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sábado, 28 de junio de 2025

Cine y Pediatría (807) “Un ángel en mi mesa”, la salvación por la literatura

 

Literatura y cine son dos artes hechas para encontrarse. En una conferencia que realicé en el 54 Congreso Nacional de Pediatría de México CONAPEME 2023, bajo el título de “Literatura y cine, una historia de amor inacabada”, subrayaba que estas dos artes se encuentran a menudo a través de los guiones cinematográficos adaptados a partir de obras literarias. Y revisamos que, a lo largo de la historia, los escritores más adaptados al cine y televisión están encabezados por la trilogía formada por Shakespeare, Chéjov y Dickens. Y también destacamos que películas icónicas proceden de libros inolvidables a nivel internacional, como es el caso de “The Wonderful Wizard of Oz” de Lyman Frank Baum, “Little Women” de Louisa May Alcott, “Le avventure de Pinocchio” de Carlo Collodi, "Alice's Adventures in Wonderland” de Lewis Carroll, “The Lord of the Flies” de William Golding o “Le Petit Prince” de Antoine de Saint-Exupèry; pero también pueden ser historias de cine que proceden de novelas menos conocidas. como “El juego de los niños” de Juan José Plans, “¿Qué me quieres, amor?” de Manuel Rivas o “Los Pelones” de Albert Espinosa, por destacar algunos títulos de nuestro propio país.  

Y hoy vamos a conocer a través del cine a Janet Frame (1924-2004), novelista, escritora de cuentos y poeta neozelandesa, bastante desconocida por estos lares. Y cuya vida es quizás su mejor obra, una vida marcada por su estado mental, donde la literatura fue su salvación… con el mensaje que de ello se deriva. Porque en la década de 1980, Frame escribió tres volúmenes de su autobiografía (“To the Island”, “An Angel at my Table” y “The Envoy from Mirror City”) y con ello pretendía “dejar las cosas claras” con respecto a su pasado y, en especial, sobre su estado mental. Una trilogía literaria que fue trasladada para un largometraje televisivo: Un ángel en mi mesa (Jane Campion, 1990). La exitosa adaptación cinematográfica permitió conocer mejor a Janet Frame, tanto en su papel como persona como en su rol como escritora, y ello a lo largo de diferentes etapas de su vida (infancia, adolescencia, juventud y madurez), lo que permitió sacar a la luz a esta artista e introdujo una nueva generación de lectores de sus obras. Se ha especulado mucho sobre el estado mental de Frame, e incluso algún autor ha manifestado la posibilidad de que tuviera rasgos de trastorno del espectro autista. 

Las actrices Kerry Fox, Alexia Keogh y Karen Fergusson retrataron a la autora en distintas edades y en lo que es un retrato íntimo y honesto de una vida marcada por la soledad, la incomprensión y, finalmente, el triunfo del espíritu creativo. Todas ellas bajo la dirección de una de las directoras neozelandesas más conocidas, Jane Campion, quien ya demostró su calidad técnica y sus sensibilidad para el cine con títulos como las oscarizadas El piano (1993) y El poder del perro (2021), así como en otros films como Retrato de una dama (1996) o Bright Star (2009). La película es un retrato íntimo y honesto de una vida marcada por la soledad, la incomprensión y, finalmente, el triunfo del espíritu creativo. Y como en la novela original, también la película se estructura en tres actos, cada uno interpretado por una actriz diferente que encarna a Janet en una etapa de su vida: la niñez, la adolescencia y la adultez. 

- Parte 1. En la isla (en la tierra del ser) 

Los primeros pasos de un bebé… luego una niña con una cabellera pelirroja característica, con sobrepeso y poco agraciada y su voz en off: “Esta es la historia de mi infancia. En agosto de 1924 nací como Janet Paterson Frame. Mi hermana melliza que nunca tuvo nombre, murió dos semanas más tarde”. Con esta niña Janet (interpretada por Karen Fergusson), que vive en la Nueva Zelanda rural, conocemos a su humilde familia numerosa, con cuatro hermanas durmiendo en la misma cama y un hermano con ataques epilépticos. Se nos muestra como una niña tímida y solitaria, con una imaginación desbordante y su pasión por la lectura y la poesía… y escribe su primer cuaderno de versos. Aunque su familia la apoya, Janet se siente diferente y no encaja con los demás niños de su edad. 

Se hace adolescente (interpretada por Alexia Keogh) y, ya en el instituto, Janet se muestra extremadamente sensible, introvertida y socialmente torpe. La tragedia golpea a la familia (con la muerte de su hermana mayor, ahogada), lo que la hace replegarse aún más en su mundo interior. Su timidez y ansiedad son malinterpretadas por los demás como un signo de enfermedad mental. Y en vísperas de entrar en la universidad, quema sus libros de poemas y parte en tren a su nuevo destino… 

- Parte 2. Un ángel en mi mesa 

Comienza con un diálogo entre Prospero y Ariel de la obra “La tempestad” de Shakespeare: “No habría alma que no sintiese la fiebre de la locura y no diera señales de desesperación”. Nuestra joven Jane (interpretada por Kerry Fox), ahora universitaria, estudia todo el tiempo y ella misma se define: “Demasiado tímida para hacer amigos. Demasiado asustada para entrar en el comedor estudiantil. Estaba cada vez más sola. Mi único romance eran la poesía y la literatura”. Y se aísla poco a poco, incluso cuando comienza con su profesión de maestra. Con la llegada de un inspector se paraliza y no es capaz de dar la clase y huye presa de un temor y ansiedad inexplicables. Abandona la profesión y busca otros trabajos, mientras ansía dedicarse a la poesía. 

