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miércoles, 4 de abril de 2018

Cómo publicar artículos en revistas biomédicas de impacto


Hace medio año publicamos el libro "Claves para sobrevivir a la publicación biomédica. Cómo elaborar una comunicación a un congreso y publicar un artículo científico", como recopilación de una parte de los capítulos de la serie sobre COMUNICACIÓN CIENTÍFICA publicados en la revista Acta Pediátrica Española.

Pues bien, como complemento (o refuerzo de lo anterior), vale la pena revisar también este libro publicado casi simultáneamente en el tiempo bajo el título de "Cómo publicar artículos en revistas biomédicas de impacto", una guía fácil y práctica para evitar los rechazos y adaptada a la pediatría. Un texto avalado por la experiencia y calidad de su autora en este campo, la Dra. Marta Pulido, editora médica independiente y consultora de edición médica del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), Barcelona, España.

Un libro que se ha realizado en tres módulos: 

MÓDULO 1 El proceso de publicación
El proceso de publicación
Criterios de originalidad: ¿Cuándo un trabajo es original y cuándo no?
El artículo científico
El título
El resumen (abstract, summary)
La bibliografía
Tablas y figuras
Agradecimientos

MÓDULO 2 ¿Dónde publicar?
¿Dónde publicar? La elección de la revista
Indicadores bibliométricos de las revistas 
Las revistas de acceso abierto (open access)
La red EQUATOR

MÓDULO 3 Redacción y envío a la revista
Redacción y estilo científico
Envío a la revista: la carta de presentación (cover letter)
Autoría, conflicto de intereses y financiación
Derechos de propiedad intelectual (copyright)
Ética de publicación
La revisión por expertos (peer review)
La carta de apelación (appeal letter)
Corrección de galeradas (pruebas de imprenta) 

En este se puede acceder a su contenido: 
https://seup.org/pdf_public/como_publicar_articulos.pdf

miércoles, 18 de octubre de 2017

Claves para sobrevivir a la publicación biomédica


Durante los años 2013 y 2016 la revista Acta Pediátrica Española publicó en su sección "Formación e información en Pediatría" una serie de 39 capítulos sobre COMUNICACIÓN CIENTÍFICA. Pues bien, los primeros 14 capítulos de esa serie se han recogido en un libro del que Editorial Mayo (y con el apoyo de Nutribén Nutrición) ha publicado más de 8000 ejemplares para difundir entre los pediatras y residentes de pediatría en formación de España. 

Nuestro agradecimiento, como autores, por esta labor de difusión del libro que hemos titulado "Claves para sobrevivir a la publicación biomédica. Cómo elaborar una comunicación a un congreso y publicar un artículo científico". Estos son los títulos de los capítulos: 
- Tema 1: La comunicación científica en la práctica clínica, docencia e investigación 
- Tema 2: Congresos científicos (1): Elaboración de resúmenes 
- Tema 3. Congresos científicos (2): Claves para elaborar un buen póster científico 
- Tema 4. Congresos científicos (3): Claves para elaborar una buena comunicación científica 
- Tema 5. Congresos científicos (4):Claves para confeccionar buenas diapositivas 
- Tema 6. Conocimientos básicos para elaborar un artículo científico (1):diez pasos a seguir 
- Tema 7. Conocimientos básicos para elaborar un artículo científico (2):el fondo (lo que se dice) 
- Tema 8. Conocimientos básicos para elaborar un artículo científico (3):la forma (cómo se dice) 
- Tema 9. Conocimientos básicos para elaborar un artículo científico (4): los aspectos gráficos (tablas y figuras) 
- Tema 10. Conocimientos básicos para elaborar un artículo científico (5): Los aspectos estadísticos (más que números) 
- Tema 11. Conocimientos básicos para elaborar un artículo científico (6): La ética de la publicación biomédica 
- Tema 12. Conocimientos básico para elaborar un artículo científico (7): El sistema de revisión por pares («peer review») a debate:fortalezas y debilidades 
- Tema 13. Conocimientos básicos para elaborar un artículo científico (8): ¿Dónde publicar? La calidad, la importancia y el impacto en las publicaciones biomédicas. 

Un libro que guarda una pequeña joya en el Prólogo que nos regaló un amigo sabio de la palabra y traductor médico, el Dr. Fernando Navarro. Os hago partícipe de sus palabras para encuadrar el objetivo de nuestro libro. 

