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sábado, 31 de mayo de 2014

Cine y Pediatría (229): “Esperando a Superman”… y a todos los superhéroes


“Cada mañana es lo mismo. Zumo, zapatos, mochila… el ritual matutino. Y con ello viene el sentimiento de incomodidad. No importa quién seamos o en qué vecindario vivamos, cada mañana, con el deseo de creer en nuestras escuelas… nos proponemos tener fe”. Con esta reflexión nos recibe Esperando a Superman, un documental sobre educación estadounidense estrenado en 2010. La película está dirigida por Davis Guggenheim, ganador del Óscar por Una verdad incómoda (2006) y nos sumerge en los problemas del sistema educativo estadounidense. Esta película recibió el premio de la audiencia como Mejor Documental en el Festival de Cine de Sundance en 2010. 

Una reflexión sobre las diferencias entre las escuelas públicas y privadas, los buenos y malos profesores, el problema educativo del aprendizaje y todas las diferentes alternativas de acción. En la película se reflejan los puntos de vista de los profesores, destacadas personalidades, autoridades de la educación, el sindicato de educación, el gobierno, las familias y los propios estudiantes, tratando de ofrecer un panorama sincero de la situación escolar del país. 

El documental nos presenta la historia de cinco estudiantes (Anthony, Francisco, Daisy, Bianca y Emily, de Nueva York, Los Ángeles y Washington D. C.) y sus familias, quienes luchan por obtener uno de los codiciados lugares en las escuelas alternativas, debido a que se niegan a ingresar a las del sistema público que califican como "fábricas de desertores escolares" y "sumideros académicos". Todos ellos nos brindan su testimonio sobre cómo viven su participación en el sorteo educativo al que se someten éstas y otras muchas familias para que sus hijos tengan una educación mejor en los Estados Unidos, historias de niños a los que el sistema desatiende y desmotiva. 
En el reparto aparecen destacadas personalidades, aportando sus opiniones, como el activista social Geoffrey Canada, Michelle Rhee, una de las figuras sociales más implicadas en el sistema educativo de USA, el líder comunitario Bill Strickland, Randi Weingarten, actual presidenta de la Federación Americana de Profesores, y Bill Gates, el rey Midas de Miscrosfot y filántropo, entre otros. Y Gates afirmaba: "La calidad de nuestro sistema educativo es lo que hizo grande a Estados Unidos. Ahora no es tan buena como lo era, y tiene que ser mucho mejor”

La película ha causado ya polémica a nivel nacional en Estados Unidos, especialmente entre las comunidades que más se ven afectadas por la condición en que se encuentra la educación de ese país. Y también porque Davis Guggenheim responsabiliza bastante a a los maestros que, protegidos por el sindicato, no desempeñan bien su trabajo. Para una nación que declaró con orgullo que "no dejaría a ningún niño atrás", Estados Unidos sigue haciéndolo de un modo alarmante. A pesar del aumento en el gasto público y las promesas de los políticos, el desvencijado sistema de educación pública estadounidense, que alguna vez fue el mejor del mundo, deja a la deriva rutinariamente la educación de millones de niños. De ahí el porqué del título del documental, Esperando a Superman: radica en que el sistema educativo de Estados Unidos necesita de alguien que haga un verdadero cambio para salvaguardar el futuro educativo de los niños y niñas de barrios pobres; cambio que sólo parece factible que lo pueda realizar un superhéroe como Superman, a quien nada queda fuera del alcance de su poder, que crea las sociedades perfectas, mantiene el orden y asegura el sueño americano. 

Pero aún así todo esto resulta ser una ficción. Porque hace 50 años, Estados Unidos no tenía competencia global en lo que respecta a la educación. Pero, desde los años 70, las escuelas en Estados Unidos han fracasado debido al alto porcentaje de deserción escolar. Los motivos por los cuales los niños y jóvenes desertan en las escuelas generalmente siempre son los mismos y entre los más comunes están: la pobreza, el crimen y los hogares disfuncionales. Es lamentable saber que los niños y jóvenes de barrios marginados conocen más gente que ha ido a prisión que a las que van a la universidad. Como nos recuerda el documental, es lamentable ver como Estados Unidos gasta 33.000 mil dólares al año en gastos diversos por cada joven de los reformatorios y multiplicado esto por 4 años (la media de estancia) sumaría una cuantía de 132.000 dólares; dinero que podrían haberse gastado en una escolarización de niños en barrios marginados en colegios de carácter privado y cuyo coste oscila en 8.300 dólares por año y que, multiplicado por 13 años de escolarización obligatoria, daría como resultado unos 107.000 mil novecientos dólares, y aún sobrarían 25.000 dólares. 

