sábado, 24 de noviembre de 2018

Cine y Pediatría (463). “Mi familia gay” y el ejercicio de la tolerancia


En el siglo XXI ya es patente que vivimos una verdadera de transición de paradigmas en la estructura de las familias. La familia tradicional (padre y madre con hijos, habitualmente con los abuelos cercanos) está dando lugar a otros nuevos modelos de familias, con todas las variantes posibles. Un hijo puede crecer en un entorno habitual como el descrito (que sigue siendo el más frecuente), pero las posibilidades son múltiples (y con todas las combinaciones): puede crecer en una familia con separación matrimonial (cada vez más frecuente), uniparental (con una madre o un padre sólo) u homoparental (con dos padres o con dos madres). 

La fuerza y declaración de principios de las parejas de gays y lesbianas en este último sentido es contundente y el cine no ha sido ajeno a mostrarlo, retratando esta realidad bajo una postura mayoritariamente reivindicativa. Y estos son algunos ejemplos: 
- Shelter (Jonah Markowitz, 2007), film independiente estadounidense que reivindica el derecho de los homosexuales para poder adoptar y formar una familia, a través de la historia de amor entre Shaun y Zach, quien tiene que ejercer de padre adoptivo de su sobrino Cody de 5 años. 
- Como los demás (Vincent Garenq, 2008), comedia francesa que nos muestra a una pareja perfecta, Emmanuel y Philippe, hasta el momento en que uno siente la necesidad de ser padre y el otro no. 
- Familias por igual (Rodolfo Moro, 2010), película documental argentina que nos relata la realidad de varias familias homoparentales con el objetivo de que reflexionemos sobre el matrimonio igualitario y la adopción. 
- Los chicos están bien (Lisa Cholodenko, 2010), melodrama estadounidense que nos cuenta la historia de una familia homoparental de lesbianas en la que los hijos adolescentes en un momento dado de su vida sienten la curiosidad de conocer a su padre biológico, el donante anónimo que hizo posible que ellos dos nacieran. 
- La otra familia (Gustavo Loza, 2011), la historia de Jean Paul y Chema, quienes acogen a Hendrix, un niño de 7 años abandonado por una madre adicta al crack. Una película que aborda la homosexualidad y las familias homoparentales, un tema que aún es tabú en México, y que nos muestra el valor de la familia, el amor, la bondad y lo que sucede en la vida cuando tu vida se transforma. 
- Azul y no tan rosa (Miguel Ferrari, 2012), película venezolana que nos cuenta la historia de Diego y Fabrizio, una pareja consolidada pese al rechazo de sus familias, y en los que todo se complica cuando Diego tiene que hacerse cargo de Armando, el hijo al que abandonó hace cinco años. 
- Rara (Pepa San Martín, 2016), película chilena sobre una pareja de lesbianas vista a través de la hija Sara, una adolescente que se siente rara en su turbadora adolescencia y su peculiar familia, y que navega entre lo que es normal y lo que no es normal. Pero finalmente nada de lo que le ocurre es tan raro, porque lo raro que ocurra a una persona o a una sociedad nunca puede proceder de lo que se hace por amor. 

Películas y familias de todos los países, familias que crean división de opiniones. Y hoy presentamos una más, la película australiana Mi familia gay (Maya Newell, 2015), sobre cuatro familias homoparentales del siglo XXI vistas con los ojos de los principales protagonistas: sus hijos. Porque nadie dijo que sería fácil para ellos, pero tampoco imposible. Porque la tolerancia es capaz de plantear ese espacio para el amor y el respeto hacia todos, motivo por el que bien pudiera ser una película recomendable para visionar por todas las familias, incluso las que no comulgan con estas ideas. Porque hace pocos días, el pasado 16 de noviembre, celebrábamos el Día Internacional de la Tolerancia, y algo de ello no nos iría mal. 

