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miércoles, 8 de marzo de 2017

Día Internacional de la Mujer: hacia un planeta 50-50


Hoy, 8 de marzo, está marcado por la celebración del Día Internacional de la Mujer, instaurado por la ONU en 1975. Pese a que en su origen se trataba de reclamar la igualdad para la mujer trabajadora, en el contexto de la revolución industrial, actualmente en este día se reivindica el papel de la mujer en la sociedad
Además de la figura de la mujer, el 8 de marzo se pide la igualdad de derechos para todas las personas, sean del sexo que sean. A esta reivindicación se han unido en los últimos años la reclamación de la igualdad salarial en el mercado laboral para mujeres respecto a los hombres, las protestas para pedir el final de la discriminación por razón de sexo u otros actos machistas denunciados por numerosos colectivos. A todo esto también se añade la condena a la violencia de género, una lacra social. 

Los orígenes centenarios de este día explican el porqué el Día Internacional de la Mujer se celebra en esta jornada. En marzo de 1857, en el marco de la revolución industrial, varias mujeres salieron a protestar a las calles de Nueva York condenando las míseras condiciones en las que trabajaban en el sector textil. Si bien pueden ser estos los inicios de la celebración internacional, no está claro si este hecho tuvo lugar en esta fecha. Más adelante, en 1909, se celebró en Estados Unidos el primer Día Nacional de la Mujer, que solo tuvo seguimiento en Nueva York y Chicago. Esta reivindicación llegó un año más tarde a Europa. No está aclarado pero puede que en España se comenzara a celebrar el Día de la Mujer en 1936. Coincidiendo con el Año Internacional de la Mujer, la ONU declaró en 1975 el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. Curiosamente, el 8 de marzo es la festividad de de San Juan de Dios, patrono de los que trabajan en hospitales.  

El color morado es el color representativo del Día de la Mujer, y el que adoptan las mujeres o los edificios como signo de la reivindicación. Fue el color que en 1908 utilizaban los sufragistas ingleses. Sin embargo, en los 60 y los 70 las mujeres socialistas escogieron este color como símbolo de la lucha feminista y posteriormente se le asoció a la jornada que se celebra. El color está relacionado con la mujer y la igualdad de sexos. 

El tema de 2017 para el Día Internacional de la Mujer es «Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030». Porque el 8 de marzo la observancia de las Naciones Unidas reflexionará sobre cómo acelerar la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible para impulsar la aplicación efectiva de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible. Asimismo, se centrará en nuevos compromisos de los gobiernos bajo la iniciativa «Demos el paso» de ONU Mujeres y otros compromisos existentes en materia de igualdad de género, el empoderamiento de las mujeres y los derechos humanos de las mujeres. 

Algunos de los objetivos clave de la Agenda 2030: 
- Para 2030, velar por que todas las niñas y todos los niños terminen los ciclos de la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad y producir resultados escolares pertinentes y eficaces 
- Para 2030, velar por que todas las niñas y todos los niños tengan acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia y a una enseñanza preescolar de calidad, a fin de que estén preparados para la enseñanza primaria 
- Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo 
- Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación 
- Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina.

sábado, 13 de junio de 2015

Cine y Pediatría (283). “El viaje de Carla” hacia la resiliencia y la tolerancia


Desde hace un año las siglas LGTBI se han hecho presentes en mi vida. Y como sin querer se han ido reproduciendo los hechos alrededor de este término colectivo para referirse a los sectores socialmente incluyentes en donde se congregan los diversos grupos de personas que se identifican como no heterosexuales: Lésbico, Gay, Bisexual, Travesti, Transexual, Transgénero e Intersexual.

