lunes, 31 de agosto de 2020

Nuevo curso de Continuum "Patologías prevalentes en Gastroenterología Pediátrica"

 


Seguimos trabajando en Continuum para el nuevo curso académico. Y hoy anunciamos el curso "Patologías prevalentes en Gastroenterología Pediátrica", un curso coordinado por  la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica. 

Este curso proporcionará al alumno los conocimientos y habilidades necesarios para mantener y mejorar su competencia en las patologías más prevalentes en gastroenterología pediátrica, según la última evidencia disponible sobre su etiología, fisiopatología y abordaje diagnóstico y terapéutico. 

Los objetivos del curso son: 
- Saber orientar el diagnóstico de patologías digestivas frecuentes de la infancia. 
- Conocer el manejo y tratamiento de la patología digestiva pediátrica mas prevalente. 
- Aplicar los nuevos criterios diagnóstico de la enfermedad celíaca. 
- Conocer los protocolos de diagnóstico actualizados de la patología digestiva funcional en niños.
- Identificar los signos y síntomas de posible organicidad en niños con sospecha de patología funcional.  
- Abordar los trastornos funcionales relacionados con el dolor abdominal según las últimas recomendaciones respecto a pruebas diagnósticas y tratamiento. 
- Identificar los pacientes con alergia alimentaria no mediada por IgE. 
- Adecuar el tratamiento en los pacientes con estreñimiento funcional. 


Y estos serán los capítulos que se van a tratar: 
- Enfermedad celíaca: nuevo abordaje diagnóstico 
- Trastornos funcionales del niño mayor relacionados con el dolor abdominal 
- Trastornos funcionales del niño pequeño: reflujo gastroesofágico y cólico 
- Alergia alimentaria no mediada por IgE 
- Anorexia del lactante 
- Estreñimiento. 

El curso comienza el próximo 4 de noviembre 2020 y estará en activo hasta el 31 de diciembre 2020. Un curso tutorizado en cada una de las seis unidades didácticas. 

Toda la información e inscripciones en la página web de Continuum.  

Os esperamos... 

sábado, 29 de agosto de 2020

Cine y Pediatría (555). “Milagro en la celda 7”, el milagro de la paternidad con discapacidad

 


Hay filmografías que llegan de forma excepcional a la cartelera de cine de España, y una de ellas es Turquía. Probablemente recuerdo en mi juventud la película Yol/El camino (Yilmaz Güney, Serif Gören, 1982). Y cierto renombre, por ganar el Oso de Oro en Berlín, de la película Honey (Semih Kaplanoğlu, 2010), la tercera y última entrega de la Trilogía de Yusuf, que incluye las películas Egg y Milk. Y en Cine y Pediatría hemos hablado de una buena película, Mustang, ese grito de libertad de cinco hermanas turcas, en un drama del año 2015 de coproducción internacional, pero que se presentaba por Francia, dirigida por la directora de origen turco y nacionalizada francés, Deniz Gamze Ergüven.   Poco más que pueda recordar. 

Y es gracias a Netflix que llega la película turca Milagro en la celda 7 (Mehmet Ada Öztekin, 2019), una nueva adaptación de la película original homónima coreana dirigida por Lee Hwan-kyung en el año 2013 que inspiró otros remakes como la india Pushpaka Vimana (S. Ravindranath, 2017), la filipina Miracle in the Cell No. 7 (Nuel Crisostomo Naval, 2017) y la recién estrenada versión indonesa Miracle in the Cell No. 7 (Hanung Bramantyo, 2020). En ellas cambia el lugar de los acontecimientos y algunos detalles, pero en esencia todas versan sobre un hombre con problemas mentales que tiene un coeficiente de inteligencia de un niño de 6 años de edad, que es casualmente la edad que tiene su hija. Padre e hija llevan una vida feliz, pero todo cambia cuando el padre es falsamente acusado y condenado por el asesinato de una menor de edad, hija de un comisario de policía. Entonces el padre es encarcelado (en la celda número 7) y la hija es enviada a una institución de menores. Inevitable no ver en esta historia una relación importante con la película Yo soy Sam (Jessie Nelson, 2001), aquella preciosa lucha de Sam (Sean Penn), afecto de retraso mental leve y algunos comportamientos autistas, por recuperar la custodia de su hija Lucy (Dakotta Fanning) con la ayuda de una abogada (Michelle Pfeiffer) y con la música de The Beatles como leitmotiv. 

En esta versión turca, se nos narra la historia de Memo (Aras Bulut Lynemli, uno de los actores jóvenes más talentosos y reconocidos de Turquía), un pastor que tiene un trastorno mental cognitivo no identificado, y su maravillosa hija Ova (Nisa Sofiya Aksongur), cuya madre falleció en su alumbramiento. Ambos viven en la casa de la abuela paterna (Celile Toyon Uysal), a quien su nieta le dice: “Mi padre no es como los otros padres. Tiene la misma edad que yo”. Pero esta abuela, tan esencial como todas las abuelas, apoya incondicionalmente a su hijo: “No te sientas insignificante… Tienes un corazón precioso”. 

A pesar de su hándicap, Memo hace todo lo que un padre haría para ver feliz a su hija. Pese a su discapacidad pone toda la capacidad y amor posible en su hija, incluso comprarle esa mochila de Heidi que Ova admiraba en un escaparate. Pero otra niña, llamada Seda, la hija del comandante, la compra primero. Por el azar, esa misma niña es la que corre hacia un acantilado y se asoma al borde, a pesar de las advertencias de Memo. Entonces ocurre la tragedia y Memo es culpado de la muerte de la niña y obligado a firmar una confesión, por lo que entra en prisión, en la celda número 7, donde todos (soldados y presos) le someten a diversos maltratos por creer que es un asesino de niños. 

Pero cuando es llevado por la policía, Memo le grita a Ova que “el gigante de un ojo lo vio” y la niña intenta por todos los medios conseguir el testigo que ayude a salir de la cárcel a su padre. Y esta hija le pregunta a su abuela: “¿Cuántos días faltan para que vuelva papá?”. Una pregunta que adquiere más sentido cuando se queda sola al fallecer la abuela y convertirse en un ángel (pues para Ova todos los que se mueren se convierten en ángeles, como lo hizo su madre). 

Una película llena de emoción durante su más de dos horas de metraje, especialmente todo lo que ocurre en esa celda número 7. La transformación de los compañeros de celda, quienes pasan de odiarle a compadecerle, para luego quererle con su forma de ser y sus problemas mentales. Y a medida que su sentencia a muerte está más cercana, ocurre el milagro que todos esperan y por el que han luchado. Una sucesión de acontecimientos que conviene no revelar. Y donde todavía resuenan la voz en off de su abuela, ya ángel: “Te diré dos cosas, Ova. La primera es sobre la verdad. ¿Sabes esos pájaros tras los que corre tu padre? No vuelan al cielo. Vienen en verano y se van en invierno. La segunda es sobre tu padre, Ova. Digan lo que digan, ordenen lo que ordenen, impongan el castigo que impongan, tu padre es un buen hombre. Recuérdalo. Tu padre es un buen hombre”. 

Y ese despliegue de humanidad de Milagro en la celda 7 se refuerza con una sólida factura visual y musical –realista, pero con destellos de fábula–, y sostiene una profunda reflexión sobre la paternidad, la justicia, la culpa y el perdón. Y al final tiene lugar un flashfoward, donde Ova reaparece crecida con un vestido de novia para su boda con el segundo amor de su vida. El primero siempre será el pastor, su padre. “Lingo, lingo”

Y esta película nos dirige al debate de la paternidad-maternidad de las personas con discapacidad intelectual, lo que no podemos ignorar que nos remite a un derecho, reconocido específicamente por la ONU. Y cuya reflexión enraíza en una asunción: a) que se pretende, a la vez, empática y lúcida; b) que pone en interconexión lo que implica este derecho con las demandas de otros derechos en juego, especialmente los de los futuros hijos –de acuerdo con el principio de interdependencia de derechos-; c) que resalta decididamente los apoyos y los acompañamientos que, asentados en la justicia y la solidaridad, corresponde ofrecer a la sociedad en general y a las instituciones públicas en particular cuando se plantea el ejercicio, o incluso la inhibición, de este derecho; d) que considera el disfrute de este derecho, por parte de las personas con discapacidad intelectual, en el marco general de su disfrute por parte del conjunto de la población. 

Y quizás la conclusión a la que se llega es que habrá personas con tales circunstancias de discapacidad intelectual que, contando con apoyos adecuados razonables, tienen suficiente competencia para ejercer el derecho a la paternidad, para ser excelentes padres y madres; mientras que habrá otras circunstancias en las que es desaconsejable que se aboque al ejercicio de la paternidad-maternidad, no sólo pensando en el bien del futuro niño y el disfrute de sus derechos, sino en el bien de la propia persona con discapacidad. Una conclusión como ésta pide discernimientos y procesos que, a su vez, reclaman acompañamientos adecuados y firmemente personalizados. 

El debate está abierto para combinar todos los elementos siguientes: discapacidad, paternidad-maternidad, amor, apoyo, comprensión, seguridad y derechos. Algo así como un milagro que debemos promover… y más allá de la celda número 7. 

miércoles, 26 de agosto de 2020

España y COVID-19: es tiempo de ciencia y buen gobierno. ¡No enfrenten a la ciudadanía!

 

El mundo tiene un serio problema con la pandemia COVID-19. Pero este problema no es igual en todos los países. Hay países que van mal (Estados Unidos, Brasil, México, Gran Bretaña) y países que van bien (Australia, Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur), y también países que no sabemos cómo van, ni lo sabremos (China), aspecto el de este último país que parece increíble que se permita y no tenga una crítica como se merece. 

La mejor o peor situación de cada país no es debido a que los ciudadanos de unos países sean mejor o peor que los de otros, sino a que la gestión de la crisis del coronavirus por los diferentes gobiernos y responsables de sanidad ha sido mejor o peor. De esto no creo que debiéramos tener la mínima duda, aunque quieran convencernos de lo contrario y enfrentarnos entre los ciudadanos por ello. De las maniobras de manipulación masiva nos ha hablado en el tiempo Noam Chomsky y deben ser bien conocidas.  

