Blog personal, no ligado a ninguna Sociedad científica profesional. Los contenidos de este blog están especialmente destinados a profesionales sanitarios interesados en la salud infantojuvenil
Mañana, martes 20 de mayo, tendrá lugar la presentación de Cine y Pediatría 14. Y, como todos los números y todos los años, se celebrará en el contexto del Festival Internacional de Cine de Alicante, que este año llega a su XXII edición.
Y este acto acaba de coincidir con la efeméride que celebramos de haber llegado hace una semana a publicar la entrada (o post) número 800 de Cine y Pediatría. Lo que implica 800 sábados seguidos - sin fallar uno desde aquel lejano 9 de enero de 2010 donde todo empezó - publicando un post al respecto.
Y como es costumbre, celebramos en este blog cada centena. Lo hicimos con las primeras 100 entradas de Cine y Pediatríacon un recopilatorio de las películas comentadas hasta entonces Y, a partir de entonces, intentamos que a efeméride de un nuevo centenar coincida con alguna película especial. Y esta es la relación hasta ahora:
- Celebramos la entrada 200 con una película muy especial, la francesa La vida de Adéle (Abdallatif Kechiche, 2013), ese vértigo a que nos enfrenta el primer amor.
- Celebramos la entrada 300 con otra película muy especial también, una película documental que contiene unas imágenes tan duras que pueden herir la sensibilidad del espectador, imágenes de una realidad injusta que todos conocemos, el conflicto de Siria: Sylvered Water, Syria self-portrait(Ossama Mohammed y Wiam Simav Berdixan, 2014) nos despierta de ese posible estado de anestesia moral permanente en que caemos.
- Celebramos la entrada 400 y lo hicimos con una pequeña gran joya como es la película belga Aves de paso (Olivier Ringer, 2015), un conmovedor cuento iniciático que habla sobre la amistad, la sobreprotección de los progenitores, la discapacidad, la superación de los límites o la necesidad de libertad de niños y niñas.
- Celebramos la entrada 500 con otra película emblemática, en este caso el film danés Pelle el conquistador (Bille August, 1987), un bello poema fílmico para acercarnos al desarraigo y la tierra prometida
- Celebramos la entrada 600 con la película estadounidense Más allá de las palabras (Anthony Fabian, 2013), una inspiradora película sobre una historia real, lo que le da un valor añadido, especialmente para los pediatras que conocemos la importancia de la humanización en nuestra profesión.
- Celebramos la entrada 700 y lo hicimos con una revisión de la figura del director japonés Yasujiro Ozu, un perfeccionista que combinó el blanco y negro y el color, el cine mudo y el sonoro, un firme defensor de la cámara estática y las composiciones meticulosas, un artista cuya obra influyó en directores como Jim Jarmusch, Wim Wenders, Aki Kaurismäki o Hou Hsiao-Hsien.
- Y acabamos de celebrar la entrada 800 con la Trilogía de Apu del director indio Satyajit Ray constituida por tres películas en blanco y negro, basadas en las novelas autobiográficas de Bibhutibhushan Bandyopadhyay: Pater Panchali (La canción del camino) (1955), Apajarito (El invencible) (1956), y Apur Sansar (El mundo de Apu) (1959). Una de las más bellas metáforas visuales que haya regalado el séptimo arte a ese ciclo de la vida que transcurre por la infancia, juventud y madurez.
Y por ello he querido elegir esas películas para conmemorar un hito más en Cine y Pediatría, y es que hemos llegado a la séptima centena de entradas en el blog. Nos seguiremos viendo (y leyendo) cada sábado...
Ángeles Doñate, periodista española de formación y vocación, ha combinado su trabajo en periódicos y revistas con la enseñanza y la comunicación institucional, siempre vinculada al mundo educativo. Además, consta en su biografía que dedica parte de su tiempo a enseñar a leer y a escribir a personas adultas de manera voluntaria. Está claro que la docencia no le es ajena. En su faceta literaria, tras publicar algunos libros de ensayo, dio su salto a la novela con “El invierno en que tomamos cartas en el asunto” (2015), y entre sus obras hay una posterior que ha alcanzado gran popularidad, adaptada al cine, y que rinde homenaje a las escuelas y maestros comprometidos: “El último vagón” (2019), una historia conmovedora ambientada en México y que desde ese país, y distribuía por Netflix, ha visto su adaptación cinematográfica con título homónimo.
El último vagón (Ernesto Contreras, 2023) es una película sencilla con mensajes poderosos, buen cine para ver en familia. Allí donde poder revisar temas de tanto interés como la importancia de la educación (especialmente en comunidades marginadas), el valor de los maestros, la amistad y solidaridad desde la más tierna infancia, así como la resiliencia y esperanza desde las familias. Nuestro protagonista es Ikal Machuca (Kaarlo Isaacs), un niño de 11 años, hijo de unos obreros que trabajan en la construcción de las vías del ferrocarril, nómadas por el país. En el nuevo destino acudirá a la escuela vagón Malinalli Teneplat, donde la maestra Georgina (Adriana Barraza), hará todo lo posible para que Ikal aprende a leer y pueda convivir con sus nuevos compañeros (Valentina, Chico, Tuerto,…) y su perro Quetzal. Cabe destacar que en la novela se habla de un maestro, Don Ernesto, que aquí se transforma en maestra, Doña Georgina. Pero no importa el sexo, sino los grandes mensajes que el maestro / la maestra vierten en ese alma en construcción que es todo niño y niña que acude a las aulas. Estos son algunos de las frases inspiradoras que Doña Georgina a Ikal: “Le felicito, joven. Acaba usted de leer su primer libro” o “Mientras usted esté vivo, usted puede convertirse en lo que quiera y puede vivir en donde quiera. Usted que está vivo, escoja bien su vida. Elija bien lo que quiere para que sea feliz”.
Pasa el tiempo y vivimos la convivencia de estos compañeros de clase (las aventuras en el río, la llegada del circo, el primer amor,…), tiempo en el que Ikal recibe la gran noticia de que sus padres deciden quedarse ya en este pueblo. Y a la pregunta de la maestra, “¿Alguna vez usted ha pensado lo que quisiera ser de grande?”, su respuesta es contundente, pues quiere ser maestro. Pero cuando el padre fallece, tienen que volver a partir y dejar todo lo que le hacía feliz, incluyendo el apoyo de esa maestra que le despide así: “Es usted un tritón. Alguien que sabe adaptarse a cualquier lugar. Nunca se subestime, Ikal”. Y antes de partir y que Ikal diga “No quiero volver aquí…”, la maestra adelanta la foto de fin de curso con todos los alumnos.
Y esa foto en blanco y negro es la que nos enlaza con otro personaje que se nos ha presentado entre la historia previa. Es un joven inspector de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Hugo Valenzuela (Guillermo Villegas), quien tiene la misión de comunicar el cierre de muchas escuelas rurales. Y una de estas escuelas es la que hemos conocido, y cuando llega le comunican que ya hace siete años que la directora falleció, y ahora es otra joven maestra la que se hace cargo. No es difícil intuir que esa joven es su compañera Valentina, y que este inspector es Ikal, en realidad Ikal Hugo Machuca Valenzuela, quien enfadado por lo ocurrido rompió con su pasado y decidió utilizar su segundo nombre y apellido. Y con los recuerdos de esa foto de fin de curso, recuerdan el tiempo pasado y sus amigos, pero también llega el compromiso, pues ambos deciden hacerse cargo de esta escuela rural y cumplir el sueño que les inculcó aquella apasionada maestra.
En un viaje que le llevará a reencontrarse con su pasado, Ikal/Hugo deberá jugarse su futuro, descubriendo que hay huellas que no se pueden borrar, como la familia, los amigos y la escuela. Como las del primer amor o las de un maestro, que a través de la curiosidad y el cariño, nos abre las ventanas al mundo. Y ya lo decía el famoso escritor de radio y televisión estadounidense, Andy Rooney, en un pensamiento que ya es un clásico: “La mayoría de nosotros no tenemos más de cinco o seis personas que nos recuerdan. Los maestros tienen miles de personas que les recuerdan por el resto de sus vidas”.
