sábado, 22 de octubre de 2016

Cine y Pediatría (354). "Transamérica", más que un viaje...


"La Asociación Americana de Psiquiatría clasifica la disforia de género como un trastorno mental muy grave", le dice un médico a una paciente. Y ella contesta: "Una vez que me opere, ni un ginecólogo podrá detectar algo anormal en mi cuerpo. Seré una mujer. ¿No le extraña que la cirugía plástica pueda curar un trastorno mental?" 
Esta conversación inicial forma parte de las primeras escenas de una película muy especial, controvertida, audaz, y tan hilarante como emotiva, una película que me marcó en su estreno en el año 2005 y que vuelve a emocionar revisada tiempo después. La película es Transamérica, con guión y dirección del debutante Duncan Tucker

Transamérica cuenta la historia de Bree, una mujer transexual a punto de someterse a la operación que va a convertirla físicamente al sexo femenino. De mentalidad paradójicamente conservadora, Bree debe emprender un viaje inesperado rumbo a un pasado que prefiere olvidar, cuando se entera de que, cuando “ella” todavía era “él”, había dejado embarazada a una mujer y ahora tiene un hijo, convertido en un adolescente sin rumbo que recorre como un verdadero buscavidas las calles de New York trabajando de chapero, lidiando entre las drogas y la prisión. 

Transamérica no se olvida por muchos motivos, pero cuenta con una baza esencial a su favor de la que todos están de acuerdo: y es la brillante interpretación de la actriz de la serie televisiva "Mujeres desesperadas", Felicity Huffman en el difícil rol de Bree, papel por el cual fue nominada al Oscar de la Academia (que ese año recayó en Reese Witherspoon por En la cuerda floja, dirigida por James Mangold) , obteniendo además el Globo de Oro a la Mejor Actriz, y el Premio a la Mejor Actriz en numerosos festivales internacionales. Un papel complicado (el primero como protagonista en su carrera), un triunfo de la transformación y una cabriola interpretativa - de hombre a mujer, de comedia a drama -, un ejemplo asombroso de cómo un actor puede disolverse por completo y de manera tan intrépida en la piel, la mente y las emociones de otra persona, que vista no se olvida. Para algunos la transformación de Felicity en esta película recuerda al proceso que debió atravesar Charliez Theron en Monster (Patty Jenkins, 2003) o Hilary Swank en Boys Don´t Cry (Kimberly Peirce, 1999), porque son ejemplos de actrices que asumieron serios riesgos y que obtuvieron la merecida recompensa por ello. 

Bree es una culta y educada mujer transexual, cuyo objetivo a corto plazo es ahorrar lo suficiente como para afrontar la operación llamada de reasignación sexual (eufemismo para denominar a lo que se conoce como cambio de sexo) y así convertirse realmente en mujer. Cuando recibe una llamada telefónica de un tal Toby (Kevin Zegers), un adolescente que la llama desde la cárcel diciéndole que busca a su padre, y Bree comprende azorada que aquel fugaz episodio heterosexual de su juventud como hombre ha dado como resultado un hijo. La primera reacción de Bree es darle la espalda a esta irrupción de su pasado, pero su terapeuta insiste en que debe enfrentarlo, reteniendo el permiso legal que Bree necesita para llevar adelante su operación hasta que ella se haya encontrado con el muchacho. Bree acude a regañadientes a sus preciados ahorros para la operación y vuela a Nueva York para pagar la fianza de Toby. Liberado gracias a ella pero sin mayores explicaciones, e influido por el aspecto y los modales conservadores de Bree, Toby supone que se trata de una militante católica, de las que se ocupan de rescatar muchachos descarriados de la calle para convertirlos. Bree permite que el malentendido se mantenga, por propia conveniencia, pues no está preparada para descubrir la verdad, pero va asumiendo poco a poco la responsabilidad por ayudar a encontrar el camino de la vida a ese chico que desconoce que es su hijo. 

Y ese viaje de Nueva York a Los Ángeles, del noreste a suroeste, se convierte en una especial "road movie" de dos personajes (Bree y Toby) y en cada kilómetro se sumergen en un viaje inesperado, y profundamente trascendental para ambos, a través de la América profunda. A través de la "Trans-América", donde aparecen personajes trans y personajes cis, pero sobre todo personas con un corazón con pasado, presente y futuro. Y todo ello en esta "road movie" interestatal e intergénero, en un género cinematográfico cuyas reglas permiten a los personajes evolucionar a medida que recorren la carretera y se van encontrando con situaciones y personajes que les hacen mejorar, crecer, cambiar, aceptarse... o no. 

Porque Transamérica es mucho más que una película sobre la transexualidad (como Brokeback Mountain - Ange Lee, 2005 - es mucho más que una película sobre la homosexualidad), pero el que Bree lo sea, da lugar a adentrarse en este tema con ciencia y con conciencia. Porque no se conoce el por qué de la transexualidad, pero cada vez parece más claro que intervienen factores biológicos (genético o cromosómico, o resultado de algunas circunstancias especiales durante el desarrollo fetal) más que psicológico, pero aunque no sea una enfermedad mental está claro que crecer o criarse sintiéndose transexual en una sociedad que rehúye y niega la transexualidad puede causar grandes problemas emocionales. Por ello se dice que el verdadero problema del transexual hoy no es que esté atrapado en un cuerpo equivocado, el verdadero problema del transexual hoy es que está atrapado en una mentalidad social equivocada. 

Y esta película viene a Cine a Pediatría el mismo fin de semana que en Alicante hemos celebrado una jornada titulada "Transexualidad, un abordaje entre la ciencia y la conciencia" en dos ámbitos: el 21 de octubre en una Mesa Redonda en el XXXIV Congreso Nacional de Estudiantes de Medicina (CNEM), junto a 500 estudiantes de toda España y otros países, y el día 22 de octubre, hoy, en el Hospital General Universitario de Alicante, un debate abierto ante centenares de personas interesadas desde todos los ámbitos (médicos, pediatras, residentes, enfermeras, psicólogos, sexólogos, educadores, trabajadores sociales, abogados, religiosos, pacientes y familias, etc.). Y con estas dos reuniones hoy resonarán más fuerte si cabe, algunas de las reflexiones de nuestra Bree, para recordar que ella vive en la película más que un viaje:
"Lo de nuestro género no es una discapacidad sino un don. He sido mujer y he sido hombre y sé más cosas de las que imaginan ustedes los de un sexo único". 
"Las hormonas son hormonas. Las tuyas y las mías vienen en píldoras violetas" .
"Parecemos más felices de lo que somos en realidad". 
"Me gustaría que por una vez me miraran y me vieran a mí. Nada más. Sólo que me vieran a mí".

Esta entrada va dedicada a José Luis Pedreria, María África Pastro y Carla Antonelli (quien también nos regaló su viaje), compañeros de estos dos actos en favor de la ciencia y conciencia para la Transexualidad. Y con ellos resuenan los versos de Mario Benedetti:
":..Entonces su 
 sonrisa 
si todavía existe 
se vuelve un arco iris".

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