jueves, 23 de febrero de 2012

Los plásticos y el progreso

Recientemente (9 al 11 de febrero) ha tenido lugar en Madrid en 9º Curso de Actualización en Pediatría de la Asociación Española de Pediatría (AEPap). Este es un curso que en sus 9 ediciones ha tenido un sorprendente, pero merecido éxito por su excepcional calidad y su estructura interactiva que combina mesas redondas con talleres de los mas variados contenidos de interés para los pediatras de Atención Primaria.

El año pasado, la conferencia de clausura corrió a cargo de Nicolás Olea Serrano, catedrático e investigador en la Universidad de Granada, con un amplísimo recorrido en el estudio de la contaminación ambiental y su influencia en la salud. En esta edición del curso, dirigió un taller con el título de “Exposición materno-infantil a disruptores endocrinos”, al cual asistí atraída por el recuerdo de su magnífica e impactante conferencia de clausura del año anterior.

La conclusión en una frase tan directa e inquietante como cierta es: ¡Nos estamos envenenando y no nos estamos enterando!

Desde los años 60 nuestro entorno doméstico ha cambiado considerablemente, podemos pensar que es más cómodo, mas funcional, mas… envuelto en plástico. Si, envuelto en plástico blando: film para envolver alimentos, tarteras (o como se llaman ahora “tapers”) que ya no son de metal, latas de conserva recubiertas interiormente de plástico, botellas de agua que rellenamos una y otra vez (¿a que a veces el agua sabe a plástico?), biberones infantiles que antes eran de cristal,… donde antes había cristal, metal, madera, ¡ahora hay plástico!

Pues bien, los productos ablandadores del plástico (principalmente los ftalatos y el bisfenol A) son disruptores endocrinos, tienen efecto estrogénico. De hecho se descubrieron como un subproducto en la investigación de nuevas moléculas de estrógenos.

Otros disruptores endocrinos se encuentran en los cosméticos (parabenes), en los recubrimientos antiadherentes de las sartenes (perfluorados PFOS y PFOA), en los filtros antisolares de los cosméticos (benzofenonas, canfenos y cinamatos), los retardadores de la llama (difenilos polibromados, en tapicerías y tejidos).

Pero es que el mundo sanitario es de plástico: incubadoras, catéteres, sondas, botellas de suero, guantes,…los hospitales son los lugares donde mas plástico hay. Y esto está demostrado analizando la orina en niños en distintas circunstancias, es en los niños recientemente dados de alta en los que se encuentran niveles mas altos de ftalatos en orina.

¿Producen algún efecto en la salud estos “niveles autorizados” de productos disruptores endocrinos?: criptorquidia e hipospadias, daños en la función testicular así como menor cantidad seminal, incluso cáncer de testículo, podrían estar relacionados con una mayor exposición in útero a disruptores endocrinos.

Una marcador sensible sobre la disrupción hormonal intrauterina es el acortamiento de la distancia anogenital en recién nacidos varones.

Pero las autoridades europeas, por ahora, la única medida que han aplicado es la prohibición de utilizar bisfenol A en los biberones.

¿Tendremos que volver al entorno de los años 60 y envolver los bocadillos en papel de periódico? No lo tienen fácil las autoridades.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El problema resulta todavía mas inquietante porque los plásticos hace tiempo que ya han entrado en la cadena alimentaria desde su disgregación en microparticulas, incluos a nivel molecular no visible,que son dispersadas en el medio marino e ingeridas por diferentes especies hasta llegar al hombre. La arena de nuestras playas contiene un porcentaje creciente de "arena" plástica. El problema es muy grave, pero la elección entre negocio y salud ya se ha hecho. Se ha elegido negocio.
Recomiendo meter en google "Isla plásticos pacifico"