Una novela escrita por una barcelonesa con sabor a México, dirigida por un mexicano, con localizaciones en Tlaxcala, Puebla y Veracruz, y con un contexto histórico real, pues la película hace referencia a las "escuelas Artículo 123", que fueron instituciones educativas creadas en México durante los años 20 y 30 para atender a los hijos de los trabajadores de empresas agrícolas e industriales, especialmente aquellos que se desplazaban por el país. Y que es el contexto de nuestra historia… con esas familias de trabajadores ferroviarios y ese último vagón que cabe no perder.
Porque El último vagón nos deja al menos estos cuatro mensajes para compartir con los más pequeños de la familia: la educación como motor de cambio (y herramienta fundamental para combatir la desigualdad y construir un futuro más justo), la huella imborrable de un buen maestro o maestra, la importancia de los sueños (y de no rendirnos ante las dificultades) y el poder de la comunidad (con la familia y la escuela en el epicentro).
La enésima oda a la escuela, a los maestros y a la educación. Y porque la vida nos enseña que es la mejor maestra.
La Inteligencia Artificial Generativa (IA Generativa) es un tipo de inteligencia artificial diseñada para crear contenido nuevo y original que simula la producción humana. A diferencia de los sistemas de IA tradicionales, que se centran en clasificar datos o tomar decisiones basadas en patrones predefinidos, la IA generativa genera datos, como texto, imágenes, música, videos e incluso código.
La IA Generativa utiliza modelos avanzados de aprendizaje automático, en particular redes neuronales profundas como las redes generativas antagónicas (GANs) y modelos de lenguaje grande (LLMs, como GPT).
Y los elementos clave de su funcionamiento son:
1. Entrenamiento en Grandes Conjuntos de Datos: se entrena con vastas cantidades de datos relacionados con el tipo de contenido que se desea generar (por ejemplo, para un modelo que genera texto, el conjunto de datos puede consistir en libros, artículos y otros textos disponibles) y durante el entrenamiento, el modelo aprende patrones, estructuras y relaciones en los datos.
2. Métodos Generativos Principales: a) Redes Generativas Antagónicas (GANs): utilizadas principalmente para generar imágenes, videos o música; consisten en dos redes neuronales: generador (crea datos falsos similares a los datos reales) y discriminador (evalúa si los datos generados son reales o falsos), y ambas redes compiten entre sí, lo que mejora la calidad de los datos generados; b) Modelos Basados en Transformadores (como GPT): usan capas de atención para analizar relaciones en datos secuenciales (por ejemplo, palabras en un texto), de forma que estos modelos predicen la próxima palabra, píxel o nota musical en función del contexto, permitiéndoles generar contenido coherente.
3. Generación del Contenido: una vez entrenada, la IA puede generar contenido siguiendo indicaciones del usuario (prompts).
4. Optimización y Control: los modelos suelen incluir mecanismos para ajustar el estilo, la creatividad y la precisión del contenido generado; también se aplican filtros para evitar la generación de contenido inapropiado o sesgado.
Las principales funciones de la IA Generativa incluyen generación de texto (puede escribir artículos, historias, guiones, etc.), creación de imágenes (produce imágenes originales basadas en descripciones textuales), composición musical (crea melodías y piezas musicales completas), diseño (genera diseños gráficos, logotipos, o incluso planos arquitectónicos), programación (puede escribir código y desarrollar software), traducción y procesamiento del lenguaje natural (traduce entre idiomas y entiende el contexto del lenguaje), predicción y análisis de datos (genera predicciones basadas en patrones de datos existentes) y creación de video y animación (produce contenido audiovisual original).
Sin embargo, la IA Generativa puede ver afectada su fiabilidad por varios aspectos, como sesgo en los datos (porque si los datos de entrenamiento contienen sesgos, estos se reflejarán en las salidas). falta de comprensión real (pues aunque pueden generar contenido coherente, no tienen una verdadera comprensión del mundo real), alucinaciones (porque pueden generar información falsa o inexacta, especialmentecuando se les pide algo fuera de su base de conocimientos), inconsistencia ( de forma que las respuestas pueden variar entre diferentes ejecuciones), falta de contexto actualizad (porque su conocimiento se limita a la fecha de su último entrenamiento), cuestiones éticas y legales (pueden surgir problemas desde el punto de vista ético, y vulneraciones en las normativas, en particular en materia de protección de datos y propiedad intelectual).
Las aplicaciones de la IA Generativa son diversas, y una de ellas es la educación, a la que dedicamos este post. Porque la IA generativa está transformando significativamente el panorama educativo en las universidades, ofreciendo una variedad de aplicaciones que pueden mejorar tanto la enseñanza como el aprendizaje.
- Los estudiantes pueden mejorar su aprendizaje mediante el refuerzo con herramientas de IA generativa que les ofrecerá ayuda para responder a preguntas y obtener explicaciones de temas complejos, así como el apoyo en la redacción de borradores de trabajos académicos o de artículos científicos, la traducción de materiales en otros idiomas, la respuesta a exámenes de años anteriores, o elaborar mapas conceptuales.
- Los profesores pueden utilizar la IA generativa para el apoyo en la creación de contenidos o la adaptación de materiales científicos a diferentes niveles de comprensión del estudiantado, la automatización de tareas administrativas, como la gestión de calificaciones, o el análisis de datos de rendimiento de estudiantes para identificar áreas de mejora de la enseñanza. También puede ayudar en la creación de contenido interactivo y/o gamificado que motive el aprendizaje del estudiantado.
Por ello desde las universidades cabe tener en cuenta las siguientes consideraciones con el uso de la IA Generativa: 1) Fomentar un uso ético de la IA, evitando el plagio y garantizando la autenticidad de los trabajos académicos; 2) Asegurar la privacidad de los datos, algo fundamental en cualquier interacción con IA; 3) Evitar la brecha tecnológica debería evitarse siempre que se pueda, intentando que los estudiantes tengan acceso igual a las tecnologías de IA, evitando desigualdades en el rendimiento académico.
Por ello desde nuestra Universidad Miguel Hernández se ha promovido esta guía de buenas prácticas en el uso de IA generativa para la docencia universitaria, y que comparitmos en este enlace.
“Esta película contiene escenas de control del comportamiento relacionado con trastornos alimenticios que pueden herir la sensibilidad de algunos espectadores”. Con este cartel al inicio del film se nos avisa de lo que se deviene en este reciente film austriaco que no dejará indiferente: Club Zero (Jessica Hausner, 2023). Y en la primera escena aparece un grupo de siete alumnos adolescentes sentados en círculo con un uniforme similar (jersey amarillo, pantalón corto caqui y calcetines azules) y que hablan de sus experiencias frente a esta profesora, Miss Novak (Mia Wasikowska), la nueva profesora de nutrición de un internado de élite: “Mis padres hacen una dieta paleo. Dicen que es muy sana. Y me gustaría hacer algo así”, “Proteger el medio ambientes es muy importante para mí. La alimentación consciente contribuiría a reducir el calentamiento global limitando el consumo de carne, por ejemplo”, “Quiero reducir mi grasa corporal para mejorar mi forma física. Hago deporte, por eso necesito cuidar mi cuerpo”, “Para mí, este curso trata sobre el autocontrol. Los países ricos como el nuestro sufren un exceso de oferta de alimentos, así que debemos controlar lo que comemos”, “Yo vi un vídeo sobre la reducción de estrés basada en el mindfulness y creo que la alimentación consciente es algo similar”, “Una alimentación sana es esencial para un estilo de vida sostenible. Y para mí es algo importante”, “Elegí esta clase para subir mi nota media y poder conseguir la beca”. Y tras esta ronda, el propio comentario de Miss Novak: “Bueno, apuntaros a esta clase ha sido una buena decisión. La alimentación consciente os ayudará a conseguir lo que mencionáis. Os permitirá contribuir a salvar el planeta, mejoraréis vuestra forma física, optimizaréis el autocontrol y podréis subir vuestra nota media. Veamos, ¿cómo creéis que adquirimos conciencia comiéndonos una tableta de chocolate? Vamos, quien quiere empezar…” Y ahí empieza todo en este internado de élite y en sus familias bien acomodadas que viven en casas de diseño en idílicos lugares. Un guion aderezado con una banda sonora con toques tan inquietantes como la propia historia, en una película que optó a la Palma de Oro en Cannes y en otros festivales.