Y eso nos lleva al caso de España. España no va bien, nada bien. Y, aunque este es un problema en el que todos tenemos que contribuir a superarlo, la lógica es clara: no va bien porque nuestra gestión ha sido incorrecta. Y eso lo dicen los datos relativos (por número de habitantes) de la infección por SARS-CoV-2 en nuestro país: mayor porcentaje de infectados, mayor porcentaje de muertos, mayor porcentaje de ancianos infectados y fallecidos, mayor porcentaje de sanitarios infectados y fallecidos. Estos datos son contundentemente negativos en la evaluación que la Universidad de Cambridge para la primera oleada entre marzo y mayo, al considerar que España fue el país del mundo que peor gestionó la crisis del coronavirus: así lo pone de relevancia un Informe Anual sobre Desarrollo Sostenible que analiza el progreso de 33 países del OCDE y que incluye una clasificación con cinco indicadores que miden el comportamiento de los países al inicio de la pandemia y que está encabezado por Corea del Sur, con una calificación de 0,9 sobre 1. Por el contrario, España se encuentra en la cola de la lista con una nota de 0,39 puntos, junto con Bélgica (0,4), Reino Unido (0,43), Francia (0,46) e Italia (0,49). Ojo, y estos datos tan negativos en la primera oleada es cuando la ciudadanía fue ejemplar en el confinamiento, que no se nos olvide… Y a esta pésima situación sanitaria se suma la pésima situación económica, que nos sitúa como el sufre la mayor recesión de todo el mundo por la crisis del coronavirus.  

Con una crisis sanitaria y económica así, la crisis social está servida. Y con las “4D” que nos asolan (Desgobierno, Descontrol, Desconfianza y Desánimo), el camino al caos está servido. Con el inicio del curso escolar en breve, podremos definir el concepto caos con claridad a las pocas semanas de la misma. Porque no es tiempo de “influencers”, es tiempo de ciencia y buen gobierno. Qué lejos estamos de la coherencia y calma que solicitábamos desde este blog a principio de marzo frente al coronavirus. 

Buscando las causas por las que España encabezó el número de muertes e infecciones en la primera ola COVID-19 en Europa y ahora sigue el mismo camino en la segunda, se han sugerido algunas explicaciones, pero que el autor Alfonso Cuasi analiza como no convincentes: 

1.- España tiene una población más envejecida que otros países europeos. Italia, Grecia, Alemania, Portugal, Finlandia, Bulgaria, Suecia y Letonia tienen un porcentaje de población de más de 64 años mayor que España. Por lo tanto, no parece ser la causa.  
2.- En España hay más precariedad laboral y trabajo sumergido que en otros países europeos. Es una hipótesis muy interesante, pero entre las regiones más afectadas en la primera y segunda olas destacan Madrid, Cataluña y País Vasco, que no parecen compartir las mayores tasas de paro y precariedad. Más bien son las regiones con mayor riqueza, por lo que tampoco parece el motivo.  
3.- España realiza más test diagnósticos de COVID-19 que otros países europeos. Los datos del ECDC muestran que la tasa de test por cada 100.000 habitantes de España es superada por bastantes países europeos. Entre las gráficas de la situación de cada país europeo hay una denominada "weekly testing rate" que muestra el ratio semanal de test por cada 100.000 habitantes.  
4.- Los ciudadanos españoles son menos respetuosos con las normas para la prevención de la infección que los ciudadanos de otros países europeos. Siempre está la tentación de atribuir la responsabilidad de la situación a los ciudadanos, pero ¿hay algún dato que lo pueda apoyar? Seguro que no: somos ciudadanos ejemplares, pero tampoco esencialmente distintos, al menos, a los países del sur de Europa (y el ejemplo de Portugal o Grecia es llamativo, a ellos les ha ido bien). Si la observación del confinamiento fue "ejemplar" por la mayoría de los ciudadanos, no hay muchos motivos para pensar que los mismos ahora se han vuelto tan descuidados. 

No es de extrañar que broten propuestas para mejorar esta crisis desde la espontaneidad de científicos y técnicos preocupados por el problema, que intentan que se les oiga y se cuente con una gestión consensuada para el global del país (con las peculiaridades que pueda aportar la situación de cada Comunidad Autónoma). He aquí una de interés, matizada:  

1. Información uniforme, detallada y transparente. 
Es imprescindible publicar no solo el número de casos positivos de PCR, sino también el número de PCR que se realizan diariamente, el número diario de nuevos hospitalizados en planta y en UCI, e informar, además, de su distribución geográfica por municipios o comarcas, así como por clases de edad. Esa información daría confianza dentro y fuera de España y facilitaría su interpretación epidemiológica. 
Esto es clave. La atención de la prensa y, por tanto, de la opinión pública y de los responsables y políticos está centrada en el número de casos. Eso es incorrecto, porque el número de casos detectados no es solo en función del número real de infectados, sino también del esfuerzo de muestreo, es decir, del número de pruebas, así como de la selección de esas muestras. Ahora se hacen más pruebas que en marzo y se realiza (aunque con muchas variaciones) el trazado de casos que debería haberse hecho al principio de la epidemia. En consecuencia, se detectan más casos. Una forma de corregir ese sesgo es dividir el número de positivos diarios por el número de pruebas realizadas ese día, lo que nos daría una “prevalencia de PCR”. Pongamos el ejemplo de Castilla y León: en marzo, esa prevalencia de PCR era de en torno al 44%, en junio del 0,91% y desde julio viene subiendo alcanzando el 1,13%. Por tanto si con un 44% era la primera oleada, con un 1,13% (aunque ascendente) no sé si es prudente hablar de una segunda oleada en esta comunidad autónoma. Algo diferente ha sido en Aragón o el País Vasco, y de ahí la importancia de la información detallada. 
Además, nos fijamos más en los casos que en los hospitalizados, y puede incluso que los hospitalizados no lo sean por los mismos criterios ahora que antes. Porque en la actualidad, el número de hospitalizados es 10 veces menor que en abril, aunque este dato siempre llama a la prudencia. Similar evolución, por fortuna, ha seguido la gravedad e ingreso en las UCI. Por ello, todos los datos son importantes, muy importantes para conocer la situación con objetiva globalidad. 

2. Mantener las medidas preventivas. 
No queda ninguna duda, pues además es el único recurso que actualmente tenemos para luchar contra este virus: no olvidar las dudas que plantean las pruebas diagnósticas, los tratamientos con baja evidencia científica y la ausencia de vacunas, para dimensionar lo anterior. De ahí que las medidas de prevención continúen siendo las “3M”: metros de distancia física, higiene de manos y mascarilla (al menos a partir de una edad) y que los peligros están en espacios “3C": cerrados, concurridos y cercanos. 

3. Trazado, PCR y aislamiento. 
Es urgente aumentar el esfuerzo en el trazado de contactos y procurar su aislamiento. El esfuerzo actual no es igual en todas las Comunidades Autónomas y resulta francamente mejorable. Los servicios de Atención Primaria merecen apoyo, pues son los más adecuados para este esfuerzo de trazado, que debería integrar a todos los profesionales de la sanidad. Y no olvidar lo que va a suponer estos protocolos de aislamiento para las personas y los trabajos, y más teniendo presente que con el tiempo, casi todos formaremos parte de ese aislamiento, como positivos o como contactos. 

4. Más ciencia y menos ruido. 
Más información científica y técnica y menos “infoxicación” por redes sociales. Más científicos, técnicos, gestores y políticos rigurosos y menos “influencers” (sobre ello hablaremos en breve, pues este tema es delicado). 

5. Cambiar el mensaje. 
Al poner continuamente el acento en los nuevos casos y los rebrotes, proyectamos una imagen negativa de esta enfermedad y somos responsables de la COVIDofobia. La infodemia y la COVIDofobia es una mala combinación, como ya hemos publicado.  Conviene cambiar el mensaje: debería hablarse mucho más de los casos hospitalizados que de los diagnósticos. Si cada vez hay menos hospitalizados, las cosas van mejor. Y si los hospitalizados son menos graves e ingresan menos en las UCIs, las cosas van mejor. En ninguna enfermedad – ni circunstancia de la vida – existe el riesgo cero. Ha habido momentos en el mes de junio el que la mortalidad en carretera ha superado la mortalidad por la COVID-19, y no hemos ido contando cada fallecimiento en carretera ni hemos cerrado las mismas. Y estos datos son importantes: porque actualmente España es de los países que más casos notifican por 100.000 habitantes, pero no está entre los cuatro que reportan más mortalidad en los últimos 14 días (Rumanía, Bulgaria, Luxemburgo y Bélgica). ¿Por qué mirar solo al dato malo? 
Repito: datos globales y no sesgados. El miedo no es un buen método de gestión y para superar la crisis, y menos el amarillismo periodístico. 

En España (y en el mundo) es tiempo de ciencia y buen gobierno. No es tiempo de enfrentar a la ciudadanía por un aspecto de distracción que no se merece, cuando su comportamiento fue (en la primera oleada) y es (en la segunda oleada, con las lógicas excepciones ante las “4D” reinantes) de un cumplimiento a las normas modélico. 

La crisis por la pandemia COVID-19 es responsabilidad de todos. Pero la responsabilidad no es igual para todos. Algunos han sido elegidos para el gobierno y buen gobierno nacional y autonómico. Y cobran por ello. Y ese sueldo no es para que pongan el foco del problema en la ciudadanía, la misma que les paga con sus impuestos. 

La conclusión es clara, por mucho que se utilicen las estrategias ya definidas por Chomsky para desenforcar el problema y sus responsables: unos malos datos en la crisis del coronavirus es responsabilidad de una mala gestión de su gobierno.

lunes, 24 de agosto de 2020

Libro de Continuum "Urgencias y estabilización inicial"

 


Hace una semana presentamos el libro de Continuum de la sección Imagen de la Semana y por título "Imágenes en patologías infecciosas". Hoy presentamos el libro de Casos Clínicos Interactivos, que bajo el título de “URGENCIAS Y ESTABILIZACIÓN INICIAL” recoge en 466 páginas aquellos 25 casos ya publicadas en Continuum que tienen relación con este tema. De nuevo, un libro que es producto de un trabajo de equipo, desde todo el Equipo de Continuum a la edición de Lúa Ediciones 3.0, pero con el especial agradecimiento a cada uno de los autores (adjuntos y residentes de Pediatría en su mayoría) que han elaborado cada uno de estos capítulos con las imágenes y la experiencia de su práctica clínica. 