Después de un colapso nervioso, le aconsejan que se recupere en un hospital psiquiátrico una temporada, allí donde es diagnosticada erróneamente de esquizofrenia. “Sabes, Janet, cuando pienso en ti, pienso en Van Gogh, en Hugo Wolf. Muchos artistas han sufrido esquizofrenia”, le dice un mentor y ella sonríe. Durante los siguientes ocho años, sufre una serie de tratamientos brutales y ella nos lo explica: “En los siguientes ocho años recibí más de 200 aplicaciones de electroshocks, cada uno equivalente en miedo, a una ejecución”. Su única vía de escape y salvación es la escritura, que le permite mantener su cordura y su mundo interior intacto. En estos momentos llega otra nueva mala noticia, pues su hermana Isabel también muere ahogada, se repite la tragedia… Esto no ayuda mucho a nuestra protagonista: “Me consolaba escribiendo, pero no podía quedarme en Willowglen, ni escapar del horror de mis dientes arruinados…”. 

Justo antes de ser sometida a una lobotomía, un evento que cambiaría su vida para siempre, Janet gana el prestigioso premio literario Hubert Church por su primer libro, “La laguna”, una serie de cuentos cortos. Este reconocimiento inesperado la salva del procedimiento y la libera del hospital. Conoce a otro escritor mayor que ella, Frank Sargeson, quien le invita a vivir con él en el campo y poder dedicarse a escribir. Y así lo hace y se le ve por fin feliz, consiguiendo que le publiquen otro libro. Y Frank le consigue que pueda viajar a Europa con una beca literaria. 

- Parte 3. El enviado de Mirror City. 

Ya como escritora aclamada, emprende un viaje a Europa: Londres, París, hasta recalar en la pintoresca Costa Brava. La película retrata su estancia en esta zona del Alt Empordà, un período en el que explora su libertad y continúa desarrollando su vocación literaria, marcada por la proximidad del Mediterráneo y el paisaje agreste característico de la región, cercana al que fuera el hogar de Salvador Dalí en Portlligat. Allí, aunque sigue siendo socialmente inexperta, experimenta el amor, el desengaño y la libertad de ser ella misma por primera vez. 

Pero regresa a la gris y fría Londres. Y regresa embarazada. Y cuando intenta trabajar de enfermera, el antecedente psiquiátrico le cierra las puertas. Y comienza a trabajar pintando muñecas, en lo que puede. La idea del suicidio rondando… y reingresa como paciente voluntaria: “Finalmente concluyeron que yo nunca había padecido esquizofrenia. Al principio, la verdad, me pareció más aterrador que la mentira. ¿Cómo podía ahora pedir ayuda, si no había nada malo en mí?”, y acaban explicándole que todos los problemas que ha tenido han sido consecuencias de tantos años en el hospital. Y le aconsejan que escriba un bestseller sobre sus experiencias en Nueva Zelanda…y para ello el editor le deja un apartamento para que viva fuera de las cloacas en las que lo ha hecho siempre. 

La película concluye con Janet regresando a su hogar, tras la muertes de sus padres, una mujer que ha encontrado su voz y su lugar en el mundo, en su propia soledad, que ahora es elegida y fructífera. 

Porque Un ángel en mi mesa es mucho más que un biopic. Es una meditación sobre la resiliencia del espíritu humano, el poder redentor del arte y la importancia de aceptar la propia singularidad. Nos deja con la reflexión de que la "normalidad" es una construcción social, y que la verdadera libertad reside en abrazar quiénes somos, con todas nuestras peculiaridades, para encontrar nuestro propio lugar en el mundo, incluso si ese lugar es en una mesa, con un ángel invisible, escribiendo. Y todo ello bajo una dirección de Jane Campion respetuosa y profundamente humana, evitando el sentimentalismo fácil. Porque en esa infancia y adolescencia que nuestra protagonista vivió en la primera mitad del siglo XX es posible que muchos de los comportamientos fuera de la norma se trasladaran al campo de la psiquiatría, aunque revisado hoy en día es posible que hubiera presentado un trastorno del espectro autista de alto funcionamiento. Allí donde la literatura fue el refugio y la salvación de nuestra protagonista, y su legado. 

Cine y literatura se dan la mano en esta película que despierta una amplia gama de emociones y ofrece profundas reflexiones sobre la condición humana: la empatía y compasión por una mujer que es juzgada y maltratada por ser "diferente" en todas las etapas de su vida; la fuerza del arte y la creatividad, hasta convertir a la escritura en el ancla de su salvación; la soledad y la búsqueda de la identidad, mostrándonos que ser diferente no es una enfermedad, sino una forma válida de ser y de existir; y la importancia de la autoaceptación… el mejor ángel en nuestra mesa.

 

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Literatura médica de la buena

 

Al igual que hace unos días desgranábamos de la colección de libros “Medicina en español” de Fernando A. Navarro su recopilación de médicos escritores y escritores médicos, hoy vale la pena revisar su otra recopilación, próxima a la anterior. Me refiero a esos libros alrededor de temas médicos, sobre enfermedad, sobre síntomas como el dolor, sobre desenlaces como la muerte, o sobre personajes médicos (algunos autobiográficos, otros, la mayoría, de ficción). 