Fue en mayo de 2014, y en el IV Simposio Internacional de Actualización en Pediatría en Cartagena de Indias, donde la doctora Carmen Escallón Góngora, médica pediatra cartagenera, puericultora, sanadora de heridas del alma, soñadora, cuentera, enamorada de la equidad y la igualdad, y abuela feliz… nos regaló la conferencia inaugural que tituló “Desde Kavafis hasta Vargas Llosa: adolescente LGBTI y el pediatra del siglo XXI”.
En febrero de 2015 se dieron dos acontecimientos casi seguidos: mi buen amigo José Luis Pedreira, psiquiatra infanto-juvenil, me habló de la película documental El viaje de Carla (Fernando Olmeda, 2014) y poco después, una amiga dermatóloga me regaló “El libro de Daniela”, un breve y hermoso relato escrito por su madre, África Pastor Espuch. Dos obras menores en el formato, pero grandes y valientes en el contenido. Porque ambas se alzan como un arma para luchar contra la ignorancia y para denunciar el vergonzoso silencio que existe en la realidad de los niños transgéneros, la negación máxima del principio de universalidad de los derechos humanos. Y a través de estas historias, los autores nos invitan a adentrarnos en un mundo en el que reina la igualdad entre seres humanos, la empatía, los colores, la compresión y, sobre todo, un mundo en el que reina la felicidad. 

En Cine y Pediatría ya varias películas se han acercado al mundo LGTBI en la infancia, un mundo que existe, que debemos conocer y respetar, y en el que debemos colaborar los pediatras para tener la suficiente formación e información que permita apoyar a esos niños y niñas y a sus familias. Películas como las estadounidenses Mi Idaho privado (Gus Van Sant, 1991) y Plegarias para Bobby (Russell Mucahy, 2009), las argentinas XXY (Luisa Puenzo, 2007) y El último verano de la boyita (Julia Solomonoff, 2009), las francesas Tomboy (Céline Sciamma, 2011) y La vida de Adéle (Abdallatif Kechiche, 2013), la sueca Fucking Amal (Lukas Moodysson, 1998), la británica Mi amor de verano (Pawel Pawlikowski, 2004), la canadiense C.R.A.Z.Y. (Jean-Marc Vallée, 2005) o la española A escondidas (Mikel Rueda, 2014).  
Y a estas hoy se suma precisamente la película documental El viaje de Carla, presentada la semana pasada en el XII Festival Internacional de Cine de Alicante, una vivencia especial y personal junto a su director, Fernando Olmeda, y junto a su protagonista, Carla Antonelli. Una película vivida con mis “5C”, conciencia, conciencia, calidad, color y calor…el calor de la amistad. 

Carla Antonelli es el nombre artístico de Carla Delgado Gómez una actriz, política y referente nacional e internacional del colectivo LGTBI, una de las más relevantes activistas por la igualdad en España y, desde el año 2011, es diputada de la Asamblea de Madrid por el Partido Socialista Obrero Español. Y Fernando Olmeda es un polifacético profesional, periodista, profesional de la televisión, novelista y también director de documentales. 

Como nos describe la web de la película, Carla, nacida en el año 1959 en Güimar, una pequeña localidad de Tenerife, regresa a su pueblo natal 32 años después, del lugar de donde tuvo que salir para conseguir una existencia acorde a su identidad de género y libre de los prejuicios sociales vigentes en aquella época. Es el primer regreso de Carla Antonelli desde 1976 a su pueblo natal para reencontrarse con sus recuerdos y hacer balance de su vida, lo que constituye el “viaje” emocional de esta emocionante película documental de 65 minutos grabada entre los años 2009 y 2013. 

Amigos de la infancia, familiares, compañeras del mundo del espectáculo, estrellas de televisión, políticos, vecinos de Güímar y activistas LGTBI participan en El viaje de Carla, la narración de un “viaje” con muchos amigos, como Pedro Zerolo (sirva de homenaje también para él, quien ha fallecido esta misma semana), Boti García Rodrigo, Maribel Peces-Barba, Elianne García Ruiz, Antonio Poveda, Pedro Damián Hernández o Jordi González, entre otros. 

