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sábado, 9 de noviembre de 2019

Cine y Pediatría (513). “Nación salvaje”, versión 'millennial' de las brujas de Salem


En el año 1692 acaeció en la ciudad de Salem, próxima a Boston, una de las muestras más paradigmáticas de histeria colectiva y un claro ejemplo de lo que nunca debe ser la justicia: se conoció como la historia de las brujas de Salem y básicamente fue un juicio contra varios de sus vecinos que fueron acusados de la práctica de brujería. Un suceso mítico que ha hecho correr ríos de tinta en la literatura y el cine.  

¿Pero qué sucedió en Salem? Todo parece que comenzó cuando dos niñas del pueblo, de 9 y 11 años, empezaron a sufrir espasmos y convulsiones varias. Entre lloros dijeron que unas mujeres las embrujaron. El juez local lo que hizo fue creerlas y comenzó una investigación que hizo que creciera entre sus ciudadanos la histeria colectiva, haciendo que cada día aparecieran más niñas supuestamente embrujadas y nuevos implicados, hasta el punto de ser 141 los acusados. Al final, 20 de los acusados terminaron siendo ejecutados y cinco fallecieron en prisión. Cuatro años después del juicio, los jurados que dictaron sentencia, llegaron a firmar una confesión de error, donde dijeron que su actuación se debió al miedo que se produjo desde el comienzo de las acusaciones. Por si fuera poco, el veredicto estaba alejado de la imparcialidad, siendo los acusados de clases sociales desfavorecidas. 

El caso de las brujas de Salem fue una bola de nieve imposible de parar, donde la opinión pública de la época solo se conmovió cuando esta locura desatada llegó a las capas más altas de la sociedad estadounidense, pues hasta el presidente de la Universidad de Harvard llegaría a verse en acusaciones. El gobernador William Phips perdonó finalmente a todos los que eran sospechosos de brujería que todavía no habían sido ejecutados: la razón por la que se dice que tomó la decisión fue porque su mujer también fue acusada de brujería. Pero leemos en las crónicas que cuando ocurrió esto ya habían pasado 18 meses desde el comienzo de la cacería. Un caso realmente horripilante donde no se puede explicar cómo partiendo de unos rumores sin base, se pudo terminar en una auténtica persecución donde personas inocentes perdieron su vida. 

Esta historia ha sido llevada a los escenarios en diversos formatos. Arthur Miller escribió en 1952 la obra de teatro “The Crucible” (Las brujas de Salem), pues se apoyó en aquellos hechos reales para plasmar una alegoría de la fiebre persecutoria y represión macarthista de los años cincuenta. En el cine, la adaptación más conocida fue El crisol (Nicholas Hytner, 1996) con la participación de Daniel Day-Lewis y Winona Ryder. Y hoy llega a Cine y Pediatría una versión muy peculiar de histeria colectiva en una historia de adolescentes “millennials” del siglo XXI. Y la historia regresa a la ciudad de Salem, no podía ser de otra forma, pero ahora la caza de brujas es digital. La película en cuestión lleva por título Nación salvaje (Sam Levinson, 2018), y nos narra la persecución a cuatro amigas que viven su adolescencia en la población de Salem y donde todo comienza cuando alguien hackea unas comprometidas fotos del alcalde. Una película trasgresora con causa… 

Y la historia comienza con una pléyade de imágenes más próximas al videoclip que al cine convencional, con tres pantallas verticales de varios colores y una música machacona que nos adentra en el mundo frenético de ciertas adolescencias, y todo ello con esta voz en off: “Esta es una historia cien por cien real. Aunque os aviso que es bastante gráfica. Algunas advertencias de contenido sensible: sangre – abuso – clasicismo – muerte – alcohol – drogas - contenido sexual - masculinidad tóxica – homofobia – transfobia – armas – nacionalismo – racismo – secuestro – asesinato (intento de) – la mirada masculina – (intento de) violación – sexismo (mucho sexismo) – lenguaje ofensivo – tortura – violencia – egos masculinos frágieles”. Y poco después una declaración: “Mi nombre es Lilly Gilson y tengo 18 años. Estas son mis tres amigas: Em, Bex y Sarah. Y para ser honestas, no sé si vamos a salir vivas esta noche”