Literatura médica de la buena, como nos recuerda su autor, y en cuyo listado de obras al respecto recoge títulos como los siguientes: 

“Elogio de la locura” (1511) de Erasmo de Rotterdam 
“El médico a palos” (1666) de Molière 
“Frankestein” (1818) de Mary W. Shelley 
“Diario de un loco” (1834) de Nikolái Gógol 
“El extraño caso del doctor Jekyll y míster Hyde” (1886) de Robert Louis Stevenson 
“La muerte de Iván Ílich” (1886) de León Tolstói 
“El pabellón nº 6” (1892) de Antón Chéjov 
“La isla del doctor Moreau” (1896) de H. G. Wells 
“El árbol de la ciencia” (1911) de Pío Baroja 
“Un médico rural” (1919) de Frank Kafka 
“Arrowsmith” (1925) de Sinclair Lewis 
“Un mundo feliz” (1932) de Aldous Huxley 
“Viaje en torno de mi madre” (1937) de Frigyes Karinthy 
“La ciudadela” (1937) de Archibald J. Cronin 
“Pabellón de reposo” (1943) de Camilo José Cela 
“Tifus” (1943) de Jean Paul Sartre 
“El enfermo” (1943) de José Martínez Ruiz, “Azorin” 
“Sinuhé el egipcio” (1945) de Mika Waltari 
 “Bajo el volcán” (1947) de Malcolm Lowry 
“La peste” (1947) de Albert Camus 
“El doctor Zhivago” (1957) de Boris Pasternak 
“Los gozos y las sombras” (1962) de Gonzalo Torrente Ballester 
“Tiempo de silencio” (1961) de Luis Martín-Santos 
“Una muerte muy dulce” (1964) de Simone de Beauvoir 
“Pabellón de cáncer” (1966) de Aleksandr Solzhenitsyn 
“Los renglones torcidos de Dios” (1979) de Torcuato Luca de Tena 
“El médico” (1986) de Noah Gordon 
“La escafandra y la mariposa” (1997) de Jean-Dominique Bauby 
“La enfermedad de Sachs” (1998) de Martin Winkler 
“Los tres médicos” (2004) de Martin Winckler 
“Némesis” (2010) de Philip Roth 
“Diario de un cuerpo” (2012) de Daniel Pennac … 

Buenas novelas, buenos autores. Buena lectura para cualquiera, pero con especial interés para los profesionales sanitarios.

lunes, 9 de septiembre de 2024

Médicos escritores y escritores médicos

 

Desde hace años, entre las muchas investigaciones de Fernando A. Navarro en el lenguaje médico, un apartado de especial interés para él ha sido el de los médicos escritores y escritores médicos. Sobre ello ha escrito mucho e, incluso, fue parte de su Discurso de ingreso en la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas (ASEMEYA) hace ya más de una década. 

Y esta relación entre Medicina y Literatura continúa en la serie de libros titulado como “Medicina en español”. Y donde él intenta responde a dos preguntas: ¿por qué estudian medicina los escritores? y ¿por qué escriben los médicos? 

Y recopila algunos nombres para recordar.  En España fueron escritores médicos Mateo Alemán, Pío Baroja, Luis Martín Santos o Luis Pimentel (también empezaron la carrera Camilo José Cela o Ramón de Campoamor) y fueron médicos escritores, Santiago Ramón y Cajal, Gregorio Marañón o Juan Antonio Vallejo-Nájera. Pero también ocurre en cualquier lugar del mundo: en el Reino Unido nos encontramos a John Keats, Henry Vaughan, Arthur Conan Doyle o William Somerset Maugham, en Francia a François Rabelais o George Duhamel, en Alemania a Friedrich Shiller o Gottfried Benn, en Portugal a Miguel Torga o Antonio Lobo Antunes, en Brasil a Manuel de Almeida o Alberto de Oliveira, en México a Manuel Acuña o Mariano Azuela, en Rusia a Antón Chéjov o Mijail Bulgákov, en Austria a Sigmun d Freud o Arthur Schnitzler, en Estados Unidos a Michael Crichton, etc. 

Y es que la atracción de los médicos por las artes (y, especialmente, por la literatura) no es nueva, y tampoco la de los pediatras, y ya la serie Cuadernos de Historia de la Pediatría Española dedicó un número monográfico y también en este blog hemos recogido hace tiempo un buen número de nombres, aunque serán muchos más los que faltan y tienen en la escritura una gran afición.  

Y sí, es cierto que solemos tener mala caligrafía. Pero no es menos cierto, como nos recuerda Fernando A. Navarro, que los médicos sí saben escribir. 

miércoles, 3 de julio de 2024

La trilogía infantil de Frances Hodgson Burnett: de la novela a la pantalla

 

La escritora británico-estadounidense Frances Hodgson Burnett ha traspasado la memoria literaria con tres obras infantiles ya universales publicadas en ese puente temporal que cruza del siglo XIX al XX. Porque fue en su tarea como novelista donde Frances obtuvo gran éxito como autora de historias románticas y de protagonismo infantil, esa trilogía que fueron “Little Lord Fauntleroy” (1886), buscando inspiración en su propio hijo Vivian; “A Little Princess" (1905), libro retitulado del previo y original “Sara Crew” y que antes fue obra teatral; y “The Secret Garden” (1911), uno de sus mejores y más populares trabajos, aunque no fuera valorada en su época como las dos anteriores. Porque aunque esta escritora nos dejó casi dos docenas de obras para adultos durante su vida, es recordada hoy en día por sus tres novelas para niños. Novelas que han sido llevadas a la pantalla en numerosas ocasiones como guion adaptado y que la convierten en una verdadera autora “de cine”

- De “Little Lord Fauntleroy” se contabilizan cuatro adaptaciones para la gran pantalla bajo el mismo título original que la novela, así como una serie japonesa para la televisión de 43 episodios, El pequeño lord (Shoukoushi Sedi, Kôzô Kusuba, 1988). Por orden cronológico, las películas son: El pequeño Lord Fauntleroy (Little Lord Fauntleroy, Alfred E. Green y Jack Pickford, 1921. EE.UU.); ¿Chico o chica? (L'ultimo Lord, Augusto Genina, 1926. Italia); El pequeño lord (Little Lord Fauntleroy, John Cromwell, 1936. EE.UU.); El pequeño lord (Little Lord Fauntleroy, Jack Gold, 1980. EE.UU.). 

