jueves, 30 de abril de 2020

Lactancia materna y COVID-19 ¿se puede?


Durante la pandemia COVID-19 muchas familias están teniendo dificultades durante el parto, el contacto con el recién nacido y la lactancia materna. 

Para muestra, el relato de una madre en el parto de su primer hijo:
Llegué al hospital y me preguntaron si había tenido fiebre o tos. Yo les dije que no, que me encontraba bien. Me hicieron la prueba para detectar si estaba infectada por coronavirus y el resultado fue positivo. A partir de ahí mi pareja ya no pudo estar conmigo, ni en el parto. El niño nació y no hicimos piel con piel y se lo llevaron a neonatología. A mi me trasladaron a una habitación en medicina interna aislada, y no pude ver al bebé ni pudo estar el padre conmigo. Ha sido muy duro, y no podía parar de llorar.
Afortunadamente esta no ha sido la experiencia de todas las familias. Sin embargo en algunos hospitales, nacer durante la pandemia se convierte en una serie de dificultades para estar con el bebé y alimentarle al pecho.


¿Pero que dicen los estudios y las sociedades científicas acerca de la lactancia?


Numerosas sociedades, han publicado informes acerca del parto y lactancia durante la COVID-19.

Se sabe que la enfermedad no se trasmite por la leche materna. Amamantar no aumenta el riesgo para desarrollar complicaciones de la enfermedad, por lo que las recomendaciones son las mismas que para la población general.

¿Y si la madre tiene sintomas en el parto o tiene COVID-19 confirmado?


Pues teniendo en cuenta que la enfermedad descrita en neonatos y lactantes es leve, que no se trasmite por la leche ni por la piel, y los beneficios conocidos de la lactancia materna superan con mucho los posibles riesgos de suspender lactancias, ante la COVID-19 se recomienda:

  • Si el estado materno y neonatal es óptimo, realizar clampaje tardío del cordón y contacto piel con piel, ya que a día de hoy no hay evidencia de transmisión vertical del virus.
  • Si la madre está bien y mientras ella lo desee, no se recomienda separar madre e hijo salvo por necesidad clínica, ya que podría poner en riesgo la lactancia y la vinculación madre hijo y aumentar el riesgo de enfermedad grave en el lactante.
  • Es recomendable el acompañamiento de madre e hijo por una persona sana que pueda realizar el resto de cuidados.
  • Es importante instaurar y mantener la lactancia materna, ya que se conoce que los beneficios de esta, superan con mucho los posibles riesgos de suspenderla. Se han descrito muy pocos casos de enfermedad en lactantes y la transmisión por leche no se ha demostrado y es muy improbable. Siempre manteniendo medidas de protección respiratoria (mascarilla y lavado de manos frecuente).
  • En el caso de que la salud de la madre o del recién nacido no haga posible realizar piel con piel y lactancia materna directa, ofrecer e informar correctamente sobre la extracción de leche ofreciéndosela al bebé otra persona, priorizando el uso de jeringuilla o cuchara (por ejemplo). Está leche no necesita esterilización. Si no fuese posible la extracción de leche materna debería ofrecerse al recién nacido leche del banco de leche materna. 
Las familias pueden consultar los documentos dirigidos a ellos, de la SENEO y de la IHAN

En resumen, la evidencia cientifica establece recomendaciones que reconocen el derecho de las familias y sus hijos a un parto humanizado, y ser amamantados, sin que esto suponga un riesgo adicional para la salud sino todo lo contrario. Manteniendo, eso si, normas de higiene adecuadas.

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