miércoles, 12 de febrero de 2025

La dislexia precisa sinergias entre educación y sanidad

 

El pasado 8 de febrero tuvo lugar en el Colegio de Médicos de Alicante el II Congreso de Dislexia de la Comunitat Valenciana, un espacio dedicado a la formación, el intercambio de conocimientos y el fortalecimiento de las sinergias entre los ámbitos educativo y sanitario. Bajo el lema «Nuevas perspectivas en educación y sanidad», este evento reunió a expertos destacados para abordar la dislexia desde un enfoque integral e inclusivo, priorizando el bienestar emocional y el desarrollo académico del alumnado. 

Son muchas las definiciones de dislexia (DSM-V, OMS, APA, AEP,…), pero de forma sintética cabe decir que es un trastorno del neurodesarrollo que afecta la capacidad de una persona para leer y escribir de manera fluida y precisa. No es un problema de inteligencia, sino una diferencia en la forma en que el cerebro procesa el lenguaje. Las dificultades que pueden experimentar las personas con dislexia son dificultad para leer palabras con precisión y fluidez, para comprender lo que leen, para deletrear, para organizar ideas y expresarlas por escrito, para seguir instrucciones, o para recordar información. 

El diagnóstico de la dislexia generalmente lo realiza un profesional de la salud, como un psicólogo educativo o un logopeda, pero donde el pediatra debe estar también implicado (al menos, en la sospecha). El proceso de diagnóstico puede incluir la evaluación de las habilidades de lectura y escritura, así como la evaluación de otras habilidades cognitivas (como la conciencia fonológica, la memoria de trabajo y la velocidad de procesamiento) y su historial del desarrollo (tanto del lenguaje como habilidades académicas a lo largo del tiempo). Y ello para diferenciar la variabilidad fisiológica de la lecto-escritura de la dislexia (y en esta valorar la dislexia sintomática o comórbida – asociada a TDAH, TEA u otros procesos – de la dislexia primaria, quizás menos frecuente). 

Se habla de una prevalencia de hasta el 10% en la población, pero es una entidad claramente infradiagnosticada. Y es causa de fracaso escolar y abandono escolar (al igual que otros trastornos del neurodesarrollo). Y cabe no olvidar que España tiene el triste título de encabezar la tasa de abandono escolar de la Unión Europea, con una media de 16,4% (oscilando entre el 9,4% del País Vasco y el 32% de Baleares), muy por encima de la media de la Unión Europea que está en un 9,9%. Todo un problema de salud educativa. Y la identificación temprana es importante, por lo que pudimos conocer algunas pruebas de cribado como Prodiscat para educadores y Prodicat Pediátrico para pediatras de atención primaria. Vale la pena revisar este enlace para conocer bien esta herramienta, de fácil utilización en las revisiones pediátricas a los 4, 5, 6, 7, 8-9 y 10-11 años. 

Cabe conocer que no hay cura para la dislexia, pero hay tratamientos y estrategias que pueden ayudar a las personas a mejorar sus habilidades de lectura y escritura. Estos pueden incluir: intervención educativa especializada y adaptada a cada alumno con dislexia, terapia del habla y lenguaje con un logopeda y adaptaciones en el aula (como tiempo adicional para completar tareas, uso de tecnología de asistencia y modificaciones en el formato de las tareas). 

Porque la esencia es ponerle mucho corazón a sus dos ambientes de vida y crecimiento (la familia y la escuela) y desde podemos ayudar ofreciendo apoyo emocional incondicional (es clave cuidar la autoestima), buscando ayuda profesional (logopedas, psicoterapeutas), siendo pacientes (y celebrando los pequeños logros y avances), fomentando la lectura por placer y apoyarse en herramientas tecnológicas (como lectores de pantalla, software de reconocimiento de voz y correctores ortográficos).

