sábado, 8 de noviembre de 2025

Cine y Pediatría (826) “Ara” y “Aixó era el vent”, cuando la realidad supera a la ficción en los trastornos de la conducta alimentaria

 

La infancia y la adolescencia son períodos críticos para la aparición y el desarrollo de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), y su impacto en estas etapas es particularmente grave. No hay duda de que los TCA son enfermedades que requieren una detección precoz y una intervención especializada e intensiva para minimizar el riesgo de secuelas crónicas y salvar vidas. No hay duda de que son entidades que deben ser conocidas por los jóvenes que lo pueden sufrir, también por las familias y la sociedad. El cine, como poderosa herramienta de narrativa y comunicación visual, es un vehículo crucial para la sensibilización, el entendimiento y la prevención. 

Las formas positivas en que el cine puede ayudar en los TCA incluyen la desestigmatización y sensibilización, la educación sobre la complejidad de los TCA y el fomentar la búsqueda de ayuda y la esperanza en la recuperación. Y para ello el cine se puede valer de películas documentales o de películas de ficción, y sirva como ejemplo estas dos contundentes películas en catalán: Ara (Pere Solés, 2018), el día a día de un grupo de pacientes con anorexia nerviosa durante su hospitalización y la relación con sus terapeutas y sus familias, un documental que parece ficción; y El vent és això (Pere Vilà i Barceló y otros directores, 2018), el viaje emocional de dos adolescentes con trastorno por atracón, una ficción que parece documental. Dos películas muy potentes para prescribir en las familias y centros educativos, también entre los sanitarios. Desgranemos cada una de ellas… 

- Ara (Pere Solés, 2018) es un documental que nos habla de la anorexia nerviosa desde el punto de vista de un grupo de “pacientes/actrices” jóvenes que no se esconden de la cámara e incluso quieren que sean llamadas por sus nombres reales: Anna, Ariadna, Irene, Mariona, Martina, Mónica, Nerea, Yaiza, y Núria. Esta última acaba de ingresar en la UPA (Unidad de Patología Alimentaria) de la Clínica Bofill de Gerona y, a través de su historia de adaptación, reconocemos al resto de adolescentes que han convivido y superado la enfermedad, por lo que hablamos de una película de realidad ficcionada, en cuanto a la actuación, pero llena verdades ante una ardua batalla a contrarreloj. Y así comenta el terapeuta a los padres de Núria: “Al principio del tratamiento y algo después, Núria no puede estar sola”. 

La historia sigue el día a día de este de jóvenes ingresadas, enfocándose especialmente en la experiencia de Nuria, paciente que inicialmente niega su enfermedad y evoluciona poco a poco hacia la aceptación y la recuperación. La película muestra con honestidad la lucha interna y social que implica este trastorno, así como el papel fundamental del equipo médico y el entorno en el proceso terapéutico, con esas terapias de grupo entre ellas o las reuniones ocasionales con los padres y sus dudas: “¿Cuánto tiempo conlleva tantas normas? Piensas, ¿podré? Que si la comida, la ropa, los espejos, las ventanas con reflejos, cerrar el lavabo, la cocina, la nevera, los medicamentos…Es así. Te falta el aire cuando lees tantas normas. Es asfixiante”

Y cada una de las pacientes se pone frente a la cámara y cuenta su historia, una historia que es particular y diferente en cada una de ellas. Y ahí nos sumergimos en sus declaraciones: “Aquí te entienden porque les pasa lo mismo. Fuera no. Te aconsejan, pero no es lo mismo”, “El cuerpo me importará toda la vida. Pero sé cómo cuidarlo sanamente para no acabar mal, física y mentalmente. O sentimentalmente, que es lo más importante”

Ara destaca por su valentía al utilizar a pacientes reales en los papeles principales, lo que dota a la película de una autenticidad emocional y una crudeza que ayudan a comprender la anorexia nerviosa desde dentro. Combina realidad y ficción para ofrecer una ventana inédita al mundo de los TCA, con un enfoque valiente y humanizador que provoca una intensa experiencia emocional y un llamado a la conciencia social. Y con la presencia de una nueva paciente, Helena… todo vuelve a empezar. El título de la película no es casual, Ara, ahora en catalán, hace alusión al hecho de que es cuando la paciente y su entorno inician un largo proceso de lucha por la curación o mejoría. 