El libro está ubicado en la Biblioteca de Continuum, desde donde podéis acceder, pero también lo podéis realizar desde la señal de “novedad” de la propia sección de Casos Clínicos Interactivos

El libro es de acceso gratuito a todos los socios de la AEP. Para aquellos que no sean socios de la AEP, el libro tiene un precio de descarga. 

El prólogo de este libro corre a cargo del Prof. Serafín Málaga, como ex-presidente de la AEP e impulsor de la plataforma Continuum y nadie mejor que él para dibujar los comienzos de esta plataforma de formación virtual: “Continuum, el ambicioso proyecto de crear una plataforma propia de formación continuada, fue propiciado por la Asociación Española de Pediatría (AEP) y aprobado por su Comité Ejecutivo a principios de 2013, aunque no fue hasta septiembre de aquel mismo año cuando entró en funcionamiento. Para diseñar los contenidos de la plataforma fueron designados dos prestigiosos pediatras con experiencia en el uso de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, Javier González de Dios y Francisco Hijano. Ambos, con la colaboración de un entusiasta y competente grupo de compañeros y el imprescindible apoyo técnico de Isabel Rodrigo y todo el equipo de Lúa Ediciones, han logrado consolidar este ilusionante proyecto que, a día de hoy, seis años después de su lanzamiento, constituye un referente de excelencia para la formación pediátrica online en España y fuera de nuestras fronteras. Así fue reconocido por la Fundación Lilly, una institución de prestigio independiente, que le otorgó el Premio Medes 2016 a la mejor iniciativa en el idioma español para la divulgación del conocimiento biomédico".

Y la Introducción, de los coordinadores de la sección de Casos Clínicos Interactivos, el Dr. José María Garrido Pedraz y el Dr. Alberto García Salido, nos relatan el interés de este libro:

Estas páginas regalan una sesión clínica con participantes de toda nuestra geografía. Para aprehender y aprender desde la certeza de lo descubierto a pie de cama, el epicentro de la verdadera medicina. Tal y como indicó Sir William Osler, “el buen médico trata la enfermedad; el gran médico trata al paciente que tiene la enfermedad. El que estudia medicina sin libros navega en un mar desconocido, pero el que estudia medicina sin pacientes no va a navegar en absoluto”. En estas páginas se ofrece una hoja de ruta que va desde lo que más importa, el paciente pediátrico, a quién se encargará de cuidarlo en caso de necesidad. 

Mediante el texto de Casos clínicos interactivos se pretende acercarnos al niño enfermo de forma fidedigna. Al tiempo se añade interacción, participación, observación y reflexión mediante preguntas y respuestas. Se obliga a realizar un ejercicio deductivo que traduce un razonamiento complejo y práctico. No hay respuesta que se olvide si esta deja huella entre las ideas"

Esperemos que sea de vuestro interés esta recopilación de casos clínicos reales que ya han demostrado su utilidad para la clínica durante la andadura de la plataforma. 

¡Bienvenidos al segundo de los libros electrónicos de Continuum!

sábado, 22 de agosto de 2020

Cine y Pediatría (554). “Adolescentes”, el boyhood de los coming-of-age

 

Hoy hablamos de una película que reúne tres características: es cine francés, es cine documental y es cine de adolescentes. Y los tres tienen un trato especial en Cine y Pediatría. Sobre la importancia del cine francés, o mejor aún, del cine en francés de Francia, Bélgica y Canadá, ya hemos destacado de manera reiterativa que es un cine que supera cualquier otra filmografía en este proyecto de vincular la infancia y adolescencia con el séptimo arte. Y en concreto ya hemos comentado la importancia de cuatro películas documentales en francés, que prescribimos con entusiasmo: Bebés (Thomas Balme, 2010) para entender la normalidad de un recién nacido y lactante; Solo es el principio (Pierre Barougier y Jean-Pierre Pozzi, 2010) para reconocer a los niños como nuestros pequeños filósofos; Camino a la escuela (Pascal Plisson, 2013) para reflexionar sobre los distintos caminos que nos llevan a la escuela; y El gran día (Pascal Plisson, 2015) para conocer el camino que hay que recorrer para hacer realidad los sueños de nuestra infancia. Y sobre la adolescencia ya hemos reivindicado de forma reiterativa el considerarla en sí como un género cinematográfico, dada la cantidad y calidad de películas que versan sobre este camino de la infancia a la vida adulta, este tránsito que se conoce con el anglicismo “coming-of-age”

Esta película es Adolescentes (Sébastien Lifshitz, 2019), un título que no deja lugar a ninguna duda. Su director es uno de los documentalistas más prolíficos y aclamados del cine europeo contemporáneo, responsable de Los invisibles (2012) o Las vidas de Thérèse (2016), y quien decidiera embarcarse en esta aventura cinematográfica: acompañar durante 5 años a las amigas Emma y Anaïs desde los 13 años hasta que cumplen 18, su mayoría de edad. Una grabación que tiene lugar en la localidad de Brive-la-Gaillarde, denominada comúnmente Brive, comuna francesa situada en el departamento de Corrèze, en la región de Nueva Aquitania, con unos 50.000 habitantes. Esta ciudad es el escenario de la vida de dos chicas adolescente a quien la cámara acompaña durante su vida cotidiana y en los tres entornos habituales (familia, centro escolar y amigos), y lo hace durante el año escolar y durante las vacaciones, tanto en los momentos clave de sus vidas, como en los momentos más banales. Y es por ello que a esta película se le ha venido a denominar como el “boyhood” de la adolescencia, en clara similitud con la película Boyhood (Momentos de una vida) (Richard Linklater, 2014), esa historia familiar que recorre 12 años de la vida de Mason, de los 6 a los 18 años. O si se quiere, incluso una mezcla entre Boyhood y Girlhood (Céline Sciamma, 2014), película esta que nos sumerge en adolescentes negras de extrarradio que son como diamantes en bruto. Y en Adolescentes, como siempre ocurre en el cine documental, muchas horas de grabación y un laborioso proceso de montaje. Para bien o para mal. 

Una grabación durante 5 años donde la cámara nos hace mirar por un agujero su vida real, donde es difícil imaginar que estén interpretando, o eso al menos es lo que sentimos entre las habituales (y casi constantes) disputas entre Anaïs y sus padres y Emma y su madre (pues su padre, por trabajo, está casi siempre ausente). Somos partícipes en la película de los hechos de la época y cómo repercuten en nuestros adolescentes: el ataque terrorista al Stade de France en noviembre de 2015 y sus reacciones de dolor y el miedo, o las elecciones generales de Francia, con el ascenso en 2017 de Emmanuel Macron sustituyendo a François Holland, y la expresión de la familia: “Estamos jodidos”

Anaïs es un vivaz adolescente con sobrepeso, una de las pocas que finalmente se decide por la rama de la Formación Profesional, pues quieres ser educadora infantil. Y aparece en la escuela con niños de preescolar realizando prácticas, luego en un centro geriátrico. Su recorrido no es fácil: se enfrenta al fallecimiento de su abuela, al incendio de su casa y al cambio forzado de domicilio. Y todo ello lo vive como corresponde a esta edad y así se lo dice a su padre: “Entiéndelo. Soy una adolescente de 17 años y estos cuatro meses he estado sin tener vida social. Me molesta. Puedes pensar: problemas de adolescente, ¿qué más da? ¿Pero no crees que tengo problemas de verdad de los que ocuparme?... Estoy triste y a vosotros os da igual”. Y cuando lo deja con su novio Dimitri comenta “Siento como si no tuviera donde ir”, pues no encuentra acomodo en ningún lugar, menos en su hogar. “La verdad es que este es el peor año de mi vida”, le confiesa a su madre, una madre depresiva que ya se ha sometido a una banda gástrica por su obesidad mórbida. Y le comenta a un amigo: “Todo el mundo está deprimido en Snapchat. Incluso en Facebook, es una mierda. Que aguafiestas”. Aunque finalmente nos confiesa: “Siento que estoy madurando, que entiendo mejor las cosas, que entiendo mejor la vida. Siento que estoy reaccionando más como una adulta, o como una joven adulta, supongo”. Y finalmente Annais se va a vivir sola: “No me voy. Estoy harta de que me den sermones, me griten, me critiquen,…” 

Emma es una atractiva morena, más bien solitaria, quien tiene afición por el canto y el teatro. Es un alma de artista, en parte solitaria. Emma se siente sola y quizás prefiere estar sola y en continuo litigio con su madre, quien le dice: “Lo que veo es que rechazas cualquier tipo de debate en casa”, y Emma le contesta: “Porque sois un coñazo… Vosotros sois como una patada en el culo. Me molesta vuestra voz”. 

Porque tanto Anaïs como Emma discuten continuamente con sus padres, no porque sean familias conflictivas, sino porque estas discusiones son habituales entre padres y adolescentes. Lo anormal viene a ser lo contrario…Y la cámara es protagonista, no como actores ni actrices, sino como padres e hijas, Y con ellas vivimos escenas habituales, enfados y discusiones verídicas donde la cámara no les influye para ello. Pero al final, estas amigas, que se han pasado casi todo el tiempo quejándose de su familia, del colegio y de su vida en general, se permiten realizar una genial reflexión sobre su generación: “Hemos tenido suerte, hemos crecido en la mejor época”, 

Y la conversación de las dos amigas en el césped de la playa del río Corrèze, una vez superado la etapa del instituto, sabiendo que una irá se irá a estudiar a París y la otra a Limoges. Y nos dicen aquello de “Ya veremos donde nos lleva la vida... Me aterra el futuro. Porque aún somos jóvenes y estamos un poco a la deriva”. Y ese final donde cada una de ellas, superada esta etapa de su vida, comienzan otra. Dos imágenes de noche en dos ciudades, arrastrando sus maletas, son el contrapunto a todo lo vivido. El coming-of-age se ha cumplido…

miércoles, 19 de agosto de 2020

Nuevo curso de Continuum: "Patología crítica neonatal"


Tras las vacaciones de verano comenzará en Continuum el curso "Patología crítica neonatal", un curso coordinado por  la Sociedad Española de Neonatología. 