El cine yanqui está acostumbrado a plasmar películas documentales denuncia y sobre distintos temas, pues los “enfant malades” del séptimo arte aparecen por doquier en Estados Unidos. El paradigma es Michael Moore, un fenómeno social a la hora de crear debate: Roger & Me (1989), un documental sobre lo ocurrido en su pueblo natal (Flint, Míchigan) después de que la empresa General Motors cerrara sus fábricas; Bowling for Columbine (2002), reflexión acerca de la naturaleza de la violencia en los Estados Unidos, el uso de armas por parte de civiles y la "teoría del miedo"; Fahrenheit 9/11 (2004) sobre los supuestos vínculos económicos entre la familia del presidente Bush, la familia real saudí y la familia Bin Laden, así como las hipotéticas motivaciones financieras ocultas de la invasión de Irak; Sicko (2007), denuncia el sistema sanitario norteamericano y las estafas de las aseguradoras; Capitalismo: una historia de amor (2009), que hipotetiza sobre el origen humano de la crisis económica mundial de 2008-2010. 
Pero también hemos hablado en Cine y Pediatría de Jeffrey Blitz y su Spellbound (Al pie de la letra) (2002) quien hace un retrato veraz, fascinante y emotivo de este concurso, un retrato de cómo lo viven los niños y sus familias, pues nos muestra la parte trasera del concurso. Y de Morgan Spurlock y su Super Size Me (2004), una crítica contundente frente a la obesidad y, más en concreto, contra la forma de comida rápida (fast food) que nos ofrecen cadenas como McDonald, fuertemente instaurada en Estados Unidos. Y de Tony Kayne y su Lake of fire (2006), película valiente y definitiva para un amplio debate sobre el aborto y que muestra este asunto en su más cruda realidad física y psicológica. 

Y es así como Esperando a Superman, un documental centrado en la decadencia del sistema educativo en Estados Unidos (y, seguro, en muchos países como España) nos dice claramente que “el destino de un país no se decide en el campo de batalla, sino que se decide en las clases”. No sé si tendrá que venir Superman, o también Batman, Spiderman y los 4 Fantásticos…, pero algo (o mucho) debe cambiar y para bien en la educación de la infancia y adolescencia.

 

lunes, 19 de mayo de 2014

Lista de los mejores hospitales pediátricos en Estados Unidos


El U.S. News & World Report publica desde hace varios años su “Best Children's Hospitals rankings”. Para el periodo 2013-2014 se ha realizado una encuesta sobre 179 centros pediátricos de ese país (la mayoría de los cuales son miembros del Children's Hospital Association) y se han valorado 10 especialidades pediátricas: cardiología y cirugía cardiaca, endocrinología y diabetes, gastroenterología y cirugía gastrointestinal, nefrología, neumología, neonatología, neurología y neurocirugía, oncología, ortopedia y urología. 
La encuesta ha sido contestada por 150 especialistas en cada una de las 10 especialidades anteriores y a los que se les preguntó que enumeraran los que ellos consideraban los 10 mejores hospitales para cada una de esas especialidades. 

A continuación se enumera el top ten (Best Children's Hospitals Honor Roll), con los puntos recibidos y el número de especialidades en los que destacaban. 
1. Children's Hospital of Philadelphia: 20 puntos y 10 especialidades. 
2. Boston Children's Hospital: 19 puntos y 10 especialidades. 
3. Cincinnati Children's Hospital Medical Center: 16 puntos y 9 especialidades. 
4. Texas Children's Hospital, Houston: 9 puntos y 6 especialidades. 
5. Children's Hospital Los Angeles: 8 puntos y 6 especialidades. 
6. St. Louis Children's Hospital-Washington University: 6 puntos y 4 especialidades. 
7. Children's Hospital Colorado, Aurora: 5 puntos y 5 especialidades. 
8. Ann and Robert H. Lurie Children's Hospital of Chicago: 4 puntos y 4 especialidades. 
9. Johns Hopkins Children's Center, Baltimore: 4 puntos y 4 especialidades. 
10.Children's Hospital of Pittsburgh of UPMC: 4 puntos y 3 especialidades. 