- De “A Little Princess" hay tres adaptaciones para la gran pantalla bajo el mismo título original que la novela, así como una serie británica para la televisión de 6 episodios, La princesita (A Little Princess, Carol Wiseman, 1986). Por orden cronológico, las películas son: The Little Princess (Marshall Neilan, 1917. EE.UU.); La princesita (The Little Princess, Walter Lang, 1939. EE.UU.); La princesita (A Little Princess, Alfonso Cuarón, 1995. EE.UU.). 

- De “The Secret Garden” hay tres adaptaciones de esta novela para la gran pantalla bajo el mismo título original que la novela, así como dos películas británicas para la televisión (la dirigida por Ala Grint en 1987 y la dirigida por Dave Edwards en 1994, esta última de animación) y una serie de televisión japonesa de 39 episodios, El jardín secreto (Anime Himitsu no Hanazono, Tameo Kohanawa, 1991). Por orden cronológico, las películas son: El jardín secreto (The Secret Garden, Fred M. Wilcox, 1949. EE.UU.); El jardín secreto (The Secret Garden, Agnieszka Holland, 1993. Reino Unido); El jardín secreto (The Secret Garden, Marc Munden, 2020. Reino Unido). 

Y el análisis en profundidad de estas películas se puede revisar en reciente artículo publicado en el último número de la revista Arte y Medicina, que se puede revisar en las páginas 31 a 37. Y por esta trilogía infantil, Frances Hogdson Burnett es recordada en la historia, siendo, además, una de las autoras mejor pagadas de su tiempo. No había editorial que la rechazara, sentó precedente en cuestiones de derechos de autor, fue una sufragista convencida y su impronta en la literatura de finales del XIX y principios del XX es incuestionable. Y también nos ha dejado huella en el cine…

miércoles, 17 de mayo de 2023

Literatura y Cine, una historia de amor inacabada

 

Dentro del 54 Congreso Nacional de Pediatría de México CONAPEME 2023 se ha desarrollado durante dos días el Módulo de Lectura “Dr. Doctor”, cuyo objetivo es acercar la lectura a las consultas de Pediatría, y por tanto a la infancia, adolescencia y sus familias. Y que sean los propios pediatras los que incorporen libros y cuentos a sus salas de espera y en la interacción con sus pacientes. Este proyecto nació en el 52 Congreso Nacional de Pediatría de México CONAPEME 2023, gracias al liderazgo de un pediatra (Dr. Carlos Pacheco Skidmore) y una maestra (Mónica Ortiz), ya buenos amigos con los que inicié aquella primera andadura en Guadalajara (Jalisco) y que en este congreso y módulo ha continuado en Acapulco (Guerrero). Dos días intensos de con diferentes talleres y conferencias y que contó también con la participación de pediatras mexicanos y algunos venidos de lejos, como yo, entre ellos la Dra. Keka Pallás, del Hospital 12 de Octubre de Madrid, y la Dra. Mariana Clusman, del Lurie Children´s Uptown de Chicago). 

Y en este marco pude exponer al auditorio la ponencia “Literatura y cine, una historia de amor inacabada”, que hoy comparto en este blog. La conferencia se desarrolló en seis apartados: 

I. El DÍA DEL LIBRO y los días de la Literatura 
Donde se recuerda el 23 de abril como el Día Internacional del Libro y algunos pensamientos de literatos de habla española en relación con la importancia de los libros y la lectura. 

II. Los 23 LIBROS MÁS VENDIDOS de la Historia 
La literatura es indispensable en la Historia, que sin duda sería muy diferente si no tuviéramos libros para conocerla. El tiempo ha conservado aquellos libros que han pasado de generación en generación, siempre con éxito por uno u otro motivo. Y el éxito de ventas ser un buen marcador. Y un reciente estudio realizado sobre los libros impresos que más se vendieron en los últimos 50 años – sin tener en cuenta las ventas digitales - , nos da esta cifra de los 23 libros más vendidos de la historia. Elegimos el 23 en honor a ese 23 de abril, Día del Libro en nuestro país. Y en el top tres se encuentran “Don Quijote de la Mancha”, “Citas del presidentes Mao Tse-Tung” y “La Biblia”, esta última en un destacado e inalcanzable primer lugar. 

III. Los 23 ESCRITORES más adaptados al Cine 
La fusión entre cine y literatura comienza en los guiones adaptados a partir de obras literarias. Guion adaptado que se fundamenta en tres claves a aplicar a su novela de origen: adecuación lingüística, adecuación de personajes y adecuación al formato de cine. De nuevo elegimos la cifra de los 23 escritores más adaptados al cine y la televisión, listado que está encabezado por un podio (Dickens, Chéjov y Shakespeare, éste muy destacado), pero bien acompañado por otros autores (donde la única mujer es Agatha Christie y el único autor vivo es Stephen King). 

IV. Novelas adaptadas en CINE Y PEDIATRÍA 
En la parte nuclear de la exposición elegimos 40 películas ya publicadas en Cine y Pediatría y donde la relación con su libro de origen de la historia guarda una especial relación. Una relación cronológica que comienza con El mago de Oz (Victor Fleming, 1939) y el libro de cabecera de Lyman Frank Baum publicado en 1900, “The Wonderful Wizard of Oz”, hasta la última versión de Mujercitas (Greta Gerwing, 2019) en base a la legendaria obra de Louisa May Alcott publicada en 1868, “Little Women”. 
Un listado que incluye obras paradigmáticas versionadas a la gran pantalla como “Le avventure de Pinocchio” de Carlo Collodi, “Alicia en el País de las Maravillas” de Lewis Carroll, “The Lord of the Flies” de William Golding o “Le Petit Prince” de Antoine de Saint-Exupèry; pero también novelas menos conocidas como “El juego de los niños” de Juan José Plans, “¿Qué me quieres, amor?” de Manuel Rivas o “Los Pelones” de Albert Espinosa. 

