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lunes, 11 de agosto de 2025

Guía de UNICEF para prevenir el acoso escolar

 

La Guía de UNICEF para prevenir el acoso escolar ofrece herramientas a padres y madres para entender y abordar el acoso escolar, enfocándose en la comunicación con los hijos y la detección temprana de señales de alarma. La guía enfatiza la importancia de la conexión con los hijos, la prevención, y la actuación ante situaciones de acoso, buscando soluciones eficaces. Es una guía que ya se publicó en el año 2019 y se ha actualizado en 2024, y hay un nuevo lanzamiento para que se descargue, se lea y se practique. 

Porque esta guía está especialmente dirigida al colectivo de padres y madres de hijos en edad escolar. El texto se centra en el colegio y la familia, ámbitos educativos esenciales para la protección de la infancia y la adolescencia, por ser sus principales lugares de convivencia, relación y actividad diaria. Por este motivo, el entorno escolar debe adoptar medidas para garantizar la protección, promover el conocimiento de la infancia, de los riesgos de su entorno y fomentar su autoprotección. Y por supuesto, colaborar con los padres, madres y tutores, para trabajar con ellos de manera constante y cercana. Parece claro y fácil, pero no es así. Pues hay colegios e institutos que siguen tapando el acoso cuando este se denuncia en sus aulas. 

Aquí os dejamos el enlace a esta Guía de UNICEF para prevenir el acoso escolar, un documento de 24 páginas. 

Claves de la Guía de UNICEF para prevenir el acoso escolar: 
- Entender la realidad de los hijos: empatizar y comprender su perspectiva y experiencias. 
- Conectar con ellos: establecer una comunicación abierta y natural, participando en sus actividades e intereses. 
- Prevenir el acoso: estar atento a las señales de alerta y aprender a detectarlas. 
- Actuar: buscar soluciones eficaces y contar con el apoyo de profesionales y el colegio. 

Otras recomendaciones importantes: 
- Escucha activa: prestar atención a lo que los niños y niñas dicen y sienten. 
- Potenciar la confianza: ayudarles a desarrollar seguridad en sí mismos. 
- Enseñar a actuar: capacitar a los menores para identificar y responder a situaciones de acoso. 
- Colaboración con el colegio: informar a la escuela sobre cualquier situación de acoso. 
- Apoyo emocional: buscar ayuda profesional si es necesario. 
- Crear un ambiente seguro (clave): fomentar el respeto y la empatía en la escuela y en casa. 
- Educación en valores: enseñar sobre la importancia de la inclusión y la diversidad. 
- Uso responsable de la tecnología: educar sobre el ciberacoso y el uso crítico de internet. 

La Guía de UNICEF busca empoderar a padres y madres para que puedan proteger a sus hijos y crear un entorno escolar más seguro y positivo.

lunes, 21 de octubre de 2024

Terapia cinematográfica (9). Prescribir películas para entender el acoso escolar


El acoso escolar (también conocido como maltrato entre iguales en la escuela, maltrato por abuso de poder entre escolares o con el anglicismo bullying) es un grave problema que afecta a millones de escolares de Educación Primaria y Educación Secundaria en todo el mundo. Y es un enemigo silencioso que se nutre de tres venenos (la soledad, la tristeza y el miedo) y con tres protagonistas (los agresores, las víctimas y los testigos, cada uno de ellos con unos perfiles bastante característicos). 

Tal es el calibre de este problema que el 2 de mayo se conmemora el Día internacional contra el acoso escolar, cuyo principal objetivo es erradicar la violencia y el acoso escolar en los centros educativos, y, con ello, intentar construir escuelas seguras donde los escolares puedan crecer en un clima de respeto. Y esto es labor de todos, una labor educativa y preventiva en un inicio. 

Aunque el acoso escolar es un fenómeno que existe desde siempre, se ha generado una mayor sensibilización social sobre este grave problema en las últimas décadas, gracias, entre otros, a los medios de comunicación. Y donde el cine no hasido (ni debe ser) ajeno a ello, pues el mensaje debe quedar claro: “todos contra el bullying”. Y hoy proponemos un viaje por 7 películas argumentales. Estas películas son, por orden cronológico de estreno: 

- Klass (The Class) (Ilmar Raar, 2007), para descubrir la gestación de la violencia que genera el maltrato por abuso de poder entre escolares. 

- Cobardes (José Corbacho y Juan Cruz, 2008), para conocer al agresor, la víctima y los testigos del bullying. 

