miércoles, 24 de julio de 2013

¿Tienes “nomofobia”?


En el año 2008 se acuñó en el Reino Unido un nuevo neologismo: “neofobia”, procedente del acrónimo no-mobile-phone phobia. Y se describió como el miedo (o fobia) a no estar en contacto por el móvil, un miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil. Un sentimiento que, según estimaciones, podría ya tener la mitad de los usuarios de telefonía móvil en el Reino Unido. Y puede no ser muy diferente (o peor) en España y otros países del Primer Mundo. En España, se ha detectado que el 77% de la población de 18 a 24 años y un 68% de 25 a 34 años padece ”nomofobia”. 

Lo que está claro es que se ha creado una nueva necesidad por obra y gracia de los smartphones. Una nueva necesidad de estar conectados las 24 horas del día, los 7 días de la semana y los 365 días del año (con vacaciones y fiestas de guardar incluidas). Con esa sensación de presión de vivir en un entorno social en el que para muchas personas “inmediatamente” significa literalmente “inmediatamente”. 
Se ha llegado a estudiar que quedarse sin móvil (estar “desenchufados” del mundo” es para muchos un suceso estresante de la vida, casi equiparable (para algunos, claro) a un divorcio o a un cambio de domicilio. Porque en nuestros smartphones llegamos a llevar una parte de nuestra vida, en forma de teléfono, agenda de contactos, correo electrónico, internet, redes sociales, twits, música, reloj y agenda, mapas y GPS, juegos y linterna, y un largo etcétera. Perder un móvil es casi como perder un amigo para muchos… 

Este fenómeno de la “nomofobia” comenzó hace años con el éxito de BalckBerry y se ha disparado con la democratización de los teléfonos inteligentes y las tabletas. Ojo: España es el segundo país del mundo con mayor penetración de smartphones (superado sólo por Reino Unido) y ya casi la mitad de la actividad social se realiza online desde los móviles. La “nomofobia” nos acerca a los que están lejos y nos separa de los que estamos cerca. La “nomofobia” nos hace dormir con el móvil en la mesilla de noche (cuando no debajo de la almohada como en los adolescentes y en modo vibrador), nos hace consultarlo en la madrugada si nos despertamos, incluso lo llevamos al baño y lo consultamos en cualquier momento (cuando esperamos el autobús, en la cola de correos, en el parque mientras juegan nuestros hijos, en medio de una conferencia…, en misa y en mis asuntos). 

Pero, ¿quiénes son los más vulnerables? Parece que los adolescentes, sobre todo de los 12 a los 17 años, son los más expuestos a sufrir “nomofobia”. Y está claro que los padres tienen una importante labor para evitar esto, principalmente predicando con el ejemplo. Para evitar la “nomofobia”, hay que comenzar por unos sencillos consejos para un uso adecuado del móvil por parte de los jóvenes y evitar el uso del móvil en abuso: 
- Es importante que no dispongan de acceso a Internet desde su habitación. 
- Hay que hacerles conscientes del valor y coste de su móvil. 
- Deben dormir siempre con el teléfono apagado. 
- No permitir su uso en comidas, cenas u otras situaciones en que utilizarlo es síntoma claro de mala educación. 

Está claro: vivimos rodeados de nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC). Y el teléfono inteligente (smartphone) es la TIC más usada. Su buen uso, ayuda y nos puede hacer la vida más fácil. Su mal uso y abuso no ayuda y nos puede complicar la vida (a nosotros y a los que nos rodean). La adicción al teléfono móvil es, para algunos, la enfermedad del siglo XXI. Tanto que, según los expertos, el miedo a estar sin el teléfono se puede diagnosticar ya como un trastorno para una gran parte de la población, sin que los afectados sean conscientes de ello. 
Por ello, será bueno reflexionar y preguntarnos: ¿tengo “nomofobia”?. Si es que NO, pon toda la prevención para que no ocurra. Si es que SÍ, háztelo ver…

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