En Mi familia gay todo comienza con decenas de sentencias sobre lo que es mejor para los hijos al crecer en familias con padre y madre, respecto a hacerlo en familias homoparentales u otro tipo de familias. Y todo ello mientras la cámara recorre fotos de sobremesa de familias tradicionales en blanco y negro… y cuando llegan las primeras fotos en color comienza nuestra película documental. Y en ese momento nos adentramos en la vida, las emociones y reflexiones de cuatro hijos en cuatro familias homoparentales australianas. Ellos son Ebony, Gus, Matthew y Graham, una chica y tres chicos, todos ellos con 12 años de edad. Porque mientras el mundo debate políticamente un nuevo concepto de familia, cuatro niños se acercan a la pubertad bajo la tutela de sus padres homosexuales. 
- Ebony, una preciosa jovencita de ojos claros, media melena y voz privilegiada que se esfuerza para triunfar como cantante, así como por encontrar el colegio donde su familia formada por dos madres sea aceptada: “Cuando me enteré de que mi madre era lesbiana y que estaban juntas y esas cosas, yo me sentí… no lo sé. Al principio no lo aceptaba”. Y vemos como tiene que convivir con la enfermedad de su hermano menor, una epilepsia no filiada, y con sus dudas: “Cuando conozco a alguien, le digo que mis madres son lesbianas y se asombran”. 
- Gus, un chico rubio y delgado, amante de la lucha libre, quien está obsesionado con los programas televisivos de esta parodia de práctica deportiva, la cual ejerce con su hermana pequeña. Sus dos madres intentan explicarle, con poco éxito, los valores poco constructivos de tal práctica: “Vale, te prohíbo que luches con tu hermana y te prohíbo que luches con ella como luchas con tus amigos… Así que se acabó la lucha libre”. 
- Matthew, amante del fútbol americano, quien tiene un gran dilema al vivir con dos madres, siendo su madre biológica – ahora separada de su padre – muy religiosa: “Tengo dos madres y estoy orgulloso de ellas. Mi colegio me enseña que no debes juzgar a alguien solo porque no se parezca a ti. Lo digo porque dicen que mis madres son un pecado contra Dios”. Y vemos como va, junto a sus madres y su hermano, a visitar a la Primera Ministra del país para pedirla que no prohíba los matrimonios homosexuales: “Yo creo que Dios nos hizo para ser quiénes somos”. 
- Graham, vive con dos padres y fue adoptado de una casa de acogida y es la tercera vez que se muda de casa, ahora a las islas Fiji, donde la homosexualidad es mal vista. Aún tiene un marcado problema con la lectura y la compresión lectora, lo que explican sus padres: “Tenemos que explicarle que él nos sabía hablar cuando empezó a vivir con nosotros… a los cinco años”. Y por ello le apoyan: “Creemos que eres un chico listo, inteligente, y que cuando te esfuerzas obtienes grandes resultados”. Unos padres que curiosamente prefieren mantener en secreto su situación familiar: “Creo que en esta cultura tenemos que tener cuidado al decir que tenéis dos padres. Tenemos que mantener nuestra relación en privado”. Y Graham piensa: “Mentir a veces está bien y a veces está mal. Creo que está bien mentir sobre tener dos padres”. 
Y así es como se presenta Graham en una redacción ante su clase: “Me llamo Graham y tengo 12 años. Soy divertido, alegre, nervioso, feliz y amigable. Y a veces un poco malvado. Mi deporte favorito es el fútbol, la primera vez que jugué fue hace seis años. Mi equipo estaba en Sidney, los Red Devils. Ya os dije que era malvado. Me gustaría tener un perro en Suva, porque me protegería. Lo cuidaría, lo alimentaría, lo lavaría y jugaría con él. Se llamaría Destructor. Lo que más me gusta en la vida es jugar al ordenador, a la Wii, Xbox y iPad. Mis juegos favoritos son Minecraft y Terraria. Gracias por escucharme, compañeros y profesora. Me gusta mucho vivir en Fiyi”. 

Y la película nos muestra retazos de la vida de nuestros cuatro jóvenes adolescentes elegidos para la película por vivir en familias homoparentales australianas. Y la película finaliza con las imágenes de estos niños y familias en El Sydney Gay and Lesbian Mardi Gras (Carnaval gay y lésbico de Sídney), una marcha del orgullo LGBT y una fiesta que celebra anualmente en Sídney, siendo una de los eventos más importantes del mundo de este tipo. Y la reflexión final de uno de ellos mientras viaja en la cabalgata: “No creo que tener dos madres me haga tan especial. Cada persona crece de forma diferente. Las personas que te crían y que te hacen ser lo que eres son tu familia”. 

Y en el colofón de la película un lema final, que nos orienta claramente que este film no es neutro al respecto, por lo que muestra y se posiciona: “Defiende las familias diversas: thegaybyproject.com”. Porque como nos dice uno de estos chicos, “no todas las cosas en la vida son fáciles”. Ya lo creo que no, aún con tolerancia...

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