El II Congreso de Dislexia da la Comunidad Valenciana fue diseñado para profesionales de la educación, la sanidad y familias comprometidas con la mejora de las prácticas inclusivas, allí donde exploraremos herramientas prácticas, recursos normativos y las últimas investigaciones para garantizar una atención eficaz y holística que permita a cada persona con dislexia alcanzar su máximo potencial. Y podemos asegurar que ha tenido un éxito que superó las expectativas, con más de 500 inscritos, en un congreso que acaparó las “5C” de la asociación TRENCA-DIS, responsable de la organización: ciencia, conciencia, calidad, color y calor. Porque allí se reunieron verdaderos expertos en la materia, como las dos conferencias magistrales (a cargo del Dr. Miquel Casas Brugué, catedrático Honorio de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona, y de Luz Rello Sánchez, investigadora en Change Dyslexia, dos personas muy inspiradoras) y las dos mesas redondas (una dedicada a la docencia y otra a la sanidad). 

Y queremos finalizar con las conclusiones de este congreso: 

- La neurodiversidad es una realidad y el reto es cómo encuadrar las variantes de la normalidad en la lecto-escritura de lo patológico, cómo ayudar con el diagnóstico precoz sin poner etiquetas innecesarias. 

- El abordaje de la dislexia es más cercano a la educación y psicopedagogía que a la sanidad. Por tanto, nuestra formación como sanitarios tiene un amplio margen de mejora. 

- Es necesaria la incorporación en Pediatría de Atención Primaria de instrumentos que permitan la detección temprana de dislexia mediante protocolos o cuestionarios que estén incluidos en la cartilla del niño sano. 

- Es importante que las pruebas para la detección de dislexia sean válidas y fiables. Pero más importante es que los programas funcionen: y que el diagnóstico certero vaya de la mano de las adaptaciones curriculares correctas en tiempo y modo. 

- Necesitamos un profesorado informado, sensibilizado y con formación suficiente, capaza de detectar a tiempo esta dificultad del aprendizaje que afecta hasta el 10% del aula. 

- La detección a cualquier edad y el empleo de medidas adecuadas redundarán en el bienestar psicoemocional de las personas con dislexia y evitará el riesgo de fracaso escolar y exclusión sociolaboral

- Es imprescindible la colaboración entre Educación y Sanidad, para que a partir del cribado realizado en Atención Primaria se puedan implementar en el entorno educativo los métodos de evaluación y las medidas adecuadas que permitan alcanzar el éxito académico.

lunes, 10 de febrero de 2025

Comienza el curso de Continuum "Ecografía a pie de cama"

 

Comienza en breve el curso de Continuum "Ecografía a pie de cama" y que, en esta su primera edición, estará coordinación por tres sociedades (AEPap, SEPEAP y SEUP). 

Este curso permitirá al alumno conocer las bases y uso de la ecografía con enfoque POCUS (ecografía en el punto de atención) en manos del pediatra clínico. 

Los objetivos del curso son: 
- Favorecer el aprendizaje inicial, puesta en contacto y manejo del ecógrafo como herramienta útil en la práctica clínica diaria. 
- Reconocer la ecoestructura del órgano que se está visualizando, siguiendo la sistemática de exploración. 
- Manejo de la ecografía en la patología más prevalente en Pediatría. 

Y estos serán los capítulos que se van a tratar: 
- Patología abdominal 
- Patología genitourinaria 
- Ecocardiografía clínica FOCUS 
- Paciente politraumatizado 
- Patología pulmonar 
- Miscelánea. 

El curso tutorizado, de 2 meses de duración, estará en activo desde el 27 de febrero hasta el 24 de abril 2025

Toda la información necesaria en la web de Continuum. Os esperamos. 

sábado, 8 de febrero de 2025

Cine y Pediatría (787) “La calumnia”… que se hizo realidad

 

