sábado, 9 de agosto de 2025

Cine y Pediatría (813) “Yesterday”, el ayer y hoy de las infancias huérfanas por el sida en África

 

Nos encanta descubrir nuevas filmografías en Cine y Pediatría. La semana pasada inauguramos Egipto con la película Yomeddine (Abu Bakr Shawky, 2018) alrededor del estima de la lepra y hoy lo hacemos con Sudáfrica, y ello a través de una película de una gran belleza, aunque la historia que nos cuente sea tan dura alrededor del estigma del sida. Belleza en los personajes, en las actrices protagonistas, en el paisaje, en la música, en los sentimientos y en el mensaje. Una historia que se revisa con el corazón encogido al sentir la asimetría del mundo y cómo la realidad de África sigue siendo muy lejana a la acomodada vida de nuestro primer mundo. Hablamos de la película Yesterday (Darrell James Roodt, 2004), una historia de mujeres (la protagonista y su hija, la doctora, la maestra, las vecinas) enfrentadas a la infección por VIH.  

Yesterday se nos cuenta a través de dos estaciones del año: verano e invierno. Comienza en verano a través de una panorámica de la tórrida sabana africana, en la que caminan Yesterday (Leleti Khumalo) y Beauty (Lihle Mvelase), madre e hija de 5 años, respectivamente, dos nombres muy significativos para esta historia. Tras tres horas caminando llegan a un centro sanitario donde Yesterday busca ser atendida, pero no es posible, pues hay una gran cola de pacientes delante de ella y debe regresar resignada. Pronto observamos su tos persistente y disneizante. 

Mientras pasan los días hasta volver a acudir al médico de nuevo, se nos presentan que viven en una población rural pequeña de Sudáfrica, Rooihoek, con escasos recursos y donde sólo vemos mujeres con sus hijos (se deduce que, o bien son viudas, o sus maridos trabajan en zonas más industrializadas para ayudar a mantener a sus familias, cual es el caso del padre de Beauty, quien lo hace en una mina en Johannesburgo). La segunda tentativa por consultar su enfermedad con un médico sigue el mismo fracasado destino, por lo que acaba recurriendo, sin mucha confianza, a la curandera del pueblo, quien le dice “Aquí hay mucha ira. Tienes que soltar esa ira”, algo que nada tiene que ver con la realidad. Sigue empeorando, y en la tercera tentativa, la nueva profesora del poblado (Harriet Lenabe) le suministra un taxi para que llegue temprano al centro sanitario y ahora si pueda ser atendida. Cabe destacar la empatía de la doctora que le habla en zulú y le pregunta por qué se llama Yesterday, a lo que ella contesta: “Mi madre decía que las cosas fueron mejores ayer que lo que son hoy”. Tras examinarla y hacer una analítica, regresa días después, donde la doctora le explica con tacto y mesura, con mucha humanidad, que ha contraído el sida (realmente no se nombra, se intuye). A destacar el silencio que se produce cuando Yesterday le pregunta: “Entonces, ¿voy a dejar de vivir?”. Yesterday no entendía que hubiera tenido que usar preservativos, estando casada, pero finalmente viaja a Johannesburgo para comunicarle la noticia a su esposo John (Pepi Khambule) y decirle que es preciso que él también se haga las pruebas… Y aquí somos testigos de las escenas más crueles de la película, especialmente cuando luego Yesterday recuerda entre lágrimas que el ayer con su esposo y su hija fue feliz en algún momento. 

Llega el invierno y vemos ya a una Yesterday débil y enferma por el avance del sida. Las vecinas son testigos de su deterioro, ella les dice que es sólo cansancio. Al regresar de las labores del campo, un día encuentra en casa a su marido tiritando, sudoroso, delgado y pálido, muy enfermo. “No quise creer lo que tú me dijiste”, le confiesa a su mujer, en otra de las escenas más dura y emotivas del film. Yesterday vuelve a revisión con la doctora y toma una decisión que comparte con la facultativa: “¡Hasta que mi hija no vaya a la escuela, no pienso morirme! Empieza el año que viene”. Mientras tanto su marido sigue oculto en casa, bajo el murmullo de todo el pueblo. Finalmente confiesa a su amiga profesora que tanto su marido como ella tienen el sida, y a la pregunta de por qué no dijo nada, ella le relata la historia de una chica de un pueblo cercano a la que todos sus vecinos apreciaban, pero que, tras contraer el VIH, se lo dijo a sus padres y murió lapidada. Pero la situación se vuelve tan violenta con sus vecinas por la salud de su marido, donde el miedo, la desinformación, el estigma, la intolerancia y el desprecio son más que notorios. Mientras, Yesterday busca soluciones: no la encuentra en un hospital para pacientes terminales con sida pues está lleno, por lo que decide construir una cabaña a las afueras de la aldea, lejos de de rumores y de la intolerancia de sus vecinas. 

