Vivimos tiempos duros en muchos ámbitos sociales. Se habla mucho en los medios de comunicación de un nuevo término: posverdad. Si acudimos a la wikipedia y leemos la definición de este neologismo, alude a situaciones en las cuales, a la hora de crear y modelar opinión pública, los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales. Se viene aplicando a la política pero para mi es extendible a otros ámbitos de la vida.
Asistimos asombrados al nombramiento en EEUU de Robert F. Kennedy Jr. para dirigir una comisión federal con el objetivo de revisar la seguridad de las vacunas. Además, parece que, según un portavoz del equipo del presidente electo, uno de los objetivos de esta comisión es revisar la relación entre las vacunas con el autismo. Da igual que se hayan realizado numerosos estudios ya que descartan, más alá de toda duda razonable, dicha asociación. Sa igual que la Academia Americana de Pediatría haya puesto el grito en el cielo ante tamaño desatino. El negacionismo sobre la eficacia de las vacunas, las exageraciones de sus efectos adversos, la invención descarada de muchos de ellos, parecen tener en estos tiempos mayor predicamento.
Los grupos antivacunas pueden estar de enhorabuena. Sus "argumentos" encuentran adeptos. Y los niños sufren las consecuencias. Veamos, por ejemplo, la situación de Rumanía en estos momentos. En diciembre el Comité Asesor de Vacunas nos informaba de que, hasta el pasado 16 de diciembre de 2016, se habían registrado en aquel país nada menos que 1725 casos de sarampión, con 7 fallecimientos. Actualizados estos datos el 27 de enero, los casos son 2165 y son ya 13 los muertos. Detrás de este drama están las campañas antivacunas que tanto éxito están teniendo en Rumanía. Los detractores de las vacunas, por supuesto, niegan cualquier relación entre esta tragedia y la caída brutal de las tasas de vacunación en ese país. Podemos leer los delirios de estos detractores en este artículo publicado en "El confidencial".
Parece increíble que esto esté sucediendo en nuestras muy desarrolladas sociedades europeas, presuntamente bien informadas. Pero la verdad ha dejado de importar. Da igual refutar las teorías conspiranoicas de estos grupos antivacunas con estudios sólidos. Eloos no atienden a razones, se sitúan en otro nivel donde apelan más a las emociones que a la razón.Eso es la posverdad: "circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública, que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”.
Mientras esto sucede, los niños están muriendo de sarampión en Europa. Recordemos que se trata de una enfermedad que reúne todos los requisitos para ser erradicada a nivel mundial. Pero ahí está la posverdad. Y sus dramáticas consecuencias. Consecuencias criminales que debería ser perseguidas por la Ley.
Blog personal, no ligado a ninguna Sociedad científica profesional. Los contenidos de este blog están especialmente destinados a profesionales sanitarios interesados en la salud infantojuvenil
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martes, 31 de enero de 2017
martes, 20 de diciembre de 2016
Hay médicos antivacunas y están entre nosotros
Lo hemos podido leer en la prensa. "Hasta 4 médicos expedientados en Cataluña por desaconsejar las vacunas".
Vivimos en una extraña época en la que cualquier disparate, por absurdo que parezca, tiene su público. Dentro de la medicina y fuera de ella. Como si todas las opiniones tuvieran el mismo valor, y no es así. "La Tierra es plana", "El sol gira alrededor de la Tierra", son eso: opiniones absurdas que - sí, creedlo - tienen aún seguidores en pleno siglo XXI (clicad en los enlaces). Sostener lo contrario a esas afirmaciones sería "nuestra opinión", y no sería de un valor superior que afirmar los disparates antes consignados.
Negar la eficacia de las vacunas, negar los millones de vidas salvadas y de secuelas evitadas gracias a las mismas es tan absurdo como sostener que la Tierra es una inmensa llanura y que si corremos demasiado nos caeremos por uno de los lados. Negar la eficacia de las vacunas es, además, más peligroso que sostener cualquiera de las frases estúpidas (que para mucha gente son ciertas, ojo) que he entrecomillado más arriba. Confundir a la población sobre el que es quizá el acto preventivo más eficaz que actualmente puede recomendar un médico debería ser considerado, para el que esto escribe, como un acto criminal y perseguible por la Justicia.
Aún no hemos llegado a esto desgraciadamente, pero parece que algunos Colegios de Médicos han visto - por fin - la luz. El Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña, al parecer, ha expedientado a cuatro "colegas" de profesión por su activismo antivacunal. Más vale tarde que jamás. Os dejo la nota, en un catalán muy fácil de entender, que ha emitido la Comisión de Deontología del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona sobre este desgraciado tema.
Queda mucho por hacer. El "antivacunismo", la homeopatía, las pseudociencias en suma, campan a sus anchas de forma inexplicable por nuestro país. Sorprende que, en nuestra muy interconectada y teóricamente bien informada sociedad, estos movimientos disfruten de tan buena salud. Sorprende y alarma. Desde este blog no podemos hacer nada más que hacernos eco de esta noticia y, por supuesto, y aunque sea una perogrullada, recordar a nuestros padres, pequeños pacientes y - ay... - a algunos "colegas" que las vacunas son eficaces, eficientes, seguras y efectivas.
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