De esos siete alumnos, cinco tienen especial protagonismo: Ragna, gimnasta; Fred, bailarín de danza y diabético; Elsa, buena pianista y bulímica; Ben, el más preocupado por sus notas y su beca, el único que no es de familia acomodada y el que más dudas tiene sobre lo que acaece; y Helen. Y a partir de ahí prosiguen las reuniones en grupo circular contando sus experiencias y las preguntas de la profesora: “¿Alguna otra razón por la que deberíamos comer menos?”Y les explica cómo la alimentación consciente activa el mecanismo de autofagia y limpieza del cuerpo, además de explicarles la maravilla de que puede curar enfermedades y alargar la vida entre 10 y 20 años… Comienzan los retos, como comenzar con la monodieta basada en plantas, es decir, comer un solo alimento en cada ocasión, a ser posible solo verduras; y junto a ello los movimientos de inspiración y expiración al comer, las posturas yoguis de concentración y los nuevos mensajes: ”Cuanto más despacio comes, menos comida necesitas”.
Rápidamente, Miss Novak establece un estrecho vínculo con varios de sus alumnos, sin que el resto de sus profesores ni sus propios padres se dén cuenta de lo que está ocurriendo. Y consigue convencerles a que pasen de la monodieta a un segundo nivel y evitar comer con autodisciplina. Y Elsa comenta: ”Estoy feliz. Si no como, no tengo que vomitar”, y Fred les dice: “Yo ya no tengo que pincharme insulina”, hasta que llega a la cetoacidosis y su ingreso inconsciente en la unidad de cuidados intensivos.
Y en el último tercio de la película se producen las contradicciones y tensiones con las familias, que comienzan a sentir que están manipulando a sus hijos, en los que ven sus cambios físicos y de comportamiento, junto a las ideas infundidas sobre los riesgos en la salud, sociales y ecológicos de la comida actual. Y en el camino algunas escenas no fáciles de ver, tal como se nos advirtió al inicio del film. Y cuando Miss Novak es expulsada del colegio, la reacción de esos alumnos aún es más paradójica, hasta integrarse en el Club Zero de la profesora. Y esa nota escrita en la propia celebración de Navidad, bajo los acordes de una canción navideña: “Y por favor, no os sintáis culpables. Ahora estoy mucho mejor. Estoy en un lugar mejor. En un mundo mejor. Hasta siempre. No es culpa vuestra”. Y con esa imagen final para el recuerdo, una última cena muy particular,... porque algo final es una cuestión de fe. Como la fe con la que abordar la filmografía de esta directora austriaca, que ya nos ha dejado obras como Lovely Rita (2001), Lourdes (2009), Amour Fou (2014) y Little Joe (2019).
¿Pero es Club Zero ficción o realidad? Lo que es realidad es que existe la alimentación consciente (también conocida como mindful eating), que consiste en aplicar la atención plena o mindfulness al acto de comer, poniendo atención e intención a la experiencia de pensamientos, emociones, sensaciones físicas y conductas que tienen lugar antes, durante y después del acto de comer. Y esta información se encuentra en internet: “En nuestra historia de aprendizaje, incorporamos patrones disfuncionales de relación con la comida, otorgando al comer el poder de cubrir necesidades ajenas al hambre. Cualquiera puede identificar experiencias en las que haya comido por aburrimiento, por soledad, por insistencia del entorno, o, sencillamente, porque hay comida en el plato. Los estilos de ingesta, que son disparadores de la conducta de comer y que no tienen relación con las señales interoceptivas de hambre y saciedad, están detrás de gran parte de las conductas relacionadas con el acto de comer. Hay tres estilos de ingesta: el restrictivo, relacionado con la mentalidad de dieta, de prohibición, de escasez y que es insostenible a medio y largo plazo, ya que la restricción de algunos tipos de alimentos suscita el deseo de consumirlos; el emocional, que consiste en tratar de gestionar las emociones a través de la ingesta de alimentos; y el comer externo, que se da cuando el deseo de comer se dispara por señales que están fuera de nosotros mismos, tales como la presencia de alimentos, olores, colores, etc. Los estilos de ingesta no son un problema en sí mismos, la verdadera cuestión es la gran desatención y desconexión con las señales del propio cuerpo. La Alimentación Consciente propone un modelo desde el que la relación con la comida esté basada en la atención a las propias señales internas, equilibrando tres fuerzas fundamentales: la satisfacción, entendida como el placer y el bienestar, el cuidado, entendido como la atención a las propias necesidades físicas, psicológicas, emocionales y sociales, y la salud”.
Por tanto, Club Zero no es una distopía, es una realidad ficcionada. Y es mucho más que una película que versa sobre la docencia y la relación profesores y alumnos. Porque cualquier tema sobre los trastornos de la conducta alimentaria es un argumento importante. Sea de forma inconsciente o consciente.
En el Colegio Oficial de Médicos de Alicante pude asistir esta semana a la presentación del proyecto “Renata, mi nefróloga”, apoyado con un libro dirigido a niños de primaria para que puedan ser utilizados como material didáctico escolar y que formen parte de los libros recomendados para lectura en las escuelas, con el fin de dar a visibilidad a la existencia de la enfermedad renal, los diferentes modelos de tratamiento renal sustitutivo concienciar desde la infancia en las estrategias de prevención y en la donación de órganos.
Un libro de 24 páginas ilustrado por Xavier Altimiras y textos de Dolores Arenas, nefróloga y directora asistencial de la Fundación Renal. Y a través de las preguntas de una niña de primaria, Martina, la nefróloga de su padre enfermo, Renata, va a ir explicando lo que son los riñones, qué funciones tienen en el organismo, lo que les pasa a los riñones del padre de Martina que han dejado de funcionar y las diferentes opciones de tratamiento que hay de una manera sucinta. El papá de Martina iniciará hemodiálisis y la niña preguntará qué cosas hacen que los riñones enfermos y cómo se puede evitar, y ahí se explicarán las diferentes medidas de prevención. Y también se abordan otras opciones de tratamiento renal sustitutivo cómo la diálisis domiciliaria o el trasplante.
Un proyecto desde Fundación Renal y que cuenta con el apoyo de diferentes asociaciones, entre ellas ALCER (Asociación para la luchar contra las enfermedades del riñón) y AENP (Asociación Española de Nefrología Pediátrica). Y Fundación Renal distribuirá gratuitamente el libro, junto con un cuaderno de actividades, en colegios, bibliotecas y otros centros educativos interesados, para que éstos puedan realizar talleres orientados a que los alumnos conozcan mejor la enfermedad renal, aprendan a prevenirla, y trasladen los conocimientos adquiridos a sus amigos y a sus padres. El objetivo es sensibilizar desde la escuela a toda la población a cerca de esta enfermedad, que en algunas zonas afecta ya al 15% de la población, y que la OMS ya la sitúa entre las diez enfermedades que causan mayor mortalidad en el mundo.
En este enlace se puede descargar una muestra del libro, el cuaderno de actividades y la unidad didáctica.
Y en esta carta al editor en la revista Nefrología bajo el título “Renata, mi nefróloga, ¿puede la literatura infantil actuar como instrumento de sensibilización y prevención de la enfermedad renal?”, se exponen algunos favorables resultados de esta modalidad de divulgación de la salud entre la población infantil.
Una manera más de unir educación y sanidad, aprendizaje y salud. Un proyecto más a los que ya existen en estos ámbitos de acercar los cuidados de salud a las aulas.
