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lunes, 17 de julio de 2023

Las rutas del Open Access: en busca del “diamante” de la publicación

 

Desde hace años conviven dos modelos de publicación científica: el primero está formado por las revistas convencionales distribuidas bajo suscripción, y el segundo, por las revistas de acceso libre (Open Access) que implica casi siempre, o siempre en las revistas híbridas, tener que abonar un article processing charges (APC) o coste de procesamiento del manuscrito, una vez el trabajo ha sido formalmente aceptado para publicación. Esto no es nuevo, pero sigue siendo un dilema el “copyright” frente al “copyfight” de un modelo frente al otro

Según las declaraciones BBB (Budapest, Bethesda y Berlín), una revista de acceso abierto es aquella por la que no se ha de pagar para leer, entre otras cosas. Y existen ventajas e inconvenientes con las revistas Open Access. 

- Ventajas del Open Acces son: rapidez de publicación, el artículo está disponible a las 24-48 h tras la aceptación; las tasas globales de aceptación pueden ser superiores; máxima difusión del artículo por circular libremente y sin restricciones en internet; pueden ser la única (o casi) opción para publicar ciertos tipos de artículos (por ejemplo, casos clínicos); el copyright (derechos de reproducción) es de los autores, no se transfiere a la revista; se puede controlar el uso de descargas y consulta del artículo; favorece la citación; y en entornos de recursos limitados es un recurso muy valioso de información. 

- Inconvenientes del Open Acces son: hay que pagar para publicar (APC); pueden no estar indexadas en PubMed/PubMed Central; muchas revistas no tienen factor de impacto porque no están indexadas en la base de datos del Journal Citation Reports de la Web of Science, pero si se acaban incluyendo suelen tener factores de impacto relativamente altos desde el principio; la calidad puede ser inferior. 

Una condición indispensable para lograr el acceso abierto es la creencia de que los resultados de la investigación científica son un bien público, y por lo tanto, deben estar disponibles y accesibles para todos, independientemente de la capacidad de pago de los ciudadanos e instituciones. Y para ello, se han descrito cinco rutas: verde, dorada, bronce, híbrida y diamante. 

1) La ruta verde (Green Open Acces) consiste en depositar un documento en repositorios -antes o después ser publicado o no en una revista- sin que ello sea sufragado por nadie. Para poder depositar el artículo el autor tiene que tener en cuenta las condiciones legales en las que fue publicado. Una falla de este modelo es que buena parte de los artículos son preprints o documentos no revisados, es decir que no han sido avalados por un comité de expertos o pares. 

2) La ruta dorada (Gold Open Acces) es aquella en que los autores o las instituciones tienen que pagar los cargos de procesamiento de artículos para tener acceso a los materiales publicados. Es decir, pagan por adelantado para obtener a posteriori los documentos publicados de forma gratuita. Con lo que técnicamente el acceso no es gratuito. Son las revistas incluidas en el directorio DOAJ. 

3) La ruta bronce (Bronze Open Acces) se refiere a artículos que son de libre lectura en las páginas de los editores, pero sin una licencia abierta explícita que permita su distribución y reutilización. 

4) La ruta híbrida (Hybrid Open Access) se refiere a los artículos basados en el modelo comercial denominado “el autor paga”, donde se paga por publicar y no por leer. 

5) La ruta diamante (Diamond Open Access) es el modelo que intenta cubrir la brecha existente entre los modelos verde y dorado, ya que este modelo tiene en cuenta los dos aspectos más débiles de ambos modelos: costes (Gold) y calidad (Green). Y parece ser que es el único modelo que garantiza la sostenibilidad de la publicación de acceso abierto. 

La ruta diamante es similar a la vía dorada, en que el artículo es de inmediato acceso abierto en la revista, y nadie tiene que pagar para leerlo. Sin embargo, en la ruta dorada, el autor (o su institución o agencia de financiación) normalmente tiene que pagar una cuota de publicación para que el artículo sea publicado. En la ruta diamante de acceso abierto no tienen que pagar, por lo que la publicación es completamente libre de cargos tanto para los autores como para los lectores. Ya que la edición y revisión se hace mediante grupos de voluntarios que realizan la edición y la revisión sin compensación financiera en aras del progreso de la ciencia, y cuyas recompensas para los implicados tienen que ver con el reconocimiento académico y el bien social. En alguna manera se dice que el modelo diamante emula la fórmula utilizada por la Wikipedia. 

Los artículos publicados en las revistas de la ruta diamante, tienen mucho en común con los publicados en las revistas de la ruta dorada. ya que uno y otro tienen procesos de revisión y edición de pares de alta calidad. La principal diferencia radica en la ausencia de honorarios de procesamiento de artículos. De este modo, el modelo diamante no requiere de honorarios por procesamiento de artículos, y a la vez garantiza la calidad de la publicación. En el modelo diamante, tanto la publicación como el acceso a los materiales publicados se realizan de forma gratuita. Esto significa que ni los autores ni las instituciones tienen que pagar para publicar materiales académicos en las revistas. 

