miércoles, 30 de abril de 2025

Movimiento “Adolescencia libre de móviles”… estamos a tiempo

 

El movimiento Adolescencia Libre de Móviles aparece a raíz de la iniciativa surgida en el barrio barcelonés de Poblenou con el objetivo es empoderar a las familias y promover un pacto social para que el máximo número de hogares retrasen la entrega del primer smartphone a sus hijos e hijas y trabajar en el buen uso para aquellas que ya lo tienen.

El movimiento ha crecido significativamente en España, aglutinando a miles de familias a través de grupos regionales y redes sociales. En este movimiento ya han confluido más 30.000 familias y profesionales de la salud, educación y tecnología de toda la geografía española, con diferentes ideologías, religiones y niveles socioeconómicos, con el objetivo compartido de educar y proteger a nuestros hijos. 

Su objetivo principal es generar un pacto social para que no se perciba como "normal" o socialmente impuesto el regalar un smartphone a los niños al pasar de la primaria a la secundaria. Y con ello conseguir una infancia y una adolescencia sanas, críticas y libres. Porque en las circunstancias actuales, en que internet se convierte en una invasión descontrolada de contenidos nocivos, estos valores no están garantizados. Hace falta, pues, repensar como hacemos las cosas como sociedad y encontrar vías de solución. Quizás aún estamos a tiempo si nos podemos a trabajar en conjunto… y basta hacerse estas preguntas:¿has pensado en cómo puede afectar a su desarrollo intelectual?, ¿en los riesgos por un uso desmedido o por consumir contenido inapropiado para su edad?, o ¿en todo el tiempo que dejan de hacer actividades realmente positivas para su desarrollo?. 

Las principales acciones del movimiento "Adolescencia libre de móviles" son: 
• Retrasar la edad de entrega del smartphone: consideran que el desarrollo cerebral de los niños y preadolescentes no está preparado para el impacto que tienen estos dispositivos y las redes sociales. 
• Concienciar y empoderar a las familias: buscan informar a los padres sobre los riesgos asociados al uso temprano y excesivo de móviles y pantallas, ofreciéndoles apoyo para resistir la presión social de entregar un smartphone a sus hijos a edades tempranas. 
• Fomentar un uso saludable y consciente: para aquellos adolescentes que ya tienen móvil, buscan promover un uso responsable, regulado y seguro de las tecnologías. 
• Poner de manifiesto el problema de salud pública: que las autoridades reconozcan los riesgos de la exposición temprana a pantallas y actúen para proteger a la infancia de los peligros de internet. 
• Movilizar a las instituciones: se solicitan regulaciones a nivel escolar y legislativo que protejan a los menores de aplicaciones, redes sociales y contenido inapropiado. 
• Centros educativos libres de móviles: se aboga por la prohibición de la tenencia y uso de smartphones en los centros educativos, buscando un entorno de aprendizaje libre de distracciones tecnológicas. 

El movimiento "Adolescencia libre de móviles" surge de la preocupación de muchas familias por las consecuencias negativas que el uso temprano y sin control de los smartphones puede tener en los niños, niñas y adolescentes, tales como: 
• Problemas de salud mental: ansiedad, depresión, estrés, trastornos del sueño. 
• Adicción: desarrollo de una dependencia del móvil y las redes sociales. 
• Bajo rendimiento académico: dificultad para concentrarse y estudiar. 
• Problemas sociales: aislamiento, dificultades en las relaciones interpersonales cara a cara, ciberacoso. • Riesgos en línea: exposición a contenido inapropiado, grooming, sexting, ciberbullying. 
• Problemas de salud física: sedentarismo, problemas de visión, dolores de cabeza y cuello. 

El movimiento no se considera anti-tecnología, sino que aboga por una digitalización responsable y regulada, con el objetivo de proteger la salud y el bienestar de los menores. Buscan un cambio de paradigma social donde retrasar la entrega del móvil sea la norma, permitiendo a los adolescentes disfrutar de una adolescencia más libre de las presiones y los riesgos del mundo digital temprano. 

Desde aquí se puede acceder a la web de “Adolescencia libre de móviles”, que cabe conocer y apoyar, pues como nos manifiestan “juntos somos más fuertes”.  Y aquí, el enlace a algunos documentos de interés: 
- entre otros muchos recursos. 