Este prestigioso ranking está liderado por el Children´s Hospital of Philadelphia y el Boston Children´s Hospital. Si bien era esta segundo hospital el que lideraba la mayoría de las especialidades, en concreto cardiología y cirugía cardiaca, endocrinología y diabetes, gastroenterología y cirugía gastrointestinal, neonatología, nefrología, neurología y neurocirugía, y urología. 

Para más detalles, se puede visualizar la web de Health Hospitals

La reciente coincidencia con compañeros pediatras de la American Academy of Pediatrics y del Texas Children´s Hospital de Houston y compartir sus experiencias profesionales (asistenciales, docentes e investigadoras), permite ver este listado como el resultado de una metodología de trabajo y organización bastante envidiable, si bien muy lejana. Y no hablamos sólo de tecnología (en el caso del Texas Children´s Hospital podríamos hablar de la "NASA pediátrica"), sino de humanización y adaptación de un hospital pensado para niños: para muestra la foto anexa, y una vuelta a una reflexión previa.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Masacre en Connecticut: el resultado de una sociedad enferma


El horror se ha vuelto a hacer paso en las escuelas, institutos y universidades de Estados Unidos. En este espeluznante curriculum se dice que la masacre mayor ocurrió el 16 de abril de 2007 en el Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (conocido como Virginia Tech) donde murieron 33 personas y 29 resultaron heridas. Pero la masacre que ocasionó más revuelo mediático ocurrió el 20 de abril de 1999 en la Escuela Secundaria de Columbine, revuelo que intentó remover conciencias con el cine como protagonista, en una película de Gus Van Sant (Elephant, 2003) y, sobre todo, con una película documental de Michael Moore (Bowling for Columbine, 2002). Entre medias una reguero de sangre y de sinrazón en otras muchas aulas teñidas de sangre. 

 ¿Qué ha llevado a Adam Lanza, de 20 años, a entrar en la escuela de Newton (Connecticut) armado con varias pistolas y un rifle semiautomático y disparar a quemarropa a 20 niños y 7 adultos... tras haber asesinado a su madre de un tiro en la cara y robarle el armamento?. Se ha divulgado en los medios de comunicación que este joven padecía el síndrome de Asperger, pero me parece una maniobra de distracción fatal, pues jóvenes con este trastorno del espectro autista los hay en todas partes y no van masacrando a la población. 

Respetemos a los pacientes con síndrome de Asperger y a sus familiares. Y analicemos, de una vez por todas, que la enfermedad no es del individuo, sino de la sociedad de Estados Unidos, una sociedad en donde a un joven de menos de 21 años le resulta casi más fácil conseguir un arma que conseguir una cerveza, una sociedad en la que en lugar de regalarte una batería de cocina por ingresar dinero en el banco, te regalan un rifle de precisión; una sociedad que vive atemorizada por el "enemigo", cuando el enemigo lo tienen en casa. 

Hay un gran problema en este sentido en Estados Unidos y ya enquistado: el problema al que nos referimos es la magnitud que ha alcanzado la violencia en los adolescentes y en los centros escolares, en general, y en la sociedad norteamericana, en particular. Es urgente una reflexión (y una respuesta) acerca de la naturaleza de la violencia en los Estados Unidos, el uso de armas por parte de civiles y la "teoría del miedo". Esta teoría merece una reflexión, pues los ciudadanos estadounidenses viven absortos en el miedo, idea inculcada desde la infancia por la familia y los medios de comunicación; y se pone énfasis en el hecho de que la única salida que encuentra la mayoría de la población sea la posesión de armas (de todo tipo) y que su comercialización es tan natural que cualquier persona pueda adquirirlas en un supermercado o en Internet. 

Cuando Gus Van Sant decidió titular a su película como Elephant lo hizo pensando en la parábola del ciego y el elefante: varios ciegos examinan diferentes partes de un elefante (orejas, piernas, rabo, trompa, etc); cada ciego está completamente convencido de que entiende la verdadera naturaleza del animal basándose en la parte que tiene en sus manos y, de esta forma, el elefante es visto como un árbol, o una cuerda, o una serpiente, pero ninguno puede ver el todo. Sea como sea, el símil es claro: el “elefante” de la violencia irrumpe en los centros escolares sin que los adultos y la sociedad (los “ciegos”) lo hayan podido detectar a tiempo. 

