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lunes, 17 de marzo de 2025

Terapia cinematográfica (12). Prescribir películas para entender el embarazo y el parto

 

El embarazo y el parto son procesos profundamente humanos y universales que, aunque son compartidos por mujeres de todas las culturas y regiones, están moldeados por las realidades sociales, económicas, políticas y culturales de cada contexto. En la mayoría de los lugares del planeta Tierra el embarazo no es una elección, sino una obligación. Y, desafortunadamente, la muerte materna se percibe como un hecho natural. Porque cada día nacen en el mundo más de 350.000 niños y niñas al día. Y cada año se producen cerca de 300.000 muertes maternas en todo el mundo en relación con el embarazo y parto-

El embarazo y el parto, como experiencias universales y profundamente transformadoras, han sido desde tiempos inmemoriales una fuente inagotable de inspiración para artistas y cineastas. Estas etapas de la vida, cargadas de simbolismo, emociones y cambios físicos, han sido representadas de diversas maneras a lo largo de la historia del arte (principalmente en la pintura y escultura), ofreciendo una mirada rica y compleja sobre la condición humana y que reflejan las creencias y valores de cada época. Y dentro de las artes, también el séptimo arte ha ofrecido una amplia variedad de representaciones del embarazo y el parto. Desde dramas conmovedores hasta comedias ligeras, pasando por películas documentales, las diferentes historias han explorado tanto los aspectos físicos como emocionales de estas experiencias, donde algunos temas han sido recurrentes: el embarazo y parto como un viaje hacia la maternidad lleno de cambios físicos, psicológicos y emocionales; el cuerpo femenino gestante como un símbolo de fertilidad y creación; el parto como una experiencia dolorosa y transformadora que marca un antes y un después en la vida de una mujer; el vínculo entre la pareja y entre la madre y su hijo; entre otros. 

Y es así que, desde esta sección de Terapia cinematográfica, hoy proponemos un recorrido por 7 películas argumentales sobre distintos enfoques del embarazo y parto en el mundo. Porque también hay películas en que este tema no se trata para entretener, sino para concienciar, y estas son las películas argumentales seleccionadas. Estas películas son, por orden cronológico de estreno: 

- El primer grito (Le premier cri, Gilles de Maistre, 2007), para tener una visión global de la preparación del nacimiento en diferentes culturas del mundo. 

- No llores, mujer (No Woman, No Cry, Christy Turlington, 2010), para acercarnos al problema del embarazo en el mundo. 

- Un feliz acontecimiento (Un heureux événement, Rémi Bezançon, 2011), para aproximarse a la maternidad como experiencia transformadora de la mujer y la familia. 

- Néixer (Nacer) (Néixer, Ana Victoria Pérez, 2012), para concienciarnos del valor del parto respetado, principalmente patente en el primer mundo. 

- Madre (Mabel Lozano, 2013), para reivindicar el hecho diferencial de la maternidad. 

- Fragmentos de una mujer (Pieces of a Woman, Kornél Mundruczó, 2020) , para sufrir la experiencia de la pérdida inesperada de un recién nacido en el parto. 

- Mamífera (Liliana Torres, 2024) , para conocer el sentimiento de una mujer que no desea la maternidad. 

Siete películas argumentales para disponer de una visión poliédrica del embarazo y parto en el mundo a través de diferentes géneros (del documental a la ficción) y desde distintas filmografías.

Se puede revisar el artículo completo en este enlace o en este otro.

jueves, 30 de abril de 2020

Lactancia materna y COVID-19 ¿se puede?


Durante la pandemia COVID-19 muchas familias están teniendo dificultades durante el parto, el contacto con el recién nacido y la lactancia materna. 

Para muestra, el relato de una madre en el parto de su primer hijo:
Llegué al hospital y me preguntaron si había tenido fiebre o tos. Yo les dije que no, que me encontraba bien. Me hicieron la prueba para detectar si estaba infectada por coronavirus y el resultado fue positivo. A partir de ahí mi pareja ya no pudo estar conmigo, ni en el parto. El niño nació y no hicimos piel con piel y se lo llevaron a neonatología. A mi me trasladaron a una habitación en medicina interna aislada, y no pude ver al bebé ni pudo estar el padre conmigo. Ha sido muy duro, y no podía parar de llorar.
Afortunadamente esta no ha sido la experiencia de todas las familias. Sin embargo en algunos hospitales, nacer durante la pandemia se convierte en una serie de dificultades para estar con el bebé y alimentarle al pecho.


¿Pero que dicen los estudios y las sociedades científicas acerca de la lactancia?


Numerosas sociedades, han publicado informes acerca del parto y lactancia durante la COVID-19.

Se sabe que la enfermedad no se trasmite por la leche materna. Amamantar no aumenta el riesgo para desarrollar complicaciones de la enfermedad, por lo que las recomendaciones son las mismas que para la población general.

¿Y si la madre tiene sintomas en el parto o tiene COVID-19 confirmado?


Pues teniendo en cuenta que la enfermedad descrita en neonatos y lactantes es leve, que no se trasmite por la leche ni por la piel, y los beneficios conocidos de la lactancia materna superan con mucho los posibles riesgos de suspender lactancias, ante la COVID-19 se recomienda:

