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viernes, 13 de agosto de 2010

¿En qué momento perdimos el norte?

Los esfuerzos por lograr la integración de las personas con síndrome de Down son cada vez mayores. Basta visitar la web "Down España" (hacedlo, por favor) para darnos cuenta de ello. Existe en la sociedad, afortunadamente, una conciencia cada vez mayor sobre la necesaria integración de las personas con discapacidad en todos los ámbitos.

Respecto al síndrome de Down, se está luchando denodadamente por esta necesaria integración y normalización. Fabián Cámara, presidente de "Down España", ha escrito sobre ello. Podeis leer la entrevista realizada en "El Día de Córdoba". Pueden destacarse algunos puntos, aunque toda ella es de obligada lectura y reflexión.  A la pregunta "¿Cómo se logra la integración plena de las personas con síndrome de Down?", Fabián Cámara responde: "La única forma de alcanzar la integración es a través de su normalización. Hay que tratarles con plena normalidad y no con paternalismo, ni excesiva cautela. Hay que darles la oportunidad de realizarse y es ahí donde la federación nacional y la organización a nivel provincial cumplen un papel fundamental". Los resaltes en negrita son míos.

A la pregunta: "¿La familia es uno de esos apoyos que conducen a la normalización?", la respuesta es: "La familia es un caballo de batalla muy fuerte. Desde el lógico cariño y amor, la familia puede llegar, por desinformación o miedo, a ser excesivamente protectora, no permitiendo que su hijo tenga esa vida plena. En ese sentido, apostamos por la formación de las familias, que deben permitir que su hijo se desarrolle. De todos modos, yo respeto todas las circunstancias familiares".

Estos esfuerzos contrastan de manera brutal con la nueva Ley del Aborto aprobada en España. La antigua también contemplaba la eliminación sistemática (legal, eso sí. Pero lo legal y lo ético, lamentablemente, no van de la mano siempre) de estos niños y otros con "riesgo de graves anomalías", según consta en la nueva Ley. Por este motivo somos muchos los pediatras que desde hace lustros no vemos ya niños pequeños con síndrome Down: se ha "normalizado" su eliminación sistemática, aséptica y legal.

Esta Ley tiene extraños efectos secundarios. Ayer leí la siguiente noticia que os invito a que todos leais también, para que nos sirva de reflexión colectiva:

"Un niño con Down recibirá 1.500 euros mensuales por un error en la prueba de amniocentesis"

La noticia, para mi, es sobrecogedora. Se indemniza al niño (a sus padres) por un error en una prueba médica cuyo resultado ha sido el nacimiento de un ser humano, exactamente con la misma dignidad y derechos que cualquier otro. No se trata de una negligencia médica con resultado de muerte, sino de una negligencia médica con resultado de vida. La sentencia viene nada menos que del Tribunal Supremo. Sentencias así son las que hacen que me pregunte en qué punto del camino perdimos todos el norte. Todos. La sociedad y, en especial, colectivos concretos de la misma, directamente implicados en el aborto como somos los profesionales sanitarios.

Noticias como esta son un ataque directo a los esfuerzos de tanta gente que lucha por la integración de estas personas, niños y adultos. Una integración que puede conseguirse y que necesita del esfuerzo y de la inversión de los recursos que por justicia corresponden. La nueva Ley del Aborto ha consagrado el "derecho" al aborto eugenésico, en expresión de los responsables de "Down España", que añaden: "la ambigüedad del término “graves anomalías” abre la puerta a una discriminación hacia las personas con síndrome de Down, pues cualquier Ley que implícitamente considere la vida de una persona con discapacidad como menos valiosa que la de otra persona sin discapacidad, es discriminatoria".

La Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 1, dice que "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos".

El problema es ese: poder nacer. Para muchos niños, el útero materno, que debiera ser siempre un lugar de protección y crecimiento, se ha convertido en una trampa.

Os dejo con un vídeo. "Mi hermano Jorge". Un trabajo escolar de una niña sobre su hermano de 10 años con síndrome de Down. Todos podemos aprender mucho del mismo.

De antemano, y como ya he hecho en anteriores ocasiones cuando abordo este tema, pido perdón si alguien puede sentirse ofendido/a por mis palabras y opiniones, que son sólo mías. En este blog escribimos diversas personas y mi opinión sobre la noticia de ayer que he comentado es sólo mía, por lo que firmo esta entrada con mi nombre.