- El vent és això (Pere Vilà y otros, 2018) es un drama sensible e introspectivo que acompaña a dos adolescentes, Alicia (Laia Manzanares) y Carla (Katrin Vankova), mientras atraviesan el difícil proceso de convivir con un TCA, que por las crudas imágenes que nos regala bien parece un trastorno por atracón. La película comienza con un fundido en negro y una de nuestras protagonistas nos explica todas la normas (y obligaciones) que ha de seguir para tratar su problema, bien de forma ambulatoria o ingresada (con o sin aislamiento). A partir de aquí las dos actrices se desnudan en cuerpo y alma para transmitir sus conflictos internos, dudas y necesidades, esa necesidad imperiosa de ser escuchadas y que les entiendan. Y ello a través de primeros (o primerísimos) planos y cámara fija sobre cada una de ellas, planos que se alargan de forma estática durante minutos, donde sufrimiento, rabia y lágrimas hace difícil pensar que solo sean actrices y no pacientes reales. Y sus confesiones son continuas: “Estamos perdidas… El futuro me asusta mucho”, “Yo quiero volver a ser pequeña”. Pura catarsis que llega a agobiarnos en ocasiones como espectador, no dejando nada a la imaginación, ni los atracones de comida ni los vómitos en la taza de wáter. 

La película se desmarca de la visión médica o sensacionalista y opta por una aproximación íntima, poniendo el acento en sus diálogos y emociones, desvelando también cómo el trastorno impregna sus relaciones familiares, de amistad y de pareja. Es casi un tour de forcé entre ellas dos, Alicia y Carla, solo interrumpido por la aparición de los padres de Alicia (interpretados por Anna Alarcón y Álex Brendemühl), dos planos fijos en cada caso de entre 5 y 10 minutos de duración, brutales de necesidad, especialmente esa dura confesión de la madre: “Nos hacemos daño. Necesito que te vayas de casa… Es muy difícil querer a alguien que no se quiere a sí mismo”

Todo muy interior. Las confesiones, las conversaciones, los escenarios (la habitación, el salón, el baño, la cocina). Todo muy auténtico, pura ficción con factura casi documental, derivada de la colaboración con estudiantes de bachillerato del instituto IES Santiago Sobrequés de Gerona y de su rodaje con un estilo naturalista. Este enfoque humanista y coral convierte la película en una experiencia profunda, que rebasa los límites del cine didáctico para situarse en el terreno de la empatía y la auténtica vivencia adolescente. 

El visionado de El vent és això invita a la reflexión sobre la soledad y las dificultades de comunicación de la juventud frente a problemas complejos como los TCA. La película genera preguntas sobre la presión social, la autoaceptación y la importancia del acompañamiento - no solo profesional, sino familiar y social - en el proceso de sanación. La obra construye un espacio donde el espectador se convierte, como anhelan las protagonistas, en ese "alguien" dispuesto a escuchar de verdad. 

Pues sí, ahora el viento era esto… cuando la realidad supera a la ficción en los TCA. Dos películas desde Gerona cuya aproximación crea un equilibrio entre el tono documental y la narrativa de ficción, lo que permite que el espectador se sumerja en una experiencia íntima, percibiendo el trastorno desde la subjetividad de quienes lo padecen. Sin embargo, es también una obra que requiere del espectador una disposición empática y receptiva, dada la complejidad emocional y psicológica que expone. 

El visionado de ambos films genera un impacto profundo, invitando a la empatía y a la reflexión sobre la fragilidad y fuerza de quienes luchan contra cualquiera de las patologías del TCA, con la anorexia nerviosa como santo y seña. Produce una sensación de inquietud, pero también de esperanza, resaltando la importancia del apoyo comunitario y la lucha constante frente a la enfermedad. Su visión honesta y directa sensibiliza sobre los mecanismos internos del trastorno, los tabúes y las presiones sociales, incentivando una mirada más comprensiva y menos estigmatizadora hacia quienes sufren esta patología.

 

miércoles, 5 de noviembre de 2025

El camino de jefe a líder y de líder a "gefe" en el Congreso Nacional de Estudiantes de Medicina

 

El Congreso Nacional de Estudiantes de Medicina (CNEM) que cada año se celebra en el Colegio de Médicos de Alicante gracias a la organización de los estudiantes de Medicina de la Universidad Miguel Hernández se ha convertido, por su calidad y pervivencia, en el congreso más sólido y conocido de estas características en España. Y da buena muestra de ello el que este año 2025 se ha celebrado del 27 al 31 de octubre la XLIII Edición Nacional y la XXI Internacional. 