Así que esa es la idea, para evitar la eterna lucha del “copyfight” frente al “copyright”, y por el bien de la ciencia y de la sociedad, más vale que tomemos el camino que nos marca la ruta diamante. Y de esa forma que la ciencia que hacen unos (los investigadores) no sirva para lucrarse otros (las editoriales multinacionales). 

miércoles, 5 de abril de 2017

A vueltas con los derechos de autor: Sci-Hub y el copyfight frente al copyright

Lo normal es que el que escribe un libro publique su obra literaria y de ello obtenga ciertos beneficios: la mayoría escasos, pero algunos pocos con cuantiosos beneficios, tanto que pueden vivir de ello. Muy diferente es cuando se escribe un artículo científico, donde lo que ocurre es bastante diferente. Y si a un señor o señora que pasea por la calle se le cuenta lo que sigue, puede que no se lo crea.

Porque los científicos (los básicos y los clínicos) tenemos que gastar nuestro tiempo, trabajo y recursos en hacer investigación científica (en algunos casos con ayudas y becas, pero la mayoría sin ellas). Y, tras meses (cuando no más) de trabajo, cuando uno decide (y consigue) publicar el artículo científico no se obtiene ningún beneficio (salvo el de la lectura de los colegas o público en general o el supuesto ascenso en curriculum, pero esto es harina de otro costal que otro día podemos comentar), más bien al contrario, hay que pagar. Y se paga en una doble modalidad: o bien antes (en las conocidas como revistas de Open Acces) donde uno conserva los derechos de autor, distribución e impresión del documento a cambio de un ingreso económico (no barato) por publicar, o bien después (lo más común), pues los derechos de autor pasan a la editorial y se tiene que pagar luego dinero por la suscripción a la revista o por obtener el artículo (que ha realizado, trabajado y escrito uno mismo). 

Dada la doble vertiente de los profesionales de la salud como consumidores y productores de contenidos científicos, es recomendable conocer los derechos de autor de las obras, así como los diferentes permisos para el uso de las mismas. Sobre este tema publicamos un artículo, cuyo objetivo era presentar algunas consideraciones a tener en cuenta sobre la propiedad intelectual y la posibilidad de ofrecer los contenidos bajo una licencia CreativeCommons, que permita que el autor ceda algunos derechos sobre la obra al usuario. El proyecto CreativeCommons no excluye al copyright, sino que lo complementa, ya que, aunque el autor permita que se utilice su trabajo dentro del marco de una serie de condiciones, la propiedad intelectual sigue siendo suya. De esta manera, CreativeCommons establece un punto intermedio entre el copyright y el “libre total” o copyleft. 

Pero hoy la noticia procede de una joven llamada Alexandra Elbakyan que está más de moda si cabe, pues ella es la "pirata" que ha seducido a la revista Nature, pues esta prestigiosa revista la ha considerado como uno de los personajes más destacados del año 2016. Y es así porque ella es la creadora del portal Sci-Hub, que aloja de manera gratuita millones de trabajos científicos. Y con ello se reconoce su lucha (su "copyfight") contra el "copyright" y abre el camino hacia el acceso universal a este tipo de documentos. 

Recordamos que Sci-hub es un repositorio y página web que alberga ya más de 60 millones de artículos académicos y el que, diariamente, se suben miles de nuevos artículos, mediante un servidor proxy del dominio .edu. Sci-Hub fue fundado por Alexandra Elbakyan, de Kazajistán, el 5 de septiembre del 2011, como reacción en contra del alto coste de compra de los artículos académicos. Parece que la idea le germinó a Alexandra mientras estudiaba en Kazajstán, en el año 2009, y sentía la frustración de no poder acceder a muchos de los trabajos académicos que necesitaba consultar para sus estudios. Aprovechando sus habilidades con el software, Elbakyan aprendió a saltarse los muros de pago y de repente descubrió que había muchos otros estudiantes en su misma situación, de modo que empezó a compartir los documentos. Así que en 2011 abrió la web Sci-Hub, calificada como "pirata" por la propia Nature, en la que se facilita el acceso a estos papers a aquel que los solicita. Durante estos años se ha movido "bajo el radar", pero en 2016 las cifras se han disparado y sirvió más de 75 millones de descargas, lo que supone un tres por ciento de las descargas totales de trabajos científicos en el mundo. 

Esta violación masiva del copyright, argumenta Nature, le ha supuesto a Elbakyan algunas críticas y una demanda legal del grupo Elsevier, que podría suponer una gran multa económica e incluso penas de prisión. Es por este motivo por lo que la científica y activista no revela su paradero y se comunica mediante mensajes encriptados con la propia revista Nature para la entrevista. A pesar de que pocos niegan que ha burlado la ley, su trabajo le ha valido el apoyo de miles de personas en todo el mundo, dentro del movimiento open-access, que defiende la necesidad de que los trabajos científicos sean gratis y de acceso universal para todos los ciudadanos. 

"Porque la falta de acceso a la literatura científica es una injusticia enorme, y ella la arregló de una vez" han llegado a comentar voces solventes en biomedicina. Tanto críticos como seguidores, reconoce la revista Nature, están de acuerdo en que pase lo que pase el trabajo de Elbakyan tendrá un impacto duradero, incluso si lo cierran definitivamente, algo que intentó un tribunal de EE.UU. sin éxito. 

Y ahí seguimos, a vueltas con los derechos de autor. Sci-Hub ha conseguido algo que muchos pensamos: que frente al "copyright" existe el "copyfight". Y que en ciencia, o todos moros o todos cristianos,... y la tierra (y el beneficio) para el que la trabaja.