Cristóbal Buñuel
Pediatra

martes, 6 de julio de 2010

Entrada en vigor de la nueva Ley del aborto

La entrada de hoy la firmo con mi nombre y apellidos, ya que este es un blog en el que escriben muchas personas. No todo el mundo tiene que estar de acuerdo con lo que Cristóbal Buñuel piensa o escribe, así que cada palo que aguante su vela.

Ocultada por el "ruido" del Mundial de fútbol, semiolvidada por las vacaciones veraniegas que muchas personas han comenzado, casi ignorada - salvo excepciones - por la blogosfera sanitaria, ayer día 5 de julio entró en vigor la nueva Ley del aborto en España, eufemísticamente llamada "Ley de Salud Sexual y Reproductiva".

En este blog he escrito ya sobre el tema. Realmente no tengo mucho más que añadir, salvo mi recomendación - para quien lo desee - de que reviseis las entradas dedicadas al "Milagro de la Vida Humana" y otras sobre temática similar. Ahí está todo lo que escribí y mantengo - sin pretender, desde luego, ofender a nadie -.

No puedo dejar de pensar que vivimos en una sociedad muy hipócrita. Tan hipócrita que, por ejemplo, este país - España - suscribió la Convención de los Derechos del Niño cuando en su preámbulo dicha Convenicón dice que "Teniendo presente que, como se indica en la Declaración de los Derechos del Niño, "el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento"". El subrayado en negrita es mío. Ni el preámbulo hemos sido capaces de respetar.

Podría decir más cosas pero están todas dichas en entradas previas, a las que os remito. Sí que recuerdo que Julián Marías, uno de los principales filósofos españoles del Siglo XX, escribió sobre el tema. He buscado su artículo y lo he encontrado en un blog de nombre "Interesante". A continuación os copio y pego todo el texto del artículo, y os invito que todos reflexionemos sobre el mismo.

Artículo de Julián Marías:

"LA CUESTIÓN DEL ABORTO.