William Wyler fue el prototipo de director de estudio en el Hollywood clásico, calificado de artesano por unos y de artista por otros, alabado, criticado y controvertido a partes iguales. Acusado de no tener un estilo particular, lo cierto es que no se le reconoce un fracaso en su filmografía, lo que le valió numerosos premios y el éxito del público. Cuatro décadas detrás de las cámaras, habiéndos curtido en decenas de corto y mediometrajes filmados a lo largo y ancho de los años veinte en el cine mudo, y ya con el cine sonoro perfectamente instaurado, comienzan algunos de sus primeros éxitos, como Jezabel (1938) y Cumbre borrascosas (1939). Y a partir de ahí comenzarían sus dos décadas gloriosas, los 40 y los 50, donde se convertiría en un auténtico tótem del séptimo arte. Sirvan algunos ejemplos: La carta (1940), La señora Miniver (1942), Los mejores años de nuestra vida (1946), La heredera (1949), Vacaciones en Roma (1953), Horizontes de grandeza (1958), o Ben-Hur (1959), sabiendo que esta sigue siendo la película más oscarizada de la historia con 11 premios, solo igualada muchas décadas después por Titanic (James Cameron, 1997) y El Señor de los Anillos: el retorno del Rey (Peter Jackson, 2000). Polémica aparte de si fue un artesano o un artista del cine, lo que no hay duda es que Wyler nos ha dejado grandes películas. 

Y es así que comenzó su última década, la de los 60, con una sus películas más valientes, un drama psicológico filmado en blanco y negro alrededor de un internado escolar: La calumnia (1961), uno de los clásicos más espinosos de Hollywood, adaptación al cine de la conocida obra de teatro “The Children´s Hour” de Lillian Hellman, curiosamente su primera obra, y que el propio Wyler había llevado a la gran pantalla años antes bajo el título de Esos tres (1936), aunque más descafeinada. Una atrevida historia para su tiempo al ser uno de los primeros films en mostrar de forma abierta la homosexualidad de sus protagonistas, en la que dos profesoras son acusadas por una de sus alumnas de ser lesbianas. Cabe recordar que entre los numerosos trabajos literarios que sirvieron de guion a las películas de William Wyler, fue la dramaturga Lillian Hellman una de las más utilizada por él, reflejado en estas dos películas y también en La Loba (1941). 

La película nos traslada a la década de los 60 en la Escuela de Niñas Wright-Dobie, apellidos de las dos profesoras que regentan esta institución: Karen Wright (Audrey Hepburn) y Martha Dobie (Shirley MacLaine). Ellas han trabajado y trabajan duro para gestionar este entorno educativo exclusivo, casi de élite para la época, y donde tienen como apoyo a Lily Mortar (Miriam Hopkins), la tía de de Martha, una ex actriz de teatro que vive con ellas. Allí conocemos a los otros tres personajes importantes en esta historia: el Dr. Joe Cardin (James Garner), prometido de Karen, la alumna Mary (Karen Balkin) y su abuela (Fay Bainter). 

La próxima boda entre Karen y Joe provoca una reacción celotípica de Martha. La discusión de las amigas, que termina con un beso de reconciliación, es observada por Mary, una alumna de unos 12 años que se es presentada como una niña malcriada, mentirosa, maliciosa y manipuladora, acostumbrada a salirse con la suya gracias a la influencia de su adinerada abuela. Por su comportamiento es corregida por sus profesoras y sufre algún castigo, por lo que decide inventar la peor calumnia con tal de no asumir las consecuencias de sus actos y de vengarse de quienes considera que la han perjudicado. Es así que la venganza de la niña no se hace esperar y por ello cuenta a su abuela que no quiere volver al colegio y que tiene miedo de sus profesoras porque “tienen secretos o algo así”, comentarios que compromete su dignidad. Ante las dudas, la abuela va al colegio y conversa con la tía Lily, quien de forma espontánea le dice que su sobrina Martha tiene un comportamiento antinatural (expresión que hoy duele), pues solo le interesa la escuela y su devoción por Karen. Estos mensajes provocan confusión en la abuela de Mary, y en ella surge la sospecha de que Karen y Martha son amantes, lo que acaba extendiéndolo como la pólvora entre las demás familias, motivo por el que todos sacan a todas sus hijas del colegio. Aunque confusas al principio las profesoras, finalmente entienden que ha sido Mary la responsable de esa difamación, e intentan defenderse: “No crea que le permitiremos difundir esa mentira”. Pero la mentira, la difamación y la calumnia progresan. Y la escuela queda vacía y ellas aisladas, observadas como bichos raros ante la sociedad ("Tengo ocho dedos y dos cabezas, ¿no lo ves? ¡Soy un monstruo!"), y por ello acaban diciéndose: “Es como si estuviéramos en una pesadillas y no pudiéramos despertar”. Porque hasta el juez determinó su amistad como “relaciones sexuales que ponían en peligro la moralidad de nuestros alumnos”. Y aunque Joe les apoya, hasta las dudas se ciernen en él y por eso Karen le expresa: “Ya no quedan muchas palabras seguras”. 