"Durante los seis años de carrera y los cuatro o cinco de residencia, el aprendiz de médico especialista —primero alumno de Medicina, luego MIR— dedica la mayor parte de su tiempo activo a estudiar las diversas disciplinas básicas y clínicas que conforman el plan universitario de estudios y a adquirir las destrezas clínicas que le permitan prevenir, diagnosticar y tratar o curar todo tipo de dolencias, síndromes y trastornos. Muchos se sorprenden, pues, cuando comprueban más adelante, siendo ya especialistas en ejercicio, que su utensilio fundamental de trabajo no es ninguno de los que con tanto ahínco cultivó en sus años de formación. No es la exploración física ni el fonendo, el electrocardiograma, las radiografías, los análisis clínicos, ni otras pruebas complementarias; ni siquiera la tableta o el telefonillo con sus mil y una aplicaciones. Su recurso fundamental de trabajo, el más valioso, el que hará posible toda actividad asistencial y que más usará a diario, es el lenguaje. El médico especialista, en efecto, pasa casi toda su jornada escuchando, hablando, leyendo o escribiendo, en un flujo constante de información y conocimiento siempre vehiculado a través del lenguaje. Si a toda la actividad asistencial que gira en torno a la historia clínica —hoy electrónica— añadimos la obligación de redactar informes médicos, presentar sesiones clínicas, estudiar en libros y revistas los casos más complejos, responder a las interconsultas de otros servicios, informar a pacientes, familiares y acompañantes, y todo tipo de comunicación informal o profesional con los colegas de especialidad y con otros profesionales biosanitarios, podemos hacernos una idea aproximada de la importancia que para el médico clínico tienen las palabras. 

Y si esto es así en el ejercicio cotidiano de la medicina, no digamos ya cuando el médico especialista —pediatra, pongamos por caso— aspira a compaginar la faceta asistencial con el desempeño de la docencia y la investigación. Lo cual, por cierto,es cada vez más frecuente; entre otras cosas, porque está demostrado que la actividad docente e investigadora se asocia a mayor calidad de la asistencia médica prestada. Si el lenguaje resulta crucial para la actividad asistencial, no lo es menos en el ámbito de la docencia, ya sea en forma de clases magistrales, apuntes, exposiciones orales, trabajos individuales o en grupo, exámenes orales, escritos o de tipo test para evaluar los conocimientos de los alumnos, trabajos de fin de grado o tesis doctorales. En cuanto a la investigación médica, creo no exagerar un ápice si afirmo que esta únicamente puede considerarse completa cuando el médico investigador logra comunicar eficazmente los resultados de su estudio ya sea de viva voz ante un congreso de la especialidad o, más a menudo, por escrito en forma de artículo original. 

No es raro, pues, que más pronto o más tarde el pediatra con afán investigador sea dolorosamente consciente de que la formación acumulada durante tantos años puede rayar tal vez a gran altura en lo puramente médico y científico, pero está coja en lo tocante al lenguaje y las habilidades de comunicación verbal o por escrito. En una encuesta efectuada a profesionales sanitarios españoles sobre sus necesidades en cuanto a formación para el desempeño de la investigación biosanitaria , los propios encuestados señalaban, por delante de cualquier otra demanda formativa, las tres siguientes: potenciar la enseñanza del inglés (que falla, sigue fallando estrepitosamente en nuestro país ), aprender a escribir y publicar artículos científicos, y aprender a hablar en público. 

Escribir y hablar correctamente, sí, incluso en la lengua materna (¿cómo puede pensar siquiera en comunicar algo regularmente en inglés quien no sea capaz de hacerlo bien en su propio idioma?), son dos de las principales carencias que perciben los profesionales españoles de la sanidad. Como puedes comprobar, colega lector, no eres el único ni estás solo: las mismas lagunas que notas, las percibimos igualmente otros en su momento; también —estoy seguro— los cuatro autores de este libro que ahora sostienes en las manos. 