JULIÁN MARÍAS

La espinosa cuestión del aborto voluntario se puede plantear de maneras muy diversas. Entre los que consideren la inconveniencia o ilicitud del aborto, el planteamiento más frecuente es el religioso. Pero se suele responder que no se puede imponer a una sociedad entera una moral «particular». Hay otro planteamiento que pretende tener validez universal, y es el científico. Las razones biológicas, concretamente genéticas, se consideran demostrables, concluyentes para cualquiera. Pero sus pruebas no son accesibles a la inmensa mayoría de los hombres y mujeres, que las admiten «por fe»; se entiende, por fe en la ciencia.
Creo que hace falta un planteamiento elemental, accesible a cualquiera, independiente de conocimientos científicos o teológicos, que pocos poseen, de una cuestión tan importante, que afecta a millones de personas y a la posibilidad de vida de millones de niños que nacerán o dejarán de nacer.
Esta visión ha de fundarse en la distinción entre «cosa» y «persona», tal como aparece en el uso de la lengua. Todo el mundo distingue, sin la menor posibilidad de confusión, entre «qué» y «quién», «algo» y «alguien», «nada» y «nadie». Si se oye un gran ruido extraño, me alarmaré y preguntaré: «qué pasa?» o ¿qué es eso?». Pero si oigo unos nudillos que llaman a la puerta, nunca preguntarés «¿qué es», sino «¿quién es?».
Se preguntará qué tiene esto que ver con el aborto. Lo que aquí me interesa es ver en qué consiste, cuál es su realidad. El nacimiento de un niño es una radical «innovación de la realidad»: la aparición de una realidad «nueva». Se dirá que se deriva o viene de sus padres. Sí, de sus padres, de sus abuelos y de todos sus antepasados; y también del oxígeno, el nitrógeno, el hidrógeno, el carbono, el calcio, el fósforo y todos los demás elementos que intervienen en la composición de su organismo. El cuerpo, lo psíquico, hasta el carácter, viene de ahí y no es rigurosamente nuevo.
Diremos que «lo que» el hijo es se deriva de todo eso que he enumerado, es «reductible» a ello. Es una «cosa», ciertamente animada y no inerte, en muchos sentidos «única», pero al fin una cosa. Su destrucción es irreparable, como cuando se rompe una pieza que es ejemplar único. Pero todavía no es esto lo importante.
«Lo que» es el hijo puede reducirse a sus padres y al mundo; pero «el hijo» no es «lo que» es. Es «alguien». No un «qué», sino un «quién», a quien se dice «tú», que dirá en su momento «yo». Y es «irreductible a todo y a todos», desde los elementos químicos hasta sus padres, y a Dios mismo, si pensamos en él. Al decir «yo» se enfrenta con todo el universo. Es un «tercero» absolutamente nuevo, que se añade al padre y a la madre.
Cuando se dice que el feto es «parte» del cuerpo de la madre se dice una insigne falsedad porque no es parte: está «alojado» en ella, implantado en ella (en ella y no meramente en su cuerpo). Una mujer dirá: «estoy embarazada», nunca «mi cuerpo está embarazado». Es un asunto personal por parte de la madre. Una mujer dice: «voy a a tener un niño»; no dice «tengo un tumor».
El niño no nacido aún es una realidad «viniente», que llegará si no lo paramos, si no lo matamos en el camino. Y si se dice que el feto no es un quién porque no tiene una vida personal, habría que decir lo mismo del niño ya nacido durante muchos meses (y del hombre durante el sueño profundo, la anestesia, la arteroesclerosis avanzada, la extrema senilidad, el coma).
A veces se usa una expresión de refinada hipocresía para denominar el aborto provocado: se dice que es la «interrupción del embarazo». Los partidarios de la pena de muerte tienen resueltas sus dificultades. La horca o el garrote pueden llamarse «interrupción de la respiración», y con un par de minutos basta. Cuando se provoca el aborto o se ahorca, se mata a alguien. Y es una hipocresía más considerar que hay diferencia según en qué lugar del camino se encuentre el niño que viene, a qué distancia de semanas o meses del nacimiento va a ser sorprendido por la muerte.
Con frecuencia se afirma la licitud del aborto cuando se juzga que probablemente el que va a nacer (el que iba a nacer) sería anormal física y psíquicamente. Pero esto implica que el que es anormal «no debe vivir», ya que esa condición no es probable, sino segura. Y habría que extender la misma norma al que llega a ser anormal por accidente, enfermedad o vejez. Y si se tiene esa convicción, hay que mantenerla con todas sus consecuencias; otra cosa es actuar como Hamlet en el drama de Shakespeare, que hiere a Polonio con su espada cuando está oculto detrás de la cortina. Hay quienes no se atreven a herir al niño más que cuando está oculto -se pensaría que protegido- en el seno materno.
Y es curioso cómo se prescinde enteramente del padre. Se atribuye la decisión exclusiva a la madre (más adecuado sería hablar de la «hembra embarazada»), sin que el padre tenga nada que decir sobre si se debe matar o no a su hijo. Esto, por supuesto, no se dice, se pasa por alto. Se habla de la «mujer objeto» y ahora se piensa en el «niño tumor», que se puede extirpar como un crecimiento enojoso. Se trata de destruir el carácter personal de lo humano. Por ello se habla del derecho a disponer del propio cuerpo. Pero, aparte de que el niño no es parte del cuerpo de su madre, sino «alguien corporal implantado en la realidad corporal de su madre», ese supuesto derecho no existe. A nadie se le permite la mutilación; los demás, y a última hora el poder público, lo impiden. Y si me quiero tirar desde una ventana, acuden la policía y los bomberos y por la fuerza me lo impiden.
El núcleo de la cuestión es la negación del carácter personal del hombre. Por eso se olvida la paternidad y se reduce la maternidad a soportar un crecimiento intruso, que se puede eliminar. Se descarta todo uso del «quién», de los pronombres tú y yo. Tan pronto como aparecen, toda la construcción elevada para justificar el aborto se desploma como una monstruosidad.¿No se tratará de esto precisamente? ¿No estará en curso un proceso de «despersonalización», es decir, de «deshominización» del hombre y de la mujer, las dos formas irreductibles, mutuamente necesarias, en que se realiza la vida humana? Si las relaciones de maternidad y paternidad quedan abolidas, si la relación entre los padres queda reducida a una mera función biológica sin perduración más allá del acto de generación, sin ninguna significación personal entre las tres personas implicadas, ¿qué queda de humano en todo ello? Y si esto se impone y generaliza, si a finales del siglo XX la Humanidad vive de acuerdo con esos principios, ¿no habrá comprometido, quién sabe hasta cuándo, esa misma condición humana? Por esto me parece que la aceptación social del aborto es, sin excepción, lo más grave que ha acontecido en este siglo que se va acercando a su final.

Julián Marías"

viernes, 25 de junio de 2010

Dejar de fumar durante el embarazo... y después del parto

Que el tabaco es malo ya lo sabemos. En la embarazda es particularmente pernicioso no sólo para ella, sino para el feto. Y fumar sigue siendo malo después del parto: mayor incidencia de infecciones del tracto respiratorio en los lactantes, aumento del riesgo de muerte súbita del lactante...