Mi participación en el CNEM se prolonga ya durante nueve ediciones, en un principio como tutor de las comunicaciones de estudiantes y en las últimas ediciones como ponente: 

- En el año 2016 (XXXIV CNEM) con la organización de la Mesa redonda: “Transexualidad, un abordaje entre la ciencia y la conciencia”


 - En el 2022 (XL CNEM) con una novedad, porque se inicia la participación de la Asociación Española de Pediatría (AEP) en la entrega del Premio de Investigación Materno-Infantil, y que se complementó con la ponencia “Pediatría, una especialidad de cine en el CNEM”

- En el 2023 (XLI CNEM) se repite la participación de la AEP en la entrega del Premio de Investigación Materno-Infantil, y que asocié a la ponencia “Prevención cuaternaria: la contención como imperativo ético”

- En el 2024 (XLII CNEM) una nueva edición de la entrega del Premio de Investigación Materno-Infantil, y que vino de la mano de la ponencia “Pediatría social, crucial frente a la vulnerabilidad en la infancia”

Y en este 2025 (XLIII CNEM) se repite la entrega del Premio de Investigación Infantil (en representación de la AEP) y lo hemos vinculado a la ponencia “Liderar no es jefear”. Y ello porque cabe difundir ente los estudiantes la importancia de la gestión de equipos y el liderazgo como herramienta fundamental. 

En este enlace os dejamos la presentación, pero vale la pena recordar el liderazgo situacional y re-conocer en este DECÁLOGO las principales características de un buen líder en sanidad: 

1. Sabe motivar, sabe qué decir en cada momento y cómo decirlo para que el equipo esté dispuesto a dar lo mejor de sí mismo y lograr objetivos. 

2. Es un visionario, visualiza la meta a dónde quiere llegar y traza el diseño de una estrategia para conseguirlo. 

3. Comprende a cada miembro de su equipo y usa el diálogo como gran instrumento. Entiende cuáles son las necesidades de las personas que lidera y es comprensible con ellas. Dialoga hasta quedar afónico, pero también reconoce los límites y hasta donde llegar, es decir, reconoce que "una cosa es una cosa y seis mediadocena". 

4. Conoce las fortalezas y debilidades de cada uno de los compañeros y suple los puntos débiles de unos con los puntos fuertes de otros. Conoce las amenazas y oportunidades de su organización y combate las amenazas potenciando las fortalezas. 

5. Es seguido por el equipo, es respetado pero querido al mismo tiempo. Un líder tiene que ser capaz de generar la confianza necesaria para que todos caminen en la misma dirección. y el buen líder sabrá cómo mantener el difícil equilibrio ya comentado pro Maquiavelo en "El Príncipe" entre temor y amor. Y entre ese temor y amor, aparece la conocida soledad del jefe, que hay que aceptar como dentro del sueldo... y combatirlo con la mejor de las resiliencias. 

6. Persigue beneficios a nivel grupal y no individual. Busca el bien común no la gloria solitaria, porque lo común perdura en el tiempo, lo individual es siempre cortoplacista. Lo dice un proverbio africano: "Si quieres ir rápido, camina solo; si quieres llegar lejos, ve acompañado". 

7. Libera el potencial de las personas. Aporta la confianza que cada componente del equipo necesita para dar lo mejor de sí mismos. Teniendo en cuenta que en sanidad conviene saber que no nos reunimos de manos de obra, sino de cerebro de obra: los mejores cerebros de obra, que son nuestros compañeros, todos con una gran formación. 

8. Cree en lo que hace. Si él mismo no confía en lo que está haciendo, difícilmente lo podrá transmitir a su equipo. Y lo hace con ilusión y pasión, ¿por qué no...? 

9. Sabe solucionar problemas, es resolutivo. Es creativo y capaz de vislumbrar varios caminos para resolver el mismo problema. Y además los problemas se deben solucionar en el menor tiempo posible, mejor antídoto frente a la maligna procrastinación. 

10. Es observador. Estudia cuidadosamente su entorno y detecta las oportunidades que se presentan ante él, es entrañable y detecta la bondad de las personas que trabajan con él. Y aquí entramos en un campo maravilloso, ya bien defendido por Joan Carles March en su libro "Lidera con corazón", muy recomendable. 