Este curso proporcionará al alumno conocimientos y habilidades necesarios para mantener y mejorar su competencia en la patología crítica neonatal, teniendo en cuenta la evidencia disponible sobre la reanimación y patología crítica de órganos y sistemas en este período y la repercusión que puede tener el aprendizaje de una detección y actuación urgente.. 

Los objetivos del curso son: 
- Conocer las recomendaciones de la reanimación del neonato a término y prematuro. 
- Saber identificar y realizar actuación inicial ante el fracaso respiratorio agudo neonatal y con sospecha de cardiopatía congénita. 
- Actualizar las nuevas tendencias frente a la patología metabólica aguda neonatal. 
- Identificar a los neonatos con signos de obstrucción intestinal. 

Y estos serán los capítulos que se van a tratar: 
- Reanimación cardiopulmonar del recién nacido 
- Insuficiencia respiratoria aguda del recién nacido 
- Obstrucción intestinal neonatal 
- Asfixia y encefalopatía hipóxico-isquémica cerebral 
- Patología metabólica aguda neonatal 
- Hipoxemia y bajo gasto sistémico en el recién nacido con sospecha de cardiopatía congénita. 

El curso comienza el próximo 22 de octubre 2020 y estará en activo hasta el 31 de diciembre 2020. Un curso tutorizado en cada una de las seis unidades didácticas. 

Toda la información e inscripciones en la página web de Continuum. 

Os esperamos... 

lunes, 17 de agosto de 2020

Libro de Continuum: "Imágenes en patologías infecciosas"

 

Continuum sigue dando sus frutos. En los albores de cumplir nuestros 7 años de vida como plataforma de formación virtual de la Asociación Española de Pediatría (AEP) hoy anunciamos un avance más: la edición de los primeros libros electrónicos de Continuum, correspondientes a dos de sus secciones, Imagen de la Semana y Casos Clínicos Interactivos. 

Hoy presentamos el libro de Imagen de la Semana, que bajo el título de “IMÁGENES EN PATOLOGÍAS INFECCIOSAS” recoge en 175 páginas aquellas 50 imágenes ya publicadas en Continuum que tienen relación con este tema. Un libro que es producto de un trabajo de equipo, desde todo el Equipo de Continuum a la edición de Lúa Ediciones 3.0, pero con el especial agradecimiento a cada uno de los autores (adjuntos y residentes de Pediatría en su mayoría) que han elaborado cada uno de estos capítulos con las imágenes y la experiencia de su práctica clínica. 

El libro está ubicado en la Biblioteca de Continuum, desde donde podéis acceder, pero también lo podéis realizar desde la señal de “novedad” de la propia sección de Imagen de la Semana

El libro es de acceso gratuito a todos los socios de la AEP. Para aquellos que no sean socios de la AEP, el libro tiene un precio de descarga. 

El prólogo de este libro corre a cargo de la Dra. María José Mellado, como presidenta de la AEP y ella dibuja el camino hasta llegar aquí, cuando nos dice: “El ideólogo de Continuum, la plataforma de formación de la Asociación Española de Pediatría (AEP), el profesor Serafín Málaga, posiblemente ya se imaginó, conociendo su capacidad organizadora y visión de futuro, el recorrido y utilidad extraordinaria que tendría esta herramienta dirigida a la recertificación periódica de las competencias adquiridas durante la formación MIR y a la actualización continuada de todos los profesionales de la Pediatría, ofreciendo esta alternativa online a las actividades presenciales que se lanzó en septiembre de 2013. Pero la puesta en escena de la multidisciplina metodológica formativa que dispone actualmente la plataforma sin duda se debe a los dos magos coordinadores: el doctor Javier González de Dios y el doctor Francisco Hijano Bandera, que, al frente de un talentoso y dedicado equipo editorial apoyado en la excelencia de las especialidades pediátricas, los grupos de trabajo y los comités de la AEP, han implementado y desarrollado las áreas de conocimiento y las competencias específicas que se abordan entre todas las modalidades de aprendizaje de la plataforma”.

Y la Introducción, del coordinador de la sección de Imágenes de la Semana, el Dr. Manuel Praena, habla en extensión del por qué el interés de este libro:

“La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y cumple funciones variadas, como la de protección frente a las potenciales agresiones del medio exterior; la de sensibilidad para distinguir frío, calor, presión y tacto al contacto con los objetos; la de regulación de la temperatura corporal, la participación en la excreción y absorción de sustancias y en la síntesis de vitamina D. 

La piel está constituida por dos capas: la epidermis, que es muy fina y contiene hasta cinco estratos en continua renovación, y la dermis, más gruesa, donde asientan estructuras vasculares y los anexos cutáneos que son de dos tipos: córneos (pelos y uñas) y glandulares (glándulas sebáceas y sudoríparas). Cuenta también con vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas. La capa inferior a la dermis es el tejido celular subcutáneo o hipodermis y está perfectamente intercomunicada con ella. 

Al ser un órgano exterior, permite distinguir a simple vista manifestaciones producidas por enfermedades de la propia piel o de otras enfermedades sistémicas. Cuando un paciente consulta, es obligado realizar una inspección de la piel que, en muchas ocasiones, proporciona pistas importantes para llegar al diagnóstico, si no el diagnóstico mismo. 

La piel puede mostrar una serie de lesiones que se clasifican en elementales primarias (lesiones elementales en sí mismas) y secundarias (aquellas que surgen de la evolución de otro proceso). Las lesiones primarias comprenden aquellas de contenido sólido, que pueden ser planas (máculas, manchas de tipo eritematoso o purpúrico) o palpables (pápulas, placas, habones y nódulos). Las lesiones de contenido líquido seroso o hemático, según su tamaño, se denominan vesículas, ampollas o flictenas. Si el contenido es purulento, se les denomina pústulas. 

Las lesiones elementales secundarias son consecuencia de la evolución de otro proceso. Pueden ser transitorias o permanentes. Las transitorias, si se desprenden por sí mismas, se denominan escamas, pero si no se desprenden y son secreciones secas son costras. Si no se desprenden y son tejido desvitalizado de coloración amarillenta se llaman esfacelos y si son de aspecto negruzco se las denomina escaras. 

Hay que integrar en la patología de la piel la de sus anexos o faneras (piel y uñas), que también tienen sus propias particularidades. 

Las enfermedades infecciosas que afectan a la piel son muy variadas, abarcan virus, bacterias, hongos y parásitos y pueden manifestarse de varias maneras: como asiento único de la infección, como parte de la afectación sistémica de la infección o como expresión de una reacción antígeno anticuerpo que se ha originado tras una afección sistémica pura. 

Las enfermedades exantemáticas de la infancia constituyen el paradigma de la inspección de la piel, que, junto a otros datos clínicos, convenientemente analizados, conducen al diagnóstico. A veces las lesiones que se producen son patognomónicas de un agente infeccioso, como el eritema anular migratorio en la enfermedad de Lyme y, en otras ocasiones, varios agentes producen las mismas o muy parecidas lesiones y la distribución de las lesiones orienta a su etiología. 

En ocasiones un exantema no es de origen infeccioso, pero depende de un mecanismo tóxico o inmunológico secundario, proveniente de una infección a distancia, como en la escarlatina o la psoriasis guttata, ambas relacionadas con una infección estreptocócica, que se puede sospechar con el resto de la exploración o mediante una anamnesis dirigida. 

Hay veces que para llegar al diagnóstico se precisa una biopsia que aclare la naturaleza de la lesión, como en la leishmaniosis cutánea secundaria a la picadura del mosquito Phlebotomus. 

La evolución de la enfermedad también puede ser seguida a través de la evolución de las lesiones del paciente, por ejemplo, el eritema nodoso, relacionado con la enfermedad estreptocócica o tuberculosa (entre otras de tipo autoinmune). 

Esta introducción solo pretende ser un pequeño botón de muestra de las numerosas situaciones que se pueden dar en la práctica clínica de los profesionales que atienden pacientes y que, con escasa utilización de medios diagnósticos, pueden llevar a un diagnóstico rápido que puede ser confirmado con exámenes complementarios bien seleccionados por la orientación diagnóstica. Esto contribuye a mejorar la seguridad del paciente y puede ayudar para tener en cuenta medidas de aislamiento y evitar la diseminación a otras personas susceptibles. 

Este libro no sería posible sin la participación entusiasta de muchos autores procedentes centros de salud y hospitales que han compartido su experiencia, conocimientos y tiempo empleado en la publicación de sus capítulos respectivos, con todos los internautas que han visitado la sección de la Imagen de la Semana de Continuum. Estos últimos han contribuido a que esta sección sea cada vez más valorada”. 

Esperemos que sea de vuestro interés esta recopilación de imágenes que ya han demostrado su utilidad para la clínica durante la andadura de la plataforma. 

¡Bienvenidos al primero de otros muchos libros electrónicos de Continuum!

sábado, 15 de agosto de 2020

Cine y Pediatría (553). De “Kramer contra Kramer” a “Historias de un matrimonio”

 

El divorcio y la separación de los matrimonios es una situación tan habitual desde hace décadas que el cine no ha sido ajeno a ello y con un cine en todos los tonos: comedia, drama y melodrama. Se acostumbra a pensar en el divorcio como una situación entre dos partes, pero la presencia de hijos comunes de por medio convierte a la ruptura matrimonial en un acto que cabe afrontar con la mayor responsabilidad, respeto y cariño posible para proteger a esos menores, velar por su interés y asegurarse de que la situación en la pareja no afectará negativamente a su crecimiento. Y por muy bien que se haga, nunca es fácil. Especialmente para los hijos. 