Con la llegada del nuevo verano, vemos a Yesterday se halla visitando la tumba de John. Le acompaña la profesora, que le informa que las clases empezarán la semana próxima, causándole gran felicidad el hecho de poder ver cómo acude Beauty al colegio por primera vez, pues ella no pudo y es analfabeta. También le dice: “Cuando llegue el final, amaré a Beauty como si fuese mía”. Con el corazón roto de amor y conteniendo las lágrimas, recordaremos esta maravillosa película por mucho tiempo, con esa imagen final de Yesterday acompañando a Beauty en su primer día de clase y dándole un beso en la distancia. 

Los datos actuales del sida en África nada tienen que ver con los de otros continentes. La crudeza de las cifras hablan por sí misma: este continente concentra cerca de dos tercios de todas las personas con VIH en el mundo, pese a representar solo alrededor del 12 % de la población mundial; actualmente se cuentan alrededor de 26 millones de personas viviendo con VIH en África, concentrado específicamente en la región subsahariana; y cada año se contabilizan más de un millón de nuevas personas infectadas; la vulnerabilidad es mayor en países del este y sur como Botswana, Lesotho, Malaui, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Zambia y Zimbabue. Si centramos nuestra atención en la población infanto-juvenil, se estima que aún más de 1,4 millones de niños y niñas entre 0 y 14 años viven con VIH a nivel mundial, de los cuales la gran mayoría se encuentran en África subsahariana (en esta región las mujeres y niñas representaron el 63% de todas las nuevas infecciones); se estima que en 2024 aún murieron 75.000 menores por causas relacionadas con el sida (pues a pesar de que la infancia representa solo el 3% de las personas que viven con VIH, constituyeron el 12% de las muertes relacionadas con sida a nivel mundial). Y no se debe olvidar que, desde el inicio de la pandemia en África, el sida ha dejado más de 12 millones de niñas y niños huérfanos. 

¿Cuáles son los desafíos a los que se enfrenta el sida en África (muchos presentes en nuestra película de hoy)?: la transmisión de madre a hijo elevada (dadas las deficiencias en la cobertura de salud para las madres seropositivas), el diagnóstico tardío o inexistente, la dificultad de acceso al tratamiento antirretroviral, la resistencia a antirretrovirales como amenaza creciente, el estigma social y barreras legales (sobre todo en población clave como LGTBIQ+, drogadictos vía parenteral, trabajadores sexuales), el aumento de leyes punitivas (en países como Uganda o Mali, lo que agrava la invisibilidad y vulnerabilidad de estas poblaciones), la desigualdad de género (desfavorable a adolescentes y mujeres jóvenes) o los recortes en la financiación. 

Y es así como la conmovedora obra cinematográfica Yesterday nos habla del ayer y del hoy de las infancias huérfanas por el sida en África. Y entre emociones como la empatía y compasión, la tristeza y el dolor, la indignación y frustración, o la esperanza y admiración, nos llevamos estas reflexiones en la mochila, dignas de un cine fórum: el estigma y la ignorancia en torno al VIH/sida, la resiliencia de la mujer africana, la importancia de la educación (un símbolo de esperanza para el futuro y la única manera de cambiar el destino de las naciones) y la universalidad de la condición humana sobre temas como el amor incondicional de una madre, la lucha por la supervivencia, la dignidad ante la enfermedad y la búsqueda de un futuro mejor. Y entender que, aún hoy, el sida en África poco tiene que ver aún con el sida en el primer mundo. Y por ello Yesterday y Beauty son dos nombres que ya nos inspiran en busca de un mañana más bello.

 

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