- Después de Lucía (Michel Franco, 2012), para denunciar esa lacra social que es el cyberbullying

- Marion, 13 años eternamente (Marion, 13 ans pour toujours, Bourlem Guerdjou, 2016), para visualizar el peligro que puede esconderse detrás de las aulas. 

- El silencio roto (Piluca Baquero, 2017), para reconocer a todos los actores implicados en el acoso escolar. 

- El profesor (Teacher) (Adam Dick, 2019), para vivir el acoso escolar entre el héroe y el villano, entre el alumno y el profesor. 

- Un pequeño mundo (Un monde, Laura Wandel, 2021), para devolver la mirada del acoso escolar desde el patio de recreo. 

Siete películas argumentales para sumarnos a la lucha contra el acoso escolar, esa lacra social que no cesa y persiste en el siglo XXI.  

 

sábado, 30 de noviembre de 2019

Cine y Pediatría (516). “Marion, 13 años eternamente” y el peligro que se esconde tras muchas aulas


«Marion, hija mía, te suicidaste el 13 de febrero de 2013 a los 13 años. Bajo tu litera encontramos tu celular amarrado a un hilo, colgado para expresar simbólicamente que cortabas las palabras de quienes te torturaban en la escuela con insultos y amenazas. Escribo este libro para que todas las personas que lo lean extraigan lecciones de tu muerte; para que los padres eviten que sus hijos sean víctimas, como tú, o verdugos, como quienes te destruyeron. Escribo este libro con el fin de que nos tomemos en serio el acoso escolar». Este es el testimonio de Nora Fraisse, madre de Marion, y este es el pensamiento que introduce a su libro “Marion, 13 ans pour toujours” coescrito con en colaboración con Jacqueline Rémy, la historia de un problema universal, el acoso escolar (más conocido con el anglicismo “bullying”), y de un problema muy personal. Y una historia así era claro que se adaptaría al cine, y así lo hizo con un título homónimo en el año 2016 el director Bourlem Guerdjou: una película para la televisión que conmocionó a Francia entera, con un record de más de 4 millones de espectadores en su estreno.

Y la película Marion, 13 años eternamente comienza así: “Esta película es una obra de ficción inspirada en hechos reales”. Un película con tres partes marcada por un inicio donde no se oculta ninguna carta: el suicidio de una adolescente con un pensamiento previo de su madre: “Eso de las redes sociales me preocupa”. A partir de ahí una segunda parte que comienza con el “6 meses antes”, donde se intenta explicar cómo se ha llegado a ello; y una tercera parte en la que los padres intentan superarlo y donde la madre intenta esclarecer el por qué de lo que le ha ocurrido a su hija.

El antes de… nos presenta una reunión de profesores y padres en el instituto donde, una vez más, no aceptan el cambio de clase de Marion (Luàna Bajrami). Porque ella es una buena alumna que convive en una típica clase de adolescentes que hacen la docencia muy complicada a los profesores, la enseñanza muy difícil a los alumnos que quieren aprender y la vida imposible a quien, como ella, se atreve a apoyar a los maestros frente a los matones de turno. Y a partir de ahí comienza el ciberacoso a través de los mensajes por las redes sociales: “Mañana en la parada del autobús estás muerta” o “Da igual lo que hagas, eres una puta”.

Con ello comienza a sufrir y solo un compañero, Romain, le apoya y aparece como una pequeña luz en la tormenta que empieza a ser su clase. Se siente diferente y apuntada por no tener perfil de Facebook y Marion llega a decir a su madre: “Esto es un asco. Quiero ser como los demás”. Y pasan los días y aumenta el acoso, y hasta su mejor amiga le da de lado. Y se incrementan los mensajes por su teléfono y su ordenador: “Molaría que desaparecieras”, “Me acabo de cruzar contigo y casi vomito”. Y a medida que el acoso físico, verbal y moral es más violento Marion comienza a ser invadida por la tristeza, el insomnio y la falta de apetito. Y como espectadores comenzamos a sentir la misma asfixia que nuestra protagonista.

Violencia en las aulas, en los pasillos, en el patio de recreo, en los vestuarios,… Y todo ello ante la inanición de los profesores, de esos colegios cómplices y cobardes donde no se activan los protocolos de acoso escolar. Y ella se aferra a lo poco que ya le queda y le dice a Romain: “¿Sabes?, si vengo a clase es por ti. Si algún día me dejas…”. Pero el acoso escolar (el implacable bullying) destroza a cualquiera y también pudo con Marion. Y antes de acometer el suicidio dejó escrita una carta narrando lo ocurrido hasta llegar allí.