Profesores singulares en la formación de la infancia, a los que hoy sumamos dos títulos más, uno desde Italia y el otro desde Francia (país donde la filmografía alrededor de la educación siempre ha estado muy presente), aunque ambientado en Groenlandia.
- Un profesor singular (Marco Ferrari, 1979) gira alrededor de Roberto (Roberto Beningni), un joven neófito en la docencia, quien consigue un nuevo trabajo como profesor en una guardería y acaba incorporando peculiares métodos educativos. Es el primer y único encuentro entre dos italianos singulares, el director Marco Ferreri (quien filmó en España tres obras que se encuentran entre lo mejor de su filmografía: El pisito, 1958; Los chicos, 1959; y El cochecito, 1960) y el actor Roberto Benigni (que forma parte ya de Cine en Pediatría en obras como La vida es bella y Pinocho, en ambas como director y actor). Para el histriónico Beningi este era su segundo papel protagonista, tras Berlinger, te quiero (Giuseppe Bertolucci, 1977) y su pequeño papel en La Luna (Bernardo Bertolucci, 1979).
Y es que el papel le va Benigni como anillo al dedo, el de este histriónico profesor que se enfrenta cada día a decenas de preescolares y que usa particulares métodos docentes, como un televisor, una grabadora o un asno. No es de extrañar que alguien le diga: “Hoy en día los maestros estáis locos”. Y con los persistentes acordes del bandoneón del tango, somos espectadores de su enamoramiento con Isabella (Dominique Laffin), la madre de una de sus alumnas, así como su convivencia con un compañero de piso, Luca el Magnífico, con un fenotipo peculiar que mezcla características de un síndrome de Margan y un cromosoma X frágil, así como ese alumno que no habla y no quiere comer, GianLuigi, con rasgos de un trastorno del espectro autista (distorsión profesional, claro está, ambas divagaciones).
Una extraña película, no fácil de entender y encuadrar, donde la excesiva espontaneidad actoral y la libertad de grabación nos lleva a la isla de Cerdeña, allí donde acuden algunos niños de la guardería con Roberto e Isabella a punto de parir, momento en el que una niña nos devuelve esta reflexión: “Todos nacemos de la tripa. Después te haces mayor, vas a la escuela. Luego te vuelves viejo”. Y el final de la película nos lleva a esa playa donde las olas ahogan el llanto del recién nacido y el sonido del bandoneón.
Porque Un profesor singular es una película singular de la suma de un director y actor singulares que se enfrentan a un guion singular.
- Profesor en Groenlandia (Samuel Collardey, 2018) es la historia de Anders (Anders Hvidegaard, interpretándose a sí mismo), un profesor recién licenciado, quien decide dejar su Dinamarca natal en busca de una aventura laboral en Groenlandia (como sabemos, un territorio danés autónomo que es la mayor isla del mundo y que atesora una de las más bajas densidades de población). De nuevo un profesor sin experiencia, como nos ocurría en Un profesor singular, pero aquí con toques de la mítica Nanook, el esquimal (Robert J.Flaherty, 1922) y de aquella famosa serie de televisión de la década de los 90, Un doctor en Alaska. Una película con paisajes increíbles, auroras boreales y climatología extrema, un mundo de nieve y hielo que nos devuelve maravillosos fotogramas (fotografía realizada por el propio director). Y no es la primera vez que el director francés, Samuel Collardey, nos presenta ese contraste entre la vida de ciudad y la vida rural, y así ya lo vimos en films previos como L´apprenti (2008), Como un león (2013) o Tempête (2015).
En esa inmensidad se encuentra Tiniteqilaag, un asentamiento con unos cien habitantes, un conjunto de casas de colores dispersas entre el blanco del paisaje, casas sin agua corriente donde tres veces a la semana llegan “los hombres de mierda” a llevarse los restos del inodoro. En ese contexto, no es difícil entender que Anders sienta el reto en primera persona y, además, se siente extraño y alejado de sus habitantes, al ser una comunidad muy cerrada. Su misión será enfrentarse a una decena de niños algo rebeldes entre 7 y 10 años, donde aprenden en danés (no en groenlandés). También percibe que la mayoría de estos alumnos no viven con los padres, sino con los abuelos. Y pregunta: “¿Sabéis si algún niño no come lo suficiente en casa?”.
El tiempo pasa y el desánimo no mejora, pues la falta de respeto de los alumnos hacia la escuela no es posible mejorarla con los padres, quienes no dan importancia a la escolarización. Y donde va percibiendo la tensión que implica que los daneses no sean bien recibidos, a los que consideran colonizadores de su territorio. Con el tiempo, Anders cuestionará sus convicciones centroeuropeas y aceptará su nuevo estilo de vida polar, donde establece una especial relación con el niño Asser (quien está más tiempo pescando con el trineo del abuelo que en la escuela).
Curiosamente, un conflicto de fondo entre Dinamarca y Groenlandia filmado por un francés, y con un dilema personal, el de este profesor que toma una decisión final con el avistamiento de ballenas que disfrutan Anders y Asser. Una película entre la ficción y el documental que termina así: “Cuando se acabó de hacer esta película, en enero 2018, Anders Hvidegaard aún era maestro en Tiniteqilaag”.
Dos profesores singulares entre las infancias del mundo…
Hoy se inaugura el 21 Festival Internacional de Cine de Alicante, en una fecha muy especial para nuestra familia, y en tres días tendrá lugar este certamen la presentación del libro Cine y Pediatría 13, o 12+1 para los supersticiosos, aunque en realidad el 13 es símbolo de paz y armonía. Y con esa paz y armonía en el vídeo de presentación de este nuevo libro denunciamos la violencia contra la infancia en los conflictos bélicos del mundo. Los informes de UNICEF sobre lo que suponen las guerras para la infancia son escalofriantes, y baste recordar que las guerras siempre están presentes, actualmente con los conflictos de Ucrania y Gaza como tristes testigos.
Y desde Cine y Pediatría hemos recopilado aquellas películas ya publicadas que se centran en los conflictos bélicos y su repercusión en la infancia, y que por un tema didáctico, hemos dividió estas decenas de películas en tres apartados: Guerra Civil Española y la postguerra, Segunda Guerra Mundial y holocausto nazi, y otras guerras. Y en nuestro país, qué duda cabe, que la Guerra Civil sigue siendo una cicatriz queloidea que no cesa, con películas tan significativas como La guerra de papá (Antonio Mercero, 1977), La lengua de las mariposas (José Luis Cuerda, 1999), Las 13 rosas (Emilio Martínez-Lázaro, 2007) o Pan negro (Agustín Villaronga, 2010). Y a estas se suma hoy una más, de reciente estreno, El maestro que prometió el mar (Patricia Font, 2023).
El maestro que prometió el mar es un drama basado en hechos reales sobre un maestro de ideas republicanas que llega a una escuela rural de la provincia de Burgos, desde donde impulsa un proyecto pedagógico innovador, pero que fue fusilado al inicio de la Guerra Civil. Un filme que se fundamenta en el libro homónimo del periodista Francesc Escribano, “El mestre que va prometre el mar”, junto con el libro de José Antonio Abella, “Aquel mar que nunca vimos” y la documentación fotográfica de Sergi Bernal. Una historia con un antes, los hechos acaecidos en el curso académico 1935-36 en el pequeño pueblo burgalés de Bañuelos de Bureba, y un después, en el año 2010 entre las provincias de Barcelona y Burgos.
Todo comienza con el minucioso trabajo del equipo de recuperación de los restos humanos y materiales en una fosa común de la Guerra Civil en el Monte de la Pedraja, provincia de Burgos. Hacía allí se dirige la joven Ariadna (Laia Costa), una chica de Barcelona que ha decidido ayudar a su abuelo, ya bastante deteriorado de salud, y quien busca desde hace tiempo los restos de su padre desaparecido en la Guerra Civil por aquel paraje. Durante su estancia en ese entorno castellano, conocerá la historia de Antoni Benages (Enric Auquer), un joven maestro de Tarragona que llega al pequeño pueblo de Bañuelos de Bureba para sustituir al antiguo maestro, en un tiempo aún republicano, pero donde no ha desaparecido el concepto de “las dos Españas”. Y su presentación a los pocos niños que acuden a la escuela al inicio es significativa: “Tengo la voluntad de ayudaros a descubrir que dentro de cada uno de vosotros hay una persona llena de saber. Y también de ganas de aprender”.