Y aunque nada de lo que se les acusa, ocurrió, al final Martha confiesa a Karen que esos eran sus sentimientos: “¡Te he querido de la forma que dijeron!... Se encontró la mentira con una pizca de verdad…Me siento tan sucia y enferma”. Y tras esta confesión entre las amigas, se descubre que la niña Mary había confabulado esa mentira para vengarse de sus profesoras, y aunque la abuela les pide perdón y una disculpa pública, el daño ya está realizado. Y es así que deviene un final con esa dimensión trágica que habla de la maestría de Wyler y que cabe no descubrir. 

Cabe recordar que esta historia de ficción no fue ajena de la propia realidad de Lillian Hellman, cuya autobiografía fue llevada a la pantalla en la película Julia (Fred Zinnemann, 1977), allí donde la escritora (Vanesa Redgrave) conoce a Julia (Jane Fonda), la hija de una acaudalada familia escocesa, y ese ferviente amor por ella transcurre en una arriesgada aventura bajo dominio del nazismo. Y con La calumnia se abordan temas como la maldad (desde la más tierna infancia, esa hora de los niños de la que nos habla la obra de teatro original), la difamación y los prejuicios sociales (ante un hecho, el amor homosexual, que en esa época se consideraba antinatural). Una calumnia que se hizo realidad, pero que de antemano sentimos como espectadores un desasosiego similar al que recordamos en otra pérdida de la presunción de inocencia de un adulto en base a las declaraciones de un niña: hablamos de la película danesa La caza (Thomas Vinterberg, 2012).  

Porque La calumnia es una muestra más que nos confirma que William Wyler ha sido uno de los realizadores más exitosos y versátiles del clasicismo cinematográfico estadounidense, un director que tuvo la base de las obras literarias que adaptó y la altura de sus actores y colaboradores (directores de fotografía y cine). Baste recordar la dimensión de esos nombres en ambas adaptaciones cinematográficas de “The Children´s Hour”: en Esos tres el papel de las profesoras recayó en Miriam Hopkins y Merle Oberon, la música de Alfred Newman y la fotografía de Greg Toland; en La calumnia contó con las inolvidables (y ya oscarizadas) Audrey Hepburn y Shirley MacLaine, la música de Alex North y la fotografía de Franz Planer. Cine de ayer para un tema de siempre: la devastadora reacción en cadena de una calumnia, incluso cuando esta llega desde la infancia. Allí donde una pizca de verdad de la insoportable niña es el rumor suficiente para que Martha se declare prófuga del régimen heterosexual de naturaleza matrimonial y procreadora.

 

miércoles, 5 de febrero de 2025

La infancia y adolescencia que Robert Mulligan nos dejó desde Hollywood

 

Robert Mulligan (1925-2008) fue un director estadounidense de cine y televisión adscrito al movimiento del Nuevo cine estadounidense y, más concretamente, a la llamada “generación de la televisión”, junto con Stanley Kramer y Robert Altman, pero donde se incorporaron otros nombres: Sidney Lumet, Martin Ritt, Arthur Penn o John Frankenheimer. 

Robert Mulligan fue un cineasta bastante controvertido y ecléctico, cuya trayectoria se pasea a lo largo de tres décadas por el Hollywood clásico en todos los géneros: del western a la comedia sentimental, del film fantástico a la comedia musical, del drama al cine policíaco. Pero algo destacamos en Robert Mulligan: en sus películas ha abordado a menudo el tema del paso de la niñez a la adolescencia (para el que se usa frecuentemente el anglicismo coming of age) y también la educación sentimental, habiéndosele comparado como una especie de Francois Truffaut americano (por cierto, Truffaut fue un ferviente admirador de Mulligan). 

