miércoles, 1 de febrero de 2012

La nueva Ley de la Ciencia y la investigación pediátrica española


La nueva Ley 14/2011 de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación que deroga la Ley 13/1986 de la Investigación Científica y Tecnológica ha entrado en vigor el pasado 1 de diciembre. En estos 25 años hemos asistido a un relevante despegue en la capacidad científica español en términos cuantitativos (novena potencial mundial en producción científica), pero el panorama es menos alentador en términos cualitativos (número de citaciones, efecto sobre investigación traslacional y generación de patentes). Hemos podido profundizar sobre estos aspectos en una reciente Tribuna en Diario Médico.

Son numerosas las reflexiones y análisis que se han realizado sobre la ciencia y tecnología en España (con la biomedicina como paradigma). Se ha realizado análisis internos (debilidades y fortalezas) y externos (amenazas y oportunidades) de nuestra investigación biomédica, en general, y de la pediátrica, en particular. A este último aspecto hemos dedicado varias líneas de investigación en los últimos 15 años, en relación con el estudio de revistas pediátricas, artículos científicos y/o comunicaciones a congresos en España (la presentación anexa, realizada hace 5 años, resume parte de estos resultados).

Estos análisis tienen el sesgo de estar focalizados en actividades dentro del país (y no se analizan los artículos publicados en revistas internacionales), pero ya se vislumbran más sombras que luces en la calidad, importancia e impacto de la investigación científica pediátrica en España. Para obviar ese sesgo, la Asociación Española de Pediatría ha financiado el estudio “Análisis de la productividad, colaboración, impacto y ámbitos temáticos de la pediatría española en el contexto europeo y mundial (2006-2010)”, cuyos resultados se presentarán en el próximo Congreso Nacional de Pediatría (Granada, 31 mayo-2 junio de 2012) y que prometen ser muy relevantes y útiles para la planificación de los recursos enfocados a grupos consolidados y emergentes, así como a líderes en redes colaborativas de líneas de trabajo concretas. Para este exhaustivo estudio, en el que llevamos trabajando durante el último año, contamos con la colaboración fundamental del Departamento de Historia de la Ciencia y Documentación y de la Unidad de Información e Investigación Social y Sanitaria-UISYS (CSIC-Universidad de Valencia).

No son buenos momentos en sanidad, pero no debemos tener más excusas para mejorar. La nueva Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación es importante, pero antes queda mucho por hacer en Pediatría: convertir la investigación en una actividad con unas prioridades bien establecidas, unos profesionales mejor formados y más reconocidos en su promoción, una organización más flexible, una financiación suficiente y transparente, y un sistema de evaluación mucho más exigente. Y, por encima del factor de impacto (o del factor H), los resultados de la ciencia pediátrica deberán enfocarse a proporcionar más salud a la población infantil, tener mayor capacidad de aplicabilidad o traslacionalidad y de generar patentes, lo que deberá redundar en una mayor bienestar y riqueza para todos.
Menos impactolatría estéril (lo que exigiría una revisión en profundidad de la evaluación curricular de los investigadores, que pocas instituciones estarán dispuestos a asumir) y más investigación con resultados tangibles en salud. Esto quizás no venga como tal desarrollada en la nueva Ley de la Ciencia, pero es una reflexión previa fundamental que nos deberíamos hacer para no seguir errando en el camino.

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