Por tratarse de una técnica y un arte, no estoy seguro de que la comunicación científica pueda enseñarse; pero de lo que sí estoy convencido es de que puede aprenderse. Y la lectura atenta de Claves para sobrevivir a la publicación biomédica puede ser un buen modo de iniciarse en este campo.¿De iniciarse tan solo? Así es; un libro de esta extensión no basta para abordar con detalle todo lo que un pediatra debe saber para comunicar cabalmente de palabra y por escrito. De hecho, el único modo realmente eficaz de llegar a medio dominar la escritura científica es leer mucho, escribir mucho también y corregir, retocar y reescribir más aún; y de llegar a medio dominar la comunicación oral, asistir como oyente a muchas ponencias —buenas, malas, excelentes, pésimas y regulares— y salir mucho a la palestra o al atril micrófono en mano. En el ámbito de la comunicación científica, como en medicina, la práctica es esencial, ineludible; pero esta cunde más y se aprovecha mejor cuando uno parte de una sólida base teórica, que está en los libros. 

No quiero extenderme en este prólogo, pero al mismo tiempo me gustaría dotarlo de un mínimo contenido de utilidad práctica, que trascienda la mera palabrería. Creo que puede ser buena idea, pues, cerrarlo con tres consejos de aplicación inmediata que son oro puro; consejos, me apresuro a aclarar, que no son de mi cosecha, sino de tres sapientes predecesores nuestros con amplia experiencia en la técnica y el arte de la comunicación científica. 

El primero es del estadounidense Robert A. Day (1924- ), redactor científico profesional durante toda una vida, profesor de redacción científica en la Universidad de Delaware, una de las personas que más saben sobre publicación científica y autor de uno de los libros más influyentes sobre el particular. Considera Day que «good scientific writing is not a matter of life and death; it is much more serious than that» (escribir bien un trabajo científico no es una cuestión de vida o muerte: es algo mucho más serio), y estoy de acuerdo con él. El pediatra con inquietudes docentes o investigadoras hará bien en situar el lenguaje y la comunicación en el centro mismo de su empeño formativo: todo el tiempo que pueda dedicar a ellos será poco. 

El segundo, del médico humanista Gregorio Marañón (1887-1960): «en el lenguaje científico, la claridad es la única estética permitida». A lo que yo me permitiría añadir tan soloque escribir de forma clara y sencilla es una de las cosas más difíciles y complicadas que existen en esta vida; escribir complicado, en cambio, es sencillísimo. 

Y el tercero, del neurohistólogo y nobel Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), para quien la comunicación científica debe ajustarse siempre a las siguientes reglas: «primera, tener algo nuevo que decir; segunda, decirlo, y tercera, callarse en cuanto queda dicho». Me aplico el cuento para este prólogo mío, que inicié con la idea de deciralgoy dicho queda. Callo, pues". 

 Y nosotros también callamos, con la confianza de que el libro sea de utilidad.

lunes, 20 de abril de 2015

Comunicación científica (XXI). Conocimientos básicos para leer (y escribir) un artículo científico (8): listas de comprobación de pruebas diagnósticas


Cuando un clínico se enfrenta a la labor de interpretar una prueba diagnóstica, está tratando de dilucidar si un paciente tiene una determinada enfermedad o situación clínica, en qué estado evolutivo está y la gravedad que tiene. El conocimiento de los resultados de las pruebas diagnósticas, en combinación con la historia clínica y la exploración del paciente, le orientará en la toma de decisiones acerca del pronóstico y del tratamiento. 
Por ello, determinar en qué medida la prueba diagnóstica utilizada mide lo que dice medir (validez) y si se puede utilizar en diferentes situaciones (fiabilidad) es de vital importancia. Ante una nueva prueba diagnóstica y antes de utilizarla en la práctica clínica, es necesario conocer su validez. Y para que los estudios de pruebas diagnósticas sean validos es preciso que tengan rigor metodológico en cuanto al diseño y a la aplicabilidad. 

En pruebas diagnósticas podemos considerar dos listas guía de comprobación: STARD para la validez y QUADAS para la calidad. 

La declaración STARD define un listado de 25 preguntas y un diagrama de flujo que debería seguirse para que el diseño de un estudio fuese adecuado, teniendo en cuenta la inclusión de los pacientes, el orden de la realización de la prueba, el número de pacientes que reciben la prueba y la prueba de referencia seleccionada. 

La declaración QUADAS está formada por cuatro áreas fundamentales que incluyen: la selección de los pacientes, la prueba en estudio, los estándares de referencia y el flujo de pacientes y el cronograma. 

Toda la información en el artículo adjunto y en el enlace propio de Acta Pediátrica Española.