Como nos comentan desde esta web: “Si crees que tus hijos se merecen otro tipo de infancia o adolescencia, sigue leyendo…”

lunes, 28 de abril de 2025

De los estilos de crianza… a los estilos de liderazgo

 

Diana Baumrind (1927- 2018) fue una psicóloga clínica, especializada en psicología del desarrollo, conocida por su investigación sobre los estilos de crianza parental. Su trabajo pionero en la década de 1960 identificó tres estilos parentales iniciales, a los que posteriormente Maccoby y Martin añadieron un cuarto. Estos estilos se basan en dos dimensiones clave del comportamiento parental: la exigencia (el grado en que los padres establecen reglas y esperan obediencia) y la respuesta (el grado en que los padres son sensibles a las necesidades de sus hijos, los apoyan y se comunican con ellos). 

Los estilos de crianza son importantes debido a que la forma en que un padre interactúa con su hijo sienta las bases para el desarrollo social y emocional futuro del niño. He aquí los cuatro estilos.

1. Estilo Autoritario 
• Características: Alto en exigencia y bajo en respuesta. Los padres autoritarios son estrictos, establecen muchas reglas y esperan obediencia sin cuestionamientos. Utilizan el castigo y la disciplina firme, a menudo sin explicar las razones detrás de las reglas. La comunicación suele ser unidireccional, de padres a hijos. 
• Impacto en los hijos: Los niños criados bajo este estilo tienden a ser obedientes y competentes, pero pueden ser menos felices, tener baja autoestima, ser más ansiosos y tener dificultades para tomar decisiones por sí mismos. Pueden mostrarse más agresivos fuera de casa. 

2. Estilo Permisivo o Indulgente 
• Características: Bajo en exigencia y alto en respuesta. Los padres permisivos son cálidos y afectuosos, pero establecen pocas reglas y límites. Son indulgentes y evitan la confrontación. Tienden a ser más amigos que figuras de autoridad. 
• Impacto en los hijos: Los hijos de padres permisivos pueden tener dificultades con la autodisciplina y el autocontrol. Pueden ser impulsivos, inmaduros, demandantes y tener problemas con la autoridad. Aunque suelen tener buena autoestima y habilidades sociales, pueden presentar bajo rendimiento académico y mayores problemas de conducta. 

3. Estilo Democrático 
• Características: Alto en exigencia y alto en respuesta. Los padres autoritativos establecen reglas claras y expectativas elevadas, pero también son cálidos, sensibles y comunicativos. Explican las razones detrás de las reglas, escuchan las opiniones de sus hijos y fomentan la independencia dentro de los límites establecidos. Utilizan la disciplina con apoyo y razonamiento, en lugar de castigos severos. 
• Impacto en los hijos: Los niños criados con este estilo tienden a ser más felices, seguros de sí mismos, socialmente competentes, responsables y con mejor rendimiento académico. Desarrollan buenas habilidades de autorregulación y toma de decisiones. Este estilo se considera el más beneficioso para el desarrollo infantil en culturas occidentales. 

4. Estilo Negligente o No involucrado 
• Características: Bajo en exigencia y bajo en respuesta. Los padres negligentes muestran poco interés en la vida de sus hijos. Proporcionan las necesidades básicas, pero son emocionalmente distantes, no establecen reglas ni límites, y no supervisan a sus hijos de manera adecuada. A menudo están centrados en sus propios problemas. 
• Impacto en los hijos: Los niños criados en este ambiente suelen tener baja autoestima, problemas de conducta, bajo rendimiento académico, dificultades en las relaciones sociales y un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental y abuso de sustancias. Este estilo tiene los resultados más negativos en el desarrollo infantil. 

Según esto, el modelo de Baumrind ofrece un marco valioso para comprender cómo los diferentes enfoques parentales pueden influir en el desarrollo de los niños. Si bien cada estilo tiene sus propias características e impactos, la investigación sugiere consistentemente que el estilo democrático se asocia con los resultados más positivos para los niños. Este estilo logra un equilibrio entre establecer límites claros y ofrecer calidez y apoyo, fomentando así el desarrollo de niños competentes y bien ajustados. 

