Cada 30 de noviembre, tal día como hoy, se celebra el Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), que se identifica bajo el símbolo de un lazo, una cinta o una pulsera de color azul claro. Se califican como trastornos que generan un comportamiento patológico frente a la ingesta de alimentos y una obsesión por el control del peso, que termina por provocar daños en la salud física y en el comportamiento psicológico y social del individuo. Aunque se desconoce la causa exacta de los TCA, se cree que se producen por la asociación de varios factores, incluyendo factores genéticos, biológicos, conductuales, psicológicos y sociales.
Entre los TCA más frecuentes se encuentran la anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, atracones de comida, vigorexia (obsesión por tener un cuerpo musculoso) y la ortorexia (obsesión patológica por la comida biológicamente pura). Aunque pueden presentarse a cualquier edad, la adolescencia es su punto crítico. Los últimos estudios realizados en España muestran una tasa de prevalencia de TCA en la población adolescente entre el 4 y 4,5% entre los 12 y los 21 años. Es más frecuente en personas perfeccionistas, con baja autoestima y con dificultad para gestionar las emociones. Y especialmente presente en el sexo femenino (unas 9 de cada 10 TCA son mujeres).
En cuanto al tratamiento, suele ser largo, incluso durante años y en los que se sufren recaídas. Se realiza una terapia conjunta llevada a cabo por un equipo multidisciplinar compuesto por médicos, psicólogos, psiquiatras, etc. Además del restablecimiento físico instaurando hábitos saludables, como una dieta equilibrada y la realización de ejercicio físico de forma periódica, la prevención de estos trastornos tiene como objetivo el desarrollo de la autoestima, fomentar el dialogo, proporcionar herramientas para gestionar las emociones y promover un cambio en la escala de valores instaurada actualmente en nuestra sociedad, donde prima la apariencia física frente a otras cualidades de la persona. Pero parece algo esencial en los TCA su detección precoz y su prevención, atendiendo a las señales de alarma que se puedan observar. Y no siempre es fácil… Sirva de ejemplo la película Hambre al límite (Tara Miele, 2014), un telefilm basada en hechos reales que lleva por título original Starving in Suburbia (Thinspiration).
Comienza la película con imágenes de internet de personas con TCA y una clase de danza musical con la canción “Let Me Go” del grupo estadounidense Haim. Allí conocemos a nuestra protagonista, Hannah Warner (Laura Wiggins), una adolescente de 17 años que se entrena para competir. Un día, por casualidad al navegar por internet con una amiga, se encuentra un blog Pro-Ana llamado "Thinspiration" que se enfoca en la glorificación casi religiosa de la delgadez (cabe recordar que Pro-Ana o Ana son las acepciones de anorexia en internet, al igual que Pro-Mía o Mía son las de bulimia). Y lo que fue una casualidad acaba convirtiéndose en una obsesión, uniéndose a un foro moderado por la misteriosa “ButteflyAna”, quien influye poco a poco en sus hábitos alimentarios y comportamiento. En esos momentos su hermano Leo (Brenda Meyer) dedica la mayor parte de su tiempo a la lucha libre, que le exige cumplir con un peso específico y seguir un estricto régimen de dietas y entrenamiento.
Pasa tiempo hasta que sus padres, más enfocados en los logros de Leo, perciben los cambios de hábito de Hannah, cuando ya los cambios en su salud física y mental están avanzados, pues ha comenzado a coquetear peligrosamente con la anorexia poniendo en peligro su vida hasta llegar al ingreso hospitalario. Y este duro hallazgo para los padres coincide con un terrible accidente de Leo mientras competía, momento en el que toda la familia descubre que también sufría una importante restricción alimentaria para conseguir el peso de la competición. Todo cambiará en ese momento para Hannah quien, inspirada por la memoria de Leo, crea un blog de autoestima centrado en contenido positivo y motivacional, un blog Anti-Ana. Y en estos momentos recordamos diferentes frases que destacan en la historia por su alto poder emocional: "La delgadez es la única cosa que puedo controlar", "No es solo comida, es todo lo que está dentro de mi cabeza", "Quiero ser perfecta. Es lo único que puedo hacer", "Lo que ves no siempre es lo que hay", o "La perfección es un mito". Frases reflejan las luchas internas de los personajes para resaltar lo dañinas que pueden ser las expectativas irreales sobre la imagen corporal y la importancia de enfrentarse a la raíz de los problemas emocionales.
Una película dura con un final esperanzador. Y finaliza como comenzó, con el baile de Hannah, ahora bajo los acordes de la canción de Mora Spira, “Terrible Love”. Y el mensaje motivador: “Si tú o algún conocido estáis padeciendo por un trastorno de la conducta alimentaria, por favor, busca ayuda”.
Hambre al límite hoy nos deja, en este Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria, una serie de mensajes que cabe grabar bien en nosotros y en nuestros hijos: la presión de los estándares de belleza en los jóvenes (especialmente el ideal de ser delgada), el impacto que tiene en ello internet y las redes sociales (especialmente los blogs y otras plataformas que refuerzan ideales de belleza dañinos), la complejidad de los trastornos alimentarios (que va mucho más allá del no comer y que engloba trastornos psicológicos complejos), la desconexión familiar y social a la hora de detectar a tiempo estos TCA y, finalmente, la importancia del proceso de recuperación (y la importancia de pedir ayuda y de enfrentarse a los problemas subyacentes que conducen a los trastornos alimentarios).
Y hoy es un día para visibilar particular esta lucha frente a los TCA, una lucha que debe permanecer todos lo días. Y destacados personajes que han pasado por esta enfermedad lo han hecho públicas sus experiencias como Princesa Diana, Victoria Beckham, Demi Lobato, Lyly Collins, Jane Fonda, Lady Gaga, Mary Kate Olsen, Dennis Quaid, Lindsay Lohan, Elton Johnn, Simon Biles, entre otros
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