Porque Robert Mulligan poseía una especial sensibilidad para retratar el mundo infantil y adolescente, sin caer en los clásicos estereotipos ni vestirlos con esa postiza inocencia que Hollywood suele atribuirles. Y con estas películas creó casi el origen de un subgénero con características propias y valgan para ello cinco ejemplos de su filmografía. 

- Matar a un ruiseñor / To Kill a Mockingbird (1962). Es su obra maestra, basada en la novela homónima de Harper Lee, donde se narra el drama racial contado a través de los ojos de una niña. Atticus Finch (Gregory Peck) es un honesto abogado viudo con dos hijos pequeños (Scout y Jem) que vive en una pequeña ciudad del estado de Alabama en la década de 1930. Destacar que la película está narrada desde el punto de vista de la hija Scout (magnífica Mary Badham), una inquieta niña que despierta a la realidad asistiendo a lo que se experimenta cuando uno se topa con la injusticia y la arbitrariedad. 
Pero Matar a un ruiseñor alcanzó más tarde otra distinción quizá más significativa: en una encuesta desarrollada por el American Film Institute a principios del siglo XX colocó al personaje de Atticus Finch en el primer lugar entre la nómina de héroes favoritos del cine, junto al Dr Hanibal Lecter (El silencio de los corderos / The Silence of the Lambs; Jonathan Demme, 1991) y por delante de Indiana Jones (En busca del arca perdida / The Silence of the Lambs; Steven Spielberg, 1981), y otros. Y por ello Matar a un ruiseñor ya es una película emblemática. 

- Verano del 42 / Summer of '42 (1971). Gran éxito de crítica y de público, siendo su argumento la iniciación a la sexualidad de los adolescentes con un visión de hace medio siglo. Narra los amores platónicos entre Hermie (Gary Grimes), un adolescente de 14 años, y Dorothy (bellísima Jennifer O´Neill), una joven casada cuyo esposo está en el frente de batalla durante la Segunda Guerra Mundial. Y donde, a buen seguro, a todos nos sonará la banda sonora de Michel Legrand ("The summer knows"), quien ganó el Óscar a la mejor música original, único premio de las cinco nominaciones de esta película a los Premios de la Academia. Inolvidable ese primer amor de verano y la pérdida de la inocencia. 

- El otro / The Other (1972). Esta película es la antítesis de la anterior: se pasa de un coming of age romántico a un thriller psicológico. Aquí se nos narra la historia de dos hermanos gemelos de 11 años de aspecto angelical (Niles y Holland), allí donde Holland, quien era un niño cruel, murió dos años atrás en un accidente, y vive Niles, un niño bueno y tranquilo, incapaz de aceptar la muerte de su gemelo. Un filme morboso y difícil, quizás una de las más crueles, malsanas y escalofriantes que ha narrado el cine de terror… y todo sin efectos especiales ni derramar sangre, y en donde continuamente brilla la luz y el sol del verano en la campiña de la década de 1930. 

- El corazón de Clara (El desafío de una mujer) / Clara's Heart (1988). Basada en la exitosa novela homónima de Joseph Olshan, donde un matrimonio acaba de perder a su hija y, tras el doloroso acontecimiento, viajan a Jamaica para pasar una temporada. Allí conocen a Clara (Whoopi Goldberg), una mujer llena de sabiduría que trabaja como asistenta y acaba estableciendo un fuerte lazo de cariño y amistad don David, el otro hijo del matrimonio, 

- Verano en Louisiana / The Man in the Moon (1991). Fue la última película en la filmografía de Robert Mulligan, una icónica película basada en hechos reales sobre el primer amor de juventud en la que nos enamoramos con el conmovedor debut de una joven actriz de 14 años llamada Reese Witherspoon. 

Y el análisis en profundidad de estas películas se puede revisar en reciente artículo publicado en el último número de la revista Arte y Medicina, que se puede revisar en las páginas 22 a 29. Porque es así como este neoyorquino nacido en tiempos de la Gran Depresión, Robert Mulligan, definió un estilo en el que a menudo se remite a los recuerdos de la infancia y adolescencia de sus personajes y una revisión crítica, no exenta de valores éticos y épicos, de la historia de su país. Y todo ello desde el Nuevo cine estadounidense de un Hollywood de hace varias décadas. 

lunes, 3 de febrero de 2025

Comienza el Curso de Continuum "Abordaje integral del asma en la infancia y adolescencia 2025"

 

Continuum anuncia el curso "Abordaje integral del asma en la infancia y adolescencia 2025", organizado y coordinado por tres sociedades científicas de la AEP: Sociedad Española de Neumología Pediátrica, Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria y Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica. Es la cuerta edición del mismo, tras el curso celebrado en nuestra plataforma en los años 2016 ,2020 y 2022. 