V. Un THE END con final feliz 
Y cómo toda historia, esta exposición mejor que tenga un final feliz. Y es así que se presentó en primicia el libro Cine y Pediatría 12, adelantándose en tres semanas al acto que tendrá lugar en el XX Festival Internacional de Cine de Alicante. Y también dejamos la lectura de tres ideas finales: 
- La LITERATURA está muy ligada al CINE, pues muchos guiones adaptados se nutren de grandes novelas y de importantes escritores. 
- Es habitual que las NOVELAS superen a su adaptación cinematográfica, pero existen notables excepciones que bien vale la pena descubrir. 
- Literatura y cine son dos artes exquisitos para la DOCENCIA y para la HUMANIZACIÓN; cuando se suman se añade un valor terapéutico esencial. 

Y un colofón donde recordamos este pensamiento de Gloria Fuertes: “El mejor regalo para un niño es un cuento”
 

sábado, 9 de enero de 2021

Cine y Pediatría (574). “Descubriendo a Forrester”, descubriendo a los guardianes entre el centeno

 

Este neoyorkino nacido hace un siglo en una familia acomodada - de un padre rabino poco ortodoxo y de una madre cristiana descendiente de escoceses -, estuvo celosamente obsesionado por su vida privada y su fuerte rechazo a la exposición pública, de forma que vivió apartado sus últimos cuarenta años en una granja de Cornish (New Hampshire). Sin embargo, su nombre hizo (y sigue haciendo) mucho ruido y ello fundamentalmente por una obra, una de las más bellas narraciones de iniciación desde la adolescencia que se hayan escrito nunca. Hablamos de J.D. Salinger y su primera y única novela, “The Catcher in the Ray / El guardián entre el centeno” (1951), con ese legendario personaje de Holden Caulfield, reflejo de aquella juventud de la clase media americana. Tenía 32 años y acababa de convertirse en una leyenda gracias a aquel título que, en la década de los 80, estuvo inexplicablemente ligado a varios episodios violentos: John Hinckley Jr, que en 1981 intentó asesinar a Ronald Reagan, estaba obsesionado con él; y se dice que Mark David Chapman, el día que mató a John Lennon en 1980 a la entrada del edificio Dakota, llevaba un ejemplar consigo que acababa de comprar.

Pues bien, al menos unas cinco películas se basaron en esta obra de J.D. Salinger o en el propio autor y su particular estilo de vida:
- Campo de sueños (Phil Alden Robinson, 1989), donde Kevin Costner es un granjero que tiene un día una experiencia sobrenatural, de forma que una misteriosa voz le ordena construir en sus tierras de cultivo un campo de béisbol. Y donde el personaje de Terence Mann (interpretado de forma singular por James Earl Jones) representa al propio Salinger, en esta peculiar película – basada en la novela “Shoeless Joe” de W. P. Kinsella - se centra en la relación entre padres e hijos, y la búsqueda de una segunda oportunidad en la vida. 
- Conspiración (Richard Donner, 1997), donde Mel Gibson interpreta a un taxista paranoico afectado por la idea de las conspiraciones y loco de amor por "El guardián entre el centeno", y se obliga a comprar un ejemplar del libro cada vez que ve uno, a menudo para su propio detrimento. 
- El asesinato de John Lennon (J.P.Schaefer, 2007), donde el actor Jared Leto personifica a Mark David Chapman, quien parece que acondicionó su vida de acuerdo a Holden Caulfield, el protagonista de la novela. Y es ampliamente conocido que se descubrió que llevaba una copia del libro después del asesinato de Lennon. El título original de la película, Chapter 27, hace referencia a la posible continuación de "El guardián entre el centeno” que solo tiene 26 capítulos. 
- Descubriendo a Forrester (Gus Van Sant, 2000), que no se basa directamente en la vida de Salinger, pero el protagonista, el novelista William Forrester (interpretado por Sean Connery) comparte claras similitudes con el autor, en particular su autoaislamiento y su exitosa única novela. 
- Los Tenenbaums. Una familia de genios (Wes Anderson, 2001), donde todo un elenco actoral representan a esta familia de personas inteligentes y extrañas, un grupo que es muy similar a la familia Glass que aparece en varios de los cuentos de Salinger, y también en su libro de relatos "Franny y Zooey". 

Pues bien, nuestra película de hoy es esa peculiar relación entre maestro y alumno, que no es nueva en lo que muestra, pero quizás sí en lo que esconde: Descubriendo a Forrester, donde un joven negro del Bronx, Jamal Wallace (Rob Brown) se cruza en su camino, por azar, con un viejo escritor malhumorado, William Forrester (Sean Connery), quien lleva décadas sin publicar, encerrado en su piso a salvo de una realidad que le espanta. 

Dos personajes que unen el lastre de su vida alrededor de las palabras y la escritura. Porque Jamal ama el baloncesto y la literatura, pero mientras la primera habilidad la manifiesta en la cancha del barrio y le integra en el grupo, la segunda habilidad la esconde, aunque esa fabulosa capacidad para la escritura le libera a ser él mismo. Porque Forrester es un escritor de un libro único, por título “Avalon Landing”, y por el que fue galardonado hace 40 años con el Pulitzer, pero que desde entonces decidió no escribir (o al menos, no publicar) más, para obviar la crítica y a los críticos. Y el encuentro es benéfico para ambos, porque entre ellos acaba construyéndose una relación cimentada en la confianza y la literatura, una amistad favorable para ambos: Forrester ayuda a Jamal a convertirse en un buen escritor y Jamal intenta que Forrester supere sus traumas del pasado y deje de aislarse. 