En NICE lo saben y nos regalan una nueva guía de práctica clínica que aborda esta cuestión:
Como siempre la guía tiene dos versiones:
Mientras tanto, en España la lucha contra el tabaquismo, que tantos miles de vidas se lleva cada año, prosigue. Podemos leer en la prensa generalista que, en el Congreso de los Diputados, la prohibición de fumar en sitios cerrados supera el primer trámite con unanimidad. Queda aún mucho por hacer en este terreno, pero los pasos que se están dando parecen los correctos.

sábado, 6 de marzo de 2010

El milagro de la vida humana (y V)

La vida humana, desde la concepción hasta el nacimiento. Con los cuatro vídeos de "National Geographic" que os muestro en esta entrada concluimos nuestro apasionante viaje.

Antes de mostrároslos querría hacer unas reflexiones personales mías, de José Cristóbal Buñuel Álvarez (pediatra), adicionales a las de hace una semana. Así que, de nuevo, vuelvo a pedir por anticipado disculpas a quien pueda sentirse herido/a u ofendido/a. Nada más lejos de mi intención.

La nueva Ley del Aborto (eufemísticamente llamada "Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo") ya ha sido publicada en el BOE. En cuatro meses entrará en vigor.

El lenguaje en el que dicha Ley Orgánica está escrito maneja hábilemente los términos. Así, en su preámbulo, podemos leer conceptos tales como "dignidad de la persona", "libre desarrollo de la personalidad", "protección de la autonomía personal"... Podría seguir escribiendo una retahíla de términos inacabables, bonitos, "biensonantes", con los cuales difícilmente cualquier persona no estaría de acuerdo. Para mi, se trata de una manipulación del lenguaje al servicio de una causa perversa.

Yo he puesto todos estos vídeos, a lo largo de estas semanas, con toda la intención. Porque, si de protección de derechos hablamos, las personas más desprotegidas en nuestra sociedad actual son los niños no nacidos. A no ser que pensemos que no son personas. Me es muy difícil explicar que un embrión es una persona porque para mi es algo tan obvio como que 2 más 2 es igual a 4, o como que la Tierra es redonda y gira alrededor del Sol.

Desde el momento mismo de la fertilización, ahí ya existe una vida humana. Es lo que estos 11 vídeos explican con todo detalle. Esto es un hecho, que es independiente de cualquier creencia religiosa o política. No hace falta pertenecer a ningún partido o profesar determinada religión para estar en contra de la eliminación de decenas de miles de vidas humanas cada año. Aunque una Ley apoye esa eliminación.

Estos días - lo que voy a explicar puede parecer una anécdota, pero creo que es importante - se está viviendo en prensa, radio y televisión un intenso debate sobre la llamada "Fiesta Nacional". Independientemente de que se esté a favor o no de la fiesta de los toros, lo que me llama la atención es la total ausencia de debate político sobre la defensa de la vida humana. Estamos en una sociedad en la que, al parecer, interesa más la vida de un toro que la vida de una persona. A mi, personalmente, todo esto me parece asombroso.

Se repite e insiste en el manido argumento del "derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo". El niño no nacido se desarrolla en el vientre materno, pero no forma parte del cuerpo de la madre. Es una persona que se desarrolla dentro de su ser, pero no es una "víscera más" de la madre. Quizá esto pueda parecer una obviedad pero, como es un argumento repetido miles de veces, y parece que con éxito, quizá sea necesario desmontarlo con lo que acabo de explicar (con el apoyo adicional de los 11 vídeos).

Mañana, día 7 de marzo, se celebran en toda España manifestaciones contra esta nueva Ley. Que cada uno obre en conciencia y que, según la misma, acuda (o no), independientemente de sus opiniones políticas o religiosas. La defensa de la vida humana está en juego.

Y de nuevo termino esta entrada como la he comenzado: pido disculpas de antemano por si alguien se siente ofendido/a por mis palabras.

Y como lo expuesto es única y exclusivamente mi visión de este preocupante y triste tema, firmo esta entrada con mi nombre y apellidos. Las reclamaciones y los palos (si los hubiere), sólo a mi.

José Cristóbal Buñuel Álvarez
Pediatra

Aquí van los últimos cuatro vídeos:






domingo, 28 de febrero de 2010

La noticia de la semana

Soy consciente de que esta entrada no va a gustar a muchas personas. Así que va firmada con mi nombre y apellidos. Y pido disculpas por anticipado a quien pueda sentirse molesto/a por lo que viene a continuación.