Este curso proporciona al alumnado conocimientos y habilidades para mejorar y/o mantener sus competencias en el diagnóstico, el tratamiento y la educación en el asma bronquial, según las evidencias actuales. 

El curso está dividido en seis módulos, que son: 
- Impacto del asma en la infancia y adolescencia. Historia natural del asma. Determinantes del asma 
- Diagnóstico del asma. Diagnóstico funcional. Clasificación de la gravedad 
- Diagnóstico etiopatogénico. Evitación de desencadenantes 
- Tratamiento de la crisis de asma. Tratamiento farmacológico de fondo 
- Inmunoterapia. Otros tratamientos 
- Educación en el asma. Plan de manejo. 

En cada unidad didáctica se ofrece también información complementaria para los alumnos que quieran profundizar en un determinado aspecto. El curso está tutorizado, lo que implica que, a lo largo del curso, estaremos a su disposición para ayudarles a resolver las dudas que se les planteen. 

Al finalizar la actividad, el alumno habrá conseguido una serie de conocimientos, habilidades y actitudes, que se recogen a continuación: 
- Conocer la historia natural del asma y los determinantes del asma 
- Diagnosticar el asma y determinar su gravedad mediante la historia clínica y las pruebas de función pulmonar 
- Realizar un diagnóstico etiopatogénico y orientar al paciente para la evitación de factores desencadenantes 
- Prescribir el tratamiento adecuado según la gravedad de la crisis, e instaurar el tratamiento escalonado de fondo, según la gravedad de la enfermedad 
- Conocer las indicaciones de la inmunoterapia específica y de otros tratamientos inmunomoduladores 
- Realizar el diagnóstico educativo del paciente, y desarrollar un programa de educación adaptado a sus necesidades. 

Todo esto en un curso de 66 hs lectivas y 2 meses de duración (comienzo el 13 de febrero 2025 y finalización el 10 de abril 2025), acreditado con por la Comisión de Formación Médica Continuada. 

Toda la información e inscripciones en la página web de Continuum

sábado, 1 de febrero de 2025

Cine y Pediatría (786) “Mil uno”, esa búsqueda de un espacio seguro para la crianza y la identidad

 

En el año 1978 se inauguró en el poblado de Park City (cerca de Salk Lake City, capital del estado de Utah) el U.S. Film Festival de Utah, utilizando la imagen del icónico actor y director Robert Redford para atraer estudios y distribuidores. Fue en el año 1981 cuando se funda Sundance Institute con el objetivo de reunir a un grupo de amigos y colegas que fomentarían y apoyarían el cine independiente, más allá de las exigencias del mercado. Y Sundance Institute asumió en 1985 el control creativo y administrativo del U.S. Film Festival, que en la edición de 1991 comenzaría a llevar el nombre Sundance Film Festival. Y, desde entonces, Sundance se ha convertido en una plataforma crucial para cineastas emergentes y una vitrina para las películas más innovadoras y originales del año. 