Y Ariadna va descubriendo que este maestro se convierte en uno de los más raros que había pasado por el pueblo, querido por su trato docente a los alumnos (y que les enseña el uso de la imprenta en la que van a publicar sus propios cuadernos), pero con reacciones encontradas en el pueblo por sus ideas docentes y políticas, tal como se entiende de sus afirmaciones: “En esta escuela vamos a aprender con música”, “El crucifijo no se ha caído, lo he quitado. Porque estamos en una escuela, no en una iglesia”, “Los niños tienen que ser lo que ellos quieran”. Y la historia sigue viajando del presente al pasado, donde también conocemos que un vecino, Bernardo Ramírez, le pide al maestro que su hijo Carlos, de 8 años, pueda vivir un tiempo con él para intentar corregir su conducta rebelde. Y Ariadna descubre que ese Carlos niño era su abuelo.
Pasa el curso y mejora la relación del profesor con sus alumnos, y les hace esa pregunta: “¿Ninguno de vosotros ha visto el mar?” Y uno de los cuadernos que pasan por la imprenta lo dedican al mar y les promete que ese verano les llevará a conocer el mar Mediterráneo de su tierra. Y entre sus actividades docentes, Antoni sigue escribiendo en los periódicos sus ideas republicanas sobre la educación, la religión y la política. Le manda un inspector de educación, pero este queda sorprendido ante los cuadernos que imprimen los propios alumnos. Y de ese curso queda esa fotografía de la clase, la captura de ese instante que ninguno de sus alumnos olvidaría, como tampoco sus palabras: “Niños, ya queda poco para nuestra excursión. Pero antes quiero deciros que ha sido un verdadero placer compartir este curso con todos vosotros. Y quería daros las gracias porque realmente yo he estado lejos de mi casa, y ha habido momentos en que me he sentido solo y me habéis acogido muy bien. Y que vaya a echar mucho de menos vuestras clases”.
Y todas estas palabras, imágenes y proyectos se truncan ese 19 de julio de 1936, fecha del Alzamiento Nacional, donde es detenido y vapuleado, quemando la bandera republicana de la escuela, pero también la imprenta y los cuadernos de los alumnos: “Es el precio que pagan los que quieren pervertir España”. Y de regreso al hoy, Ariadna lee en la residencia a su abuelo Carlos el libro “El mar. Visión de unos niños que no lo han visto nunca”, que ellos confeccionaron su aquel profesor que les prometió ver el mar. Aunque la promesa no se pudo cumplir.
Y el colofón de la historia con este mensaje: “En las fosas comunes de Pedraja se encontraron los restos de 135 cuerpos. Ninguno de ellos pertenecía a Antoni Benaiges, que sigue desaparecido. En 2015 el pueblo de Bañuelos de Bureba fundó la asociación “Escuelas Benaiges” para difundir su memoria y legado. A día de hoy se han exhumado en España los restos de 12.000 personas. Se estima que aún quedan miles por encontrar. Sus familiares continúan buscando”. Y unos agradecimientos finales muy especiales.
Docencia, Segunda República, mundo rural, Guerra Civil, memoria histórica y "las dos Españas" en El maestro que prometió el mar y al que no le dejaron cumplir su promesa.
Desde que iniciamos el proyecto Cine y Pediatría en el año 2010, el principal objetivo ha sido que nos atrevamos a prescribir películas al igual que prescribimos medicamentos, pruebas complementarias o, incluso, direcciones electrónicas de páginas de interés para nuestros pacientes y sus familias, pero también para los profesionales sanitarios y residentes en formación y, claro está, para los estudiantes. Y para ello nos fundamentamos en estos cinco puntos: 1) que la Pediatría es una especialidad “de cine”; 2) que la infancia y adolescencia son los actores de nuestra vida y profesión; 3) que el arte de “prescribir” películas implica arte, ciencia y conciencia; 4) que es preciso aprender a mirar las películas bajo la observación narrativa (prefiguración, configuración y refiguración); y 5) que abogamos por prescribir películas relevantes en su relación con la Pediatría, tanto en su ámbito médico como social.
Y ya mi discurso de ingreso en la Asociación Española de Médicos y Escritos y Artistas (ASEMEYA) en el año 2014 fue bajo el título “¿Te atreves a prescribir películas en Pediatría?" y así lo hemos implementado en congresos, reuniones y cursos. Pero hoy quiero relatar dos experiencias recientes en las clases de la universidad junto a Cine y Pediatría.
1) En la Universidad Miguel Hernández (UMH) y dentro de las clases de Pediatría en la Facultad de Medicina desarrollamos una actividad complementaria a la clase teórica sobre “Oncología Pediátrica” durante el mes de noviembre y diciembre de 2023.
La evaluación continua sobre este tema se realizó en base al visionado de una de esta cinco películas: 1) Amar la vida (Wit, Mike Nichols, 2001), 2) Cartas a Dios (Letters to God, David Nixon y Patrick Doughtie, 2010); 3) Surviving Amina (Bárbara Celis, 2010), 4) Declaración de guerra (La guerre est déclarée, Valérie Donzelli, 2011), y 5) Yo soy uno entre cien mil (Penélope Cruz, 2016).
Para ello se dejó el enlace o plataforma donde poder visionar la película.
Tras su visionado hubo que entregar una ficha con una descripción de la ficha técnica del film, así como un análisis de las tres partes de la conocida como observación narrativa:
- FICHA DE LA PELÍCULA: Título de la película y título original, Director, año y país, Duración del metraje, Actores.
- PREFIGURACIÓN (el ANTES de ver la película).
Con la sinopsis que encuentra en internet de la película, se debe intentar expresar lo que conoces de la enfermedad o tema que va a versar el film elegido.
- CONFIGURACIÓN (el DURANTE el visionado de la película, a ser posible en versión original)
Y cabe responder a estos tres puntos que se marcan a continuación. 1) Análisis de los personajes; 2) Análisis de la enfermedad oncológica; y 3) Análisis del abordaje argumental.
- REFIGURACIÓN (el DESPUÉS del visionado de la película)
Es ese espacio de cine fórum donde cabe volcar las emociones y reflexiones que nos devuelve la historia, así como los valores y aspectos de humanización para nuestra práctica clínica.
Se marcó un plazo de entrega y hubo una participación muy alta, con entrega de 84 fichas de la película "prescita" y con un sorprendente análisis en forma y fondo, muy trabajados y en bastante de ellos, excelente. Y el haber dedicado este tiempo a un tema que no entra en el MIR, pero si en la reflexión de los valores de humanización y empatía en la formación como médicos de nuestros estudiantes, es algo que nos congratula como profesorado.
2) En la Universidad de Castilla La Mancha (UCLM) y dentro de las clases de Derecho Sanitario en la Facultad de Farmacia desarrollamos un cine fórum sobre “Nuevas terapias y enfermedades raras” en la Mediateca durante 5 hs el pasado 21 de febrero de 2024.
Y el tema se trabajó en base al visionado de la película El aceite de la vida (Lorenzo´s Oil, George Miller, 1992). Una película paradigmática sobre las enfermedades raras (o de baja prevalencia) y que ya fue motivo de un exhaustivo análisis en el Curso Avanzado del Comité de Bioética de la AEP que tuvo lugar en Avilés en el mes de octubre de 2012.