  • Si el estado materno y neonatal es óptimo, realizar clampaje tardío del cordón y contacto piel con piel, ya que a día de hoy no hay evidencia de transmisión vertical del virus.
  • Si la madre está bien y mientras ella lo desee, no se recomienda separar madre e hijo salvo por necesidad clínica, ya que podría poner en riesgo la lactancia y la vinculación madre hijo y aumentar el riesgo de enfermedad grave en el lactante.
  • Es recomendable el acompañamiento de madre e hijo por una persona sana que pueda realizar el resto de cuidados.
  • Es importante instaurar y mantener la lactancia materna, ya que se conoce que los beneficios de esta, superan con mucho los posibles riesgos de suspenderla. Se han descrito muy pocos casos de enfermedad en lactantes y la transmisión por leche no se ha demostrado y es muy improbable. Siempre manteniendo medidas de protección respiratoria (mascarilla y lavado de manos frecuente).
  • En el caso de que la salud de la madre o del recién nacido no haga posible realizar piel con piel y lactancia materna directa, ofrecer e informar correctamente sobre la extracción de leche ofreciéndosela al bebé otra persona, priorizando el uso de jeringuilla o cuchara (por ejemplo). Está leche no necesita esterilización. Si no fuese posible la extracción de leche materna debería ofrecerse al recién nacido leche del banco de leche materna. 
Las familias pueden consultar los documentos dirigidos a ellos, de la SENEO y de la IHAN

En resumen, la evidencia cientifica establece recomendaciones que reconocen el derecho de las familias y sus hijos a un parto humanizado, y ser amamantados, sin que esto suponga un riesgo adicional para la salud sino todo lo contrario. Manteniendo, eso si, normas de higiene adecuadas.

sábado, 6 de julio de 2019

Cine y Pediatría (495). “Los días que vendrán”… tras nueve meses de embarazo


Carlos Marques-Marcet es un joven director barcelonés que con sus tres primeras películas establece un círculo alrededor las complejidades en las relaciones de pareja y cómo influye en ellas el deseo de tener un hijo. Todo comenzó en 2014 con la película 10.000 Km, continuó en 2017 con Tierra firme y este año 2019 acaba de estrenar Los días que vendrán. Por la primera recibió la Biznaga de Oro del Festival de Málaga y el Goya al mejor director novel y por la última ha vuelto a recoger dicha Biznaga de Oro a mejor película así como la Biznaga de Plata a mejor actriz. Y con ello firma una trilogía accidental (no planificada) en tres contextos sociales diferentes y donde nos hace partícipe de esa implicación emocional con los personajes que nos demanda entender sus actitudes y decisiones. Y para ello es fiel a sus actores, omnipresente David Verdaguer en las tres películas, Natalia Tena en las dos primeras y María Rodríguez Soto en la última y que hoy nos convoca. 

De todas ellas la crítica sitúa a Los días que vendrán como su trabajo más redondo, quizás porque va un paso más allá en cuanto al realismo y la naturalidad de una historia que traspasa la pantalla e impacta en el lado más emocional del espectador. Porque los actores David Verdaguer (en el papel de Lluis) y María Rodríguez Soto (en el papel de Vir) llevan a la gran pantalla una situación real (como es su relación de pareja y el embarazo) para logran dar vida unos pareja de treintañeros y a unas situación ficticias interpretadas con una naturalidad abrumadora. Porque en realidad ellos están viviendo en su vida la situación que se cuenta en la película, y es tan íntimo lo que se cuenta (y se ve) que en diversas escenas nos sentimos incómodos como espectadores, con la sensación de estar invadiendo la intimidad de una pareja. 

Porque para dar la mayor naturalidad a la narración, David Verdaguer y María Rodríguez Soto se tuvieron que mudar durante el embarazo de su hija a un piso contiguo, pues el suyo se convirtió en el escenario de una película durante 50 semanas, las que dedicó Carlos Marques-Marcet a grabar y seguir la gestación. Y para mostrarnos las tribulaciones de Lluís y Vir cuando se enfrentan al vértigo de la paternidad y la maternidad, sobre todo en este tiempo de jóvenes millenial, entendiendo como tal a esa generación Y - cohorte demográfica que sigue a la generación X y precede a la generación Z – que nacieron entre la década de 1980 y principios del año 2000, generación que ha estado generalmente marcada por un mayor uso y familiaridad con las comunicaciones, los medios de comunicación y las tecnologías digitales. 

Y todo comienza con esta pareja esperando algo y una pregunta: “¿Crees que ya está?”. Risas al mirar el resultado positivo del test, luego un abrazo y caras de preocupación, luego el llanto de ella y la pregunta de él: “¿Qué quieres hacer…?. Y la respuesta: “No lo sé… No podemos tener un hijo ahora”. Y la sentencia: “Pues nada, vamos a una clínica y abortamos”. Algo tan habitual y natural como la vida misma, que puede llegar a parecernos normal…y que esta pareja llega a definir como nosotros estamos bien y el hijo cuando nos vaya bien. 

Y es por ello que, a partir de ahí, Marques-Marcet hace uso de su cámara en mano, su imagen granulada, sus primeros planos y sus planos psicológicos para adentrarse en la decisión de seguir adelante con el embarazo y la relación de pareja. Y para contarnos durante esos nueve meses las dudas de una pareja en construcción, sus miedos, sus expectativas, su tránsito hacia algo desconocido que les cambiará la vida. Y un acto tan maravilloso como gestar una nueva vida se convierte en dudas, dudas y más dudas sobre lo bueno y lo malo, y por ello dice Vir: “¿Sabes lo que no es mejor para el niño? Abortar. Es que es muy raro pensar lo que es bueno y no es bueno cuando has decidido abortar”. Y la joven pareja afronta con una mezcla de ilusión, humor, preocupación y miedo, su destino como padres. En ese camino se encuentran diversos obstáculos, reflejando la incertidumbre en la que vivimos actualmente, aunque para los abuelos – otra generación – perciban la noticia como el día más bonito de su vida. Es lo que tiene la generación millennial y esas relaciones más o menos “líquidas” en la que los cambios de pareja son muy habituales en contraste con lo que sucedía en generaciones anteriores y la maternidad tiene otra dimensión. No sé si es mejor o peor, pero sí conocemos que es bastante diferente. 