 

lunes, 30 de marzo de 2015

Comunicación científica (XX). Conocimientos básicos para leer (y escribir) un artículo científico (7): Listas de comprobación de revisiones sistemáticas


La revisión de la bibliografía es necesaria para depurar toda esta desmesurada información científica (se ha acuñado el neologismo “infoxicación”), de forma que el problema es tanto cuantitativo (es difícil acceder a todo lo que se publica sobre un mismo tema) como cualitativo (es difícil conocer la importancia clínica de lo novedoso respecto a lo ya conocido). Sin embargo, la calidad de los artículos de revisión habituales dejan mucho que desear con frecuencia, debido a que las labores de recogida, análisis y publicación de los resultados no se realizan de una forma estructurada, explícita y sistemática, por lo que se constituyen en revisiones de autor subjetivas y científicamente dudosas. Cada día se tiene más claro que, ni la competencia científica del autor ni el prestigio de la revista biomédica, son criterios suficientes para la credibilidad de una revisión. Esta falta de método en las revisiones tiende a extraer conclusiones que, en el mejor de los casos, están sesgadas, y, en el peor de los casos, pueden ser erróneas. 

Actualmente las revisiones sistemáticas de calidad (con o sin metanálisis), ya con una metodología bien definida, han sido consideradas una de las mejores fuentes de evidencia científica disponible. Tienen gran valor (y popularidad) en el ciclo de generación, transmisión e implementación del conocimiento, tanto por su valor per se como por ser el punto de partida de guías de práctica clínica y/o informes de evaluación de tecnologías sanitarias. 

Pero una revisión sistemática no es buena per se (como tampoco lo es un ensayo clínico) y, para ello, debe describir de forma completa y transparente su metodología, disponemos de la declaración PRISMA, como una lista de comprobación para este tipo de estudios y que viene a sustituir a la previa declaración QUOROM. 
En el artículo adjunto se exponen los 27 ítems de la declaración PRISMA. Estos se clasifican en 7 secciones, que son las clásicas IMRD de cualquier artículo original (Introducción, Métodos, Resultados y Discusión), con dos secciones previas (Título y Resumen) y una posterior (Financiación). 

Disponemos ya del “prisma”; resta utilizarlo y demostrar que mejora la calidad de las revisiones sistemáticas. 

Toda la información en el artículo adjunto y en el enlace propio de Acta Pediátrica Española.

 

miércoles, 25 de marzo de 2015

Comunicación científica (XIX). Conocimientos básicos para leer (y escribir) un artículo científico (6): Listas de comprobación de estudios experimentales


El ensayo clínico (EC) es el diseño que se considera el patrón oro en intervenciones terapéuticas y el factor clave es la aleatorización. Dado que es el tipo de estudio epidemiológico que presenta menores errores sistemáticos o sesgos, el EC constituye la mejor prueba científica para apoyar la eficacia de las intervenciones terapéuticas, ya directamente por la información proporcionada por un EC, o indirectamente a través de las revisiones sistemáticas y/o metanálisis de distintos EC.

Las listas guía (check list) de comprobación de artículos son herramientas diseñadas para ayudar a alcanzar ciertos estándares de calidad, ética y rigor científico, al proporcionar un conjunto de recomendaciones que orientan hacia una conducta adecuada. El germen de estas listas guía procede, como no podía ser de otra forma, de los estándares aplicados al EC aleatorizado, patrón oro de la publicación biomédica, y es preciso que se describan detalladamente, con exactitud y con transparencia, su diseño, ejecución, análisis y resultados. Sin embargo, la información facilitada en las publicaciones es muchas veces insuficiente o inexacta y estas carencias motivaron el desarrollo de la declaración CONSORT (acrónimo de CONsolidated Standards Of Reporting Trials) en 1996.
Nos encontramos en la tercera generación de la declaración CONSORT y en el archivo adjunto revisamos los 25 ítems que se consideran críticos y que por tanto deberían incluirse en todo informe de un EC aleatorizado.

Cuando existen razones que impidan la realización de un EC aleatorizado son necesarios los estudios de intervención no aleatorizados, pero para comunicar con transparencia los resultados obtenidos en ellos debe emplearse la lista de comprobación TREND (acrónimo de Transparent Reporting of Evaluations with Non-Randomized Designs). Y en este artículo también revisamos los 22 ítems de la declaración TREND con una breve descripción de cada uno.