El después de… es quizás la parte más dura. Cuando los padres, en pleno duelo, intentan entender… y se encuentran con un director del colegio que escurre toda la responsabilidad y con el juicio de una sociedad que ni tan siquiera asume la compasión. Y esa madre coraje (la actriz Julie Gayet, incomprendida en ocasiones hasta por su marido: “Remover la mierda no me lo devolverá”) que lucha para que el Ministerio de Educación tome las medidas judiciales oportunas por el bien de la infancia, principalmente frente al colegio y profesores cómplices que no solo mantuvieron silencio, sino que negaron la realidad y no mostraron la menor compasión, pues ni al entierro acudieron (para rehuir cualquier responsabilidad).

Una madre que busca respuestas… y pregunta a los compañeros de su hija, a los padres de aquéllos, a los profesores. Pero solo recibe el silencio y el rechazo. Y el dolor se nos multiplica, porque a todo el mundo le molesta que busque la verdad,, incluso a su marido: “Necesito silencio para comenzar mi duelo”. Y hasta el hijo pequeño del matrimonio escribe a su madre, ante tal obsesión: “Baptiste y yo estamos aquí. Ocúpate también de nosotros”.

Una madre a la que le faltan las fuerzas en ocasiones, pues se siente como una apestada que puede dañar con sus preguntas a una sociedad cómplice: “Es muy duro sentirse aislado”. Pero su colofón es claro: “No dejaremos que los que te hicieron daño se salgan con la suya. Vamos a seguir luchando y luchando. No pararemos. Estamos contigo”.

No es difícil entender que Marion, 13 años eternamente es una película muy aconsejable para prescribir en las aulas y en las familias. Pues esta película basada en hechos reales está construida para seguir las huellas del acoso escolar y donde el espectador, omnisciente con la cámara, ve lo que sucedió y sigue todo el viaje de los protagonistas hasta un viaje final que se conoce desde el principio. Porque Nora Fraisse quería contar la historia de su hija para advertir sobre el peligro que se esconde en muchas aulas. Y es una película que no olvidaremos, como una madre no olvida a su hija. “Marion, aunque tu corazón haya dejado de latir, el mío late y combate por ti”.

Marion, 13 años eternamente fue todo un éxito en Francia… y no me extraña. Y muchas son las películas que abordan el bullying, pero esta debe ocupar un lugar privilegiado por la directa realidad que emana. Y esta película debe ir de la mano de la película española El silencio roto (Piluca Baquero, 2017), también basada en la experiencia personal de su directora con su única hija acosada. Y con ambas películas prescribimos el hastag #TodosFrentealAcosoEscolar. 

miércoles, 24 de julio de 2019

Adolescentes y nuevas tecnologías: recomendaciones para un uso responsable


En nuestro post previo hablamos de "Padres, hijos y nuevas tecnologías: recomendaciones para un uso responsable", en base a las nuevas recomendaciones que la Academia Americana de Pediatría nos dejó en el año 2016.  Aprovechando ese documento, dejamos la información específica respecto a los adolescentes, un grupo especialmente sensible a las nuevas tecnologías

Sentarse a escuchar los problemas de los adolescentes es la base para evitar su reclusión en las tecnologías, cuya dependencia genera falta de atención, disminución de las relaciones sociales y nomofobia, es decir, una conducta agresiva cuando no tienen acceso al teléfono móvil. Esta comunicación es recomendable iniciarla cuando aún son niños, y no esperar a la adolescencia. Es algo que no cabe olvidar, pues en este tema tan importante de la relación entre adolescencia y nuevas tecnologías se habla en ocasiones de "niños enganchados y padres desconectados”, algo a evitar

Por ello, esta edad y este tema es un buen motivo para estas RECOMENDACIONES PARA ADOLESCENTES sobre el uso de tecnologías: 

1. La tecnología debe utilizarse solo en momentos de ocio

2. Además del ocio online, hay ocio offline:  haz una hora de ejercicio al día u otras actividades al aire libre; la música y la lectura también son ocios recomendables. 

3. Haz planes con tus amigos fuera de casa

4. Para dormir bien, no tengas pantallas en la habitación y déjalas una hora antes de acostarte. 

5. No utilices el móvil durante las horas dedicadas al estudio

6. Hay momentos del día para la comunicación con tu familia (comidas,...) en los que las pantallas no deben estar presentes. 

7. Recuerda que lo que subes a una red social se queda allí para siempre. Te cuidado con las fotos que compartes y que envías por internet. 