Y el huraño y solitario maestro le aconseja al aventajado e interesado alumno: “Nada de pensar. Eso viene luego. Se escribe el primer borrador con el corazón. Se retoca con la cabeza. La clave principal para escribir es escribir, no pensar”. Y conocemos algo más de la realidad de nuestro joven protagonista, cuando éste le cuenta a su amiga Claire (Anna Paquin): “Lo que es duro es crecer en un sitio donde ni la poli quiere entrar de noche. Lo que es duro es sentirse seguro allí. Porque la gente que debería preocuparte sabe que no tienes nada que ofrecerles”. Y ya en el instituto, un profesor de literatura (F. Murray Abraham) sospecha que, por su condición de negro y marginal, no ha podido escribir los trabajos que presenta en clase. Finalmente ambos se retan literariamente, acusando de plagio a Jamal. 

Y al final logra conseguir que se publique “Sunset”, la obra póstuma y de ocaso de William Forrester, mientras suena “Over the Rainbow”, la canción escrita para la película El mago de Oz (Victor Fleming, 1939), ganadora del premio Óscar a la mejor canción original y que, junto a “Singin' in the Rain” (leitmotiv también en la mítica película de Kubrick, La naranja mecánica), es una de las canciones más representativas del cine estadounidense. Y es así como con los colores del arco iris entendemos algo mejor a ese guardián entre el centeno que es la literatura y las palabras para cualquier joven en tránsito. 

Cabe decir como curiosidad que el actor Matt Damon hace un pequeño papel de abogado de Forrester, colaboración que es un guiño a otra película de ese “enfant terrible” de la cinematografía estadounidense que es Gus Van Sant, una similar relación entre un peculiar maestro y un aventajado alumno: El indomable Will Hunting (1997).  Y es que Gus Van Sant ya es un director de Cine y Pediatría, casi a la altura de aquellos directores que más obras han volcado ya en nuestro proyecto, como el japonés Hirokazu Koreeda o el español Montxo Armendáriz. Porque además de estas dos obras, la adolescencia es un terreno propicio a la filmografía en el curriculum de nuestro director, como han sido Mi Idaho privado (1991), esa road movie en busca de la identidad, Elephant (2003), sobre un caso particular de la violencia en los institutos americanos, o Paranoid Park (2007), ese inquietante, hipnótico y voluptuoso retrato de un adolescente.  

Porque Descubriendo a Forrester nos permite descubrir también algo del director Gus Van Sant, del propio escritor J.D. Salinger y del valor que toda persona esconde, esos guardianes entre el centeno de la  adolescencia.

sábado, 11 de octubre de 2014

Cine y Pediatría (248). “El club de los poetas muertos”, la poesía de la educación


Cuando se cumplen dos meses de la temprana muerte de Robin Williams, hoy recordamos una de sus películas emblemáticas. No era Robin Williams mi actor preferido, siempre excesivo, en ocasiones histriónico…, pero ha sido un actor omnipresente en “Cine y Pediatría” y este es un pequeño homenaje. 
- Fue un peculiar y crecidito Peter Pan en Hook (Steven Spielberg, 1991), el niño que nunca creció en busca del País de Nunca Jamás, donde conocerán al hada Campanilla, a los Niños Perdidos y al malvado Capitán Garfio. 
- Fue Sean en El indomable Will Hunting (Gus Van Sant, 1997), el compañero de habitación y competente psiquiatra, quien ayuda al joven prodigio Will. Y de cuya amistad surge la salvación de ambos para superar los traumas de la infancia y los temores de la vida, porque ambos guardan en las sombras de la mente una terrible vivencia de la infancia y ambos tienen que superar sus problemas y ese lastre. 
- Fue el Dr. Hunter “Patch” Adams en Patch Adams (Tom Shadyac, 1998), un homenaje al médico estadounidense y activista social considerado uno de los máximos difusores de la risoterapia con fines médicos y terapéuticos, y el responsable de la inclusión de ésta en la medicina moderna. Una película inolvidable por su mensaje y su banda sonora. 
Porque Robin Williams le cogió el gustillo al papel de médico. Antes de interpretar al Dr Hunter fue un tímido neurólogo en Despertares (Penny Marshall, 1990) que trata a un Robert De Niro afecto de encefalitis letárgica; fue un disparatado ginecólogo ruso en Nueve meses (Chris Columbus, 1995); y un doctor enfrentándose a la muerte en Más allá de los sueños (Vicent War, 1998). 
- Fue el dickensiano Wizard en El triunfo de un sueño (Kirsten Sheridan, 2007), un peligroso y misterioso benefactor del niño Evan Taylor Taylor, ese niño prodigio en la música, del que se sirve de su talento y le pone el nombre de August Rush. 

Pero, sobre todo, fue John Keating en El club de los poetas muertos (Peter Weir, 1989), el nuevo profesor de literatura, quien cambiará la vida de un pequeño grupo de jóvenes con sus métodos de enseñanza (de la literatura y de la visión de la vida), innovadores y rompedores. Para algunos, esta es una de las mejore películas sobre la educación, gracias a la combinación de tres artesanos: el director Peter Weir (no sólo candidato al Oscar a Mejor director en esta película, sino también en 1985 por Único testigo, en 1990 por Matrimonio de conveniencia, en 1998 por El show de Truman y en 2003 en Master and Commander: al otro lado del mundo), el guionista Tom Schulman (por el que la película obtuvo su único Oscar) y el actor Robin Williams. 