Toda la información en el artículo adjunto y en el enlace propio de Acta Pediátrica Española.


miércoles, 28 de enero de 2015

Comunicación científica (XVIII). Conocimientos básicos para leer (y escribir) un artículo científico (5): Listas de comprobación de documentos


En la necesaria labor de publicar menos y publicar mejor, necesitamos buena formación y buenos recursos. Uno de estos recursos son ciertas guías de buena práctica para la elaboración de trabajos (tanto en aspectos formales como éticos) y que sean guías que se divulguen y estén disponibles para editores, autores, revisores y lectores. A estas “guías” se les denomina como listas guía de comprobación. 

Las listas guía son herramientas que ayudan a los agentes durante el proceso de edición a diseñar, elaborar, revisar, editar e interpretar los informes de investigación; ayudan a los autores e investigadores a diseñar y elaborar los informes de investigación; ayudan a presentar de forma clara y transparente los resultados de la investigación (con toda la información clave); ayudan a los revisores y a los lectores a comprender su diseño, realización, análisis e interpretación; ayudan a evaluar la fiabilidad y la relevancia de los resultados; ayudan a los editores a tomar decisiones sobre la publicación; ayudan a mejorar la calidad de los informes de investigación y disminuyen la variabilidad en la presentación de los informes de investigación 

Estas listas guía conforman un mar de siglas (AGREEE, CONSORT, COREQ, MOOSE, PRISMA, REMARK, SQUIRE, STARD, STROBE, TREND, etc.) que definen iniciativas para mejorar la realización y publicación de estudios experimentales, observacionales, de precisión diagnóstica, pronóstico, evaluación económica, guías de práctica clínica, etc. 

Existe bastante información publicada sobre listas guía de comprobación de artículos científicos. Además, algunos recursos en Internet ofrecen información al respecto, útil para lectores, revisores y editores, entre los que destacamos EQUATOR Network, siglas de Enhancing the QUAlity and Transparence Of health Research. 

Toda la información en el artículo adjunto y en el enlace propio de Acta Pediátrica Española.

 

lunes, 15 de diciembre de 2014

Comunicación científica (XVII). Conocimientos básicos para leer (y escribir) un artículo científico (4): Discusión y bibliografía


Tras la Introducción (lo bueno, si breve, dos veces bueno), el Material y métodos (el “manual” de instrucciones) y los Resultados (el “corazón” del artículo), llegamos al final del camino, de este viaje a Itaca de la investigación y la publicación científica: la Discusión. Y como en el poema de Kavafis, “Cuando emprendas tu viaje a Itaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias…” o dicho de otra forma, lo importante no es el final del viaje, sino el camino recorrido. Como en una obra teatral, en el artículo hay inicio (Introducción), nudo (Material y métodos y Resultados) y desenlace (Discusión). 

En la Discusión analizamos el significado de los hallazgos del estudio, destacamos los aspectos nuevos y relevantes y las principales conclusiones, analizamos e interpretamos los datos de la investigación según la metodología empleada y concretamos una respuesta (conclusión) a la pregunta (objetivo) de investigación. 
En la Discusión debemos dar respuesta a cuatro apartados esenciales: validez científica, novedad e importancia y utilidad clínica. 

El cuidado en seleccionar y transcribir la Bibliografía de un artículo científico orienta sobre bastantes aspectos, pero uno esencial es el rigor con el que se ha realizado un estudio. Las referencias bibliográficas constituyen una sección destacada en un trabajo científico, en donde la selección cuidadosa de documentos relevantes, es un elemento que da solidez a la exposición teórica del texto, a la vez que constituye una importante fuente de información para el lector. Es importante conocer bien los estilos de citación para elaborar las referencias bibliográficas basadas en los Requisitos de Uniformidad (estilo Vancouver es el más utilizado en ciencia médica). 

Y finalmente, cabe considerar cuatro apartados que suelen ir al final del documento y que también son de interés: Agradecimientos, Financiación, Conflictos de interés y Anexos. 