8. Pregunta a tus padres y a tus profesores sobre cómo proteger tu privacidad

9. Si te insultan o te chantajean, pide ayuda. Hay medios para protegerte. 

10. Es importante que detectes los abusos en que puedes caer y que hay que evitar: 
- Compulsión por actividades on line (subastas, apuestas, juegos de azar, compars compulsivas,…). 
- Abuso al cyber sexo, adicción a los cyber romances (romances o amistades hechas en línea o chat manía) 
- Abuso a la sobreinformación, a través de la búsqueda exagerada de información (bases de datos o programas)y descargas. 
- Abuso en la acumulación de todo tipo de conocimientos, pdf, ebook, musicas, etc. 
- Sentimiento de pérdida o vagabundeo por la red, navegaciones sin rumbo. 
- Intercambio de mails o textos indiscriminadamente. 
- Conseguir mil amigos sin conocer a ninguno.

Recomendaciones para un uso responsables de las nuevas tecnologías en una edad tan sensible como la adolescencia. 

lunes, 20 de noviembre de 2017

Guía del Ciberacoso


Los padres, los profesores, los pediatras y la sociedad se enfrentan a retos impensables hace años alrededor de la educación de los niños y adolescentes. Nuestros hijos son "nativos digitales", han nacido y crecido prácticamente coincidiendo con la eclosión del fenómeno de internet y la eclosión de las redes. Internet forma parte de nuestras vidas y sus aspectos positivos son, con mucho, superiores a los negativos. Sin embargo, padres y educadores hemos de educar a nuestros niños y adolescentes a hacer un uso adecuado de internet, en general, y de las redes sociales, en particular. Hay muchas instituciones y recursos en la red que nos pueden ayudar, pero lo que más nos va ayudar es conocerlo y prevenirlo. 

Tres problemas preocupan especialmente en este sentido, temas que se conocen más por su anglicismo y de lo que ya hablamos en su momento en el blog: Cyberbullying (o ciberacoso, acoso virtual o acoso cibernético), Sexting (o sexteo) y Grooming (o acicalar). 

El ciberacoso constituye una realidad reciente que afecta principalmente a adolescentes, con una incidencia de casos que crece año tras año, con importantes repercusiones clínicas debido al alto riesgo de suicidio por parte de las víctimas. Por todo ello, es imprescindible una adecuada formación de los pediatras, ya que son la puerta de entrada al sistema sanitario y los primeros consultados por patologías psicosomáticas. Para poder realizar un manejo adecuado de los pacientes en una época crítica de la vida y dadas las características especiales de esta entidad, se requerirá un trabajo coordinado y multidisciplinar en el ámbito familiar, escolar, policial y judicial

Al ser un problema tan reciente y debido a las peculiaridades del ciberacoso, que engloba a expertos de múltiples disciplinas, la mayoría de los profesionales sanitarios no han recibido una formación específica, y hace especialmente compleja la búsqueda de información veraz y asequible. En este marco se elaboró y publicó en el año 2015 la Guía clínica sobre el ciberacoso para profesionales de la salud que recoge de forma sintética y clara los últimos conocimientos y avances científicos en la materia. El objetivo principal es proporcionar a los sanitarios una guía completa, con toda la información necesaria desde un punto de vista multidisciplinar, para poder realizar un adecuado diagnóstico, tratamiento y prevención del ciberacoso. 

Un documento de 128 páginas, que tal como se nos comenta en su prólogo, a través de sus 15 capítulos escritos por prestigiosos profesionales, se abordan en profundidad los diferentes aspectos del ciberacoso. Aciertan los autores al incorporar algunos capítulos sobre la actuación práctica del pediatra ante un caso específico de acoso, el proceso judicial y la prevención. No han olvidado incluir como Anexo algunas herramientas de consulta para informar y asesorar a los padres, a los propios menores y a los centros educativos, así como también recursos de interés y la legislación relacionada.  
Todo ello ha configurado una guía con una valiosa información científica que permitirá al lector afrontar con eficacia y seguridad cualquier tipo de pregunta o problema relacionado con el ciberacoso, con independencia de la complejidad de la misma.  