La acción transcurre en 1959 en la Welton Academy de Vermont, prestigiosa y arraigada institución, uno de los centros más prestigiosos y conservadores de los Estados Unidos durante los años 60, a donde llega un nuevo profesor de literatura, quien, valiéndose de la poesía, inspira un cambio en el transcurso vital de sus alumnos: Todd (Ethan Hawke), Neil (Robert Sean Leonard), Knox (Josh Charles), Charlie (Gale Hansen), Cameron (Dylan Kussman), Meeks (Allelon Ruggiero), Pitts (James Waterston) y otros. Porque Keating anima a sus alumnos a ser inconformistas y a buscar el fondo de las cosas, a no limitarse a memorizar y aprender sin reflexión: “A pesar de todo lo que digan, las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo. Les diré un secreto: no leemos y escribimos poesía porque es bonita, leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana. ¡Y la raza humana está llena de pasión! La Medicina, el Derecho, el Comercio, la Ingeniería son carreras nobles y necesarias para dignificar la vida. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor… son las cosas que nos mantienen vivos”

Porque los temas que se abordan en El club de los poetas muertos son múltiples y necesarios para el crecimiento personal: la libertad, el inconformismo, la belleza, el amor por la vida, el valor de las ideas expresadas en la literatura para la formación de las personas. En el guión original de Schulman se exaltan la búsqueda y desarrollo de lo interior y el rechazo de lo inmediato y vulgar (qué gran enseñanza, 50 años después de los hechos de la película, cuando vivimos en un mundo internético con excesivas prisas y poca reflexión). Y es así como el profesor Keating irrumpe el primer día de clase y hace salir a sus sorprendidos alumnos al pasillo, para mostrarles las fotos de las antiguas promociones de Welton, mientras les expresa este pensamiento: “No son muy distintos a ustedes. Se sienten invencible, destinados a grandes cosas, como muchos de ustedes. ¿Creen que quizá esperaron hasta que ya fue tarde para hacer de su vida un mínimo de lo que eran capaces? Al adular en exceso a la diosa todopoderosa del éxito social, ¿no habrán vendido baratos sus sueños de infancia?... Pero si escuchan con atención, podrán oír cómo les susurran sus legados. Vamos, no tengan miedo, acérquense y escuchen. ¡Escuchen! ¿Oyen ustedes su mensaje?”

Porque estos adolescentes de clase media alta están sometidos a una enseñanza marcada los cuatro postulados del clásico (y clasista) colegio Welton, los cuales marcarán la vida de los jóvenes; tradición, honor, disciplina y grandeza. Con los métodos de enseñanza (de la literatura y de la visión de la vida), innovadores y rompedores de Keating cada adolescente comienza a aprender el sentido de aprovechar el día, logrando romper los esquemas del pensamiento formal y preso de un sistema educacional autoritario, represivo y conservador. Tal es el gusto a la libertad que declaran la guerra a los cuatro pilares de Welton, reemplazándolos por los siguientes: travesura, horror, decadencia, pereza. “Sólo al soñar tenemos libertad, siempre fue así y siempre así será” refleja el valor de la creatividad y libertad como métodos educativos. Porque Keating sólo trata de estimular a sus alumnos para que hagan de sus vidas algo extraordinario, pues en ello estriba la felicidad. “¡Carpe diem! ¡Aprovechen el día presente! ¡Que sus vidas sean extraordinarias!”

Y todos estos recursos pedagógicos del profesor Keating consiguen despertar en algunos de sus alumnos capacidades desconocidas hasta entonces para ellos. Así Knox superará el miedo al ridículo y se atreverá a declarar el amor a un chica, Neil descubrirá su vocación por el teatro, Todd vencerá su timidez a través de la poesía, etc. 
Y al igual que dijimos hace tiempo que necesitamos un Atticus Finch en nuestras vidas como figura paterna (Matar a un ruiseñor –Robert Mulligan, 1962-), o los valores de superación de un Forrest Gump (Forrest Gump –Robert Zemeckis, 1994-), proclamamos que necesitamos un profesor Keating en el aula de la vida. Porque la poesía, la belleza, el romanticismo y el amor son las cosas que nos mantienen vivos. 

Y citamos, como Keating a sus alumnos, al poeta Walt Whitman: 
"¡Oh, mi yo! 
¡oh, vida de sus preguntas 
que vuelven 
del desfile interminable de los desleales, 
de las ciudades llenas de necios! 
¿Qué de bueno hay 
en medio de estas cosas, 
oh, mi yo, mi vida ? 
Respuesta: que estás aquí, 
que existe la vida y la identidad, 
que prosigue el poderoso drama 
y que tú puedes contribuir con 
 un verso... 
¡Que prosigue el poderoso drama 
 y que tú puedes contribuir con un verso!”.

 

viernes, 28 de junio de 2013

Mark Twain, Tom Sawyer, Huck Finn... y mucho más


Más de cien años después de su muerte, el legado de Mark Twain perdura en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos. Dos novelas de corte infantil, "Las aventuras de Tom Sawyer" (1876) y su secuela, "Las aventuras de Huckleberry Finn" (1884), lo consolidaron como uno de los escritores estadounidenses más relevantes. De hecho, algunos autores consideran estas obras, junto al "Moby-Dick" de Herman Melville, el inicio de la llamada «Gran Novela Norteamericana» y fueron de lectura requerida en muchas escuelas. 

La literatura de Twain se entiende como una crítica social del Sur antes de la Guerra de Secesión, y algunos de sus textos se han malinterpretado como elementos ofensivos reflejo de sus propias actitudes. Se le ha tachado de racista por el el uso repetido de términos políticamente incorrectos como "negro" e "indio", lo que llevó a que se prohibieran ocasionalmente algunos de sus libros más famosos. Sea como sea, su estela persiste y William Faulkner llegó a calificar a Twain como "el padre de la literatura norteamericana"

Pero Mark Twain fue mucho más y así se ve refrendado por una de las conferencias estelares en el 28 Congreso Colombiano de Pediatría, recientemente celebrado en Cartagena de Indias: "Mark Twain: humanista, científico e innovador tecnológico". La conferencia fue llevada por Alfonso Vargas del Valle, pediatra colombiano que vive y trabaja en Nueva Orleans, Professor and Vice-Chairman for Education and International Affairs, Louisiana State University Health Sciences Center and Children’s Hospital of New Orleans. El Prof. Alfonso Vargas nos ha cedido su presentación para compartirla con todos a través del blog, y que nos permitirá conocer al autor de aquéllas obras de lectura de nuestra juventud, un personaje poliédrico y siempre interesante.