 Toda la información en el artículo adjunto y en el enlace propio de Acta Pediátrica Española.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Comunicación científica (XVI). Conocimientos básicos para leer (y escribir) un artículo científico (3): Material y métodos y Resultados


En el artículo previo de esta serie se abordaron las tres secciones iniciales de un artículo: Título, Resumen e Introducción. En este nuevo artículo profundizaremos en la parte más importante de un artículo, aquella que muchas revistas publican (o publicaban) con una letra más pequeña, para que ocupase menos espacio, cuando en realidad es la esencia de un trabajo: Material y métodos y Resultados.
No parece un buen recurso y lo cierto es que cada vez se realiza menos. Porque estas secciones centrales de un artículo original son las partes donde es posible valorar la validez (desde el punto de vista científico), la relevancia (desde el punto de vista clínico) y la aplicabilidad (a la práctica clínica). La esencia de la lectura crítica de documentos científicos procede de estos dos apartados.

El apartado Material y métodos es el “manual de instrucciones” de la investigación, por lo que es fundamental que se exponga con precisión, hasta el punto que constituye el apartado del artículo que ocasiona mayor número de rechazo en su publicación. La redacción de este apartado puede ser literal o, quizás mejor, se puede estructurar en diversos apartados, entre los que podríamos incluir los siguientes: tipo de diseño del estudio, sujetos o pacientes, tipo de variables, población y muestra, intervenciones y medidas, análisis estadístico y normas éticas.

El apartado Resultados es el “corazón” del artículo, pero un corazón que debe latir al mismo ritmo que Material y métodos y ser siempre coherente. Aquí debemos seleccionar, ordenar y presentar los datos mediante dos formas estilísticas: el texto (con una forma estilística muy eficiente, clara y precisa) y los elementos auxiliares del texto (tablas, gráficos, figuras, fotografías y diagramas). Por tanto, en Resultados hay dos puntos clave: hacer bien el análisis de los datos y presentar bien los mismos.

Toda la información en el archivo adjunto y en el enlace propio de Acta Pediátrica Española.

 

lunes, 20 de octubre de 2014

Comunicación científica (XV). Conocimientos básicos para leer (y escribir) un artículo científico (2): Título, Resumen e Introducción


En nuestra entrada previa iniciamos una serie de capítulos sobre sobre “Conocimientos básicos para leer (y escribir) un artículo científico”. Y comenzamos a hablar de la lectura (y escritura) crítica de documentos científicos. Hoy comenzamos el análisis pormenorizado.

Aunque los apartados fundamentales de un artículo original se engloban bajo el acrónimo IMRD (Introducción, Material y Método, Resultados y Discusión), también se consideran otros apartados como Título, Resumen, Bibliografía, Agradecimientos, Financiación, Conflictos de intereses o Anexos. Y es así como cada apartado de un artículo científico (apartados principales o secundarios) deben diseccionarse en profundidad para conocer sus fortalezas y oportunidades, pero también su debilidades y amenazas a la hora de leer (y escribir). En este documento abordaremos las tres secciones iniciales de un artículo: Título, Resumen e Introducción. 

El Título es lo primero que se lee de un artículo, de ahí su importancia. Hay que buscar buenos títulos y por ello debemos conocer las características que se aconsejan y errores que debemos evitar. En el título (como en todo el texto) hemos de cuidar dos cuestiones básicas: la longitud de las frases y la longitud de las palabras, lo que se conoce como Índice de niebla. 

El Resumen es una parte fundamental del artículo, su tarjeta de presentación. Suele ser (junto con el título) lo que despierta el interés inicial para leer el texto completo. Su finalidad es identificar el contenido del documento de forma rápida y exacta, con pocas palabras (150-250) y con un estilo preciso y conciso. Debemos cuidar bien las palabras clave y su traducción al inglés. 

La Introducción es la presentación del trabajo y viene a ser como su texto de promoción. Debemos conocer bien la secuencia aconsejada, el buen uso de la bibliografía y la correcta exposición de los objetivos, pero también debemos evitar los errores más frecuentes que se comenten en este apartado. 

Toda la información en el archivo adjunto y en el enlace propio de Acta Pediátrica Española.


lunes, 8 de septiembre de 2014

Comunicación científica (XIV). Conocimientos básicos para leer (y escribir) un artículo científico (1): Lectura crítica de documentos científicos


Detrás de los ocho capítulos previos de esta serie sobre “Conocimientos básicos para elaborar un artículo científico” (y que hemos ido publicando también en el blog), iniciamos una serie de capítulos sobre un paso más allá, en este caso sobre “Conocimientos básicos para leer (y escribir) un artículo científico”. 