Los días que vendrán es la crónica de un embarazo que lo cambia todo: en el trabajo, en la vida sexual, en la relación de pareja, en la perspectiva de vida. Y Vir piensa: “Es muy fuerte. Te preñas y de pronto eres la heroína nacional”. Y durante el film caminamos por los distintos meses de la gestación y momentos como la búsqueda del nombre a la niña (se lo juegan a los chinos y el nombre elegido es Zoe), la decisión de si casarse o no (“No nos casaremos, pero arreglaremos los papeles”, llena de pragmatismo, pero con un romanticismo que ya no se lleva), la discusión de si el parto ha de ser hospitalario o domiciliario (“Siempre me has recordado que es cosa tuya y que no voy a entenderlo” le replica Lluís), los conflictos de pareja que llevan a plantearse la separación (“Es que yo quiero estar ahí cuando nazca”, reclama el padre). Y es que según el director, el tema central de la trilogía que acaba de completar es "la dificultad de entender al otro". Y en Los días que vendrán, Lluís no entiende cuál es su lugar y Vir se siente incomprendida durante todo el proceso de embarazo, dando lugar a un sutil y jugoso conflicto de género. 

Y esta historia atesora un curioso tesoro: una vieja grabación en VHS con escenas del auténtico embarazo de la madre de la protagonista y el parto de Vir. Y es así como nos encontramos no ya con una historia basada en hechos reales, sino que los propios hechos reales son los que van marcando los pasos de la propia historia. Y la historia llega a la rotura de aguas, a las contracturas de parto, al periodo de dilatación, a la monitorización hospitalaria, a la decisión de realizar una cesárea por primípara y no progresión del parto,… La cámara lo filma todo, también la cesárea con anestesia locoregional y los espectadores vemos nacer a Zoe, como los padres, y con ellos lloramos de alegría… Y un mensaje que surge de esa cinta VHS: “Que tu vida sea tan preciosa como fue para nosotros tu primer día de vida”

Los días que vendrán es una película compleja, pero valiente, no fácil de ver, pero necesaria para sentir los cambios físicos, emocionales y morales de esos días que vendrán con los meses de gestación. También es cierto que no parece la película más adecuada para aquellos que decidan tener un hijo, pues aunque siempre es un periodo clave, por fortuna en la mayoría de las ocasiones se vive con más luminosidad y sencillez que lo hacen nuestros protagonistas. Y por ello nos quedamos con el largo plano secuencia final de Vir y Zoe, madre e hija, fundidas en una sola persona durante el acto de lactancia materna. En esta escena es cuando podemos entender de manera visual el verdadero significado de la maternidad, del amor y de la propia vida

Y mientras salen los títulos de crédito finales, seguimos viendo a Zoe tomando el pecho y oímos los sonidos de succión y con ello. Y con ello recordamos el famoso pensamiento del escritor cubano, José Martí: “Hay un solo niño bello en el mundo y cada madre lo tiene".

 

miércoles, 22 de agosto de 2018

Lo que nadie te contó sobre la maternidad, el parto y la lactancia


Hace unos meses recibí un regalo por vía postal. Al abrirlo constaté que era un libro titulado "Lo que nadie te contó sobre la maternidad, el parto y la lactancia". Y con una nota aclaratoria debajo de la imagen de esa barriga de madre embarazada con un posit sonriente que expresa: "Historias curiosas, increíbles, disparatadas pero ciertas, sobre el embarazo, la lactancia y el cuidado de los bebés. Un nutrido anecdotario que desconocías... porque jamás te lo habrán contado ni tu ginecólogo ni tu pediatra"

El regalo procedía del autor del libro, mi buen colega el Dr. José María Lloreda, pediatra-neonatólogo en el Sistema Murciano de Salud y que desde el año 2011 lleva adelante su blog Mi Reino por un Caballo, una bitácora de divulgación pediátrica con alto sentido de la reflexión con humor. Y aunque José María y yo nos conocemos más virtualmente por este mundo de la blogosfera que en la realidad, su dedicatoria era realmente afectiva: "Estimado Javier, qué voy a decirte a ti sobre escribir y sobre investigar... Espero que, al menos, sonrías". 

Y no solo fue una dedicatoria afectiva, sino realista. Pues he tenido que esperar al verano para disfrutar de su lectura, un libro de 246 páginas y 56 capítulos, divididos en cuatro apartados: 1) Embarazo y parto; 2) Recién nacidos; 3) Lactancia; y 4) Cosas de niños. Y puedo asegurar que he aprendido con una continua sonrisa en mi cara, sonrisa que en algún pasaje de la lectura se ha convertido en hilarante carcajada. Y, sí, lo aseguro: ningún ginecólogo o pediatra lo ha contado así. 

Cierto que ya somos un buen número de pediatras en España los que combinamos nuestra profesión con otras aficiones. Y la escritura es la más recurrente. Lo que no es tan fácil es que la materia escrita tenga las dosis de originalidad suficiente para garantizar la escritura: y este libro lo tiene. Dosifíquese en en este caso en lecturas de pocos capítulos, para paladear mejor el contenido y el continente, allí donde descubrir la ironía y el gracejo su autor. 

Baste recordar el título de algunos capítulos, para refrendar lo anterior:  
- Colecho y padres flojeras: la covada. 
- Dispositivos "guachis" para padres "helicópteros" 
- ¿Se agarra a la teta como un adulto? 
- Oda al chikipark 
- El pañal de Jesucristo 
- Sopas de piojo para la ictericia 
- Fleming y los bares de copas 

Gracias, José María, por tu dedicatoria hecha realidad. Y como todo libro se escribe para su lectura: si os interesa, aquí su enlace desde Amazon.

sábado, 13 de mayo de 2017

Cine y Pediatría (383). "Loba" nos enfrenta al dilema, ¿cuál es el mejor lugar para nacer?