Una experiencia muy enriquecedora junto a 90 alumnos de forma presencial y varios profesores. Y en ese análisis (y en su visionado) fueron apareciendo temas de debate en relación con muy diversos aspectos: el papel del “intruso benefactor” y del “empoderamiento” de los pacientes y familias; la ética del “primum no nocere”, de las “pruebas anecdóticas” y otros aspectos relacionados con la investigación en enfermedades raras; la ética de la toma de decisiones por sustitución; la limitación del esfuerzo terapéutico y de los límites de los cuidados paliativos en pacientes con pérdida de sus capacidades; el valor de cuidar a los cuidadores la dificultad de investigación en enfermedades raras y la dificultad de legislar ensayos clínicos sobre “medicamentos huérfanos”; etc. Y con esta película también nos adelantamos un día a la celebración de mañana, 29 de febrero, Día Internacional de las Enfermedades Raras.
Dos experiencias que se suma a otras muchas conocidas donde el séptimo arte entra en las aulas universitarias, como ya es tradición en algunas universidades españoles y de otros países.
En nuestra entrada de la semana pasada comentamos la película alemana El profesor Bachmann y su clase, y también recordamos el nombre de algunos maestros “de cine”, algunos reales, la mayoría ficticios. Pero hoy vamos a hablar de la historia de una pedagoga que creó un método docente, una mujer italiana nacida en el último cuarto del siglo XIX con una vida extraordinaria, ella que también fue médica, filósofa, humanista, activista feminista y sufragista italiana, además de devota católica. Hablamos de María Tecla Artemisia Montessori, más conocida como María Montessori.
Y vamos a utilizar para ello lo que el cine nos ha dibujado. Y lo ha realizado a través de dos películas: la primera italiana, María Montessori (Maria Montessori - Una vita per i bambini, Gianluca Maria Tavarelli, 2008), el biopic para la televisión dividido en dos partes e interpretado por Paola Cortellesi; la segunda francesa, María Montessori (La nouvelle femme, Léa Todorov, 2023), interpretado por Jasmine Trinca. Y ambas historias se acercan al proceso de creación de un revolucionario método educativo para trabajar con los llamados entonces como "niños deficientes" y que años después se convertirá en una de las pedagogías mejor valoradas en todo el mundo: el Método Montessori. Y entre ambas películas podemos delinear su historia, dos films de gran valor histórico y educativo que bien vale prescribir.
Nacida en 1870 en Chiaravalle, pequeña población de la provincia de Ancona, se trasladó a Roma junto a su familia en la adolescencia para tener acceso a una mejor educación. A los 14 años comenzó a estudiar ingeniería, después se apasionó por la biología y, finalmente, fue aceptada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Roma “La Sapienza”. Años más tarde, en una época en la que las mujeres solo estudiaban magisterio, se convirtió en una de las primeras mujeres en obtener un título de Medicina en Italia, con solo 26 años. “Eres la primera mujer que va a cruzar esa puerta”, le dice su madre el primer día de ingreso en la Facultad de Medicina, cuando el techo de cristal era la norma.
Poco después se interesó por la antropología e hizo un doctorado en filosofía. Además, incursionó en uno de los primeros cursos de psicología experimental, a partir del cual se animó a desarrollar su propia clasificación de las enfermedades mentales. Por ese tiempo también tuvo a su primer hijo, Mario Montessori, fruto de un amor fallido con el profesor de psquiatría Guiseppe Montesano y que tuvo que ser criado por una familia apartada del foco mediático del momento. Algo que marcaría la vida de María y su mayor paradoja: ella que tuvo una vida dedicada a la infancia, no pudo cumplir bien su papel de madre, pues tiene que ocultar su parto y maternidad a los ojos de una sociedad que no perdonará su embarazo como mujer soltera. Y el biopic italiano se centra bastante en este drama que vivió esta extraordinaria mujer que educó con pasión a miles de niños, pero no pudo hacerse cargo de su propio hijo.
Fue precisamente en ese período tan complejo de su vida cuando comenzó a trabajar con niños con alteraciones mentales, quienes le sirvieron de inspiración para crear años más tarde su famoso método de educación infantil. Y plantea que a esos niños con problemas, más que curarles, hay que educarles para que sean felices. Porque Montessori se dio cuenta de las potencialidades que tenían y todo lo que podían llegar a conseguir si los adultos le brindaban la oportunidad de crecer y desarrollarse por sí solos: “Estos niños solo fueron privados de los estímulos adecuados, de un método pedagógico pensado para ellos. Si nos dan la posibilidad de seguirlos, pueden hacer grandes progresos. Pueden aprender a leer y a escribir como los niños normales”. Y sacó a estos niños de los manicomios donde andaban recluidos y sin estímulos, con esa heroicidad de enseñar a menores con grandes dificultades, como ya lo hicieran Anna Sullivan en El milagro de Anna Sullivan (Arthur Penn, 1962), Jean Itard en El pequeño salvaje (François Truffaut, 1969), o la hermana Marguerite en La historia de Marie Heurtin (Jean-Pierre Améries, 2014).
Se trasladó a Londres y París para estudiar nuevas metodologías y, a su regreso a Roma, fundó en 1907 la primera Casa dei Bambini, un lugar donde los niños tenían la oportunidad de aprender con sus innovadores métodos de enseñanza. El objetivo del proyecto consistía en adaptar ese espacio para procurar una vida mejor a los niños del barrio como parte del proceso de rehabilitación del mismo. Sin embargo, María Montessori también se propuso el objetivo pedagógico de educar a esos niños para que pudieran desarrollar todo su potencial. Su metodología no tardó en hacerse eco a nivel mundial y, en 1909, Montessori publicó su obra fundamental sobre la pedagogía científica aplicada a la educación infantil “Il método della pedagogía científica applicato all educazione infantil nelle case dei bambini”, que luego sería traducida a varios idiomas. Y así lo explica en alguna escena de la película: “Debemos ayudar al niño a actuar por sí solo. A querer por sí solo. A pensar por sí solo. El niño que encierra en sí el secreto de nuestra naturaleza, debe convertirse en nuestro maestro”.
A partir de ese momento María Montessori se dedicó a dictar conferencias, organizar cursos de formación y participar en congresos donde estableció nuevos contactos con otros profesionales de la enseñanza. Tras el estallido de la Primera y Segunda Guerra Mundial, la familia Montessori se vio obligada a residir en diferentes países europeos, primero Barcelona, luego Países Bajos y, más tarde, India, desde donde Montessori continuó con sus trabajos en la enseñanza infantil. Tras el fin del conflicto, la familia volvió a los Países Bajos, donde María Montessori continuó llevando a cabo cursos y conferencias en distintas partes de Europa. Y aunque a Montessori se la relacionó en un principio con el dictador Benito Mussolini, nada más lejano a su método y a su papel posterior de activista. Y ese activismo y compromiso se mantuvo hasta su fallecimiento a los 82 años.
Es difícil resumir los principios de la educación Montessori, pues más que un método se trata de una filosofía sobre la crianza y el desarrollo infantil. Sin embargo, existen algunas cuestiones fundamentales que podemos resumir en estos 10 principios de la educación Montessori sobre el aprendizaje y el desarrollo infantil:
1. Aprendizaje a través del autodescubrimiento. Porque uno de los principios básicos de la metodología Montessori se basa en la libertad de los niños para descubrir su entorno a través del movimiento, la experimentación y la manipulación. Una manera sencilla con la que no solo adquieren habilidades indispensables para su desarrollo físico y motor, sino con la que además desarrollan su cognición y aprenden a proponerse objetivos.
2. Libertad de elección de los niños. De forma que los adultos deben permitir a los pequeños tomar un rol más activo en su aprendizaje y estimular su capacidad de decisión, lo que les ayudará a convertirse en personas más independientes y autónomas, así como dirigir su atención a las cosas que realmente les importan. Una manera de ayudarles a encontrar su propio camino y a estimular su motivación intrínseca.
3. Respeto ante todo, respeto hacia todas las personas, independientemente de su edad. Eso implica reconocer que cada niño tiene una forma única de ser y aprender que debe ser respetada por los adultos, lo que resulta una manera sencilla de reforzar la autoestima y la seguridad en los más pequeños y de enseñarles a convertirse en personas más tolerantes y respetuosas con quienes les rodean.
