La realización de pruebas radiológicas innecesarias a nuestros niños ha sido motivo de diversas entradas de este blog ("No radiarás a tus pacientes en vano", "Radiografía de cráneo y traumatismo craneal: ¿Es necesaria?"). Es un tema siempre presente. En el contexto de la medicina hiperdemandante que padecemos, uno de los efectos secundarios de la misma es la petición excesiva de pruebas radiológicas (y de todo tipo).
La cuestión se ha puesto sobre el tapete de nuevo y ha saltado a la prensa generalista. Así, podemos leer ayer mismo que existe "un exceso de pruebas radiológicas en niños". En el texto de la noticia se hace referencia a un reciente estudio realizado en Estados Unidos. Dicho estudio, que analizaba 719 radiografías de tórax realizadas en niños y adolescentes, concluyó que en el 88% de los casos la prueba no alteró el tratamiento prescrito por el médico. Se trataba, por lo tanto, de radiografías innecesarias.
Sirva esto para recordar que la radiografía de tórax, dentro de las pruebas radiológicas existentes, es de la que menos radia. Dentro de la necesaria concienciación de padres y médicos, cabe tener muy presente esta tabla que no es la primara vez que aparece en este blog. ¿Cuánto radia una radiografía de tórax? Pues casi, çasi es la que menos radia. Le ganan por goleada otras como la de cráneo, abdomen... y no digamos ya pruebas radiológicas más complejas como gammagrafías o un escáner.
Antes de "disparar" una radiografía... tengamos esta tabla siempre presente. Y valoremos si realmente el niño va a beneficiarse del resultado de la prueba realizada.