"Alguien me contó que los renacuajos que nacen el mismo día en una charca no se transforman en ranas todos a la vez. Si la charca está demasiado seca o infectada, el renacuajo activa una cascada de precursores hormonales y se convierte en rana para poder vivir en la tierra. La vida llama a otra forma de vida. Nosotros los mamíferos hacemos este proceso en el vientre de la madre. El bebé va a decidir también venir a respirar y crecer en la tierra cuando haya llegado el momento. Hoy no confiamos en este mecanismo de vida. Preferimos intervenir antes. El bebé no tiene tiempo de decidir el momento de su nacimiento. Le presionamos en nombre de la muerte inminente, cuando en realidad el nacimiento es un proceso vital, una transición. Si los demás deciden por nosotros, ¿tendremos la misma confianza en nuestra fuerza de vivir?"

Este es uno de los múltiples pensamientos de una película documental realizada en España en el año 2015 por Catherine Béchard, curandera y osteópata con 25 años de experiencia, quien nos muestra experiencias de madres que prefieren el parto en domicilio sobre el parto hospitalario, y lo hace a través de encadenar historias de madres de diferentes lugares del mundo (España, México, Francia y Cuba), historias con emociones y sensaciones combinadas con la de matronas amigas y otros testimonios de parteras. Para este documento en el que la directora quiere hacer visibles sus experiencias (y creencias), cuenta con la colaboración de su hija Lila Fraysse, cámara y directora de fotografía. La película tiene un título tan evocador como Loba.

Loba parte de una pregunta y un dilema. La pregunta es, ¿parir en casa?. Y el dilema es, ¿parto hospitalario o parto domiciliario? En el mundo cada segundo tres bebés nacen en el mundo y un acto cotidiano va dejando poco a poco de ser un acto natural: se realizan 20 millones de cesáreas al año, más del doble del 15% recomendado por la OMS. Y Loba es el viaje documental para descubrir de una manera íntima cómo y por qué se ha ido evolucionando hacia un parto que cada vez es más medicalizado.

Una película documental sobre el parto que llega a los cines en España (cofinanciada gracias a 470 mecenas a través de crowdfunding) y que nos recuerda sobremanera a la película española Néixer (Ana Victoria Pérez, 2012) y que también nos entroncaba con una polémica universal: parto hospitalario frente a parto domiciliario, parto intervencionista frente a parto respetado. Pero también se asemeja a otra película documental francesa El primer grito (Gilles de Maistre, 2008), pues sacude y emociona profundamente, dando una visión global de las diferentes practicas actuales para recibir al ser humano…. y que permite relativizar y reflexionar sobre las posiciones demasiado estancas en la forma y manera en que hemos de nacer.

Ambas películas documentales (antes Néixer, ahora Loba) muestran (y no ocultan, dado el perfil de sus colaboradores) una clara orientación hacia un parto planteado desde un punto de vista respetuoso con las madres, acorde con el momento de intimidad, delicadeza y vulnerabilidad de la mujer en este momento vital. Hasta tal punto están las cartas marcadas que en algún momento en Loba se nos dice que nuestra directora partió hacia un determinado destino "para estar menos invadida por el pensamiento alopático urbano...". Ambas películas apoyan dos principios: la autonomía de la embarazada (y de los padres) para elegir el modo de parir y la prevención cuaternaria (evitar el exceso de diagnóstico, tratamiento y prevención sanitario).

Y la película termina, con un fundido en negro mantenido y esta declaración de principios, sus principios (está claro que no el de todos): "En los países llamados libres, perdemos cada día la oportunidad de elegir cómo y dónde queremos parir. Cada día por un supuesto riesgo cero mujeres y bebés sufren traumatismos físicos y psíquicos graves ante la indiferencia general en nombre de la normalidad. Entonces mira, escucha a tu alrededor y dentro de ti, y verás día a día las consecuencias de esta deriva médica. Lo que estamos perdiendo es nuestra autonomía, nuestra libertad".

Porque está claro que en el acto de nacer debe haber, como en todo, libertad de elección con conocimiento de causa. Apoyar sin medida la humanización de todo acto médico (y, sin duda, el parto), pero preservando la seguridad del recién nacido y también de la madre. Convendría tener en cuenta para un parto domiciliario estas premisas: 1) Selección de casos basada en una ausencia de criterios de riesgo durante el embarazo: partos únicos, con adecuado control y buena evolución del embarazo; 2) Una concienciación muy seria y personal de los futuros padres, debidamente informados, de lo que supone el embarazo, primero, y un parto en domicilio o en hospital, después; 3) La disponibilidad, con seguridad, de unos medios domésticos aceptables (alimentación, habitaciones, duchas, limpieza,..), además de un apoyo por parte del entorno familiar más cercano (pareja, padres, etc.); y 4) La existencia de una red asistencial de profesionales altamente cualificados (matrona y/o ginecólogo) apoyados por otra capaz de acudir en cuanto surge un problema.

Pero es preciso reconocer que, incluso en nuestras mismas ciudades del mundo desarrollado, hay un alto porcentaje de mujeres y casos donde estas exigencias no se dan. Conseguir mayor seguridad en el parto domiciliario y mayor humanización en el parto hospitalario (con menor número de intervenciones) serán actitudes que contribuirán a diluir la polémica de cuál es el mejor lugar para nacer.

sábado, 29 de marzo de 2014

Cine y Pediatría (220). “El primer grito”… no será el último


“Cuenta el Talmud que, mientras permanece en el vientre de su madre, un niño posee todo el saber acumulado en sus vidas anteriores. Por eso, antes del nacimiento, aparece un ángel que sella el labio del afortunado con un dedo, conminándolo así a mantener ese saber en secreto. La intervención angelical deja una huella en el rostro del bebé: la pequeña hendidura entre el labio superior y la base de la nariz. En ese preciso instante, el niño ingresa a la vida olvidándolo todo… y grita por primera vez…”. 

La leyenda talmúdica cierra El Primer Grito, película documental francesa que Gilles de Maistre estrenó en el año 2008, y que cubre la crónica de diez partos registrados en Francia, Estados Unidos, México, Brasil, Nigeria, Tanzania, Japón, Vietnam, India y Siberia el 29 de marzo de 2006, día de eclipse solar. El Primer Grito nos muestra una visión global del mundo sobre el nacimiento, la preparación de las mujeres en las diferentes culturas, desde un parto acuático asistido por delfines en México, hasta un parto en el desierto por los Tuaregs. Así mismo, nos muestran las diferentes rituales ancestrales alrededor de parto, junto con la tecnología en las sociedades occidentales. 