Evidentemente es un inicio desconcertante, de los que no deja indiferente y que nos lanza sin prolegómenos a todos los riesgos que rodean a la adolescencia de este nuestro primer mundo, donde el tabaco, alcohol, cannabis y sexo es una cuadratura habitual y normalizada en muchos casos, aderezada en esta nueva generación 'millennial' con la inmediatez y falta de privacidad a que nos someten las redes sociales. Y dibujar el entorno de estas cuatro adolescentes es el motivo de casi la mitad del metraje, donde se desarrollan Lily (Odessa Young), Em (Abra), Bex (Hari Nef) y Sarah (Suki Waterhouse), y que representan esa juventud desinhibida que tanto pueden pegarse una buena borrachera como hacerse una sesión de series de televisión. Y entre ellas comentan: “La gente se quema y quiere acabar con su pequeño universo”. Y la rebeldía de Lily se nos presenta tanto en el medio escolar como familiar: así, cuando un profesor le replica sobre la poca oportunidad y el carácter extremo de sus dibujos de desnudos ella contesta “¿Qué es extremo? ¿Los dibujos o que haya 500 millones de selfies de desnudos en internet? Es que me pidieron que dibujase del natural. Y esto es natural”; pero más llamativo es cuando su madre le interroga le interroga cuando se produce el 'ciberbullying' y 'sexting' con sus fotos: “Soy tu madre, eres mi hija. Me he pasado 18 años criándote. Solo quiero saber la verdad. ¿La de las fotos eres tú?... A ti que te pasa, ¿cómo has podido hacerlo?”.  

Y así es como Sam Levinson se sumerge de lleno en el lado más despiadado de la era 'millennial': el de la exposición diaria en las redes y su triada del lobo feroz (el 'ciberbullying', 'sexting' y 'grooming'), los likes de Instagram o Facebook, la ansiedad, la imagen perfecta y la presión de un sueño americano que no existe. Un retrato adolescente que Levinson llevaría a su máxima expresión años después en la aclamada serie de televisión "Euphoria". Y ya la película comienza con una declaración literal de intenciones y así será (por lo que vamos avisados): aquí se habla de sexo, drogas, culto a la imagen, homofobia, transfobia, racismo, masculinidad tóxica, machismo, armas, nacionalismo y violencia, redes sociales y dictadura de los memes. Nada que no veamos cada día al salir a la calle, aunque no sea tan concentrado como en esta película, que no deja indiferente. 

Y no deja indiferente en especial su segunda parte. Porque cuando un hacker del pueblo de Salem comienza a filtrar datos de algunos vecinos, el escándalo salpica al alcalde, al director del instituto, al jefe de policía… hasta que las tensiones estallan en violencia y sólo necesitan un cabeza de turco: y esa serán Lilly y sus amigas. Y entonces es cuando regresamos a la historia de las brujas de Salem, pero ya no estamos en el siglo XVII, cuando las acusadas de jugar con magia negra eran quemadas en la hoguera, sino en un 2018 en el que la nueva brujería es el progreso y la capacidad de las mujeres de ser libres, sexuales y orgullosas, de ser dueñas de demandar el derecho a su intimidad, a no ser increpadas o molestadas, a vivir en un entorno libre de machismo. Un entorno donde en su “biblia” ya puede pesar más Daenerys Targaryen, de Juego de Tronos, que el propio San Lucas o San Mateo. Una juventud fiel a una parte de nuestra actualidad que crece bajo la dictadura del postureo, el culto a la imagen, la personalidad online y la insensibilización hacia la violencia. Y que padecen (o pueden padecer) sus consecuencias… 