¿Cuántos "elefantes" y cuántos "ciegos" necesita la sociedad de Estados Unidos para curar su enfermedad: la enfermedad de la violencia desde infancia y adolescencia?. 

Ante tanto horror y sin razón, compartamos la belleza de esta canción, una canción de amor que dedico como una oración a las víctimas y sus familiares. Un dueto entre dos grandes voces (Celine Dion y Barbra Streisand) de dos países vecinos de Norteamérica, en donde la concepción de la vida es totalmente diferente: Canadá es una sociedad vecina a Estados Unidos que ha demostrado que es posible darle la espalda a la violencia. 
 "Tell him 
Tell him that the sun and moon 
Rise in his eyes 
Reach out to him 
And whisper 
Tender words so soft and sweet 
Hold him close to feel his heart beat 
Love will be the gift you give yourself..."

 

martes, 11 de septiembre de 2012

¿Uno de cada 88 niños padece autismo?



El titular de la noticia que leí hace pocos días en la prensa general es éste: "Uno cada 88 chicos sufre trastornos de la "familia" del autismo". Y pegué un bote en mi silla.

Decidí investigar un poco más. Descubrí que la noticia proviene, ni más ni menos, de los prestigiosos Centers for Diseases Control Prevention (CDC) de Estados Unidos  (EEUU). Fui a la página de los CDC donde se publica un resumen de los resultados de esta investigación, cuya traducción al español podéis consultar en este enlace. Los datos son asombrosos y se resumen en la siguiente tabla que registra la prevalencia de los trastornos del espectro autista (TEA) en EEUU. 


Estos resultados son asombrosos, al menos para mí. Trabajo como pediatra de atención primaria en un centro de salud desde hace casi 18 años. Tengo a mi cargo casi 1.400 niños. Con la prevalencia reportada por los CDC (uno de cada 88 niños tiene un TEA...), me correspondería tener en mi cupo nada menos que 16 niños con TEA.

¿Cuántos tengo actualmente? Sólo dos. 

Esto me preocupa: ¿Se me están "pasando" los TEA? ¿No los estoy diagnosticando? O bien, ¿la realidad de EEUU es radicalmente diferente de la española? ¿Tan, tan diferente? 

Hace tiempo que muchas de las noticias sobre cuestiones de salud infantil procedentes de EEUU me causan mucha preocupación. Si además vienen con "la garantía de calidad" de los CDC, de la Academia Americana de Pediatría y otros organismos por el estilo, cuyos consejos y recomendaciones corren el riesgo de ser creídos a pies juntillas sin apenas autocrítica, corremos el peligro de trasladar a nuestro medio, a nuestra realidad, prevalencias o "consejos" que nada tienen que ver con nosotros. 

En los últimos días parece que existe una epidemia de noticias extrañas procedentes de aquellas latitudes. Las hemos tratado en este blog: el escandaloso aumento del consumo de neurolépticos en niños y adolescentes, las recomendacines de la AAP sobre la circuncisión... 

El trabajo original en el que se basa esta terrible prevalencia de 11,3 niños con TEA de cada 1.000 (1 cada 88) podéis consultarlo en este enlace. Asombra la enorme variabilidad existente entre Estados: mientras que en Alabama la prevalencia sería de 4,8 por 1.000, en Utah es ¡de un 21,2 por 1.000! Uno de cada 47 niños tendría un TEA en Utah...

Estas variaciones en la variabilidad de la medición de la prevalencia ponen muy seriamente en tela de juicio la metodología del estudio, necesitando probablemente herramientas de medición mucho más fiables. Pero mientras tanto el dato está ahí y ya ha salido publicado a bombo y platillo en la web de los CDC. Uno de cada 88 niños tiene un TEA. 

No me lo creo, lo siento. No sé si vosotros, queridos lectores, sobre todo si sois pediatras, tenéis una experiencia diferente de la mía pero la prevalencia de TEA en EEUU no corresponde a nuestra realidad. Sin embargo, estos resultados pueden hacer daño de muchas maneras: pueden dar pie la desarrollo de presuntas "campañas de cribado", pueden dar lugar a falsos diagnósticos, pueden dar lugar a fenómenos de etiquetado, pueden, en suma, producir la estigmatización de niños sanos.