Me hubiera gustado, como otros domingos, realizar el consabido repaso semanal a la blogosfera. Sin duda ha habido temas interesantes tratados en múltiples bitácoras sanitarias...

... Pero lo cierto es que desde el 25 de febrero hay un tema que ha centrado mi atención. Un tema que ha pasado "de tapadillo" incluso en los grandes medios de comunicación. Parece que no ha llamado mucho la atención, a pesar de la seriedad y gravedad (en mi opinión) del tema.

Ese día de febrero se publicó la aprobación en el Senado de la nueva Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).

Entrando en detalles: aborto libre hasta la 14 semana de gestación. Después de la semana 22, no hay límite si el feto padece una enfermedad de extrema gravedad o incurable.

Soy contrario al aborto desde que tengo memoria. Mi oposición al mismo ha sido y es, además, algo independiente de cualquier credo religioso o político. Simplemente, no puedo comprenderlo. No he podido nunca y, aunque he escuchado decenas de razones a favor del mismo, la mayoría me parecen falsas y egoístas. Es cierto que cada persona tiene su propio sistema de creencias y valores. ¿Acabar con la vida de un niño en formación puede tener cabida en alguno de esos sistemas?

No puedo comprender que un país como España, que ha suscrito la Convención de Derechos del Niño, los olvide desde su mismo preámbulo:

"Teniendo presente que, como se indica en la Declaración de los Derechos del Niño, “el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento

Es muy hipócrita adherirse a convenciones y declaraciones, señalar  con el dedo a países que no las han suscrito... y luego incumplir lo firmado.

Podemos consultar también la Declaración de Derechos Humanos, que a estas alturas no necesita de ninguna presentación. Podemos consultar el artículo 25.2:

"La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social"

La Ley de la IVE  recién aprobada (y que declara el aborto libre hasta la 14 semana), ¿entra dentro de esos "cuidados y asistencias especiales" para la maternidad?

Realmente, en caso de embarazo no deseado, ¿nuestro sistema sanitario para qué está diseñado? ¿Para ofrecer ayudas y apoyo a la embarazada o para darle la dirección más cercana de una clínica autorizada para realizar IVEs?

Estamos en un estado de derecho. ¿Los niños no nacidos carecen de ellos?

¿Qué entienden nuestros políticos por enfermedad muy grave o incurable del feto? Por supuesto que hay enfermedades graves e incurables. También es cierto que algunas de ellas, sobre todo algunas tributarias de corrección quirúrgica, pueden beneficiarse de técnicas de cirugía fetal. La cirugía fetal está cambiando el pronóstico de la enfermedad de muchos niños antes considerados como incurables. Mielomeningoceles, cardiopatías congénitas complejas... De ello hablé en una entrada de este blog hace unos meses. ¿Cuantas unidades de estas existen en España? Existen algunas, es cierto. ¿Son suficientes? ¿Se las va a potenciar? ¿Se van a crear otras nuevas?

¿En qué momento hemos perdido el respeto a la vida humana? ¿En qué momento nos hemos perdido el respeto a nosotros mismos?

Acabo esta entrada como la he comenzado: pido disculpas por anticipado a quien pueda sentirse molesto/a por lo que he escrito.

José Cristóbal Buñuel Álvarez
Pediatra

8-10 semanas de gestación


10-11 semanas de gestación

viernes, 26 de febrero de 2010

jueves, 25 de febrero de 2010

martes, 23 de febrero de 2010

El milagro de la vida humana (II)

Estos dos vídeos de National Geographic recogen el desarrollo del bebé desde la semana 8 hasta la 12. El progreso de las técnicas ecográficas nos proporciona un panorama sorprendente y maravilloso de todo lo que pasa "ahí dentro". No os los perdáis.



lunes, 22 de febrero de 2010

El milagro de la vida humana (I)

¿Cómo se inicia la vida? ¿Cuales son los hechos que suceden desde antes de la concepción hasta que tiene lugar en nacimiento de un niño?

Todos tenemos los conocimientos teóricos sobre qué y cuando tienen lugar esta cadena de acontecimientos. Sin embargo, ahora podemos verlo todo.

Gracias a un documental de National Geographic podemos ver cómo sucede todo. Son once vídeos de duración muy corta (el de mayor duración es de diez minutos).

Os dejo los tres primeros, que se inician en el periodo pre-concepcional y terminan en la sexta semana de vida intrauterina. Son asombrosos, o así me lo parecen.

Nota aclaratoria: al inicio de cada vídeo aparece un anuncio publicitario con el que no tenemos nada que ver.