Y es que el Salem del siglo XXI puede llegar a ser peor que el de los juicios por brujería, un Salem de dispositivos móviles y del hackeo, donde la publicación de información íntima de sus ciudadanos hará que los ciudadanos pierdan el sentido, desencadenando una ola de violencia que termina arrastrando a nuestras cuatro protagonistas, acusadas de estar detrás de este hurto cibernético y perseguidas como si fuesen brujas de nuestro tiempo. Y la parte final de esta película es antológica, con las cuatro amigas con su gabardina roja, como cuatro caperucitas intentando salvar la vida de una sociedad que se convirtió en un lobo feroz… 

Algunos ven en Nación asesina un híbrido entre Spring Brakers (Harmony Korine, 2002) y The Purge: La noche de las bestias (James DeMonaco, 2013), con toques del Tarantino más sanguinario. Una película diseccionada en dos partes, con la exquisitez de un carnicero moral: una primera parte altamente fidedigna y bien elaborada en la narración de lo que se ha convertido nuestra sociedad, todo ello visto desde los ojos de los adolescentes y con un crítica a la masculinidad tóxica; y una segunda porción donde todo está llevado al extremo, y todo en clave 'millennial'. Pues como al final confiesa el responsable de todo este caos: lo hizo por los “LOL” (acrónimo de Laughing Out Loud). 

Y por un “LOL” se puede perder el norte, pero también el sur, el este y el oeste. Y por ello esta película, Nación salvaje, nos presenta un reflejo de la realidad 'millennial' en su primera mitad y una imagen distópica de sus consecuencias, en la segunda. Es una película imperfecta, pero se antoja recomendable – incluso con sus excesos y defectos - para ver con nuestros hijos adolescentes.
 

jueves, 26 de diciembre de 2013

No permitas que tu hijo se "tuiticide"



No os voy a contar aquí las virtudes de Twitter. Si sois usuarios habituales, seguro que ya las conocéis de sobra. Esta entrada va sobre el uso inadecuado de Twitter por parte de nuestros hijos...

...Aunque no os quepa duda de que es perfectamente aplicable al 100% de los adultos. Vía Twitter puedes perder tu reputación, y los casos de "famosos" que mediante esta red social han "piulado" tonterías se cuentan por docenas.

"Pantallas Amigas" es una iniciativa centrada en el buen uso de Internet y sus múltiples recursos por parte de nuestros hijos. Y han elaborado un decálogo para el uso seguro y responsable de Twitter que merece toda la difusión que podamos darle.

Así que aquí va, sin más preámbulos, el decálogo en cuestión:

  • Usa la opción de configuración de privacidad de tu cuenta si deseas acceso restringido a lo que escribes. 
  • Elige una contraseña robusta, con al menos ocho caracteres, letras y números. Cámbiala de vez en cuando y no la compartas. 
  • Ten en cuenta que eres siempre responsable, de lo que escribes, aunque no te identifiques en tu perfil. 
  • Recuerda que un «tuit» es público, y puede ser visto también por quienes no te siguen. 
  • Ten presente que Twitter es una red abierta y un comentario puede llegar a personas que ni te imaginas ni te conviene. 
  • Piensa bien antes de «tuitear» . Si lanzas un «tuit» y te arrepientes, aunque lo borres, alguien lo puede haber visto, capturado o reproducido. 
  • Sé inteligente y evita disputas desagradables. Compartir y debatir es positivo, pero hay personas y momentos que no merecen la pena. 
  • Ten cuidado con los «tuits» que pueden afectar negativamente u ofender a alguien. 
  • Pide ayuda si te molestan y bloquea a quien lo hace. 
  • Reflexiona sobre si lo que escribes afecta la privacidad de las demás personas y cómo les puede influir.
Muchos puntos del decálogo pueden parecer de sentido común e innecesarios... pero el sentido común no es un valor que cotice al alza actualmente. Así que eduquemos a nuestros hijos en el uso prudente de Twitter... y no cometamos nosotros, adultos talluditos, los errores de los que el decálogo nos advierte. Amigo lector o lectora... no te "tuiticides". 

jueves, 15 de marzo de 2012

Niños, adolescentes y "pantallas": por un uso responsable


Hace unos días tuve la oportunidad de acudir a una conferencia en el colegio de mis hijas. La impartía Manuel Echánove, director general de Telefónica Internacional y vicepresidente del Foro Generaciones Interactivas. Y el título de la charla era: "¿Qué hacen los menores realmente en Internet?