Una película documental que sacude y emociona profundamente, dando una visión global de las diferentes practicas actuales para recibir al ser humano…. y que permite relativizar y reflexionar sobre las posicione demasiado estancas en la forma y manera en que hemos de nacer. Y así lo expresó su director: "No solo es una pelicula sobre el nacimiento, es también sobre las mujeres. Es un himno a la vida, un homenaje a la feminidad y a la maternidad. Cada vez que nace una criatura, es un nuevo paso de la humanidad hacia su futuro. Es la conquista de nuestra sobrevivencia, de nuestra evolución y criatura a criatura se escribe nuestra historia de todos [...]. La mujer está entre el sufrimiento y la alegría, entre vida y muerte. Lo que la anima es de una violencia sin nombre. Ella oscila entre fragilidad y toda la potencia, hay una dimensión sagrada y eternamente femenina en la noción de transmision de la vida. Ser un hombre y poder aproximarse a ello es fascinante"

Y es así como durante la película acompañaremos durante 48 horas las vivencias de diferentes madres y de diferentes partos en distintos países y distintos continentes, ya que cada una de estas mujeres representan una realidad social y cultural, con un rostro diferente del mundo: 
- Sandy en Francia, un embarazo habitual en nuestro entorno, con los cursos preparto y un parto hospitalario con atención médica. 
- Elizabeth en Siberia, en donde la ginecóloga toma la decisión de realizar una cesárea. 
- Sunita en la India conmueve, porque después del parto conoce que su bebé es una mujer y su rostro de decepción es profundo , pues la India es una sociedad patriarcal más, donde el ser mujer es indicio de inferioridad. 
- Mané de los Tuareg es una historia que estremece, sobre todo el hecho de que en su cultura se obliga a las mujeres a ir a parir al desierto, sobre la arena, porque las tiendas se reservan para los hombres. 
- Yuyiko en Japón nos muestra como el parto natural es posible y comparte ese acto tan maravilloso y mágico del nacimiento con su hija. 
- Majtonré de los Kayapo y Kokoya de los Masai son ejemplos de parto natural, no sin dificultades, no sin paradojas, porque quizás no todo es natural. Por ejemplo, por el hecho de que Kokoya era la esposa número 10, cuyo marido tenía ya 100 hijos, un tipo de patriarcado donde curiosamente las mujeres pueden ser desde pequeñas reservadas para los hombres a cambio de ganado. 
- Gaby, Christina y Pilar de México, también nos muestran una historia que impresiona, sobre todo los partos en la piscina recibiendo a sus recién nacidos alrededor de delfines. 
 - Vanessa de Quebec, una mujer que lucha por su decisión de recibir a su hijo en casa sin partera y sin ninguna intervención médica, algo excepcional. 

Con seguridad, El Primer Grito ha sacudido (y seguirá sacudiendo) muchas conciencias al acercarnos a este momento mágico que es el recibir una nueva vida. Porque esta película documental tiene a sumarse a otras muchas películas alrededor del embarazo y el parto, algunas de ellas ya comentadas en un artículo previo. Películas que nos trasladan emociones y reflexiones y a la que hemos de sumar El Primer Grito, tanto por su calidad cinematográfica como por su interés antropológico, tanto por su fuerza testimonial como por su capacidad para darle al nacimiento un significado poético, estético y universal (y no cursi, publicitario o unidimensional). 

Si a estas virtudes de la película le sumamos la banda sonora de Armand Amar, entonces se convierte en una pequeña joya. Porque Armand Amar nació en Jerusalén, se crió en Marruecos y, posteriormente, se ha instalado en Francia, por lo que nadie mejor que él, influenciado por tres culturas tan diferentes como la hebrea, la islámica y la occidental, para reflejar musicalmente un espíritu de concordia y entendimiento entre sonoridades diametralmente opuestas. Se dio a conocer a los aficionados a la música de cine, gracias al film Amen (Costa-Gravas, 2002) y, desde entonces, combina su carrera musical con la participación en más proyectos cinematográficos, como este El Primer Grito
Y en la magnífica B.S.O. destacamos una canción nuclear: “A New Born Child”, interpretada por una cantante tan comprometida como Sidnead O´Connor. Una canción que va dedicada a todos los profesionales (ginecólogos, matronas, pediatras, enfermeras,…) que ayudan a hacer realidad esta experiencia cada día, pero, especialmente dedicado a las madres, mujeres cuyo protagonismo es diario. 
"Así como dos respiraciones se convierten en aliento, 
como dos susurros se convierten en un grito, 
un milagro descansa ante nosotros, 
la gloria de un niño recién nacido. 
Estos ojos entrecerrados ya ven, 
mirando dentro sin mirar, 
testimonio de la verdad ante nuestros ojos, 
la gloria de un niño recién nacido. 
Aquí donde la larga senda de la vida comienza, 
así sean príncipes, reinas o reyes, 
relajado e indefenso al lado de su madre está, 
la gloria de un niño recién nacido".

Ya hemos publicado dos artículos sobre embarazo y parto en el cine (ver I y II), pero esta película debe formar parte de esa selección... y entrar por la puerta grande, como ocurre con el primer grito en la vida.

sábado, 1 de junio de 2013

Cine y Pediatría (177): “Néixer”, donde nacer es mucho más que un verbo


Con motivo de la celebración de la Semana Mundial por el Parto Respetado (del 20 al 27 de mayo de 2013) y bajo el lema "Silencio. Mujer pariendo, bebé naciendo", se ha estrenado en Alicante una película documental: Néixer (Ana Victoria Pérez, 2012). 

