales están al tanto) y sufre acoso escolar, incluso una agresión física que es recogida por la televisión y le permite reclamar a la audiencia: “No me importa si caigo bien o no, solo quiero que me dejéis en paz”. Y ese informe televisivo nos adentra en el incremento de la violencia en los centros escolares islandeses. 

A partir de ahí, conoce a otros tres jóvenes de su edad (Addi, Siggi y Konni), quienes acaban acogiéndole en el grupo, aunque lo ven como un bicho raro, y al que preguntan al entrar en su casa: “¿Por qué están rotas todas las puertas?...¿por qué está todo tan guarro?”. Pero también ellos tienen una buena mochila en la espalda de sus vidas, especialmente por la ausencia de una figura paterna correcta: Addi (Áskell Einar Pálmason), quien funciona como el líder del grupo, vive en un hogar donde sus padres se divorciaron por el alcoholismo del padre y cuya madre cree en la magia adivinatoria y la interpretación de los sueños; Siggi (Snorri Rafn Frímannsson) es el rarito, cuyo padre es un chanchullero; y Konni (Viktor Benóny Benediktsson), el violento del grupo, apodado “El Animal”, tiene tanto temor a su padre que a veces no vuelve a casa hasta que aquel está dormido. 

Los cuatro amigos pasan el tiempo viviendo continuamente al límite de lo correcto, retando al riesgo, fumando continuamente, ensayando con otras drogas (incluso setas alucinógenas) y el sexo, y apostando por la violencia frente a otros grupos, por mucho que Addi declare: “No soporto las peleas”. La salida de la cárcel del padrastro de Balli (papel interpretado por el conocido actor islandés-estadounidense Ólafur Darri Ólafsson, al que reconocemos de la serie la serie de televisión islandesa, Atrapados, dirigida por Baltasar Kormákur), lo cambia todo, pues sus amigos descubren que es un maltratador y un pederasta frente a la hermana yonqui de Balli, y se confabulan para amedrentarle y defender a su amigo. Pero los hechos que se desencadenan a partir de aquí, lo cambian todo. 

Y al final resuenan las palabras de la madre de Addi: “Imagina que una luz brillante te rodea y te protege”. Porque estos adolescentes (de nuestra ficción) y tantos adolescentes (en la realidad) precisan mucha luz que les proteja. Y quizás la mayor luz sea una familia que les cuide, les proteja y les eduque en valores, pues los padres son los primeros modelos de comportamiento y principales mentores para sus hijos. Cuando esto falla (en nuestros amigos con un denominador común: la ausencia de una buena figura paterna), aumenta el riesgo de que la adolescencia sea una pesadilla, abandonados a su suerte, pues se ven como un jardín sin un jardinero, creciendo sin la guía necesaria para florecer y llegar a ser la mejor versión de sí mismos. 

Porque Beautiful Beings es una historia sobre el paso a la edad adulta, la amistad y la supervivencia desde esta etapa de la vida tan impactante que es la adolescencia, pero también un retrato de la decadencia moral y el abandono, que confirma el talento de Guðmundur Arnar Guðmundsson, especialmente para la dirección de los jóvenes actores, todos ellos neófitos. Un incómoda historia sobre estas bellas criaturas adolescentes que viven su particular pesadilla en un película de cine-realidad que recibió el Premio de la Juventud en la Seminci de Valladolid.

 

miércoles, 24 de abril de 2024

Hacia una hospitalización pediátrica segura, ¿qué hacer y qué no hacer?


Son varios los recursos que hemos ido compartiendo en el blog sobre la web de la Sociedad Española de Pediatría Interna Hospitalaria (SEPIH), desde el camino como subespecialidad pediátrica, pasando por la utilidad de sus protocolos o la novedad editorial del libro de Pediatría Interna Hospitalaria.    

Y hoy queremos destacar el documento y la infografía sobre Hacia una hospitalización pediátrica segura, ¿qué hacer y qué no hacer?  Y donde se analizan los cinco pasos de la hospitalización: 
1. Acogida 
2. Atención Sanitaria 
3. Notificación 
4. Ambiente laboral 
5. Alta hospitalaria 

Un interesante documento para conocer y aplicar.

 

lunes, 22 de abril de 2024

Mujer y Medicina: el Síndrome de “ya llegaréis”


Se denomina TECHO DE CRISTAL a la limitación velada del ascenso laboral de las mujeres al interior de las organizaciones. Se trata de un techo que limita sus carreras profesionales, difícil de traspasar y que les impide seguir avanzando. Es invisible porque no existen leyes o dispositivos sociales establecidos y oficiales que impongan una limitación explícita en la carrera laboral a las mujeres. 

Sobre este tema hablamos en el blog hace más de una década e, incluso, dedicamos el libro Cine y Pediatría 12 a este tema, con el propósito de romper el techo de cristal a través de las directoras en el séptimo arte. Pues este es un tema recurrente y no resuelto. 

Y vale la pena revisar el artículo publicado en el mes de marzo en Diario Médico, bajo un título muy significativo: Mujer y medicina: el síndrome de “ya llegaréis”. Porque en 2017 se produjo un vuelco significativo en España: por primer vez en la historia, las mujeres médico colegiadas superaron en número a los varones, y la diferencia no ha dejado de crecer desde entonces. Pero si lo enfocamos a algunas especialidades (con Pediatría y Obstetricia-Ginecología como paradigmáticas) esta diferencia a favor de las mujeres es abrumadora. De hecho, siempre digo que hay muchas pediatras, pero ya pocos pediatros… Aún así, los datos del Observatorio Womeds (una iniciativa de FACME- Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas) evidencian que la presencia masculina es abrumadoramente mayoritaria en las jefaturas de servicio y sección del Sistema Nacional de Salud (SNS), así como en las presidencias científicas y colegios de médicos, los decanatos y los puestos de liderazgo en investigación. 

Sirvan algunos datos actuales: 
- De los egresados en las Facultades de Medicina de España el 70% son mujeres. 
- De los 302.000 médicos colegiados en España, ya el 54% son mujeres. 
- De los especialistas que trabajan en los centros sanitarios públicos, el 58% son mujeres. 
- Del porcentaje de jefes de servicio en el SNS en España, solo el 33% son mujeres (con un intervalo que va del 21% en la Región de Murcia y al 52% en Navarra). 
- De las 46 sociedades científicas que forman parte de FACME, solo 12 tienen un mujer como presidenta (y solo 8 tienen más de la mitad de mujeres en sus juntas directivas). 
- De los 52 Colegios de Médicos provinciales en España, en 21 de ellos las mujeres ocupan menos del 40% de los sillones de sus directivas. 
- De las 46 Facultades de Medicina, el 24% tienen una decana, el 10% cátedras de Medicina ocupadas por mujeres y el 22% plazas de profesor titular vinculado ocupadas por mujeres. 

Así que quizás sí, ante tanto que queda por caminar, el cambio de denominación del techo de cristal en Medicina por el de Síndrome de “ya llegaréis”, quizás no sea una mala propuesta…