El cine nos ha dejado películas de todas las hechuras sobre esas vivencias de los hijos ante la separación matrimonial, algunas ya presentes en Cine y Pediatría como ¿Qué hacemos con Maisie? (Scott McGehee y David Siegel, 2013),  Nuestro último verano en Escocia (Andy Hamilton y Guy Jenkin, 2014),  y Custodia compartida (Xavier Legrand, 2017)  Pero hay muchas más, como Tú a Bostón y yo a California (David Swift, 1961), Diferencias irreconciliables (Charles Shyer, 1984), Señora Doubtfire, papá de por vida (Chris Columbus, 1993), Mentiroso compulsivo (Tom Shadyac, 1997), Quédate a mi lado (Chris Columbus, 1998), Tú a Londres y yo a California (Nancy Meyers, 1998), Una historia de Brooklyn (Noah Baumbach, 2005), Blue Valentine (Derek Cianfrance, 2010), Sin amor (Andrey Zvyagintsev, 2017), y toda la prescindibles tituladas como Papá o mamá y sus variantes: las francesas Papá o mamá (Martin Bourboulon, 2015) y Papá o mamá 2 (Martin Bourboulon, 2016), la italiana Mamá o papá (Riccardo Milani, 2017) y la española Papá o mamá (Dani de la Orden, 2020). 

Pero hoy comentamos dos películas que, sin duda por su calidad, hacen olvidar algunos títulos de los previamente comentados. Dos películas que, con 40 años de diferencia, hablan de la trascendencia que en los hijos tiene cuando se acaba el amor en un matrimonio: una es un clásico del año 1979 producido por Columbia Pictures, ganadora de 5 Oscars, entre ellos el de mejor película, todo un icono, por título Kramer contra Kramer; y la otra es un film del año 2019 producida por Netflix, también ampliamente galardonada, por título Historia de un matrimonio. Y de hecho, entre ambas se han hecho comparaciones de cuál es mejor. 

Kramer contra Kramer (Robert Benton, 1979) es una adaptación de la novela homónima de Avery Coman escrita dos años antes. Una película maravillosa que apenas ha perdido fuerza con el paso del tiempo, pues lo que narra es bastante universal. Ted Kramer (Dustin Hoffman) quizás pasa más tiempo en el trabajo que con su familia, y cuando regresa una tarde a casa con una buena noticia laboral se encuentra que su mujer Joanna (Meryl Streep) tiene las maletas hechas y decide abandonarle y también a su hijo Billy (Justin Henry), de poco más de 5 años. Una madre que llega a despedirse semanas después de su hijo por carta: "Mi querido y dulce Billy. Mamá se ha ido lejos. A veces, en la vida se van los papás y las mamás crían a sus pequeños hijos. Pero también puede irse una mamá y papá debe ocuparse de ti. Me he ido para encontrar algo interesante que hacer por mí misma. Todo el mundo debe hacerlo. Ser tu mamá es una cosa, pero también hay otras y esto es lo que debo hacer. No había podido explicártelo y por eso te escribo ahora. Siempre seré tu mamá y siempre te querré. Sólo que no estaré en casa sino que estaré en tu corazón. Y ahora he de irme para ser quien debería ser"

Cuando Ted descubre que no es una bravuconada de su mujer, despierta de su incredulidad y se aplica la tarea de aprender a ser padre procurando al mismo tiempo no descuidar su carrera profesional. Y lo logra con creces. Porque somos partícipes de la progresiva complicidad padre-hijo, y los fantasmas del pequeño: “Mamá se marchó porque fui malo, ¿no?”. Y la respuesta del padre, conciliadora: “¿Eso crees? No. No es eso, Billy. Tu mamá te quiere mucho y se marchó por algo que no tiene que ver contigo. No sé si tendrá sentido, pero intentaré explicártelo. Creo que mamá se fue porque por mucho tiempo intenté hacer de ella un tipo determinado de persona. El tipo de esposa que yo pensaba que debía ser. Y ella no era así. Ella era...No era así. Creo que intentó hacerme feliz durante mucho tiempo y cuando no podía, intentaba decírmelo. Pero yo no escuchaba. Estaba ocupado, muy liado sólo pensaba en mí. Y pensaba que si yo era feliz, ella era feliz. Pero creo que en el fondo ella estaba muy triste. Mamá no se fue antes porque te quiere mucho. Y el motivo de que quisiera irse era que no me soporta. No se fue por tu culpa, sino por la mía. Y ahora a dormir porque es muy tarde, ¿vale? Buenas noches. A dormir. Sueña con los angelitos. Hasta mañana”

Pero cuando ya se ha adaptado a su nueva vida y comienza a sentirse realizado como padre – es paradigmática la escena de él corriendo por las calles de Nueva York en busca de una urgencia donde atender la herida de Billy tras caerse en el parque -, Joanna vuelve un año y medio después y quiere recuperar a su hijo. Y ahí comienza la parte del proceso judicial que marca esta historia, allí donde las interpretaciones de ambos protagonistas alcanzan su cénit. Y es que estamos hablando de dos monstruos del séptimo arte, Dustin Hoffman, siete veces nominado al Oscar (de los cuales consiguió dos, por Rain Man  y por Kramer contra Kramer) y Meryl Streep, con 22 nominaciones al Oscar, récord que ninguna actriz supera (de los cuales consiguió tres, por La decisión de Sophie, La dama de hierro y por Kramer contra Kramer, aquí como actriz de reparto). 

Y la dureza de la lucha por la custodia compartida, con sus declaraciones. Como los argumentos de Ted: “Cuando mi ex mujer ha contado lo infeliz que era puede que en gran parte sea verdad. Hay muchas cosas que no entendía. Si pudiese, cambiaría muchas cosas pero a veces no puedes cambiarlas. Hay cosas que no pueden arreglarse. Mi esposa... Mi ex esposa dice que quiere a Billy, y yo la creo. Pero no creo que se trate de eso. Si lo entiendo bien lo que importa es lo mejor para nuestro hijo. Lo mejor para Billy. Mi esposa solía decirme: ¿Por qué una mujer no puede tener ambiciones? Tienes razón. Quizá eso lo he aprendido. Por lo mismo, me pregunto: ¿Quién dice que la mujer es mejor madre sólo por ser mujer? He reflexionado sobre qué es un buen padre. Se trata de constancia, de paciencia, escucharle o fingir que escuchas si no puedes. Se trata de amor, como ha dicho ella. ¿Quién dice que la mujer tiene la exclusiva y que el hombre tiene menos emociones? Conmigo Billy tiene un hogar. No es perfecto. No soy perfecto. A veces no tengo paciencia y olvido que es un niño pequeño. Pero ahí estoy. Desayunamos y me habla, luego vamos a la escuela. Por la noche cenamos juntos y hablamos y le leo cosas. Hemos construido una vida juntos y nos queremos. Si lo destruyes puede ser irreparable. Joanna, no lo hagas, por favor”. Pero pese a todo lo argumentado, al abandono de la madre sin causa mayor aparente por el padre, salvo su infelicidad, y pese a los desvelos del padre en ese año y medio por su hijo, llegó la resolución y el juez se inclinó por la custodia de la madre. 

Porque en estos juicios todos pierden. Especialmente los hijos. Y vemos como Billy lloró en el abandono y ahora llora en la resolución del juicio. Y la explicación del padre al hijo: “Los dos queremos vivir contigo. Y fuimos a ver a ese señor que es juez para que decidiese, porque es sabio. Hablamos con él y luego pedimos su opinión. ¿Sabes? Coincidió con mamá. Pensó que sería estupendo que vivieses con ella. Y yo cenaré contigo un día por semana. Y compartiremos dos fines de semana al mes”. 

Y esa gran escena final, con la vuelta atrás de la madre: “Esta mañana, al despertar he pensado en Billy despertándose en su habitación con las nubecitas que le pinté y pensé que debí pintarlas también en casa para que no la echase de menos. He venido para llevarle a casa. Pero ya está en su casa. Le quiero mucho. No me lo llevaré conmigo. ¿Puedo subir a hablar con él?”. Y Ted: “Claro. Sube y habla con él, yo esperaré aquí”. “¿Qué tal estoy?”, pregunta Joanna, y Ted le dice con cariño: “Estupenda”. Se cierra el ascensor. Y fin. 

Kramer contra Kramer, Dustin Hoffman contra Meryl Streep, dos monstruos de la interpretación (aunque en un principio los productores habían pensado en Al Pacino y Jane Fonda como protagonistas). 

Historia de un matrimonio (Noah Baumbach, 2019) narra la historia de separación de una joven pareja, Charlie (Adam Driver), director de teatro, y Nicole (Scarlett Johansson), actriz, y que tienen un hijo de 6 años, Henry. La película comienza con muchas hermosas reflexiones de Charlie sobre su mujer, como ésta: “Es una madre que juega con su hijo, pero de verdad”. Y continúa con otras tantas reflexiones de Nicole sobre su marido, como ésta: “Adora ser padre. Le encanta todo lo que debiera odiar, como las rabietas o levantarse por las noches”. Y concluye con “Y sabe bien lo que quiere y no como yo, que nunca lo tengo claro”

Pero enseguida entendemos que esas son las palabras que nunca se dijeron, pensamientos llenos de un amor ahora manchado por el tiempo, donde solo quedan rencores y el vacío de una relación que agoniza. Un insufle de romanticismo en los primeros minutos de la película que se acaba abruptamente y sin piedad, cuando nos damos cuenta de que los dos protagonistas solo hablan para sus adentros, que son memorias que no quieren recordar en voz alta para no resquebrajar los muros impenetrables que ya han construido entre ellos y que les encamina hacia el divorcio. Y les vemos en una sesión de terapia de pareja, donde la separación ya es tanto física como emocional, y donde queda claro que la historia que veremos en adelante (llena de monólogos desgarradores, silencios incómodos y explosiones de rabia) trata de la incapacidad de comunicación cuando la armonía se ha roto. 

Es Historia de un matrimonio la historia de una ruptura contada desde las entrañas de un proceso de divorcio, con todos los protagonistas de ese camino: mediadores, abogados, psicoterapeutas, amigos y familiares. Y acaban más separados que las ciudades de Nueva York y Los Ángeles, donde ahora residen y su lucha de abogados por la custodia de su hija, la abogada de Nicole interpretada por Laura Dern y los de Charlie interpretados por Alan Alda y Ray Liotta. Y durante los juicios tienen que oír, en boca de estos abogados, todo lo que el subconsciente no fue capaz de expresar, mutuas y crueles acusaciones. Y por ello Nicole comenta a su marido: “Deberíamos hablar. Creo que las cosas han ido demasiado lejos”. Y quieren intentar solucionarlo entre ellos, sin abogados por medio, pero es mucho peor. Y acaban haciéndose sufrir más, con escenas casi teatrales, realistas, desgarradoras, emocionalmente duras. 