En el pasado X Curso de Formación de Padres de Adolescentes celebrado en Alicante tuve la oportunidad de conocer a una de las coordinadoras de este proyecto, la Dra. María Salmerón, quien abordó este tema. Y por este motivo, me parece muy interesante poder difundir este útil documento en el que ha tenido un papel crucial Red.es y la SEMA (Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia), y a quienes agradecemos el esfuerzo por un documento así.
 

sábado, 16 de septiembre de 2017

Cine y Pediatría (401). "Carrie" y el terror del acoso escolar


Si hay un nombre unido a las novelas de terror y a las superventas, éste es Stephen King. Y con una característica más: que sus obras son de las más adaptadas al cine y series de televisión. Y todo comenzó en 1976 con la película que hoy nos convoca, Carrie (Brian de Palma, 1976), a la que siguió otra inolvidable, El resplandor (Stanley Kubrick, 1980) y otras muchas otras: La zona muerta (David Cronenberg, 1983), Christine (John Carpenter, 1983), Misery (Rob Reiner, 1990), The Dark Half (George A Romero, 1993), El cazador de sueños (Lawrence Kasdan, 2003), La niebla (Frank Darabont, 2007), por citar algunas. Y así hasta llegar a la que actualmente se encuentra en cartel, It (Andrés Muschietti, 2017).

Pero hoy vamos a empezar por el principio y por partida doble. Por la película Carrie, tanto su original del año 1976 de la mano de Brian de Palma, como por su remake del año 2013 a cargo de Kimberly Peirce. Porque un remake, anglicismo de adaptación, es aquel remedo que reproduce más o menos la trama, los personajes, la ambientación y otros detalles de una obra anterior. Es excepcional que una adaptación sea mejor que su original, pero las hay. Y basta ejemplos como Ben-Hur (cuya versión de William Wyler de 1959 superó por todos los lados, hasta ser la película que conserva el récord de más premios Oscar de la historia con 11, a la película muda del año 1925 dirigid por Fred Niblo), Valor de ley (los hermanos Coen en el año 2010 superaron la película de Henry Hathaway del año 1969, aunque esta consiguiera el Osca a Mejor actor para John Wayne), Casino Royale (en 2006 Martin Campbell hizo más creíble a Daniel Craig como James Bond que la pretendida parodia que John Huston y otros directores mascullaron en 1967) o El cabo del miedo (en 1991 Martin Scorsese logró superar la ya buena película del año 1962 dirigida por J. Lee Thompson bajo el título de El cabo de el terror).

No ocurre quizás lo mismo con la que hoy nos convoca: Carrie. Porque en 1976 Brian de Palma la convirtió en todo un clásico del cine de terror y su escena del baile de graduación en una de las más veneradas de la historia del cine. Los actores fueron una joven Sissy Spacek en el papel de la adolescente Carrie White, marginada entre su madre y sus compañeros de clase, y Piper Laurie en el papel de Margaret White, la fanática madre religiosa con una fuerte obsesión por realizar sus propias interpretaciones de la Biblia. El dúo madre e hija fueron nominadas en esa ocasión a los Premios Oscar, tanto a Mejor actriz como a Mejor actriz de reparto, respectivamente. Y en 2013 llegó uno de los remakes más esperados de los últimos años, bajo la dirección de Kimberly Peirce (la directora de una película tan especial en su debut en 1999 como Boys Don't Cry), y con un buen tándem actoral para es dúo madre e hija ya icónico: Chloë Grace Moretz (que ya vimos en Cine y Pediatría como la niña de La invención de Hugo) y Julianne Moore (que ya vimos en dos papeles de madre bien diferentes, tanto en Los chicos están bien como en ¿Qué hacemos con Maisie?).

Carrie White es una adolescente introvertida, tímida y retraída que poco o nada tiene en común con el resto de sus compañeros de instituto. Cuando conocemos a su madre Margaret White comprendemos esa auténtica catarsis emocional en la que se encuentra su hija, sometida a insultos, bromas y vejaciones a diario por el resto de compañeros. La madre, hiperpatológica fanática religiosa evangelista, con brotes neuróticos y obsesivos, amargada y sectaria, ha criado a su pequeña Carrie desde el miedo al pecado y a las crueles intenciones del Diablo, la veneración a la Biblia y bajo la más absoluta disciplina y austeridad, generando en su hija ese tipo de rareza nada atractiva que le hará ganar más bien pocos amigos.

Dos escenas permanecen como inolvidables en el espectador. La primera, la vejación a la que es sometida Carrie en el vestuario cuando tiene su primera menstruación y se asusta por no conocer lo que le pasa. Su madre le dice al volver a casa: "Ya eres una muer. Y Dios creó a Eva de la costilla de Adán"; a lo que la hija le recrimina: "No me lo contaste mamá y se rieron de mí". En el remake las burlas de los compañeros pasan por las nuevas tecnologías, cuando cuelgan el vídeo de la burla del baño en Youtube. La rabia y frustración de Carrie le llevan a descubrir su capacidad para la telequinesia. Aún así ella intenta integrarse en el grupo de amigos y así lo anuncia: "La gente piensa que soy rara. Pero no quiero serlo. Tengo que intentar ser una persona normal... hasta que sea demasiado tarde". Y así llegamos a la segunda escena para recordar, la más mítica, la de la fiesta de graduación del instituto. Y la frase para la reflexión: "Cuando provocas a alguien al límite, explota". 

