sábado, 19 de noviembre de 2022

Cine y Pediatría (671) “Llenos de gracia”, un cuento de fútbol


Mañana, 20 de noviembre de 2022, comienza el Mundial de Fútbol en Qatar y que tendrá eclipsado durante un mes al mundo en un espectáculo deportivo que solo tiene parangón con las Olimpiadas. Uno de los Mundiales más atípicos, tanto por las fechas de celebración (el único que no se jugará en verano, interrumpiendo todas las ligas de fútbol nacionales) como por el lugar de celebración, un país sin tradición futbolística y que ha generado amplia polémica, y que Amnistía Internacional define en su web como “Qatar, la Copa Mundial de la vergüenza”. Pero poderoso caballero es don dinero, y poco ha importado que sea un país donde se infringen los derechos de las mujeres o de la comunidad LGTBI, amén de las acusaciones de corrupción y las terribles condiciones denunciadas de los trabajadores en la construcción de los estadios e instalaciones. 

Si nos quedamos con los aspectos deportivos, cabe decir que desde el primer Mundial de Fútbol, celebrado en 1930 en Uruguay, y hasta este de Qatar, serán 22 las ediciones en las que en las que ocho países han alzado la copa: Brasil es la selección más exitosa, con cinco victorias; Alemania e Italia le siguen con cuatro trofeos; Argentina, Francia y Uruguay la han ganado dos veces, en tanto Inglaterra y España lo han conseguido una vez. Los equipos europeos han ganado el título en doce ocasiones, mientras que los sudamericanos lo han hecho en nueve; y solo dos equipos de otras confederaciones han llegado a semifinales: Estados Unidos en 1930 y Corea del Sur en 2002. 

Con este prolegómeno, hoy comentamos una película donde el fútbol tiene un cierto papel protagonista y alrededor del Mundial de Fútbol de 1994, celebrado en Estados Unidos. Una reciente película española que cuya historia se fundamenta en un caso real en la década de los 90, el del futbolista Valdo (que se formó en la cantera del Real Madrid y jugó en Primera División en clubes como Osasuna, Levante o Málaga) y una monja atípica, la hermana Marina, en una sencilla historia que transcurre en un verano alrededor de un centro educativo, El Parral, que acoge huérfanos y que está amenazado de cierre. La película lleva por título Llenos de gracia (Roberto Bueso, 2022), una entretenida película sin pretensiones, con sus dosis de moraleja positiva, humor y ternura para ver en familia. 

Porque cuando en El Parral todos los alumnos se van de vacaciones, solo quedan en el centro un pequeño grupo de alumnos que tienen que pasar el tiempo allí, acompañados de su desmotivación y hastío. Es en ese momento cuando llega como profesora de verano la hermana Marina (Carmen Machi), una monja que cambia demasiado frecuentemente de destino, algo problemática para el “establishment” eclesiástico, quizás por su peculiar forma de ser y de saltarse las reglas (escucha música en walkman, fuma, bebe cañas y suelta algún taco, excesivamente sincera y a la que no le gusta que le abracen). Y la hermana Marina y la hermana Angelines (Paula Usero), una monja peculiar en la madurez de su carrera y otra monja con la ilusión de quien casi está empezando, se percatan que una manera de devolver a esos chicos un mínimo de ilusión por aprender y de afianzar su seguridad es a través del fútbol. Y por ello se animan a construir un campo de fútbol en el colegio, y convencen al bedel para que se convierta en entrenador de este peculiar equipo. El comienzo no augura nada nuevo, pues los chicos se comportan más como quinquis que como deportistas. Es en ese momento cuando Marina toma las riendas del equipo, y les estimula viendo por televisión los partidos de la selección española en el Mundial de Fútbol de Estados Unidos que se emitía aquel verano. Y su mensaje les resulta estimulante: “Os habéis acostumbrado a perder, y ahora ya es hora de acostumbraros a ganar”

Y es así como el espíritu de Llenos de gracia es muy similar al de sus protagonistas: hacer lo que puede con el material del que dispone y exprimir al máximo unos recursos escasos pero suficientes. Y es que Roberto Bueso ya mostró su buen hacer con La banda, su debut en el largometraje el año 2019, y ahora con Llenos de gracia confirma que su capacidad por contar historias de una forma fresca y natural, en este caso la de unos niños que luchan por superar los obstáculos que la vida les ha deparado mediante la realización de una actividad que los une con un pelota de fútbol y con el apoyo de unas monjas. Y así es como Marina nos dice: “Somos monjas, sus monjas. Y eso ya es mucho, ¿no crees?”. Y entre estos alumnos del equipo de fútbol se encuentra Valdo (Dairon Tallon), a quien, al final, acaban proponiéndole una prueba para jugar en un equipo profesional. 

Y es así como en Llenos de gracias sus protagonistas se enfrentan ante momentos decisivos que pueden cambiar sus vidas, como la propuesta para iniciar la carrera deportiva de Valdo, pero también la viabilidad del colegio o la vida nómada de la hermana Marina. Y también la película se convierte en el altavoz sociológico de la década de los 90 mediante la inclusión de toda una serie de referencias que ayudan a ceñir el relato a su época: el uso de la canción “Faith” de George Michael, el walkman, la pantalla codificada mientras se emitía el porno en Canal Plus, los partidos de aquel Mundial de Fútbol o la presencia de las fotos o el video de Marta Sánchez, mito erótico de una generación. 

Y esta historia real sobre la necesidad de sentirse atendidos y de buscar afecto, tiene reflejo en sus dos protagonistas principales: Valdo y la hermana Marina. Valdo debutó en el Real Madrid el 6 de octubre de 2001 frente al Athletic de Bilbao y hoy en día vive en Pamplona, y se siente satisfecho en la forma que se ha contado esta historia. Y la hermana Marina aún vive, tiene 94 años y se encuentra en una residencia de Salamanca; ella no olvida que en el 2004, siendo Valdo delantero de Osasuna y tras marcar un gol, éste se levantó la camiseta para mostrar otra que decía: “Gracias hermana Marina”. 

Y bajo el ritmo de la canción “Wooly Bully” de Sam the Sham & The Pharaohs aparecen las notas finales de la historia: “Valdo López jugó más de 20 años en la Primera División española. Él y sus compañeros siempre agradecerán a Marina lo que hizo por ellos en El Parral”. Y así termina este cuento alrededor del fútbol. Y esta película se suma a otras ya comentadas en Cine y Pediatría alrededor de este deporte: desde Bután, La copa (Khyentse Norbu, 1999); desde Reino Unido, Quiero ser como Beckham (Gurinder Chadha, 2002), desde Alemania, Las fieras fútbol club (Joachim Masannek, 2005), desde Brasil, El año que mis padres se fueron de vacaciones (Cao Hamburger, 2006),… y ahora desde España, Llenos de gracia, un cuento de fútbol (aunque este deporte es tan mimado que, a veces, es quien realmente tiene mucho cuento).  

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