Y al final Charlie lee a su hijo la carta de Nicole, con sus virtudes y ese final: “Me enamoré de él a los dos segundos de conocerle. Y le querré siempre. Aunque esto ya no tenga sentido”

De Kramer contra Kramer a Historias de un matrimonio, dos buenas películas para describir cuando el amor de un matrimonio se acaba y solo quedan los reproches. Y lo que significa para la pareja. Y lo que implica para los hijos.




miércoles, 12 de agosto de 2020

Cuarenta historias para una cuarentena: reflexiones históricas sobre epidemias y salud global

 

El 1 de abril de 2020 la Sociedad Española Historia de la Medicina puso en marcha el blog Epidemias y Salud Global. Reflexiones desde la historia, para ofrecer información sólida y fundamentada sobre el pasado de los fenómenos epidémicos desde la Historia de la Medicina, la Historia de la Ciencia, otras disciplinas humanísticas y las Ciencias Sociales. Las reflexiones publicadas han tenido por objetivo ofrecer herramientas intelectuales que permitan, en lo posible, afrontar las inquietudes que genera la pandemia y darles una dimensión histórica, contextualizando la excepcionalidad de la situación. 

Y ahora recibimos la noticia de que los ensayos publicados en el blog hasta el 6 de julio constituyen este libro, bajo el título de Cuarenta historias para una cuarentena. Reflexiones históricas sobre epidemias y salud global. Se ofrecen aquí conjuntamente para facilitar su consulta y como testimonio de lo pensado desde “dentro” de la pandemia sobre otras epidemias y pandemias del pasado, las respuesta sanitarias y sociales actuales y pasadas y, por supuesto, la COVID-19. Desde la web se pueden descargar el libro bien en formato PDF o en Epub o bien consultar en el archivo adjunto de Slideshare. 

El libro está dividido en las siguientes partes:

I. Las palabras de la pandemia.

II. Perspectivas históricas sobre epidemias y pandemias.

III. La mundialización de la salud.

IV. Control, prevención y tratamiento de las enfermedades infecciosas.

V. Reflexiones sobre la COVID-19.

VI. Mujeres, género y epidemias.

VII. Epidemias y ficción.

Interesante a nivel global, pero es un texto para leer con ojo crítico (como todos), pues invita a la reflexión (que no es poco), si bien he detectado textos con una sorprendente base ideológica política que provoca un importante sesgo a la hora de digerirlo. Así que, como todo texto, realicemos una lectura crítica. Pero formémonos bien en lo que tenemos y en lo que ha de venir... pues lo vamos a necesitar. 

lunes, 10 de agosto de 2020

Comienza el curso de Continuum "Nu­tri­ción en el ni­ño con ne­ce­si­da­des es­pe­cia­les (3ª edicion)"

 

En Continuum hemos realizado en los años 2017 y 2018 el curso "Nu­tri­ción en el ni­ño con ne­ce­si­da­des es­pe­cia­les", un curso coordinado por el Comité de Nutrición de la AEP y la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica. Y dos años después se repite en su tercera edición

Este curso proporcionará al alumno conocimientos y habilidades necesarios para mantener y mejorar su competencia en la alimentación del niño, sobre todo en el niño con necesidades especiales, y sus repercusiones sobre la salud en edades posteriores. 

Los objetivos del curso son: 
- Destacar la importancia de la alimentación en los primeros años de vida en relación con el riesgo de enfermar después. 
- Mostrar las novedades en la composición de las fórmulas infantiles para lactantes sanos. 
- Enseñar las distintas formas clínicas de presentación de la alergia a los alimentos, así como las estrategias de prevención y las bases del tratamiento. 
- Detallar la relación entre la alimentación y algunos de los trastornos funcionales digestivos en el lactante y en el niño pequeño. 
- Abordar los errores y mitos más frecuentes en la alimentación del niño pequeño. Explicar las características de algunas dietas restrictivas y la monitorización de su adecuación en edades tempranas. 

Y estos serán los capítulos que se van a tratar: 
- La importancia de la alimentación del lactante y del niño pequeño en la salud futura 
- Nuevos componentes en fórmulas infantiles. Hidrolizados parciales. Leche de cabra 
- Prevención en Alergia Alimentaria. FPIES 
- Trastornos de la conducta alimentaria del niño pequeño. El niño que no come 
- Trastornos funcionales gastrointestinales: estreñimiento, dolor abdominal 
- Certezas y errores en alimentación infantil. Sensibilidad al gluten no celíaca. Dietas restrictivas. Dietas vegetarianas. 

El curso comienza el próximo 17 de septiembre 2020 y estará en activo hasta el 31 de diciembre 2020. Un curso tutorizado en cada una de las seis unidades didácticas. 

Toda la información e inscripciones en la página web de Continuum. 
Os esperamos...

sábado, 8 de agosto de 2020

Cine y Pediatría (552). “Magnolia” nos deja el aroma de las secuelas por una paternidad con malos tratos



Se denomina como película coral (en referencia a la música del coro) a ese tipo de cine en el que se presentan varias historias y personajes cuya conexión tiene lugar en el clímax de la obra. Y podemos recordar varias películas que entrarían en este subgénero: Plácido (Luis García Berlanga, 1961), Caídos del cielo (Francisco J. Lombardi, 1990), Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994), Airbag (Juanma Bajo Ulloa, 1997), Ciudad de Dios (Fernando Meirelles, Kátia Lund, 2002),  Crash (Paul Haggis, 2005), Los tres entierros de Melquiades Estrada (Tommy Lee Jones, 2005), Truco o trato: Terror en Halloween (Michael Dougherty, 2007). Ahora bien, en este capítulo tiene un lugar destacado “la trilogía de la muerte” de Alejandro González Iñárritu, con Amores perros (1999), 21 gramos (2003) y Babel (2005). Pero parece que hay cierta unanimidad en que fue la película Short Cuts: Vidas cruzadas (1993) una de las más importantes en este género y que creó escuela cuando el (quizás sobrevalorado) Robert Altman nos dejó esta obra en la que enlaza la acción de 22 personajes, en paralelo o con encuentros casuales. 

Pero a Robert Altman le salió un digno sucesor que superó al maestro y cuya figura cabe destacar: la del guionista, director y productor californiano, Paul Thomas Anderson. Considerado un niño prodigio, con menos de 30 años nos dejó dos obras del calado de la excelente comedia dramática ambientada en el mundo del cine pornográfico de los 70, Boogie Nights (1997), y tan solo dos años después, la obra maestra dentro de las películas corales que hoy nos convoca: Magnolia

Es Magnolia una película especial y por varios motivos: por su inusual formato de 188 minutos, pero que gracias a su gran ritmo y mejor guión, es capaz de domar el tiempo; por su estructura en tres partes, como toda obra teatral, para hablarnos del azar, con su breve y llamativa introducción, su largo nudo y su especial desenlace, con uno de los finales más rompedores de la historia del cine; y por la fusión de música y cine, de forma que algunas canciones se convierten en un protagonista más, de la mano especial de esta cantante de Virgina por reivindicar llamada Aimee Mann, quien acapara la BSO (salvo alguna canción de Supertramp y algún otro autor). Porque Magnolia es para algunos entendidos una de las más bellas, profundas, enigmáticas, singulares y poderosas películas norteamericanas en muchas décadas. 

Como un buen genio y un buen artesano del séptimo arte, Paul Thomas Anderson entrelaza nueve historias para conformar un film coral en el que todo encaja a la perfección. Con una intensa puesta en escena y una serie de ingeniosos recursos narrativos, Anderson reflexiona durante casi tres horas sobre el carácter azaroso de la paternidad, sobre el daño de una paternidad mal entendida y los malos tratos que se pueden producir, sobre cómo establecemos raíces sobre sucesos producto de la casualidad y la contingencia inherente a la existencia. Y como el perdón se conforma y confirma como una salida redentora. Y todo ello a través de su introducción, nudo y desenlace. 

Introducción (o prólogo). Deslumbrante, breve y desconcertante. Tres historias sobre el azar y la casualidad, tres historias reales protagonizadas por la fatalidad y los caprichos del destino. Nada tiene que ver con el resto de la película, pero esta metaficción no es una referencia gratuita en esta descomunal y obscena demostración de cine a la que nos enfrentaremos. A modo de cierre del prólogo, la voz del narrador concluye: “Esto no fue solo una cuestión de azar. No. Estas cosas extrañas suceden a todas horas”. 

Nudo. Contundente y eficaz presentación de los nueve personajes principales (y alguno más), de diversos extractos sociales y niveles culturales, que viven, trabajan o sobreviven en la ciudad de Los Ángeles, allí donde construye este monumental fresco sobre el perdón y la superación de los traumas de la infancia o desde la infancia. Y lo hace con un reparto vertiginoso e interpretaciones magníficas, donde el director saca lo mejor de cada uno de ellos, algunos ya sus actores fetiche. 

Frank T.J. Mackey (Tom Cruise, en un papel como pocos en su carrera) interpreta a un joven charlatán machista que transmite su fama y éxito por conferencias y programas televisivos. Earl Partridge (Jason Robards), un anciano encamado en los últimos momentos de enfermedad, y quien está al cuidado de su enfermero Phil Parma (Philip Seymour Hoffman), mientras su pareja Linda Partridge (Julianne Moore) sale a conseguir medicamentos para combatir su angustia por no haberle sido fiel en vida a su anciano marido. Jimmy Gator (Philip Baker Hall), un presentador de un programa televisivo que acarrea problemas de salud y dificultades dentro de su familia, especialmente con su hija deprimida y ya drogadicta, Claudia Wilson Gator (Melora Walters). Jim Kurring (John C. Reilly), el oficial de policía en busca del amor y de ser mejor persona. Donnie Smith (William H. Macy), un ex niño prodigio y que ahora es un fracasado don nadie en banca rota y enamorado en secreto de otro hombre. Y, por último, Stanley Spector (Jeremy Blackman), el niño prodigio que su padre utiliza para los concursos de televisión. 