Y, desde luego, yo no soy nadie para enmendar la plana a los sacrosantos y poderosísimos CDC. Pero algo no parece funcionar bien ahí, lo siento mucho. Los CDC tienen un prestigio y una - de momento - credibilidad que deberían cuidar. Estudios con metodología tan dudosa y con resultados tan alarmantes como los aquí expuestos no ayudan a ello.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Veinte plumas para una firma histórica: Ley de Reforma Sanitaria de Estados Unidos

Obama demuestra una de las sonrisas con mayor satisfacción de su mandato. No es para menos: ayer, 23 de marzo, firmó la Ley de Reforma Sanitaria de Estados Unidos tras más de un año de intenso debate. Una firma de la ley rubricada de forma simbólica con 20 plumas diferentes que regaló a dos decenas de elegidos-colaboradores que han estado con él en este arduo camino con final que se espera feliz. No soy amante de los telediarios, pero esta noticia de hoy emanaba emoción. Son actos que devuelven la credibilidad por la política y por los políticos.

La ley no implica la creación de un sistema universal y gratuito de sanidad, pero mejora sustancialmente la situación actual. Incluye la obligación a todos los ciudadanos de contratar una póliza de seguro sanitario privado, así como subvenciones públicas bastantes generosas para individuos y familias que hasta ahora no podían sufragar su coste (unos 30 millones). Los cambios en el sistema costarán alrededor de un billón de dólares. Supongo que no está todo dicho, porque las aseguradoras y los republicanos intentarán evitarlo, pero confío en que sólo sean movilizaciones para retrasar su aprobación.

La buena noticia, sin duda histórica, es compartida por toda la prensa, independientemente de su tendencia, desde El Mundo a El País . En la Blogosfera aún no ha tenido mucha repercusión. Ayer, Miguel Ángel Mañez, desde su blog Salud con cosas realizaba un acertado análisis de la situación. Aunque estamos a mitad de semana, sin duda esta será una de las noticias de la semana... y de mucho tiempo.

martes, 26 de enero de 2010

Comparando estadísticas vitales de España y Estados Unidos




Se han publicado en Pediatrics las estadísticas vitales de Estados Unidos (hasta 2007). La tentación de hacer una comparativa con España para el mismo año (Indicadores Clave del Sistema Nacional de Salud) es demasiado fuerte...

Veamos algunos indicadores de interés para pediatría:

Partos por cesárea: 
Estados Unidos: 31,7%
España: 25,18% (pero ojo: Hospitales del Sistema Nacional de Salud: 22,23%; hospitales privados: 36,44%)

Tasa de mortalidad infantil (por 1.000 nacidos vivos):
Estados Unidos: 6,77
España: 3,78

Tasa de mortalidad perinatal (por 1.000 nacidos vivos):
Estados Unidos: 6,64
España: 4,91


Recién nacidos con bajo peso (por cada 100 nacidos vivos):
Estados Unidos: 8,2
España: 7,56

Otros indicadores, comparando con un reciente artículo de JAMA
Sobrepeso-obesidad

Estados Unidos: 31,7%
España: 27,15%


Y, finalmente, esperanza de vida al nacimiento:
Estados Unidos: 77,9 años 
España: 80,23 años



No es Estados Unidos quizá el país con el que España debería comparar sus estadísticas, sino más bien con otros países europeos, más homogéneos en cuanto al tipo de asistencia sanitaria prestada, basada en Sistemas Nacionales de Salud que ofrecen cobertura a la mayoría de la población. Pero Estados Unidos es un país de referencia para muchos temas sanitarios. En comparación con ellos, no podemos sentirnos orgullosos de nuestro procentaje de cesáreas (inferior al norteamericano pero, en todo caso, muy elevado, con diferencias inaceptables entre el sector público y privado) y, aunque en sobrepeso-obesidad tenemos una prevalencia menor, la magnitud de la misma convierte esta enfermedad quizá en el mayor problema de salud pública pediátrico en nuestro país.

En todo caso, España sale favorecida en esta comparativa con Estados Unidos. Tasas de suma importancia como las de mortalidad infantil o perinatal son buena muestra de ello. Así que podemos decir como la canción que "this is not America"* aunque... el margen de mejora de varios de estos indicadores en España es muy grande.


*De la banda sonora de "The Falcon and the Snowman". Música de Pat Metheny, interpretación de David Bowie