Queremos destacar las tres ideas que nos desgrana esta película: 1) la lucha denodada de las personas como Carla por vivir conforme a su identidad de género, y en defensa de la tolerancia; 2) el compromiso de las personas como Carla para luchar en favor de la igualdad legal y social; 3) la capacidad de superación de las personas como Carla, que, a pesar de tener casi todo en su contra, logran salir adelante y se convierten en referentes sociales, todo un ejemplo de resiliencia. 
Y nos parece importante destacar los propios valores que nos destaca la sinopsis del documental y que son, al menos, cuatro: 
1) Valor biográfico: aparte de la conocida faceta pública de Carla, ahora nos adentramos a momentos desconocidos que influyeron decisivamente en su singladura vital. 
2) Valor histórico: Carla ha sido testigo directo de tres décadas de cambios en España, desde los ambientes nocturnos más underground de los años ochenta a la lucha social y política del siglo XXI, en su actual puesto como asamblearia. 
3) Valor emocional: el que nos devuelven las vivencias nunca fáciles de su vida, un viaje existencial que le ocasionó salir en silencio y por la puerta de atrás de Güimar y regresar con alborozo y por la puerta grande. 
4) Valor social: la que supone su trayectoria en defensa de los derechos del colectivo LGTBI, como referente en España y en América Latina, y que en su labor actual como diputada autonómica, ha ampliado su ámbito de actuación a otros campos, como la problemática de los menores en la Comunidad de Madrid o el drama de los “niños robados” durante el franquismo. 

Y esos valores los necesitamos los pediatras (y, en general, todos los profesionales sanitarios). Porque necesitamos formación, información y tolerancia en el campo de atención de las personas LGTBI, algo de lo que aún estamos lejos. Porque un adulto LGTBI ha sido antes un niño o una niña, un adolescente LGTBI, con familias preocupadas y, a veces, desorientadas. Ya hay movimientos favorables para mejorar estos aspectos en la atención de la infancia LGTBI y sus familias, pero queda mucho por hacer y películas como El viaje de Carla nos ayudan a ello. 

Y es así como con Carla Antonelli se hacen realidad tres pensamientos que la Dra. Carmen Escallón nos enseñó en su ponencia: 
- Las palabras del chileno Alejandro Jodorowsky: "Los pájaros que nacen encerrados creen que volar es una enfermedad"
- El poema de la argentina Alfonsina Storni: "Yo soy una y soy mil, todas las vidas pasan por mí, me muerden sus heridas"
- La reflexión del novelista alemán Herman Hesse: "Tu sabes muy profundamente que hay una sola magia, un solo poder, una simple salvación que se llama amar".  

Gracias, Carla y Fernando, por este "viaje" de resiliencia y camino a la tolerancia.

sábado, 20 de julio de 2013

Cine y Pediatría (184). “La bicicleta verde” es un canto a la igualdad de sexos


Las bicicletas no son sólo para el verano, sino para todas las épocas del año. La bicicleta es más que un juguete en la infancia, más que un vehículo en la vida adulta. La bicicleta representa muchos valores, entre ellos la libertad de movimientos y el sentimiento ecológico y respetuoso con la vida. La bicicleta nos regala motivos para entender la felicidad. Pero hoy no vamos a hablar de Las bicicletas son para el verano (Jaime Chávarri, 1984), pues ya la comentamos cuando enumeramos una serie de películas que se enfocaban a la mirada inocente de la infancia ante la Guerra Civil Española y su postguerra. Hoy vamos a hablar de una película que ha conmocionado el mundo del cine, al ser el primer largometraje rodado por una mujer directora saudita: La bicicleta verde (Haifaa Al Mansour, 2012). 

Teniendo en cuenta que en Arabia Saudí el cine pertenece al ámbito más íntimo, sin salas de cine, es imposible contar allí con una industria cinematográfica. De ahí que rodar una película en este país es ya de por sí una proeza; si encima lo hace una mujer, el mérito es doble (o triple). Porque las mujeres tienen que ocultarse detrás del abayá e ir acompañas siempre por un familiar, tienen prohibido conducir (tampoco pueden montar en bici) y tan sólo un 5% trabaja fuera de casa. Así, Haifaa Al Mansour nos descubre que hace películas como terapia (empezó en el corto y éste es su primer largo), terapia frente a la invisibilidad de la mujer en Arabia Saudí y en los países árabes. Y nos regala La bicicleta verde, una forma de expresar los aromas de cambio en su país, la tensión entre modernidad y tradición. Y lo hace contando la historia de Wadjda, una niña inconformista de 10 años que vive en Riad y que ansía poseer una bicicleta, cuando en Arabia Saudí montar en bicicleta es cosa de chicos.  En realidad esta película es la bicicleta verde de su directora y Wadjda se convierte en alter ego de Haifaa Al Mansour. 