Y las vidas de estos personajes se cruzan y entremezclan, con un punto en común: el perdón por una paternidad que ha dejado en sus hijos el aroma de las secuelas que conllevan los diferentes tipos de malos tratos. Earl Partridge busca el perdón de su hijo Frank T.J. Mackey, a quien abandonó en su infancia y le sometió a hacerse cargo de su madre enferma. Jimmy Gator busca el perdón de una hija Claudia Wilson Gatos, temerosa y despechada por supuestos abusos de su padre en la infancia. Donnie Smith reconoce que sus padres le utilizaron y se quedaron con todo el dinero que ganó cuando era un niño prodigio. Y algo parecido le ocurre ahora a Stanley Spector, quien llega a decir a su padre: “Papá, debes portarte bien conmigo”. Y la película llega al final para volver al principio con esta reflexión: “Dejamos el pasado atrás, pero el pasado no nos deja”. Porque todos ellos viven sumidos en una pequeña tragedia personal, pues, ya sea por un excesivamente infausto o excesivamente brillante pasado, viven un presente desolador. 

Desenlace. Con una película de esta magnitud, es posible que Anderson se crea Dios. Y de ahí la catarsis anfibia y bíblica con la que concluye la película, ese final que nos desconcierta a todos. La lluvia de ranas guarda una estrecha relación con la Biblia, pues en el Éxodo 8.2 se dice “Así lo hizo Aaron, y salieron tantas ranas que cubrieron todo el país de Egipto”. Sin embargo, la intención del director no era en ningún momento la de darle este significado, pues él mismo reconoció desconocer ese pasaje del texto, pero una vez que fue consciente de ello supo sacarle partido. Porque el número 82 está sutilmente insertado en varios momentos del film: en un avión de extinción de incendios, un reloj que indica las 8:20, o, la más relacionada con este hecho, la predicción meteorológica que indica un 82% de probabilidades de lluvia. De nuevo el azar parece que no es tal. Porque aunque Magnolia parezca un film sobre el azar y sus circunstancias, no lo es: Anderson, como Voltaire, piensa que el azar es una palabra vacía de sentido, porque nada puede existir sin causa. Ninguno de los personajes eligió tener una vida tan desdichada, y, sin embargo, se ha visto envuelto en una situación tan calamitosa que parece no encontrar salida. Y de pronto, miles de ranas cayendo del cielo sirven de punto final para todas estas historias a la vez. 

A cada flor se le suele atribuir un significado especial. Incluso diferentes culturas tienen diferentes significados de flores a una flor específica. Algo así ocurre con la flor de la magnolia, que crece en árboles de hoja perenne y hasta de hoja caduca. Las magnolias producen diferentes flores de color dependiendo de la variedad y estas flores no tienen pétalos o sépalos como otras flores, tienen tépalos. Las flores están disponibles en una variedad de colores y cada color conduce a un significado diferente: las flores blancas indican pureza y perfección, las rosas significan juventud e inocencia, las verdes tienen el mismo significado de la alegría y también salud y suerte, las púrpura ayudan en la consecución de los deseos de suerte y salud. La magnolia, incluso, es la flor oficial del estado de Misisipi y Luisiana, y el primero se ha ganado el apodo de “Estado Magnolia ‘debido a las abundantes floraciones de esta flor. Básicamente, la flor de magnolia se asocia con la belleza y la perseverancia, con la nobleza y la dignidad. Posiblemente la belleza, perseverancia, nobleza y dignidad que buscan los nueve protagonistas de la película Magnolia. 

Y tres temas claves de Aimée Mann nos llenan y rellenan de sentido con este tercer personaje invisible - y, como aquí, a veces tan visible -, llamado música: el “One” arrancando a toda potencia, con el primer momento magistral de la película, como es la presentación de todos y cada uno de los personajes principales; superado la mitad de metraje su tema principal, “Wise Up” donde cada uno de nuestros ya conocidos protagonistas susurran la canción y se dan la orden de espabilarse ante los acontecimientos de su vida; y al final, “Save Me”, con un título premonitorio que nos aboca a los títulos de crédito, porque todos debemos salvarnos de nuestro pasado si no lo hemos cuidado. 

Porque si los padres no cuidan la infancia de sus hijos, la flor de la magnolia, la flor de su vida, se marchitará en el futuro.


miércoles, 5 de agosto de 2020

Consenso nacional sobre diagnóstico, estabilización y tratamiento del Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico vinculado a SARS-CoV-2



Compartimos un documento español de consenso pediátrico sobre el Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico vinculado a SARS-CoV-2, gracias a la participación de seis sociedades científicas de la AEP: Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas (SECPCC), Sociedad Española de Cuidados Intensivos Pediátricos (SECIP), Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP), Sociedad Española de Pediatría Hospitalaria (SEPHO), Sociedad Española de Reumatología pediátrica (SERPE), Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (SEUP). El documento, de 42 páginas, reúne la seriedad que atesora el trabajo de 17 especialistas, coordinados por dos buenos amigos y mejores pediatras, bregados en esta enfermedad, los Dres. Alberto García-Salido y Alfredo Tagarro García. 

Ya es conocido, tras más de 7 meses de evolución de la enfermedad COVID-19, que esa es menos frecuente y menos grave en la infancia y adolescencia. En España los pacientes pediátricos menores de 15 años han supuesto un 0,4% de los ingresados, un 0,7% de los ingresados en cuidados intensivos y un 0,15 por mil de los fallecidos. Sin embargo, en mayo de 2020, tras la llegada del brote a países occidentales, se describe que algunos niños desarrollan un síndrome inflamatorio sistémico de expresividad variable. El síndrome muestra rasgos clínicos y analíticos similares a los observados en la enfermedad de Kawasaki (EK), el síndrome de shock tóxico (SST) o síndromes de activación macrofágica (SAM). Este cuadro puede evolucionar de forma grave, incluye en ocasiones miocarditis y shock cardiogénico, y precisa a menudo ingreso en cuidados intensivos pediátricos. 

Varios organismos oficiales como los Centros para el Control de Enfermedades de EEUU (CDC), la OMS, o el Colegio Real de Pediatría de Reino Unido (RCPCH) han intentado definir las características generales de este proceso, pero no se ha llegado aún a un consenso en cuanto a la definición de caso y manejo clínico. Este nuevo síndrome resulta coincidente en el tiempo con la pandemia de SARS-CoV-2 y en la mayoría de las ocasiones se asocia con infección activa o reciente con este virus. A pesar de esto, aún no está clara la relación etiológica, pues la mayoría de los pacientes presentan serología IgG positiva y aumento de biomarcadores de inflamación lo que sugiere una disregulación inmunitaria desencadenada por SARS-CoV-2 más que un efecto patogénico directo. De este modo, se han propuesto como nomenclaturas Síndrome Inflamatorio Multi-sistémico Pediátrico Temporalmente asociado al SARS-CoV-2 (PIMS-TS) y Síndrome Inflamatorio Multi-sistémico en Niños asociado al SARS-CoV-2 (MISC-C). En este consenso se ha decidido utilizar la denominación Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico vinculado a SARS-CoV-2 (SIM-PedS)

La enfermedad por SARS-CoV-2 y por extensión el SIM-PedS son condiciones a menudo complejas y multiorgánicas. Tal como ha ocurrido en la población adulta, los pacientes pediátricos se beneficiarán de un abordaje multidisciplinar y coordinado por parte de pediatras de diferentes subespecialidades. En este documento se desarrolla y describe un protocolo de actuación consensuado para este tipo de pacientes. Se aborda desde un enfoque multidisciplinar, con la colaboración de varios especialistas pediátricos designados por las sociedades científicas pertinentes, y se basa en la mejor evidencia disponible en el momento de su redacción. 

 Os dejamos abajo el documento para su lectura y estudio. Y con un mensaje esencial a la población: aún en la situación más grave conocida en la infancia de la infección por SARS-CoV-2, la Pediatría tiene bien establecidas las pautas de actuación.

lunes, 3 de agosto de 2020

Doce hombres sin piedad, COVID-19, mascarillas y la duda razonable



El pasado 21 de julio, la cadena 2 de Televisión Española emitió de forma consecutiva las dos versiones escénicas más conocidas de la novela “Twelve Angry Man”, publicada en el año 1954 por Reginald Rose: la película estadounidense de Sidney Lumet y la obra teatral española de Estudio 1. 

El drama representa un jurado obligado a considerar un juicio por homicidio. Al principio toman una decisión casi unánime de culpabilidad, con un único disidente de "no culpable", que a lo largo de la obra siembra la semilla de la duda razonable. Este jurado son 12 hombres (y podemos entender que esta obra no se hubiera podido llevar a cabo hoy por considerarse políticamente incorrecta) que a lo largo de sus deliberaciones no se llaman por su propio nombre, sino por el número adjudicado: jurado nº 1 (entrenador de fútbol), nº 2 (empleado bancario), nº 3 (transportista de oficio), nº 4 (corredor de bolsa), nº 5 (desempleado), nº 6 (pintor obrero), nº 7 (vendedor de productos varios), nº 8 (profesional de la construcción), nº 9 (jubilado), nº 10 (comerciante), nº 11 (relojero) y nº 12 (publicista). El disidente es el jurado número 8. 

Fue en el año 1957 cuando el director Sidney Lumet nos regaló la versión esencial de esta obra, con título homónimo y con un elenco de actores de Hollywood encabezado por Henry Fonda como el jurado número 8. Fue cuarenta años después cuando surgió una nueva versión cinematográfica dirigida por William Friedkin e interpretada por Jack Lemon en el papel principal. Entre medias, en el año 1973, Televisión Española hizo una adaptación teatral dirigida por Gustavo Pérez Puig para el programa Estudio 1 con un elenco de actores que nos habla de un brillante pasado actoral en nuestro país. Ya ninguno está con nosotros, pero este era el corolario de actores que marcaron una época: jurado nº 1 (Jesús Puente), nº 2 (Pedro Osinaga), nº 3 (José Bódalo), nº 4 (Luis Prendes), nº 5 (Manuel Alexandre), nº 6 (Antonio Casal), nº 7 (Sancho Gracia), nº 8 (José María Rodero), nº 9 (Carlos Lemos), nº 10 (Ismael Merlo), nº 11 (Fernando Delgado) y nº 12 (Rafael Alonso). 

