sábado, 12 de enero de 2019

Cine y Pediatría (470). “3 generaciones” llenas de diversidad


“Cada año soplo las velas y formulo el mismo deseo. Deseo ser un chico. Me criaron en Nueva York mi madre, la madre de mi madre y la novia de la madre de mi madre. A mis amigos les parecía guay. Yo solo quería ser normal”. Con esta primera voz en off se resume la esencia de nuestra película de hoy: 3 generaciones (Gaby Dellal, 2015). 

Y estas tres generaciones son Ramona/Ray, una adolescente de 16 años transgénero interpretado Elle Fanning, a quien ya vimos en Un lugar para soñar (Cameron Crowe, 2011); Maggie, la madre soltera interpretada por Naomi Watts, muy presente en Cine y Pediatría y a quien recordamos en nuestra entrada previa con El libro secreto de Henry (Colin Trevorrow, 2017); y Dolly, la abuela que se reconoció lesbiana, en cuya casa viven todos, interpretada por la gran Susan Sarandón a quien todos recordamos en una película mítica en nuestro proyecto como es El aceite de la vida (George Miller, 1992). 

La película nos introduce en la historia familiar de tres generaciones de mujeres cuyas vidas se van transformando por la decisión de Ramona/Ray cuando decide empezar el proceso de reasignación sexual de mujer a hombre. Ramona/Ray sobrevive a su cuerpo y a sus sentimientos (se siente incómoda con sus pechos, sus reglas, viste como un chico y actúa como tal, siempre con su patín de skateboard), mientras declara a su madre: “Tengo una vida de mierda”. Y su madre debe lidiar con la decisión tomada por su hija e intentar comprender cómo criar a su única hija como un hijo, mientras debe rastrear al padre biológico para poder así conseguir su consentimiento legal para iniciar el tratamiento, pues para la reasignación de sexo se precisa el consentimiento de ambos progenitores. Y la abuela ahora tendrá que aceptar que tiene un nieto en vez de una nieta, y por ello le declara: “El que me gusten las chicas no significa que tenga una mente abierta”

“About Ray” es el título original de la película, quizás más acertado que su traducción, pues acerca de Ray y de su decisión gravita el guión, un guión que nos presenta un prototipo de familia nada convencional, pero que nos pone con los pies en la tierra respecto a este tema en pleno siglo XXI. Y es en la búsqueda de la firma del consentimiento informado cuando el padre dice a Maggie: “¿Y si se mejora?, ¿y si cambia de opinión?”, a lo que ella contesta: “¿Y si se suicida?”

Y es que las dudas alcanzan a todos nuestros protagonistas ante la reasignación de sexo de Ramona/Ray. Maggie tiene la gran duda de dar la conformidad a seguir adelante y por eso se pregunta: “¿Seré la mejor madre del mundo o la peor?”; Dolly no lo lleva muy bien y se pregunta: “¿Por qué no puede ser lesbiana y ya está…?”; y Ramona/Ray se rebela: “Ramona no existe. Es Ray”. 

Porque 3 generaciones es un canto al amor, a la familia, a la aceptación y a la comprensión, que intenta revisar la diversidad del arco iris. Y su director, Gaby Dellal, nos representa la realidad trans desde los ojos de diferentes personajes, aquellos que pertenecen a las diferentes generaciones del título. Porque el deseo de nuestro protagonista de alcanzar la normalidad y la necesidad de poner fin al enfrentamiento diario con el propio reflejo en el espejo conlleva el inicio de trámites burocráticos que alteran los vínculos familiares y cuestionan la urgencia de una transformación que para Ray es un asunto de vital importancia. Y por ello, cuando comienza con el tratamiento finalmente es capaz de decirle a su madre: “Estoy orgullosa de ti”. Porque a partir de ese momento podrá manifestar su identidad y cuyo mayor deseo es verse tal y como se siente en su interior, y demostrar al mundo, a través de la transición, que es quien dice ser. 

Porque la historia de Ray presenta una realidad que es la historia de muchos, y aunque esta película no llegue a ser del agrado de todos, si consigue hacer más visible una situación que puede ser desconocida para muchos sectores de la sociedad. Y el viaje se hace más agradable gracias a sus tres enormes actrices y al mostrar con honestidad una familia de mujeres llenas de dudas, de flaquezas y de fuerza en pleno siglo XXI. 

Porque la situación de los adolescentes trans se debe abordar desde la ciencia y la conciencia, desde la razón y el corazón, desde la diversidad de miras de estas tres generaciones… y las que hagan falta. Y Naomi Watts lo tuvo claro, no solo al protagonizar esta película, sino también a la hora de ser coproductora. Porque quizás el verdadero problema del transexual hoy no es que esté atrapado en un cuerpo equivocado, el verdadero problema del transexual hoy es que está atrapado en una mentalidad social equivocada.

 

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