Es importante tener en cuenta que estos estilos representan categorías generales y que la práctica parental real puede ser más compleja y variar en diferentes situaciones y a lo largo del tiempo. Además, el contexto cultural también influye en la efectividad de los diferentes estilos de crianza. Pero no deja de ser una buena orientación. 



Pues bien, estos estilos de crianza son equiparables, de alguna forma, a los estilos de liderazgo (y como pediatras, ambos nos tocan muy de cerca). Porque el liderazgo en las organizaciones es la capacidad de influir, motivar y guiar a un grupo de personas hacia el logro de objetivos comunes. Va más allá de la simple autoridad o gestión, ya que implica inspirar confianza, fomentar la colaboración y crear una visión compartida. Un líder efectivo no solo dirige, sino que también apoya, desarrolla y empodera a su equipo. 

Es importante destacar que no existe un único estilo de liderazgo "mejor" para todas las situaciones. La efectividad de un estilo de liderazgo depende de diversos factores, como la cultura organizacional, la naturaleza de la tarea, las características del equipo y la situación específica. Un líder eficaz a menudo utiliza una combinación de diferentes estilos según las circunstancias, pero está claro que el liderazgo democrático o participativo tiene mucho ganado para el equipo y para el que lo lidera. 

Sobre liderazgo hemos hablado durante mucho tiempo en este blog, y aconsejo el libro “Liderar con corazón” de Joan Carles March, sobre el que realizasmo dos post hace una década (ver enlace 1 y 2).  

sábado, 26 de abril de 2025

Cine y Pediatría (798) “El aspirante”, cuando menos es más para criticar las novatadas

 

Las novatadas son un conjunto de rituales, bromas y actividades que tradicionalmente realizan los estudiantes veteranos a los estudiantes de nuevo ingreso (novatos) en diversos ámbitos, principalmente educativos (universidades, colegios mayores) pero también en otros contextos como el militar o deportivo. Estas prácticas suelen tener como objetivo declarado la integración de los nuevos miembros al grupo, la creación de lazos y la transmisión de ciertas tradiciones o códigos del colectivo. 

En su concepción inicial y en algunos contextos más benignos, las novatadas podrían argumentarse como una forma de romper el hielo, superar la timidez inicial y fomentar la camaradería entre estudiantes de diferentes cursos. Se podría alegar que ayudan a los recién llegados a conocer a sus compañeros veteranos, a familiarizarse con el entorno y a sentirse parte de una comunidad, quizás buscando aliviar la tensión del inicio de una nueva etapa. Sin embargo, esta visión idealizada a menudo contrasta fuertemente con la realidad de muchas novatadas, especialmente en el ámbito universitario, donde con frecuencia degeneran en prácticas humillantes, vejatorias, peligrosas e incluso ilegales, con actos de abuso de poder y coerción que pueden suponer riesgos para la integridad física y psicológica de los novatos. A menudo, las novatadas se llevan a cabo en un clima de permisividad o incluso complicidad por parte de algunos miembros de la comunidad universitaria, lo que contribuye a la perpetuación de estas prácticas y normaliza la violencia y el abuso. 

Siendo como es un tema relevante, su presencia argumental en el cine es excepcional. Si bien, desde Cine y Pediatría ya hemos tratado tres películas nucleares: desde España, Novatos (Pablo Aragües, 2015), se fundamenta en la experiencia real del director en su llegada a un colegio mayor universitario en Madrid; desde Estados Unidos, La furia de una madre (Vibeke Muasya, 2021), que saca a la luz este problema en el contexto de las reconocidas fraternidades universitarias yanquis; y desde México, Heroico (David Zonaza, 2023), sobre el abuso en la instrucción militar dentro del duro y violento proceso de formación de los cadetes en el ejército, algo que ya nos dejara en el recuerdo la icónica película La chaqueta metálica (Stanley Kubrick, 1987) o la película alemana Napola, escuela de élite nazi (Dennis Gansel, 2004).   