Tal como consta en su webNéixer (Nacer) es una película realizada en la Comunidad Valenciana con el objetivo de mostrar un material audiovisual actualizado sobre el parto hoy en día y que, de alguna forma, entronca con una polémica universal: parto hospitalario frente a parto domiciliario, parto intervencionista frente a parto respetado. El documental muestra (y no oculta, dado el perfil de sus colaboradores) una clara orientación hacia un parto planteado desde un punto de vista respetuoso con las madres, acorde con el momento de intimidad, delicadeza y vulnerabilidad de la mujer en este momento vital. Una película que da protagonismo a la parturienta, respetando su proceso fisiológico y la capacidad innata de su cuerpo de vivir esa experiencia sin intervenciones innecesarias, que afecten a corto y largo plazo su salud y su estabilidad emocional. Una película en la que paseamos por la visión de ginecólogos, matronas, pediatras, enfermeras, psicólogos, antropólogos, doulas y, sobre todo madres y padres. Un documental realizado en la Comunidad Valenciana, pero que no es diferente a otras realidades de nuestro país y otros países. 

Este documental apoya dos principios: la autonomía de la embarazada (y de los padres) para elegir el modo de parir y la prevención cuaternaria (evitar el exceso de diagnóstico, tratamiento y prevención sanitario). A través de madres, familias, matronas, obstetras y pediatras conoceremos de primera mano cómo se desarrollan los partos de un modo más humanizado y cómo apoyar las pautas de la Estrategia de Humanización del Parto Normal que, paulatinamente, se está implantando en los paritorios de España desde el año 2009. El documental es didáctico y tiene buen tono y tino para abordar con respeto este tema, si bien no muestra todo el espectro de las posibles “realidades” del embarazo, parto y periodo neonatal, sino la cara más amable del parto que en la película se denomina “respetado”. 

Una película con vivencias, experiencias y emociones que se sitúan en el lado de cómo vivir un parto desde el empoderamiento. Su directora, la cubana Ana Victoria Pérez, alias “Bebé”, se formó como actriz en el Instituto Superior de Arte de La Habana. Como ella misma nos cuenta: “La maternidad es una experiencia que te cambia la vida, en muchos sentidos; en sentido literario, emocional y, en algunos casos también, profesional. Mi doble experiencia como madre y parturienta, me llevó a la necesidad de expresar la situación de los paritorios en La Comunidad Valenciana. Creo que es importante la manera en que llegamos al mundo. Es importante para el bebé, para la madre y para todos los que intervienen en el parto. ¿Por qué no plasmar todas esas inquietudes también a través del cine?”. De ahí nació este proyecto, con el apoyo de Canal 9 y también fundamentado en el  crowdfunding (o micromecenazgo), proyecto que concentra un material maravilloso en una película documental de 60 minutos, pero que procede de más de 30 horas de grabación. 

Un documental alrededor del embarazo y parto que no dejará indiferente y que permitirá una polémica abierta y un coloquio constructivo. Este mismo coloquio es que se ha desarrollado en el Diario Información de Alicante tras la proyección de la película, y de cuyo evento acepté ser el moderador. Y por una razón principal: por utilizar el cine como desencadenante de emociones y reflexiones, en este caso alrededor de un tema tan actual. Y por un reto principal: conjugar los dos principios fundamentales de la atención sanitaria del siglo XXI (humanización y seguridad) con las mejores pruebas científicas (lo que se ha venido en llamar como medicina basada en la evidencia, aunque hay pocas cosas menos “evidentes” que la medicina basada en la evidencia). Y por un valor añadido más, que es porque dos de los “actores” son buenos amigos: por un lado, el Dr. José María Paricio, pediatra de reconocido prestigio por la defensa de sus ideas alrededor de la lactancia materna y la no medicalización en la atención sanitaria; y Fidel Romero Salord, antropólogo y alma inquieta, cuya amistad emana de una polémica que establecimos en la revista Evidencias en Pediatría cuando publicamos un artículo y una editorial sobre la polémica entre el parto domiciliario y el parto hospitalario

Néixer, verbo valenciano que significa nacer, es una mirada bella y reflexiva sobre el parto. Y lo hace enlazando experiencia y ciencia, aportaciones lúcidas y testimonios conmovedores, historias vivas y descubrimientos científicos. Y lo desarrolla con un buen guión bien documentado, personajes y secuencias ágiles con una estética cuidada y un adecuado fondo musical. Y es verdad que en el documental “nacen”, como los bebés, las intuiciones, los cuestionamientos, las emociones, las dudas y las polémicas. El cine, que es en definitiva un juego de luces y sombras, se convierte en esta obra en una oportunidad para el descubrimiento conmovedor de la experiencia, universal e íntima, de dar a luz. Nacer se convierte, entonces, en algo más que un verbo. Porque Néixer es puro cine documental que se convierte en arte, ciencia y conciencia, en emociones y reflexiones. Y es cine bueno para todos, en donde la conclusión que yo acepto es que no existe una forma de parir universal, pero si hay una tendencia clara en la obstetricia y perinatología: un parto hospitalario humanizado y seguro que combine el aforismo de ofrecer la máxima calidad con la mínima cantidad de intervenciones y en el lugar más cercano al paciente. Y, que a su vez, combine bien los cuatro principios bioéticos fundamentales: beneficiencia, no maleficiencia, justicia y autonomía. 

Y, como dice una conocida editorial de Lancet “Women have the right to choose how and where to give birth, but they do not have the right to put their baby at risk”. Porque entre parir en casa con los medios que proporciona el sistema de salud holandés o hacerlo a las bravas, hay un trecho; como hay un trecho entre parir en un hospital privado con porcentajes de cesáreas superiores al 60% y hacerlo en un hospital de la sanidad pública que ha incorporado todos los medios de humanización: en la película veréis cómo se puede dar a luz en el Hospital de La Plana en Villareal (Castellón) y entonces confirmaremos que, en un tema como éste, posturas extremas no llevan a ningún puerto, y sólo veremos las sombras, pero nunca la luz.
En este tema de cuál es el mejor lugar para nacer, como en muchos otros de sanidad, sólo cabe manejarse bien en la ponderación del triángulo constituido por humanización, seguridad y evidencias. Porque ya hablamos de Nacer-Diario de maternidad. Y hoy hablamos de Néixer...