Una película que, más allá del género de terror, tiene varias lecturas sobre el maltrato familiar y el bullying escolar en la psicología de un niño o adolescente. Y surgen algunas preguntas: como ¿dónde está el límite de una persona? o ¿qué podría llegar a pasar si lo sobrepasamos? Y mientras la Carrie de 1976, con una Sissy Spasek perfectamente escogida, es una belleza de película en sí, muy de los setenta, poética, realista y terrorífica a la vez, la Carrie de 2013, con Chloë Grace Moretz, quizás entiende más a sus personajes y se detiene más a conocerles, nos acerca al siglo XXI y ahora el bullying también se viste de cyberbullying a través de los teléfonos móviles y las redes sociales.

Está claro que Carrie es mucho más que una película de terror. O quizás si es el terror por partida doble: el terror de una educación familiar anómala y el terror del acoso escolar. Ya hemos hablado de ambos temas en Cine y Pediatría. Y, en concreto, en el acoso escolar ya hemos visto que puede hablar en español y en todos los idiomas.  


lunes, 10 de agosto de 2015

Cyberbullying, sexting, grooming: peligros en un nuevo formato


Los padres, los profesores, los pediatras y la sociedad se enfrentan a retos impensables hace años alrededor de la educación de los niños y adolescentes. Nuestros hijos son "nativos digitales", han nacido y crecido prácticamente coincidiendo con la eclosión del fenómeno de internet y la eclosión de las redes. 

Internet forma parte de nuestras vidas y sus aspectos positivos son, con mucho, superiores a los negativos. Sin embargo, padres y educadores hemos de educar a nuestros niños y adolescentes a hacer un uso adecuado de internet, en general, y de las redes sociales, en particular. Hay muchas instituciones y recursos en la red que nos pueden ayudar, pero lo que más nos va ayudar es conocerlo y prevenirlo. 

Tres problemas preocupan especialmente en este sentido, temas que se conocen más por su anglicismo y que conviene definir: 

- Cyberbullying (o ciberacoso, acoso virtual o acoso cibernético): es el uso de información electrónica y medios de comunicación que afectan de manera critica como el correo electrónico, redes sociales, blogs, mensajería instantánea, mensajes de texto, teléfonos móviles, y sitios web difamatorios para acosar a un individuo mediante ataques personales u otros medios. 

- Sexting (o sexteo): consiste en el envío de contenidos de tipo sexual (principalmente fotografías y/o vídeos) producidos generalmente por el propio remitente a otras personas por medio de teléfonos móviles. Tres consejos: 1) no lo produzcas; 2) no lo retransmitas; 3) no lo provoques. 

- Grooming (o acicalar): serie de conductas y acciones deliberadamente emprendidas por un adulto con el objetivo de ganarse la amistad de un menor de edad, creando una conexión emocional con el mismo, con el fin de disminuir las inhibiciones del niño y poder abusar sexualmente de él. En algunos casos, se puede buscar la introducción del menor al mundo de la prostitución infantil o la producción de material pornográfico. 

El Dr. Ariel Melamud, webmaster de la Asociación Latinoamericana de Pediatría (ALAPE), quien nos regaló hace unos días su presentación "Niños 2.0: obesos y conectados", nos regala ahora esta presentación, con datos y cifras escalofriantes. Pero la mejor manera de prevenir un daño, es conocer la realidad que nos rodea...

 

miércoles, 29 de julio de 2015

Niños 2.0: obesos y conectados


El Dr. Ariel Melamud, además de un gran amigo argentino, es el webmaster de la Asociación Latinoamericana de Pediatría (ALAPE) y, junto con nuestra común amiga, la Dra. Paula Otero, siempre nos enseñan aspectos muy útiles relacionados con internet y el mundo de la Pediatría. 

En el reciente Congreso Internacional de Pediatría que tuvo lugar en Monterrey (México) hace unas semanas asistí a esta ponencia suya que tituló en primera instancia como “Niños 2.0: obesos y conectados” y que sobretituló posteriormente como “Niños 2.0: obesos, miopes, doloridos, des-atentos y conectados”

Una presentación que vale la pena revisar en profundidad y que le pedí a Ariel la posibilidad de compartir (como otra más que compartiremos otro día) en nuestro blog, dado su interés para todos, profesionales sanitarios, familias y sociedad y, cómo no, para los propios niños y adolescentes. 