Pues bien, en la época que nos encontramos, poder ver de seguido la versión cinematográfica de Lumet y la teatral de Pérez Puig, me hizo reflexionar sobre la presunción de inocencia y la duda razonable. Y aplicarlo a la crisis sanitaria, social y económica que estamos viviendo en los últimos meses. Pues los hechos parecen claros, al menos en apariencia, pocos dudan de ello: el nuevo coronavirus denominado como SARS-Cov-2 se ha extendido de Wuham al mundo originando una pandemia conocida como COVID-19. Una pandemia que a fecha de hoy, 3 de agosto, tiene las siguientes cifras en el mundo: 18,1 millones de casos, 6 millones de casos activos y 690.000 muertes. Una pandemia con más dudas que respuestas, pero que la mayoría de explicaciones políticas y ecos periodísticos hace que al jurado popular le marque el camino para explicarle que el inicio de la pandemia tuvo malas consecuencias por lo desconocido de la enfermedad y los rebrotes actuales ocurren como consecuencia de que no se siguen las normas marcadas de prevención por la ciudadanía.

Veamos lo que haría un jurado número 8 al no dar por anulada la duda razonable. Revisemos los datos. A fecha de hoy, y con los datos oficiales, siete países acumulan el 52% de los casos de COVID-19 diagnosticados hasta la fecha (9,3 millones), el 63% de los casos activos (3,8 millones) y el 68% de las muertes (450.000). Estos siete países son Estados Unidos, Brasil, México, Reino Unido, Italia, España y Rusia. Hagamos un acto de reflexión por qué ha pasado esto en estos países y no en otros: tenemos la hemeroteca para saber los pasos dados por cada uno de los líderes políticos de estos países, muchos de los cuales se mofaron del virus, de la enfermedad, de su pueblo y de la salud de sus ciudadanos. En esta estadística oficial cabe decir que a España aún le contabilizan unos 28.500 fallecimientos, no los ya más de 45.000 que han salido a la luz.  En estos datos no incluyo los dos países más poblados del planeta, India (con 1,7 millones de casos de COVID-19, 570.000 activos y 38.000 fallecimientos) y China (cuyos datos no reproduzco, pues no cabe ser partícipe de las tomaduras de pelo). 

Frente a estos países que son un mal ejemplo ante la COVID-19, existen muchos otros donde se han hecho bien los deberes y donde sus ciudadanos no han sufrido ni la gravedad de la enfermedad ni la severidad del confinamiento ni medidas de control de la enfermedad a destiempo. Y en este capítulo, “Spain is different”, desgraciadamente diferente. Hay quien por ideologías no beneficiosas a la lucidez mental se siguen aferrando contra lo que ya nadie duda: que nuestro país atesora los peores datos en la gestión de la crisis sanitaria  y en la crisis económica que se deviene.  

Y ante una enfermedad como la COVID-19 con dudas en el valor y uso de las pruebas diagnósticas (y muchas, aunque sigamos entonando el canto de sirenas de test para todos) y sin tratamientos de mostrada eficacia y seguridad (que en algún caso han provocado más daño que beneficio, y a la vuelta de la esquina está la asociación hidroxicloroquina + azitromicina), está claro que la prevención es clave. Y nadie duda del valor del distanciamiento social y el lavado de manos, algo que es más antiguo que la tana y que forma parte de la necesidad de la concienciación individual, de la responsabilidad y la interiorización de las medidas preventivas donde la ciudadanía ha sido un ejemplo. Porque la ciudadanía (con los niños y adolescentes a la cabeza) han sido un ejemplo de comportamiento (algo que pocos dirían de los políticos) en los primeros meses y ahora, por mucho que la prensa sensacionalista, amarillista y del pánico siga insistiendo en que los españoles somos unos cabezalocas y así nos va. Pues no es así…, lo queramos o no, los peores datos de nuestro país siguen dándose en aquellas Comunidades Autónomas que peor están llevando su política sanitaria, donde el apoyo a la Atención Primaria y el papel de los rastreadores es clave. 

Y algo que merece una duda razonable, un jurado número 8, es el tema de la mascarilla. La hemeroteca tiene suficientes datos para confirmar lo incoherente de las recomendaciones del uso de la mascarilla en estos meses (desde la OMS a las instrucciones de Ministerios de Sanidad y Consejerías). Un uso que ha sido condicionado más por las existencias, que por la propia tasa de infección y enfermedad en la población: cuando estuvimos en la cima de casos, hospitalizaciones por COVID-19 y colapso sanitario, todos conocimos la escasez de EPIs y cuáles fueron las recomendaciones del uso de la mascarilla. Sin embargo, ahora estamos sometidos a ella, pues de pronto todo ha cambiado y la mejor respuesta a la pandemia parece ahora que es el uso obligatorio de la mascarilla en todo lugar y momento

Recordemos que la prevención que se le asume en su uso habitual a una mascarilla quirúrgica van asociadas a las medidas de asepsia y antisepsia que rodean un quirófano y con una mascarilla de un solo uso que se cambia en el momento que se mancha o simplemente se toca indebidamente. Ahora revisemos nuestras mascarillas: cómo las ponemos, cómo las quitamos, dónde las guardamos, y cuánto tiempo las usamos. Desde luego, quizás pensemos que mejor algo que nada, pero esta respuesta ahonda en el fracaso de las medidas que han llevado a España a ser el país del mundo desarrollado que más daño ha causado con su política ante la pandemia, en salud (muertes) y en economía (desempleo). Además, los actuales rebrotes de PCR positivas ocurren principalmente en entornos de familias y de ocio nocturno, donde difícilmente el uso de mascarilla sea una solución. 

Curiosamente países con mejor política y resultados solo la recomiendan en el transporte público y espacios cerrados (como nosotros en los meses de mayor gravedad en nuestro país), y Noruega, Suecia o Dinamarca no recomiendan el uso de mascarillas de forma generalizada entre su población, sino que promueven otras medidas principalmente, como las de distanciamiento social. Y posiblemente muchos piensen así: que hay un uso racional de la mascarilla y un uso menos racional. Pero ahora tenemos una fortísima razón moral para utilizar la mascarilla siempre y en todo lugar: la vergüenza. La vergüenza a que nos afeen la actitud por la calle cuando no la llevamos, aunque mantengamos el distanciamiento social y la usamos en lugares cerrados (como lo hacíamos en los meses previos, cuando las UCIs estaban llenas). Más que el temor por las posibles multas que se comentan, lo peor es que estamos generado una sociedad con una especie de autoritarismo dictatorial que ha convertido a muchos ciudadanos en auténticos lobos (‘Homo homini lupus’) contra sus convecinos. Y los altercados familiares y sociales no han hecho más que empezar. Con las amenazas y con las multas, con el pánico y con los nuevos confinamientos drásticos, se transforma un problema de salud pública en otro de orden público, como ya se viene debatiendo por diversos autores. 

Por supuesto, nada justifica el uso de la mascarilla al aire libre y en solitario, como se ha impuesto en España. Llevar mascarillas en todo momento y lugar es un disparate que “castiga” a la población como forma de “reparación” de los errores y fallos de las autoridades (a la cabeza nuestro Ministro de Sanidad y sus muchos asesores), sus expertos (que no existían y nos mintieron… pero no pasa nada) y sus generales (de la policía y el ejército). No se puede intentar tapar la inoperancia, ineptitud y negligencia política inicial ante la COVID-19 con la severidad frente a la población actualmente. 

No se debe intentar acallar la responsabilidad política derivando la potencial culpa y responsabilidad a la ciudadanía. La ciudadanía española, como la de la mayoría de los países, han sido ejemplares (tontos los hay en todas partes, también en las carreteras, y no por ello dejamos de conducir o llevamos el cinturón de seguridad al salir del coche). Los políticos y la política sanitaria han sido lamentables en nuestro entorno. Y querer taparnos la boca con una mascarilla para que nos enfrentemos entre nosotros por la COVIDofobia reinante, es una mala arte. La medicina es una ciencia que se basa en datos contrastados, donde suenan mal actitudes de “parada de burro y arrancada de caballo”. 

Quien me conoce, y ya son unos cuantos post en este blog en relación con la COVID-19, sabe que nada tengo que ver con facciones negacionistas del virus ni grupos conspiranoicos, pues contra ellos ya he argumentado largo y tendido. Pero no puede ser lo mismo cuatro que cuarenta. Y cabe dejar claro que: 
- Los políticos son los verdaderos responsables de actuar tarde, mal y nunca. Con contradicciones y a destiempo en el inicio de la pandemia y con resultados desastrosos para la salud de nuestro país primero y para la salud económica, después. 
La ciudadanía ha tenido y tiene una actitud ejemplar. Y no se merece que se la someta a un enfrentamiento disuasorio y de distracción entre ellos por una medida preventiva que no tiene demostrada su eficacia: el uso universal de la mascarilla. Sí al distanciamiento social, al lavado de manos y al uso de mascarillas en el transporte público, lugares cerrados y cuando no sea posible el distanciamiento social. Y quien quiera llevarla siempre, todo el respeto. 
- En ambos casos hay excepciones, políticos que hacen bien su labor y ciudadanos que no colaboran en el bien común. Pero no podemos pagar justos por pecadores. 

Actualmente el que piensa que el uso universal de la mascarilla no es necesario, puede tener la decisión casi unánime de culpabilidad por el jurado popular. Pero siempre habrá algún jurado número 8 (o varios, o muchos) que siembre la semilla de la duda razonable y defienda la presunción de inocencia. Y cabe recordar que al final Henry Fonda (en la película) y José María Rodero (en la obra teatral) consiguieron revertir lo que parecía una realidad incuestionable. 

Nos espera un otoño-invierno clave donde será muy importante combinar con calma y coherencia lo mejor de la medicina, salud pública, pedagogía, solidaridad y tolerancia…y el buen hacer de nuestros dirigentes. Y en ese camino la ciudadanía tiene que tener claro que no se juega con ella y su credibilidad. El miedo como recurso solo genera miedo, enfermedad y pobreza.