4. Intereses como base del aprendizaje. Porque cuando les interesa lo que están aprendiendo, se concentran más, se motivan a profundizar en el contenido y comprenden mejor los conceptos. La educación Montessori es partidaria de permitir a los niños elegir el contenido que quieren aprender y darles rienda suelta para que decidan su propio programa formativo.
5. Aprendizaje colaborativo. Porque la interacción representa una parte fundamental del proceso de aprendizaje, de manera que promueve la formación de entornos con pocos niños, pero de diversas edades. Y esto les enseña a ser más tolerantes, respetuosos y solidarios con las personas de su entorno.
6. Motivación intrínseca como agente impulsor del aprendizaje. A diferencia de la educación tradicional, la metodología Montessori no trabaja con premios o castigos, ni recompensas externas, sino que fomenta la motivación intrínseca por el aprendizaje. Es decir, incentiva a los niños a trabajar y aprender no por los logros o resultados que puedan conseguir con ello, sino por la satisfacción que les reporta.
7. De lo concreto a lo abstracto. Porque en la educación Montessori la elección de los materiales es un elemento fundamental para el aprendizaje infantil, siendo clave la manipulación y experimentación con los materiales de su entorno. Es precisamente a través de los materiales que los niños se forman una idea del mundo que les rodea y aprenden los conceptos en la práctica antes de llevarlos al plano de lo abstracto.
8. Entorno preparado y organizado. En la educación Montessori el entorno no solo debe estar bien limpio y ordenado para permitir a los niños interactuar libremente, sino que debe ser estéticamente atractivo y contar con elementos naturales que cautive la atención de los más pequeños.
9. Orden en el ambiente y la mente. El orden cobra un papel fundamental en la educación Montessori, porque contar con un orden adecuado en el uso de los materiales y las actividades no solo ayuda a conferirle una secuencia lógica al proceso de aprendizaje, sino que contribuye a que los niños se organicen mentalmente.
10. Los niños como participantes activos. En la práctica son los propios niños quienes gestionan su aprendizaje a partir de los medios educativos que los adultos les facilitan. Según esta metodología, tanto los educadores como los padres deben asumir un rol pasivo en la crianza infantil, limitándose a ser simples guías o facilitadores.
Y solo por esos 10 principios que vamos a ir descubriendo en las películas, considero que son dos films interesantes para los educadores y padres. Y ello para visualizar la vida y obra de esta mujer que se formó como médico, y dedicó su vida no a curar el alma y el cuerpo de la infancia a través de su innovador sistema docente. Y María Montessori solía decir: “Estudié a mis niños y ellos me enseñaron como enseñarles”.Y hasta tres veces estuvo nominada al Premio Nobel de la Paz. Y en esta frase de su más conocida biógrafa, Cristina De Stefano, se resume su legado: “Sigmund Freud descubrió el inconsciente, Albert Einstein descubrió la relatividad y María Montessori descubrió al niño”.
Es de noche y un autobús escolar va recogiendo a los alumnos. Ya amanecido, llegan al centro escolar. Y la voz del profesor pregunta si falta alguien, dejándoles echar una cabezada de sueño sobre el pupitre. Son chicos y chicas adolescentes (12-13 años), algunos alemanes, pero la mayoría de otras nacionalidades (turcos, búlgaros, polacos, marroquís, kazajos,….). Luego este profesor de avanzada edad, con camiseta del grupo musical AC/DC, chándal y gorro de lana, les cuenta algo sobre una guitarra eléctrica y una mesa, que cuesta entender también a los alumnos. Y así transcurren los primeros 15 minutos de una nueva película sobre la educación, la historia de un profesor con métodos docentes poco convencionales y su alumnado, una interacción nutrida de complejas realidades sociales, con el trasfondo del problema de la emigración en Europa y su integración. Estamos describiendo la película alemana El profesor Bachmann y su clase (Maria Speth, 2021), film en formato documental que se desarrolla a lo largo de un curso escolar durante el año previo de estos alumnos al ingreso en la Secundaria.
La película transcurre fundamentalmente en las aulas del Georg Büchner School, ubicado en la ciudad industrial alemana de Stadtallendorf, en el estado federal de Hesse, al este de Dusseldorf. Ciudad pequeña, con una población de casi 30.000 habitantes y en la que alrededor del 60% son emigrantes de distintos países del Este y de Turquía. El profesor Dieter Bachmann es el centro de atención, así como los alumnos de su clase (Stefi, Ronja, Jamie, Ilknur, Hasan, Anastasia, Regina, Cengizhan, Erdzhan, Mattia, Rabia, Jamie, Tim, Thea, Ayman, Carolin, Ferhan, Martin, Raffaele, Abdu, Alpi, Leoni,…), y ello realmente no actúan, sino que interaccionan como si no hubiera cámara. Y a medida que interactúan les vamos conociendo y apreciando en su diferente forma de ser.
Y esta película de 217 minutos de carácter documental nos transporta a los sentimientos, pensamientos, emociones y melancolía de un grupo de estudiantes de diversa procedencia que llevan en sus mochilas el idioma, las tradiciones y las diferentes perspectivas religiosas de sus respectivas familias Y donde comprobamos el respeto del profesor Bachmann hacia cada uno de ellos, hacia sus creencias, acciones y reacciones: “Venid a verme si necesitáis ayuda”, les dice. Pero es un docente sensible, a la vez que firme y también sabe imponer el orden: “Todos, de pie detrás de vuestra silla y limpiad vuestro pupitre. Luego haremos un minuto de silencio. Y vamos a bajar las escaleras igual de silenciosamente”.
Y mientras transcurre el curso escolar, transcurren las estaciones, de la nieve del frío invernal del inicio a la prometedora primavera del final. Y en ese transcurso convivimos con las clases y conversaciones del Sr. Bachmann y sus alumnos, con las particulares clases de matemáticas (donde enseña las probabilidades matemáticas con una bolsa de papel y varias bolas: “Los matemáticos dicen que la suerte se puede calcular”) y clases de alemán, o esos tiempos para le lectura (donde cada uno lee el libro, cuento o cómic que prefiere) y, sobre todo, para la música, su gran afición. Por ello, en una celebración con familiares, la hermana de un alumno le dice “Sr. Bachmann, ¿tú solo haces música?”. Y su respuesta: “Eso dicen de mí, pero no es cierto. También damos matemáticas, alemán, arte y educación física”. Pero lo cierto es que a lo largo del largo metraje no solo cambia de gorros de lana, sino de temas musicales que comparte con sus alumnos, incluido la versión del “Knockin´n on Heaven´s Door” del grupo Guns N´Roses o sus propias composiciones.
También conocemos a algunos profesores más, y con ellos compartimos el claustro de profesores, las evaluaciones o el simulacro de incendio. Y el profesor Bachmann habla continuamente con sus alumnos, de forma general en sus clases y de forma particular con cada uno de ellos y sus proyectos de vida. Por ello algún alumno le confiesa: “Mi padre ha dicho que eres un buen y apasionado maestro. Creas muy bien ambiente y eso”. Y a buen seguro que es así, y también muy particular, pues con ellos aborda aspectos polémicos de la vida real, como la religión, el uso del hiyab, la invasión nazi y los campos de concentración (con la visita de ese museo que recuerda la fábrica de bombas en la ciudad) o el amor homosexual. Y en todo momento se muestra conciliador, humano y dialogante, aunque riguroso en mantener la disciplina. Y cuando recuerda a un compañero que ya tiene 65 años y está a punto de jubilarse después de décadas de maestro, profesión que aprendió a amar con el tiempo, aquel le dice: “Eras como E.T. entre los profesores”.