Para la Organización Mundial de la Salud, la obesidad infanto-juvenil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. Se calcula que en 2010 había 42 millones de niños con sobrepeso en todo el mundo; de ellos, alrededor de 35 millones viven en países en desarrollo. 
Y con un mensaje contundente: “Si no cambiamos la tendencia, la actual generación de adolescentes será la primera generación de toda la historia en la que los hijos tengan menos expectativa de vida que sus padres, y ello debido al incremento de la obesidad”

La hiperconectividad genera al menos cuatro grandes problemas en los niños: 
- Obesidad infanto-juvenil 
- Trastornos físicos: molestias visuales, molestias auditivas. lesiones musculo esqueléticas, cefaleas, etc. 
- Riesgos al contacto externo: cyberbulling, grooming, sexting, etc. 
- Adicción infantil 

Los pediatras estamos en una posición única para ayudar a las familias y fomentar el uso saludable de las nuevas tecnologías.

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sábado, 9 de mayo de 2015

Cine y Pediatría (278). "Después de Lucía"… acoso y soledad


La película comienza con una larga escena en la que vemos, como espectadores sentados en la parte trasera de un coche, como éste sale del taller con un hombre y avanza por la ciudad. Y la película termina con una larga escena en que vemos de frente a este hombre mientras navega con una barca de motor… y luego un fundido en negro con los créditos de la película. Y entre medio una película dura, con una historia tan dura (y real) como la vida misma. Porque este hombre es el padre de Alejandra, nuestra protagonista, una adolescente víctima de bullying y que comenzó como ciberbyllyng. Una historia más dramática, si cabe, porque está a nuestro alrededor y podemos no darnos cuenta. Porque puede afectar a nuestros hijos y no percatarnos de ello. 

Esta película mexicana se titula Después de Lucía (2012) y su director es Michel Franco, quien hasta entonces nos había dejado dos obras, una en el corto, Cuando sea grande (2001), realizado para una campaña anticorrupción, y otra en el largo, Daniel y Ana (2009), una incómoda y extraña historia de dos hermanos. Pero es con esta película cuando logra su consagración, al ganar en Cannes el premio Un Certain Regard. 

El acoso escolar (más conocido con el anglicismo bullying) existe desde siempre, pero se conoce y reconoce como una prioridad para las agendas sociales y escolares desde hace unas décadas tan solo. Es un problema universal (y en Cine y Pediatría hemos hablado de este tema en español y en todos los idiomas) y ha extendido sus miras más allá de las instituciones educativas, hasta evolucionar en nuevos términos como el mobbing (acoso laboral) o, por supuesto, el tan cada vez más recurrente cyber-bullying, sumergidos como estamos en las nuevas tecnologías de comunicación y redes sociales (donde surge y convive junto a otros anglicismos que esconden mucho sufrimiento: grooming y sexting). 

Alejandra (Tessa Ia) es una adolescente que acaba de mudarse de Puerto Vallarta a Ciudad de México con su padre Roberto (Hernán Mendoza) para iniciar una vida nueva tras la muerte de su madre, Lucía. El padre es incapaz de superar la muerte de su esposa y la hija tiene como reto, además, integrarse a un nuevo estilo de vida que implica nuevo instituto y nuevos compañeros. Una relación familiar que está al borde de la rotura y que nada lo mejora por un hecho aislado: en una fiesta accede a ser grabada mientras se divierte en el baño con uno de sus nuevos compañeros. Un móvil y redes sociales bastan para que el triángulo sexting, cyber-bullying y bullying desencadenen una tragedia desde la nada, una tragedia con víctimas (una Alejandra acosada y solitaria y un Roberto al que ya no le queda nada que perder) y verdugos (los compañeros que actúan en manada y el propio silencio de la sociedad). Y todo ello desde una narrativa poderosa y con secuencias imborrables (con el principio y el final como esenciales, con el prólogo que es una incógnita y el colofón que es un puñetazo, un final solo comparable al de Funny Games de Michael Haneke –en sus dos versiones, 1997 y 2007-), lo que han convertido a Michel Franco en uno de los nombres más destacados del nuevo cine latinoamericano. 

Porque Michel Franco se ocupa de desencajar al espectador, utilizando una narrativa pausada y realista, en la que vamos conociendo lentamente a Alejandra y a su padre, y junto con ellos descubrimos tanta “inocencia” degenerada en los jóvenes y que duele más porque sabemos que la realidad supera a la ficción en pleno siglo XXI. Y es por ello que Después de Lucía acaba siendo una película que nos acompañará más allá del "the end", pues el personaje se vuelve más real a cada escena, volcando al espectador en una ola de emociones, entre las que la turbación y la desesperación son recurrentes. 