No es la mejor película que denuncia los derechos de la mujer en los países islámicos. Otras películas ya comentadas en "Cine y Pediatría" lo han hecho con maestría: El círculo (Jafar Panahi, 2000), Kandahar (Mohsen Makhmalbaf, 2001), Osama (Siddiq Barmak, 2003), Buda explotó por vergüenza (Hana Makhmalbaf , 2007) o Persépolis (Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud, 2007). Estas películas nos abofetean de lo encerrados que vivimos en nuestra pequeña burbuja de Occidente y sentimos la injusticia contra las mujeres, pero con La bicicleta verde conseguimos sentir complicidad y simpatía por su joven protagonista. No nos extraña por ello que haya sorprendido en los festivales de Venecia, Toronto o Dubait. 

La película se basa en la vida de una sobrina de la directora. Wadjda vive en una sociedad tan tradicional que ciertas cosas como ir en bicicleta le están totalmente prohibidas a las niñas. A pesar de todo, es divertida y emprendedora y bordea siempre el límite entre lo autorizado y lo prohibido. Wadjda (Waad Mohammed) desea tener una bicicleta para poder competir con su amigo Abdullah (Abdullrahman Al Gohani) en una carrera, pero su madre no se lo permite porque las bicicletas son un peligro para la dignidad de una chica. Wadjda se aprovecha de su estatus de niña para cruzar los límites de lo que está prohibido para el sexo femenino en su país. Aunque las bicicletas no son un juguete para las niñas, Wadjda luchará (con todo tipo de negociaciones) por conseguir la bicicleta, y para ello utilizará toda su rebeldía, su gracia y su inconformismo. Y esa rebeldía se plantea en los dos ambientes habituales: en casa frente a su madre, quizá más preocupada por gustar a su marido (y que éste no le abandone por no darle un hijo varón); y en el colegio frente a su estricta directora. Pero la bicicleta sólo es un leit motiv para denunciar la situación de la mujer en Arabia Saudí y La bicicleta verde se convierte, por derecho propio, en un canto a la igualdad de sexos en un mundo en donde las mujeres son transparentes (o menos que eso). 

Porque esa es la parte más interesante de la película: el reflejo de esa sociedad conservadora vista desde el punto de vista de una niña que lo medio acepta, pero no la entiende. Con una sencilla puesta en escena y una dirección muy limpia y sin florituras, Haifaa Al Mansour nos adentra de lleno en el conformismo de las mujeres en esta sociedad en la que está bien visto que una niña se case y en la que, una vez tenga el periodo, deba tocar el Corán con un pañuelo; una sociedad en la que la mujer debe ser servil hacia el marido, pero invisible ante el resto de los hombres; una sociedad en la que los niños pueden ir al colegio en bicicletas y las niñas a pie.

Es La bicicleta verde una oda a la libertad, a la libertad y a la lucha por los derechos de la mujer en el islam. Una película agridulce, que te hace sonreír de vez en cuando, que habla con sutileza de una moral tan hipócrita como asfixiante, eficazmente contada y resuelta, protagonizada por una niña que te puede enamorar. Y es esa niña Wadjda la que nos regala muchas escenas para el recuerdo, pero no podemos dejar de contar la del inicio (entre los pies de las niñas del colegio aparecen unas zapatillas deportivas de colores, símbolo de la rebeldía de nuestra protagonista) y la del final (la carrera en bicicleta, con la mirada y sonrisa final de Wajda, preludio de esperanza en donde las mujeres tienen pocas esperanzas).

 

jueves, 24 de marzo de 2011

Día Mundial del Síndrome de Down. Campaña "Es de Ley"


El pasado día 21 de marzo se celebró el Día Mundial del Síndrome de Down. Con este motivo Down España ha realizado unos anuncios para su emisión en televisión. Su realización se engloba dentro de la campaña "Es de Ley" que reivindica los derechos de estas personas. La campaña se centra en tres derechos: al trabajo, a la igualdad y no discriminación y a vivir de forma independiente.

Os dejamos los tres anuncios, motivo para la reflexión de todos.