Un camino de jefe a líder, y de líder a “gefe” (gestor de felicidad). Porque “jefear” no es complicado, pero conocemos los resultados. Lo importante (y complicado) es liderar. Eso nos hace mejores a todos, con un efecto Pigmalion maravilloso... 

En este vídeo, creado por NotebookLM usando la ponencia previa, se resumen de forma amena los principales mensajes.

 

lunes, 3 de noviembre de 2025

Terapia cinematográfica (17). Prescribir películas para entender la homosexualidad en la infancia y adolescencia

 

En la lucha por la igualdad de derechos y la aceptación social, el acrónimo LGBTIQ+ representa a la diversidad de identidades de género y de orientaciones sexuales: lesgianas gays, bisexuales, transexuales, intersexuales, ‘queer’ (que hace referencia a aquellas personas que se identifican más allá de las categorías tradicionales del sistema binario varón/mujer, heterosexualidad/homosexualidad) y el símbolo “+” (que se ha añadido para incluir a los colectivos que no están representados en las siglas anteriores). 

Y también debe ser bien entendido por la Pediatría y los pediatras, pues es un camino que muchas veces comienza ya en la infancia y adolescencia. La Guía para la atención del adolescente LGBTI publicada por Academia Americana de Pediatría en el año 2013 ya recomendaba tres puntos razonables: 1) que los pediatras sean receptivos y den la bienvenida a todos los jóvenes, independientemente de su orientación sexual; 2) que los pediatras conozcan y estén disponibles para responder preguntas y corregir la información errónea acerca de ser lesbiana, gay, bisexual, travesti, transexual, transgénero o intersexual; 3) que los pediatras se familiaricen con las organizaciones locales y nacionales que sirven a los jóvenes de minorías sexuales y sus familias. 

La homosexualidad puede definirse como la atracción o interacción afectiva, emocional y sexual hacia individuos del mismo sexo. Etimológicamente la palabra homosexualidad significa “igual” (homos) y “afectividad” o “sexualidad” (sexualis). La homosexualidad es una orientación sexual, no una elección, y no es una enfermedad ni un trastorno. El cine LGTBIQ+ hace referencia a las diversas maneras en que han sido retratadas las historias y personajes de esta comunidad en la gran pantalla. Y a lo largo de la historia del cine se constata una considerable evolución en la forma de enfocar esta temática, con epicentro en la homosexualidad y transexualidad principalmente. Pues este mismo recorrido hoy lo vamos a realizar a través de aquellas películas sobre la homosexualidad donde la infancia y adolescencia tienen un especial protagonismo. Y desde esta sección de Terapia cinematográfica hoy recogemos 7 películas argumentales alrededor de la homosexualidad en la infancia y adolescencia. Estas películas son, por orden cronológico de estreno: 

- C.R.A.Z.Y. (Jean-Marc Vallée, 2005), un acrónimo sobre la necesidad de sentirnos amados y comprendidos en nuestra orientación sexual. 

- Lirios de agua (Naissance des pieuvres, Céline Sciamma, 2007), para reconocer las diferentes caras del amor adolescente. 

- Oraciones para Bobby (Prayers for Bobby, Russell Mulcahy, 2009), para vencer la intolerancia frente a la homosexualidad. 

- La vida de Adèle (La vie d´Adèle – Chapitre 1 & 2, Abdellatif Kechiche, 2013), para adentrarnos en el vértigo del primer amor, sea de la orientación sexual que sea. 

- Children 404 (Deti 404, Askold Kurov, Pavel Loparev, 2014), para concienciarnos de que el verdadero error de los países es que no admitan la diversidad de color del arco iris. 

- A escondidas (Mikel Rueda, 2014), para interiorizar que es preceptivo desterrar cualquier fobia, sea la homofobia o la xenofobia 

- La (des)educación de Cameron Post (The Miseducation of Cameron Post, Desiree Akhavan, 2018), para entender que la homosexualidad no es una enfermedad y no precisa ninguna terapia de reconversión sexual. 

Siete películas argumentales para entender la homosexualidad y a las personas con orientación gay o lesbiana, y con ello visibilizarlo y normalizarlo, crear empatía y compresión, mejorar la educación y sensibilización y ser un medio más para reivindicar la lucha por los derechos humanos (también en la orientación sexual). 

Se puede revisar el artículo completo en este enlace o en este otro.