Si la lectura es un paso necesario para la escritura, saber leer bien literatura científica es el paso previo para escribir (y plantear) bien artículos científicos. La lectura crítica es el proceso de evaluar e interpretar la evidencia aportada por la bibliografía científica, considerando sistemáticamente los resultados que se presentan, y aprender a juzgar si las pruebas científicas son válidas (rigor científico), importantes (interés en la práctica clínica) y aplicables (en nuestro entorno médico). 

De esta forma, la lectura crítica nos permite discriminar los artículos según los puntos fuertes y débiles de la metodología utilizada, y su finalidad es ayudar a los profesionales a tomar decisiones adecuadas a una situación clínica o de gestión concreta

En este artículo se exponen los fundamentos que nos llevaran a adquirir las competencias necesarias para una buena lectura crítica, así como los principales recursos para aprender y mejorar en la lectura crítica de documentos científicos: CASPe, Grupo de Trabajo de Pediatría Basada en la Evidencia, etc. 

Toda la información en el archivo adjunto y en el enlace propio de Acta Pediátrica Española.

 

miércoles, 26 de marzo de 2014

Comunicación científica (IX). Conocimientos básicos para elaborar un artículo científico (4): Los aspectos gráficos (tablas y figuras).


En la redacción de un artículo científico se hace necesario organizar los datos de tal manera que sean claros y patentes al lector. Con el fin de conseguir un texto fluido, claro y atractivo, es preciso prestar especial atención a la sección de Resultados: los datos se presentarán de la manera más eficiente posible, de ahí la utilidad de los elementos gráficos (tablas y figuras). Debe existir un perfecto equilibrio entre texto y elementos gráficos en el artículo científico, y evitar la información redundante

El primer aspecto que debemos considerar es qué número de gráficos está permitido: este dato puede estar reflejado en las “Instrucciones para los autores” de la revista, pero una regla general útil es utilizar un máximo de una tabla (o una figura) por cada 1.000 palabras de texto o, lo que es similar, por cada cuatro páginas de texto mecanografiado a doble espacio. Un exceso de elementos gráficos en un artículo plantea importantes problemas de maquetación en la revista. 

Los elementos gráficos no deben añadirse simplemente porque se disponen de ellos, sino que debemos razonar objetivamente su utilidad para mejorar la calidad de información del texto científico. Un ejemplo común es disponer de distintas figuras y tablas de estructura simple utilizadas para la comunicación oral del trabajo en un Congreso; cuando se quiera publicar dicho trabajo, hay que ser consciente de que el contenido de la mayoría de dichos elementos gráficos podrá resumirse con facilidad en el texto, evitando un exceso de tablas y figuras. Es importante decidir qué tablas son realmente necesarias, qué información es preferible presentar en forma de figuras, e incluso si algunas tablas o figuras pueden eliminarse e incluir su presentación en el texto. 

De esta forma, las tablas y figuras en los artículos científicos son como el decorado en donde las tablas funcionan como “la imagen de los datos” y las figuras como “la imagen de las ideas”. Bien diseñados y realizados realzan el trabajo, agilizan el argumento y proporcionan relajación visual al conjunto del texto. De lo contrario, aburren y distraen al lector del mensaje. 
Todos estos puntos son tratados en profundidad en el documento adjunto y en el enlace de Acta Pediátrica Española.

 

martes, 11 de febrero de 2014

Comunicación científica (VIII). Conocimientos básicos para elaborar un artículo científico (3): La forma (cómo se dice)


Lo más importante en la valoración de una publicación científica es el “fondo” del artículo (lo que se dice), pero también debemos hacer hincapié en la “forma” (cómo se dice), pues el estilo científico puede condicionar que el trabajo sea aceptado o leído. 

Cuidar la forma del artículo (es decir, el respeto escrupuloso a las instrucciones específicas de la revista, la buena disposición de las secciones, una prosa limpia, bien organizada y coherente) es el mejor atributo para realzar el fondo científico del trabajo y, en último término, favorecer la aceptación del trabajo, facilitar la lectura y conseguir que el mensaje del estudio llegue. 

En este artículo revisamos las claves de “forma” para mejorar la calidad de las publicaciones científicas, y lo hacemos en forma de 5 cualidades, 5 defectos y 5 errores. 