Quizás la parte final de la película es la más simbólica. Con esa explicación que Bachmann realiza de forma individual de las notas de cada alumno, apoyando cada uno de los suspensos o dificultades. Con ese viaje de fin de curso a la campiña, con la convivencia continua durante varios días entre alumnos y profesores. Con esa despedida de una de las profesoras: “Habéis sido un dolor de cabeza la mayor del tiempo, tengo que admitirlo. Pero realmente os he llegado a apreciar en muy poco tiempo”. Y esas palabras finales del profesor Bachmann a esos alumnos que cambian ya de instituto: “Todos sois personas completamente diferentes. Estas calificaciones no reflejan en absoluto quien eres. Son solo instantáneas de cosas sin importancia como las matemáticas y el inglés. Lo que es mucho más importante es que sois chavales excelentes. Todos vosotros sois honestos. Permaneced fieles a vosotros mismos. No es tan importante lo bueno o malo”.
Y finaliza con esa escena final de espaldas con su gorro y con la clase vacía… Y durante tres horas y media hemos sido partícipes de esta historia que es como un homenaje a todos aquellos profesores que, con su personal modo de practicar la enseñanza y su pasión por ayudar al alumnado, consiguen poco a poco inculcarles valores, motivarles para que sigan adelante y no abandonen los estudios, con la meta de llegar a ser adultos de provecho.
Porque El profesor Bachmann y su clase es una oportunidad para sentir el amor y pasión por enseñar y sacar lo mejor posible de su alumnado, en este caso un alumnado donde se combina emigración e integración.Y cuya enseñanza va mucho más allá de las calificaciones…Y, pese a su ambicioso metraje, retrata de nuevo otra figura carismática de un profesor inolvidable que aporta valores para un mejor desarrollo humano de sus alumnos, una forma alternativa de enseñar compensando las diferencias culturales y sociales.
En el año 2021 realizamos unas jornadas de formación del profesorado de la Universidad Miguel Hernández en relación con la SIMULACIÓN CLÍNICA como herramienta pedagógica. Y en este año 2023 se han vuelto a repetir unas jornadas de educación médica con el mismo tema, y contando con la experiencia desde varias universidades españolas e internacionales. Y ello porque la simulación clínica nos permite entrenar situaciones reales en un entorno simulado con el objetivo de mejorar la seguridad clínica y la calidad de los cuidados que ofrecemos a nuestros pacientes.
Porque frente al método de docencia habitual en Medicina, en general, y en Pediatría, en particular, se va imponiendo la simulación clínica de alta fidelidad, y basta con revisar sus características en los métodos de aprendizaje.
- Características de la docencia habitual en Medicina: observación del experto, ensayo-error sobre el paciente, curva de aprendizaje, muy dependiente de la frecuencia del problema y escasa consideración del trabajo en equipo.
- Características de la simulación clínica de alta fidelidad: enseñanza práctica basada en escenarios, utilización de maniquís, monitores y programas, sirve para entrenar técnicas y reforzar conocimientos en la práctica médica, y se considera una metodología (no sólo una técnica de aprendizaje).
Las herramientas necesarias para realizar una Simulación clínica de alta fidelidad son: capacidad del instructor, conocimientos teóricos y prácticos, simulador o maniquí, saber desarrollar un escenario clínico, y clarificar competencias, objetivos y desempeño a evaluar. Y desarrollarlo en sus etapas correspondientes: a) Aprendizaje (introducción, teoría y manejo del simulador); b) Entrenamiento (explicación del caso y escenario); c) Aplicación (debriefing, conclusiones y resumen final).
Para un buen desarrollo de la Simulación clínica, estas son las características del profesor facilitador y del alumno:
- El profesor facilitador: dirige, diseña e implementa la simulación; guía la conversación para que el estudiante descubra por sí mismo qué cambios tiene que realizar para mejorar; la actitud del instructor influye en el aprendizaje, debe implicar al alumno en la participación sin que sea embarazoso o se sienta intimidado; el estilo del “debriefing con buen juicio” promueve la interacción continua con y entre los alumnos como estrategia didáctica.
- El alumno: mide su grado de aprendizaje; asume el control ante un paciente pediátrico grave; siente la responsabilidad; aplica las habilidades prácticas; averigua qué de decisión tiene; afianza el liderazgo; establece una comunicación efectiva con la familia; siente que puede aprender del error sin riesgo, ya que el paciente no sufre las consecuencias.
Y con ello damos la bienvenida al importante desarrollo del Laboratorio de Simulación Clínica e Innovación Médico-Quirúrgica, tanto de la Universidad Miguel Hernández para alumnos (por nombre Cyborg) como del Hospital General Universitario Dr. Balmis de Alicante para residentes y profesionales sanitarios (por nombre SimIA). Porque como ya hemos comentado en este blog, la Simulación clínica en Pediatría es (o debe ser) ya una realidad para el siglo XXI.
La reunión anual del Comité Editorial de CONTINUUM que hemos celebrado recientemente en la sede de la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha tenido este año 2023 una efeméride especial: el haber cumplido 10 años desde su inauguración en septiembre de 2013.
Porque esta plataforma de formación virtual basada en competencias ha demostrado, tras esta década de andadura, que se ha consolidado como un modelo de éxito. Y ello tras 980 actividades docentes realizadas gracias a la colaboración de 2.200 autores, con casi 21.000 inscritos (un 60% no socios de la AEP), 3 millones de usuarios y más de 30 millones de páginas vistas (el 70% de países latinoamericanos).
Y en una reunión de cinco horas de intenso trabajo para renovar la ilusión, cimentar nuestro trabajo y preparar nuevos proyectos. Un día para reunir a todos los coordinadores de las distintas secciones de Continuum y realizar el análisis DAFO oportuno para seguir creciendo en cada sección:Imagen de la Semana y Casos Clínicos Interactivos (ambas con el proyecto de nuevos libros recopilatorios), Novedad Bibliográfica (que buscará la colaboración con el trabajo de Evidencias en Pediatría), Artículo Destacado (que buscará la colaboración de nuevas revistas en español, como Pediatría Integral, Emergencias Pediátricas y Pediatría Interna Hospitalaria), Actualización en… (pendiente de recopilar nuevos temas y dejarlo abierto para su consulta), Casos clínicos Interactivos (con el ritmo de 10-12 cursos al año en busca de ampliar a todas las sociedades de especialidades), Preparo Mi Rotación Por (pendiente de abrir nuevas especialidades y facilitar su uso a residentes y tutores), Biblioteca y Herramientas para la consulta (con la idea de actualizar y reactivar ambas secciones). Así como el empeño de seguir trabajando con GPEC (Global Pediatric Education Consortium), un trabajo ímprobo que precisará ponerse al día, como joya de la corona que es de esta plataforma.
Y entre los nuevos proyectos hay uno que nos llena de especial emoción, por su labor altruista entre la Asociación Española de Pediatría, la Universidad Francisco Vitoria y la Fundación Pablo Horstmann y su labor en el hospital de Lamu (Kenia), con el objetivo de organizar un máster de Pediatría de forma gratuita para la formación de pediatras en ese país.
Pero nada de esto sería posible sin el equipo que hay detrás, pediatras de distintos puntos del país (más el apoyo técnico de Lúa Ediciones 3.0) que confirman que el compromiso individual con el esfuerzo colectivo es lo que hace que un equipo, una empresa, una sociedad y hasta una civilización funcionen. Un equipo formado por Manuel Praena (Sevilla), José María Garrido (Salamanca), Alberto García-Salido (Madrid), Rafael Martín (Málaga), Carmen Villaizán (Toledo), Carlos Ochoa (Zamora), Esteban Peiró (Valencia), y que tenemos el orgullo de codirigir Francisco Hijano (Madrid) y Javier González de Dios (Alicante). Un equipo al que han pertenecido ya otros compañeros y que el recambio necesario hace que la renovación haya sido otro punto a tratar, precisando nueva savia y nuevos compañeros.
Porque el único lugar que la palabra “éxito” viene antes de “trabajo” es en el diccionario. Para el resto, ningún éxito viene precedido sin mucho trabajo. Y Continuum lleva mucho trabajo detrás de bambalinas, pero a buen seguro que vale la pena… y más con tan buenos compañía, mucho más que colaboradores, ya amigos. Y esta reunión, un año más, sirve para renovar nuestro compromiso con la docencia.