La conferencia resultó muy interesante y reveladora de lo poco que realmente conocemos los padres sobre el uso de "pantallas" (inclúyase aquí ordenadores, smartphones, móviles y otros chismes similares...) por parte de nuestros hijos.

No fue una conferencia para "atemorizar" a los padres, al contrario. Manuel Echánove incidió mucho en las ventajas de un uso adecuado de las "pantallas" para nuestros hijos. El ser humano es un animal social y no se pueden poner puertas al campo... aunque se puede educar y orientar a nuestros hijos (y en la consulta a nuestros adolescentes) sobre cómo hacer una buena utilización de estos dispositivos.

Hubo algunas frases que me llamaron la atención y que quiero dejar aquí, pues pueden servirnos de reflexión y orientación.
  • ¿En qué mes se venden más móviles? En el mes de mayo. Motivo: es el mes donde se celebran más Primeras Comuniones. Atención al dato, porque la Primera Comunión se celebra a los nueve años...
  • Se ha asociado un mal rendimiento escolar, sobre todo en las primeras horas de la mañana, con el uso nocturno - desde la propia cama del/la adolescente - de smartphones, debido al intercambio de sms o ahora, debido a que se trata de un servicio gratuito, de mensajes mediante la aplicación "WhatsApp". Sin sentirlo apenas, pasan las horas y el/la adolescente puede seguir conectado a las 11 o 12 de la noche, hora a la que debería estar durmiendo.
  • Conectado con el punto anterior: es posible apagar el móvil (modo ironía funcionando). Sí, todos tienen el botón on/off, así que... usémoslo. Recomendación: apagar todos los móviles, smartphones, etc a las 10 de la noche y, a ser posible, colocarlos todos juntos en un mismo lugar, una especie de "parking de móviles".
  • Redes sociales: peligro real de confundir "amigo" con "contacto". Todos conocemos personas que tienen "miles de amigos" en Facebook. La recomendación en este punto, que aunque viene dictada por el sentido común rara vez se cumple, es que no se debe agregar como "amigo" a una persona a la que no conoces de nada. Los amigos virtuales deberían ser los mismos que los de la vida real.

El conferenciante nos dio una serie de consejos que copio y pego aquí por considerarlos de interés general:

1.- Cada cosa en su sitio (“las pantallas son de todos”)
  • Evitar los dormitorios multimedia
  • Apagar los dormitorios multimedia cuando no se usen
  • Crear un espacio libre de pantallas (“aparcadero” de celulares…)
2.- Protege tu intimidad y la de los demás
  • No facilitar información personal
  • Las fotografías o vídeos a terceros han de ser con su consentimiento
3.- Conoce con quien te relacionas en el mundo virtual igual que en la vida real
  • No agregar a nadie que no conozcamos. Conocer los contactos del messenger del mismo modo que los amigos en la realidad.
  • No chatear con desconocidos y cuidarse de quedar con ellos.
4.- Favorece un navegación segura y confortable
  • Instalar filtro de contenidos
5.- Que la tecnología sirva para acercarse a la familia y a los amigos
  • Enseñar a los padres
  • Proteger a los hermanos pequeños
  • Aconsejar a los amigos
Os dejo este divertido vídeo sobre "La Familia Digital" elaborado por el Foro Generaciones Interactivas (os dejo la dirección de su canal en Youtube), que aborda muchos de los puntos tratados en esta entrada de una forma muy amena. ¡No os lo perdáis!