miércoles, 25 de mayo de 2022

Viruela del mono: preguntas y respuestas esenciales

 

Cuando aún seguimos luchando frente a la pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 (porque el que no se hable ahora a todas horas de esta enfermedad, no significa que no exista, y la prevalencia de la enfermedad es altísima), ahora aparece la viruela del mono. O sea, éramos poco y parió la abuela, que dice el dicho popular. 

Os dejamos abajo el documento que ya ha compartido el Ministerio de Sanidad sobre el “Protocolo para la detección precoz de casos de viruela del mono”, del que cabe revisar los conceptos básicos esenciales de esta enfermedad.

¿Qué es el virus de la viruela del mono? 

El virus de la viruela del mono es un virus que pertenece a la gran familia de Poxvirus, de la que forma parte la viruela humana, que cabe recordar que fue la mayor pandemia de la historia de la humanidad – con permiso de la peste negra - que podría haber causado entre 500 y 1.000 millones de muertos. Si es cierto que hablamos de una viruela que es menos grave, transmisible y mortal que la predecesora. Y hay que tener en cuenta que la viruela humana se erradicó con la vacuna en los años 80, siendo la primera enfermedad infecciosa en erradicarse (aunque persiste el virus conservado en laboratorios). Este patógeno, que es endémico de África, es zoonótico, es decir, que compartimos los humanos con otros animales vertebrados. 

¿Cómo se transmite? 

La viruela del mono puede transmitirse de monos a humanos por contacto estrecho. Y, una vez que el virus ha saltado a nosotros, nos podemos infectar a través de fluidos corporales. Actualmente la enfermedad se ha manifestado en hombres homosexuales, aunque esto no significa que no se pueda transmitir entre hombres y mujeres, además de por contacto directo con animales exóticos. Y la infección también se puede producir mediante el contacto con la piel de una persona que presenta una erupción cutánea como consecuencia de la enfermedad, así como por las gotículas respiratorias si se convive de manera muy estrecha con una persona infectada. Eso sí, a diferencia de la Covid-19, en este caso no se hablaría de transmisión respiratoria, por lo que es mucho más complicado de transmitir. 

¿Cómo se manifiesta? 

Los principales síntomas de la viruela del mono son: a) erupciones cutáneas bastante llamativas (vesículas) y con cierto contenido de pus; es habitual que durante días o varias semanas puedan aparecer y desaparecer estas vesículas, pasando por diferentes etapas hasta que se van resolviendo con costras y cicatrices; la erupción a menudo comienza en la cara y luego se extiende a otras partes del cuerpo; b) inflamación de los ganglios, signo que diferencia a este patógeno de la viruela humana; c) manifestaciones generales de la enfermedad y que suelen darse antes de la erupción cutánea, como fiebre, dolores musculares, cansancio. 
El periodo de incubación generalmente dura entre una y dos semanas, aunque está establecido que puede variar entre los 5 y los 21 días. 

¿Cuál es su pronóstico? 

En África, la tasa de letalidad oscila entre el 4 y el 22%, aunque las condiciones sanitarias de allí no son las mismas que las de Europa. Por ello, es complicado todavía evaluar las complicaciones que esta infección puede provocar en nuestro entorno. Pero todo parece indicar que el pronóstico suele ser bueno y, después de unas dos semanas de enfermedad, la respuesta inmunológica suele ser efectiva. Y parece que las personas afectadas sean menores de 50 años, pues aquellos que superan esta edad están protegidos con la vacuna de la viruela que se pudo recibir en aquella época y que, en teoría, protege muy bien de este virus. 

¿Hay tratamiento? 

Actualmente, no hay tratamiento para combatir la viruela del mono, solo tratamiento sintomático. paliativo. Al parecer hay algunos antivirales específicos, pero dado que es una enfermedad excepcional en el ser humano no hay estudios bien desarrollados o con un número suficiente de pacientes para determinar el tratamiento, de momento. 

¿Deberían preocuparnos estos brotes? 

Los pequeños brotes que se han dado primero en Reino Unido, Portugal y ahora España, así como en Canadá, Estados Unidos o Australia (y otros países generan una preocupación razonable, en el sentido de que es normal estar en alerta ante la aparición de un patógeno del que todavía no se conoce el impacto que pueda tener en nuestro entorno ni cómo se va a comportar. Creo que tenemos demasiado cercana la Covid-19 para no haber aprendido algo. 

De momento, debe comenzar la vigilancia epidemiológica de los organismos oficiales. De ahí el interés del documento anexo.

 

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