sábado, 14 de julio de 2012

Cine y Pediatría (131). “Rain man” o el síndrome del savant


Se conoce como síndrome del savant a un conjunto de síntomas cognitivos anómalos, según el cual algunas personas con desórdenes mentales (y pese a sus discapacidades físicas, mentales o motrices) poseen unas sorprendentes habilidades mentales específicas. Es curioso el hecho de que las habilidades más usuales de los savants (sapientes) se centren en cuatro categorías principales: artes (incluyendo poder ser buenos intérpretes musicales), cálculo de fechas, cálculo matemático y habilidades mecánicas y espaciales.

Este síndrome fue descrito por primera vez en 1978 y tiene como característica su relación con el autismo: se dice que alrededor de la mitad de personas con el síndrome del savant son autistas (mientras que la otra mitad están afectos de otra entidad relacionada con retraso mental o lesión cerebral) y que 1 de cada 10 autistas podrían tener alguna habilidad de los savant. Darold Treffert, psicólogo estadounidense y la principal autoridad que estudia este síndrome, ha estimado que existen menos de 50 personas que padecen este síndrome (y la mayoría son hombres).

Se considera a Kim Peek el más famoso de los savant, con una memoria extraordinaria que le valió el apodo de “Kimputer” y que acaparaba una enorme cultura en todos los campos (producto de recordar el 98% de los 12.000 libros que había leído a lo largo de su vida) y también un GPS humano, pues conocía de memoria cualquier mapa de Estados Unidos. Fue precisamente en Kim Peek en quien se basó Dustin Hoffman para interpretar el personaje de Raymond Babbit en Rain Man (Barry Levinson, 1988), una película que todos recordamos y que hoy rememoramos.

La historia de Rain Man se inicia cuando Charlie Babbitt (Tom Cruise), un joven y guaperas egocéntrico californiano que vive con su novia (Valeria Golino), recibe la noticia de que su padre, al que no ve hace muchos años, ha fallecido. Charlie espera al menos una porción de la herencia de 3 millones de dólares, pero se entera que lo único que le ha dejado su padre son sus premiadas rosas y un Buick Roadmaster antiguo. El dinero de la herencia están en fideicomiso a favor de una persona sin identificar; ante esta noticia, Charlie se dirige a su ciudad natal conocer a esa persona y allí descubre que el beneficiario es Raymond Babbitt (Dustin Hoffman), su hermano mayor autista que él no conocía. Un autista con rasgos de savant, pues observamos que es capaz de memorizar listas de datos interminables y de hacer cálculos imposibles, pero, por otra parte, es incapaz de funcionar como un ser humano normal: en la visita al psiquiatra, confirmamos cómo es capaz de dar el resultado exacto de una raíz cuadrada, pero no reconoce la diferencia de precio entre un caramelo y un coche de carreras. Charlie no puede aceptar que Raymond vaya a recibir toda la herencia de su padre, por lo que saca a Raymond "prestado" de la institución donde vive, con la esperanza de poder usar a su hermano para conseguir la mitad de la fortuna.

El viaje a través del país obliga a Charlie a acomodar las muchas idiosincrasias autísticas de Raymond, entre las que se encuentran su insistencia en cumplir con un horario diario inflexible (“La rutina es su única protección”, le dice uno de los cuidadores) y que incluye no poder perderse todos los días (y a la misma hora) sus programas favoritos de la tele (que es “su mundo”); o sus fobias (por que le toquen sus cosas personales o por volar), o su obsesión por comprar los calzoncillos en los supermercados K-mart; o… El viaje de Charlie y Raymond (al que llama “rain man” porque Raymond cuidaba de pequeño de Charlie cuando llovía, ya que no le gustaba salir de la casa) es un road-movie, pero también un viaje de autoprendizaje para Charlie en el que se ve obligado a reevaluar sus propios valores y en donde descubre que puede encariñarse de su hermano, aunque se da cuenta de otra característica de la personalidad de Raymond: la falta de contacto físico (“Nunca me ha tocado y soy su mejor amigo desde hace 9 años”, le vuelve a comentar el cuidador).

