sábado, 23 de diciembre de 2023

Cine y Pediatría (729) “El campeón” boxea con los sentimientos de un hijo hacia su padre

 

El boxeo, fuera y dentro del ring, se ha constituido casi en un subgénero del séptimo arte. Películas que se dividen entre la ficción y el biopic a grandes boxeadores. Entre los héroes de ficción ha destacado la figura de Rocky Balboa, y entre los boxeadores históricos Cassius Clay/Muhammad Ali ha dado mucho de sí. Y con un predominio abrumador de películas estadounidense, donde parece claro que tanto el cine como el boxeo son algo más que un arte y un deporte. He aquí algunas películas significativas: Charlot, campeón de boxeo (Charles Chaplin 1915), El campeón (King Vidor, 1931), La vía láctea (Leo McCarey, 1936), Kid Galahad (Michael Curtiz, 1937), Invitación a la felicidad (Wesley Ruggles, 1939), El asombro de Brooklyn (Norman Z. McLeod, 1946), Cuerpo y alma (Robert Rossen, 1947), El ídolo de barro (Marck Robson, 1949), Nadie puede vencerme (Robert Wise, 1949), Fabricante de campeones (George Marshall, 1952), Marcado por el odio (Robert Wise, 1956), Más dura será la caída (Mark Robson, 1956), La gran esperanza blanca (Martin Ritt, 1970), Fat City, ciudad dorada (John Houston, 1972), Rocky (John G. Avildsen, 1976) y toda su saga, Yo, el mejor (Tom Gries y Monte Hellman, 1977), Campeón (Franco Zeffirelli, 1979), Toro salvaje (Martin Scorsese, 1980), El triunfo del espíritu (Robert M. Young, 1989), El golpe perfecto (Michael Ritchie, 1992), Tyson (Uli Edel, 1995), Cuando éramos reyes (Leon Gast, 1996), La gran esperanza blanca (Reginald Hudlin, 1996), The Boxer (Jim Sheridan, 1997), Huracán Carter (Norman Jewison, 1999), Rocky Marciano (Charles Winkler, 1999), Girlfight (Karyn Kusama, 2000), Ali (Michael Mann, 2001), Invicto (Walter Hill, 2002), Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004), Cinderella Man. El hombre que no se dejó tumbar (Ron Howard, 2005), El último asalto (Rod Lurie, 2007), The Fighter (David O. Russell, 2010), Klitschko (Sebastian Dehnhardt, 2011), El gran combate de Muhammad Ali (Stephen Frears, 2013), Victor Young Pérez (Jacques Ouaniche, 2013), La gran revancha (Peter Segal, 2013), Manny (Leon Gast y Ryan Moore, 2014), Rendención (Antoine Fuqua, 2015), El día más feliz en la vida de Olli Mäki (Juho Kuosmanen, 2016), El último asalto (Thomas Napper, 2017),… 

Pero hoy vamos a dedicar un apartado muy especial a una película que es una historia de amor incondicional de un hijo a su padre en tiempo de crisis y alrededor del boxeo, una historia que se realizó en blanco y negro y que tuvo su remake en color casi medio siglo después, ambas desde la Metro-Golwyn-Mayer, verdaderos melodramas con un gran éxito de crítica y público Hablamos de las ya citadas El campeón (King Vidor, 1931) y Campeón (Franco Zeffirelli, 1979), ambas con igual título original, The Champ

Esta historia de boxeo y de superación personal es similar. Un ex campeón de boxeo, hundido en la desidia y con mayor afición al alcohol y al juego de lo aconsejable, vive con su hijo pequeño tras ser abandonados por la madre. El hijo llama “Campeón” a su padre, le admira y le cuida, con una madurez que a veces supera a la del progenitor. Y este pequeño universo entre ellos se rompe con la reaparición de la madre, momento en que el padre decide regresar a los rings para hacerse acreedor del respeto de su hijo. En esta aventura cuenta con la presencia y apoyo constantes de su hijo, que encarna todo lo que él hubiera querido ser. Pero el tiempo no ha pasado en balde, y buena muestra de ello es la dura contienda que da pie al mítico (y lacrimógeno) final. 