En la presentación se nos narra toda su vida, así como una clásica anécdota asociada a este escritor: Twain nació durante una de las visitas a la Tierra del cometa Halley, y predijo que también "me iré con él"; y así fue: murió al siguiente regreso a la Tierra del cometa, 74 años después.

 Repetimos las palabras de Ernest Hemingway: "Toda la literatura moderna estadounidense procede de un libro escrito por Mark Twain llamado Huckleberry Finn. [...] todos los textos estadounidenses proceden de este libro. Nada hubo antes. Nada tan bueno ha habido después".

 

viernes, 14 de diciembre de 2012

Literatura en Latinoamérica e infancia: la magia del español


No seré yo quien discuta cuál es el idioma de la ciencia en el final del siglo XX y comienzos del XXI. Pero tampoco seré el que apague mi voz por defender el idioma español como medio de transmisión de información, de formación, de conocimientos, de ciencia y de conciencia. Porque si de algo puede presumir España y Latinoamérica es de grandes magos de la palabra, porque las posibilidades y diversidad del español (de los "españoles" hablados en cada país) son iguales o infinitamente superiores al de otros idiomas. De otra forma, no sería coherente que desde hace casi una década trabaje, junto a un magnífico equipo, alrededor del proyecto MEDES (MEDicina en ESpañol). 

Porque, concretando la hipótesis en la ciencia médica, la buena ciencia médica es aquella que es rigurosa desde el punto de vista científico, que es importante desde el punto de vista clínico y que es aplicable a nuestros pacientes y a la sociedad para dar la máxima calidad médica con la mínima cantidad de intervenciones (y en el lugar más cercano al paciente). Y estos principios no son coto privado del inglés, of course… por mucho lobby que se aplique al factor de impacto (con más limitaciones que ventajas alrededor de la "impactolatría", aunque no hayamos descubierto un método mejor para medir la sanidad y a los sanitarios) y otros indicadores cienciométricos. 

Pero hoy no vamos a hablar de ciencia pediátrica en español. Hoy vamos a hablar de literatura en español orientada a la pediatría, a la infancia. Porque en el último Congreso ALAPE 2012 tuvieron a bien (otro acierto más) exponer diferentes carteles en la sede del congreso con la foto de famosos escritores lationamericano y algunas de sus frases orientadas al niño, a la adolescencia, a la educación, al tránsito de la niñez a la vida adulta, etc.  He aquí algunos ejemplos para el disfrute del intelecto.

 José Martí (Cuba, 1853-1895) 
- “Sólo hay un niño bello en el mundo y cada madre lo tiene”. 
- “No hay mejor sistema de educación que aquel prepara al niño para aprender de sí”.
“Sólo es grande el hombre que nunca pierde su corazón de niño”

Rubén Darío (Nicaragua, 1867-1916) 
- “Juventud, divino tesoro, y ya te vas para no volver. Cuando quiero llorar, no lloro… Y a veces lloro sin querer…”.
- “Yo supe del dolor desde mi infancia, desde mi Juventud… ¿fue juventud la mía?. Sus rosas aún me dejan su fragancia, una fragancia de melancolía…”.
- “Potro sin freno, se lanzó mi instinto, mi juventud montó potro sin freno; iba embriagada y con puñal en cinto; si no cayó, fue porque Dios es bueno”. 

Federico García Lorca (España, 1898-1936) 
- “Tener un hijo no es como tener un ramo de rosas”. 
- “Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir”. 
- “El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida”. 

Miguel Ángel Asturias (Guatemala, 1899-1974) 
”Recuerdo que en los días rosados de mi infancia, la abuela… (¿de quién son los abuelos?, ¿de los niños?), solía por las noches, cuando la tibia instancia parecía una caja de dulces de la luna, contar historias viejas. Hoy no sé ninguna…”. 
- “Toda obra, cualquiera que sea, literaria, política, científica, debe estar respaldad por una conducta”.

Ernesto Sábato (Argentina, 1911-2011) 
- “Privar a un niño de su derecho a la educación es amputarlo de su primera comunidad donde los pueblos van madurando sus utopías”.
- “En la bondad se encierran todos los géneros de la sabiduría”.
- “Al sanar las heridas físicas de los niños, ellos pueden sobrevivir a una guerra. Si sanamos sus espíritus, tal vez se prevenga la próxima guerra”. 

Octavio Paz (México, 1914-2011) 
- “América no es tanto una tradición que continuar como un futuro que realizar”.
- “Para poder ser he de ser otro, salir de mi, buscarme entre los otros”.
- “El fin de la historia será el comienzo de la paz: el reino de la inocencia recobrada”. 

Augusto Roa Bastos (Paraguay, 1917-2005) 
- “No se sabe si la vida es lo que vive o lo que muere”.
 - “Escribo para evitar que al miedo de la muerte se agregue el miedo de la vida”.

Eduardo Galeano (Uruguay, 1940) 
- “Mucha magia y suerte tienen los niños que consiguen ser niños”.
- “Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana”. 
- “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”.

Como ya informamos, uno de los momentos cumbres del Congreso tuvo lugar en la Conferencia Inagural dedicada a la figura del escrito colombiano más ilustre y el tema fue "Reflexiones sobre la infancia en la obra de Gabriel García Márquez"