Ya en ese análisis previo comentamos que en, el año 2015, Juan Gautier realizó un corto español sobre este tema bajo el título de El aspirante, alrededor de Carlos, un estudiante universitario recién llegado a un colegio mayor y que en los primeros días tendrá que enfrentarse a las novatadas de los veteranos. Un corto de 18 minutos que comienza con esta frase de Erich Fromm: “El bien y el mal no existen si no hay libertad para desobedecer”. Y con esa frase final: “Yo prefiero integrarme a ser un marginado”. Pues bien, como le ocurre a algunos cortos de éxito, ahora se ha convertido en un largometraje de 94 minutos: El aspirante (Juan Gautier, 2024). En ambas obras solo coinciden algunos autores, no los principales. Carlos, el protagonista principal motivo de las novatadas, está interpretado por Patrick Criado en el corto y por Lucas Nabor en el largometraje. Si coincide la canción grunge que suena al final de la película, durante los títulos de crédito, y que corresponde al "Heart-Shaped Box" de Nirvana. El director, Juan Guatier, sabe de lo que habla, pues su padre fue director del madrileño colegio mayor Chaminade, que prohibió estas prácticas hace años (y, de hecho, la película se ha rodado en las instalaciones de este colegio mayor). Y revisados ambos productos quizás se vuelve a confirmar lo ya conocido para la vida (y el cine): que muchas veces, menos es más. 

El aspirante es un thriller que se desarrolla durante la "Jornada Cero" de novatadas en una residencia universitaria y se nos muestra, con marcas horarias, el transcurso de esas 24 horas. Y todo comienza con el sermón que reciben estos universitarios en la iglesia del colegio al inicio del día. “Estar en el San Nicolás de Tolentino es un privilegio, pero también es una responsabilidad. Porque aquí cultivamos valores de respeto y de fraternidad, y desde ahí nos relacionamos. Y vuestra obligación, vuestro deber, vuestra responsabilidad, por tanto, es inundar el mundo viviendo estos valores orgullosos de lo que somos y de dónde venimos. Vivid el espíritu de la fraternidad y el espíritu de la fraternidad estará en vosotros”. Y a partir de ahí se desgranan las horas y lo hechos que acaecen sobre Carlos (Lucas Nabor), al que llaman “Principito”, y Dani (Jorge Motos), dos estudiantes de primer año de Ingeniería, a los que se les introduce así en la Jornada Cero: “Ustedes eligen, ¿están con los que mandan o con los que eligen? Bienvenidos al puto infierno”. Y ahí comienza el enfrentamiento con los dos líderes del grupo, Pepe (Eduardo Rosa) y Olmo (Pedro Rubio), dos personajes manipuladores y con una personalidad tóxica que dirigen los rituales con crueldad. 

La película explora cómo la presión del grupo, el miedo al rechazo y el deseo de pertenecer pueden llevar a los jóvenes a participar en actos humillantes y potencialmente peligrosos. Lo que empieza como un juego divertido, pronto se convierte en una espiral perversa. Y a medida que avanza la noche, aumenta el alcohol, la droga, el sexo,… y la tensión aumenta progresivamente hasta que la violencia amenaza con estallar fuera de control: “No sé que me da más asco, si los amos que guían o los siervos que obedecen”, dice un Carlos que se revela frente a ello. Y con un final que nos devuelve a la iglesia. Ahora todos de luto… 

Porque El aspirante (tanto en su versión de corto como de largo) ofrece una dura crítica a las tradiciones de novatadas en los entornos universitarios, mostrando cómo estos rituales de iniciación pueden degenerar fácilmente en abuso de poder, humillación y violencia (física y psicológica). Y utiliza el formato de thriller psicológico para explorar temas oscuros sobre la naturaleza humana, la dinámica de grupo y los peligros de la conformidad ciega que se esconden detrás de esas novatadas aparentemente inofensivas. 

Un buen mensaje, pero que se diluye en el largometraje cuando ya estaba presente en el corto. No es la primera vez que se quiere explorar el éxito de un corto premiado alargando la historia para convertirlo en largometraje. Lo hizo Rodrigo Sorogoyen con el corto Madre (2017) que lo transformó en la película Madre (2019), y también Carlota Pereda con el corto Cerdita (2018) que acabó en el largometraje Cerdita (2022). Ahora ha sido el caso de Juan Gautier. Y en los tres casos se confirma que, también en el séptimo arte, casi siempre menos es más…