La versión original, El Campeón (1931), cuenta con la dirección de King Vidor, uno de los grandes artesanos del Hollywood clásico, director de títulos eternos del cine mudo (El gran desfile, 1925; Y el mundo marcha, 1928) como del cine sonoro (La ciudadela, 1938; Duelo en el sol, 1946; Guerra y Paz, 1956). Aquí el dúo padre-hijo son Andy "Champ" Purcell (Wallace Beery, Óscar a mejor actor) y Dink (Jackie Cooper), actores que protagonizarían juntos cuatro largometrajes, entre los que también se encontraba La isla del tesoro (Victor Fleming, 1934). La acción se sitúa durante la época de la Gran Depresión de 1929 en Tijuana (México), y el papel de la madre recayó en la actriz Irene Rich. 

El remake, Campeón (1979), contó con la dirección de Franco Zeffirelli, autor de títulos cinematográficos como Romeo y Julieta (1968), Hermano sol, hermana luna (1972) o Amor sin fin (1981), pero que también a la dirección en ópera, teatro y televisión. Aquí el dúo padre hijo son Billy “Champ” Flynn (Jon Voight) y T.J. (Rick Schroder, Óscar a mejor actor revelación a la edad de 9 años). La acción se desarrolla en la década de los sesenta en Florida, y el papel de la madre recayó en la actriz Faye Dunaway. 

Quizás es esta segunda versión la que más emociona, con escenas como la del regalo del caballo, la carrera del hipódromo, el encuentro con la madre, la escena de la cárcel, el entrenamiento y la vuelta al ring, la cruda pelea final. Y uno de los finales más lacrimógenos de la historia del cine. Y frases para el recuerdo en esa lucha de los progenitores por la custodia del hijo, con la recriminación del padre (“¿Qué clase de madre es? Nunca hizo nada por él. Y ahora, tras siete años, “Vaya, cuánto le quiero y no me di cuenta”. No sabe qué es cambiarle los pañales o limpiarle los mocos, ni enseñarle a distinguir entre el bien y el mal, ni bañarle, Pero eso no cuenta para ella”), la protesta del hijo (“Por favor, Campeón, yo solo quiero vivir contigo. Por favor. Seré alguien cuando crezca, alguien importante como tú”), la confesión de la madre (“Eres muy afortunado, Billy. El niño está loco por ti”) y el arrepentimiento del padre (“Sólo sé una cosa. Que nunca más en mi vida me apartaré de ti”). Y esa famosa expresión que T.J. aprende de su padre: “Cuando un hombre no puede quitarse los pantalones, no es un hombre”. 

Cabe decir que entre estas dos películas hubo otra versión de la historia, pero no ambientada en el mundo del boxeo, sino en el mundo del circo: The Clown (Robert Z. Leonard, 1953). Y las tres versiones de la historia, con ese equilibrio entre el realismo y lo emotivo, tuvo un claro antecedente en El Chico (Chales Chaplin, 1921), donde la ausencia de la madre y su reaparición también rompe el universo entre el niño y el adulto y pone sobre la mesa cuestiones como la crianza, la responsabilidad y la paternidad. 

Y es que el amor incondicional de un niño hacia el adulto ha sido uno de los temas estrella de varias películas míticas sobre el mundo de la infancia: Y además de las ya enumeradas, cabe recordar Capitanes intrépidos (Victor Fleming, 1937), Ladrón de bicicletas (Vittorio de Sica, 1945), Raíces profundas (George Stevens, 1953), Mi tío Jacinto (Ladislado Vajda, 1956), La bahía del tigre (J. Lee Thompson, 1959). Matar a un ruiseñor (Robert Mulligan, 1962), Luna de papel (Peter Bogdanovich, 1973), Gloria (John Cassavetes, 1980), El niño de la bicicleta (Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne, 2011), entre otras. Y hoy estas dos películas (El campeón y Campeón) boxean con los sentimientos de un hijo hacia su padre. Una historia que fue impactante cuando la vi de niño y en familia, difícil de olvidar y que aún emociona al revisarla de nuevo. Y que sigue siendo muy aconsejable para ver en familia… por ejemplo, en estas fechas de Navidad en la que ahora estamos.

 

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