  Ya hablamos en su momento de Nacer. Diario de maternidad. Hoy nos ha tocado hablar de Néixer.

martes, 21 de mayo de 2013

Semana mundial del parto respetado: "Silencio. Mujer pariendo, bebé naciendo"


Esta semana (del 20 al 27 de mayo) se celebra la Semana Mundial por el Parto Respetado bajo el lema del año 2013: "Silencio. Mujer pariendo, bebé naciendo"

El Parto respetado es:  
• Reconocer en padres e hijos a los verdaderos protagonistas. 
• No intervenir o interferir rutinariamente en este proceso natural, sino existe una situación de riesgo evidente para la madre o el bebé por nacer. 
• Reconocer y respetar las necesidades individuales de cada mujer y su pareja y el modo en que desean transcurrir esta experiencia. 
• Respetar la intimidad del entorno durante el parto y el nacimiento. 
• Favorecer la libertad de posición y movimiento de la mujer durante todo el trabajo de parto. 
• Promover el vínculo personalizado entre la madre, su pareja y el equipo de salud que interviene en la asistencia. 
• Respetar la necesidad de elección de la mujer, respecto de las personas que la acompañarán en el parto. 

 Bajo esta premisa en Alicante se celebrará el día 31 de mayo el estreno de la película documental del año 2012 "Néixer" (Nacer) de Ana Victoria Pérez, y en la que paseamos por la visión y los comentarios de ginecólogos, matronas, pediatras, enfermeras, psicólogos, antropólogos, doulas y, sobre todo madres y padres. Un documental realizado en la Comunidad Valenciana, pero que no es diferente a otras realidades de nuestro país y otros países. 

Bajo el estreno de esta película documental de una hora de duración, se dispondrá después de un coloquio abierto y que será toda una oportunidad para encontrarnos, reflexionar y y seguir trabajando juntos. Abajo os dejamos el trailer de "Naixer" y el programa del acto, al que estáis invitados.

 
Trailer Néixer from Ana Victoria Pérez (Bebé) on Vimeo.

Veréis que he aceptado ser el dinamizador del coloquio, pero lo he hecho por mi amistad con Fidel Romero (uno de los organizadores del evento) y por la presencia de José María Paricio, compañero pediatra y amigo, y uno de los "actores" del documental. 

Las premisas para encontrarme aquí es que soy un firme defensor de la humanización en medicina (y alrededor del embarazo, parto y nacimiento), de la prevención cuaternaria (o cómo evitar el exceso de diagnóstico, tratamiento y prevención médicos) y de la seguridad del paciente (en este caso del binomio madre e hijo).  Y caber recordar que Fidel y yo nos hicimos amigos a partir de una polémica: la polémica sobre cuál es el mejor lugar para nacer.

Todo esto no se conjuga al 100% con ciertas prácticas, pero, quizás por ello, creo que se aprende mucho de películas documentales como "Néixer" (aunque no comparta todo). Pero, de antemano, felicitar a Ana Victoria por el sentido y sensibilidad de esta gran película documental.

Os esperamos a todos. Y recordar: no hay nada menos evidente, que la medicina basada en la evidencia. Con lo que el coloquio promete ser de lo más interesante y enriquecedor para poder conjugar humanización, seguridad y evidencias alrededor de los cuidados en el embarazo, parto y nacimiento.

 

sábado, 27 de abril de 2013

Cine y Pediatría (172). “Un feliz acontecimiento”, sobrevivir a la maternidad


La maternidad como reto, como pánico, como regalo, como trauma, como experiencia transformadora de la mujer, de la familia, del sexo, de las expectativas, de la identidad. Ser madre es toda una experiencia de supervivencia cuya magnitud trasciende la postal familiar prototipo y cuya única certeza es su carácter siempre imprevisible. Con estas premisas y tras conocer la novela “Un heureux événement”, escrita en el año 2005 por Éliette Abécassis, el director Rémi Bezançon nos regala la película Un feliz acontecimiento, todo una acontecimiento cinematográfico en el año 2011 en Francia.  

Una película que trata de evitar los tópicos sobre la maternidad, una atinada propuesta que propone una visión más realista y alejada de la idealización cinematográfica del embarazo. Una película que trata de reinventarse visualmente, y que disfruta de una fabulosa química entre la pareja protagonista: una entregada y brutal Louise Bourgoin, esa joven madre con todos los registros en el papel de Bárbara, y un adecuado Pio Marmaï, en el papel de Nicolás. Es esta película una cinta especialmente recomendable para padres primerizos, en donde se nos presenta la visión íntima de una maternidad sincera y sin tabúes. Una experiencia que transforma la vida de la pareja, especialmente la de la madre: "Me acorraló, me sacó de quicio, me enfrentó a lo más absoluto: amor, sacrificio, ternura, abandono. Me dislocó, me transformó. ¿Por qué no me lo había dicho nadie? ¿Por qué no se habla de eso?", nos recuerda Barbara. 