Pero Después de Lucía, después de la muerte de la madre, no es sólo una película de bullying al estilo, sino que engendra al menos un par de temas más para la reflexión. Uno es la relación de comunicación incompleta entre padre e hija, donde los dos esperan que la vida cambie con el cambio y, sin embargo, no están pendientes ni observantes de lo que realmente está aconteciendo en sus vidas, con el riesgo de perder el control de las mismas. Otra es la profunda sensación de soledad e insatisfacción: Roberto está sin su mujer y apenas tiene tiempo de calidad para su hija, y siente que su trabajo de cocinero no se desarrolla como quisiera; Alejandra está sin su madre y casi sin su padre, sin amigos y sin dignidad a medida que transcurre la trama. No es de extrañar la conducta autodestructiva que se genera en ellos. 

Puede gustar o no, puede ser más o menos creíble, pero lo que no cabe duda es que, con ella, Michel Franco remueve la mente de los espectadores y se convierte en un equivalente al Todd Solondz que nos impactó con Bienvenidos a la casa de muñecas (1995). Sobran las palabras, sobra la música, resta el guión, la planificación de las escenas, el montaje y la frialdad técnica de Después de Lucía, un título con referencias a la vida de un padre y su hija tras la muerte de la matriarca de la familia (Lucía). Y de aquí nos traslada a un drama de venganzas, un dibujo oscuro y de sufrimiento que explora la pérdida de la dimensión entre el bien y el mal. Es un retrato abrumadoramente duro que no permitirá al espectador permanecer impávido. Porque es de esas películas que se disfrutan mucho más después de vista que durante su proyección. 

Y Después de Lucía… resta el recuerdo del acoso y de la soledad. Y además resta el buen sabor del buen cine de México, un país con una filmografía poco conocida aún en Cine y Pediatría, donde ya recordamos hace años la película Abel (Diego Luna, 2010), y esperamos vivir más experiencias del séptimo arte de ese país tras conocer hoy mismo que ya es una realidad que Cine y Pediatría viaja al Congreso de Pediatría en Monterrey.

 

lunes, 22 de octubre de 2012

Otra terrible historia de acoso de una adolescente


"Humillada en la Red, humillada en la calle" es la historia de una niña canadiense de 15 años que se suicidó tras sufrir durante tres años un acoso que le destrozó la vida. La historia se puede leer en la prensa. Es sobrecogedora. A los doce años cuelga unas fotos mostrando sus pechos a instancias de su verdugo. Y desde entonces vive en un mundo de amenazas cumplidas, que le destrozan la vida. Un mes antes de suicidarse, graba un video de su calvario, que su familia quiere que siga en la red para que sirva de testimonio.
El acoso puede ser demoledor para quien lo sufre. En Evidencias en Pediatría se ha tratado el tema del acoso. Hay numerosos estudios. Entre ellos podemos leer que "Los escolares acosados tienen más riesgo de autolesionarse en la adolescencia" y que "Los adolescentes que sufren acoso escolar tienen más ideas suicidas". En este blog tambien se ha tratado en Acoso escolar: todos podemos ayudar.
Las nuevas tecnologías añaden nuevas formas de acoso. El ciberacoso o cyberbullying cuando un menor acosa a otro haciendo uso de las nuevas tecnologías. El grooming en el que el acoso tambien es con las nuevas tecnologías, pero el que acosa es un adulto y la víctima un menor. Son acciones realizadas para establecer, de forma deliberada, una relación y control emocional sobre un menor, con el fin de preparar el terreno para el abuso sexual.
Y para prevenirlo hay consejos para los menores que incluyen ser cuidadoso con los datos personales que se publican, no agregar a desconocidos y  tener especial cuidado al colgar contenidos en Internet.
Y por supuesto consejos para los padres, que son los verdaderos responsables. Incluyen que deben involucrarse en el uso que sus hijos hacen de Internet, establecer un horario, inculcarles el uso responsable. Pero el más importante de todos:   Los ordenadores con webcam y acceso a Internet deben estar en zonas comunes de la casa.
Hacerlo de otra manera es exponer a una persona inmadura, una niña, a que sortee riesgos para los que no está preparada.¿Quien dejaría a su hija de 12 o 14 años a solas en casa con un adulto desconocido?

Nunca más un niño acosado que se suicida ante el dolor de lo inevitable. Y como no podemos evitar que haya maltratadores y personas sin escrúpulos, pues podemos y debemos de proteger a nuestros niños y niñas.