Rain man es una película muy famosa, que todos hemos visto varias veces en nuestra vida. Fue la gran ganadora en los Oscar en su año, con 8 nominaciones y 4 premios: mejor película, mejor director, mejor guión original y mejor actor principal para Dustin Hoffman por su increíble autista savant. Pese al éxito final, en sus inicios no funcionó bien el guión y empezó a circular de un guionista profesional a otro sin encontrar la forma definitiva. También pasaron por él tres directores poco entusiasmados por el proyecto (entre ellos, Steven Spielberg y Sydney Pollack), hasta que por fin Levinson se hizo con la batuta y le imprimió el empuje que necesitaba. Sin embargo, todos los que intervinieron en esta película reconocieron después que sólo la tenacidad y el empeño de Hoffman consiguió que la producción llegase hasta el final.

Rain man es el producto de un magnífico mano a mano entre dos hermanos en la ficción, entre dos actores emblemáticos en la realidad: Dustin Hoffman y Tom Cruise. Dustin Hoffman ya ha ganado el Oscar a mejor actor en dos ocasiones (por Rain Man y, previamente, por Kramer contra Kramer de Robert Benton, 1979) y ha sido nominado en otras cinco películas (El graduado de Mike Nichols, 1967; Cowboy de medianoche de John Schlesinger, 1969; Lenny de Bob Fosse, 1974; Tootsie de Sydney Pollack, 1982; y La cortina de humo de Barry Levinson, 1997). Tom Cruise atesora una vida paralela a la gran pantalla más inquieta que la de actor, pero aún así ya ha recibido varias nominaciones a los Oscar, en dos ocasiones como mejor actor principal (Nacido el 4 de julio de Oliver Stone, 1989; y Jerry Maguire de Cameron Crowe, 1996) y una como mejor actor de reparto (Magnolia de Paul Thomas Anderson, 1999). Barry Levinson le había ofrecido a Dustin Hoffamn inicialmente el papel de su hermano Charlie, que tenía más fuerza en el guión y dominaba casi todas las secuencias y diálogos. Tras pensarlo detenidamente, Hoffman sorprendió al director con la elección de ese otro personaje, Raymond, que apenas tenía unas pocas líneas de diálogo, pero que suponía un gran reto interpretativo. Como es característico de su modo de trabajar, Hoffman se involucró totalmente en la película: analizó hasta el más mínimo detalle de la trama, de cada una de las escenas, y preparó su personaje durante más de un año. Y para lograr una completa verosimilitud en el personaje, estudió e imitó el comportamiento, la apariencia y hasta el modo de caminar Kim Peek, quien llegó a ser gran amigo suyo. Hoffman comenzó a sentirse como un autista y es entonces cuando supo que había logrado una interpretación memorable; y cuando recogió la estatuilla dorada se acordó casi exclusivamente del mundo agobiante en el que quiso sumergirse durante casi dos años: "Quiero dar las gracias a todas las personas que me han ayudado a indagar en el problema de los autistas, incluidos los familiares y médicos de los enfermos... Es un placer estar aquí por tan buen trabajo". Como afirmó años después, el papel de Raymond en Rain Man y el de Ratso Rizzo en Cowboy de medianoche son las dos interpretaciones por las que le gustaría ser recordado en el futuro.

Algunas escenas míticas de Rain man siguen en nuestra memoria, como cuando los hermanos Babbit caminan por la senda de los árboles que dan salida del centro en donde está ingresado Raymond, o el baile y el beso en el ascensor con la coreografía de fondo de Fred Astaire y Ginger Roger. Y todo ello aderezado por la banda sonora de un joven compositor en aquél entonces, Hans Zimmer.

Para conocer algo más del síndrome de savant puedes hacerlo a través del “rain man” Dustin Hoffman o por la verdadera historia de Kim Peek. Tú eliges…

 

1 comentario:

Daniela V. dijo...

He visto ese film y me gusto mucho.Cuando estuve en Italia tuve la oportunidad de ver en televisiòn una entrevista que le hicieron al personaje en el cual estuvo inspirado el film,un hombre muy inteligente,es una pena que sufra de esa enfermedad.,Daniela V.