sábado, 17 de septiembre de 2022

Cine y Pediatría (662) Amores de verano adolescente con “Sweetheart” y “Uno para todas”

 

Estamos a unos días de finalizar un nuevo verano. Una estación muy cinematográfica para encuadrar historias de cine, como ya recordamos hace tiempo en un post específico, pero al que se han ido sumando otras historias como Verano del 42 (Robert Mulligan, 1971), Cuenta conmigo (Rob Reiner, 1986), Verano en Louisiana (Robert Mulligan, 1991), Pajarico (Carlos Saura, 1997), Mi amor de verano (Pawel Pawlikowski, 2004), El último verano de la boyita (Julia Solomonoff, 2009), El verano de sus vidas (Rob Reiner, 2012), Kings of Summer (Jordan Vogt-Roberts, 2013), Nuestro último verano en Escocia (Andy Hamilton y Guy Jenkin, 2014), Verano 1993 (Carla Simó, 2017), Call Me by Your Name (Luca Guadagnino, 2017), Verano del 84 (Anouk Whissell, François Simard, Yoann-Karl Whissell, 2018), En los 90 (Jonah Hill, 2018), La inocencia (Lucía Alemany, 2019), Libertad (Clara Roquet, 2021), entre otras. Muchas de estas películas alrededor de los primeros amores de adolescencia y juventud, y casi todas verdaderos "coming of age".                 

Pues en este verano que llega a su ocaso recordamos otras dos película del verano y esas experiencias que conforman la biografía de las protagonistas: la británica Sweetheart y la estadounidense Uno para todas. 

Sweetheart (Marley Morrison, 2021) es la agradable ópera prima de esta directora británica, la historia de una adolescente inadaptada que se embarca con su familia en unas vacaciones estivales que le implicará grandes descubrimientos como paso a la madurez a la que hasta entonces se ha resistido. 

April Jane (Nell Barlow), quien prefiere que le llamen A.J., se nos muestra como una tomboy cabreada con el mundo y que viste con gorro y gafas redondas de espejo coloreadas y pelo de media melena mal cortado. Viaja al camping junto al mar en ese mes de agosto junto a su madre, hermana pequeña y la hermana mayor (preñada de su novio). Y en sus actos se nos muestra socialmente torpe, pero con consciencia ecológica; por ello, cuando su madre le pregunta qué le pasa, su respuesta es evidente: “Tengo 17 años, me pasa de todo”. Y en este entorno conoce a la socorrista Isla (Ella-Rae Smith), de 18 años, y toda la familia intenta entender su carácter y su homosexualidad; y baste la expresión de la madre que no consuela mucho a A.J. “Es gay, no está enferma”. 

La inseguridad y dudas de A.J. en las relaciones con sus pares, chicos o chicas, empeora también las relaciones familiares: “Sabía que nos ibas a fastidiar las vacaciones”, le dice la madre en una discusión en que todo se sale de madre y todos dicen lo que no debieran decir. Pero su familia se preocupa por intentar que sea feliz con su decisión personal. Y A.J. nos refleja sus pensamientos en su habitual voz en off: “Hay que ver cómo cambian las cosas. Cuando tenía 9 años, este camping era el mejor lugar del mundo” o “Lo curioso de los elefantes es que les asustan las abejas. Lo cual es raro. Es como si nadie les hubiera dicho que son elefantes”. 

Y finalmente A.J. consigue reconciliarse consigo misma y con la familia. Y consigue pensar que no fueron unas malas vacaciones… y logra sonreír mientras lleva el silbato de Isla colgado de su cuello: “Dicen que las cosas mejoran con el tiempo. Pero no creo que sea verdad. Porque el tiempo no cura nada, solo sustituye los recuerdos por otros nuevos”. 

No confundir esta película británica que hoy comentamos con otra de similar título estadounidense: Sweetheart (J.D. Dillard, 2019), en lo que es un discreto film de supervivencia tensa y terrorífica en una solitaria isla tropical por parte de la joven Jenn (Kiersey Clemons). 

Uno para todas (Ken Kwapis, 2005) es una agradable historia de amistad de cuatro adolescentes cuando se separan por primer vez en sus vacaciones de aquel verano cuando tenían 16 años y en el que deciden compartir un mismo pantalón vaquero al que le conceden un posible valor mágico para que las cosas salgan bien. Cabe recordar el título original, The Sisterhood of the Traveling Pants, y que evita que confundamos este título en español tan “mosquetero” con otros similares como el ya comentado en Cine y Pediatría, Uno para todos (David Ilundain, 2020), película española que es todo un compromiso con la docencia y la reconciliación. 

Una película que comienza con esta voz en off: “Habíamos sido una piña desde que tenía uso de razón. De hecho, ya lo éramos antes de nacer. Nuestras madres se conocieron en las clases de preparación al parto. No tenían absolutamente nada en común salvo la fecha en que salían de cuenta”. Y estas amigas eran Lena (Alexis Biedel), Carmen (America Ferrer), Tibby (Ambert Tamblyn) y Bridget (Blake Lively), muy distintas, pero inseparables: “Juntas era como si formásemos una sola persona, única y completa: la salvaje e imparable Bridget, la tímida y hermosa Lena, Tibby, la rebelde, y yo, Carmen, la escritora. Teníamos 16 años y no nos habíamos separado nunca. Pero eso iba a cambiar”

Pero ese verano cada uno tiene su propia aventura y experiencia personal. Lena viaja a Grecia a casa de su abuela paterna, y allí se enamora de un joven pescador en el idílico pueblo blanco. Bridget se traslada a un campus deportivo en México y se encapricha de un monitor. Carmen, de madre portorriqueña, se va con su padre en Charleston y con su nueva pareja e hijos, quienes preparan una boda que ella desconocía. Y Tibby es la única que se queda en la ciudad y, mientras trabaja como reponedora en la gran cadena Walmart, conoce a una impertinente niña de 12 años (que luego descubre que tiene leucemia) que le ayuda a grabar su película documental sobre la banalidad de la vida cotidiana. Cada una de ellas espera que, cuando se pongan los vaqueros, todo irá mejor y conseguirán que las cosas ocurran, pero… 

Esta película está basada en la serie de novelas de la estadounidense Ann Brashares, “The Sisterhood of the Traveling Pants” (traducido al castellano bajo el título de “Verano en vaqueros”), verdadero best-seller. De ello ha surgido esta película que hoy comentamos, así como una secuela posterior, Uno para todas 2 (Sanaa Hamri, 2008), historia que acaece tres años más tarde, donde las cuatro amigas de toda la vida siguen caminos diferentes al entrar en su primer año de universidad. 

Dos agradables películas de ver en este final de verano. Dos "coming of age" de nuestras adolescentes protagonistas.

 

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