Las 5 cualidades que hay que cultivar son: 
- Fluidez 
- Claridad 
- Concisión 
- Sencillez 
- Atracción

Los 5 defectos que hay que evitar son: 
- Artificio 
- Vacuidad 
- Pretensión 
- Monotonía 
- Ambigüedad 

Los 5 errores frecuentes que debemos tener en cuenta son: 
- Abuso de siglas 
- Extranjerismos (principalmente anglicismos) 
- Barbarismos 
- Redundancia 
- Problemas gramaticales de morfología y puntuación. 

Todos estos puntos son tratados en profundidad en el documento adjunto y en el enlace de Acta Pediátrica Española.

 

lunes, 20 de enero de 2014

Comunicación científica (VII). Conocimientos básicos para elaborar un artículo científico (2): El fondo (lo que se dice)


Los artículos científicos de las revistas biomédicas se dividen en dos tipos: los que realizan los autores de una forma espontánea y envían a la revista para su publicación (ej. Artículos Originales, Notas Clínicas y Cartas al Editor) y, por otro lado, aquellos que la misma revista encarga a los autores (ej. Editoriales y Revisiones). Mientras que los primeros se someten al sistema de revisión por expertos, los segundos tienen un pasaporte ideal para su publicación debido a su naturaleza “de encargo”. 

Para lograr la aceptación de un artículo científico es preciso que concurran dos factores, con el fin de crear un documento impecable: 
1. Nivel científico adecuado de la información en un tipo de artículo propio de revistas biomédicas: el “fondo”
2. Estructura correcta del escrito en cuanto a presentación, estilo científico y aspectos bioéticos: la “forma”

En este artículo revisamos el “fondo” (lo que se dice) de cada tipo principal de artículos, con especial profundización de los apartados de los Artículos Originales: título, resumen, introducción, material y método, resultados, discusión, bibliografía. Conocer el “fondo” de los artículos es un aspecto clave para iniciarse en la elaboración y presentación de un manuscrito a una revista biomédica.

Algunos aspectos clave en el documento adjunto y en el enlace de Acta Pediátrica Española.


lunes, 16 de diciembre de 2013

Comunicación científica (VI). Conocimientos básicos para elaborar un artículo científico (1): Diez pasos a seguir.


La ética de la comunicación científica implica que los científicos reúnen y transmiten información. En el caso concreto de la comunicación médica se reúne y transmite información para promover el avance del conocimiento, el bienestar social y la salud de los pacientes. Publicar es algo connatural al trabajo del científico. No se trata simplemente de que hacer currículum en la carrera científica exija la publicación continua de artículos de muy heterogénea calidad, sino de que los resultados de las discusiones por el establecimiento de una verdad determinada dentro del campo científico exigen ser publicados, hechos públicos, para que cobren realidad y legitimidad. Hacer ciencia es sinónimo, por tanto, de hacer públicos sus resultados, o investigar, dicho de otra manera, de publicar. 

Antes de elaborar un artículo científico hay que decidir si la futura publicación tiene razón de ser. Para ello cabe analizar si el artículo plantea una pregunta importante y da una respuesta clara y con una sólida evidencia, cuyas conclusiones sean relevantes a la luz del estado actual de conocimientos. Está clara la reflexión inicial: evitar el ruido documental y buscar la música del conocimiento. Por ello que este proceso previo de reflexión y autocrítica puede ser muy útil antes de comenzar a trabajar en un artículo científico. Y vale contestar antes a una serie de preguntas: 
-¿Qué tengo que decir? 
-¿Vale la pena el artículo? 
-¿Qué hay publicado en la literatura? 
-¿Quiénes son los potenciales lectores de esta publicación? 

Una vez que se considera útil su publicación, la elaboración de un artículo se puede resumir en diez pasos fundamentales: 

1) Revisar la literatura científica 
2) Seleccionar la revista idónea a la que enviar el artículo y obtener las “Instrucciones para los autores” 
3) Pactar la autoría 
4) Reunir los datos de la investigación 
5) Seleccionar el tipo de artículo 
6) Redactar el primer borrador 
7) Redactar los siguientes borradores y la versión final del artículo 
8) Enviar el artículo 
9) Conocer la decisión del editor 
10) Corregir las galeradas. 

 Confiamos que este “decálogo” (como siempre, imperfecto) de pasos a seguir en el arte y la ciencia de la elaboración de un artículo científico sea de ayuda para aquéllos que se inician en el apasionante (y necesario) camino de las publicaciones científicas. 

Toda la información en el archivo adjunto y en el enlace de Acta Pediátrica Española.