sábado, 15 de julio de 2023

Cine y Pediatría (706): “Turn Me On, Goddammit”, nueva visión de la sexualidad de una adolescente

 

La filmografía noruega ya se ha asomado en tres ocasiones a Cine y Pediatría: Brothers (Aslaug Holm, 2015), sobre la historia vital de dos hermanos noruegos rodada durante ocho años; El viaje de Nisha (Iram Haq, 2017), una película denuncia ante los conflictos generacionales entre la tradición de una familia musulmana y la libertad del país europeo de acogida, la tensión entre el supuesto honor frente al amor; y Cuidado con los niños (Dag Johan Haugerud, 2019), una película que nos recuerda que si hay que tener cuidado con los niños es porque vienen acompañados de adultos. Temas nos fáciles, como tampoco lo es nuestra película de hoy, elegida en su momento como película noruega del año: Turn Me On, Goddammit (Jannicke Systad Jacobsen, 2011) traducida en algún momento al español como Enciéndeme, maldita sea (o de forma más gráfica como ¡Ponme a tono, joder!), lo que viene a marcar el camino de que es una película que no le duelen prendas de llamar a cada cosa por su nombre al mostrarnos el brote de las tensiones sexuales de una adolescente. 

Y es que el séptimo arte se ha acercado al tema de la sexualidad femenina, desde todas las filmografías del mundo y en todos los idiomas. En algunos casos más enfocado en la vida adulta, como Bella de día (Belle de jour) (Luis Buñuel, 1967), Le voyage en douce (Michel Deville, 1980), La celda de cristal (Bette Gordon, 1983), La insoportable levedad del ser (Philip Kaufman, 1987), Las edades de Lulú (Bigas Luna, 1990), Viva el amor (Tsai Ming-liang, 1994), Romance X (Catherine Breillat, 1999), Cuando menos te lo esperas (Nacy Meyers, 2003), Somersault (Cate Shortland, 2004), Diario de una ninfómana (Christian Molina, 2008), À l'aventure (Jean-Claude Brisseau, 2008), Hysteria (Tanya Wexler, 2011), Ellas (Malgorzata Szumowska, 2011), Sleeping Beauty (Julia Leigh, 2011), Nymphomaniac (Volumen 1 y 2) (Lars von Trier, 2013), Dos madres perfectas (Anne Fontaine, 2013), Y de repente tú (Judd Apatow, 2015), La estación de las mujeres (Leena Yadav, 2015), Venus: confesiones desnudas (Mette Carla Albrechtsen y Lea Glob, 2016), La doncella (Park Chan-Wook, 2016), Buena suerte, Leo Grande (Sophie Hyde, 2022), etc. 

Pero en otras películas se centra principalmente en la sexualidad en la adolescencia, y algunas ya hemos podido analizarlas en post previos: Una chica de verdad (Catherine Breillat, 1976), Mary Jane's Not a Virgin Anymore (Sarah Jacobson, 1998), El último suspiro (Léa Pool, 2001), Lirios de agua (Water Lilies) (Céline Sciamma, 2007), Fish Tank (Andrea Arnold, 2009), Pariah (Dee Rees, 2011), Joven y alocada (Marialy Rivas, 2012), Joven y bonita (François Ozon, 2013), It Felt Like Love (Eliza Hittman, 2013), La vida de Adèle (Abdellatif Kechiche, 2013), Wetlands (Zonas húmedas) (David Wnendt, 2013), Cosas que hacer antes de los 18 (Maggie Carey, 2013), The Diary of a Teenage Girl (Marielle Heller, 2015), La (des)educación de Cameron Post (Desiree Akhavan, 2018), Sí, Dios mío, sí (Karen Maine, 2019), etc.      

Turn Me On, Goddammit fundamenta su guion en una novela de la escritora noruega Olaug Nilssen y tiene como tema principal la adolescencia, esa etapa en la que la sexualidad brota con la violencia de un volcán activo al ritmo de las hormonas. El film comienza con una original manera de presentar el pequeño pueblo noruego donde vive nuestra protagonista ("Bienvenido a Skoddenheim"), con calles vacías, ovejas y mucha vegetación. Una película de bajo presupuesto que logra transmitir con sinceridad la vida de a Alma (interpretada con acierto por la debutante Helene Bergsholm), una adolescente de 15 años con imaginación desbordante y que busca satisfacer sus instintos sexuales naturales. Una historia que comienza así, y donde puede llegar a ser difícil imaginar qué es realidad y qué fantasía sexual en el relato: Día 1: la nota. Día 2: yo y la mierda de la ginebra. Día 3: Dick-Alma (siendo este el apodo que finalmente le aplican). 

Alma vive sola con su madre (Henriette Steenstrup, a quien reconocemos como la directora del instituto de la citada película Cuidado con los niños), quien se da cuenta, cuando llega una superfactura de teléfono, que su hija está llamando a un servicio telefónico de sexo y la hija le justifica que lo hace porque lo necesita. Para pagar la factura se pone a trabajar dos tardes a la semana de cajera en un supermercado al que casi no entra nadie. Pero esa imaginación activa y libido aún más desarrollada, se le trastoca tras un encuentro con un rompecorazones, Arthur, lo que provocará una serie de acontecimientos embarazosos para la protagonista, problemas con sus amigas y su madre, y el llegar a convertirse en una persona poco popular. 

Una película con más comedia que drama, un producto ingenioso, fresco y sincero alrededor del erotismo adolescente. Destacar ese lugar de encuentro con sus amigas en una parada de autobús en medio de la solitaria carretera del pequeño pueblo. Allí donde su amiga Ingrid se pinta continuamente los labios, mientras Saralou le confiesa que quiere escapar a Texas para abolir la pena de muerte; aunque de momento se dedica a escribirles cartas a los condenados a muerte que ve en internet contándoles sus cuitas de adolescente (cartas que no envía). 

Un guion peculiar, con planos atrevidos para acompañarnos a ese subjetivismo fílmico de esta película de bajo presupuesto refrescante, que logra un ambiente que puede sugerirnos lo visto años antes en la película islandesa Heartstone: Corazones de piedra (Gudmundur Arnar Gudmudsson, 2016), en la británica Submarine (Richard Ayoade, 2010) o en la sueca Fucking Amal (Lukas Moodysson, 1998). Una buena ópera prima para la directora Jannicke Systad Jacobsen con acertadas interpretaciones, escasos cortes musicales a cargo de Ginge Avik y un acertado cromatismo fotográfico de Marianne Bakke para acompañar a los diversos sentimientos experimentados por nuestra protagonista y experimentar ese frío escénico tan propio de las películas escandinavas.   

Turn Me On, Goddammit nos acerca a una nueva visión de la sexualidad de una adolescente, allí donde el aislamiento y falta de oportunidades en el pueblo, así como la ausencia de modelos positivos para la juventud es la premisa fundamental para forjar la rabia, la depresión y la marginación de estos adolescentes que caminan con escaso horizonte hacia su futuro. Estas emociones se exteriorizan mediante el sexo, las relaciones amorosas, las relaciones familiares o ese constante pensamiento de huir a la ciudad, dónde según el ideal se encuentra esa libertad tan ansiada. Y así es como Alma se escapa a  Oslo..

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