sábado, 26 de mayo de 2012

Cine y Pediatría (124). Los “Chicos del barrio” de John Singleton y el poder del cine afroamericano


En los inicios de la década de los 90, tres directores y tres películas presagiaban un buen resurgir del cine afroamericano, el retorno del "black power" en el séptimo arte: Haz lo que debas (Spike Lee, 1989), Los chicos del barrio (John Singleton, 1991) y New Jack City (Mario Van Peebles, 1991). Pero lo cierto es que es nueva generación de directores negros no tuvo una continuidad brillante, si bien nos dejó algunas buenas obras de arte que pueden encuadrarse en nuestra serie de Cine y Pediatría.

Sorprendente fue el debut del joven Jonh Singleton, quien consiguió que su ópera prima (Los chicos del barrio) fuera nominada al Oscar a mejor guión original y a mejor director, siendo en esta última categoría el primer afroamericano de la historia y la persona más joven en aquel entonces (contaba 21 años) en recibir dicha nominación. Sin embargo, tal espectacular debut en la historia del cine no se mantuvo posteriormente en su carrera, alternando películas entre lo digno (Semillas de rencor, 1995; Rosewood, 1997; Cuatro hermanos, 2005), lo corriente (Justicia poética, 1993; Shaft, 2000) y lo nefasto (Baby boy, 2001; A todo gas, 2003).

Los chicos del barrio es un drama, aclamado por crítica y público, que cuenta la historia de tres amigos de la infancia que viven, en la década de los 80, en el peligroso barrio negro de South Central en Los Ángeles: Tre Styles (Cuba Gooding Jr.), Ricky (Moris Chesnut) y Doughboy (Ice Cube). Los tres deberán enfrentarse a difíciles decisiones para abrirse camino en sus vidas, pues no es fácil mantenerse al margen de la violencia, las drogas y el crimen. En este peligroso mundo es donde están obligados a conocer la amistad y el amor, porque nadie les ha dado a elegir.

Los chicos del barrio es una película de denuncia social, pero que aborda inteligentemente la problemática racial sin hacer apología de la violencia revanchista contra el blanco, sino proponiendo el camino de la salvación en la educación: la educación que proporciona un buen núcleo familiar y la educación de la universidad, como base y meta para salir del agujero. Esta película marcó a toda una generación; y contribuyó a ello sus diálogos mordaces y efectivos y una acción constante que atrapa al espectador. El comienzo de la película se realiza con imágenes de dibujos de escolares en donde la temática (las dramáticas consecuencias de la violencia).ya nos marca el camino de la película, que no es otra que la realidad que viven.

La excesiva juventud de los padres de Tre Styles al nacer éste provocó una serie de limitaciones y los primeros conflictos: la madre (la siempre bella Angela Bassett), consciente de su realidad socioeconómica, decide renunciar a su maternidad (cuando Tre tiene 10 años) a favor de la paternidad de Furions, el padre (un joven Laurence Fishburne, mucho antes de interpretar a ese icono en la trilogía The Matrix que es Morfeo), quien intenta inculcarle una buena educación y formación para evitar que sucumba al violento y corrupto ambiente que le rodea en el suburbio negro donde vive.Posteriormente, la película nos traslada a 1991 y se nos desvela la vida cotidiana del barrio, amparada en una estructura social complicada (núcleos familiares desestructurados, armas, drogas, etc) y la violencia como telón de fondo. La violencia adquiere todo su sin-­sentido con el asesinato incomprensible del inocente Ricky, con el dolor de Tre y el posterior deseo de venganza. Pero, finalmente, la educación impuesta por el padre vence a la violencia del ambiente y Tre logra salir adelante.

Una buena película, una película sincera y con momentos individuales memorables. Parte de su encanto se puede atribuir al hecho de que el guion deriva de experiencias reales del propio director.

Cuatro años después, Singleton quiso regresar al cine combativo e inteligente de su debut con Semillas de rencor (que pudiera funcionar como una segunda parte de Los Chicos del Barrio). Semillas de Rencor nos retrata la Universidad de Columbus en Estados Unidos, allí donde la mezcla de razas, sexos e ideologías (condimentada con prejuicios raciales y sociales) son el polvorín ideal. Negros que odian a los blancos, fans del heavy metal inadaptados que abrazan el nazismo, niñatas que prueban el lesbianismo, latinos, orientales...una especie de “vidas cruzadas” racial. Tres jóvenes recién llegados se dan cuenta de que se encuentran en un auténtico polvorín a punto de estallar. Violencia, racismo e intolerancia se juntan en esta universidad, que corre el riesgo de convertirse en un campo de batalla.
Semillas de Rencor, vista hoy en día, también es un film de culto con un reparto de lo más variado y jugoso: Omar Epps, Tyra Banks, Jennifer Connelly, Michael Rappaport, Kristy Swanson y, repitiendo con Singleton, el rapero Ice Cube y el eficaz Laurence Fishburne.

Haz lo que debas (Spike Lee, 1989) es la tercera película de este controvertido director independiente, en la que se plantea con rigor y objetividad uno de los principales problemas de los Estados Unidos en la actualidad: la violencia racial. A partir de un hecho real (el asesinato de un chico negro a manos de un grupo de chicos blancos en el barrio de Queens de Nueva York en 1986) se construye una historia inventada, pero absolutamente realista, en la que no hay un protagonista claramente definido.

La historia transcurre en Bedford Stuyvesant, uno de los barrios más humildes de Brooklyn, donde conviven desordenadamente varias familias afroamericanas e hispanoamericanas, una pareja de comerciantes surcoreanos y una familia de italoamericanos que son dueños de una pizzeria. Mookie (el propio Spike Lee, quien se reserva el papel principal), un chico que trabaja de repartidor de pizzas, es el hilo conductor de una película de estructura vertiginosa y se constituye en testigo privilegiado de los múltiples personajes que se cruzan y de los hechos cotidianos que tienen lugar en el barrio. Haz lo que debas narra una historia de prejuicios y tensiones intercomunitarias exacerbadas a lo largo de un caluroso día de verano.

Una película muy controvertida, que dio lugar para que muchos críticos protestaran en contra de ella, por considerarla apología para incitar a la población negra a los disturbios. Haz lo que debas se constituye, así, en una radiografía de la violencia racial en los Estados Unidos, de una actitud intolerante y insolidaria que se extiende por igual a todas las comunidades y grupos sociales: el conflicto racial une y a la vez separa a los personajes. Spike Lee no se posiciona en ningún momento a favor o en contra de la violencia, si bien cierra el film con dos citas muy significativas de los dos líderes más emblemáticos de la lucha de la comunidad negra por la igualdad, antagónicos en sus posicionamientos: Martin Luther King (en contra de las actitudes y los comportamientos violentos y agresivos) y Malcolm X (defensor de la violencia en legítima defensa para cualquiera individuo en estado de opresión).

Los chicos del barrio, Semillas de rencor y Haz lo que debas se constituyen en un brillante tríptico sobre un cine increíblemente vivo y veraz, que se adentra en la violenta y compleja cotidianidad de los afroamericanos, en confrontación dialéctica con otras etnias y culturas, y lo hacen con cierta lucidez. Tre y Mookie son testigos de esta problemática en su infancia y adolescencia, y crecen alrededor de estos problemas sociales, con la educación (en la familia y en las escuelas) como tabla de salvación. Problemas sociales y adolescencias difíciles en Los Ángeles y en Nueva York, pero que se repiten en casi todas las grandes urbes del mundo.

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