Porque Sundance es sinónimo de cine independiente, aquí donde se estrenan películas que a menudo no encuentran cabida en los grandes estudios de Hollywood, ofreciendo una visión más diversa y personal del mundo. El festival ha sido el trampolín de lanzamiento de numerosas carreras exitosas, tanto en la dirección (Joel y Ethan Coen, Steven Soderbergh, Quentin Tarantino, Richard Linklater, Robert Rodríguez,…) como en la actuación (Ryan Gosling, Frances McDormand, Amy Adams, Jennifer Lawrence, Brie Larson,…). El mayor galardón de este festival es el Gran Premio del Jurado, y algunas de estas películas ya forman parte de la familia de Cine y Pediatría, como Bienvenidos a la casa de muñecas (Todd Solondz, 1995), Quinceañera (Richard Glatzer, Wash Westmoreland, 2006), Precious (Lee Daniels, 2009), Bestias del sur salvaje (Benh Zeitlin, 2012), Yo, él y Raquel (Alfonso Gomez-Rejon, 2015), La (des)educación de Cameron Post (Desiree Akhavan, 2018), Minari. Historia de mi familia (Lee Isaac Chung , 2020) y CODA. Los sonidos del silencio (Siân Heder, 2021). Y a todos eso hoy se suma Mil uno (A.V. Rockwell, 2023), drama social sobre la maternidad, la familia, la identidad y la búsqueda de un futuro mejor ante las condiciones sociales adversas.         

La historia comienza en el Correccional de Rikes Island, Nueva York, en el año 1994, allí donde conocemos a la bella Inez (interpretada por la actriz y cantante Teyana Taylor), una joven de 22 años, peluquera de profesión, pero cuya vida derivó entre la toxicomanía y la prostitución. Regresa a los suburbios de Brooklyn, donde se ha criado con la comunidad de color y donde se reencuentra con su hijo Terry, de 6 años, que está en un centro de acogida y quien le pregunta: “Me abandonaste en una esquina?...¿dónde está mi padre?”. Y ella le contesta: “Pueden intentar lo que quieran, pero esta vez no nos van a separar”, pues decide quedarse de él y separarle de los Servicios Sociales. A partir de ahí, Inez se convierte en esa antiheroína con cariz de madre coraje que lucha a lo largo de los años por sacar adelante a su hijo enfrentándose a la dureza de las calles de Brooklyn y Harlem, y con el objetivo de darle la vida que ella no pudo tener. En este proceso Inez acaba casándose con otro ex convicto, Lucky (William Catlett), quien pese a las dudas (“¿Qué saben los delincuentes de formar una familia?”), acaba asumiendo un rol de padre con Terry, al que le asegura: “Te daremos la vida que nosotros no tuvimos”. 

El filme aborda el contexto sociopolítico de la ciudad de Nueva York y coincide con el paso de Rudy Giuliani y Michael Bloomberg como alcaldes, años marcados por una política persecutoria a los afroamericanos y una gentrificación salvaje de los suburbios. Y curiosamente estos alcaldes aparecen intercalados en esta historia, incluido ese eslogan de Giuliani, que tan alejado parece de la vida de Inez: “Soñar, crecer, planificar y actuar. Estas son las bases de todo procesos de cambio”. Y esta historia da dos saltos temporales: en 2001, con un Terry adolescente de 13 años, un buen chico y estudiante, y en 2005, ya con 17 años y con las dudas de poder acudir a la universidad (incluso piensan en el MIT, Harvard). En ese periodo Lucky enferma de cáncer y en el ocaso de su enfermedad no deja de dejarle reflexiones: “No te sientas atrapado por lo que te rodea… Me llevó un tiempo aprender eso. No quiero que caigas en las mismas trampas que tu madre y yo. Quiero que tomes mejores decisiones que yo con respecto a ella y con respecto a todo”. 

Cuando su orientadora escolar le busca una salida laboral, Terry tiene que presentar su documentación y es cuando denscubre que tiene papeles falsos. Y se le desvela que, en realidad, Inez no es su madre biológica, sino la persona que lo encontró a los dos años en la calle y esperó horas a que alguien lo recogiera…aunque finalmente era ella quien más lo necesitaba. Y ahora, en esta dura despedida, ella está orgullosa porque su Terry será alguien en la vida, aunque este le pregunte: “¿Dónde está mi casa ahora?”. Y esa despedida final: “Te quiero, mamá”. Un final que invita a la reflexión, como toda la película. 

Mil uno es una crítica social incisiva, allí donde, a pesar de la inestabilidad y las dificultades, el hogar es un concepto central en la película, donde nuestra protagonista lucha por construir un espacio seguro para su hijo, un lugar donde pueda crecer y sentirse amado. Y ese hogar, donde viven de alquiler como pueden, tiene marcado en la puerta el número del piso: 10-01. Mil uno.