Arranca la película, en los créditos de inicio, con el sonido de una noche de placer (orgasmo incluido) y la inmediata imagen cenital de una joven en sus últimos meses de gestación. A partir de ahí, el recuerdo de cómo ha pasado, con el primer encuentro de la pareja. Y se nos presenta a Bárbara, estudiante de filosofía, quien un día conoce a Nicolás, que trabaja en el videoclub que frecuenta. Los encuentros se repiten y el enamoramiento cuaja al hilo de un guiño cinéfilo, original y simpático arranque, en donde los mensajes entre los protagonistas proceden de las carátulas del videoclub alquiladas. Ella alquila la película Deseando amar (Wong Kar Wai, 2000), todo un icono visual y sonoro del slow love y, luego, Todo por un sueño (Gus Van Sant, 1995). En la siguiente ocasión, él le presenta Un hombre y una mujer (Claude Lelouch, 19666) y Las reglas del juego (Roger Avary, 2002), pero ella elige La gran ilusión (Jean Renoir, 1937). Más adelante, ella sigue entrando al videoclub, donde él le muestra Corazonada (Francis Ford Coppola, 1982) y El bazar de las sorpresas (Ernst Lubitsch, 1940), pero ella elige Los sueños (Akira Kurosawa e Ishirô Honda, 1990). Más adelante, él le enseña las carátulas de Sólo un beso (Ken Loach, 2004) y Lee mis labios (Jacques Audiard, 2001), pero ella elige ¿Qué les pasa a los hombres? (Ken Kwapis, 2009). Él le muestra Sin perdón (Clint Eastwood, 1992), Crueldad intolerable (Joel y Ethan Coen, 2003),… hasta que ella elige Atrápame si puedes (Steven Spielberg, 2002). Simplemente un comienzo de película que atrapa, a la vez que todo un guiño cinéfilo… 
A partir de ahí y con un ritmo dinámico, la cámara sigue esta carrera de maduración a partir de la paternidad/maternidad, y el guion acierta al tratar con intensidad dramática los momentos difíciles y, a la vez, oxigenarlos con momentos de felicidad y de humor inteligente. Y así, Rémi Bezançon, nos pasea por la primera cita, el primer beso,… y el primer hijo. Y los nueves meses que se prometían felices comienzan a narrarse como una carrera de fondo: 
- Las visitas al ginecólogo, las ecografías (y la emoción de oír sus latidos del corazón a través del doppler), el querer conocer (o no) el sexo del feto, las primeras patadas, el sentir “que un alien vive dentro de ti”…,los cambios hormonales, los cambios corporales, los cambios de humor,…, los consejos de vida (no fumar, no beber, no comer carne sin cocer, etc.). 
- El decirlo a la familia (o no), el comentarlo en el trabajo (o no), el sexo durante el embarazo y los remordimientos (“como si él nos observara…”), la búsqueda del nombre al próximo hijo (o hija), la compra del carrito de bebés y otros enseres. 
- Los ejercicios preparto, las contracciones del parto, la monitorización y el parto… con su epidural, su episiotomía, … y las emociones del primer llanto, el primer abrazo, las primeras tomas de pecho. 
 - La temida depresión postparto (porque “la verdad es que dar a luz significa desgarrarte y coserte con hilo y aguja”) y las dudas sobre si serás una buena madre, el estrés de los primeros días… y el temido cólico del lactante… y las decenas de libros de puericultura de autoayuda. 
- El cansancio y la sensación de que nada se hace bien, ni el papel de madre, ni de esposa ni de trabajadora. Y el colecho obligatorio, con el bebé en medio de la cama de los padres. Y los vídeos caseros del bebé (eso, claro, sólo en el primer hijo….). 
- Y las tensiones con la suegra, más los frecuentes consejos para abandonar la lactancia materna por el biberón. Y el encuentro con los grupos de apoyo a la lactancia materna (genial, porque aquí no se libra nadie de la visión crítica de la película…), y el cuidado del lactante y la duda entre la guardería o los abuelos,… o un canguro. 
- Las dudas como pareja (“Mi cuerpo estaba insensible. No sentía nada, sólo vergüenza. Enfermeras, médicos, comadronas, tocólogos, todos me habían tocado de forma mecánica. Y ahora todo estaba desacralizado. Mi sexo ya no era sexual. Ahora era un lugar de paso, desgarrado, cosido, descosido, sin llegar a cicatrizarse”), la crisis de pareja, el reencuentro familiar, la reconciliación… 

Cuando uno ve esta obra de Bezançon, no puede por menos que recordar otra película francés del mismo año: Declaración de guerra (Valérie Donzelli, 2011). Un paralelismo entre las películas de Bezançon y Donzelli, dos historias de pareja alrededor de un hijo en dos obras que se esfuerzan en la reinvención visual como fórmula enérgica para erradicar el tópico: en Un feliz acontecimiento alrededor de la maternidad, simple y sencilla; en Declaración de guerra alrededor de una enfermedad oncológica en un hijo. 

Si bien el espectro meramente técnico de Un feliz acontecimiento funciona en conjunto de un modo notable (buena fotografía, banda sonora acertada en su funcionamiento por asociación a los acontecimientos, guión inteligente, etc.) lo que realmente impulsa a la película es la entrega de Louise Bourgoin, radiante en su recorrido de arriba abajo, de abajo a arriba, como hija, como novia, como amante, como esposa, como madre… 
Es Un feliz acontecimiento una película que nos habla de cómo sobrevivir al viaje de la maternidad. Y lo recordamos en un día en que compartiremos experiencias en el I Congreso Nacer del Agua (Málaga, 27 y 28 de abril) con la ponencia “Embarazo, maternidad y adolescentes a través de la mirada del cine: emociones y reflexiones”. Y es aquí, con esta coincidencia, esta emoción y esta reflexión, donde cabe aquí recordar algunas frases alrededor de la maternidad, algo ineludiblemente asociado a nuestras vidas: 
“Antes de concebirte ya te quería. Antes de que nacieras ya te amaba. Antes de que tuvieras una hora de nacido ya moría por ti. Este es el milagro del amor de madre” (Maureen Hawkins).
“Tomar la decisión de tener un hijo es trascendental. Se trata de decidir que tu corazón caminará siempre fuera de tu cuerpo”. (Elisabeth Stone). 
“Un bebé es algo que llevas dentro de ti durante nueve meses, en tus brazos durante tres años y en tu corazón hasta el día que te mueras” (Mary Mason).