En el año 1959, el periodista John Howard Griffin, un hombre blanco y sureño, decide oscurecer su piel con medicamentos, exposición a rayos UV y maquillaje para pasar por afroamericano y así vivir en carne propia la experiencia del racismo en el sur de Estados Unidos. Y durante varias semanas Griffin viaja por estados como Luisiana, Misisipi, Alabama y Georgia, enfrentándose a la discriminación sistemática que sufrían los negros, y que incluía no poder usar baños públicos o beber agua en ciertos lugares, hasta ser tratados con desconfianza, desprecio o abierta hostilidad. Griffin no buscaba hacerse pasar por negro como un experimento sensacionalista, sino como un acto de denuncia y empatía, para revelar al público blanco (principalmente) cómo se vivía realmente el racismo cotidiano, incluso en cosas tan básicas como caminar por la calle o buscar trabajo. De aquella experiencia surge el libro autobiográfico "Ser negro como yo” ("Black Like Me" en inglés), publicado por primera vez en 1961 y que, desde entonces, se ha convertido en una de las obras más emblemáticas sobre el racismo en Estados Unidos durante la era de la segregación, pues ese libro cuenta a historia de un hombre que abrió los ojos y ayudó a hacerlo a toda una nación.
Pues esta historia viene a colación con nuestra película de hoy, un telefilm estadounidense titulado Ser gorda como yo (Douglas Barr, 2007) (To Be Fat Like Me en inglés), y que nos habla de otro problema universal diferente al racismo, en este caso la obesidad, y cuya idea parte ahora de una estudiante con la idea de abordar aspectos como la percepción del peso, el acoso escolar y la aceptación personal. Y es que en la propia película se conjugan ambos proyectos, el proyecto literario alrededor del racismo (que sirve de idea a nuestra protagonista) y el proyecto cinematográfico alrededor de la obesidad.
La película se centra en la guapa, delgada, popular y deportiva Alyssa Miller, Aly (Kaley Cuoco), capitana del equipo de sóftbol de su instituto (deporte similar al béisbol, pero con una pelota más grande y blanda y un lanzamiento por debajo del hombro) y con una vida social aparentemente perfecta. Sin embargo, Alyssa tiene una visión superficial y prejuiciosa sobre las personas con sobrepeso, influenciada en gran medida por la cultura de delgadez y la presión social. Visión que comienza en su familia a través del sobrepeso de su madre y la obesidad de su hermano pequeño, sometido a acoso escolar por ese motivo. Y ya en una de las primeras escenas en su casa a la hora del desayuno le dice a su madre: ”Eso no es un desayuno, es un ataque cardíaco con tostadas”.
Cuando Aly sufre una lesión deportiva, pierde la oportunidad de conseguir una de las becas deportivas. Es entonces cuando le surge la idea de participar en un concurso de cine documental para intentar conseguir el dinero del premio que le permitiría seguir costeándose los estudios. Y le propone a su amiga la idea de “Gorda como yo”, título que recordaría a uno anterior como fue “Negro como yo”, tal como hemos comentado, pues algo así era su idea para visibilizar el problema de la obesidad, tal como ella misma nos explica: “Viste que todos hablan de la epidemia de la obesidad en la infancia. Pero siempre son médicos, expertos, gente que los observa desde fuera. Esta película nos pondría a todos del lado de adentro, porque ¿cómo me puedes arreglar lo que no comprendes?”. Y le ayuda a caracterizarse un vecino que se dedica a los disfraces. Y con ese sorprendente cambio pasa a llamarse Gabi Simpson, y con una cámara oculta inicia su experimento sociológico en una escuela de verano… donde no tarda en sentir el aislamiento, acoso, mofa y trato discriminatorio por su aspecto.
Durante el tiempo que se convierte en Gabi establece una particular amistad con dos compañeros marginados de clase, George y Ramona, esta afecta de una llamativa obesidad, quien se sincera: “Al ser gorda, ya no soy la dueña de mi cuerpo. Todos los demás tiene derecho a opinar, ¿por qué?”… ¿Cómo puedes valorarte si te recuerdan 15 veces al día que no vales nada?”. Mientras Aly/Gabi continúa con el experimento, este le viene cada día más cuesta arriba: “Esta claro que la fobia social a la gordura existe y está empeorando. La gente actúa como si 10 Kg de más te convierten en un asqueroso desecho de la sociedad”. Cuando George y Ramona descubren la realidad de que la Gabi obesa en realidad es una Aly esbelta, se sienten traicionados, lo que ocasiona a nuestra protagonista confusión y dolor por haber hecho daño a sus amigos. Cuando todo parece finalizado y sin salida, Ramona pide a Aly que termine la película y que el vídeo se difunda, pues ella no ha hecho daño a nadie por ser gorda y callarlo, sería aceptarlo. Y este pensamiento de Aly resumen el camino de su experimento, donde ha descubierto las cualidades y la valía de las personas más allá de su apariencia física: “Lo que aprendí no fue sobre el peso, fue sobre la identidad. ¿Quién posee la tuya, la gente, tus amigos, tus padres,.. o tú?”.
Una película con mensajes más profundos de los que uno pueda intuir por su trama. El principal es la crítica al trato injusto y las actitudes negativas que enfrentan las personas con sobrepeso en la sociedad, prejuicios que pueden llevar al acoso, la exclusión y a la negación de oportunidades. Todo ello favorecido por la superficialidad de la cultura de la delgadez, esa presión social para ajustarse a un ideal de belleza único y restrictivo. El viaje de Alyssa es un poderoso ejemplo de cómo la experiencia personal puede generar empatía y comprensión hacia el dolor ajeno de aquellos que son marginados por su peso, comenzando a valorar a las personas por su interior en lugar de por su exterior. Porque esta película promueve la idea de que la verdadera belleza reside en la personalidad, la bondad, la autenticidad y la aceptación de uno mismo, independientemente del peso, lo que son pilares básicos para la felicidad.
“Ser negro como yo” fue un libro con conciencia. Ser gorda como yo es una película con conciencia. Dos proyectos con conciencia necesarios. Está claro que la obesidad es una pandemia en nuestra población infanto-juvenil con graves riesgos para la salud en el transcurrir de la vida, pero debemos tener presente que la forma de mejorarlo es través de saber aunar la mejor evidencia científica y el respecto a las personas.
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